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En tiempos bíblicos los soldados usaban un cinturón de cuero que medía hasta
15 centímetros (6 pulgadas) de ancho. Este cinturón ayudaba a proteger los lomos. El
que el soldado se ajustara el cinturón significaba que estaba listo para la batalla.
Por eso, ¡qué apropiado es que se compare la verdad divina con el cinturón del
soldado! Esto ilustra bien que debemos mantener muy cerca de nosotros la Palabra de
verdad de Dios, como si estuviéramos ceñidos con ella. Debemos reflexionar
profundamente sobre los pensamientos que contiene la Palabra de Dios. Esto nos
protege de que mentiras y engaños nos descarríen. Además, los dichos de la boca de
Jehová nos apoyan y fortalecen en sentido espiritual y refuerzan nuestra integridad.
ESTAMOS SIEMPRE LISTOS PARA DECLARAR LAS BUENAS NUEVAS DEL REINO DE
DIOS.
“Tomen el escudo grande de la fe.” (Efesios 6:16.) Con un escudo grande, el soldado
de tiempos antiguos se protegía de las lanzas y las flechas. Si no usaba un escudo,
podía ser herido gravemente o hasta perder la vida. Los cristianos afrontan armas aún
más mortíferas: “los proyectiles encendidos del inicuo”. Entre estos están todos los
recursos que Satanás tiene a su disposición para debilitar nuestra fe y matarnos en
sentido espiritual. Abarcan la persecución, mentiras, filosofías mundanas engañosas,
atracciones materialistas y la tentación de cometer inmoralidad. Para protegernos de
todas ellas, necesitamos un escudo grande. No podemos dejar que ninguna parte de
nosotros quede expuesta al peligro.
Moisés también tuvo la clase de fe que necesitamos. Rechazó las riquezas de Egipto y,
en vez de eso, prefirió ser oprimido con el pueblo de Dios. ¿Por qué? Porque tenía fe
en que Jehová existía y que salvaría a los israelitas. Tan firme era la fe de Moisés que
“continuó constante como si viera a Aquel que es invisible”. (Hebreos 11:6, 24-27.)
Abrahán y su esposa, Sara, tuvieron fe firme. Cuando habían pasado la edad para tener
hijos, cifraron su fe en la promesa de Dios de que les nacería descendencia. Después
Abrahán mostró una fe extraordinaria cuando obedeció el llamado de sacrificar a Isaac,
su único hijo mediante su amada Sara. Jehová detuvo la mano de Abrahán y proveyó
un sacrificio sustitutivo. Pero Abrahán estaba dispuesto a obedecer. ¿Por qué? Porque
tenía fe absoluta en que Jehová podía resucitar a su hijo y cumplir las promesas
relacionadas con él. (Romanos 4:16-21; Hebreos 11:11, 12,17-19.)
NOS PROTEGEMOS DE LAS MENTIRAS DE LOS ENEMIGOS DE DIOS Y DE LOS
APOSTATAS.
“La espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios.” (Efesios 6:17b.) El dicho de
que la mejor defensa es una buena ofensiva aplica al guerrear cristiano. A medida que
los pies —calzados con las buenas nuevas de la paz— nos llevan entre los incrédulos,
no estamos desarmados. La Palabra de Dios, la Biblia, obra como una poderosa espada
para cortar mentiras espirituales y conceptos falsos y ayudar a las personas de corazón
recto a hallar la libertad espiritual. (Juan 8:31, 32.)
Jesús mostró el poder que tiene esta arma cuando, en efecto, trabó un combate con
Satanás el Diablo. Cuando fue tentado en el desierto, Jesús se defendió de tres ataques
satánicos por medio de usar eficazmente la Palabra de Dios y decir: “Está escrito”.
(Mateo 4:1-11.) Si aprendemos a usar esta espada con destreza, podemos ayudar a los
mansos a librarse del dominio de Satanás. Así también los ancianos de congregación
usan la Palabra de Dios para proteger al rebaño de personas que tratan de socavar la fe
de los más débiles. (Hechos 20:28-30.)
Resumen
YELMO: Parte básica de la armadura protectora; prenda para la cabeza que está
diseñada para proteger al soldado durante la batalla. En sentido espiritual, tenemos
que proteger nuestra mente de influencias impropias y propaganda impía. Tenemos
que alimentarla con información correcta y edificante que viene de la Biblia por medio
el estudio personal, de familia y de congregación. ¡Cuánto inculca esto en nosotros lo
necesario que es asistir a las reuniones de congregación y participar activamente en
ellas! También, ¡cuán vital es tener un arreglo para considerar la Biblia como familia en
el hogar! Como individuos, tenemos que meditar en cuanto a la verdad y nuestra
esperanza de salvación. ¿Hace usted esto? La positiva “esperanza de salvación” que
Dios ha impartido puede ser lo suficientemente poderosa como para proteger nuestras
facultades mentales de la misma manera que un yelmo protege la cabeza.—1 Tes. 5:8.