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Catulo. CARMINA
a) Composiciones polimétricas
(líricas): 1-60.
b) Poemas Mayores (helenísticos):
61-68.
c) Epigramas: 69-116
Carmen I
¿A quién le voy a dedicar este librito, nuevo y
simpático, con la áspera piedra pómez recién
alisados sus bordes? A ti, Cornelio; pues tú
solías considerar de algún valor mis obrillas,
ya entonces cuando, el único entre los itálicos,
te atreviste a explicar la historia universal en
tres volúmenes, eruditos, por Júpiter, y
laboriosos. Por ello, acepta este modesto
librito, cual quiera que sea su valor; que él,
<oh> virgen protectora, sobreviva intacto más
de un siglo.
Características de su obra:
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Es una consolatio a Calvo, poema de consolación con motivo de la muerte de su esposa Quintilia. Catulo
se escapa de las reglas del género. Estas consolationes contaban con una serie de topoi que se repetían,
ya fuesen escritas en prosa o en verso. El poema no expresa ninguno de los lugares comunes, como
podrían ser la condición mortal de los humanos, el poder del tiempo, las buenas cualidades morales del
difunto, etc. En cambio, destaca el tema de un amor mutuo entre su amigo y su esposa.
Su poesía de amor
Catulo se enamoró de una mujer muy bella y
conocida, Clodia II, casada con Quinto Cecilio
Metelo Céler, cónsul en el 60 a. de C. y muerto en
el 59, y hermana del tribuno de la plebe, Publio
Clodio Pulcro, enemigo de Cicerón. Clodia, sin
embargo, que aparece en sus versos con un
pseudónimo de medida equivalente, Lesbia (en
homenaje a Safo).
Etapas de su poesía amatoria
1° momento:
O Conquista y sublimación de la
amada: la tarea de la conquista
supone las mismas experiencias
que la lucha por la Res publica
O Cuantificación del amor
Carmen V
Vivamos, Lesbia mía, y amémonos, y no nos
importen un as todas las murmuraciones de los
ancianos ceñudos. Los soles pueden ponerse y
volver a salir; pero nosotros, una vez se apague
nuestro breve día, tendremos que dormir una
noche eterna. Dame mil besos, luego cien, luego
otros mil, luego cien más, luego todavía otros mil,
luego cien, y finalmente, cuando lleguemos a
muchos miles, perderemos la cuenta para no
saberla y para que ningún malvado pueda
aojarnos al saber cuántos han sido los besos.
Carmen VII
Me preguntas cuántos besos tuyos, Lesbia,
serían bastante para mí. Tan gran número como
las arenas de Libia, que se extienden por Cirene,
rica en laserpicio, entre el oráculo del ardiente
Júpiter y el sagrado sepulcro del antiguo Bato; o
como las estrellas que, cuando calla la noche,
contemplan los furtivos amores de los hombre
estos son los besos tuyos que bastarían a ese
loco de Catulo; tantos que ni los curiosos
pudieran contarlos ni echarles una maldición
con venenosa lengua.
2° momento:
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En latín:
Carmen LX