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Duelo por lesión en deportistas de élite

Por:

Mónica Sarai Arango Estrada

Profesora:

Victoria Eugenia Díaz Facio Lince

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Departamento de Psicología
Medellín
2017
Duelo por lesión en deportistas de élite.

Este trabajo tiene como objetivo hacer una aproximación a partir de mi experiencia
como deportista y los conocimientos adquiridos en el curso Pérdidas y Duelo sobre el
proceso de duelo ante el cual se presenta una persona que ha sufrido una lesión, es
decir, una persona que se enfrenta con una pérdida simbólica, porque si bien hay un
factor en la realidad fáctica que corrobora que hay una pérdida física, a lo que se le
hace el proceso de duelo no es precisamente a un tendón roto, una fractura, un
ligamento distendido, entre otros; en este argumento profundizaré más adelante.

Es importante antes de hacer cualquier inferencia sobre el duelo por lesión,


conceptualizar el significado que tiene el cuerpo para una persona y en especial para
un deportista, para eso, haré una revisión sobre las teorías que retoman el tema del
cuerpo. Uno de los conceptos con los que nos podemos encontrar si buscamos
información sobre el cuerpo es el concepto de imagen corporal. Para Rodríguez -
Testal (2013, citado en García & Sánchez, 2015), es la representación subjetiva que
tiene la persona de su cuerpo, esta imagen puede estar formada por factores físicos,
psicológicos y culturales. Gutrie (1994) y Bruchon - Schweitzer (1992) (citados en
Ocampo, López y Mancilla, 1999) agregan que esta representación subjetiva es una
experiencia dinámica y cambiable, y que incluye percepciones, actitudes y conductas
alrededor del propio cuerpo que son formadas a lo largo de la existencia. En relación
con este concepto, Espina, Ortego, Ochoa de Alda, Yenes y Alemán (2001, citados en
Burgues, 2015) consideran fundamental incluir dos componentes en la definición de
éste: lo perceptivo y lo actitudinal; lo primero hace referencia a la apreciación del
tamaño y la apariencia del cuerpo y lo segundo se refiere a los sentimientos y actos
sobre el mismo. Adicionalmente, García, Linares y Serrano (2015), agregan que la
significación de dicha imagen corporal puede estar definida por la cultura a través de
los roles, estereotipos y medios de comunicación.

Además del término imagen corporal, otros autores toman el término autoconcepto,
definido como “un sistema complejo y dinámico de creencias que un individuo
considera verdaderas respecto a sí mismo teniendo cada creencia un valor
correspondiente” (Purkey, 1970; citado en Martín et al, 2014, p. 43) y lo extrapolan al
aspecto corporal, definiendo el autoconcepto físico como la apreciación que tienen las
personas en relación a su físico y lo relacionan además con la autovaloración y la
autoestima del individuo (Cox, 2008).

Otro término utilizado para tratar este tema es el de autoimagen, Álvarez et al., (1992,
citados en Urrea & Velásquez, 2001) sugieren que dicho concepto es un esquema, es
decir, una entidad cognitiva que se encarga de organizar, integrar y dar significado a
los hechos, que reúne las experiencias sobre la apariencia física y la forma como el
individuo hace una representación de esas experiencias. Es por esto que el ambiente
aparece como determinante en la conceptualización de la autoimagen, ya que la
apariencia física tiene un referente social en torno al cual la persona establece sus
propios criterios sobre su imagen.
Para finalizar la conceptualización sobre el cuerpo, Díaz (2005), plantea que existen
dos formas de pensar el concepto de cuerpo, una de ellas proviene de la medicina en la
que se piensa en un cuerpo orgánico en el que es el otro, en este caso el médico, quien
sabe lo que está funcionando mal en el organismo ignorando el discurso que el sujeto
mismo pueda tener alrededor de su cuerpo; la otra forma se refiere a pensar el cuerpo
como representación en la que existe un proceso de estructuración subjetiva en el cual
hay una intervención de lo real, lo imaginario y lo simbólico, en esta teoría, el sujeto
posee una historia particular que surge de lo biológico que lo determina y de lo
discursivo en lo que se inscribe.

Un deportista élite es el que posee el talento en una disciplina deportiva que ha


practicado por lo general desde temprana edad y constituye su principal actividad
diaria (Sola, 2015, citado en Guevara, 2016). Para estos deportistas, la búsqueda de
obtener el máximo rendimiento implica grandes exigencias que pueden estar
acompañadas de un constante estrés psicológico y físico que causa que los atletas sean
propensos a sufrir lesiones (Garcia et al, 2009, citado en Guevara, 2016). Frente a una
situación de lesión el atleta puede experimentar malestar emocional y pérdida de la
motivación, ira, miedo, vergüenza, sentimientos depresivos y soledad, pérdida de
identidad y confianza en sí mismo, autocrítica e inclusive abuso de sustancias y
suicidio (Tracey, 2010; Mosewich, Crocker & Kowalski, 2013; Stoltenburg, Kamphoff
& Lindstrom, 2011; citados en Guevara, 2016). Estas son las reacciones que se pueden
producir en un proceso de duelo por lesión.

En cuanto al afrontamiento de las lesiones, Álvarez (2014) expone que inicialmente se


crearon teorías basadas en los procesos de “grief” (aflicción, duelo, dolor, etc,.) donde
se explica que el deportista ve la disfuncionalidad causada por la lesión como algo
terrible e irreparable, por otro lado, surgieron teorías basadas en los modelos de
estrés en los que lo que determina la respuesta de afrontamiento del atleta es cómo el
deportista interpreta la lesión y no el hecho de la ocurrencia de la misma. Este autor
retoma el modelo de etapas de Kubler-Ross (1969) para explicar la respuesta de un
individuo ante una lesión; este modelo propone que hay cinco etapas secuenciales que
justifican la reacción del deportista en estas situaciones; estas etapas son: negación,
cólera, negociación, depresión y aceptación. No profundizaré en la explicación que da
este modelo puesto que mi pretensión es hacer una inferencia sobre los procesos de
duelo por lesión a partir de las teorías expuestas en clase.

Para un deportista de élite su vida gira en torno a su disciplina deportiva e


inevitablemente en torno a su cuerpo que es el que le permite tener mejor
desempeño, mejores tiempos, mejores movimientos, etc. Sus amigos casi siempre
están vinculados al deporte, su familia en muchas ocasiones queda un poco relegada
por la inversión de tiempo que el individuo hace en su práctica, el entorno cultural
está ligado a su deporte y a todo el contexto deportivo, su autoestima y autovaloración
y su identidad están altamente influidas por su desempeño y su composición corporal
y su solvencia económica depende también de sus resultados. Todos estos aspectos
hacen que los deportistas pongan mucha energía psíquica y física en el cuidado de su
cuerpo y en el desarrollo del mismo para sustentar su forma de vida y debido a esto,
cuando ocurre una lesión que amenaza con modificar el mundo del atleta, hay una
serie de perdidas que no se explican solamente por la afección física. Cuando el
deportista no puede realizar su práctica a causa de una lesión hay con relación a eso
una serie de pérdidas secundarias como lo son la relación con los amigos atletas, la
devaluación de su economía, la falta de reconocimiento del entorno que solo lo
percibe como deportista activo y productivo y además se presentan también pérdidas
simbólicas relacionadas con la identidad, es decir, la persona construyó su identidad
alrededor del “soy deportista” y al verse afectada esta construcción se enfrenta a la
dificultad de definir su nueva identidad, sus nuevos roles y su nueva forma de vida.

Las tareas de duelo (Worden, 1997): A continuación, realizaré una inferencia sobre
la elaboración del proceso de duelo por lesión deportiva, en este caso me referiré más
específicamente a las lesiones que generan una desvinculación de la práctica
deportiva y un impedimento por continuar con su vida de antes:

1. Aceptar la realidad de la pérdida: En esta etapa el deportista se enfrenta a


un debate entre aceptar que se tiene una lesión o negarla; la respuesta
predominante en los deportistas es la negación, en especial la negación de la
irreversibilidad de la pérdida, es decir, el deportista puede llegar a aceptar que
tiene una lesión pero tarda mucho en aceptar que esta lesión va a quedarle
para siempre y va a imposibilitarle continuar su vida como deportista.
Considero que en esta tarea los atletas tienen un arraigo muy fuerte a la
negación ya que hay evidencias de la realidad que estimulan esta posición
como lo son las innumerables historias de otros deportistas que se han
recuperado de lesiones que parecían imposibles de superar. Pienso también
que, paradójicamente, gracias a esta negación, son muchos los deportistas que
han podido continuar con su vida después de una lesión grave puesto que al
negar la información que ofrece el parte médico siguen trabajando e
invirtiendo toda su energía en su recuperación y esto produce con el paso del
tiempo los resultados esperados. Otro tipo de negación que se produce en este
caso específico es la negación del significado de la pérdida en el que el
deportista continúa su vida aún sintiendo fuertes dolores argumentando que
la lesión no fue tan grave y puede continuar con su práctica aunque tenga
dolor. Cuando llega en el momento al que Freud llama la imposición de la
realidad, en la que se hace evidente que la lesión no tiene solución el atleta
deberá continuar con las siguientes tareas del duelo.

2. Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida: En esta tarea el deportista


deja fluir las emociones causadas por la lesión y las consecuencias de esta. Es
importante el acompañamiento psicológico que se le ofrezca al atleta en este
proceso puesto que cuando se presenta una lesión es común que se presente
un bloqueo ejercido por las personas del entorno o la familia, quienes en
ocasiones invalidan el dolor y minimizan la pérdida argumentando que la vida
continúa y que el sujeto debería estar agradecido de estar vivo, ignorando por
completo el significado de la vida que tiene un deportista. Otros bloqueos que
pueden presentarse en este caso específico son: bloqueo de los sentimientos,
bloqueo de los pensamientos, acercamiento al alcohol, las drogas o los
medicamentos antidepresivos sin necesidad.

3. Adaptarse a un mundo diferente: En este punto toman suprema relevancia


las pérdidas secundarias a las que me refería anteriormente puesto que se
pone en evidencia todo lo que se perdió realmente con la lesión (dinero,
amigos, reconocimiento de los demás, etc.). El deportista deberá asumir nuevos
roles en los que es estudiante, padre, hermano, hijo pero no atleta y esto
genera una carga emocional muy fuerte puesto que hay un cambio brusco en la
identidad que estaba construida casi exclusivamente con base en ser
deportista. Como la persona se enfrenta a labores que no realizaba antes o a las
que no prestaba tanta atención, puede haber una disminución en la estima de sí
al no realizar esas acciones con la misma perfección con la que era capaz de
desempeñarse deportivamente.

4. Recolocar emocionalmente lo que implica la lesión y continuar viviendo:


En esta tarea el deportista logra seguir viviendo sin que la lesión y todo lo que
esta implica consuma toda su atención y energía psíquica y física. Tiene nuevas
vinculaciones a la vida, así como una identidad más relacionada con otros
aspectos de su vida, no solo el deportivo. En muchas ocasiones el atleta sigue
vinculado al ámbito deportivo ya sea como entrenador, como asesor o como
deportista de otro deporte en el que no le afecte su lesión o incapacidad; esto
hace parte de las formas en las que este tipo de personas elaboran la pérdida y
logran la terminación de su duelo.

La salida del duelo de los deportistas afectados por una lesión se da cuando hay un
recuerdo de la lesión pero éste no trae consigo el dolor intenso que tuvo inicialmente,
aun cuando hay una fluctuación de los sentimientos y emociones ligados a la lesión.

Con relación a las reacciones normales del duelo, puedo decir que los sentimientos,
sensaciones físicas, cogniciones y conductas son muy similares a los presentes en el
duelo por la pérdida de un ser amado. Los sentimientos que pueden aparecer con
mayor frecuencia son: tristeza, enfado, frustración, culpa, soledad, fatiga, impotencia,
shock, anhelo e inestabilidad; las cogniciones son: incredulidad, confusión y
preocupación; y las conductas son: trastorno del sueño, trastorno de alimentación,
conducta distraída, aislamiento social, suspiros, hiperactividad desasosegada y llanto.

Finalmente considero significativo decir que esta aproximación está guiada por mi
experiencia como deportista y la experiencia de mis colegas y no contiene de ninguna
manera afirmaciones comprobadas empíricamente por alguna investigación. Desde mi
punto de vista, es de suma importancia realizar un acompañamiento a los deportistas
que sufren lesiones que generan un impacto tan fuerte en su identidad y su forma de
vida, puesto que si no se realiza una adecuada elaboración de la pérdida podría
producirse algún tipo de duelo complicado, ya sea duelo crónico, retrasado, exagerado
o enmascarado.
Referencias:

Álvarez, V. (2014). El estrés, las lesiones y la rehabilitación psicológica de los deportistas.


(Tesis de pregrado en fisioterapia). Universidad de la Laguna, España.

Burgues, L. (2016). Factores de riesgo en el desarrollo de un trastorno del comportamiento


alimentario en gimnasia artística (Tesis de pregrado). Universidad de la República
Uruguay, Uruguay.

Cox, R. (2008). Psicología del deporte: Conceptos y sus aplicaciones. Ed. Médica
Panamericana.

Diaz, V. (2005). Aspectos psíquicos del paciente oncológico. (Tesis de pregrado en


Psicología). Universidad de Antioquia, Medellín.

García, G., Linares, C., Serrano, C. (2015). Imaginario corporal y estados de ánimo en
deportistas. Análisis de género (Tesis de pregrado). Universidad Autónoma del
Estado de México, Toluca.

García, A., Sánchez, C. (2015). Factores que influyen en la satisfacción corporal del
alumnado de conservatorios de danza (Tesis doctoral). Universidad de Sevilla,
España.

Guevara, D. (2016). Efecto de la terapia centrada en la compasión en el bienestar


psicológico de deportistas élite, tras la retirada prematura de su carrera debido a una
lesión. (Tesis de grado). Universidad San Francisco de Quito, Quito.

Martín, J., Sánchez, M., Notari, I., Olmedo, A., Pinilla, C. (2014). Motivación, optimismo y
autoconcepto en deportistas. Reidocrea (España), 3 (6) 41 - 49.

Ocampo, M., López, X., Álvarez, G., Mancilla, J. (1999). Percepción de la imagen corporal
en estudiantes de danza clásica, con y sin trastornos alimentario. Estudios de
Antropología Biológica (México), 9 521 - 535.

Urrea, O., Velásquez, C. (2001). Autoesquemas, estilo cognitivo y conducta interpersonal


en los deportes acuáticos : estudio descriptivo - comparativo de los autoesquemas, el
estilo cognitivo y la conducta interpersonal del grupo élite de la Liga de Natación de
Antioquia, en las cuatro modalidades (clavados, natación, polo acuático y nado
sincronizado) (Tesis de pregrado en Psicología). Universidad de Antioquia,
Medellín.

Worden, J. (1997). El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Ed.


Paidós, Barcelona, 1997.

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