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Universidad de Concepción

Facultad de Humanidades y Arte


Licenciatura en Historia

La Acrópolis de Atenas: Una lectura en clave política.


Nombre: Carlos Hidalgo Burgos
Fuente: Dukelsky, Cora - Stylos. – Universidad Católica Argentina. – Buenos Aires,
Argentina – 2011.
Resumen.
Siendo el principal sitio espiritual y uno de los mayores puntos de religiosidad de la
pólis griega, la Acrópolis de Atenas no solo terminó convirtiéndose en escenario
fundamental de la fe ateniense, sino que también se convirtió en lugar de simbolismo
patriótico y de poder político a lo largo de la historia griega.
Incontables significados han sido atribuidos a este centro de representatividad política
y religiosa, siendo el origen de estos la consideración de la Acrópolis como un lugar
sagrado por su relación con la diosa Atenea, y también como la antigua residencia de
los dioses, dando lugar al emplazamiento del monumental templo a estos, conocido
como el Hekatompedon. Luego de la destrucción del sitio por la invasión persa a
Atenas en el año 480, se pensó en la construcción de otro refugio para la reliquia
idílica de la pólis, la xoana de Atenea, una primitiva estatua de madera de olivo
supuestamente caída del cielo en los lejanos tiempos de Erecteo. Siendo esta la
principal necesidad posterior a la reconstrucción, Pericles, brillante estadista y líder
ateniense de la época, llevo a cabo la construcción de otro templo que cumpliera el
propósito, pero con una intensión personal oculta en dicho proyecto, lograr consolidar
la constante expansión económica que vivía Atenas en ese tiempo, para que progresara
en una hegemonía de la ciudad sobre las demás póleis griegas.
Esto fue realizándose a través de varias acciones de Pericles, siendo la más relevante
el traslado del Tesoro de la Liga de Delos a Atenas por “razones de seguridad”,
fortaleciendo la política, religión y el ámbito estético únicamente de esa pólis. Gracias
a esto se aprobó un proyecto arquitectónico de grandes proporciones con Fidias como
director. La razón por la cual se concretó el proyecto, el Partenón, no fue dar solución
a la falta de lugar en donde posicionar la mítica xoana, sino que fue la intención oculta
fue engrandecer aún más el creciente poder político de Pericles y de la ciudad. El
templo, de monumentales proporciones, único e inédito para la época por su
arquitectura singular, ocho columnas de frente en lugar de seis como los habituales, y
hecho total y completamente de mármol fue de una ejecución rápida y eficaz. La
costosa construcción fue un testimonio del poder de Atenas y símbolo de la política
panhelénica de Pericles, la cual narró en su interior la historia completa de Atenas, y
fue punto de reunión en sí mismo de los dos órdenes tradicionales, el dórico y el
jónico, simbolizando la unión de todas las ciudades griegas bajo dominio ateniense.
La primera acción en ese momento no fue proporcionar un albergue a la figura
religiosa fundamental de Atenas hasta la fecha, la xoana de Atenea, sino que fue la
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edificación del Partenón. En segundo lugar, estuvo la construcción de los Propileos


de Fidias, edificación carente de importancia religiosa y con el único objetivo de
jerarquizar la entrada a la Acrópolis para imponer una visión espectacular al visitante.
Finalmente, en una tercera etapa, se elevó el Erecteon, templo sumamente imbuido en
una intensa fe y sede del venerable ícono. La política expansionista hegemónica de
Pericles se logró transmitir a través de claves visuales tanto a la población como a los
visitantes, manifestando el poderío de la ciudad sobre el resto de las póleis y la
habilidad suprema de su líder indiscutido.
De forma trascendental fue consolidándose la Acrópolis como centro de sucesos en
distintos tiempos con distintos protagonistas, un ejemplo de ellos fue el acto patriótico
de los griegos Apostolos Santas y Manolis Glezos, como respuesta a la ocupación nazi
a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, el cual fue el cambio de la bandera
nacionalsocialista por la bandera local la noche del 30 de mayo de 1941. Precedió a
ese hecho el suicidio del guardián de la Acrópolis, Konstantinos Koudisis, lanzándose
el 27 de abril del mismo año desde la colina del lugar enrollado en la bandera griega
para que no callera en las manos invasoras.
El sitio sagrado de la Acrópolis albergo incontables hechos religiosos y políticos de
enorme importancia para todos los ciudadanos atenienses a lo largo de su historia, lo
cual se concluye en la importancia de Atenas y Grecia en sí para con la historia
occidental.

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