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Campamentos: un recurso educativo que altera la lógica

escolar
Emiliano Alonso
Profesor universitario de Educación Física por la Universidad de Flores
Profesorado de enseñanza primaria en la Escuela Normal Superior Nº 7 “José María Torres”

El campamento es un recurso pedagógico más de la escuela primaria, desde el área de


Educación Física se aborda el trabajo en 3 ámbitos: el patio o gimnasio, el medio acuático y el
medio natural. Dentro de este último se desarrollan los campamentos como proyectos para la
enseñanza de contenidos de la educación física con la posibilidad de abordar contenidos de otras
áreas. Sin embargo, no resultan tan sencillos de aprovechar como otros recursos didácticos. Los
campamentos rompen, y brindan la posibilidad de romper, con algunas lógicas escolares. Esta
disrupción de la lógica escolar otorga infinidad de posibilidades, pero a su vez podría ser una
complicación para llevarlo a cabo. Pensando en las posibilidades que ofrece es que en este artículo
se desarrollan las alteraciones en la lógica escolar que el campamento provoca, intentando
explorar y explotar ese potencial que da mirar las situaciones con otros ojos.

Alteraciones de la lógica que son estructurales en los campamentos

Lógica del núcleo familiar

La realización de un campamento implica pasar una noche fuera de casa, es por eso que el
núcleo familiar se ve alterado en su cotidianidad; esto implica que el niño se vea obligado a
generar otros lazos que le permitan encontrara la tranquilidad, la confianza y la seguridad
necesaria para pasar la noche fuera del seno familiar. El núcleo de contención deja de ser el
familiar (mientras dura la experiencia) y pasa a ser por un lado el grupo, el subgrupo de amigos
más íntimo y el plantel docente. Este alejamiento temporario del núcleo familiar fuerza la
necesidad de resolver autónomamente algunas situaciones que en ocasiones resuelve algún
mayor (algunos de estos aspectos se desarrollan más adelante).

Lógica temporal

El campamento altera el orden temporal escolar. El tiempo en la escuela está sumamente


pautado; hay un horario de ingreso y de salida, hay un timbre que indica el comienzo del tiempo
de juego y lo diferencia del tiempo de aprender; hay cambios de hora que se manifiestan con la
entrada de otro docente o con el cambio de carpeta de trabajo para estudiar otra disciplina. La
lógica temporal en la experiencia de campamento es absolutamente distinta; por lo general, suele
haber un estructurante temporal que son las comidas. La comida determina un antes y un
después, marca momentos y ritmos de intensidad y pausas. El respeto de las 4 comidas divide el
día y son por lo general esos tiempos los que le permiten a los chicos anticipar en qué momento
ocurrirá tal o cual cosa. En muchos campamentos el retraso en alguna comida o en alguna
actividad suele correr los tiempos que habitualmente respetamos en la cotidianidad; sin embargo
sigue actuando la lógica temporal propia de la actividad y no se altera el funcionamiento.

Por otro lado, la división del tiempo de jugar y aprender no aparece como tal. Si bien muchas
veces los chicos tienen algún momento de juego autónomo, no suele marcarse este momento con
mucho antagonismo con otras actividades. De hecho en muchos campamentos este momento no
existe y los chicos no lo viven como necesario porque en el transcurso de las propuestas lo lúdico
se vio reflejado con asiduidad.

Además de las comidas otro elemento estructurante del tiempo es la luz. En el campamento
esta vuelta al respeto de los tiempos naturales determina el tipo de propuesta para cada
momento. Hay actividades para hacer con luz y otras para hacer por la noche, esto está
anticipado y pautado. Asociada con la luz aparece la temperatura, también determinará en que
momento realizar tal o cual actividad e influirá en el ánimo de los chicos; invitará a hacer juegos
con agua o a hacer un alto para abrigarse.

Otro de los cambios en la lógica temporal, será la sobrevaloración del tiempo grupal por sobre
el tiempo individual. El tiempo que a “mí” me lleva asearme deberá estar sujeto al tiempo que
necesitan los “otros” para hacerlo y al tiempo de que tenemos “nosotros” para hacer lo que sigue;
el tiempo que a “mí” me lleva trasladarme de un lado al otro tendrá que acomodarse al tiempo
que nos lleve a “nosotros” cumplir con el recorrido. La importancia de la grupalidad se manifestará
en los tiempos de cada uno y en los tiempos grupales, en donde los tiempos de espera de algún o
algunos integrantes se intentarán reducir al máximo.

Por último compartir, la cotidianidad con todo lo que ello implica (ver a un docente durmiendo,
recién levantado, lavándose los dientes, comiendo) también es una modalidad distinta de
compartir el tiempo.

Lógica espacial

El espacio es una de las primeras cosas que se modifica cuando pensamos en salir de
campamento. La primera pregunta de los chicos suele ser ¿Cuándo? Y la segunda ¿Adónde? Si
bien es posible acampar en alguna escuela, lo más común es trasladarse a un medio distinto; más
agreste. El cambio de medio desde la perspectiva espacial ofrece muchas diferencias: los espacios
son más amplios, tienen menos límites concretos (si los tienen suelen ser de otros materiales que
en el medio urbano), son más irregulares, son más blandos, son menos homogéneos (tienen
tierra, barro, agua, pasto, piedras, cemento). Estas diferencias físicas modificarán las formas de
movernos en él. Será importante entonces delimitar sectores: donde se pueden mover solos,
hasta donde se puede ir, lugares de peligro, etc.

Sin embargo, las diferencias “físicas” no son las únicas, las diferencias simbólicas será
imprescindible tenerlas en cuenta. La forma en la que dispongamos nuestro campamento influirá
en la forma de desplazarse, de verse y sentirse en ese lugar nuevo. El espacio en donde se
dispongan las carpas (por lo general en forma de círculo o herradura, aunque no es la única
manera de ordenarlas) y el sector de comedor serán espacios que los chicos tendrían que sentir
como propios; para avanzar en este proceso se podría proponer a los chicos transformar ese lugar
con elementos de ellos (banderas, adornos, modificar la disposición). El uso del espacio por parte
del grupo o de cada uno de los integrantes le brindará información al docente sobre cómo está el
grupo: detectar niños aislados o subgrupos que permanentemente se separan, los espacios que
ocupan los varones y las mujeres son cuestiones a mirar.

Trabajar en el espacio ampliado para algunos es una novedad, aprovechar las posibilidades que
brinda el poder desplazarnos, usar la amplitud es importante para explotar el potencial del medio,
pero requiere algunas previsiones: fijar los límites, indicar con qué señal nos agrupamos, cuál es
el lugar de encuentro, dónde estaremos los adultos, qué se puede y qué no, garantizar que todos
escuchen la consigna y que estén cómodos para trabajar (el piso húmedo, el sol de frente a los
chicos o algún elemento distractor atentan contra nuestra actividad).

El descubrimiento del nuevo espacio para los chicos propone varios desafíos y la posibilidad de
abordar contenidos vinculados a la orientación como lectura o construcción de planos, manejo de
brújulas, etc.

El trabajo en espacios amplios promueve el traslado autónomo de los chicos en el espacio;


ahora bien, uno puede proponer ocupar grandes sectores en donde los chicos estén siempre
dentro de nuestro campo visual o (si las condiciones de seguridad están dadas) que los chicos
transiten por lugares en donde se pierdan de la mirada del adulto. Esta última propuesta rompe
con la estructura panóptica que tiene la escuela. No quiere decir por eso que los chicos se
pierdan, si se tienen en cuenta las recomendaciones para usar los espacios amplios los chicos se
pueden manejar con seguridad y autonomía. La propuesta de salir del campo visual adulto brinda
en los chicos un espaldarazo de confianza y, según la edad de los chicos, una dosis más de
aventura.

El campamento rompe con la lógica espacial escolar en un sector más, un lugar importantísimo
para los chicos, un espacio íntimo: la carpa. La carpa es el espacio de pertenencia de un pequeño
grupo y si bien es un espacio físico, también se construye simbólicamente. El ver como los chicos
festejan lograr armarla o la melancolía (y a veces bronca) que implica desarmarla dan cuenta de
la importancia que tiene para los ellos. Es un espacio más en donde el docente no los está viendo,
es un espacio que promueve la organización interna del subgrupo que la habita, es un espacio
donde se construyen normas, es un espacio propio, que refugia y que contiene. Resultará
importante tener en cuenta estas cuestiones para poder anticiparlas y generar estrategias que
promuevan aprendizajes a partir de las posibilidades que brinda.

Por último, como pasaba con el tiempo, el espacio en el campamento tampoco se divide en
espacio de aprender y espacio de jugar (como suele suceder en la escuela). Es espacio es
habitado por los chicos y por los adultos, los chicos querrán explorarlo todo, será responsabilidad
de los adultos generar propuestas para que los acampantes no solo lo transiten, sino que lo
vivencien.

Lógica de la división disciplinar

La escuela moderna tomó la decisión de segmentar el conocimiento en diferentes áreas para


poder enseñarlo. En muchas ocasiones el nombre de las materias ha cambiado y ha sido una
decisión política qué materias debían entrar en la currícula y con qué carga horaria cada una. Una
de las formas de entender el campamento es como la creación de una “sociedad transitoria” que
se forma para vivir 2 ó más días juntos. Siguiendo con esta línea de pensamiento en la “sociedad”
creada el conocimiento atravesará la vida como lo atraviesa en cada una de las sociedades, no en
forma fragmentada, sino como un todo.

La fragmentación disciplinar que existe en la escuela para abordar aprendizajes en el


campamento se encuentra alterada. Difícilmente encontremos una propuesta campamentil en
donde los campos disciplinares de la escuela no se entrecrucen (lo que no quiere decir que no se
use algún espacio para una materia específica). Como dice el Diseño Curricular de Educación
Física del GCBA: “Será decisivo también el trabajo junto con otros docentes para organizar el
proyecto…” no solo por la imposibilidad de llevarlo a cabo solo, sino por la posibilidad de abordar
contenidos de todas las materias que propone la escuela.

Es cierto que las propuestas de trabajo estarán pensadas para generar aprendizajes
determinados y muchas veces están pensados a partir de los objetivos de una disciplina en
particular, pero seguramente estos no se limitarán a un área y estarán atravesados por contenidos
de otras asignaturas, en especial las actividades vinculadas con la resolución de la vida cotidiana.
Por ejemplo, el armado de carpas puede estar mirado desde la educación física como el
aprendizaje de una técnica campamentil, pero para llevarlo a cabo aparecen conceptos de
simetría, ángulos, figuras y cuerpos que son contenidos de matemática; para decidir donde
armarla aparecerán contenidos de ciencias naturales vinculados a las características del terreno, la
humedad, los materiales con que está hecha, desde Tecnología la carpa puede ser un dispositivo
tecnológico para resolver un problema. Podemos seguir encontrando la vinculación con otras
áreas si nos tomamos la tarea.

Las lógicas que siguen dependerán del posicionamiento pedagógico del docente y del tipo de
actividad campamentil que lleve a cabo, la propuesta es animarse a alterarlas para brindar
experiencias de mayor autonomía y diversidad en la adquisición de aprendizajes. Por otro lado, en
muchas oportunidades el campamento es el único espacio en donde los niños se enfrentarán con
la posibilidad de alterar pautas que la cultura hegemónica sostiene.

Alteraciones de la lógica que son potencialmente abordables en los campamentos


Lógica del bien individual

El bien común se torna particularmente visible en la situación de campamento, en ocasiones, se


torna trascendental para garantizar la subsistencia. En el cuidado de ciertos materiales generales
como una carpa, las ollas o una cartelera con información se visualiza la importancia que para el
grupo tienen. En muchas instancias los materiales generales se tornan irremplazables y su rotura
un problema irresoluble. La valoración de ese elemento está dada por su necesidad, es fácil de
reconocer para los chicos y lo individual resulta más fácilmente reemplazable que el material
común. Esta situación suele alterar la lógica con la que se vive en la sociedad de consumo en la
que lo individual, lo privado, tiene preponderancia sobre lo público.

Lógica de la tecnología disponible

La tecnología a disposición en un campamento es una tecnología de la era predigital, sin


embargo, resulta muy interesante aprender a dominarla. Esta tecnología no suele estar a
disposición de los chicos con frecuencia, por lo tanto sus experiencias al respecto suelen ser
limitadas. La disponibilidad de tecnología digital, en el caso de existir, estará en función de
situaciones especiales elegidas por el docente. No quiere decir que no la haya, pero “por
definición” en la propuesta campamentil estará limitada. Habrá que elegir en qué situaciones se
puede explotar su potencial para ayudarnos a conocer y seguir aprendiendo.

Lógica estética

Si bien existe una estética propia de los que desarrollan actividades en la naturaleza (del
deportista, del peón de campo) en la situación de campamento, la estética no es lo que prima a la
hora de vestirse. La funcionalidad de la vestimenta pasa a primer plano dada las “dificultades”
climáticas que la naturaleza propone, que en la ciudad suelen quedar del otro lado de la ventana.
Es entonces aquí que debemos hacer un esfuerzo importante para revertir un discurso sostenido
por los medios sobre “cómo vestirse” y prevenir una gripe estando un poco menos a la moda.

Alteraciones de la lógica vinculadas con la adquisición de autonomía

Lógica del adulto proveedor

En la cotidianidad de los chicos son los adultos quienes proveen los elementos que garantizan
la subsistencia. La posibilidad que brinda el campamento al generar un corte con los adultos
proveedores naturales (los padres) quedaría opacada si son nuevamente los adultos (los
docentes) quienes generan, otra vez, las condiciones ideales. La propuesta de subvertir esta lógica
implica que sean los chicos quienes, en la medida de sus posibilidades, garanticen Refugio,
Comida, Seguridad, Calor, Confort y Propuesta. De ninguna manera esto quiere decir que el
docente se desliga de sus responsabilidades; implicará diagnosticar en qué medida el grupo puede
asumir cada una de las responsabilidades que implica la vivencia en el medio natural, garantizar
los medios para que los chicos puedan resolver sus necesidades, determinar los momentos de
cada una, realizar las intervenciones que crea para corregir el proceso, evaluar con el grupo si las
necesidades han sido satisfechas o no y evaluar los aprendizajes que se han producido en cada
instancia y los que quedan para seguir promoviendo.

A su vez la progresión en los niveles de complejidad con la que se resuelven estas necesidades
(Refugio, Comida, Seguridad, Calor, Confort y Propuesta) puede ser un indicador del grado de
autonomía que se propone para el grupo. Sería importante aquí que un grupo pueda resolver
alguna de estas cuestiones con independencia; el docente resolverá cuáles sí, cuáles menos y
cuáles quedarán para más adelante.

Refugio

Con chicos pequeños de jardín se puede delimitar un sector, decorarlo para apropiarse del
mismo y sentirse contenido en el gran espacio que propone el medio natural. Siguiendo la
progresión se podrían armar refugios con telas o sobretechos para realizar juegos o tareas dentro
en subgrupos. La propuesta de armado de carpas, para desarrollarse con autonomía, requiere que
los chicos tengan tiempo para explorar el material y que los docentes no planteen en forma de
instructivo paso por paso lo que hay que hacer.

Comida

El brindar comida es una situación placentera, observar que alguien disfruta de nuestra
producción culinaria despierta siempre una sonrisa. Desde los más pequeños haciendo bombones
o untando el pan de la merienda hasta los más grandes realizando una comida con fuego. Habrá
que encontrar cuál o cuales son las tareas vinculadas a la comida que les otorgamos al grupo,
pero es una picardía privarlos de la experiencia. Es verdad que cocinar no siempre da placer;
garantizar la subsistencia suele ser un trabajo duro, suele enfrentarnos a infinidad de problemas.
Si bien no nos debemos olvidar de pasarla bien, la experiencia campamentil está diseñada para
enfrentar problemas que no resolvemos habitualmente, la comida es uno de ellos.

Seguridad

En muchas ocasiones necesitamos alejarnos un poco del campamento para realizar otras
tareas, pero si lo abandonamos corremos algunos riesgos: que un perro se coma la comida, que
se largue a llover y se mojen algunos materiales, etc. El armar sistemas rotativos de guardias
puede resolver el problema. Con chicos más grandes se puede usar ese sistema de organización
para guardias nocturnas.

Calor

Armar un fuego que de calor por la noche puede ser una tarea para los chicos. Dependiendo de
la edad tendrá mayor o menor presencia adulta su manejo y control.

Confort

Desde disponer las mesas o sillas de un quincho, hasta armar sillas o mesas con troncos la
variedad de situaciones que mejoran la comodidad de los acampantes es grande. Además de las
posibilidades propias de cada edad, un factor determinante en el tiempo que le dediquemos a este
apartado será la cantidad de días que dure la experiencia. No serán iguales las necesidades y no
serán iguales las soluciones. Los saberes de las tradicionales construcciones rústicas se pondrán
en juego aquí para hacer la vida más cómoda en un ambiente natural. Dentro de estas actividades
la construcción de juegos es muy valorada.

Propuesta

Algunos dicen que los chicos son los humanos más creativos. Sin embargo, dentro de los espacios
conducidos por los adultos, muchas veces, esperan que los adultos sean los que proponen que se
debe hacer (el sistema educativo así los ha acostumbrado). El campamento es una buena
oportunidad para que ellos vuelvan a tomar la iniciativa. Es claro que nosotros, los docentes,
enmarcamos la actividad con objetivos y contenidos; eso no quita que no puedan ser los
acampantes quienes propongan actividades que se ajusten a criterios establecidos por el docente
o en conjunto con los alumnos.
Bibliografía

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