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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Centro de Geociencias
Posgrado en Ciencias de la Tierra

Paleomagnetismo de rocas jurásicas y cretácicas del


Valle San Marcos, Coahuila, México

TESIS

Que para obtener el grado de


Maestro en Ciencias de la Tierra
(Geología Estructural y Tectónica)

presenta

Irving Rafael Arvizu Gutiérrez

2006
CONTENIDO
Pág.
LISTA DE FIGURAS i

LISTA DE TABLAS vi

LISTA DE ABREVIATURAS Y NOMENCLATURA vii

RESUMEN ix

CAPÍTULO I
GENERALIDADES
1.1 Introducción 1
1.2 Antecedentes 2
1.3 Justificación 4
1.4 Objetivos y metas 5
1.5 Localización y vías de comunicación 7
1.6 Clima y vegetación 8

CAPÍTULO II
GEOLOGÍA REGIONAL
2.1 Introducción 9
2.2 Evolución tectónica general del noreste de México 10
2.2.1 Paleozoico Tardío 10
2.2.2 Triásico Tardío-Jurásico Medio Tardío 11
2.2.3 Jurásico Tardío 12
2.2.4 Cretácico Temprano 12
2.2.5 Cretácico Tardío 13
2.2.6 Terciario Temprano 13
2.3 Altos de basamento en el noreste de México 14
2.3.1 Península del Burro-Peyotes 14
2.3.2 Isla de la Mula 15
2.3.3 Isla de Monclova 16
2.3.4 Bloque de Coahuila 16
2.3.5 Archipiélago de Tamaulipas 18
2.4 Bajos de basamento en el noreste de México 18
2.4.1 Cinturón Plegado de Coahuila (CPC) 19
2.4.2 Cinturón Plegado y Cabalgado de la Sierra Madre Oriental 20
2.4.3 Cuencas de Parras y La Popa 21
2.5 Paleogeografía del noreste de México 21
2.5.1 Triásico Tardío-Jurásico Tardío 22
2.5.2 Cretácico Temprano 26
2.5.3 Cretácico Tardío 31

CAPÍTULO III
GEOLOGÍA LOCAL
3.1 Introducción 36
3.2 Evolución geológica de la Falla San Marcos 37
3.3 Estructura y Geología Estructural del Valle San Marcos 39
3.4 Estratigrafía del Valle San Marcos 40
3.4.1 Pizarras Pérmicas 42
3.4.2 Rocas Triásicas Cristalinas 43
3.4.3 Jurásico 44
3.4.3.1 Capas Las Palomas 44
3.4.3.2 Capas Sierra El Granizo 46
3.4.3.3 Capas Tanque Cuatro Palmas 48
3.4.4 Cretácico 48
3.4.4.1 Formación San Marcos 48
3.4.4.2 Formación Cupido 50
3.4.4.3 Formación La Peña 50
3.4.4.4 Formación Tamaulipas Superior 51
3.4.4.5 Formación Indidura 51

CAPÍTULO IV
METODOLOGÍA Y BASES PALEOMAGNÉTICAS-ESTRUCTURALES
4.1 Metodología y Muestreo 52
4.2 Introducción al Paleomagnetismo 55
4.3 Modelo del Dipolo Geocéntrico Axial 56
4.4 Tipos de Polos 57
4.4.1 Curva de vagabundeo polar aparente (Apparent Polar Wander Path: APWP) 58
4.4.2 Desarrollo histórico de la interpretación de los conceptos de los paleopolos y 59
APWP en general
4.4.3 Desarrollo histórico de las APWP del Jurásico 61
4.4.4 Técnicas y críticas en la construcción de la APWP 63
4.4.5 Discusión sobre los polos paleomagnéticos controversiales del Jurásico Medio- 68
Tardío
4.5 Aplicaciones Paleomagnéticas a la Tectónica 71
4.5.1 Principios generales 71
4.5.2 Métodos de análisis 73
4.6 Aplicaciones Geocronológicas 75
4.6.1 Escala de Tiempo de Polaridad Magnética 75
4.6.2 Magnetoestratigrafía 76
4.7 Origen del Magnetismo de las Capas Rojas 78
4.8 Estudios Paleomagnéticos en México 81
4.9 Aspectos Tectónicos y Estructurales Generales 83
4.9.1 “Restraining” y “Releasing Bend” 83
4.9.2 Rotación Tectónica en términos Paleomagnéticos y Estructurales 84
4.9.3 Inversión Tectónica 86
4.9.3.1 Controles de la geometría de la inversión tectónica 86

CAPÍTULO V
PALEOMAGNETISMO
5.1 Resultados de desmagnetización 88
5.1.1 Formación San Marcos 88
5.1.2 Capas Tanque Cuatro Palmas 90
5.1.3 Capas Sierra El Granizo 91
5.1.4 Capas Las Palomas 94
5.2 Concordancias y discordancias paleomagnéticas 96
5.2.1 Formación San Marcos 96
5.2.2 Capas Tanque Cuatro Palmas 98
5.2.3 Capas Sierra El Granizo 100
5.2.4 Capas Las Palomas 102
5.3 Magnetoestratigrafía de la Formación San Marcos 106

CAPÍTULO VI
INTERPRETACIÓN Y DISCUSIÓN
6.1 ¿Existe una cinemática lateral izquierda en la FSM? 112
6.2 Modelos Estructurales para el Valle San Marcos 114

CONCLUSIONES 120
BIBLIOGRAFÍA 121
DEDICATORIAS

A Dios, por haberme permitido llegar hasta este punto


y haberme dado salud para lograr mis objetivos y por los triunfos y los momentos difíciles
que me han enseñado a valorarlo cada día más.

A mi madre Gumercinda Gutiérrez Rodríguez, por haberme educado y soportar mis


errores. Gracias a tus consejos, por el amor que siempre me has brindado. ¡Gracias por
darme la vida! ¡Te quiero mucho!

A mi padre Rafael Arvizu Leija, a quien le debo todo en la vida, le agradezco el cariño, la
comprensión, la paciencia y el apoyo que me brindó para culminar mi carrera profesional.
Por cultivar e inculcar la responsabilidad y superación!!!

A mis hermanos Blanca, Mony y Harim, por que siempre he contado con ellos para todo,
gracias a la confianza que siempre nos hemos tenido; por el apoyo y amistad. ¡Gracias
Hermanos! Además a mis dos sobrinitos: Lalito y André, que me dan la alegría de mi
vida. Y a mí cuñado Iván por su apoyo.

A mis abuelitos, Hilda Rodríguez Castillo y Everardo Gutiérrez Ornelas (†); Reyna Leija,
por su amor y buenos consejos.

A mis familiares, y tíos Gutiérrez Rodríguez y Arvizu Leija, por su apoyo, consejos y
dedicación.

A Paula, por su gran amor, tolerancia, paciencia y apoyo incondicional que me ha


brindado desde que esta en mi vida. Gracias Princesa, por tu amor y cariño. ¡Te amo
Preciosa!
AGRADECIMIENTOS

Primeramente quiero agradecer a mi asesor interno el Dr. Roberto S. Molina


Garza, por su excelente asesoría en el tema y uso del Laboratorio de Paleomagnetismo, y
en las campañas de muestreo, además por su valiosa ayuda, dedicación y motivación para
poder realizar esta tesis, sin él no hubiese sido posible la culminación de ésta tesis, además
por todo su apoyo para realizar la estancia en la “University of New Mexico” en
Albuquerque, New, Mexico, U.S.A donde medí algunas muestras paleomagnéticas, así
como a su esposa Lucy y a sus hijos, por brindarme su hogar en dos semanas mientras
estaban de vacaciones.

Al Dr. José Jorge Aranda Gómez por haber fungido como asesor externo y por el
apoyo del proyecto CONACyT clave 47071: “Evolución terciaria de cuencas continentales
del norte de México: controles tectónicos heredados, pulsos de deformación, magmatismo
y registro bioestratigráfico”. En el cual realicé algunas salidas a campo. Además por su
apoyo y comentarios durante mi maestría.

Al CONACyT por la beca otorgada durante la duración de mis estudios de


maestría en estos dos años.

A mi comité de jurado integrado por: el Dr. José Jorge Aranda Gómez, Dra. Elena
Centeno García, Dr. José Luis Rodríguez Castañeda y por último al Dr. Luis Alva
Valdivia, quienes aceptaron ser parte de este jurado. Gracias por sus correcciones,
observaciones que mejoraron enormemente esta tesis.

Al Dr. Gabriel Chávez Cabello, por su amistad, apoyo y sus buenos consejos que
me infundieron a seguir adelante en la maestría. Por sus valiosos comentarios y salidas a
campo que realizamos en el Valle San Marcos (área de tesis).

Al Dr. John W. Geismann, por su invitación al Laboratorio de Paloemagnetismo


de la “University of New Mexico” en Albuquerque, New Mexico, U.S.A en la cual realicé
una estancia en el verano del 2005 para las mediciones de algunas muestras
paleomagnéticas obtenidas de esta tesis, gracias John por tus comentarios, asesorías
dentro del Laboratorio. Asimismo al Dr. Viorel Atudorei por haberme recibido en su casa
mientras realizaba dicha estancia.

Al Dr. Tim Lawton, por sus valiosos comentarios realizados a esta tesis, durante su
visita al Centro de Geociencias a medidos de este año.

Agradezco sinceramente al Centro de Geociencias de la Universidad Nacional


Autónoma de México, Campus Juriquilla, Querétaro. Al Dr. Luca Ferrari Pedraglio
director del mismo, por brindarme utilización de sus instalaciones y espacio obtenido
dentro del Centro; al Dr. Carlos Mendoza por su apoyo como responsable del Posgrado; a
la Sra. Marta Pereda por su amable e infinita ayuda en los trámites y papeleo en general y
de titulación a lo largo de mi estancia en el centro; a Sol y Teresita por su ayuda en la
biblioteca sin ellas no hubiera podido conseguir muchos artículos y libros; al personal
administrativo del centro que me ayudaron en aspectos de diferente índole; a Marcos
Yuriar por su ayuda en el laboratorio de Paleomagnetismo; a Juanito Vázquez por su
ayuda en el laboratorio de laminación; y por último a los investigadores del centro por
haberme dado clases y compartido sus conocimientos. En especial al Dr. Harald Böhnel
por permitirme trabajar con el laboratorio de Paleomagnetismo en donde me apoyó
económicamente en estos últimos meses de la maestría; así como su participación en mis
exámenes interanuales. A todas las personas del Centro que omito pero que también me
ayudaron durante mi estancia en el mismo.

A mis compañeros y amigos de Linares (“Los Cadetes de Linares”) que también


están y estuvieron aquí en el CGEO que de alguna forma me ayudaron y por su amistad;
ellos son: Lupillo, Shak, Kako, Janet y Gildardo (Gil), a éste último que me apoyo durante
la campaña de muestreo paleomagnético para esta tesis, gracias Gil por tus consejos y
apoyo.

Al resto de los compañeros del CGEO en general por los grandes momentos que
pasamos y por su amistad, debido al corto espacio y para no herir susceptibilidades no los
mencionaré por su nombre, pero ustedes saben quiénes son, que de alguna manera me
ayudaron en las buenas y en las malas y me brindaron su gran amistad, tiempo y
comprensión, no los olvidaré!!!.

A la Familia Velasco-Segura por su apoyo incondicional durante nuestras


campañas de campo en Monclova, especialmente al George por siempre abrirnos las
puertas de su casa.

A la comunidad del ejido Las Palomas por permitirnos utilizar algunas


instalaciones.

Por último a todas aquellas personas que omito que de alguna manera me
ayudaron y que sin ellas no hubiera sido posible la terminación de esta tesis.
LISTA DE FIGURAS
Pág.

Figura 1. Localización y vías de acceso al Valle San Marcos (área verde) y a la Falla San 7
Marcos (en rojo), Coahuila, México.
Figura 2. Mapa del noreste de México y sur de Texas para el Jurásico, ilustrando los 10
elementos tectónicos principales descritos en el texto. Abreviaciones: NL-Nuevo
Laredo; TA-Tampico; CV-Ciudad Victoria; S-Saltillo; M-Monterrey. (Modificada
de Goldhammer, 1999).
Figura 3. Paleogeografía del Triásico Tardío-Jurásico Medio para el noreste de México 23
(Modificada de Padilla y Sánchez, 1986).
Figura 4. Paleogeografía del Oxfordiano Tardío-Kimeridgiano Temprano para el noreste de 25
México (Modificada de Padilla y Sánchez, 1986).
Figura 5. Paleogeografía del Kimeridgiano Tardío-Titoniano para el noreste de México 26
(Modificada de Padilla y Sánchez, 1986).
Figura 6. Paleogeografía del Berriasiano-Valanginiano para el noreste de México (Modificada 28
de Padilla y Sánchez, 1986).
Figura 7. Paleogeografía del Neocomiano Tardío para el noreste de México. (Modificada de 29
Padilla y Sánchez, 1986).
Figura 8. Paleogeografía del Aptiano para el noreste de México (Goldhammer, 1999; 30
Lehmann et al., 1999; modificada de Padilla y Sánchez, 1986).
Figura 9. Paleogeografía del Albiano-Cenomaniano para el noreste de México (Modificada de 31
Padilla y Sánchez, 1986).
Figura 10. Paleogeografía del Turoniano para el noreste de México (Modificada de Padilla y 32
Sánchez, 1986).
Figura 11. Paleogeografía del Coniaciano-Santoniano para el noreste de México (Modificada 33
de Padilla y Sánchez, 1986).
Figura 12. Paleogeografía del Campaniano-Mastrichtiano para el noreste de México 34
(Modificada de Padilla y Sánchez, 1986).
Figura 13. Paleogeografía del Terciario para el noreste de México (Modificada de Padilla y 35
Sánchez, 1986).
Figura 14. Esquema general de la historia de depositación de las rocas presentes en el Valle San 38
Marcos. (Tomada de McKee et al., 1990).
Figura 15. a) Mapa geológico-estructural generalizado y b) Columna representativa del Valle 41
San Marcos (modificada de McKee et al., 1990). La localización del área del mapa
se muestra en la Figura 1.
Figura 16. Sección geológica que ilustra el fallamiento vertical en el suroeste del Valle San 42
Marcos. Las rocas de pizarra del Palozoico Superior son yuxtapuestas contra las del
Jurásico Superior (Capas Las Palomas) y éstas, a su vez contra las del Cretácico
Superior (Formaciones Cupido, La Peña y Tamaulipas Superior (modificada de
McKee et al., 1990). Ver la localización de la sección en la Figura 15a.
Figura 17. Sección geológica simplificada de la parte media del Valle San Marcos que ilustra la 43
geometría del anticlinal geométrico desarrollado sobre la traza de la Falla San
Marcos. Se interpreta que esta geometría fue controlada principalmente por la
inversión tectónica del sentido de movimiento de la Falla San Marcos durante la
deformación laramídica (modificada de Chávez-Cabello et al., 2005). Ver la
localización de la sección en la Figura 15a.
Figura 18. Afloramiento de pizarra pérmica en el Valle San Marcos. 43
Figura 19. Afloramientos de rocas triásicas cristalinas expuestos al N de la Falla San Marcos. 44
Figura 20. Falla inversa de alto ángulo que pone en contacto rocas jurásicas con cretácicas. 45
Figura 21. Conglomerado polimíctico de las Capas Las Palomas. 46
Figura 22. Capas Sierra El Granizo que afloran al noroeste del Valle San Marcos. Obsérvese 47
los planos S0 y S1.
Figura 23. Halos de reacción alrededor de un clasto de roca volcánica contenido en las Capas 47
Sierra El Granizo.

i
Figura 24. Capas Tanque Cuatro Palmas indican una inactividad de la Falla San Marcos. 48
Figura 25. Cuerpo burdamente lenticular de la Formación San Marcos en el norte del VSM. 49
Nótese el acuñamiento del depósito de canal hacia el lado derecho de la fotografía.
Figura 26. Relaciones de contacto concordantes entre las Formaciones San Marcos, Cupido, La 50
Peña (banda oscura) y la Tamaulipas Superior en la parte norte del Valle San
Marcos en la Sierra San Marcos y Pinos.
Figura 27. La Formación Indidura representa las rocas más jóvenes reconocidas en el Valle San 51
Marcos y se encuentran fuertemente plegadas por una falla de alto ángulo, están
ubicadas al sur de la traza de la FSM.
Figura 28. Mapa geológico-estructural generalizado del VSM (modificado de McKee et al., 53
1990) que muestra la ubicación de las muestras empleadas para el estudio
paleomagnético. Clave FSM = Formación San Marcos; TCP = Capas Tanque Cuatro
Palmas; FSG = Capas Sierra El Granizo y CLP = Capas Las Palomas.
Figura 29. Modelo del dipolo geocéntrico axial. (Butler, 1998). 57
Figura 30. Curva de vagabundeo polar aparente (APWP) para Norteamérica basada en la 58
complicación de los polos paleomagnéticos más confiables. Se muestran los límites
de confianza (95%) para cada polo. Mio = Mioceno (Hagstrum et al., 1987); O =
Oligoceno (Diehl et al., 1988); E = Eoceno y P = Paleoceno (Diehl et al., 1983); K =
Cretácico Medio (Globerman e Irving, 1988); UM and IM = Formación Morrison
Inferior y Superior, respectivamente; GC = Conglomerado Glance; CC = Corral
Canyon; NT2 and NT1 = Intrusivos Newark grupo 2 y 1; KY = Formación Kayenta;
MO = Formación Moenave; C = Formación Chinle; MI = Estructura de impacto
Manicoagan; M = Formación Moenkopi; SB = Formación State Bridge; RP1 and
RP2 = Formación Red Peak; para las referencias de los polos del Triásico y Jurásico,
ver Ekstrand y Butler (1989); para la interpretación del las trayectorias y cúspides
ver el diagrama superior. (Tomada de Butler, 1998).
Figura 31. APWP para Norteamérica del Triásico Tardío al Jurásico. a) Collinson y Runcorn 62
(1960); Trc, Formación Chugwater del Triásico; Trm, Formación Moenkopi del
Triásico; Trn, rocas del Grupo Newark del Triásico; Jk, Formación Kayenta del
Jurásico; Jc, Formación Carmel del Jurásico. b) Irving y Park (1972); TR, Triásico;
J, Jurásico; y K, polos promedio para el Cretácico con círculos de confianza A95. c)
Harrison y Lindh (1982). d) Irving y Irving (1982), las figuras 31c y 31d fueron
construidas con la técnica de la ventana deslizante y muestran las localizaciones del
polo con círculos de confianza A95. Las edades se muestran en Ma (May y Butler,
1986).
Figura 32. APWP para Norteamérica. La curva es mostrada en intervalos de 10 Ma los 64
símbolos rellenos muestran intervalos en cada 50 Ma. Los triángulos representan la
APWP de Irving y Irving (1982). Los cuadros, es la APWP esperada si se considera
que los hot-spots han estado fijos con respecto al eje paleomagnético (determinado
de las rotaciones de los hot-spots de Norteamérica dentro del modelo de Morgan,
[1983]). Nótese que la APWP de Irving y Irving (1982) se divide en tres trayectorias
curvilíneas que corresponden a: 300-180 Ma, 180-90 Ma y 90-0 Ma (Gordon et al.
1984).
Figura 33. APWP para Norteamérica en intervalos de 10 Ma, y en intervalos de 100 a 300 Ma. 65
Los triángulos muestran la APWP de Irving e Irving (1982). Cuadros muestran la
APWP de Gordon et al. (1984).
Figura 34. APWP revisada para Norteamérica. Las proyecciones muestran los polos de 66
referencia más confiables considerados por May y Butler, 1986. Los símbolos para
los polos del Jurásico son W, Formación Wingate; K, Formación Kayenta; NTI,
Grupo Newark 1; NTII, Grupo Newark 2; CC, Corral Canyon; G, Conglomerado
Glance (Canelo Hills); LM, Formación Morrison Inferior; UM, Formación Morrison
Superior. Otros polos son RP, Formación Red Peak del Grupo Chuwater (dos polos);
SB, Formación State Bridge; M, Formación Moenkopi; MI, Estructura de impacto
Manicougan; C, Formación Chinle; y KA; polo promedio del Cretácico de
Mankinen (1978). Las localizaciones del polo promedio están mostrados por
círculos sólidos y asociados a regiones a límites confianza A95. En el diagrama de la

ii
derecha se muestran las trayectorias y cúspides de ésta APWP. (Modificada de May
y Butler, 1986).
Figura 35. APWP para Norteamérica de 250-30 Ma (Modificada de Beck y Housen, 2003). 67
Figura 36. Controversia del polo de referencia del Jurásico Medio para Norteamérica ilustrando 70
la discordancia entre los dos polos de referencia publicados [Polo de “White
Mountains” de Opdyke y Wensink (1966) y el polo de “Corral Canyon” de May et
al. (1986)], ambos son nominalmente del Jurásico Medio pero están separados 24º
de distancia de arco y por último se tiene el Polo de “Moat Volcanics” de Van
Fossen y Kent (1990). Este problema contribuye a diferentes versiones de la APWP
del Jurásico [línea negra sólida, Irving y Irving (1982); línea gris tenue, Gordon et
al. (1984); línea punteada, May y Butler, 1986)]. Los círculos rellenos representan
los polos de referencia del Jurásico para Norteamérica usados por May y Butler: W,
polo Wingate (Reeve, 1975); K, polo Kayenta (Steiner y Helsley, 1974); N1 y N2,
polos Newark 1 y 2, respectivamente (Smith y Noltimier, 1979); G, polo
Conglomerado Glance (Kluth et al., 1982; LM2 y UM2, polos de la Formación
Morrison Inferior y Superior usando los datos seleccionados (Steiner y Helsley,
1975). Otros polos (círculos abiertos): KA, promedio del Cretácico Medio
(Mankinen, 1978); As, Mount Ascutney (Opdyke y Wensink, 1966); Ab y Ag,
plutones Triásicos de Abbott y Agamentiscus, respectivamente (Wu y Van der Voo,
1988). (Van Fossen y Kent, 1990).
Figura 37. Direcciones paleomagnéticas discordantes resultantes de movimientos tectónicos. a) 72
Corte meridional de la Tierra. b) Rotación de la declinación paleomagnética por
rotación tectónica a través de un eje vertical dentro del bloque cortical. b) Rotación
de un bloque cortical mediante un polo de Euler externo al bloque. (Butler, 1998).
Figura 38. Aproximaciones dirección espacio a), y polo-espacio b). (Butler, 1998). 74
Figura 39. Muestreo magnetoestratigráfico de una columna estratigráfica (a la izquierda) en 77
metros, esta produce los resultados de la columna del centro que es una gráfica
considerando el nivel estratigráfico vs la latitud del PGV. (Reynolds, 1999).
Figura 40. Correlación de la columna paleomagnética local de la Figura 39, con la escala de 78
tiempo de polaridad geomagnética global. Esta correlación sugiere que las rocas
fueron depositadas hace 8.2 y 1.7 Ma.
Figura 41. A. Falla de desplazamiento lateral planar. B. Movimiento de desplazamiento lateral 83
a lo largo de fallas curveadas de manera irregular produciendo huecos en los
releasing bends y apilamiento en los restraining bends (Crowell, 1974).
Figura 42. a) Restraining bend con un dúplex compresional (Twiss y Moores, 1992). b) Dúplex 84
extensional en los releasing bends (Twiss y Moores, 1992).
Figura 43. Vistas de mapa de bloques rotados y estructura dominó (Woodcock y Schubert, 86
1994).
Figura 44. (a,b,d,e) Diagramas de desmagnetización ortogonales de muestras representativas de 89
la Formación San Marcos. La temperatura esta dada en grados Celsius (ºC) y las
inducciones en militeslas (mT). af= Desmag. por campos alternos, th= Desmag.
térmica. La Figura 44c ilustra un ejemplo de una trayectoria de desmagnetización de
un círculo mayor de la muestra FSM1F(z) y por último la Figura 44f es una
proyección estereográfica mostrando las direcciones de las muestras obtenidas (in
situ) de la Formación San Marcos. Los triángulos rellenos son direcciones de
polaridad normal y los triángulos huecos son direcciones de polaridad inversa.
Figura 45. (a,b,d,) Diagramas de desmagnetización ortogonales de muestras representativas de 91
las Capas Tanque Cuatro Palmas. La Figura 45c ilustra un ejemplo de una
trayectoria de desmagnetización de un círculo mayor de la muestra TCP15E(y) y por
último la Figura 45e es una proyección estereográfica mostrando las direcciones de
las muestras obtenidas (in situ) de las Capas Tanque Cuatro Palmas. Los simbolos
son iguales a los de la Figura 44.
Figura 46. (b,c) Diagramas de desmagnetización ortogonales de muestras representativas de las 93
Capas Sierra El Granizo (I). 46c y d (muestra FSG18D(z) y FSG18D(y)) estan
afectada por rayos. La Figura 46a ilustra un ejemplo de una trayectoria de
desmagnetización de un círculo mayor de la muestra FSG16F(z) y por último la

iii
Figura 46e es una proyección estereográfica mostrando las direcciones de las
muestras obtenidas (in situ) de las Capas Sierra El Granizo (1º). Los simbolos son
iguales a los de la Figura 44.
Figura 47. ((a) Diagrama de desmagnetización ortogonal de una muestra representativa de las 94
Capas Sierra El Granizo (II). En el diagrama ortogonal 47b se muestra una muestra
con la componente de baja coercitividad y esta probablemente afectada por rayos
(MRI). La Figura 47c ilustra un ejemplo de una trayectoria de desmagnetización de
un círculo mayor de la muestra FSG26A(z) y por último la Figura 47d es una
proyección estereográfica mostrando las direcciones de las muestras obtenidas (in
situ) de las Capas Sierra El Granizo (I). Los símbolos son iguales a los de la Figura
44.
Figura 48. (a-c) Diagramas de desmagnetización ortogonales de muestras representativas de las 95
Capas Las Palomas (componentes de alta y baja temperatura) (Arvizu-Gutiérrez,
2003). La Figura 48a en particular ilustra un ejemplo de una muestra afectada por
rayos (MRI) debido a que decrece muy rápido en los primeros campos de la
secuencia y por último la Figura 48d es una proyección estereográfica mostrando las
direcciones de las muestras obtenidas (in situ) de las Capas Las Palomas (I). Los
simbolos son iguales a los de la Figura 44.
Figura 49. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la 98
componente característica de la Formación San Marcos tanto in situ (círculo) y
corregida (estrella) comparada con la dirección media de referencia (diamante) del
Cretácico (125-88 Ma) de Van Fossen y Kent (1992). Los óvalos pequeños son las
áreas de confianza del 95% de la media. Se muestra además las estadísticas de
Fisher (1953) y los parámetros de rotación y aplanamiento de Beck (1980) y
Demarest (1983).
Figura 50. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la 100
componente característica de las Capas Tanque Cuatro Palmas tanto in situ (círculo)
y corregida (estrella) comparada con la dirección media de referencia (diamante y
cruz) de la Formación Morrison Superior del Jurásico Superior (Titoniano) de
Steiner y Helsley (1975) considerando la rotación de 3.8° (diamante) y 10.5° (cruz)
de la Meseta de Colorado. Los óvalos pequeños son las áreas de confianza del 95%
de la media. Se muestra además las estadísticas de Fisher (1953) y los parámetros de
rotacion y aplanamiento de Beck (1980) y Demarest (1983).
Figura 51. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la 102
componente característica de las Capas Sierra El Granizo (I) tanto in situ (círculo) y
corregida (estrella) comparada con la dirección media de referencia (diamante y
cruz) de la Formación Morrison Inferior del Jurásico Superior (Kimmerdgiano) de
Steiner y Helsley (1975) considerando la rotación de 3.8° (diamante) y 10.5° (cruz)
de la Meseta de Colorado (CP). Los óvalos pequeños son las áreas de confianza del
95% de la media. Se muestra además las estadísticas de Fisher (1953) y los
parámetros de rotación y aplanamiento de Beck (1980) y Demarest (1983).
Figura 52. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la 103
componente característica de las Capas Sierra El Granizo (II°) tanto in situ (círculo)
y corregida (estrella) comparada con la dirección media de referencia (diamante y
cruz) de la Formación Morrison Inferior del Jurásico Superior (Kimmerdgiano) de
Steiner y Helsley (1975) considerando la rotación de 3.8° (diamante) y 10.5° (cruz)
de la Meseta de Colorado (CP). Los óvalos pequeños son las áreas de confianza del
95% de la media. Se muestra además las estadísticas de Fisher (1953) y los
parámetros de rotación y aplanamiento de Beck (1980) y Demarest (1983).
Figura 53. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la 104
componente característica de las Capas Las Palomas tanto in situ (círculo) y
corregida (estrella) comparada con la dirección media de referencia (diamante y
cruz) de la Formación Nazas del Triásico (cruz) de Nairn 1976 y de la Serie Acatita
del Triásico Tardío (diamante) de Molina-Garza (2005). Los ovalos pequeños son
las áreas de confianza del 95% de la media. Se muestra además las estadísticas de
Fisher (1953) y los parámetros de rotación y aplanamiento de Beck (1980) y

iv
Demarest (1983).
Figura 54. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la 105
componente característica de las Capas Tanque Cuatro Palmas y Capas Sierra El
Granizo (IIº) tanto in situ (círculo) y corregida (estrella) comparada con la dirección
media de referencia (diamante y cruz) del promedio de los polos de referencia
utilizados para esas capas tanto 3.8º y 10.5º de la rotación del CP (respectivamente).
Los óvalos pequeños son las áreas de confianza del 95% de la media. Se muestra
además las estadísticas de Fisher (1953) y los parámetros de rotación y aplanamiento
de Beck (1980) y Demarest (1983).
Figura 55. Mapa general de la parte noroeste del VSM donde se muestra la localización del 107
área de muestreo de la Formación San Marcos (Modificada de McKee et al., 1990).
Figura 56. a) Panorámica de la secuencia transgresiva carbonatada (Formación Cupido, 108
Formación La Peña, Formación Tamaulipas Superior) sobreyaciendo a la Formación
San Marcos en contacto concordante. En el acercamiento b) se puede observar la
alternancia de capas de conglomerado y arenisca gruesa con la limolita y arenisca
fina de la sección muestreada. Nótese el basculamiento de la formación hacia el
norte-noreste. Nótese que las fotos fueron tomadas desde distintos ángulos.
Figura 57. Columna estratigráfica esquemática de parte de la Formación San Marcos donde se 111
indica la ubicación de los sitios paleomagnéticos. A la derecha se colocó la Escala
de Polaridad Magnética de Barremiano y Aptiano (Cretácico Inferior) además de los
crones de polaridad y por último los crones de polaridad inversa encontrados de M3r
y M0r que se ubican en los 124 y 121 Ma, respectivamente (Ogg, 1995).
Figura 58. Curva de vagabundeo polar aparente para Norteamérica con los polos de referencia 113
utlizados para compararlos con los polos obtenidos del VSM (Modificada de Van
der Voo, 1992; Arvizu-Gutiérrez, 2003).
Figura 59. a) Esquema general del VSM mostrando las relaciones estratigráficas antes de la 116
deformación Laramide (Cretácico Tardío), asi como el truncamiento de las unidades
estratigráficas del Jurásico Tardío (Jt) y Cretácico Temprano (K-temp.). b) Etapa de
la primera fase de deformación por cizalla y deslizamiento flexural de la Orogenia
Laramide donde se puede observar los pliegues por despegue (thin-skinned). c)
Sección esquemática idealizada del VSM mostrando la relación de cortes entre los
pliegues por doblez de falla y los generados en la segunda etapa de la Orogenia
Laramide donde incluye la reactivación de las fallas de basamento (thick-skinned),
también se puede observar un pliegue tipo “drape” típicos de la reactivación de
fallas de basamento (Modificada de Chávez-Cabello, 2005).
Figura 60. Modelo 1 geológico esquemático para explicar la evolución del VSM en términos de 117
rotaciones tectónicas. a) Instauración de la FSM durante el Jurásico Tardío (Jt) con
una aparente cinemática lateral izquierda esto dió como resultado la formación de
los pliegues en la zona aparente de restraining bend. b) Primera reactivación de la
FSM durante el Cretácico Temprano (Ktemp.) con una carácter normal de la FSM
sin rotaciones en el eje vertical y c) Segunda reactivación de la FSM durante el
Cretácico Tardío-Terciario donde se tiene una inversión tectónica positiva y un
cambio de orientación del tensor de esfuerzos, lo que generó la rotación horaria de la
zona aparente de restraining bend asi como del bloque norte de la falla, cabe hacer
notar que en la parte noroeste del VSM existió durante ese tiempo una reactivación y
posterior levantamiento que genera la rotación un poco mas ligera que la anterior. Dx
y Do son la declinación esperada y observada, respectivamente.
Figura 61. Modelo 2 geológico esquemático para explicar la evolución del VSM en términos de 118
rotaciones tectónicas. a) Durante el Jurásico Tardío (Jt) y Cretácico Temprano
(Ktemp.) la cinemática de la FSM fue de carácter normal donde existió un
fallamiento lístrico extensional, sin generación de pliegues. b) Durante la segunda
reactivación tenemos la inversión tectónica en el Cretácico Tardío-Terciario que da
el inicio de la formación de los pliegues debido al levantamiento irregular de los
bloques de fallas de este modo tenemos la rotación horaria del bloque norte en
mayor magnitud en la zona de restraining bend que hacia el noroeste del VSM. Dx y
Do son la declinación esperada y observada, respectivamente.

v
LISTA DE TABLAS
Pág.

Tabla 1. Resumen de los resultados paleomagnéticos obtenidos en muestras del VSM. 90


Direcciones promedio de cada formación con igual peso a cada muestra (in situ).
Tabla 2. Resumen de los resultados paleomagnéticos obtenidos en muestras del VSM. 90
Direcciones promedio de cada formación (corregida estructuralmente).
Tabla 3. Polos paleomagnéticos de referencia (direcciones esperadas) utilizados para 97
compararlos con los observados.
Tabla 4. Polos paleomagnéticos obtenidos del VSM con sus respectivas direcciones 97
observadas.
Tabla 5. Comparación de las direcciones paleomagnéticas observadas y esperadas en 99
términos de rotación y aplanamiento.

vi
LISTA DE ABREVIATURAS Y NOMENCLATURA

λ Latitud geográfica
A/m Ampere/metro
AF Alternating Field
APWP Apparent Polar Wander Path
BC Bloque de Coahuila
CLP Sitio paleomagnético de las Capas Las Palomas
cm centímetros
CP Meseta de Colorado
CPC Cinturón Plegado de Coahuila
D Declinación
Dec Declinación
Do Declinación observada
Dx Declinación esperada
et al. y colaboradores
F Flattening
FSG (Iº) Sitio paleomagnético de las Capas Sierra El Granizo (Primera localidad)
FSG (IIº) Sitio paleomagnético de las Capas Sierra El Granizo (Segunda localidad)
FSM Falla San Marcos
FSM2 Sitio paleomagnético de la Formación San Marcos
Gpo. Grupo
Hh Campo magnético horizontal
Hv Campo magnético vertical
I Inclinación
in situ En el lugar
Inc Inclinación
Io Inclinación observada
Ix Inclinación esperada
J Jurásico
J1 Cúspide 1 del Jurásico
J2 Cúspide 2 del Jurásico
Jt Jurásico Tardío
K Cretácico
k Parámtero de precisión
km Kilómetro
Ktemp. Cretácico Temprano
LANDSAT Land Satellite
Lat. Latitud
Long. Longitud
m Metros
M Dipolo Magnético
Ma Millones de años
M0 Intensidad inicial
M0r Anomalía magnética inversa del Cretácico Temprano (124 m.a.)
M1 Anomalía magnética normal del Cretácico Temprano (124 m.a.)
M21 Anomalía magnética inversa del Jurásico Tardío (147.7 m.a.)

vii
M3r Anomalía magnética inversa del Cretácico Temprano (121 m.a.)
MMS Megacizalla Mojave Sonora
MRD Magnetización Remanente Deposicional
MRI Magnetización Remanente Isotermal
MRN Magnetización Remanente Natural
MRQ Magnetización Remanente Química
m.s.n.m. Metros sobre el nivel del mar
mT Mili Tesla
N Número de muestras
n Número de muestras utilizadas en los análisis
OP Observed Pole
p Distancia angular
PEMEX Petróleos Mexicanos
PEP Paleomagnetic Euler Pole
PGV Polo geomagnético virtual
po Distancia hacia el polo observado
PP Polo paleomagnético
pr Distancia hacia el polo de referencia
Prom. Promedio
R Rotation
re Radio de la Tierra
RP Reference Pole
S Polo geográfico
SG Sierra El Granizo
sp Especie
SSMP Sierra San Marcos Pinos
TCP Sitio paleomagnético de las Capas Tanque Cuatro Palmas
Tr Triásico
VSM Valle San Marcos
α95 Radio del intervalo de confianza alrededor de la media
∆F Límite de confianza del 95% para el Flattening
∆p Límite de confianza del polo de referencia
∆R Límite de confianza del 95% para la Rotation

viii
RESUMEN
En el Valle San Marcos, localizado en la parte central del estado de Coahuila, se
encuentra la Falla San Marcos que es la única falla de basamento multi-reactivada que ha
sido claramente documentada en el noreste de México. La falla tiene una longitud mínima
de 300 km y tiene un rumbo ~N62ºW, pertenece a un grupo de lineamientos que han sido
identificados o postulados para el noreste de México. Se ha postulado que la falla acomodó
desplazamiento lateral izquierdo en el Jurásico, pero estudios recientes muestran solo
evidencia de fallamiento normal en el Jurásico y Cretácico. La Falla San Marcos limita a
dos regiones con diferencias estructurales, al norte el Cinturón Plegado de Coahuila y al sur
el Bloque de Coahuila. Asociada a la actividad tectónica de la FSM hubo la depositación de
una cuña clástica marina y continental, la cual registra sus periodos de actividad e
inactividad a lo largo del Jurásico, Cretácico y Terciario. La cuña está constituida por las
unidades: capas Las Palomas, capas Sierra El Granizo, capas Tanque Cuatro Palmas y la
Formación San Marcos. Esta cuña clástica fue muestreada en 27 sitios para un análisis
paleomagnético con la finalidad de determinar la dirección de la componente magnética
característica en términos de declinación e inclinación de cada formación, para poder
determinar si dichas rocas sufrieron rotaciones paleomagnéticas durante los diversos
periodos de actividad de la Falla San Marcos. La magnetoestratigrafía realizada en la parte
inferior-media de la Formación San Marcos acota la edad al Berrasiano-Aptiano Inferior.
La dirección media de la componente magnética característica de la Formación San Marcos
en el Valle de San Marcos, corregida estructuralmente (por: 207º/08º) es de Dec=355.5º,
Inc=43.5º (k=10.8, α95=8.2º, n=35 muestras). La sección Jurásico Superior en sitios fuera
de la zona de falla de la Falla San Marcos tienen una dirección media de la componente
magnética característica, corregida estructuralmente (por: 230º/20º) de Dec=338.5º,
Inc=32.4º (k=12.55, α95=12.2º, n=32 muestras). Las Capas Las Palomas y una sección de
las Capas Sierra El Granizo, en la zona de falla dan direcciones fuertemente discordantes.
Todas las unidades están afectadas por una rotación horaria que varían en la zona de falla
entre un máximo de ~69°-95º y un mínimo ~4°-25º. Existen dos modelos para explicar la
rotación, el primero, considerando desplazamiento izquierdo en el Jurásico Tardío además
del fallamiento inverso del Cretácico Tardío-Temprano durante la Orogenia Laramide; el

ix
segundo modelo explica rotaciones horarias como producto de la reactivación de la falla de
San Marcos durante la Orogenia Laramide. La evidencia paleomagnética favorece este
último modelo.

x
CAPÍTULO I
GENERALIDADES

1.1 INTRODUCCIÓN
En el Valle San Marcos (VSM), que se localiza en la parte central del estado de
Coahuila, aflora la Falla San Marcos (FSM) (McKee y Jones, 1979; Charleston, 1981;
McKee et al., 1984; 1990) que es la única falla de basamento multi-reactivada que ha sido
claramente documentada en el noreste de México. La falla tiene una longitud mínima de
300 km y tiene una dirección promedio ~N62ºW (McKee et al., 1990). La FSM pertenece a
un grupo de lineamientos que han sido identificados o postulados para el noreste de México
como lo son: la Falla La Babia (Charleston, 1974; 1981), la zona de fractura Saltillo-
Torreón (Murray, 1959) y la Falla Torreón-Monterrey (De Cserna, 1970, 1976). La FSM
separa a dos regiones contrastantes estructuralmente, al norte el Cinturón Plegado de
Coahuila (CPC) y al sur el Bloque de Coahuila (BC). Esta falla se ha interpretado como
parte de un sistema de fallas transformantes, asociadas a la Megacizalla Mojave-Sonora
(MMS) (Anderson y Schmidt, 1983), que en el Jurásico Tardío conectaron a una dorsal del
Golfo de México con el borde activo del Pacífico. En este modelo se considera a la FSM
una falla menor que acomodó parte del desplazamiento lateral izquierdo de la MMS hace
~150 Ma (Anderson et al., 1982). El origen y evolución temprana de la FSM se ubica
dentro del marco tectónico propuesto para explicar la evolución del norte de México y la
apertura del Golfo de México. En este trabajo se presentan datos paleomagnéticos y
estructurales de la región del Valle San Marcos y se discuten las implicaciones tectónicas
de esos datos para el comportamiento de la Falla de San Marcos.

La FSM produjo la depositación de una cuña clástica marina y continental que


registra de manera clara y directa periodos de actividad y calma de la falla durante el
Jurásico, Cretácico y Terciario (McKee et al., 1990). Hay que señalar que el estudio
paleomagnético está motivado en que no existen aún evidencias contundentes que sustenten
la cinemática lateral de la falla, aunque hay algunos trabajos recientes que hablan al
respecto (Charleston, 1981; Padilla y Sánchez, 1982; McKee et al., 1984; 1990).
Recientemente, Chávez-Cabello et al., (2005) analizaron la evidencia estructural de
actividad intermitente de la FSM en el sur de Coahuila desde el Jurásico Tardío al
Plioceno-Cuaternario con base en el estudio de áreas claves a lo largo de la falla. Del
trabajo de Chávez-Cabello et al., (2005) se desprende que durante el Jurásico Tardío-
Neocomiano la FSM acomodó extensión de la corteza en dirección NNE. Esta información
contrasta con las interpretaciones anteriores de que la FSM tuvo en ese tiempo
desplazamientos laterales grandes. Por otra parte, se han documentado recientemente dos
reactivaciones más de la FSM que se registraron hacia el noroeste en el estado de
Chihuahua principalmente, lo anterior en el Terciario Medio-Tardío (Aranda-Gómez et al.,
2003). Según estos autores la falla se podría extender otros 300 Km.

Aun si los datos paleomagnéticos son el centro de esta contribución, se presenta


también una recopilación bibliográfica de la geología regional y la evolución tectónica del
noreste de México, como elemento que permita la interpretación regional de los datos
paleomagnéticos. Los datos estructurales y cartografía que se presentan en esta tesis son el
resultado de colaboraciones del autor con Chávez-Cabello y colaboradores (2005) y del
trabajo de tesis de licenciatura del autor. La estratigrafía está principalmente basada en los
estudios de McKee et al. (1990) y observaciones del autor en los sitios de muestreo
paleomagnético. Una contribución más de este trabajo es un estudio de magnetoestratigrafía
en la Formación San Marcos del Cretácico Temprano, que permite evaluar algunos
aspectos de la evolución paleogeográfica de la región. Se presenta entonces un bosquejo
general de la evolución paleogeográfica del noreste de México, basada en una revisión de la
literatura actualizada del tema.

1.2 ANTECEDENTES
La FSM fue originalmente identificada por Charleston (1981) quién infirió
desplazamientos laterales izquierdos a lo largo de su traza con base en la interpretación de
imágenes LANDSAT. Una interpretación similar fue hecha por Padilla y Sánchez (1982).
Posteriormente los primeros trabajos a detalle realizados sobre la FSM fueron
principalmente estratigráficos (McKee et al., 1984; 1990) los cuales permitieron identificar
los periodos de actividad e inactividad de la misma, con base en la interpretación de la
secuencia estratigráfica y los estudios de procedencia de la cuña clástica marina y
continental del Mesozoico depositada al norte de la falla.

El VSM contiene una excelente evidencia estratigráfica (McKee et al., 1990) y


estructural (Chávez-Cabello et al., 2005) que registraron la existencia y actividad de la
FSM. La evidencia estratigráfica de la actividad de la falla proviene de la interpretación de
la cuña clástica potente depositada en el bloque norte de la falla (Cuenca de Sabinas), y
cuyos clastos fueron derivados del bloque sur (BC). La evidencia estructural es
principalmente el cambio en estilos de deformación entre el BC y el CPC, así como por
yuxtaposición de rocas del basamento con sedimentos del Jurásico.

Charleston (1981) y Padilla y Sánchez (1982) interpretaron desplazamientos


izquierdos a lo largo de la FSM, que podrían haber generado anticlinales de forma sigmoide
en rocas del Cretácico y Jurásico Tardío (McKee et al., 1990), en la Sierra El Granizo al sur
del VSM. Por otro lado, Montemayor-Sánchez (2003) en un análisis estructural realizado
en datos medidos sobre la traza de la FSM en el VSM y en el flanco noroeste de la Sierra
San Marcos y Pinos (SSMP), concluyó que la deformación alrededor del VSM fue causada
por el evento Laramide del Terciario Temprano y no implica desplazamientos laterales
importantes sobre la FSM durante el Terciario Temprano. Esto contrasta con la
interpretación de Charleston (1981) y Padilla y Sánchez (1982) acerca de los
desplazamientos izquierdos. En su lugar Montemayor-Sánchez (2003) propone que la
inversión local de bloques de basamento sería más consistente con el fallamiento y la
geometría del pliegue en el anticlinal de la SSMP.

Por otra parte, Arvizu-Gutiérrez (2003) realizó un estudio paleomagnético en rocas


jurásicas que afloran en un par sinclinal-anticlinal que se encuentran en una zona de
curvamiento de la FSM. Esta zona del valle es crítica porque los pliegues son las únicas
macroestructuras plegadas hasta ahora conocidas dentro del VSM. Los pliegues afloran al
pie de la Sierra El Granizo (SG) por donde pasa la traza de la FSM y se han interpretado
como producto de deformación lateral izquierda (McKee et al., 1990). Los resultados
paleomagnéticos de las rocas jurásicas se interpretaron como evidencia de una rotación
horaria local de entre 80-90° (Arvizu-Gutiérrez, 2003), ya que en una comparación con la
curva de vagabundeo polar aparente para Norteamérica y con los polos de la Formación
Nazas y la Serie Acatita del Jurásico, el polo paleomagnético es discordante. Por otra parte,
Arvizu-Gutiérrez (2003) sugirió otro modelo para explicar la deformación en las
macroestructuras al pie de la Sierra el Granizo, estas pudieron haber sido deformadas y
rotadas fuertemente durante la Orogenia Laramide y con esto descartar la hipótesis de
grandes desplazamientos laterales (Chávez-Cabello et al., 2005).

En el mismo estudio paleomagnético de Avizu-Gutiérrez (2003) se incluyeron


muestras provenientes de unos afloramientos de granitoides Triásico que según McKee et
al. (1990) representan a un bloque de basamento in situ. Los resultados de Arvizu-Gutiérrez
(2003) sugieren que estos corresponden a bloques caídos del escarpe de la FSM durante su
actividad ya que los datos no presentan declinaciones ni inclinaciones del Triásico, así
como ninguna consistencia entre ellos.

1.3 JUSTIFICACIÓN
La justificación para la realización de esta investigación es llegar a un mejor
entendimiento de la escala, temporalidad y alcance de rotaciones respecto a un eje vertical
de las unidades que corresponden a la cuña clástica durante el supuesto fallamiento lateral
en la FSM tanto durante su instauración en el Jurásico Tardío, además de la primera
(hundimiento del bloque sur) y segunda (inversión de la cuenca) reactivaciones en el
Neocomiano y Terciario Temprano, respectivamente (McKee et al., 1984; 1990; Chávez-
Cabello et al., 2005). Esto se logra mediante un muestreo que se extiende a otras zonas del
VSM, pues el estudio anterior se limitó a la zona interpretada como de doblez de falla, y
extendiendo el estudio a rocas del Jurásico Superior y Cretácico Inferior.

Conociendo el comportamiento paleomagnético de las unidades de la cuña clástica


continental y marina, se establece en este estudio un modelo de evolución completo de la
actividad de la FSM durante sus periodos de actividad desde su instauración hasta su última
reactivación registrada en las rocas expuestas en el VSM. En otras palabras, el estudio
paleomagnético permitió discriminar entre los dos modelos propuestos para los estilos de
deformación observados en el área de estudio sobre la traza de la falla; es decir el modelo
de desplazamiento laterales, o el modelo de inversión de bloques de basamento (inversión
tectónica) sin desplazamientos laterales sino más con acortamiento horizontal y
levantamiento vertical.

Esta tesis es entonces la extensión del trabajo paleomagnético, de cartografía y


levantamiento estructural previo en el VSM (Arvizu-Gutiérrez, 2003). En este trabajo se
amplió el muestreo paleomagnético en el VSM al resto de la secuencia que pertenece a la
cuña clástica marina del Jurásico (McKee et al., 1990), que corresponde a las capas Las
Palomas, capas Sierra El Granizo y capas Tanque Cuatro Palmas (Titoniano) que son las
únicas que contienen amonites (Proniceras y Substeuroceras). También se incluyó en el
muestreo a la cuña clástica continental que corresponde a la Formación San Marcos
(McKee et al., 1990) la cual carece de fósiles índice. Debido a lo anterior, se hizo un
estudio magnetoestratigráfico de una sección de dicha formación para poder establecer una
edad más precisa, ya que según McKee et al. (1990) esta unidad corresponde al Cretácico
Inferior (Neocomiano) que es la edad asignada por posición estratigráfica.

1.4 OBJETIVOS Y METAS


El objetivo principal del estudio es la determinación de rotaciones potenciales con
respecto a ejes verticales de cada una de las unidades en el VSM que pudieron haber sido
afectadas durante la actividad de la FSM y proponer un modelo geológico con base a los
resultados paleomagnéticos. Para realizar lo anterior se propusieron las siguientes metas:

a) Muestreo paleomagnético de la cuña clástica marina del Jurásico (capas Las


Palomas, capas Sierra El Granizo y Tanque Cuatro Palmas). Además de la cuña
clástica continental (Formación San Marcos).
b) Análisis de los datos paleomagnéticos para determinar los polos
paleomagnéticos del Jurásico y Cretácico registrados en las distintas unidades
estratigráficas. Los datos obtenidos fueron comparados con la curva de
vagabundeo polar aparente para Norteamérica.
c) Realizar un estudio magnetoestratigráfico de la Formación San Marcos para
establecer una edad más precisa dentro del Cretácico Inferior (Neocomiano)
(Mckee et al., 1990).
d) Proponer diversos modelos geológicos que expliquen la evolución tectónica de
los datos paleomagnéticos obtenidos.
1.5 LOCALIZACIÓN Y VÍAS DE COMUNICACIÓN

El VSM se localiza a aproximadamente 40 km al sur de la cabecera municipal de


Cuatro Ciénegas, en la parte central del estado de Coahuila. Mientras que la SSMP se
encuentra a ∼ocho kilómetros al suroeste de dicho cabecera. A ambas localidades se llega a
través de la carretera Monclova-San Pedro de Las Colonias, Coahuila. Sobre la carretera
entre Cuatro Ciénegas y San Pedro de Las Colonias (entre los kms 88 y 125), se circula
sobre el límite norte y noroeste de la SSMP, la cual tiene una orientación de sus estructuras
casi N-S. En el kilómetro 120.2 de la mencionada carretera, se toma una desviación al
oriente, avanzando 2 km sobre un camino de terracería que es transitable todo el año, para
ingresar al VSM. En la pared sur del VSM, al pie de la Sierra el Granizo, McKee y
colaboradores (1984, 1990) reconocieron la traza de la FSM (Figura 1).

Figura 1. Localización y vías de acceso al Valle San Marcos (área verde) y a la Falla San Marcos (en rojo),
Coahuila, México.
1.6 CLIMA Y VEGETACIÓN
El estado de Coahuila está situado, en su mayor parte, en el oriente de una gran área
climática denominada como desierto de Chihuahuense. Se caracteriza por poseer climas
continentales secos y muy secos, que van desde los semicálidos, predominantes en los
bolsones coahuilenses, hasta los templados de las partes más altas y las más septentrionales.

El clima seco a semi-seco predomina en el centro y poniente del estado de Coahuila.


Predomina típicamente en sus amplios llanos desérticos (bolsones) y en las bajadas tendidas
de las sierras, en terrenos generalmente más bajos que 1400 m de altitud, con suelos típicos
de zonas áridas y vegetación de matorral desértico o bien halófilo. De acuerdo a la
clasificación Köeppen (1936), el clima es del tipo seco, con lluvias en verano (septiembre)
e invierno y escasas el resto del año. Las precipitaciones promedian anualmente entre 100 a
400 mm, la temperatura media del año es de unos 18 °C a 22 °C, la mínima es de –12 °C y
la máxima de 47 °C. En lo alto de la sierra cambia a templado semi-seco.

La vegetación que está determinada por el clima, encontrando Sotol (Desylirión


sp.), Lechugilla (Agave Funkiana), Candelilla (Euphorbia Antisyphilitica), Maguey (Agave
sp.), Guayule (Pathenium), Mezquite (Prosopis Juliflora), Uña de gato (Acacia Greggy),
Engordacabra (Dalen sp.), Nopal Cegador (Opuntia Microdasys), Nopal Rastrero (Opuntia
Trasera), Nopal Tapón (Opuntia Robusta), Biznaga (Echinocactus sp), Ocotillo
(Franquieria Splendes), Peyote (Atrophytum Asterias), Granjeno (Celtis sp), Gobernadora
(Larrea Divaricata), Hojasén (Fluorencia sp.), Palma Chica (Yuca Filífera), Palma Real
(Yuca Carnerosana) y Zacatón Alcalino (Sprobulas sp.).
CAPÍTULO II
GEOLOGÍA REGIONAL

2.1 INTRODUCCIÓN
El noreste de México ha sido escenario de numerosos eventos tectónicos y
paleogeográficos (Paleozoico-Cenozoico), los cuales definieron las formas
geomorfológicas en el relieve que se observan actualmente. El evento tectónico más
importante en el Paleozoico fue la colisión de Gondwana y Laurasia en el Pérmico Inferior,
lo cuál ocasionó el desarrollo del Cinturón Orogénico Ouachita-Marathon y la posterior
transferencia de terrenos peri-Gondwánicos a Pangea (Handschy et al., 1987; Dickinson y
Lawton, 2001; Keppie, 2004; Poole et al., 2005; Nance et al., 2006).

La historia paleogeográfica de México durante el Mesozoico y Cenozoico esta


relacionada íntimamente con la apertura del Golfo de México en el Mesozoico Tardío
(Salvador y Green, 1980; Salvador, 1991c; Goldhammer, 1999; Reed, 2001; Pessagno y
Martin, 2003; Bird et al., 2005), cuando la placa Norteamericana empezó a separarse de las
placas de Sudamérica y África. El rompimiento y separación de esas placas formó altos y
bajos de basamento que determinaron la distribución de tierras emergidas y mares así como
también los patrones de sedimentación (Triásico-Cretácico) en el noreste de México
(Padilla y Sánchez, 1982; 1986; López-Ramos, 1981; Goldhammer, 1999; Goldhammer y
Johnson, 2001). La distribución de altos de basamento controló la sedimentación de
secuencias en el Jurásico-Cretácico. La distribución de altos de basamento y de las fallas
que delimitan estos bloques también influyó en el estilo de deformación observado en estas
secuencias durante la Orogenia Laramide. La deformación se expresa como pliegues con
estructuras anticlinales y sinclinales formados durante el Cretácico Tardío-Eoceno (Imlay,
1938b; Humphrey, 1956; de Cserna, 1956 y Tardy, 1980; Eguiluz et al., 2000).
2.2 EVOLUCIÓN TECTÓNICA GENERAL DEL NORESTE DE
MÉXICO

2.2.1 PALEOZOICO TARDÍO

Durante el Pérmico Temprano se formó Pangea por la colisión de Gondwana y


Laurasia. Este evento tectónico de gran magnitud produjo el cierre del Proto-Atlántico y el
desarrollo subsecuente del Cinturón Orogénico Ouachita-Marathon (Figura 2). Los
sedimentos que componen este cinturón son rocas metasedimentarias del Pérmico-
Carbonífero y de secuencias tipo turbidíticas del Pérmico Temprano (Goldhammer, 1999),
además de depósitos vulcano-clásticos e intrusiones con afinidad de arco en el borde
sureste de Norteamérica (Coney, 1983; Handschy et al., 1987; Poole et al., 2005).

Figura 2. Mapa del noreste de México y sur de Texas para el Jurásico, ilustrando los elementos tectónicos
principales descritos en el texto. Abreviaciones: NL-Nuevo Laredo; TA-Tampico; CV-Ciudad Victoria; S-
Saltillo; M-Monterrey. (Modificada de Goldhammer, 1999).
2.2.2 TRIÁSICO TARDÍO-JURÁSICO MEDIO TARDÍO

En esta etapa ocurrió el rompimiento de Pangea y la formación inicial de la cuenca


del Golfo de México, justo al sur del actual margen de la Placa de Norteamérica
(Michalzik, 1991; Salvador, 1991c; Cantú-Chapa, 1999; Centeno-García, 2005). Este
evento, llamado “etapa de rift”, fue caracterizada por deformación extensional que generó
una red compleja de fracturas y fallas normales como también fallas laterales izquierdas
orientadas NW (Figura 2, Salvador, 1991c), que en conjunción con el fallamiento normal
generaron bajos de basamento que controlaron los procesos de sedimentación durante este
tiempo (Padilla y Sánchez, 1982; 1986; López-Ramos, 1981; Figura 2). La sedimentación
relacionada al rift y actividad ígnea que acompañaron a este fallamiento intracontinental
(Pindell y Dewey, 1982) está registrada en la Formación Huizachal (Michalzik, 1991) del
Jurásico Temprano-Medio (Rueda-Gaxiola, 1998; Clark et al., 1994; Fastovsky et al., 1995
y 2005). El rifting culminó en el Oxfordiano más temprano hace aproximadamente 150.5
Ma (Goldhammer et al., 1991; Cantú-Chapa, 1999).

La sedimentación asociada al rift en el noreste de México consiste principalmente


de una secuencia de capas rojas continentales de edad Triásico Tardío-Jurásico Temprano
(Belcher, 1979; Gose et al., 1982; Michalzik, 1991; Salvador, 1987, Rueda-Gaxiola, 1998),
otros dicen que la porción volcánica de la Formación La Boca coincidió con vulcanismo de
arco durante el Jurásico Temprano (Fastovski et al., 2005). La acumulación de depósitos
extensos de sal ocurrió durante el Jurásico Medio o Jurásico Tardío-Temprano. Cabe
mencionarse que la extensión de la corteza alcanzó su máximo desarrollo hacia el final o
poco después de la acumulación de las evaporitas del Caloviano. Estos depósitos de sal
fueron movidos hasta su posición actual como resultado del emplazamiento de la corteza
oceánica inicial durante el Caloviano Tardío al Oxfordiano Temprano (Salvador, 1991c;
Fastovsky et al., 1995; 2005; Cantú-Chapa, 2001; Passagno y Martin, 2003).

Se ha propuesto también que durante este tiempo hubo movimiento lateral izquierdo
a lo largo de la hipotética Megacizalla Mojave-Sonora (MMS) (Silver y Anderson, 1974;
Anderson y Schmidt, 1983; Figura 2). Se especula que este movimiento fue debido a la
subducción oblicua de la Placa Kula-Farallon abajo de la Placa Sudamericana y Yaqui
(Pindell, 1985). Otro evento importante fue el desplazamiento del bloque de Yucatán
mediante una falla transforme dextral (Pindell, 1985; Figura 2) que causó una rotación
antihoraria de la península hasta ocupar su posición actual (Molina-Garza et al., 1992).

2.2.3 JURÁSICO TARDÍO

En tiempo Jurásico Tardío inició la apertura acelerada del Golfo de México y la


formación de la corteza oceánica que tuvo lugar en el Caloviano Tardío-Oxfordiano
Temprano fue de duración muy breve, entre 4-5 Ma (Salvador, 1991c; Pindell, 1985;
Pindell y Dewey, 1982; Buffler y Sawyer, 1985; Coney, 1983).

Según los modelos de Anderson y Schmidt, (1983) las fallas transformantes intra-
continentales de desplazamiento izquierdo cesaron su actividad en el Oxfordiano. Y por
último, el punto de separación de Norteamérica y Sudamérica se concentró en el Proto-
Caribe, donde continuó la formación de piso oceánico (Pindell y Barret, 1990). La
sedimentación del Jurásico Tardío en el noreste de México se desarrolló en una margen
pasiva y fue producto de la transgresión marina, acumulándose principalmente formaciones
clásticas y calcáreas (Formación La Casita).

2.2.4 CRETÁCICO TEMPRANO

Durante este periodo hubo estabilidad tectónica, periodos de subsidencia y


enfriamiento cortical (Salvador, 1991c; Goldhammer, 1999). Se depositaron a lo largo de
los márgenes del Golfo de México plataformas carbonatadas extensas que bordearon a
algunos altos de basamento que aún permanecían emergidos (Padilla y Sánchez, 1986;
Lehmann et al., 1999). También durante este tiempo ocurrió el salto hipotético de la dorsal
entre Norteamérica y Sudamérica a partir del Golfo de México, hasta una posición al este
de Yucatán (Pindell, 1985). Por otro lado, a fines del Cretácico Temprano se separó
Sudamérica de África en el Atlántico Sur (Coney, 1983).

Estas plataformas carbonatadas del noreste de México son la plataforma de


Coahuila (Formación Cupido) y la plataforma de San Luis-Valles (Formación El Abra). En
las cuencas, la sedimentación fue controlada por la subsidencia a causa del enfriamiento de
la corteza oceánica del Golfo de México.

2.2.5 CRETÁCICO TARDÍO

En esta etapa inició la Orogenia Laramide (Cretácico Tardío-Eoceno). Esta


deformación involucró despegue de la cubierta sedimentaria y movimientos verticales de
bloques del basamento con mecanismos complejos que deformaron sedimentos
mesozoicos, los cuales cabalgaron sobre bloques continentales estables pre-mesozoicos
(Humphrey, 1956; de Cserna, 1956; Padilla y Sánchez, 1986; Eguiluz et al., 2000). De
Cserna (1956) y Tardy (1980) apoyaron la idea de que esfuerzos compresivos axiales,
debidos a la acción de la gravedad, actuaron desde el suroeste hacia el noreste. Ellos
también postularon que los pliegues de la Sierra Madre Oriental fueron el resultado de un
décollement regional sobre evaporitas de las cuales la secuencia del Jurásico Tardío-
Cretácico se despegó y generó los estilos de deformación presentes entre Torreón-
Monterrey. La sedimentación del Cretácico Tardío (y parte del Terciario Temprano) tiene
rasgos claramente sin-orogénicos (Lawton et al., 2001). Se argumenta como causa principal
de la orogenia, un incremento en la actividad magmática y levantamiento en el oeste de
México, producto de adición en la base de la corteza (underplating) en la Sierra Madre
Occidental durante el Cretácico Tardío (Henry y Fredrikson, 1987; Aranda-Gómez y Pérez-
Venzor, 1989), y asociado a la migración del arco magmático hacia la parte interna del
continente, similar a lo ocurrido en el oeste de EUA (Coney y Reynolds, 1977; Dickinson y
Snyder, 1978) y documentado por Clark et al. (1982) y Urrutia-Fucugauchi (1986). Lo
anterior, sería controlado por la disminución del ángulo de subducción de la placa Farallón
durante el Cretácico Tardío. Otro evento importante es la acreción del terreno Guerrero-
Alisitos en el Cretácico Tardío en el borde oeste continental (Centeno y Silva-Romo, 1997).

2.2.6 TERCIARIO TEMPRANO

Contemporáneo, al menos en parte a la orogenia Laramide hubo una regresión del


mar hacia el este depositando una secuencia gruesa de areniscas-lutitas y la formación de
cuencas Terciarias (cuencas de antepaís) algunas de las cuales actualmente son depósitos
ricos de hidrocarburos (Padilla y Sánchez, 1986; Eguiluz et al., 2000; Lawton et al., 2001;
Eberth et al., 2004). Las rocas sedimentarias del Terciario Temprano registran un
fallamiento lístrico con pendiente hacia el Golfo de México.

2.3 ALTOS DE BASAMENTO EN EL NORESTE DE MÉXICO


Se han reconocido hasta ahora cinco bloques de basamento que fueron inferidos a
partir de la distribución de facies y espesores de algunas secuencias de rocas que los
bordeaban a determinado tiempo. Estos bloques fueron cubiertos por agua marina en
diferentes tiempo en el Mesozoico e influenciaron los patrones de sedimentación y estilos
estructurales hasta el Terciario (Padilla y Sánchez, 1986; Goldhammer, 1999; Eguiluz et al.,
2000; Bartolini y Mickus, 2002). Cabe señalarse, que las regiones subyacidas por los
bloques tienen estructuras totalmente diferentes con respecto a aquellas formadas en los
bajos de basamento, y que de alguna manera los altos de basamento no fueron deformados
considerablemente por la Orogenia Laramide. Estos altos de basamento se describen a
continuación.

2.3.1 PENÍNSULA DEL BURRO-PEYOTES

Las rocas del basamento que constituyen la Península del Burro-Peyotes (Figura 2)
son del Paleozoico Tardío (Flawn y Maxwell, 1958; Flawn et al., 1961; Wilson et al., 1984)
e incluyen rocas y sedimentos metamórficos del interior del Cinturón Orogénico Ouachita-
Marathon. Por otra parte, Garrison et al. (1980) propusieron que las rocas del basamento de
ésta península posiblemente son precámbricas.

La Península Burro-Peyotes esta limitada al sur por la Falla La Babia de probable


movimiento sinestral (Charleston, 1974; 1981; Figura 2), sus límites E y SE no están bien
definidos (Padilla y Sánchez, 1986). Fue progresivamente cubierta por los mares cretácicos
hasta que fue finalmente sumergida durante el Maastrichtiano (Padilla y Sánchez, 1986).
Esta península fue considerada por Humphrey (1956) como la parte noroeste de lo que se
conoce como la Península de Tamaulipas.
Las estructuras más importantes sobre la paleopenínsula son anticlinales muy
amplios (NW) que corresponden a El Burro, Peyotes y El Carmen, este último se considera
el más pequeño (Padilla y Sánchez, 1986).

2.3.2 ISLA DE LA MULA

Este alto de basamento fue primero considerado como tal por Kellum et al. (1936).
Pero el nombre de Isla de la Mula fue primeramente postulado por Alfonso (1976) en un
reporte inédito de PEMEX. Este alto se ubica al norte del Bloque de Coahuila en la parte
central del estado de Coahuila (Figura 2) y sus vestigios están expuestos en el Potrero La
Mula y la Sierra del Fuste (Jones et al., 1984). Este alto es considerado como parte de una
serie de terrenos complejos de rocas sedimentarias, metamórficas e ígneas que se
encontraban al sur de la Península del Burro-Peyotes, oeste de Coahuila y este de
Chihuahua durante el Jurásico Tardío y Cretácico Temprano (Jones et al., 1984). Estos
terrenos fueron fuente de detritos para algunas formaciones ubicadas en los márgenes de las
cuencas (Stabler y Márquez, 1977) y también aportaron componentes detríticos de
formaciones predominantemente autóctonas como es el caso de la Formación Padilla (Jones
et al., 1984). Esta isla permaneció emergida durante el Jurásico Tardío y subsecuentemente
fue cubierta en el Cretácico (Hauteriviano), lo que es registrado por la Formación Padilla
(Alfonso, 1976).

Inicialmente el basamento de la isla fue considerado de forma general como


formado por rocas graníticas del Mesozoico Temprano que subyacen a la Formación
Padilla (Humphrey, 1956). Estas rocas de basamento graníticas son las más abundantes en
el Potrero La Mula (Kellum et al., 1936; Imlay, 1940; Charleston, 1974; Denison et al.,
1969; Denison et al., 1970; Jones y McKee, 1979) y Sierra del Fuste (McKee et al., 1979,
Jones et al., 1984) y forman un batolito (Jones et al., 1984). Edades isotópicas del Triásico
Tardío de estas rocas graníticas de la Isla de la Mula confirman la edad Mesozoica
obteniendo una edad del Triásico Tardío de 211 ± 8 Ma en K-Ar (hornblenda) (Denison et
al., 1969) y de 213 ± 14 Ma en Rb-Sr (roca total) (Jones et al., 1984). La composición
calco-alcalina de las rocas plutónicas sugiere que provienen de un arco magmático
(Dickinson, 1972; Miyashiro, 1972). Varios autores han sugerido un sistema arco-trinchera
que existió en el norte de México durante el Paleozoico Tardío-Mesozoico Temprano
(Walper, 1980). Este arco resultó de la subducción de la placa de Sudamérica bajo la de
Norteamérica (Cunningham, 1975; Rowett y Hawkins, 1975) o de una placa paleopacífica
bajo Pangea (Torres et al., 1999).

La delimitación de la isla primeramente fue determinada por estudios de


paleocorrientes, evidencias estratigráficas y de estructuras principalmente como pliegues
(Jones et al., 1984); posteriormente estudios aereomagnéticos de Petróleos Mexicanos sobre
la Isla de la Mula permitieron su mejor delimitación y extensión (Jones et al., 1984).

2.3.3 ISLA DE MONCLOVA

La Isla de Monclova se encuentra dentro de la cuenca de Sabinas al sureste de la


ciudad de Monclova, Coahuila (Figura 2). Su basamento se desconoce, pero recientemente
en dos perforaciones realizadas por PEMEX (Eguiluz, 2001) se encontró una tonalita de
hornblenda de una edad de 230 ± 11 Ma en K/Ar (hornblenda) y un granito de 225 ± 20 Ma
en K/Ar (feldespato). Esta isla estuvo emergida desde el Berriasiano hasta los inicios del
Hauteriviano, cuando fue cubierta por el mar quien depositó a la Formación Padilla
(Márquez et al., 1976; González, 1976; Alfonso, 1976). Eguiluz (2001) menciona que la
Isla de Monclova está cubierta por rocas carbonatadas arcillosas y terrígenas del
Berriasiano. Los rasgos estructurales asociados a la supuesta isla de Monclava también han
sido atribuidos a diapiros evaporíticos jurásicos acumulados en la cuenca de Sabinas
(Padilla y Sánchez, 1986).

2.3.4 BLOQUE DE COAHUILA

Fue definida por Kellum et al. (1936) como “Península de Coahuila”. Se ha


sugerido para el bloque de Coahuila la existencia de dos arcos magmáticos previos a la
transgresión marina del Jurásico Tardío en el noreste de México. Se ha determinado que el
arco más antiguo arroja edades del Pensilvánico Medio al Pérmico (McKee et al., 1988;
1999; López, 1997) y permo-triásicas (Torres et al., 1999), y el más joven del Triásico
Tardío-Jurásico (Grajales et al., 1992; Jones et al., 1995). Las rocas que componen el
basamento del bloque de Coahuila son una secuencia gruesa de rocas marinas del
Pensilvánico Medio (?) al Pérmico, así como a cuerpos intrusivos del Triásico. Las rocas
presentan metamorfismo de grado bajo, son esencialmente secuencias turbidíticas derivadas
de un arco volcánico activo (Arco Las Delicias) que produjo acumulaciones de depósitos de
gravedad transportados en masa hacia la Cuenca de Las Delicias, este arco fue construido
durante la formación de la Pangea por la colisión entre Norteamérica y Sudamérica en el
Pensilvánico Tardío-Pérmico Temprano (McKee et al, 1988; 1999; López, 1997; Fastovski
et al., 2005).

El arco permo-triásico (Torres et al., 1999), se instauró en el oeste de Pangea,


inmediatamente después de la colisión de Gondwana y Laurasia durante la Orogenia
Ouachita-Marathon, aproximadamente a los 281 Ma (Dickinson y Lawton, 2001). Se han
definido edades para estas rocas derivadas de este arco que van de 287 a 232 Ma, así como
valores de εNd de –4.4 a +2.5, por lo que concluyen que corresponden a rocas de un arco
que se desarrollo sobre corteza continental evolucionada (Torres et al., 1999) que debe estar
en su parte norte y oeste en contacto tectónico o intrusivo con sedimentos deformados del
Paleozoico. Este arco marca el inicio de la actividad magmática relacionada a la subducción
del Pacífico (Torres, et al., 1999; Centeno-García, 2005).

El arco del Triásico Tardío-Jurásico es mejor documentado en el norte de Zacatecas


y Durango por Grajales et al. (1992) y Jones et al. (1995) donde se asocia a la Formación
Nazas. Los afloramientos de los granitoides de arco del Triásico Tardío-Jurásico han sido
reconocidos tanto en el Bloque de Coahuila (área de Delicias-Acatita: Denison et al., 1969;
Grajales et al., 1992; McKee et al., 1988; Molina-Garza, 2005), como en la Cuenca de
Sabinas en las localidades de Potrero de La Mula (Jones et al., 1984); Sierra Mojada
(McKee et al., 1988) y Valle San Marcos (Jones et al., 1982; McKee et al., 1990); sin
embargo, rocas volcánicas de estas edades no han sido reconocidas (Grajales et al., 1992)
en algunos de estos sitios. Se cree que este arco fue producido por la subducción de la
placa Pacífica a lo largo del margen oeste de México durante el Triásico Tardío-Jurásico
(McKee et al., 1988; Campa y Coney, 1983; Jones et al., 1995).
El bloque de Coahuila está limitado al norte por la FSM de carácter inferido lateral
izquierdo (McKee et al., 1984; 1990), y al sur por el lineamiento Torreón-Monterrey
paralelo a una falla de corrimiento lateral a la MMS de Anderson y Schmidt (1983). El
Bloque de Coahuila se caracterizada por pliegues laramídicos dómicos amplios (anticlinales
con doble inmersión). En los pliegues, los ejes muestran una orientación NW-SE debido a
que el bloque que funciona como un indentor rígido para la gran parte de la deformación
Laramide sobre los carbonatos cretácicos (Imlay, 1936; Charleston, 1981; Goldhammer,
1999). Cabe señalarse que según Lehmann et al. (1999) el bloque o isla de Coahuila jugó
un papel importante en la orientación de las plataformas carbonatadas de Cupido-Sligo
(Barremiano-Aptiano) y la plataforma Coahuila (Aptiano-Albiano). El bloque permaneció
emergido desde el Jurásico Tardío hasta posiblemente el Aptiano Tardío (Padilla y
Sánchez, 1986) cuando fue cubierto completamente por la transgresión marina del
Mesozoico Tardío.

2.3.5 ARCHIPIÉLAGO DE TAMAULIPAS

El Archipiélago de Tamaulipas fue primeramente postulado como elemento


paleogeográfico por Álvarez (1958). Tiene un basamento compuesto por intrusivos
graníticos Permo-Triásicos vestigios del arco continental del Paleozoico Tardío y
metasedimentos paleozoicos que aparentemente pudieran pertenecer a la zona interior del
sistema Ouachita (Padilla y Sánchez, 1986). El Archipiélago de Tamaulipas fue
considerado por Humphrey (1956) como parte de una masa continental continua durante el
Jurásico Tardío la cual bordeó la parte oeste del Golfo de México ancestral.

El archipiélago incluye a las islas de Lampazos, Sabinas, Picachos y San Carlos


(Figura 2). Esta limitado al este por la falla lateral derecha Tamaulipas-Chiapas que
permitió la migración del bloque de Yucatán (Pindell y Dewey, 1982; Pindell, 1985; Figura
2). Fue un alto de basamento expuesto desde el Triásico Tardío al Cretácico Temprano,
después fue completamente transgredido (Wilson et al., 1984). El bloque continuó
subsidiendo durante el resto del Cretácico hasta que fue deformado y levantado por la
orogenia Laramide (Padilla y Sánchez, 1986). Las estructuras que caracterizan a este
bloque son sierras alargadas con relieve bajo. Rocas de la paleoisla de San Carlos fueron
intrusionadas por cuerpos graníticos durante el Oligoceno y Mioceno (López-Ramos,
1981).

2.4 BAJOS DE BASAMENTO EN EL NORESTE DE MÉXICO


La distribución de altos y bajos de basamento en el noreste de México controló la
sedimentación ocurrida desde el Triásico Tardío hasta el Cretácico Tardío. Toda la
secuencia sedimentaria depositada en los bajos de basamento fue plegada durante la
orogenia Laramide (Cretácico Tardío-Eoceno), y se caracteriza por pliegues, algunos
volcados y cabalgados sobre los altos de basamento; además existieron algunos pliegues
asociados a diapiros (Padilla y Sánchez, 1986; Goldhammer, 1999).

2.4.1 CINTURÓN PLEGADO DE COAHUILA (CPC)

El CPC se encuentra en la parte norte de Coahuila y Nuevo León, localizándose en


su parte centro-norte de la Cuenca de Sabinas. El CPC fue definido por Humphrey (1956) y
consiste en numerosos anticlinales aislados, orientados NW-SE, alargados y apretados, con
doble buzamiento. Los anticlinales son separados por valles sinclinales amplios. Algunos
de los anticlinales están erosionados en su núcleo formando potreros. Esta morfología se
debe a la intrusión y erosión subsecuente de rocas evaporíticas del Jurásico Superior de la
Formación Olvido (Murray, 1959; Wall et al., 1961; Charleston, 1981; Padilla y Sánchez,
1982; 1986).

El CPC está enmarcado por dos elementos positivos del basamento, el arco Burro-
Salado al norte, y el bloque de Coahuila en el sur, separados por dos fallas regionales
(Figura 2). La falla al norte es La Babia (Charleston, 1974; 1981), y la falla al sur es la
Falla San Marcos (McKee y Jones, 1979; Charleston, 1981; McKee et al., 1984, 1990) que
separa el CPC del BC.

La Cuenca de Sabinas, que forma parte del CPC (Figura 2), abarca parte de los
estados de Coahuila y Nuevo León. El relleno de la cuenca esta compuesto principalmente
por más de 5000 m de sedimentos marinos mesozoicos depositados durante periodos de
subsidencia y posteriormente fueron plegados durante la orogenia Laramide (Eguiluz,
2001). Se han manejado varios modelos para el origen de la cuenca, pero el más aceptado
esta relacionado a un rift asociado con la apertura del Golfo de México (Salvador, 1991;
Eguiluz, 2001). La Cuenca de Sabinas esta bordeada al igual que el CPC, al noreste y
suroeste por una serie de altos y bajos de fallas (McKee et al., 1990; Eguiluz, 1994)
limitados por la FSM (McKee y Jones, 1979; Charleston, 1981; McKee et al., 1984, 1990)
y la Falla La Babia (Charleston, 1974, 1981), respectivamente. Al este limita con el
archipiélago de Tamaulipas, al sur con el frente de la Sierra Madre Oriental y el BC, y por
último al oeste por la fosa de Chihuahua (Padilla y Sánchez, 1986).

Las rocas más antiguas reconocidas en la Cuenca de Sabinas son conglomerados


derivados de la erosión de los altos de basamento durante el fallamiento activo durante el
Jurásico (McKee et al., 1990). Las estructuras más importantes dentro de la cuenca son
pliegues largos, anchos y alargados mientras hacia los altos de basamento los pliegues son
volcados y cabalgan a los bloques elevados. En la parte sur de la cuenca se han reconocido
algunos pliegues dómicos que están asociados a diapiros de evaporitas del Jurásico
Superior, principalmente en las Sierras del Fraile y Sierra de Minas Viejas (Padilla y
Sánchez, 1986).

2.4.2 CINTURÓN PLEGADO Y CABALGADO DE LA SIERRA MADRE


ORIENTAL

Este cinturón plegado fue generado durante el evento Laramídico en México


(Cretácico Tardío-Eoceno), se caracteriza por anticlinales alargados, volcados y apretados
hacia el norte y noreste, donde frecuentemente existen fallas de cabalgamiento (Padilla y
Sánchez, 1986; Charleston, 1981; Gray y Johnson, 1995; Marret, 1995; Eguiluz et al.,
2000). En general el cinturón plegado presenta una dirección NW-SE, aunque en el área de
Saltillo y Monterrey sigue una orientación E-W, al W de lo que se conoce como Curvatura
de Monterrey (Figura 2). Entre Torreón y Saltillo continúa con una dirección franca E-W.
Sus límites al este y al norte, son el archipiélago de Tamaulipas y la Cuenca de Parras
(Padilla y Sánchez, 1986).
El basamento de este cinturón es de edad Proterozoica y forma la parte norte del
microcontinente llamado Oaxaquia (Ortega-Gutiérrez et al., 1995). Este basamento se
encuentra en las localidades de Ciudad Victoria y Molango (Gneis Huiznopala y Novillo).
Ambas localidades tienen edades metamórficas entre 911 y 1080 Ma, y edades modelo
(Nd) de 1.4 a 1.8 Ga similares a las del Cinturón Greenvilliano (Patchett y Ruiz, 1987; Ruiz
et al., 1988b; Lawlor et al., 1999).

Las rocas del Paleozoico Superior consisten de rocas metamórficas (Esquisto


Granjeno) y meta-sedimentos con metamorfismo de grado bajo y rocas volcánicas (De
Cserna, 1956; Tardy, 1980). Localmente existen secuencias sin deformación del Paleozoico
Inferior y Medio (área de Ciudad Victoria; Formación Guacamaya). En otras localidades,
sobreyaciendo discordantemente a las unidades Proterozoicas y Paleozoicas, se presentan
secuencias de capas rojas mesozoicas del Jurásico (Centeno-García, 2005), y a éstas a su
vez les sobreyacen evaporitas, rocas clásticas terrígenas y carbonatadas del Jurásico
Superior. La secuencia del resto del Mesozoico incluye rocas carbonatadas del Cretácico
Inferior y rocas clásticas del Cretácico Superior (Padilla y Sánchez, 1986; Charleston,
1981).

2.4.3 CUENCAS DE PARRAS Y LA POPA


Las cuencas de Parras y La Popa son de tipo antepaís de edad Cretácico Tardío-
Eoceno. Contienen cerca de 5000 m de rocas siliciclásticas acumuladas en ambientes
marinos someros y continentales que van desde el Campaniano al Eoceno, y han sido
integradas dentro del Grupo Difunta que también fue afectado durante la deformación
Laramide en el noreste de México (Weidie y Murray, 1967; Laudon, 1984; McBride et al.,
1974; Vega-Vera y Perriliat, 1989; Soegaard et al., 1997; Ye, 1997).

La cuenca de Parras (Figura 2) se encuentra entre el Bloque de Coahuila, al norte, y


el frente de la Sierra Madre Oriental en su sector transversal de Parras, al sur. Las
estructuras (pliegues y cabalgaduras) presentes son de edad Laramide y de geometrías
altamente variables por su proximidad al frente de la Sierra Madre Oriental (Weidie y
Murray, 1967; Johnson et al., 1991). Al sur del Bloque de Coahuila la deformación es más
intensa, marcada por pliegues alargados, muy apretados, y volcados hacia el norte con ejes
paralelos al frente de la Sierra Madre Oriental. Hacia el norte y al este, la intensidad de la
deformación decrece y se caracteriza por pliegues abiertos (Goldhammer, 1999).

La Cuenca de La Popa (Figura 2) está delimitada al norte por la cuenca de Sabinas,


al este por el CPC, al oeste por el BC, y al sur con la Cuenca de Parras. Las estructuras
típicas de esta cuenca consisten de levantamientos dómicos amplios, donde se involucran
diapiros de evaporitas (Johnson, 1989; Goldhammer, 1999).

2.5 PALEOGEOGRAFÍA DEL NORESTE DE MÉXICO


En el noreste de México se observa la unión de dos provincias tectono-
estratigráficas. Por un lado la provincia este del Golfo de México formada en una margen
pasiva asociada a la apertura del Golfo de México durante el Jurásico Tardío. Por el otro, la
provincia del Pacífico relacionada a la margen convergente en el borde oeste
(principalmente afectando a la estructura); el límite entre estas dos provincias es el BC.
Estas provincias tienen una evolución tectónica distinta y por ende sucesiones
estratigráficas diferentes que registran a escala regional las interacciones entre ellas,
cambios eustáticos del nivel del mar, por último el aporte y tipo de sedimento depositado
(Goldhammer, 1999). A continuación se describirá el marco estratigráfico y
paleogeográfico del noreste de México en términos de secuencias estratigráficas en las
diferentes etapas en el tiempo geológico (Figuras 3-13).

2.5.1 TRIÁSICO TARDÍO-JURÁSICO TARDÍO

En éste periodo (Triásico Tardío-Jurásico Medio) se inició el rifting y la


fragmentación de Pangea (Pilger, 1981; Pindell, 1985; Buffler y Sawyer, 1985) resultando
en la formación de los altos y bajos de basamento anteriormente explicados. Es también en
este periodo donde se acumularon secuencias de capas rojas y rocas volcánicas asociadas
dentro de los sistemas de bajos de basamento alrededor del Golfo de México (Salvador,
1987; 1991a, 1991b), estas secuencias corresponden en el noreste de México al Grupo
Huizachal definido por Mixon y colaboradores (1959), quién también subdividió este grupo
en dos formaciones, Formación La Boca (Jurásico Inferior-Medio, vertebrado terrestre) en
su base y Formación La Joya (Jurásico Medio-Superior) en su cima (Clark et al., 1994;
Fastovsky et al., 1988; 1995 y 2005). Los depósitos de capas rojas representan ambientes
continentales de abanicos aluviales y fluvio-lacustres (Belcher, 1979; Padilla y Sánchez,
1982; Salvador, 1991c, Figura 3). Recientemente, Fastovski et al. (2005) propusieron que la
parte inferior de la Formación La Boca es dominada por procesos piroclásticos.
Aparentemente la Formación La Boca se correlaciona con la Formación Nazas (Jones et al.,
1995) que aflora en San Luis Potosí, noreste de Durango, y norte de Zacatecas. Se cree que
el material volcánico observado en dichas formaciones fue producto de la actividad del arco
del Triásico Tardío-Jurásico. Por otro lado, también se han reconocido aglutinados
volcánicos, dique-estratos andesíticos, lutita, marga, arenisca y conglomerado de ambiente
continental (Bracken, 1984). El Grupo Huizachal sobreyace al basamento metasedimentario
y a granitos del Permo-Triásico en gran parte del noreste de México.

A finales del Jurásico Medio ocurrió una transgresión muy extensa en toda región
del Golfo de México que continuó hasta el Cretácico Tardío, definiéndose de esta manera
los límites entre islas y penínsulas (Padilla y Sánchez, 1986). Al principio de la
transgresión se depositan secuencias de evaporitas (Caloviano). Esta transgresión se
desarrolló en el noreste de México en zonas más restringidas de las cuencas formadas
(Zwanziger, 1979; Padilla y Sánchez, 1986; Salvador, 1987; 1991a; 1991b; Morán-
Zenteno, 1994), creando evaporitas que ahora afloran como masas deformadas de yeso
(Weidie y Martínez, 1970; Laudon, 1984) y que representan depósitos marinos-marginales
principalmente entre Monterrey y Saltillo conocidas como la Formación Minas Viejas del
Caloviano (Figura 3), que sobreyacen discordantemente a las capas rojas Huizachal del
Jurásico y/o al basamento Paleozoico (Goldhammer, 1999).
Figura 3. Paleogeografía del Triásico Tardío-Jurásico Medio para el noreste de México (Modificada de
Padilla y Sánchez, 1986).

Para el Oxfordiano Medio-Kimmerdgiano, en el noreste de México se depositó la


Formación La Gloria (Figura 4), la cual representa la contraparte clástica de la Formación
Zuloaga. La Formación La Gloria contiene depósitos de rocas clásticas marinas, sedimentos
eólicos y depósitos fluviales (Salvador, 1991c), formando una cuña delgada que va desde
sedimentos finos a gruesos y arenisca cuarzo feldespática (Oivanki, 1974). Posteriormente,
se alcanzaron condiciones de mar abierto para el depósito de la Formación Zuloaga
(Oxfordiano) (Figura 4), lo que representa la transición entre las etapa de rift y de deriva
(drift) del desarrollo de la margen pasiva del Golfo de México. La sedimentación en este
tiempo muestra variaciones laterales y de espesor de las facies (Johnson et al., 1991). En las
pendientes de los altos de basamento, se depositaron sedimentos siliciclásticos y carbonatos
de facies someras, mientras que en las cuencas se depositaron caliza micrítica y lutita
(Salvador, 1991c; Goldhammer, 1999).

La parte inferior de la Formación Olvido del Kimmeridgiano Inferior (Figura 4)


consiste de una porción de evaporitas (yeso y anhidrita), y registra depósito en ambientes
restringidos en el noreste de México, mientras que la parte superior (mudstone lime Olvido)
del Kimmeridgiano Tardío consiste de lutita roja, carbonatos con mezclas de rocas
siliciclásticas dependiendo de su proximidad a los altos de basamento y al área de fuente
clástica (Goldhammer, 1999).

Figura 4. Paleogeografía del Oxfordiano Tardío-Kimeridgiano Temprano para el noreste de México


(Modificada de Padilla y Sánchez, 1986).
El avance de la transgresión marina durante el Titoniano-Portlandiano creó
depósitos de mar abierto, los cuales son representados por las formaciones La Caja y
Pimienta (Figura 5) del Kimmerdgiano-Berriasiano Medio, que consisten de capas rítmicas
de lutita calcárea, marga, arenisca de grano fino y caliza delgada hacia la base
(Goldhammer, 1999; Salvador, 1991c; Morán-Zenteno, 1994), y cubrieron el arco de
Burro-Salado, el arco de Tamaulipas y la Plataforma de Valles-San Luis Potosí. Para este
tiempo, el Bloque de Coahuila aún seguía emergido (Araujo-Mendieta y Arenas-Partida,
1986; Limon, 1989).

Figura 5. Paleogeografía del Kimeridgiano Tardío-Titoniano para el noreste de México (Modificada de


Padilla y Sánchez, 1986).

2.5.2 CRETÁCICO TEMPRANO


Al inicio de este periodo se empezaron a acumular secuencias gruesas de carbonatos
debido a la transgresión marina hacia las islas y penínsulas (Padilla y Sánchez, 1986), así
mismo se depositó una secuencia heterogénea en los alrededores de los altos de basamento
que estaban expuestos, y que han sido descritas como varias formaciones locales (Morán-
Zenteno, 1994).

Durante el Berriasiano fueron depositadas rocas carbonatadas, arcillosas y


terrígenos y la Isla de Monclova fue completamente sumergida (Eguiluz, 2001). Hacia los
bordes del bloque de Coahuila se depositó la Formación San Marcos (Figura 6) formada
por conglomerados acumulados en abanicos aluviales y depósitos fluviales (Imlay, 1940)
que fueron derivados de la erosión del mismo bloque durante el fallamiento activo (McKee
et al., 1990). Esta formación esta intercalada en forma lateral con varias formaciones
depositadas contemporáneamente en ambientes de plataforma marina del Neocomiano. La
base de la secuencia de plataforma es la Formación Menchaca (Figura 6) (Berrisiano), que
es una secuencia de caliza con algunas intercalaciones de marga y lutita. Posteriormente,
hacia arriba en la secuencia se encuentra la Formación Barril Viejo (Figura 6) del
Hauteriviano Inferior compuesta por lutita y arenisca; ésta formación, según Imlay (1940) y
McKee et al. (1990) está relacionada a la reactivación y levantamiento del Bloque de
Coahuila. Sobre la Formación Barril Viejo sobreyace la Formación Padilla (Figura 7) del
Hauteriviano Medio formada por caliza y lutita, y la secuencia calcárea-argilítica de la
Formación La Mula (Figura 7) del Hauteriviano Superior-Barremiano y la caliza dolomítica
y evaporitas de la Formación La Virgen (Figura 7) del Barremiano Medio-Superior.

La Formación La Casita del Kimmerdgiano Superior-Hauteriviano (Figura 5)


representa un periodo de influencia principal de sedimentos clásticos (Salvador, 1991c;
Michalzik y Schumann, 1994). Su edad varía en función a la cercanía al Bloque de
Coahuila, del cuál fue derivado mucho del material detrítico (Fortunato, 1982;
Goldhammer, 1999). La Formación Taraises (Figura 6) del Berriasiano Medio-
Hauteriviano, corresponde a facies de agua profunda y sobreyace a la Formación La Casita.
La Formación Taraises consiste de capas rítmicas de mudstone pelágico, negro y con
pedernal, intercalado con lutita (Blauser, 1981).
Figura 6. Paleogeografía del Berriasiano-Valanginiano para el noreste de México (Modificada de Padilla y
Sánchez, 1986).

Durante el Berriasiano-Aptiano Inferior, las Arcosas Pátula y La Mula (Figura 7)


registraron la erosión de la Isla de Coahuila, lo que produjo materiales clásticos. En el
Hauteriviano-Aptiano Temprano el noreste de México es dominado por la Formación
Cupido (Figura 7) que se compone de bancos de carbonatos masivos de una plataforma
calcárea bordeada por cinturones de arrecifes y bancos de oolitas. Este lineamiento arrecifal
(Figura 7; Lehmann et al., 1999) se extiende desde Laredo a Monterrey, en donde cambia
de dirección hacia el W, rumbo a Torreón (Morán-Zenteno, 1994). También se depositó la
Formación Tamaulipas Inferior en las cuencas o aguas más profundas (Figura 6 y 7), que
consiste de mudstone calcáreo y lutita, y es correlacionable con la Formación Cupido
(Goldhammer, 1999).
Figura 7. Paleogeografía del Neocomiano Tardío para el noreste de México. (Modificada de Padilla y
Sánchez, 1986).

El Bloque de Coahuila fue totalmente transgredido por el mar en el Aptiano Medio-


Superior, depositándose carbonatos y yesos en áreas restringidas, correspondientes a las
facies Las Uvas (Figura 8) (Goldhammer, 1999; Lehmann et al., 1999). Para este tiempo,
aparecieron súbitamente sedimentos clásticos finos dentro de toda la Cuenca de Sabinas,
que formaron la Formación La Peña (Figura 8). Estos sedimentos son la respuesta a
levantamientos epirogenéticos en los elementos positivos y sus alrededores o a caídas
eustáticas del nivel del mar (Smith, 1970; Charleston, 1974; Morán-Zenteno, 1994). Hacia
el sur y este, depósitos de cuencas profundas equivalentes a la Formación La Peña,
corresponden a la Formación Otates (Figura 8), formada por caliza argilácea, en capas
delgadas, oscuras y con pedernal y lutita negra (Tinker, 1982; Goldhammer, 1999).
Figura 8. Paleogeografía del Aptiano para el noreste de México (Goldhammer, 1999; Lehmann et al., 1999;
modificada de Padilla y Sánchez, 1986).

Una importante transgresión marina cubrió completamente al Bloque de Coahuila y


a todo el noreste de México en el Albiano. En ese tiempo se depositaron carbonatos
marinos de agua somera sobre una pendiente suave, que bordeaba al Bloque de Coahuila en
la parte sur de la Cuenca de Sabinas. A este rasgo paleogeográfico se le ha dado el nombre
de la Plataforma de Coahuila del Albiano (Lehmann et al., 1999), simultáneamente se
depositó la facie de cuenca de la Formación Tamaulipas Superior (Figura 9), equivalente a
la Formación Aurora (Figura 9). La Formación Tamaulipas Superior esta formada por
capas gruesas a delgadas de mudstone y wackestone pelágicos, de color oscuro y con
pedernal (Ross, 1981; Goldhammer, 1999). Por último, se depositaron facies de evaporitas
en agua poco profunda debido a la presencia de arrecifes que bordeaban los elementos
positivos sobre la Isla de Coahuila (Figura 9), correspondientes a la Formación Acatita
(Morán-Zenteno, 1994; Lehmann et al., 1999).
2.5.3 CRETÁCICO TARDÍO

La Formación Cuesta del Cura (Figura 9) se depositó en el Albiano más superior y


el Cenomaniano. Consiste de facies de cuenca profunda como carbonatos pelágicos y lutita
que se acumularon enfrente de un arrecife que bordeaba las plataformas del Cretácico
Medio. La Formación Cuesta del Cura tiene sus equivalentes en Texas que son las
Formaciones Georgetown, Del Río y Buda del Grupo Washita (Figura 9). En el noreste de
México estas formaciones consisten de 60 m de capas medianas a delgadas de packstone y
wackstone intercalados con lutita en capas delgadas (Goldhammer, 1999).

Figura 9. Paleogeografía del Albiano-Cenomaniano para el noreste de México (Modificada de Padilla y


Sánchez, 1986).
Sobre la Formación Cuesta del Cura se depositó La Formación Indidura (Figura 10)
(Cenomaniano-Santoniano) formada por dos miembros: la Formación Agua Nueva (Figura
10) y la Formación San Felipe (Figura 11) expuestos en la Sierra Madre Oriental. Se
correlacionan con las formaciones Eagleford y Austin (Smith, 1981; Winkler y Buffler,
1988) del sur de Texas (Figura 10 y 11). Este paquete de depósitos pelágicos de agua
profunda de aproximadamente 300 a 400 m de espesor, consiste de mudstone y wackstone
intercalados rítmicamente con capas delgadas de lutita (Goldhammer, 1999).

Figura 10. Paleogeografía del Turoniano para el noreste de México (Modificada de Padilla y Sánchez, 1986).

Finalmente, durante el Maastrichtiano, se inicio la regresión marina en toda la


región, y se depositaron sedimentos terrígenos que procedían del oeste de México. Este
evento es representado por las formaciones Méndez y Parras (Figura 12) del noreste de
México. Los sedimentos fueron productos de levantamientos orogénicos que empezaron en
este tiempo y que, posteriormente, culminarían con la formación de las estructuras plegadas
características de la Sierra Madre Oriental (Morán-Zenteno, 1994; de Cserna, 1989;
Sedlock et al., 1993; Eguiluz, 2001).

Figura 11. Paleogeografía del Coniaciano-Santoniano para el noreste de México (Modificada de Padilla y
Sánchez, 1986).

En el Cretácico más tardío la orogenia Laramide provocó el desarrollo de las


cuencas de antepaís de Parras y La Popa, que albergaron rellenos sedimentarios de este
evento que componen al Grupo Difunta (Figura 12). Al mismo tiempo el Cinturón Plegado
de la Sierra Madre Oriental se desarrolló migrando la deformación desde el oeste al este
(López-Ramos, 1981). Las cuencas de antepaís se desarrollaron en el frente de la Sierra
Madre Oriental, formándose primero Parras y después La Popa. Posteriormente, hacia el
este, continuó el depósito de la Formación Méndez que consiste de material terrígeno.
Durante el Terciario sucedió un retroceso del nivel del mar representado por
secuencias de sedimentos terrígenos marinos (Figura 13) que actualmente son muy
importantes para la explotación de hidrocarburos (Padilla y Sánchez, 1986).

Figura 12. Paleogeografía del Campaniano-Mastrichtiano para el noreste de México (Modificada de Padilla y
Sánchez, 1986).
Figura 13. Paleogeografía del Terciario para el noreste de México (Modificada de Padilla y Sánchez, 1986).
CAPÍTULO III
GEOLOGÍA LOCAL

3.1 INTRODUCCIÓN
El Valle San Marcos (VSM), que separa estructuralmente el bloque o isla de Coahuila
del Cinturón Plegado de Coahuila contiene una excelente evidencia estratigráfica y
estructural de la actividad de la Falla San Marcos (FSM) durante el Mesozoico y Terciario
(McKee et al., 1979; 1984; 1990). McKee et al. (1984) mencionan que no se pueden probar
o excluir desplazamientos laterales grandes sobre la FSM, aunque por otro lado sugieren
que debido a la localización, tamaño, orientación y edad de la Falla San Marcos ésta, pudo
ser parte del sistema Megacizalla Mojave-Sonora (Anderson y Schmidt, 1983) o una
ramificación de la misma. Después se sugirió que la FSM pudo también ser parte de un
sistema de fallas transformantes que conectaron a las dorsales del Atlántico y Pacífico
durante la formación del Golfo de México (Silver y Anderson, 1974; 1983; Pilger, 1978),
las cuales acomodaron desplazamientos laterales izquierdos en el Jurásico Tardío (McKee
et al., 1990). En general, Chávez Cabello et al. (2005) mencionan que existen pocas
evidencias estructurales que indican la posibilidad de que la FSM haya sido originada como
una falla de desplazamiento lateral, lo que aparentemente es apoyado por un estudio
paleomagnético (Arvizu-Gutiérrez, 2003) en pliegues locales en rocas jurásicas ubicados en
el VSM al pie de la Sierra el Granizo. Los datos paleomagnéticos de las rocas jurásicas, que
se discuten posteriormente, indican una rotación horaria (80-90°) reconsistentes con una
zona contráctil en una curvatura de la FSM en esa zona.

La ubicación de la traza de la FSM es clara en el VSM, Potrero Colorado y Sierra


Mojada y se caracteriza por: a) separar estilos de deformación diferentes entre las rocas del
bloque de Coahuila y el CPC (Chávez-Cabello et al., 2005), b) la cuña clástica de
sedimentos (~3000 m) del Jurásico y Cretácico Inferior asociada a su actividad y que
fueron acumulados en el CPC al noreste de la falla (McKee et al., 1990), y c) la ocurrencia
de relaciones de contacto entre rocas pérmicas con jurásicas y con rocas cretácicas. (McKee
et al., 1990).
3.2 EVOLUCIÓN GEOLÓGICA DE LA FALLA SAN MARCOS
A continuación se presenta un resumen sobre la evolución geológica de la FSM
propuesta por McKee et al. (1990), haciendo énfasis en el origen de la capas jurásicas y
cretácicas reconocidas en el bloque bajo al norte de la FSM en el CPC. De acuerdo a
McKee et al. (1988), el Arco Las Delicias ubicado en el sureste del estado de Coahuila y en
la parte central del Bloque de Coahuila, fue construido en un terreno continental poco
conocido pero del cual se infiere basamento Panafricano (López et al., 2001; Figura 14).
Las evidencias de fósiles contenidos en la Cuenca de Las Delicias sugieren que el Arco Las
Delicias estuvo activo durante el Pensilvaniano–Pérmico. McKee et al. (1990) infirieron
que las rocas sedimentarias del Pérmico (pizarra) que afloran cerca del Ejido Las Palomas
en el VSM (Figura 15), fueron depositadas en la Cuenca Las Delicias durante la parte final
del Paleozoico (Figura 14), y que la pizarra fue intrusionada por rocas graníticas y,
finalmente, levantadas por desplazamientos en la FSM en el Jurásico Tardío. La
instauración de la FSM generó un relieve abrupto que controló la depositación de una cuña
clástica amplia en el bloque hundido al norte de la FSM. La cuña clástica, constituida por
flujos de detritos (Capas Las Palomas), que incluyen fragmentos de rocas graníticas,
volcánicas, metamórficas y rocas Paleozoicas, fueron retrabajadas del Bloque de Coahuila
(Cuenca Las Delicias) y depositados en el bloque hundido al norte de la FSM (Figura 14).

Después de la acumulación de la cuña clástica, siguió un periodo de calma que


propició la disminución de aporte de material clástico grueso, desapareciendo los
conglomerados en la secuencia del Jurásico Superior, y representado por las Capas Tanque
Cuatro Palmas (McKee et al., 1990). Sin embargo, para el Cretácico Temprano
(Neocomiano) la FSM se reactivó generando un retroceso de la línea de costa (aunque no se
puede descartar una contribución de una baja del nivel eustático global). La reactivación
resultó en la depositación de la Formación San Marcos en condiciones continentales. Se
interpreta que la reactivación de la FSM en el Cretácico Temprano fue producto de ajustes
isostáticos, provocando que el bloque al sur de la FSM (Bloque de Coahuila) se levantara
causando la progradación de detritos hacia el norte, depositándose así la Formación San
Marcos en abanicos aluviales imbricados y en depósitos fluviales.
Al final del Neocomiano, después que el fallamiento cesó, vino un período de
avance del mar provocando retrabado de los depósitos aluviales seguido del inicio de la
depositación de la Formación Cupido que consiste de carbonatos de plataforma, con facies
peri-marea en el área de estudio (Lehmann et al., 1999). Los dos periodos de actividad de la
FSM en el Mesozoico debieron tener componentes importantes de levantamiento en el
bloque sur, es decir del Bloque de Coahuila. Un estudio estructural y paleomagnético en el
área de Potrero Colorado, 60 km al oeste del área de estudio, muestra esto de forma clara
(González-Naranjo, 2006).

Figura 14. Esquema general de la historia de depositación de las rocas presentes en el Valle San Marcos.
(Tomada de McKee et al., 1990).
Durante el Terciario Temprano ocurre la deformación Laramide; en la región
reactivó nuevamente a la FSM, pero ahora como falla inversa lo que provocó el
levantamiento del bloque al norte de la FSM (Figura 15a; 16; y 17). Por lo anterior ocurrió
el levantamiento de los conglomerados de las Capas Las Palomas y Sierra El Granizo,
principalmente, sobre rocas marinas calcáreas del Cretácico Medio en el flanco noreste de
la Sierra El Granizo (Figura 16 y 17), a lo largo de la traza de la FSM. La deformación a lo
largo de la FSM provocó que la caliza adquiriera una posición casi vertical al pie de la
Sierra El Granizo para formar en conjunto con la Sierra San Marcos y Pinos (SSMP) una
estructura compleja compuesta por un anticlinal (Figura 15a, 17), con flanco vertical en la
Sierra el Granizo y suave en la SSMP, que se interpreta como pliegue tipo cortina “Drape”
(Figura 17) con su núcleo erosionado que actualmente es el VSM (Chávez-Cabello et al.,
2005).

3.3 ESTRUCTURA Y GEOLOGÍA ESTRUCTURAL DEL VALLE SAN


MARCOS
Las estructuras presentes en el Valle San Marcos (VSM) son producto de la
orogenia Laramide. Se realizaron cinco estaciones de fallas en áreas claves para poder
definir las estructuras presentes, esto fue realizado en campañas de campo en colaboración
con Chávez-Cabello durante una excursión curricular en el año 2000 cuando el autor de
esta tesis llevaba sus últimas materias del semestre, además el mismo autor colaboró en el
artículo de Chávez-Cabello et al. (2005). El VSM se encuentra limitado al NNE por la
Sierra San Marcos-Pinos (SSMP) y al suroeste por la Sierra El Granizo (Figura 15a). En su
terminación noroeste en la SSMP está compuesta por dos anticlinales que pasan de ser
anticlinales inclinados a ligeramente recostados hacia el WSW, los cuales contienen un
sinclinal apretado; particularmente estos anticlinales indican transporte tectónico hacia el
WSW debido al levantamiento asimétrico de un bloque de basamento por el fallamiento del
Terciario Temprano de la Sierra El Granizo (McKee et al., 1990; Montemayor-Sánchez,
2003; Chávez-Cabello et al., 2005; Figura 15a). En esta zona de levantamiento se realizaron
dos estaciones de fallas (SMM y FCW). La mayoría de los datos fueron de fallas inversas
oblicuas a la estratificación en las cuales la dirección del esfuerzo principal máximo es de
(WNW) y es casi horizontal (Figura 15a).
La parte suroeste del VSM es la localidad donde se aprecia mayor diversidad de
tipos de rocas y de edades de éstas, debido a que están yuxtapuestas a través de varias fallas
de ángulo alto inclinadas hacia el noreste. Las fallas de ángulo alto del VSM representan
límites entre bloques tectónicos que yuxtaponen rocas más antiguas y de composición
diversa progresivamente hacia el centro del VSM debido a la segunda reactivación de la
Falla San Marcos durante la orogenia Laramide mediante la inversión de bloques de
basamento (Chávez-Cabello et al., 2005; Figuras 15a; 16 17). En esta zona sobre las falda
norte de la Sierra El Granizo se realizaron tres estaciones de fallas (SG, CG, LP-1; Figura
15a) que tienen una dirección del esfuerzo principal máximo hacia NNE (para la estación
de falla SG) y de NE (para las SMM y FCW). Estas diferencias se debe a que éstas últimas
se encuentra en la zona de curvamiento de la Falla San Marcos.

3.4 ESTRATIGRAFÍA DEL VALLE SAN MARCOS


Dentro del VSM aflora una cuña clástica que se generó por la actividad de la FSM.
McKee et al. (1990) interpretan la sección inferior Jurásica de esta cuña clástica como
depositada bajo condiciones marinas (en sus primeros 2000 m de espesor). La cuña clástica
fue dividida en tres unidades litoestratigráficas informales (McKee et al., 1990; Figura 15a
y b): capas Las Palomas, capas Sierra el Granizo y capas Tanque Cuatro Palmas (Titoniano,
única con contenido fósil), esta última es correlacionable con la Formación La Casita del
Kimmeridgiano-Hauteriviano en el noreste de México y representa una etapa de quietud
tectónica después de la actividad intensa que controló el depósito de las dos primeras
unidades durante la instauración de la FSM (McKee et al., 1990). Mientras que en el
Cretácico Temprano, durante la primera reactivación de la FSM con componente normal, se
depositó otra cuña clástica gruesa compuesta por la Formación San Marcos con
aproximadamente 1000 m de espesor (Figura 15a y b). A diferencia de las rocas jurásicas
que son marinas, la Formación San Marcos se depositó en un ambiente continental. Se
interpreta que la fuente de los detritos que componen a la cuña clástica es el bloque de
Coahuila, ubicada al sur de la FSM, el cual en conjunto está compuesto por sedimentos
marinos masivos y rocas volcánicas provenientes de la cuenca y del arco Las Delicias
(Pensilvánico-Pérmico), respectivamente, y por cuerpos intrusivos del Pérmico-Triásico
(McKee et al., 1988; 1990).
Figura 15. a) Mapa geológico-estructural generalizado y b) Columna representativa del Valle San Marcos
(modificada de McKee et al., 1990). La localización del área del mapa se muestra en la Figura 1.
3.4.1 PIZARRAS PÉRMICAS

Éstas pizarras afloran en la parte sureste del VSM (Figura 15a), y son
principalmente de meta-arenisca con intercalaciones de lentes de caliza recristalizada de
grano muy fino (Figura 18), de menos de ocho m de largo y de más de un m de espesor.

Estas calizas son muy parecidas a aquellas encontradas en el bloque de Coahuila,


que forman cuerpos de caliza. Al parecer, fueron arrastradas de una plataforma carbonatada
junto con los siliciclásticos como flujos de detritos depositados en cuenca (McKee et al.,
1990). Las pizarras expuestas al NW del Ejido Palomas (Figura 15a), que se encuentran en
contacto con rocas del Jurásico y Cretácico a través de fallas verticales, tal vez del Terciario
generadas en el bloque norte de la FSM. Dichas pizarras se cree que podrían corresponder a
las rocas similares expuestas en la Cuenca Las Delicias (McKee et al., 1990).

Figura 16. Sección geológica que ilustra el fallamiento vertical en el suroeste del Valle San Marcos. Las
rocas de pizarra del Paleozoico Superior son yuxtapuestas contra las del Jurásico Superior (Capas Las
Palomas) y éstas, a su vez contra las del Cretácico Superior (Formaciones Cupido, La Peña y Tamaulipas
Superior (modificada de McKee et al., 1990). Ver la localización de la sección en la Figura 15a.
Figura 17. Sección geológica simplificada de la parte media del Valle San Marcos que ilustra la geometría
del anticlinal geométrico desarrollado sobre la traza de la Falla San Marcos. Se interpreta que esta geometría
fue controlada principalmente por la inversión tectónica del sentido de movimiento de la Falla San Marcos
durante la deformación laramídica (modificada de Chávez-Cabello et al., 2005). Ver la localización de la
sección en la Figura 15a.

Figura 18. Afloramiento de pizarra pérmica en el Valle San Marcos.

3.4.2 ROCAS TRIÁSICAS CRISTALINAS

Al norte de la FSM (Figura 15a; Figura 19) existen ocho afloramientos pequeños de
rocas ígneas parcialmente milonitizados que, al parecer, son los únicos lugares conocidos
que presentan aparentemente un fallamiento del basamento en el valle. El granito es la roca
más abundante, pero también hay diques aplíticos, diorita cloritizada y microtonalita. La
edad de estos granitoides fue establecida por métodos isotópicos (Rb-Sr) dando una edad
aproximada de 237 ± 27 Ma (McKee et al., 1990). Por otro lado, Arvizu-Gutiérrez (2003)
estudió paleomagnéticamente estos afloramientos encontrando que aparentemente no
pertenecen a un bloque de basamento homogéneo ya que las direcciones paleomagnéticas
de cuatro afloramientos distintos no muestran direcciones e inclinaciones paleomagnéticas
consistentes ni corresponden a las direcciones esperadas para este tiempo (Triásico).
Arvizu-Gutiérrez (2003) propuso que pudieran ser bloques caídos del escarpe de la FSM
cuando fue activa durante el Mesozoico, estos a su vez se encuentran en contacto con el
aluvión.

Figura 19. Afloramientos de rocas triásicas cristalinas expuestos al N de la Falla San Marcos.

3.4.3 JURÁSICO

Las rocas del Jurásico son conglomerado, arenisca conglomerática y arenisca


expuestas en el bloque hundido al norte de la FSM: estas rocas han sido agrupadas en tres
unidades informales según McKee et al. (1990).

3.4.3.1 Capas Las Palomas

Los afloramientos de los estratos del Jurásico Superior más antiguos corresponden a
las Capas Las Palomas. Estas rocas afloran en la parte sureste del VSM en un anticlinal con
buzamiento hacia el norte (Figura 15a y b). Están en contacto con la Formación Tamaulipas
Superior mediante una falla de alto ángulo (Figura 20). Las Capas Las Palomas son la
unidad inferior y consisten de depósitos gruesos de conglomerado polimíctico que
representan flujo de detritos (Figura 21) soportado en una matriz muy fina, y los clastos en
el conglomerado no presentan una orientación definida, el tamaño de los clastos decrece
estratigráficamente hacia arriba, la clasificación es pobre y la estratificación varía de burda
a bien definida y corresponde a depósitos de gravedad. El ambiente de depósito es marino.

Figura 20. Falla inversa de alto ángulo que pone en contacto rocas jurásicas con cretácicas.

En el área de muestreo paleomagnético las capas de arenisca conglomerática tienen


espesores de 50 cm a un metro y estratificación bien definida. La arenisca es de grano
medio a fino. Los clastos en el conglomerado son angulares a subredondeado indicando
poco transporte; consiste de fragmentos con tamaños de gravas compuestos por pizarra
tabulares de color azuloso, y de guijarros tabulares de arenisca de grano fino. Una capa
delgada de pizarra azulosa adherida a algunos clastos de arenisca dentro del conglomerado
sugiere que la pizarra y la arenisca fueron componentes de una secuencia turbidítica. Los
clastos aislados de rocas volcánicas y plutónicas hasta de un metro de diámetro, sugieren
que los componentes provienen del Pérmico de la cuenca Las Delicias.

Figura 21. Conglomerado polimíctico de las Capas Las Palomas.

3.4.3.2 Capas Sierra El Granizo

Las Capas Sierra El Granizo sobreyacen a las Capas Las Palomas (Figura 15b), y
afloran en dos localidades, una cerca al Ejido Palomas y la otra en la parte NW del valle a
lo largo de la base de la Sierra El Granizo, que a su vez están en contacto por falla con la
Formación Tamaulipas Superior (Figura 15a y Figura 17). El afloramiento cerca de la
comunidad de las Palomas tiene un espesor de 500 m de arenisca con capas discontinuas de
conglomerado (McKee et al., 1990; Figura 19). Las capas de conglomerado presentan
clastos volcánicos principalmente, clastos alcanzan hasta de dos m de diámetro cerca de la
base. El tamaño de los clastos decrece hacia arriba, donde conglomerados de gravas y
guijarros son comunes, y el conglomerado esta ausente hacia la cima del depósito. En los
afloramientos del noroeste (sitio de muestreo), a lo largo del frente noreste de la Sierra El
Granizo (Figura 15a), la parte más baja de la sección consiste de cuerpos lenticulares de
arenisca color rojo ladrillo con capas de conglomerado de un metro o más de espesor. Los
clastos son de roca volcánica y plutónica (gabros, granitos), filitas, pizarras (Figura 22).
Algunos clastos de rocas plutónicas presentan halos de reacción (Figura 23). En la figura
22, se observa la estratificación (S0) ligeramente inclinada hacia el noreste en dirección al
VSM, además presenta un desarrollo de foliación (S1) casi vertical.

Figura 22. Capas Sierra El Granizo que afloran al noroeste del Valle San Marcos. Obsérvese los planos S0 y
S1.

De acuerdo a McKee et al. (1990) las capas de arenisca fueron depositadas como
flujos de gravedad marinos. Los fósiles reportados para esta unidad son almejas Pinna y
algunos amonites que sugieren una edad del Jurásico Superior (McKee et al., 1990).
Figura 23. Halos de reacción alrededor de un clasto de roca volcánica contenido en las Capas Sierra El
Granizo.
3.4.3.3 Capas Tanque Cuatro Palmas

Las Capas Tanque Cuatro Palmas son las rocas jurásicas marinas más jóvenes en el
VSM al NNE del ejido Las Palomas al pie de la SSMP (Figura 15a). Consisten de cerca de
100 m de arenisca marina de grano fino sin capas de conglomerado (Figura 24), pero con
estratos de limolita calcárea y lutita con concreciones calcáreas >0.5 m de diámetro, y
fósiles abundantes de almejas, caracoles y amonites, todos con material de la concha color
negro. Las Capas Tanque Cuatro Palmas son transicionales con la Formación San Marcos.
Este contacto, se estima que está 100 m estratigráficamente arriba de dichas capas. Los
amonites de las Capas Tanque Cuatro Palmas fueron identificados como Proniceras y
Substeueroceras, y asignados al Titoniano (Capas Proniceras) de Imlay (1939).
Figura 24. Capas Tanque Cuatro Palmas indican una inactividad de la Falla San Marcos.

3.4.4 CRETÁCICO

3.4.4.1 Formación San Marcos

La Formación San Marcos consiste principalmente de arenisca inmadura gruesa,


cementada por hematita. Los granos están pobremente clasificados y soportados por matriz
de arena y limo muy fino. Las capas conglomératicas son comunes y muchos de los clastos
son gravas o guijarros de rocas volcánicas con algunos fragmentos de cuarzo, caliza y rocas
plutónicas. Presenta estratos burdamente lenticulares interpretados como depósitos de canal
(Figura 25), con texturas de grano de fino a medio. El contacto con la Formación Cupido es
transicional. La Formación San Marcos tiene un espesor de 1,000 m (en realidad es menos
como se mencionará adelanten la sección 5.3), reconocidos en la esquina norte del VSM
(McKee et al., 1990) (Figura 15a y 26).

La Formación San Marcos es predominantemente de planicie aluvial y fluvial. Por


el cambio de ambiente de depósito (marino a continental), McKee et al. (1999)
interpretaron que la FSM debió tener una reactivación con componente normal importante a
escala regional, sugiriendo un ajuste isostático como causa principal. Goldhammer (1999) y
Eguiluz (2001) definieron un cambio eustático global que coincide con este evento, el cual
es reconocido en todo el noreste de México (alrededor del bloque de Coahuila y dentro de
la Cuenca de sabinas) y define el límite de una supersecuencia deposicional de segundo
orden (Goldhammer, 1999). En el Potrero Colorado, el cual es otra localidad al noroeste del
VSM en donde también aflora la FSM se reconoció fallamiento normal muy evidente para
el Cretácico Temprano (González-Naranjo, 2006), para el Valle de San Marcos no tenemos
una evidencia clara de cómo se comportó la FSM en durante ésta primera reactivación.

Figura 25. Cuerpo burdamente lenticular de la Formación San Marcos en el norte del VSM. Nótese el
acuñamiento del depósito de canal hacia el lado derecho de la fotografía.

3.4.4.2 Formación Cupido

Aflora en la SSMP al norte del VSM (Figura 15a y 26). En el VSM, la Formación
Cupido (Aptiano, en el área de estudio) se presenta en facies lagunares de plataforma semi-
restringida; incluye depósitos cíclicos de wackestone y packestone peleoide y esqueletal.
Los depósitos presentan bioturbación y laminación horizontal. Tiene un espesor de ~50 m
haciéndose más gruesa hacia el norte.
Figura 26. Relaciones de contacto concordantes entre las Formaciones San Marcos, Cupido, La Peña (banda
oscura) y la Tamaulipas Superior en la parte norte del Valle San Marcos en la Sierra San Marcos y Pinos.

En su base los estratos son medianos y culmina con estratos masivos hacia el
contacto con la Formación La Peña que la sobreyace en las partes altas de la Sierra San
Marcos y Pinos (SSMP) (Figura 26). La Formación Cupido también fue deformada durante
la reactivación de la FSM durante el Terciario Temprano en el SW del VSM (McKee, et.
al, 1984, 1990; Chávez-Cabello et al., 2005).

3.4.4.3 Formación La Peña

La edad de la Formación La Peña es Aptiano medio-Tardío y aflora en el área como


estratos delgados calcáreos, con intercalaciones de capas de lutita y limolita. El ambiente de
depósito es de facies de cuenca en ambiente pelágico somero con aporte de terrígenos. Una
característica importante para identificarla en la parte norte del VSM, es el crecimiento
denso de vegetación debido a su contenido arcilloso (espesor de menos de 5 m). En sus
relaciones estratigráficas es subyacida por la Formación Cupido y sobreyacida por la
Formación Tamaulipas Superior (Figura 26).
3.4.4.4 Formación Tamaulipas Superior

Esta formación consiste de caliza micrítica color gris claro que corresponde a
mudstone y packstone de estratificación mediana a gruesa. Además, presenta fauna de
rudistas. Su espesor varía desde 50 a 150 m, su ambiente de depósito es de cuenca. En el
VSM se encuentra principalmente en las partes altas de la Sierra El Granizo y la SSMP
(Figura 15a y 26).

3.4.4.5 Formación Indidura

La Formación Indidura aflora en la parte sureste de la Sierra El Granizo en lo que se


conoce como Cerro el Granizo, al sur de la traza de la FSM (Figura 15a). Este paquete está
compuesto por sedimentos clásticos como arenisca, lutita, y marga, su color al
intemperismo es de amarillo a verdoso (Figura 27). Estas rocas se encuentran fuertemente
plegadas debido a la presencia de una falla inversa de alto ángulo local (Figura 27), que
pone en contacto rocas de la Formación Tamaulipas Superior sobre estas rocas.
Estratigráficamente la Formación Indidura representa a las rocas marinas más jóvenes
expuestas en la región del VSM (Figura 15b).

Figura 27. La Formación Indidura representa las rocas más jóvenes reconocidas en el Valle San Marcos y se
encuentran fuertemente plegadas por una falla de alto ángulo, están ubicadas al sur de la traza de la FSM.
CAPÍTULO IV
METODOLOGÍA Y BASES PALEOMAGNÉTICAS-
ESTRUCTURALES

4.1 METODOLOGÍA Y MUESTREO


Se muestrearon en total 27 sitios claves (182 muestras orientadas) repartidos en
cada una de las unidades clásticas dentro del Valle de San Marcos (Figura 28). El muestreo
incluye conglomerado y arenisca fluvial de la Formación San Marcos del Cretácico
Inferior (13 sitios), arenisca y limolita calcáreas de las Capas Tanque Cuatro Palmas del
Titoniano (2 sitios), capas discontinuas de conglomerado polimícticos menores y flujos de
detritos, además de areniscas de grano fino de las Capas Sierra El Granizo (Jurásico
Superior; 7 sitios) y, por último, depósitos gruesos de flujos de detritos gruesos de las
Capas Las Palomas (Jurásico; 5 sitios). En general cada sitio incluye de 5 a 7 muestras, y
un sitio paleomagnético está generalmente restringido a un solo nivel estratigráfico (i.e. una
sola capa).

Las muestras paleomagnéticas fueron perforadas en campo usando una perforadora


portátil y fueron orientadas in situ utilizando tanto brújula magnética como solar. En el
laboratorio se prepararon especimenes de tamaño estándar (2.5 cm de diámetro y 2.1 cm de
alto) para las mediciones de la magnetización remanente natural (MRN) y los procesos de
desmagnetización. La actitud estructural de las capas fue determinada para cada una de las
unidades estratigráficas para realizar las correcciones estructurales subsecuentes a los
análisis.
Figura 28. Mapa geológico-estructural generalizado del VSM (modificado de McKee et al., 1990) que
muestra la ubicación de las muestras empleadas para el estudio paleomagnético. Clave FSM = Formación San
Marcos; TCP = Capas Tanque Cuatro Palmas; FSG = Capas Sierra El Granizo y CLP = Capas Las Palomas.
La mayoría de las muestras fueron sujetas a desmagnetización de campos alternos
(usando un desmagnetizador AF LDA-3A con tres capas de aislamiento con metal “mu”) y
a desmagnetización térmica (usando un horno tipo Termal–Modelo TD-48SC), a
inducciones máximas de 120 mT o temperaturas de 660°C, respectivamente. Para la
medición de la MRN se utilizó un magnetómetro de giro comercial AGICO-JR-5A. Parte
de las muestras fueron también desmagnetizadas por el autor en una estancia de una semana
en el laboratorio de la Universidad de Nuevo México, E.U.A. utilizando un magnetómetro
criogénico (2G-Enterprise Super Conducting), un desmagnetizador AF (2G-Enterprise
three-axis automated sample handler) y por último un desmagnetizador térmico
(Schonstedt-D Furnace and 2G Controllers). La composición vectorial de la MRN fue
analizada de forma visual mediante diagramas ortogonales de desmagnetización
(Zijderveld, 1967) y las componentes de magnetización fueron determinadas usando el
análisis de componentes principales (Kirschvink, 1980). Algunas direcciones medias fueron
calculadas usando los análisis de trayectorias de círculos mayores (McFadden y
McElhinny, 1988).

Un número grande de muestras fue afectado por descargas eléctricas (rayos), las
cuales dan magnetizaciones de baja estabilidad y direcciones erráticas, por lo tanto no
fueron tomadas en cuenta en los cálculos finales. Estos corresponden a 5 sitios de las Capas
Las Palomas (es por ello que se utilizaron los datos de 5 sitios de esta misma unidad del
trabajo de Arvizu-Gutiérrez, 2003), la mayoría tienen magnetizaciones de baja
coercitividad y direcciones dispersas. Se pudieron rescatar algunas muestras de algunos
sitios usando la técnica de círculos mayores mencionada anteriormente.

El análisis de laboratorio consiste en la medición de la magnetización remanente


natural (NRN) y la desmagnetización progresiva de la muestras. La desmagnetización por
campos alternos consiste en la aplicación de campos magnéticos alternos progresivamente
más altos y la medición de la magnetización después de cada paso. La aplicación de esta
forma de desmagnetización se realiza generalmente hasta campos alternos de 100 mT. La
desmagnetización térmica consiste en el calentamiento de las muestras en un horno no
inductor y la medición de la magnetización después de cada paso de calentamiento. Los
resultados de la desmagnetización se interpretan a partir de diagramas ortogonales de
desmagnetización (Zijderveld, 1967). Para el cálculo de la dirección característica y las
magnetizaciones secundarias en cada muestra se utiliza el método de mínimos cuadrados en
tres dimensiones de Kirschvink (1980). La dirección media de cada sitio se calucla usando
el método de estadística sobre una esfera de Fisher (1953). Cuando el proceso de
desmagnetización no permite la separación clara de las componentes vectoriales de la
MRN, la técnica de intersección de círculos mayores (Bailey y Halls, 1984) permite
calcular la dirección media del sitio. Para la dirección media de una formación, las
direcciones de los sitios se combinan usando la estadística de Fisher. Se reportan así la
dirección media, una medida de dispersión (k) y el intervalo de confianza (α95). El valor de
k debe ser en general mayor de 15 si hay una concentración aceptable de direcciones y para
interpretaciones significativas el intervalo de confianza de la dirección media debe ser
menor de 15°. La interpretación final de direcciones medias se realiza de acuerdo a lo
explicado en la sección 4.5.2.

4.2 INTRODUCCIÓN AL PALEOMAGNETISMO


El Paleomagnetismo es una herramienta relativamente reciente que fue inicialmente
empleada en Inglaterra, Francia, Estados Unidos de América y Japón en la década de los
50´s del siglo XX. En la actualidad, ha crecido enormemente su campo de aplicación en las
investigaciones dentro del área de las Ciencias de la Tierra.

El Paleomagnetismo es la ciencia que estudia el magnetismo fósil inscrito en


materiales geológicos. Algunas rocas tienen la capacidad de grabar las características del
campo magnético existente en el momento de su formación y los paleomagnetistas tienen la
posibilidad de leer ese magnetismo fósil registrado en las rocas. A partir de dicha lectura se
pueden descifrar aspectos que tienen que ver con la evolución estructural y tectónica,
además de estudiar la variación del campo magnético en términos de intensidad y dirección.
Entre muchas otras aplicaciones del Paleomagnetismo se encuentran: la determinación de la
edad relativa de una formación geológica, realizar correlaciones estratigráficas entre
diferentes formaciones, evalúa movimientos relativos de fallas, estimar la edad de depósitos
minerales y en la arqueología como herramienta de fechamiento, relativo.
También, esta herramienta permitió interpretar el patrón de anomalías magnéticas
observadas en el piso oceánico que luego confirmarían en forma independiente el concepto
de la expansión de los fondos oceánicos. Por otro lado, permitió conocer las posiciones
geográficas de los continentes en tiempos pasados definiendo para ello las latitudes de
origen. Posteriormente esta técnica se aplicó al estudio de evolución de terrenos alóctonos
permitiendo cuantificar el desplazamiento de estos y su relación con la tectónica de placas.

4.3 MODELO DEL DIPOLO GEOCÉNTRICO AXIAL


El dipolo magnético M geocéntrico y axial se sitúa en el centro de la Tierra y está
alineado con el eje de rotación; la latitud geográfica es λ; el radio medio de la Tierra es re;
las direcciones del campo magnético en la superficie de la Tierra producidas por el dipolo
geocéntrico axial son esquemáticamente mostradas en la Figura 29, las inclinaciones se
incrementan del ecuador hacia los polos. La dirección del vector de campo magnético se
define por la declinación (D) y la inclinación (I). La inclinación (I) del campo magnético
puede ser determinada por:

tan I = (Hv / Hh) = (2 sen λ / cos λ) = 2 tan λ

La relación entre I y λ es esencial para el entendimiento de varias aplicaciones


tectónicas y paleogeográficas del paleomagnetismo; las componentes Hv y Hh son el campo
magnético vertical y horizontal, respectivamente. Para el dipolo geocéntrico axial el valor
de D (Declinación) es igual a cero en cualquier lugar. El modelo corresponde al promedio
del campo geomagnético para un intervalo de cientos de miles de años (Butler, 1998).
Figura 29. Modelo del dipolo geocéntrico axial. (Butler, 1998).

4.4 TIPOS DE POLOS


El campo geomagnético presente cambia con el tiempo y esta compuesto de un
campo dipolar dominante y de un campo no dipolar. Debido a estas complicaciones
espaciales y temporales, existen diferentes tipos de polos que brevemente se describirán a
continuación.
a) Polo geomagnético. Se obtiene de observaciones distribuidas globalmente en las
cuales se calcula el dipolo geocéntrico de mejor ajuste del campo geomagnético presente,
esto se hace promediando el campo no dipolar (Butler, 1998). Este polo no tiene aplicación
paleomagnética.
b) Polo geomagnético virtual (PGV). Se define como cualquier posición del polo
que es calculada de una observación de la dirección del campo geomagnético, es un polo
obtenido en un instante de tiempo en una localidad (Butler, 1998).
c) Polo paleomagnético. Es una posición del polo que se encuentra de promediar un
número determinado de observaciones de PGV, para promediar la variación secular de las
componentes dipolares y no dipolares del campo geomagnético en un sitio. La variación
secular se define como las variaciones temporales de la intensidad, inclinación y
declinación del campo magnético de la Tierra. Estas ocurren en periodos de ~100 a 105 años
(Morris, 2003). Un número determinado de PGV derivados de sitios paleomagnéticos
magnetizados aproximadamente sobre 104-105 años provee un muestreo adecuado de
variación secular. El polo paleomagnético resultante da la posición del eje de rotación de la
Tierra con respecto al área de muestreo en el tiempo de la magnetización.
4.4.1 Curva de vagabundeo polar aparente (Apparent Polar Wander Path: APWP)

Es una secuencia en el tiempo de polos paleomagnéticos que registra orientaciones


paleolatitudinales y azimutales de una placa tectónica asumiendo un campo geomagnético
dipolar (Irving, 1977; 1979), donde cada polo representa la localización del eje de rotación
de la Tierra en un tiempo en particular. Esta secuencia se muestra en un marco angular
geográfico de movimiento presente (Butler, 1998). Esta curva es útil para conocer la
velocidad y dirección del desplazamiento de las placas y, por lo tanto, es fundamental para
los análisis cinemáticos de las placas, desplazamientos de terrenos y paleogeografía (May y
Butler, 1986).

Figura 30. Curva de vagabundeo polar aparente (APWP) para Norteamérica basada en la complicación de los
polos paleomagnéticos más confiables. Se muestran los límites de confianza (95%) para cada polo. Mio =
Mioceno (Hagstrum et al., 1987); O = Oligoceno (Diehl et al., 1988); E = Eoceno y P = Paleoceno (Diehl et
al., 1983); K = Cretácico Medio (Globerman e Irving, 1988); UM and IM = Formación Morrison Inferior y
Superior, respectivamente; GC = Conglomerado Glance; CC = Corral Canyon; NT2 and NT1 = Intrusivos
Newark grupo 2 y 1; KY = Formación Kayenta; MO = Formación Moenave; C = Formación Chinle; MI =
Estructura de impacto Manicoagan; M = Formación Moenkopi; SB = Formación State Bridge; RP1 and RP2
= Formación Red Peak; para las referencias de los polos del Triásico y Jurásico, ver Ekstrand y Butler (1989);
para la interpretación del las trayectorias y cúspides ver el diagrama superior. (Tomada de Butler, 1998).
La APWP está formada por segmentos largos y ligeramente curvos llamados
trayectorias (tracks) y de segmentos cortos que son agudamente curvos llamados cúspides
(cusps) (Gordon et al., 1984), estos últimos son debido a la reorganización de las placas que
se reflejan por procesos tectónicos a gran escala. Los segmentos corresponden a intervalos
de tiempo cuando la dirección de movimiento de la placa fue aproximadamente constante,
mientras que las cúspides a cambios abruptos en el movimiento de las placas fue
cambiando, lo anterior se puede observar en la Figura 30 donde se muestra la curva de
vagabundeo polar aparente para Norteamérica.

4.4.2 Desarrollo histórico de la interpretación de los conceptos de los paleopolos y


APWP en general.

Los paleopolos fueron primeramente usados por J. Hospers (1954, 1955), quién usó
paleodirecciones de rocas cenozoicas y los paleopolos que calculó fueron situados muy
cerca del polo geográfico actual (Irving y Irving 1982). La primer APWP fue realizada por
Creer et al. (1954), hecha de una serie de paleopolos en una secuencia de tiempo
conectados mediante una línea dibujada a mano libre.

De las primeras investigaciones paleomagnéticas realizadas (Runcorn, 1956; Irving,


1956) para Norteamérica y Europa se infería algo ya acerca de la movilidad de los
continentes, pero no fue sino hasta 1962 cuando Hess (1962) comparó la escala de tiempo
de polaridad geomagnética (Cox et al. 1963) con las anomalías magnéticas (Vine y
Matthews, 1963) dando como resultado el reconocimiento de las curvas de vagabundeo
polar aparentes (APWP). Conforme se tenían más datos en ese tiempo, los paleopolos
fueron entonces agrupados de acuerdo a los periodos de tiempo geológico y al cálculo del
promedio de dichos paleopolos (Irving, 1964).

Para 1967, Hospers después de realizar renovados análisis aceptó la idea de


Runcorn (1956) quién comparó las APWP de Norteamérica y Europa en términos de
la apertura del océano Atlántico Norte. Otros autores como Wells y Verhoogen (1967),
concluyeron que las reconstrucciones continentales de cierre para el Atlántico fueron
consistentes con los datos paleomagnéticos. Después, se han obtenido secuencias de tiempo
de polo ponderadas referidas a una escala de tiempo geológico uniforme (Irving, 1977).

Van der Voo (1990) realizó una reconstrucción de mejor ajuste para construir una
APWP común para Norteamérica y Europa que sirve de alguna manera como referencia
para los análisis de los movimientos de los terrenos que son desplazados. En otras palabras,
él propuso que cuando los datos paleomagnéticos son seleccionados apropiadamente en
espacio y tiempo, de acuerdo a la confiabilidad paleomagnética, la resolución se incrementa
notablemente.

Van der Voo (1990) también propuso un índice de calidad de los polos de acuerdo a
7 criterios principales, para escoger los polos que son confiables y así utilizarlos para las
APWP:

1) Edad bien determinada de las rocas (de forma radiogénica y estratigráfica) y que
la magnetización sea de la misma edad.
2) Cantidad suficiente de muestras y precisión estadística. El número de muestras
usadas para determinar el polo debe ser mayor a 24, el parámetro de precisión K
(o k para el promedio de las direcciones promedio del sitio) debe ser mayor a 10
y el A95 (o α95) debe ser menor a 16.
3) Desmagnetización. Todas la muestras deben ser tratadas por técnicas de
desmagnetización por campos alternos, térmica y química, para poder
diferenciar la magnetización remanente característica.
4) Pruebas de campo. Estas pruebas incluyen la de pliegue, conglomerado y
contacto para establecer la edad de la magnetización de la roca.
5) Coherencia tectónica. Control estructural para la inclinación y rotación
tectónica, incluyendo la coherencia que existe con el cratón o bloque tectónico
involucrado.
6) Inversiones. La presencia de inversiones no asegura que la magnetización es
primaria, es una garantía que ha pasado suficiente tiempo durante el proceso de
adquisición de la magnetización.
7) No sospecha de remagnetización. Si esta presente en las muestras, no deben de
ser consideradas para análisis.
En su análisis Van der Voo (1990) tomó los paleopolos de Norteamérica y Europa
descartando a los de Groenlandia. Los paleopolos son clasificados dentro del índice de
calidad anteriormente explicado y son escogidos de afloramientos claves, considerando las
orogenias presentes en cada uno de los continentes. En otras palabras, considerando las
reconstrucciones continentales de manera global, en especial de la reconstrucción de
Bullard et al. (1965).

Los paleopolos para Norteamérica y Europa han sido promediados en periodos de


25 Ma y las APWP han sido construidas atendiendo a esos periodos. El promedio de los
paleopolos de cada continente deben ser contemporáneos ya que deben reflejar porciones
similares dentro de las APWP.

En la reconstrucción de Bullard et al. (1965) entre Norteamérica, Europa y


Groenlandia se tiene un periodo de validación muy bueno entre el Paleozoico-Jurásico
Temprano donde los polos paleomagnéticos disponibles pueden ser combinados dentro de
una APWP común de referencia. El tiempo entre el Jurásico Temprano y el Cretácico
Temprano más tardío (Aptiano) es de acuerdo a Savostin et al. (1986), un periodo en el cual
los márgenes continentales en Norteamérica fueron extendidos sin haberse formado un
nuevo piso oceánico, por lo tanto para este tiempo los paleopolos no han sido comparados
debido a que es un tiempo de un vagabundeo polar aparente muy rápido.

4.4.3 Desarrollo histórico de las APWP del Jurásico.

Los primeros datos paleomagnéticos del Jurásico fueron descritos por Collinson y
Runcorn (1960), estos fueron obtenidos de las formaciones Kayenta y Carmel sobre la
Meseta de Colorado (Colorado Plateau). El cálculo de los polos fue basado solamente en
las direcciones de la magnetización remanente natural (MRN) sin utilizar técnicas de
desmagnetización, por lo cual estas estimaciones fueron erróneas y pobres. Posteriormente,
estos autores construyeron la primera APWP que consistía de una trayectoria simple (track)
que consideraba a los polos de las Formaciones Chugwater y Moenkopi del Triásico
Temprano, al polo de la Formación Newark del Triásico Tardío y por último a los polos del
Jurásico de las Formaciones Kayenta y Carmel (Figura 31a; May y Butler, 1986).
Posteriormente, Irving (1964) concluyó que los polos calculados por Collinson y
Runcorn (1960) no eran confiables, y más tarde Park e Irving (1972) calcularon un polo
Jurásico (Figura 31b) que fue obtenido de un promedio de polos de varias localidades
como: la Serie de Magmas “White Mountains”, diabasa de la isla Anticosti, Intrusiones Isla
y la Formación Kayenta.
Figura 31. APWP para Norteamérica del Triásico Tardío al Jurásico. a) Collinson y Runcorn (1960); Trc,
Formación Chugwater del Triásico; Trm, Formación Moenkopi del Triásico; Trn, rocas del Grupo Newark del
Triásico; Jk, Formación Kayenta del Jurásico; Jc, Formación Carmel del Jurásico. b) Irving y Park (1972);
TR, Triásico; J, Jurásico; y K, polos promedio para el Cretácico con círculos de confianza A95. c) Harrison y
Lindh (1982). d) Irving y Irving (1982), las figuras 31c y 31d fueron construidas con la técnica de la ventana
deslizante y muestran las localizaciones del polo con círculos de confianza A95. Las edades se muestran en Ma
(May y Butler, 1986).
McElhinny (1973) incluyó solo dos paleopolos dentro de su polo promedio del
Jurásico, este polo obtenido fue usado para definir una trayectoria (track) desde el Triásico
al Cretácico. Los trabajos de Steiner y Helsey (1972, 1974, 1975), Smith (1976), Steiner
(1978), Smith y Noltimier (1979) mejoraron considerablemente el entendimiento de las
APWP del Jurásico, cuyas curvas no pasaban por el polo geográfico sino que pasaban a
través de un a banda de latitud de entre 60 y 70ºN en coordenadas presentes (Steiner, 1975)
considerando polos del Triásico al Cretácico. Más tarde, una segunda generación de APWP
(Irving, 1977, 1979; Van Alstine y de Boer, 1978; Harrison y Lindh, 1982; Irving y Irving,
1982) aproximaron más a detalle la anterior banda latitudinal (Figura 31c y d).

4.4.4 Técnicas y Críticas en la construcción de la APWP.

Conforme más datos paleomagnéticos estaban disponibles para todos los


continentes, las técnicas de construcción de APWP cambiaban (May y Butler, 1986). De
1956-1977, la técnica estándar fue la de agrupar todos los polos paleomagnéticos de
acuerdo al periodo geológico y al cálculo de los polos de referencia. Van Alstine y deBoer
(1978) utilizaron una técnica que incluía la delimitación de intervalos de igual tiempo
dentro de los cuales los polos serían promediados. Ésta técnica no fue muy atractiva ya que
consideraba periodos de tiempo muy largos y de duración dudosa por problemas de
calibración de la escala de tiempo geológico. Por otra parte, Irving (1977) usó también una
técnica en la que consideraba una ventana de tiempo estándar en la que promediaba los
polos devónicos de Norteamérica, a diferencia de la ventana de Van Alstine y deBoer
(1978) con duración de 22 Ma la de Irving (1977) usaba una ventana con una duración de
40 Ma que se reducía a intervalos de 10 Ma.

Posteriormente, Irving (1979) e Irving e Irving (1982) mejoraron su técnica anterior


considerando ahora una ventana con una duración de 30 Ma Esta ventana era muy útil para
ilustrar las características de primer orden de las APWP (Figura 32), de esta manera no
permitía la visualización de cúspides ya que las formas de las trayectorias eran más suaves
y promediaban el ruido asociado a los paleopolos que eran pobremente determinados o
fechados (Kent y May, 1987).

Harrison y Lindh (1982) basaron su modelo principalmente al darle peso a los


paleopolos individuales, de acuerdo a la información de edad, APWP rápidas y densidad de
polo baja. De esta manera parte de ésta técnica involucraba darle peso a los polos
dependiendo de la cantidad de traslape entre el rango de edad asociado y el polo además de
una ventana de determinada duración (Figura 31c).
Figura 32. APWP para Norteamérica. La curva es mostrada en intervalos de 10 Ma los símbolos rellenos
muestran intervalos en cada 50 Ma. Los triángulos representan la APWP de Irving y Irving (1982). Los
cuadros, es la APWP esperada si se considera que los hot-spots han estado fijos con respecto al eje
paleomagnético (determinado de las rotaciones de los hot-spots de Norteamérica dentro del modelo de
Morgan, [1983]). Nótese que la APWP de Irving y Irving (1982) se divide en tres trayectorias curvilíneas que
corresponden a: 300-180 Ma, 180-90 Ma y 90-0 Ma (Gordon et al. 1984).

Una importante contribución al entendimiento de los movimientos de placas en


función de las APWP fue hecha por Gordon et al. (1984). Dichos autores evaluaron y
cuantificaron los modelos anteriores de Francheteau y Sclater, (1969) e Irving y Irving,
(1982) y sugirieron que las APWP están compuestas de trayectorias (tracks) que
corresponden a periodos largos de movimiento constante de las placas en cuanto a su
dirección. Formando así segmentos de círculos menores (Figura 33), que definen un polo
paleomagnético de Euler (PEP) en la misma forma que lo hacen las trayectorias de los hot-
spots (Figura 32) y fallas transformes que pueden también ser usadas para determinar polos
de Euler. Como se mencionó anteriormente, las trayectorias sucesivas son unidas mediante
cúspides (cusps) las cuales registran reorganizaciones mayores que se refleja en los
cambios de dirección (velocidad angular) del movimiento de las mismas.
Figura 33. APWP para Norteamérica en intervalos de 10 Ma, y en intervalos de 100 a 300 Ma. Los triángulos
muestran la APWP de Irving e Irving (1982). Cuadros muestran la APWP de Gordon et al. (1984).

Gordon et al. (1984) analizaron polos del Carbonífero al Cretácico para construir la
APWP para Norteamérica. Ellos reconocieron una trayectoria mediante el análisis de 26
polos paleomagnéticos del Carbonífero al Triásico, una cúspide del Jurásico Temprano, una
segunda trayectoria del Jurásico al Cretácico Tardío considerando 13 polos
paleomagnéticos y por último una tercera trayectoria la cual no esta bien definida para el
Terciario. Fundamentada en una base de datos ligeramente diferente que también incluía un
nuevo polo de referencia del Jurásico Medio, Butler y May (1985), May y Butler (1986)
reconocieron la misma cúspide del Jurásico Temprano la cual nombraron como J1, además
fueron capaces de demostrar estadísticamente una segunda cúspide en el Jurásico Tardío
llamada J2. A diferencia de Gordon et al. (1984), estos autores encontraron tres trayectorias
bien definidas: trayectoria del Triásico-Jurásico (Tr-J), la del Jurásico Temprano-Tardío
(J1-J2) y por último la del Jurásico-Cretácico (J-K) (Figura 34). Ambas cúspides (J1 y J2)
se correlacionan temporalmente con eventos de deformación de placas e intra-placa, siendo
la J1 asociada al cambio en el movimiento absoluto de Norteamérica asociado al rifting del
Atlántico Central y del Golfo de México mientras que la J2 se correlaciona temporalmente
con la anomalía magnética marina M21 quién registra una reorganización de placas varios
eventos tectonomagmáticos de intra-placa de Norteamérica (May y Butler, 1986).
Figura 34. APWP revisada para Norteamérica. Las proyecciones muestran los polos de referencia más
confiables considerados por May y Butler, 1986. Los símbolos para los polos del Jurásico son W, Formación
Wingate; K, Formación Kayenta; NTI, Grupo Newark 1; NTII, Grupo Newark 2; CC, Corral Canyon; G,
Conglomerado Glance (Canelo Hills); LM, Formación Morrison Inferior; UM, Formación Morrison Superior.
Otros polos son RP, Formación Red Peak del Grupo Chuwater (dos polos); SB, Formación State Bridge; M,
Formación Moenkopi; MI, Estructura de impacto Manicougan; C, Formación Chinle; y KA; polo promedio
del Cretácico de Mankinen (1978). Las localizaciones del polo promedio están mostrados por círculos sólidos
y asociados a regiones a límites confianza A95. En el diagrama de la derecha se muestran las trayectorias y
cúspides de ésta APWP. (Modificada de May y Butler, 1986).

Recientemente Beck y Housen (2003), propusieron que el movimiento absoluto de


Norteamérica cambió abruptamente durante el inicio y fin de la APWP del Cretácico (125-
88 Ma) en lo que se conoce como el periodo de calma (stillstand) en el cuál la APWP se
restringe a un simple punto, implicando rotación en un polo de Euler que coincide con el
eje de rotación (Figura 35). Posteriormente estos mismos autores proponen que el intervalo
88-80 Ma es un periodo de tiempo en el cual disminuyó rápidamente la paleolatitud de
Norteamérica, donde los movimientos de terrenos fueron en dirección al norte.

Como fue ilustrado por Gordon et al. (1984) y aplicado por May y Butler (1986), la
distancia angular a lo largo del círculo menor de mejor ajuste graficado en función de la
edad, refleja la velocidad angular de la placa asociada al PEP, este análisis puede ser
interpretado como una prueba del modelo del PEP de que no solo las placas sufren rotación
a lo largo de un polo de Euler fijo en algún periodo de tiempo haciéndolo de esta forma con
una velocidad angular cercanamente constante (Kent y May, 1987).

Figura 35. APWP para Norteamérica de 250-30 Ma (Modificada de Beck y Housen, 2003).

Gordon et al. (1984) encontraron que las velocidades angulares para Norteamérica
son muy similares a las calculadas por Schult y Gordon (1984) usando trayectorias de hot-
spots y datos de dispersión del piso oceánico. May y Butler (1986) también encontraron
que las trayectorias de la APWP del Jurásico Temprano al Tardío (J1-J2) y la del Jurásico
Tardío al Cretácico Medio (J2-K) se describen muy bien mediante velocidades angulares
(Kent y May, 1987). Tales resultados apoyan fuertemente la validez del modelo PEP
(Gordon et al., 1984) de que el modelo de mejor ajuste puede ser usado para generar polos
de referencia sintéticos para el uso en otros análisis como la comparación con datos de
terrenos sospechosos.

Los análisis realizados por el PEP (Gordon et al., 1984) (Figura 33) proveen una
lista de polos de referencia los cuales difieren significativamente de los generados por la
técnica de la ventana deslizante promedio (Irving y Irving, 1982) (Figura 33) en la cual la
selección es menos rigurosa, y considera que la mejor estimación del polo de referencia se
hace de una infinidad de datos (Kent y May, 1987).
Un aspecto relevante en el desarrollo de las APWP es la consideración de la tan
controversial rotación de la Meseta de Colorado (Colorado Plateau) con respecto a otras
partes de Norteamérica ya que muchos de los datos pertenecen a ésta área. Livaccari (1979)
y Hamilton (1981) basados en los patrones estructurales a escala regional, propusieron que
la Meseta de Colorado sufrió una rotación horaria (~4º) con respecto al cratón de
Norteamérica durante la Orogenia Laramide. De manera similar Bryan y Gordon (1985)
obtuvieron el mismo resultado considerando el método del PEP. Por otra parte Steiner
(1986) y Kent y Witte (1993) utilizando comparaciones polo-polo obtuvieron un valor de
10º. Molina-Garza et al. (1998a) propusieron una rotación de 7º. En un un estudio reciente
Hamilton (1988) incrementó su estimación anterior a 8º. La estimación de la rotación es
aun más compleja ya que varios autores (Molina-Garza et al., 1991; Hagstrum et al., 1994)
han sugerido también rotaciones horarias afuera de la Meseta de Colorado.

May y Butler (1986) evaluaron el efecto de la rotación horaria de la Meseta de


Colorado (~4°) sobre la APWP del Jurásico para Norteamérica. Sus resultados mostraron
que no hubo un cambio significativo de las trayectorias y cúspides en términos generales,
pero notaron que la agudeza de la cúspide (J1) disminuye considerablemente. Por otra parte
Beck y Housen (2003) consideraron que la rotación horaria de la Meseta de Colorado fue
de 10.5°, que aplicada a la APWP, no resulta en cambios significativos después de hacer la
corrección.

4.4.5 Discusión sobre los polos paleomagnéticos controversiales del Jurásico Medio-
Tardío

Los paleopolos promedio (Jurásico Temprano y Medio más temprano-Cretácico


Temprano) para Norteamérica, Europa, Sudamérica y África están bien agrupados en las
reconstrucciones continentales, pero los polos del Jurásico Medio y Tardío de las APWP
están pobremente definidos y son controversiales.

Van Fossen y Kent (1990) realizaron un estudio paleomagnético de rocas plutónicas


y volcánicas del Jurásico Medio en Nueva Inglaterra (noreste de E.U.A.) que produjo polos
de latitud alta para Norteamérica (Figura 36). Los plutones, tienen un polo promedio de
latitud alta de 88.4°N, pero su polaridad normal aislada puede ser de un origen reciente. Por
otra parte, en la rocas volcánicas Moat, se obtuvo una magnetización remanente
característica de polaridades normal e inversa, ambas son secundarias y son
estadísticamente anti-paralelas entre sí con una edad de magnetización de 168 Ma La
magnetización de la polaridad normal es reciente: en cambio la polaridad inversa da un
polo paleomagnético de referencia para Norteamérica de 78.7°N, 90.3°E hace 165 Ma el
cual es de latitud alta. Los polos paleomagnéticos del Jurásico Medio de Gondwana
transferidos a un marco de referencia de Norteamérica, también dan polos de latitud alta
para Nortamérica para ese tiempo. Estos polos paleomagnéticos usados por Van Fossen y
Kent, (1990) son diferentes a los polos establecidos años atrás como lo son el polo Newark
Trend N2 y el de Corral Canyon, estos difieren de 15-20° con los determinados por Van
Fossen y Kent, (1990). Estos autores proponen que son polos de latitud baja, y muestran
magnetizaciones secundarias que fueron adquiridas tiempo después.

A raíz del trabajo de Van Fossen y Kent (1990) surgió una opinión en contra por
parte de Butler et al. (1992), quienes argumentan que los polos paleomagnéticos del
Jurásico Medio de Van Fossen y Kent (1990) son inexactos y mal fundamentados. Van
Fossen y Kent (1990) argumentan que el polo que determinaron en las rocas volcánicas de
Moat es muy confiable para el Jurásico Medio, mientras que Butler et al., (1992) dicen que
no es confiable.

La validez de los resultados jurásicos obtenidos de las rocas del sureste de Arizona
(Corral Canyon) y de las rocas de New Hampshire (rocas volcánicas Moat) (Butler et al.
1992; Van Fossen y Kent, 1990, 1992a; Figura 36), aún es controversial para considerarla
en la construcción de la APWP mesozoica para Norteamérica. Dichos paleopolos difieren
20° entre sí y ambos son considerados de 170 Ma, Por lo tanto no pueden ser
representativos del campo de tiempo del Jurásico Medio de Norteamérica (Van der Voo,
1992).
Esta controversia es causada parcialmente por el método empleado en la
construcción de las APWP (Van der Voo, 1992; Hagstrum, 1993). Los paleopolos de las
rocas Corral Canyon y Moat Volcanics no se ajustan con los modelos de Gordon et al.
(1984), ni con el de May y Butler, (1986) (Figura 35). En vez de ello se ajustan a una
APWP sinuoso e irregular.

Figura 36. Controversia del polo de referencia del Jurásico Medio para Norteamérica ilustrando la
discordancia entre los dos polos de referencia publicados [Polo de “White Mountains” de Opdyke y Wensink
(1966) y el polo de “Corral Canyon” de May et al. (1986)], ambos son nominalmente del Jurásico Medio pero
están separados 24º de distancia de arco y por último se tiene el Polo de “Moat Volcanics” de Van Fossen y
Kent (1990). Este problema contribuye a diferentes versiones de la APWP del Jurásico [línea negra sólida,
Irving y Irving (1982); línea gris tenue, Gordon et al. (1984); línea punteada, May y Butler, 1986)]. Los
círculos rellenos representan los polos de referencia del Jurásico para Norteamérica usados por May y Butler:
W, polo Wingate (Reeve, 1975); K, polo Kayenta (Steiner y Helsley, 1974); N1 y N2, polos Newark 1 y 2,
respectivamente (Smith y Noltimier, 1979); G, polo Conglomerado Glance (Kluth et al., 1982; LM2 y UM2,
polos de la Formación Morrison Inferior y Superior usando los datos seleccionados (Steiner y Helsley, 1975).
Otros polos (círculos abiertos): KA, promedio del Cretácico Medio (Mankinen, 1978); As, Mount Ascutney
(Opdyke y Wensink, 1966); Ab y Ag, plutones Triásicos de Abbott y Agamentiscus, respectivamente (Wu y
Van der Voo, 1988). (Van Fossen y Kent, 1990).

Van der Voo (1992) realizó un intento por resolver la controversia, con base en las
localizaciones de los paleopolos de 150 y 170 Ma determinados a partir de datos obtenidos
en España, Italia, Andes de Chile, etc. que posteriormente fueron rotados con parámetros
apropiados para dar las intersecciones en sitio en coordenadas de Norteamérica. La mejor
estimación del paleopolo para el Jurásico Medio más tardío (Caloviano Temprano) y está
localizado a 70°N, 135°E y para el Jurásico Tardío (Kimmerdgiano) está en 70°N, 155°E.
La APWP resultante del Jurásico-Cretácico Temprano sigue una trayectoria paralela en la
latitud 70°.

4.5 APLICACIONES PALEOMAGNÉTICAS A LA TECTÓNICA


El paleomagnetismo aplicado a problemas tectónicos es ampliamente utilizado hoy
en día. Desde el descubrimiento de la tectónica de placas, se ha considerado a la litosfera de
la Tierra como un sistema dinámico que incluye varios límites de placas ya conocidos
(Butler, 1998). Cuantificar la deriva continental es una de las aportaciones del
paleomagnetismo a la tectónica. Así mismo, el término de terrenos tectonoestratigráficos
(Coney et al., 1980) fue aplicado principalmente al oeste de la Cordillera de Norteamérica
para explicar diferencias notables en cuanto al basamento, cubierta sedimentaria y
estructuras principalmente de regiones vecinas. Es por ello que una de las principales
aplicaciones del paleomagnetismo es descifrar las historias de movimiento de dichos
terrenos.

4.5.1 Principios Generales

El paleomagnetismo aplicado a movimientos de bloques corticales se fundamenta


en la naturaleza del dipolo geocéntrico axial del campo geomagnético que fue
anteriormente explicado, es por ello que se basa en la determinación de movimientos de
tipo latitudinal y rotaciones. Los fundamentos teóricos utilizados para detectar movimientos
de bloques corticales son ilustrados en la Figura 37. En la Figura 37a se muestra un corte
meridional de la Tierra donde se ilustra un polo paleomagnético PP, además de las
inclinaciones esperadas del campo magnético que se encuentran en la superficie de la
Tierra respecto a el punto PP. Si un bloque cortical fue magnetizado en latitudes
intermedias y subsecuentemente fue movido (con una distancia angular de p) a una latitud
más alta, la inclinación observada del bloque será menor que la inclinación esperada en su
nueva ubicación. De esta manera el movimiento latitudinal hacia un polo paleomagnético
produce el aplanamiento de la inclinación (flattening o inclinación) mostrado por el ángulo
F en la Figura 37a, Nótese que el ángulo F no es igual al ángulo p, que es el ángulo de
transporte hacia el polo.

En la figura 37b, se muestra el caso en donde ocurre una rotación en el eje vertical
dentro del bloque cortical, sin haber un movimiento latitudinal significativo. Originalmente
la declinación esperada del bloque cortical indicará hacia el polo paleomagnético PP,
después de proceder una rotación con un valor angular (R) sobre un eje vertical se obtendrá
una declinación radicalmente distinta diferente.

Figura 37. Direcciones paleomagnéticas discordantes resultantes de movimientos tectónicos. a) Corte


meridional de la Tierra. b) Rotación de la declinación paleomagnética por rotación tectónica a través de un eje
vertical dentro del bloque cortical. b) Rotación de un bloque cortical mediante un polo de Euler externo al
bloque. (Butler, 1998).

Otra forma de visualizar los movimientos de las placas litosféricas es mediante las
rotaciones considerando el polo de Euler (Cox y Hart, 1986). El principio de éste método es
describir el movimiento de un bloque cortical por medio de una rotación considerando un
polo que se encuentra afuera de los límites del bloque. En la figura 37c se muestra lo
anterior donde un bloque cortical es rotado por un ángulo Ω con el punto de rotación. La
rotación produce que el bloque tenga un movimiento latitudinal (distancia angular = p) y
una rotación en el eje vertical (ángulo = R), aplanamiento (flattening) y rotación de la
declinación, respectivamente.

4.5.2 Métodos de Análisis

Existen dos métodos básicos para el análisis tanto de rotaciones en el eje vertical
como movimientos latitudinales de direcciones paleomagnéticas (Beck, 1976, 1980;
Demarest, 1983; Beck et al. (1986): a) aproximación dirección-espacio y b) aproximación
polo-espacio.

La utilización de los polos de referencia dentro del paleomagnetismo es muy


importante, ya que con ellos podemos determinar los movimientos que pudo experimentar
un bloque cortical cualquiera. Estos polos de referencia se calculan a partir de las curvas de
vagabundeo polar aparente, donde cada polo representa un análisis paleomagnético de rocas
de una edad en particular o un promedio de varios polos. De este modo, el principio del
polo de referencia puede ser utilizado para calcular la dirección paleomagnética esperada
para rocas de alguna edad en cualquier punto sobre el continente.

En la aproximación dirección-espacio (Figura 38a) se compara la dirección esperada


(Ix, Dx) con la dirección paleomagnética observada (Io, Do). El aplanamiento de la
inclinación F está dado por: F = Ix - Io y la rotación de la declinación por: R = Do - Dx. La R
se define como positiva cuando la Do es horaria con respecto a Dx. Tanto la dirección
esperada como la observada tienen límites de confianza asociados, así que F y R tienen
límites de confianza del 95% de ∆F y ∆R, respectivamente. Los resultados de los análisis
de dirección-espacio comúnmente son reportados como R ± ∆R y F ± ∆F. Cuando una
dirección observada se desvía significativamente de una dirección esperada (F > ∆F y/o R >
∆R) se dice que es una dirección paleomagnética discordante. Y por lo contrario cuando no
se desvía significativamente se dice que es una dirección paleomagnética concordante.

En la aproximación polo-espacio (Figura 38b) se hace la comparación entre el polo


de referencia (RP) de un continente en particular y el polo observado (OP) determinado de
un bloque cortical localizado en un punto geográfico S. El análisis se basa en el triángulo
formado en las esquinas RP, OP y S. La distancia angular entre S y OP es po, mientras que
la distancia angular entre S y RP es pr, la comparación entre estas distancias indica si el
bloque se movió acercandose o alejándose del polo de referencias según sea el caso. El
transporte hacia el polo, p, esta dado por: p = po - pr, si p es positivo se dice que el bloque
se movió en dirección al polo de referencia (Figura 38b). La rotación en el eje vertical, R,
indicada por la desviación del polo observado a partir del polo de referencia es el ángulo
del triángulo esférico del ápice S. Los límites de confianza de los polos de referencia y
observados son los límites ∆p y ∆R sobre p y R, respectivamente. Así que los resultados de
los análisis de polo-espacio están dados por p ± ∆p y R ± ∆R. El polo observado es
discordante si es estadísticamente diferente significativamente desde el punto de vista
estadístico del polo de referencia.

Figura 38. Aproximaciones dirección espacio a), y polo-espacio b). (Butler, 1998).
Un aplanamiento positivo de la inclinación F ± ∆F, indica un movimiento hacia el
polo paleomagnético. Aunque, la cantidad de movimiento indirectamente esta dado por el
ángulo F debido a que la inclinación esta relacionada a la paleolatitud a través de la
ecuación del dipolo. Pero un transporte del polo positivo, p ± ∆p, es una medida directa del
movimiento hacia el polo de referencia. Comúnmente se usa más el acercamiento polo-
espacio para determinar el transporte hacia el polo, p ± ∆p, en los análisis de movimientos
paleolatitudinales. Para las rotaciones tectónicas en el eje vertical, la cantidad de rotación
del eje vertical, R ± ∆R, puede ser determinada ya sea por cualquiera de los dos
acercamientos métodos descritos.

4.6 APLICACIONES GEOCRONOLÓGICAS


Como se mencionó anteriormente, el paleomagnetismo tiene diferentes
aplicaciones. Entre ellas está la magnetoestratigrafìa. Esta técnica se basa en correlaciones
estratigráficas y geocronológicas de una secuencia de rocas entre edades del Pleistoceno-
Precámbrico (Butler, 1998).

4.6.1 Escalas de Tiempo de Polaridad Magnética.

Para poder emplear la magnetoestratigrafía se emplea la escala de tiempo de


polaridad geomagnética. Esta es el registro del inicio y duración de las inversiones de
polaridad geomagnética de la Tierra. La escala de tiempo de polaridad geomagnética se
desarrolló a través del estudio de rocas distribuidas alrededor del mundo, en las cuales fue
observado que las rocas de periodos de un tiempo específico contienen minerales
magnéticos con orientación opuesta al campo magnético actual de ese tiempo. Las edades
aproximadas de las rocas pueden ser establecidas comparando los patrones de inversiones
magnéticas con los de las edades de rocas conocidas.

Otra forma de construir escalas de tiempo de polaridad magnética es mediante el


análisis de anomalías magnéticas registradas en los basaltos del piso oceánico, en donde
estas se comparan con las inversiones de polaridades magnéticas conocidas y fechadas en el
continente (Opdyke y Channell, 1996). Los perfiles de anomalías magnéticas marinas
constituyen la información más importante que se ha obtenido acerca de las secuencias de
intervalos de polaridad geomagnética desde el Mesozoico Medio a la actualidad (Butler,
1998). En general, las anomalías positivas representan periodos en los cuales el campo
magnético de la Tierra apuntaba hacia el norte como lo hace hoy en día, mientras que las
anomalías negativas representan periodos cuando el campo magnético apuntaba hacia el
polo sur. La primera escala de tiempo de polaridad magnética fue desarrollada por Heirtzler
et al. (1968). Mas recientemente, estas escalas de tiempo se calibran considerando las
variaciones orbitales de la Tierra y parámetros climáticos. La escala de tiempo más
utilizada en la actualidad es la de Cande y Kent, (1995).

La terminología asociada a las escalas de tiempo de polaridad magnética es la


siguiente (Bradley, 1999): a) época de polaridad: es una unidad cronológica caracterizada
por la presencia de un polaridad geomagnética del orden de 105-106 años, se nombra de
acuerdo a los pioneros del paleomagnetismo b) evento de polaridad: unidad cronológica en
la cual una orientación geomagnética esta presente en un periodo de 104-105 años, se
nombran de acuerdo al lugar donde fueron descubiertas y por último c) excursión de
polaridad: son periodos breves en los cuales no existe una inversión completa, también son
nombradas de acuerdo a donde fueron descubiertas.

4.6.2 Magnetoestratigrafía.

La magnetoestratigrafía utiliza los cambios de polaridad del campo geomagnético


preservados en las secuencias de rocas para realizar correlaciones y fechamientos
estratigráficos. Los intervalos individuales de polaridades normal e inversa (crones) están
en un rango de tiempo de aproximadamente de 10 mil a 10 Ma de duración (Hailwood,
1989).

Como las inversiones de polaridad geomagnética son globalmente sincrónicas, sus


registros representan planos de tiempo “absoluto” en las secuencias sedimentarias las
cuales pueden proveer un patrón de correlación estratigráfica muy completo. Lo anterior es
muy útil en las interpretaciones de las secuencias muestreadas. Más aún, las inversiones
frecuentemente llevan registros completos, los cuales pueden ser relacionados y
comparados con la escala de tiempo de polaridad geomagnética para contrastar la edad del
sedimento a considerar (Hailwood, 1989).

Las mejores rocas sedimentarias para el muestreo son lutita, limolita y arenisca de
gran muy fino, esto es debido a que los granos magnéticos son mucho más finos que en los
conglomerados y areniscas gruesas y esto facilita la orientación con el campo magnético
durante la acumulación, de esta manera aumenta la posibilidad de tener una señal
paleomagnética confiable (Reynolds, 1999).
Para poder evaluar los datos paleomagnéticos de los sitios muestreados se grafican
las latitudes de los polos virtuales geomagnéticos de dichos sitios contra el nivel
estratigráfico en el cual fueron recolectados dentro de la secuencia estratigráfica, donde las
regiones negras representan las polaridades magnéticas normales y las blancas las
polaridades inversas del campo magnético (Figura 39; Reynolds, 1999).

Figura 39. Muestreo magnetoestratigráfico de una columna estratigráfica (a la izquierda) en metros, esta
produce los resultados de la columna del centro que es una gráfica considerando el nivel estratigráfico vs la
latitud del PGV. (Reynolds, 1999).
Debido a que la polaridad de un estrato puede ser normal o inversa, las variaciones
de la velocidad en la cual el sedimento fue acumulado puede causar que el espesor de una
zona de polaridad dada varíe de un lugar a otro, esto causa un problema para diferenciar la
zonación magnética entre diferentes secciones estratigráficas. Para evitar este problema y
confusiones se sugiere que se obtenga al menos una edad isotópica (o edad basada en un
dato paleontológico) sea determinada en la sección estratigráfica. De esta manera, la
columna magnetoestratigráfica local se puede correlacionar con la escala de tiempo de
polaridad geomagnética global (Figura 40; Cande y Kent, 1995).

Si la edad de cada inversión presente en la escala de tiempo de polaridad


geomagnética global esta bien establecida, es entonces claro que la correlación establece
numerosas líneas de tiempo a lo largo de la sección (Reynolds, 1999).

Para determinar la tasa de sedimentación en una secuencia estratigráfica se grafica


la edad de cada inversión (en Ma) versus el nivel estratigráfico en el cual la inversión fue
encontrada (en metros). La tasa de sedimentación resultante se obtiene en metros por Ma,
pero comúnmente se reporta en términos de mm por año.

Figura 40. Correlación de la columna paleomagnética local de la Figura 39, con la escala de tiempo de
polaridad geomagnética global. Esta correlación sugiere que las rocas fueron depositadas hace 8.2 y 1.7 Ma.
4.7 ORIGEN DEL MAGNETISMO DE LAS CAPAS ROJAS
En los últimos años se ha incrementado la discusión acerca de las capas rojas, en
cuanto al tiempo de adquisición de la remanencia y origen de la hematita (el principal
mineral magnético presente en las capas rojas), es por ello que diversas investigaciones han
sido realizadas para resolver esta controversia, la cual aun no tiene una solución
satisfactoria.

Las capas rojas generalmente son el tipo de roca sedimentaria más fuertemente
magnetizadas, teniendo intensidades de su MRN de ≥ 10-5 G ó 10-2 A/m (Butler, 1998). Por
este motivo son usadas ampliamente en los estudios paleomagnéticos (Walker et al., 1981).
La remanencia de éstas capas rojas refleja cercanamente al campo geomagnético en el
tiempo de la depositación y puede proveer además, direcciones medias del campo para el
uso en los cálculos de paleopolos y un registro detallado de eventos tales como variación
secular y polaridades inversas (Helsley, 1969; Helsley y Steiner, 1974; Khramov, 1967;
Van Den Ende, 1970).
Los dos puntos extremos por los cuales la controversia de las capas rojas esta en
discusión son:

1) Por una parte, algunos investigadores (Elston y Purucker, 1979) dicen que las
componentes de alta estabilidad de la MRN en las capas rojas se deben a
hematita especular detrítica que es magnetizada por procesos MRD durante el
depósito). A partir de esto se asume que la adquisición de ésta remanencia en las
capas rojas fue contemporánea al tiempo de depositación, es por ello que se
pueden analizar con un grado alto de confiabilidad los registros de variación
secular (Baag y Helsley, 1974), transiciones de polaridad geomagnética
(Herrero-Bervera y Helsley, 1983; Shive et al., 1984). Por último, las secuencias
de polaridad inversa que pueden ser usadas para establecer líneas de tiempo para
correlaciones locales y a gran escala, además de relaciones cronológicas entre
facies sedimentarias. A esto se le conoce como “magnetoestratigrafía de capas
rojas” (Helsley, 1969; Helsley y Steiner; 1974; Shoemaker et al., 1973;
Shoemaker y Purucker, 1974; Steiner y Helsley, 1974; Turner y Ixer, 1977;
Elston y Purucker, 1979).
2) Por el contrario, otros proponen componentes múltiples de MRQ son adquiridas
en largos intervalos de tiempo durante la diagénesis y después de la depositación
de las capas rojas (Chamalaun y Creer, 1964; Alkhafaji y Vincenz; 1971; Roy y
Park, 1972; Steiner y Helsley, 1972; McGlynn et al., 1974; Hoblitt et al. 1974;
Larson y Walker, 1975; Turner y Archer, 1975; Johnson, 1976; Turner, 1979,
1980; Walker et al., 1981; Larson et al., 1982), en lapsos que van desde 10 Ma
(Butler, 1998) hasta 35 Ma (Beck y Housen., 2003). Si esto es cierto, no se
pueden realizar estudios de variación secular ni estudios de transiciones de
polaridad geomagnética (Butler, 1998) en las capas rojas.

El mineral ferromagnético predominante en los lechos rojos es la hematita y puede


ocurrir principalmente en dos formas: 1) como cristales opacos de hematita especular o
especularita que tiene un tamaño de grano mayor a 1 µm (Walker et al., 1981) y 2) como
pigmento hematítico de grano fino y es el responsable de la coloración roja de las capas y
que se forma por procesos químicos post-deposicionales. La magnetización generalmente
no es estable sobre periodos de tiempo geológico largos y tiende a adquirir magnetizaciones
subsecuentes debido a los procesos químicos a los que están sometidas. Por lo tanto, no se
conoce el tiempo de adquisición de dicha remanencia.

Se ha visto que en depósitos sedimentarios recientes, frecuentemente no tienen


especularita como mineral ferromagnético dominante, siendo la magnetita el mineral
predominante (Van Houten, 1968). Se piensa entonces que mucha de la especularita debe
ser formada debido a oxidación post-deposicional de magnetita detrítica (Butler, 1998).

Debido a esta controversia del modo y tiempo de adquisición de la MRN de las


capas rojas, se ha propuesto que una manera de obtener esa información es por medio de
pruebas de campo aplicadas a estructuras sedimentarias (Bulter, 1998).
Los procesos de magnetización de las capas rojas pueden operar en diversos
periodos de tiempo y estos se dividen en dos tipos:

a) Magnetización remanente deposicional (detrítica): ésta se podría formar si una


porción de especularita es detrítica. Los sedimentos mineralógicamente maduros contienen
más probablemente especularita detrítica que los sedimentos inmaduros que provienen de la
erosión de una fuente ígnea cercana. Aunque aún está en debate, algunos dicen que la MRD
es el principal origen de la magnetización característica en las capas rojas.

b) Magnetización remanente química: esta se adquiere durante la martitización de


magnetita detrítica, la formación de especularita a partir de silicatos con Fe y de la
producción autigénica de pigmentación hematítica. Se puede dividir esta MRQ en dos
subregiones: 1) una remanencia química cercana formada dentro de un rango de tiempo de
102 a 105 de depositación, 2) una remanencia química prolongada formada durante periodos
de tiempo largos. Esta subdivisión tiene una utilidad paleomagnética, la MRQ temprana
puede ser aplicada a estratigrafía de polaridad magnética cuando la adquisición de la MRN
característica esta dentro de los 105 años de la depositación, en cambio la MRQ formada
durante periodos de tiempo largos puede ser usada para la determinación de polos
paleomagnéticos principalmente.

4.8 ESTUDIOS PALEOMAGNÉTICOS EN MÉXICO


Los estudios paleomagnéticos en el noreste de México han sido realizados
principalmente para resolver problemas en cuanto a la evolución tectónica y deformación
en la Sierra Madre Oriental (Nairn, 1976; Belcher, 1979; Kleist et al., 1980; Gose et al.,
1982; Nowicki et al., 1993; Böhnel et al., 1990) y también a estudios
magnetoestratigráficos (Clement et al., 2000). Las rocas analizadas en dichos estudios
incluyen a capas rojas (Grupo Huizachal, Nazas) y a algunas secuencias de caliza
(principalmente a la Formación Cupido), siendo estas muy importantes ya que
estructuralmente fueron deformadas durante la Orogenia Laramide.
Los resultados paleomagnéticos obtenidos por Belcher (1979) y Gose et al. (1982)
de rocas del Triásico-Jurásico al norte de la Sierra Madre Oriental (SMO) cerca de Cd.
Victoria, sugieren rotaciones antihorarias grandes (~130º) que pudieran estar relacionadas a
fallas mayores con una dirección NW-SE y E-W en el noreste de México (De Cserna, 1976;
Anderson y Schmidt, 1983). Posteriormente, varios estudios paleomagnéticos (Kleist et al.,
1980; 1984) en el Cañón de Arteaga cerca de Saltillo fueron realizados en la Formación
Cupido del Cretácico Temprano. Estos autores encontraron que las muestras analizadas en
esta formación fueron aparentemente remagnetizadas en un tiempo post-Aptiano Medio,
antes de la deformación Laramídica. Los datos obtenidos sugieren una rotación antihoraria
(35-40º) que pudo deberse a pliegues que cubrieron la esquina sureste del Bloque de
Coahuila, el cual sirvió como una barrera geológica a la deformación Laramídica por
decollement. Resultados similares fueron obtenidos por Bonfiglio (1982).

Otro estudio similar realizado también en rocas plegadas del Cretácico Inferior
cerca de Torreón, fue realizado por Nowicki et al. (1993), tres de cuatro sitios analizados
tienen remanencias que fueron adquiridas durante el plegamiento Laramídico. El sitio
restante la adquirió después del plegamiento. Estos sitios han sufrido rotaciones locales
después de adquirir su magnetización. Se concluye que sufrieron una rotación antihoraria
(10-15º) después del Eoceno con respecto al resto de Norteamérica. En un estudio realizado
por Clement et al. (2000) se encontró que rocas del Cretácico Medio en algunas localidades
de Nuevo León tienen magnetizaciones anteriores al plegamiento de la Orogenia Laramide.

En la parte sur de la SMO, Bönhel et al. (1990), analizaron paleomagnéticamente


rocas del Triásico Tardío, Jurásico Temprano-Tardío y Cretácico Temprano. Encontró que
la mayoría de estas fueron remagnetizadas por el mismo evento, ya que coinciden en un
mismo punto al ser analizadas conjuntamente, solo algunas sitios en los Grupos Huizachal
y Huayacocotla tienen magnetizaciones primarias las cuales no han sufrido ningún tipo de
rotación, lo que es contrario a lo obtenido a Belcher, (1979) y Gose et al. (1982).

En cuanto a las rocas jurásicas, Nairn, (1976) analizó algunas capas rojas
(Formación Huizachal y Formación Nazas) y en rocas del Cretácico Superior (Grupo
Difunta). Un resultado importante de este estudio que tiene que ver en la interpretación de
los polos del Jurásico de algunas unidades estratigráficas de esta tesis. Las direcciones
paleomagnéticas obtenidas por Nairn, (1976) de dec=330.4º e inc=28.9° en la localidad la
Murella (Formación Huizachal) del Jurásico? y las de esta tesis (que en el siguiente capítulo
se discutirán) tienen similitudes, lo que podría deberse a que estas unidades sean las
mismas ya que se encuentran relativamente cercanas una de las otras. Hay que señalar que
el resultado de Nairn (1976) de la Formación Huizachal fue obtenido de muy pocas
muestras y es por ello que no se puede considerar en sentido estricto confiable para hacer
interpretaciones tectónicas regionales.

4.9 ASPECTOS TECTÓNICOS Y ESTRUCTURALES GENERALES


A continuación se describen algunos términos empleados con relación a fallas
regionales presentes dentro del área de estudio, con base en estos conceptos se evaluarán
cada uno de los modelos propuestos en el Capítulo VI. Los conceptos principales son el de
zonas de doblez de falla, donde puede haber transpresión o transtensión, y el concepto de
inversión tectónica.

4.9.1 “Restraining Bend” y “Releasing Bend”

Estas estructuras se presentan en ambientes tectónicos continentales y oceánicos,


asociados a fallas de desplazamiento lateral y fallas transformantes (Cunningham, 2005).
Los planos de falla raramente son rectos, y es más común que sus trazas sean irregulares.
En la Figura 41, se muestran diagramas de bloque de falla de desplazamiento lateral
derecho que a lo largo de su traza muestra irregularidades en cuanto a la dirección de la
misma (Crowell, 1974). El salto a la izquierda genera los “restraining bend” por lo que hay
compresión dentro de esta zona (Figura 41b). Por el contrario, el salto a la derecha (Figura
41b) se genera una extensión produciendo una zona esto que se denomina “releasing bend”.
El “restraining bend” produce una estructura en flor la cual es una serie de fallas de tipo
duplex compresionales (Figura 42a). Por otra parte, el “releasing bend” produce una
estructura igual que la anterior. Este tipo de estructura genera cuencas tipo pull-apart
(Figura 42b).

Figura 41. A. Falla de desplazamiento lateral planar. B. Movimiento de desplazamiento lateral a lo largo de
fallas curveadas de manera irregular produciendo huecos en los releasing bends y apilamiento en los
restraining bends (Crowell, 1974).

El origen de estos curvamientos ha sido relacionado (Cunningham, 2005) a: 1)


estructuras de basamento pre-existentes (particularmente en la corteza continental); 2) el
grado de transpresión o transtensión a lo largo del plano de falla lateral relacionada a
tectónica regional y 3) cambios complejos en el estado de esfuerzos cercanos al plano de
falla. El significado de los dobleces incluye: 1) las cuencas pull-apart forman zonas de
flujo de calor alto y dilatación cortical que pueden ser explotadas como fuentes de energía
geotérmica, hidrocarburos y mineralización con valores económicos; 2) las zonas de
“restraining bends” forman levantamientos topográficos mayores que están expresados
geomorfológicamente en el registro geológico y estratigráfico; 3) ambos tipos de
curvamientos actúan como barreras o sitios de rupturas sísmicas mayores tanto en las fallas
laterales continentales como oceánicas.
a)

b)

Figura 42. a) Restraining bend con un dúplex compresional (Twiss y Moores, 1992). b) Dúplex extensional
en los releasing bends (Twiss y Moores, 1992).

4.9.2 Rotación Tectónica en términos Paleomagnéticos y Estructurales.

En varios ambientes tectónicos de fallamiento lateral, se han reconocido por


evidencias estructurales y paleomagnéticas, rotaciones grandes de bloques, desde 20-45º en
un ambiente de campos de esfuerzos estacionario hasta rotaciones mayores a 70º e incluso
100º que requieren más de un arreglo de fallas para acompañar esta cantidad de rotación
(Nur y Helsley, 1971; Greenhause y Cox, 1979; Fagin y Gose, 1983; Ron et al., 1984;
Calderone y Butler, 1984; Brown y Golombek, 1985; Hudson y Geissman, 1985; Terres y
Luyendyk, 1985; Ron y Nur, 1985; Kamerling y Luyendyk, 1985; Hornafius, 1985; Wells y
Coe, 1985).

Estudios paleomagnéticos de Christie-Blick y Biddle, (1985) han mostrado de forma


convincente rotaciones de bloques corticales en ambientes de fallamiento lateral.
Rotaciones paleomagnéticas horarias predominan en sistemas dextrales mayores (Figura
43a) pero en detalle los aspectos cinemáticos de rotación pueden ser muy complejos
(Woodcock y Schubert, 1994). Modelos recientes favorecen lo dispuesto por Freund (1970)
apoyando la idea de bloques alargados, separados por fallas antitéticas sinestrales (Figura
43). Por otra parte, algunas zonas de fallamiento lateral y sus antepaíses tienen un dominio
claro de tipo dominó, con áreas discretas de fallas sinestrales colindantes y áreas de fallas
dextrales y bloques que rotan de manera antihoraria (Freund, 1974, Ron et al., 1984).
Existen otros ejemplos más complicados en los cuales se involucra dominios llamados
anidados a pequeña escala que podrían ocurrir dentro de dominios de desplazamiento
laterales regionales (Figura 43b), produciendo de esta forma rotaciones opuestas que
podrían oscurecer la rotación paleomagnética finita (Woodcock, 1987).

Ron (1987) propuso un modelo geométrico simple que muestra que el margen de
placa a lo largo de un segmento de “restraining bend” en un límite de placa transforme
puede ser deformado para acomodar el traslape de la corteza. Este modelo predice tanto el
ancho máximo de la zona deformada y la magnitud de la deformación cuando la geometría
general del margen de placa es conocida, así como también el vector de deslizamiento de
placa y la cantidad de desplazamiento acumulativo.

Figura 43. Vistas de mapa de bloques rotados y estructura dominó (Woodcock y Schubert, 1994).

4.9.3 Inversión tectónica

El término inversión en un sentido teórico y cinemático es usado para describir


regiones que han experimentado inversión en el levantamiento o subsidencia (Coward,
1983). Esto es, áreas que han cambiado de ser regiones de subsidencia a regiones de
levantamiento (inversión positiva), o viceversa (inversión negativa). Inversión tectónica, en
términos más estrictos, puede ser definida como un cambio en la elevación estructural a
nivel regional debido a una fase de deformación tardía (Cooper et al., 1989). Más
específicamente, la inversión de una cuenca se refiere a la inversión de los patrones de
subsidencia tal es el caso de un levantamiento de la base de la cuenca (Ziegler, 1987). Es
generalmente aceptado que durante la inversión, la reactivación (deslizamiento-inclinación)
de fallas de extensión influenciará profundamente la geometría de las estructuras
contraccionales (Welbon, 1988). Hoy en día, hay aún poco entendimiento de los procesos y
controles involucrados en su formación (Koopman et al., 1987; Biddle y Rudolph, 1988).
De acuerdo a Coward (1983) el origen de las inversiones puede ser atribuido a a)
relacionada a fuerzas isostáticas y de flotabilidad; y b) relacionadas a movimientos
horizontales de placa.

4.9.3.1 Controles de la geometría de la inversión tectónica

1) Resistencia de la corteza: La parte superior de la corteza se comportará de


manera quebradiza (frágil), por lo tanto la resistencia se incrementará conforme
aumenta la profundidad y presión confinante. La corteza inferior se comportará
dúctilmente y la resistencia decrecerá con el incremento de la temperatura
conforme se va profundizando (Coward, 1983).
2) Reactivación de fallas: La capacidad de una falla normal de reactivarse depende
de cual es su orientación con relación al esfuerzo compresivo principal. Las
fallas normales con inclinaciones fuertes son difíciles de reactivar por una
inversión frontal total, a menos que tengan coeficientes de fricción y de
cohesión muy bajos o por movimientos laterales u oblicuos especialmente
donde el esfuerzo compresivo mínimo sea horizontal (Gillcrist et al., 1987). Por
otro lado las fallas normales con inclinaciones suaves son fáciles de invertir. Las
fallas normales lístricas, las cuales cambian a inclinaciones suaves durante la
extensión, son reactivadas preferentemente durante la inversión. En el caso de
que una falla cuya inclinación cambie a deslizamiento hacia abajo (falla lístrica),
la parte plana podría fallar durante la inversión formándose así estructuras de
fallas secundarias y pliegues en el pie del plano inclinado. Asumiendo una
compresión horizontal, las fallas normales con inclinaciones entre 40-60°
solamente se reactivarían si el coeficiente de fricción fuera bajo. Durante el
desarrollo de una cuña cabalgante, el esfuerzo compresivo máximo estaría
inclinado respecto a la horizontal y por lo tanto las fallas normales antiguas
estarían formando un ángulo grande respecto al esfuerzo compresivo y por lo
tanto disminuiría la posibilidad de ser reactivado. Una falla pre-existente por lo
general tiende a tener una cohesión más baja que las rocas intactas, pero en
algunas salbandas de fallas podrían ser mucho mas fuertes y la depositación de
cuarzo en el plano de falla podría hacerlas muy resistentes.
CAPÍTULO V
PALEOMAGNETISMO
5.1 RESULTADOS DE DESMAGNETIZACIÓN

5.1.1 Formación San Marcos

La magnetización remanente (MRN) de las rocas de la Formación San Marcos es de


intensidad moderada (10-3 A/m) y normalmente consiste de dos componentes vectoriales
(Figura 44). La temperatura de desbloqueo baja tiene una dirección hacia el norte ó norte-
noreste y una inclinación moderadamente positiva; en cambio, la de temperatura alta se
dirige hacia el norte-noroeste con inclinación muy similar a la anterior (Figura 44a). La
dirección in situ promedio de la componente de baja temperatura es de D=8.5º, I=51.7º
(n=33 muestras) (Tabla 1), la componente baja es removida principalmente a los 400-
450ºC, e inducciones de 120mT no remueven una fracción de la MRN (Figura 44b). Pocas
muestras fueron desmagnetizadas por campos alternos, pues en general este método no
remueve ni separa las magnetizaciones presentes en nuestras muestras. En cambio la
componente característica está en un rango aproximado de 625-660ºC, lo que indica que la
magnetización reside principalmente en hematita. En algunas muestras se calcularon
trayectorias de círculos mayores para determinar la dirección de magnetización
característica (Figura 44c). Estas muestras corresponden a direcciones de polaridad inversa,
dirigidas al SE y con inclinaciones negativas (Figura 44e).

Se distinguió solamente un sitio con tres componentes, es el FSM5 (Figura 44d y


44e). Los sitios FSM5 (Figura 44e) y FSM13 dentro de la Formación San Marcos son de
polaridad inversa. De hecho, el sitio FSM5 tiene direcciones de la magnetización
característica de ambas polaridades. Cerca del 50% de las muestras obtenidas fueron útiles
en los análisis paleomagnéticos. La dirección media de esta localidad, corregida
estructuralmente, para la componente característica es D=355.5º, I=43.5º (N=35 muestras,
k=10.8, α95=8.2º; Tabla 2).

Las direcciones promedio de cada uno de los sitios fueron calculadas usando la
estadística de Fisher (1953) y se presentan graficadas en redes estereográficas en el
hemisferio inferior. Algunos de los problemas encontrados y por lo que algunas muestras
fueron excluidas incluyen destrucción de las muestras durante la desmagnetización, un
número insuficiente de muestras por sitio para calcular una dirección media confiable y, en
pocos casos, comportamiento inestable.

Figura 44. (a,b,d,e) Diagramas de desmagnetización ortogonales de muestras representativas de la Formación


San Marcos. La temperatura esta dada en grados Celsius (ºC) y las inducciones en militeslas (mT). af =
Desmagnetización por campos alternos, th = Desmagnetización térmica. La Figura 44c ilustra un ejemplo de
una trayectoria de desmagnetización de un círculo mayor de la muestra FSM1F (z) y por último la Figura 44f
es una proyección estereográfica mostrando las direcciones de las muestras obtenidas (in situ) de la
Formación San Marcos. Los triángulos rellenos son direcciones de polaridad normal y los triángulos huecos
son direcciones de polaridad inversa.
Tabla 1. Resumen de los resultados paleomagnéticos obtenidos en muestras del VSM. Direcciones
promedio de cada formación con igual peso a cada muestra (in situ).
Formación n D I k α95
FSM (alta temp.) 35 350.7° 50.1º 10.8 8.2º
FSM (baja temp.) 33 8.5º 51.7º 12.8 7.3º
TCP 14 328.4º 43.9º 13.7 11.9º
FSG(I) 7 45.6º 34.4º 101.4 8.6º
FSG(II) 18 335.9º 45º 11.4 12.5º
CLP (alta temp.) 19 87.3º 7.3º 130.9 6.7º
CLP (baja temp.) 18 65.8º 17.4 36.2 12.9º
Prom. TCP y FSGII 32 332.15º 44.45º 12.55 12.2º
n: es el número de muestras utilizadas; D y I son la declinación e inclinación, respectivamente; k es el
parámetro de precisión de Fisher, α95 es el radio del intervalo de confianza alrededor de la media.

Tabla 2. Resumen de los resultados paleomagnéticos obtenidos en muestras del VSM. Direcciones
promedio de cada formación (corregida estructuralmente).
Formación n D I k α95
FSM (alta temp.) 35 355.5º 43.5º 10.8 8.2º
FSM (baja temp.) 33 11.1º 44.1º 12.8 7.3º
TCP 14 342.3º 39.6º 13.7 11.9º
FSG(I) 7 49º 5.7º 101.4 8.6º
FSG(II) 18 334.6º 25.1º 11.4 12.5º
CLP (alta temp.) 19 86.4º -4.2º 130.9 6.7º
CLP (baja temp.) 18 65.2º 5.4º 36.2 12.9º
Prom. TCP y FSGII 32 338.45º 32.35º 12.55 12.2º
n: es el número de muestras utilizadas; D y I son la declinación e inclinación, respectivamente; k es el
parámetro de precisión de Fisher, α95 es el radio del intervalo de confianza alrededor de la media.

5.1.2 Capas Tanque Cuatro Palmas

Las rocas de esta unidad tienen una intensidad de la MRN relativamente baja, de 10-
4
A/m para el sitio TCP14, y de 10-2-10-3 A/m para el sitio TCP15. Al igual que en la
formación anterior se reconocen principalmente dos componentes de magnetización (Figura
45). La componente con temperatura de desbloqueo baja tiene una dirección hacia el
noroeste con una inclinación moderadamente positiva y es removida principalmente a los
300-450ºC (Figura 45b) y/o ~20mT (Figura 45a). La componente característica de
temperatura alta está entre 580-660ºC (Figura 45a-b) y es de alta coercitividad
(probablemente reside en hematita) y se dirige hacia el noroeste con una inclinación similar
a la componente anterior. Se utilizaron las trayectorias de círculos mayores para obtener la
componente característica (Figura 45c). Se encontraron algunas muestras con polaridad
inversa (Figura 45d) dentro del sitio TCP15. La mayoría de las muestras de estas capas
fueron utilizadas incluyendo las polaridades inversas, produciendo una dirección media
característica corregida estructuralmente de D=342.3º, I=39.6º (N=14 muestras, k=13.7,
α95=11.9º; Tabla 2).

Figura 45. (a,b,d,) Diagramas de desmagnetización ortogonales de muestras representativas de las Capas
Tanque Cuatro Palmas. La Figura 45c ilustra un ejemplo de una trayectoria de desmagnetización de un círculo
mayor de la muestra TCP15E(y) y por último la Figura 45e es una proyección estereográfica mostrando las
direcciones de las muestras obtenidas (in situ) de las Capas Tanque Cuatro Palmas. Los simbolos son iguales
a los de la Figura 44.

5.1.3 Capas Sierra El Granizo

Estas capas se muestrearon en dos localidades diferentes dentro del VSM al pie de
la Sierra El Granizo. En una localidad se muestreó debido a la importancia que tiene la
FSM al cambiar de rumbo y en la otra localidad debido a que se encuentra en un segmento
de la FSM que presenta un rumbo constante y de esta manera compararlas para determinar
si fueron afectadas de igual manera.

Primera Localidad

En total se muestrearon tres sitios en esta localidad, de cuyas muestras se obtuvo


una MRN con intensidad moderada de 10-2-10-3 A/m. La determinación de la componente
característica se obtuvo en su mayor parte de trayectorias de círculos mayores (Figura 46a)
ya que solo en algunas muestras se determinaron dos componentes, siendo la característica
de una dirección 45.6º (Figura 46b) y con una inclinación positiva moderada de 34.4º que
es clara desde 500-665ºC (hematita) pero cuando se hace la corrección estructural cambia
de 34.4º a 5.7º (Tabla 1 y 2), la mayoría de las muestras se encuentran afectadas por
inducción de rayos (MRI; Figura 46c). La dirección media característica corregida
estructuralmente es de D=49º, I=5.7º (N=7 muestras, k=101.4, α95=8.6º; Tabla 2).

Segunda Localidad

Aquí se muestrearon cuatro sitios, el 60% de las muestras fueron utilizadas para los
cálculos finales. La magnetización es principalmente univectorial (Figura 47) y es de una
intensidad muy variable de 10-3-10-1 A/m. La componente tiene una dirección al noroeste
(335.9º) y su inclinación positiva es de baja a moderada (45º) ocupando hasta 655ºC
(Figura 47a) con temperaturas de desbloqueo distribuidas. Una gran cantidad de muestras
están afectadas por rayos (MRI) (Figura 47b). Para definir la dirección media, trayectorias
de círculos mayores fueron utilizadas, combinadas con direcciones estables (Figura 47c).
La dirección media característica corregida estructuralmente es de D=334.6º, I=25.1º (N=18
muestras, k=11.4, α95=12.5; Tabla 2).
Figura 46. b,c) Diagramas de desmagnetización ortogonales de muestras representativas de las Capas Sierra
El Granizo (I). 46c y d (muestra FSG18D (z) y FSG18D (y)) estan afectada por rayos. La Figura 46a ilustra
un ejemplo de una trayectoria de desmagnetización de un círculo mayor de la muestra FSG16F (z) y por
último la Figura 46e es una proyección estereográfica mostrando las direcciones de las muestras obtenidas (in
situ) de las Capas Sierra El Granizo (1º). Los símbolos son iguales a los de la Figura 44.
Figura 47. (a) Diagrama de desmagnetización ortogonal de una muestra representativa de las Capas Sierra El
Granizo (II). En el diagrama ortogonal 47b se muestra una muestra con la componente de baja coercitividad y
esta probablemente afectada por rayos (MRI). La Figura 47c ilustra un ejemplo de una trayectoria de
desmagnetización de un círculo mayor de la muestra FSG26A (z) y por último la Figura 47d es una
proyección estereográfica mostrando las direcciones de las muestras obtenidas (in situ) de las Capas Sierra El
Granizo (I). Los símbolos son iguales a los de la Figura 44.

5.1.4 Capas Las Palomas

Los datos utilizados de estas capas son prácticamente retomados de un estudio


anterior realizado en esta misma localidad de Arvizu-Gutiérrez (2003) debido a que en los
cinco sitios muestreados se encontraron muy afectadas por descargas eléctricas (Figura
48a). La intensidad de la MRN de esta localidad está en el orden de 10-2 A/m, y es
observada en casi todos los sitios de estas rocas. Se muestrearon cinco sitios cuyos
resultados son muy estables tanto dentro del mismo sitio como entre sitios colectados. Se
distinguen dos componentes (Figura 48). La componente de baja temperatura se encuentra
en un rango de temperatura de entre 0-580 °C y esta dirigida hacia el noreste (Figura 48b),
con una inclinación somera, pero la componente de alta temperatura está en un rango entre
580-660 °C (Figura 48b-c) la cual en este rango de temperatura se dirige hacia el este y se
vuelve más somera estacionada prácticamente en el este. Se sugiere que la componente de
alta temperatura es muy estable a temperaturas >580° y se interpreta que reside
principalmente en hematita especular (especularita). La dirección media característica
corregida estructuralmente es de D=86.4º, I=-4.2º (N=5 sitios, k=130.9, α95=6.7; Tabla 2).

Figura 48. (a-c) Diagramas de desmagnetización ortogonales de muestras representativas de las Capas Las
Palomas (componentes de alta y baja temperatura) (Arvizu-Gutiérrez, 2003). La Figura 48a en particular
ilustra un ejemplo de una muestra afectada por rayos (MRI) debido a que decrece muy rápido en los primeros
campos de la secuencia y por último la Figura 48d es una proyección estereográfica mostrando las direcciones
de las muestras obtenidas (in situ) de las Capas Las Palomas (I). Los simbolos son iguales a los de la Figura
44.
5.2 CONCORDANCIAS Y DISCORDANCIAS PALEOMAGNÉTICAS
Para evaluar los resultados de las mediciones paleomagnéticas de los sitios
obtenidos, las direcciones medias fueron comparadas con las direcciones esperadas (Tabla
3) calculadas a partir de polos de referencia del cratón de Norteamérica. Se utiliza el polo
de referencia del Cretácico (Van Fossen y Kent, 1992), que cubre el periodo de 125-88 Ma,
derivado de un promedio de polos para este tiempo para comparar con la Formación San
Marcos. El polo de referencia para el Jurásico Tardío es obtenido de la Formación Morrison
Inferior y Superior corregidas por la rotación de la Meseta de Colorado considerando 3.8º
(May y Butler, 1986) y 10.5º (Beck y Housen, 2003) esta parte de la formación se compara
con las Capas Tanque Cuatro Palmas del Titoniano ya que es la única unidad con fósiles
con valor bioestratigráfico (amonites) dentro del VSM. Las Capas Sierra El Granizo se
comparan con la Formación Morrison Inferior por simple posición estratigráfica. Por
último, las Capas Las Palomas se comparan con polos de referencia del Jurásico, pero
también con la Serie Acatita del Triásico Tardío y con la Formación Nazas del Triásico-
Jurásico. Estas unidades están en el bloque de Coahuila y el sector transversal de la Sierra
Madre Oriental, respectivamente. La rotación (R) y el aplanamiento (F) fueron calculadas
por el método de Beck (1980) y Demarest (1983). La Tabla 4 muestra los datos de latitud y
longitud de los polos obtenidos y de las direcciones esperadas de las unidades
estratigráficas del VSM.

5.2.1 Formación San Marcos

La dirección promedio (componente de alta temperatura) corregida estructuralmente


de esta formación registra una rotación horaria del área de muestreo con respecto al cratón
de Norte América. La rotación es estadísticamente significante de 15.3º±9.7º, en cambio el
aplanamiento (F) es estadísticamente insignificante -8.9º±11.6º (Tabla 5). La componente
de baja temperatura se ha interpretado ser de un origen reciente, aunque no se descarta por
completo que sea una componente post plegamiento pero de edad Terciaria que esta rotada
en sentido horario (Tabla 5). En campo, no se logró identificar deslizamientos ni
acuñamientos entre capas, al parecer la rotación es de carácter regional dentro del VSM y
es de edad laramídica
Tabla 3. Polos paleomagnéticos de referencia (direcciones esperadas) utilizados para compararlos con los
observados.

Referencia Edad Latitud Longitud α95 Dx, Ix Unidad comparable


a) Promedio del Formación San
Cretácico 125-88 Ma 71.4 194.9 3 340.2, 52.4 Marcos
b) Fm. Morrison Sup.
del Titoniano Tardío Capas Tanque
(3.8º CP) 145 Ma 64.6 164.2 3.9 332.6, 38.6 Cuatro Palmas
c) Fm. Morrison Sup. Capas Tanque
(10.5º CP) Titoniano 60.2 162.3 3.8 328.3, 35.5 Cuatro Palmas
d) Fm. Morrison Inf.
del Kimmerdgiano (3.8º Capas Sierra El
CP) 149 Ma 58.6 146.2 4.2 330.4, 22.2 Granizo (I)
e) Fm. Morrison Inf. Capas Sierra El
(10.5º CP) Kimmerdgiano 53.3 152.9 5.3 323.8, 23.4 Granizo (II)
f) Serie Acatita del
Triásico Tardío 220 m.a 65.3 87.3 10.7 356.1, 3.2 Capas Las Palomas
g) Formación Nazas Triásico 76.4 119.2 8.2 350.6, 28.4 Capas Las Palomas
h) Prom. de b y d (3.8º) Jurásico 61.6 155.2 4.05 331.5, 30.4 TCP y FSGII
i) Prom. de c y e (10.5º) Jurásico 56.75 157.6 4.55 326.05,29.45 TCP y FSGII
Dx y Ix, son la declinación esperada e inclinación esperada, respectivamente; α95 es el radio del intervalo de
confianza alrededor de la media. Referencias: a) Van Fossen y Kent, 1992, b)-e) Steiner y Helsley, 1975, f)
Molina-Garza, 2005, g) Nairn, 1976.

Tabla 4. Polos paleomagnéticos obtenidos del VSM con sus respectivas direcciones observadas.

Unidad Estratigráfica Edad Latitud Longitud α95 Do, Io (corregida) en (º)


Formación San Marcos (alta
temp.) Neocomiano 85.9 160.3 8.2 355.5, 43.5
Formación San Marcos (baja
temp.) Neocomiano 80 346.4 7.3 11.1, 44.1
Capas Tanque Cuatro Palmas Jurásico 73.5 159.4 11.9 342.3, 39.6
Capas Sierra El Granizo (I) Jurásico 37.6 5.8 8.6 49, 5.7
Capas Sierra El Granizo (II) Jurásico 62.9 144.6 12.5 334.6, 25.1
Capas Las Palomas (alta temp.) Jurásico??? 2.3 351.5 6.7 86.4, -4.2
Capas Las Palomas (baja temp.) Jurásico??? 23.4 356.9 12.9 65.2, 5.4
Prom. de TCP y FSGII Jurásico 68.2 152 12.2 338.45, 32.35
Do y Io, son la declinación observada e inclinación observada, respectivamente; α95 es el radio del intervalo
de confianza alrededor de la media.

En la proyección estereográfica (Figura 49) se puede observar la dirección media


observada calculada de los 13 sitios obtenidos de la Formación San Marcos, y la dirección
de referencia (D=340.2º, I=52.4º) calculada con referencia al polo de Van Fossen y Kent
(1992) del Cretácico.
Figura 49. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la componente
característica de la Formación San Marcos tanto in situ (círculo) y corregida (estrella) comparada con la
dirección media de referencia (diamante) del Cretácico (125-88 Ma) de Van Fossen y Kent (1992). Los óvalos
pequeños son las áreas de confianza del 95% de la media. Se muestra además las estadísticas de Fisher (1953)
y los parámetros de rotación y aplanamiento de Beck (1980) y Demarest (1983).

5.2.2 Capas Tanque Cuatro Palmas

La comparación entre direcciones esperada y observada de esta área indica que


existe una rotación horaria del área de muestreo con respecto a Norte América. La rotación
es pequeña y no es estadísticamente significativa; el cálculo de R es de 9.7°±13.6°
considerando la rotación de 3.8° del CP, y de 14°±13.5° contra 10.5° de rotación del CP
(Figura 50; Tabla 5). Similarmente, el aplanamiento de la inclinación es insignificante
(Tabla 5). Se puede decir que estas capas no sufrieron deformación durante su depositación
en el Jurásico Tardío (Titoniano) como lo propone McKee et al. (1990) ya que durante este
tiempo la FSM registra un periodo de inactividad tectónica. En cambio, la observación de
rotación en la Formación San Marco sugiere que la pequeña rotación en las Capas Tanque
Cuatro Palmas ocurrió durante la orogenia Laramide.
Tabla 5. Comparación de las direcciones paleomagnéticas observadas y esperadas en términos de rotación y
aplanamiento.
Unidad Estratigráfica Dx, Ix en (º) Do, Io en (º) R±∆R en (º) F±∆F en (º)
Formación San Marcos (alta temp.) 340.2, 52.4 355.5, 43.5 15.3±9.7 - 8.9±11.6
Formación San Marcos (baja temp.) 340.2, 52.4 11.1, 44.1 30.9±8.8 -8.3±10.5
Capas Tanque Cuatro Palmas 332.6, 38.6 con 3.8º CP 342.3, 39.6 9.7±13.6 1±16.3
328.3, 35.5 con 10.5º CP 342.3, 39.6 14±13.5 4.1±16.2
Capas Sierra El Granizo (1°) 330.4, 22.2 con 3.8º CP 49, 5.7 78.6±9.6 -16.5±7.1
323.8, 23.4 con 10.5º CP 49, 5.7 85.2±10.1 -17.7±7.9
Capas Sierra El Granizo (2°) 330.4, 22.2 con 3.8º CP 334.6, 25.1 4.2±13.5 2.9±14.4
323.8, 23.4 con 10.5º CP 334.6, 25.1 10.8±13.9 1.7±14.8
Capas Las Palomas (alta temp.) 356.1, 3.2 (Serie Acatita) 86.4, -4.2 90.3±12.6 -7.4±6.8
350.6, 28.4 (Fm Nazas) 86.4, -4.2 95.6±11.4 -33.2±11
Capas Las Palomas (baja temp.) 356.1, 3.2 (Serie Acatita) 65.2, 5.4 69.1±16.8 2.2±10.4
350.6, 28.4 (Fm Nazas) 65.2, 5.4 74.4±15.30 -23.6±12.6
331.5, 30.4 con prom. 3.8º 338.45, 32.35 6.95±13.55 1.95±15.35
Promedio de las Capas Tanque CP
Cuatro Palmas y Sierra El Granizo 326.05, 29.45 con prom. 338.45, 32.35 12.2±13.7 2.9±15.5
(II) 10.5º CP
Do y Io, son la declinación observada e inclinación observada, respectivamente; Dx y Ix, son la declinación
esperada e inclinación esperada, respectivamente. R es la rotación y ∆R es el límite de confianza de la
rotación; F es el aplanamiento (flattening) y ∆F es el límite de confianza del aplanamiento. (Demarest, 1983).

Los resultados paleomagnéticos de las formaciones del Jurásico Superior y


Cretácico Inferior, fuera del área inmediata de la FSM se pueden entonces resumir como
rotación horaria del orden de 10 a 15° y la edad máxima de esa rotación es Cretácico
Temprano.
Figura 50. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la componente
característica de las Capas Tanque Cuatro Palmas tanto in situ (círculo) y corregida (estrella) comparada con
la dirección media de referencia (diamante y cruz) de la Formación Morrison Superior del Jurásico Superior
(Titoniano) de Steiner y Helsley (1975) considerando la rotación de 3.8° (diamante) y 10.5° (cruz) de la
Meseta de Colorado. Los óvalos pequeños son las áreas de confianza del 95% de la media. Se muestra además
las estadísticas de Fisher (1953) y los parámetros de rotacion y aplanamiento de Beck (1980) y Demarest
(1983).

5.2.3 Capas Sierra El Granizo

Comos se mencionó anteriormente, estas capas fueron muestreadas en dos


localidades diferentes. En la localidad cercana a la zona del doblez de falla (Figura 28) es
donde existe una dirección altamente discordante comparando con la rotación de la Meseta
de Colorado de 3.8º y de 10.5º con respecto a la dirección esperada con una rotación
horaria de 78.6º±9.6º y de 85.2º±10.1º, respectivamente (Figura 51; Tabla 5). El
aplanamiento es significante (Tabla 4). El valor de aplanamiento -16.5º±7.1º y -17.7º±7.9º
puede explicarse por: 1) compactación posterior al depósito de las rocas, de esta manera
hace rotar los minerales en los que reside la magnetización, pero se ha visto que en las
capas rojas esto no es probable ya que solo ocurre en rocas que tienen contenido arcilloso
alto (Arvizu-Gutiérrez, 2003); 2) otra opción, que es poco probable, es que hayan sido
transportadas desde posiciones cercanas al Ecuador, pero con base en las configuraciones
tectónicas y paleogeográficas para este tiempo, se considera geológicamente poco probable.
Existen otras opciones más viables como: 3) que las rocas son más antiguas como Jurásico
Temprano o Triásico para entonces explicar la inclinación tan somera y, por último, 4) que
hayan sido remagnetizadas después de una primera fase de plegamiento con una inclinación
más fuerte y que durante una segunda etapa de plegamiento haya sido rotadas en un eje
horizontal por un basculamiento hacia el sur.

Estas mismas características en cuanto a la discordancia de la declinación e


inclinación son muy parecidas a las Capas Las Palomas (componente de alta temperatura)
la cual también se encuentra en la zona del doblez o cambio de rumbo de la FSM (Figura
28) y se discute más adelante.

Por otra parte, la segunda localidad se encuentra más hacia el oeste, en donde la
falla tiene curvatura importante. Aquí no existe una discordancia paleomagnética
significativa; la rotación registrada considerando también las dos rotaciones del CP de 3.8°
y 10.5° comparando con la dirección esperada para el Jurásico Tardío Temprano
(Formación Morrison Inferior) dan rotaciones de 4.2°±13.5° y de 10.8°±13.9°,
respectivamente (Figura 52; Tabla 5). El aplanamiento de la inclinación es insignificante
(Tabla 5). Vemos que esta misma unidad en la localidad anterior es muy diferente, esta
última prácticamente no tiene discordancias importantes lo que puede deberse a que en la
primera localidad fue afectada de manera local por la deformación compleja en la zona
cercana a la FSM.
Figura 51. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la componente
característica de las Capas Sierra El Granizo (I) tanto in situ (círculo) y corregida (estrella) comparada con la
dirección media de referencia (diamante y cruz) de la Formación Morrison Inferior del Jurásico Superior
(Kimmerdgiano) de Steiner y Helsley (1975) considerando la rotación de 3.8° (diamante) y 10.5° (cruz) de la
Meseta de Colorado (CP). Los óvalos pequeños son las áreas de confianza del 95% de la media. Se muestra
además las estadísticas de Fisher (1953) y los parámetros de rotación y aplanamiento de Beck (1980) y
Demarest (1983).

5.2.4 Capas Las Palomas

Los datos de estas capas son prácticamente retomados del trabajo anterior de
Arvizu-Gutiérrez (2003) ya que como se mencionó antes los 5 sitios muestreados en este
trabajo dan datos erróneos por estar afectadas por rayos (Figura 48a). Se distinguieron dos
componentes tanto de alta como de baja temperatura. La componente de alta temperatura
fue comparada con la dirección esperada para el Jurásico Tardío usando el polo de
referencia de Norteamérica dando como resultado una rotación horaria significante de
90.3°±12.6° y 95.6°±11.4°, respectivamente (Figura 53, Tabla 5), aquí la inclinación es
significativamente importante al igual que la segunda localidad de las Capas Sierra El
Granizo. Por otra parte, datos paleomagnéticos de la Serie Acatita (Triásico Tardío) y de la
Formación Nazas (Jurásico) sugieren que la rotación no es regional. La componente de baja
temperatura es solo significativamente discordante en cuanto a la rotación (Tabla 4) siendo
de menor magnitud comparada con la de alta temperatura. En el trabajo anterior Arvizu-
Gutiérrez (2003) consideró que la rotación horaria local de estas capas se debía a la zona de
doblez de falla (aparente restraining bend), considerando los análisis paleomagnéticos
anteriormente explicados se llega a que la rotación es un poco más regional dentro del
VSM, esto se discutirá más en detalle en la interpretación y discusión.

Figura 52. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la componente


característica de las Capas Sierra El Granizo (2°) tanto in situ (círculo) y corregida (estrella) comparada con la
dirección media de referencia (diamante y cruz) de la Formación Morrison Inferior del Jurásico Superior
(Kimmerdgiano) de Steiner y Helsley (1975) considerando la rotación de 3.8° (diamante) y 10.5° (cruz) de la
Meseta de Colorado (CP). Los óvalos pequeños son las áreas de confianza del 95% de la media. Se muestra
además las estadísticas de Fisher (1953) y los parámetros de rotación y aplanamiento de Beck (1980) y
Demarest (1983).

En la Figura 54 y Tablas 1-5, se muestran los resultados de promediar los datos de


la Capas Tanque Cuatro Palmas y Capas Sierra El Granizo (II) las cuales no registran una
rotación estadísticamente significativa dentro del Jurásico.
Figura 53. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la componente
característica de las Capas Las Palomas tanto in situ (círculo) y corregida (estrella) comparada con la
dirección media de referencia (diamante y cruz) de la Formación Nazas del Triásico (cruz) de Nairn 1976 y de
la Serie Acatita del Triásico Tardío (diamante) de Molina-Garza (2005). Los ovalos pequeños son las áreas de
confianza del 95% de la media. Se muestra además las estadísticas de Fisher (1953) y los parámetros de
rotación y aplanamiento de Beck (1980) y Demarest (1983).
Figura 54. Proyección estereográfica (hemisferio inferior) de la dirección media de la componente
característica de las Capas Tanque Cuatro Palmas y Capas Sierra El Granizo (II) tanto in situ (círculo) y
corregida (estrella) comparada con la dirección media de referencia (diamante y cruz) del promedio de los
polos de referencia utilizados para esas capas tanto 3.8º y 10.5º de la rotación del CP (respectivamente). Los
óvalos pequeños son las áreas de confianza del 95% de la media. Se muestra además las estadísticas de Fisher
(1953) y los parámetros de rotación y aplanamiento de Beck (1980) y Demarest (1983).
5.3 MAGNETOESTRATIGRAFÍA DE LA FORMACIÓN SAN
MARCOS
En la localidad del valle de San Marcos donde se muestreó la Formación San
Marcos, esta unidad aflora de forma continua por aproximadamente 100 metros. Los
núcleos se colectaron en 13 sitios restringidos cada uno a una sola capa. La sección
muestreada se encuentra en la parte noroeste del VSM (Figura 55) por lo que representa la
parte media de la formación, pero no muy alejado de su base. Al este de esta localidad la
base de la sección está cubierta, pero afloramientos de las Capas Tanque Cuatro Palmas en
una cota muy cercana a la de la base de la sección muestreada (Figura 28) sugiere que no es
un espesor considerable el que subyace la columna muestreada. Estimamos por la
geometría y la actitud general de las capas que ese espesor es del orden de 100 a 150
metros.

Con este tipo de muestreo se realizó un estudio magnetoestratigráfico. Los objetivos


principales de esta magnetoestratigrafía fueron: 1) tener una edad más precisa de la
Formación San Marcos, ya que actualmente se puede acotar su edad entre el Titoniano por
el contenido de amonites (McKee et al., 1990) en las Capas Tanque Cuatro Palmas que la
subyacen y el Aptiano por la Formación Cupido que le sobreyace. Según Lehmann et al.
(1999) por estudios bioestratigráficos y quimioestratigráficos, la Formación Cupido es una
unidad diacrónica del Barremiano-Aptiano (Cretácico Inferior). Al sobreyacer a la
Formación San Marcos, como podemos observar, existe un periodo de tiempo muy grande
en el cual se puede ubicar estratigráficamente a la Formación San Marcos que se supone es
del Neocomiano (McKee et al., 1990); y 2) para conocer la tasa de sedimentación y así
inferir las condiciones tectónicas que dieron lugar a la depositación de la Formación San
Marcos durante la primera reactivación de la FSM en el Cretácico Temprano.
Figura 55. Mapa general de la parte noroeste del VSM donde se muestra la localización del área de muestreo
de la Formación San Marcos (Modificada de McKee et al., 1990).

En la figura 56a se observa una panorámica lejana de la localidad muestreada de la


Formación San Marcos, la cuál es sobreyacida concordantemente por la secuencia
transgresiva carbonatada del Cretácico Medio-Superior (Formaciones Cupido, La Peña y
Tamaulipas Superior), posteriormente se hace un acercamiento (Figura 56b) de la localidad
donde se aprecia la alternancia de capas de conglomerado y arenisca gruesa intercaladas
con limonita y arenisca fina; conforme se asciende estratigráficamente van desapareciendo
el conglomerado.
Figura 56. a) Panorámica de la secuencia transgresiva carbonatada (Formación Cupido, Formación La Peña,
Formación Tamaulipas Superior) sobreyaciendo a la Formación San Marcos en contacto concordante. En el
acercamiento b) se puede observar la alternancia de capas de conglomerado y arenisca gruesa con la limolita y
arenisca fina de la sección muestreada. Nótese el basculamiento de la formación hacia el norte-noreste.
Nótese que las fotos fueron tomadas desde distintos ángulos.

Los sitios de muestreo se ubicaron en capas de arenisca gruesa a media lo que se


ilustra en la sección estratigráfica esquemática de la Figura 57. Los datos obtenidos
corresponden a un periodo de polaridad normal relativamente largo entre dos polaridades
inversas, en los intervalos marcados por los sitios FSM5 y FSM13 (Figura 57). La
presencia de polaridades inversas confirma que la sección es del Aptiano o más antigua, es
decir, anterior al intervalo normal largo del Cretácico.

Reconocemos que el sitio FSM5 contiene ambas polaridades. Esta observación se


interpreta en el contexto de una adquisición lenta de la magnetización remanente química
durante un período en que hubo cambio de polaridad. Esta observación es común cuando
ocurren eventos cortos de polaridad durante el proceso de adquisición de la remanencia en
lechos rojos (Elston y Purucker, 1979).

Al interpretar el intervalo de polaridad normal en las capas de la Formación San


Marcos como del Barremiano, esto indica que la sección muestreada se ubica dentro del
cron normal M1 entre M1r y M0r, este último en la parte basal del Aptiano Temprano
(Figura 57). La duración similar de crones de polaridad normal e inversa y la corta duración
de los crones de la secuencia del Hauteriviano y del Valanganiano, sugieren que el
intervalo muestreado en el valle San Marcos es difícil de insertar dentro de esos pisos (Ogg,
1995). La comparación de la zonación magnética de la Formación San Marcos con la escala
magnética permitiría por ejemplo correlación con los crones M10, de la base del
Hauteriviano, o M16, del Berriasiano, pero solo asumiendo que la tasa de sedimentación de
la zona de polaridad normal en la Formación San Marcos registra una tasa de
sedimentación más alta que las zonas de polaridad inversa.

De esta forma, la correlación preferida (Figura 57) permite acotar la edad de manera
más precisa de esta parte de la sección. Asimismo, los crones de polaridad inversa M1r y
M0r tienen una edad de 124 Ma y 121 Ma (Ogg, 1995), respectivamente. Con lo anterior,
podemos calcular la tasa de sedimentación de la Formación San Marcos durante la primera
reactivación de la FSM en el Cretácico Temprano, siendo de aproximadamente 19 m/Ma ó
0.019 mm/año. Cabe señalarse que ésta interpretación no es única y el intervalo de
polaridad normal muestreado podría corresponder al Aptiano en cuyo caso la tasa de
acumulación sería de 9.82 m/Ma ó 0.00982 mm/año. Estudios adicionales podrán evaluar
interpretaciones alternativas, pero dada la edad bioestratigráfica aceptada para la Formación
Cupido pensamos que la correlación obtenida es correcta, sobre todo considerando que la
inundación de los bordes del bloque Coahuila por la Formación Cupido se registra de forma
diacrónica (cf. Figura 9 de Lehmann et al., 1999). La correlación obtenida con la escala
magnética de polaridad global significa que durante el depósito de la Formación San
Marcos sugiere que la parte alta de la Formación San Marcos en la zona de estudio es del
Aptiano Medio y que existe un hiatus importante entre esta unidad y las Capas Tanque
Cuatro Palmas. La correlación también sugiere que hubo una tasa de sedimentación muy
baja en comparación a las que existen para ambientes extensionales y de tectónica activa
típicos. Se concluye que la depositación de la Formación San Marcos se debió
principalmente a una subsidencia diferencial entre el Bloque de Coahuila y la Cuenca de
Sabinas durante el Cretácico Temprano, producto de los ajustes isostáticos en ese tiempo
que resultó en reactivación de la falla, como se puede observar en la localidad del Potrero
Colorado hacia el noroeste del Valle San Marcos por donde también aflora la Falla San
Marcos (González-Naranjo, 2006).

Según McKee et al. (1990), el espesor de la Formación San Marcos (Cretácico


Superior) dentro del Valle San Marcos es de aproximadamente 1000 metros en la esquina
norte del mismo. Nuestras mediciones no están de acuerdo con esa estimación. En la
localidad de muestreo de las Capas Tanque Cuatro Palmas se encuentra a una altura de 980
m.s.n.m., así que considerando una inclinación promedio de aproximadamente 16º de éstas
capas podemos inferir un espesor para la Formación San Marcos, que las sobreyacen, de
aproximadamente 320 metros. Para este cálculo reconocemos que el límite superior de la
Formación San Marcos, en su contacto con la Formación Cupido, esta a 1140 ms.n.m. en la
Sierra San Marcos y Pinos. Extrapolando por rumbo hacia la localidad de muestreo de la
Formación San Marcos, en la parte oeste del valle, se infiere que el espesor que aflora de la
misma es aproximadamente de un poco más de 220 m. La cota a la cual se encuentra la
base de la sección muestreada es aproximadamente 920 m.s.n.m. y el límite con la
Formación Cupido es de 1140 m.s.n.m. Por lo tanto si extrapolamos la tasa de
sedimentación de la Formación San Marcos (de aproximadamente de ~19 m/m.a) al resto
de la unidad en esta localidad, la cima de la Formación San Marcos tiene una edad
aproximada de 118 Ma, aun el Aptiano Inferior. Como mencionamos anteriormente, el
contacto inferior con las capas Tanque Cuatro Palmas no aflora, pero si el espesor es más o
menos uniforme en el valle estimamos que el contacto esté unos 100 metros por debajo de
la superficie expuesta. Todo esto lleva a sugerir que la tasa de sedimentación es
relativamente lenta para ambientes continentales tectónicamente activos, pero consistente
con el medio de depósito fluvial (Kumar et al., 2003). Reconocemos que la base de la
Formación San Marcos puede incluir ambientes de depósito de abanico aluvial (McKee et
al., 1990) donde la tasa de sedimentación puede ser relativamente más rápida. No obstante,
una tasa de sedimentación relativamente baja, derivadas de las estimaciones de la
magnetoestratigrafía, es consistente con la propuesta de varios autores (McKee et al., 1990;
Chávez-Cabello et al., 2005) de que la etapa de reactivación de la Falla de San Marcos en el
Cretácico Inferior se debe principalmente a un ajuste isostático.

Figura 57. Columna estratigráfica esquemática de parte de la Formación San Marcos donde se indica la
ubicación de los sitios paleomagnéticos. A la derecha se colocó la Escala de Polaridad Magnética de
Berriasiano y Aptiano (Cretácico Inferior) además de los crones de polaridad y por último los crones de
polaridad inversa encontrados de M1r y M0r que se ubican en los 124 y 121 Ma, respectivamente (Ogg,
1995).
CAPÍTULO VI
INTERPRETACIÓN Y DISCUSIÓN
Con base en los datos paleomagnéticos obtenidos y a concordancias y discordancias
respecto a los paleopolos esperados para cada unidad litoestratigráfica se discute dos
modelos tectónicos que mejor expliquen los resultados paleomagnéticos del valle de San
Marcos apoyados con lo dicho por Arvizu-Gutiérrez (2003) y con algunos datos
estructurales obtenidos en colaboración con varios autores dentro del artículo de Chávez-
Cabello et al. (2005), donde el autor de la tesis colaboró activamente.

6.1 ¿EXISTE UNA CINEMÁTICA LATERAL IZQUIERDA EN LA


FSM?

Aparentemente en el Valle San Marcos solo se obervan estructuras originadas


durante la orogenia Laramide. Es por ello la importancia de realizar el muestreo
paleomagnético en el resto de las unidades litoestratigráficas para poder comprobar la zona
aparente de restraining bend o descartarla proponiendo otros modelos acorde a los
resultados paleomagnéticos y estructurales disponibles.

En la discusión referente al origen de las estructuras al pie de la Sierra el Granizo


durante la Orogenia Laramídica hay que considerar que ésta generó en el VSM la inversión
tectónica de la cuenca de Sabinas y la reactivación de la FSM, levantándose el bloque norte
con respecto al Bloque de Coahuila al sur (McKee et al., 1990; Chávez-Cabello et al.,
2005). La inversión de la falla de San Marcos se manifiesta en al menos tres estructuras
paralelas a la traza principal de la falla y que ponen en contacto rocas Jurásicas con rocas
Pérmicas, rocas Jurásicas con rocas Cretácicas y rocas Pérmicas con rocas Cretácicas. Estas
se pueden interpretar como una serie de cuñas tectónicas con vergencia al sur (Figura 59c).

Los resultados en términos de polos paleomagnéticos son mostrados en la Figura 58,


se puede observar que en todos hay una ligera discordancia con respecto a la curva de
vagabundeo polar aparente para Norteamérica. Los polos significativamente discordantes
son: el polo de la Formación San Marcos, indicando una rotación horaria de ~15°; el de las
Capas Sierra El Granizo (I) y por último el de las Capas Las Palomas (tanto la
magnetización de baja como alta temperatura).

Figura 58. Curva de vagabundeo polar aparente para Norteamérica con los polos de referencia utlizados para
compararlos con los polos obtenidos del VSM (Modificada de Van der Voo, 1992; Arvizu-Gutiérrez, 2003).

En general, todos los resultados paleomagnéticos muestran una rotación horaria ya


sea estadísticamente significativa o no. Las rotaciones más significativas están cercanas al
curvamiento de la FSM la cual cambia de dirección abruptamente de ~45º a ~90º. Aquí los
datos paleomagnéticos indican rotación horaria de ~70 a 90º e inclinaciones mas bajas de lo
esperadas por unos ~20º. Las unidades estratigráficas presentes dentro del VSM pueden ser
considerados que están sobre un bloque que fue afectado por la deformación Laramide, esto
se mencionará mas adelante dentro de los modelos propuestos.

Para las unidades [Formación San Marcos; Capas Tanque Cuatro Palmas; y Capas
Sierra el Granizo (II)] en la parte norte del valle y en las faldas de la Sierra El Granizo los
datos paleomagnéticos indican una rotación horaria pequeña, de 5 a 15º, con inclinaciones
esencialmente idénticas a la esperada.

6.2 MODELOS ESTRUCTURALES PARA EL VALLE SAN MARCOS

A continuación presentamos 2 modelos que intentan explicar la tectónica del Valle


San Marcos, basados en datos estructurales, estratigráficos y paleomagnéticos.

Modelo 1: Este modelo retoma la idea de que los pliegues locales (Capas Las
Palomas) presentes en la zona aparente de “restraining bend” fueron generados durante la
instauración de la FSM. Así, durante el Jurásico Tardío se propone una rotación horaria de
30º (60º menos que lo que se propuso por Arvizu-Gutiérrez, 2003) debido al curvamiento
siendo aparentemente de una cinemática izquierda, adquiriendo la magnetización en este
tiempo con una inclinación somera (Figura 60a). Posteriormente, durante la primera
reactivación de la FSM, el bloque norte (Cinturón Plegado de Coahuila) bajó con respecto
al BC estos pliegues se bascularon sin sufrir rotaciones significantes en el eje vertical
(Figura 60b). Esto explicaría las bajas inclinaciones observadas en las capas Las Palomas y
el Granizo. Durante la segunda reactivación dentro de la Orogenia Laramide (Cretácico
Tardío-Terciario) el bloque norte se levantó con respecto al BC de esta manera rotó el
estado de esfuerzos compresivos provocando la rotación en el eje vertical (rotación final de
~90°) y el posterior levantamiento de los pliegues a su posición actual. Además en la parte
noroeste del VSM existe un levantamiento asimétrico de un bloque de basamento en donde
el campo de esfuerzos giró de forma horaria con la compresión Laramide (Figura 60c). Esto
implicaría que el movimiento relativo entre la Sierra el Granizo y el bloque al norte de la
FSM es la principal causa de la curvatura aparente en la falla y de la rotación horaria.

Modelo 2: A diferencia del modelo anterior este propone que la FSM se instauró
con una cinemática de carácter normal durante el Jurásico Tardío prosiguiendo hasta el
Cretácico Temprano (Figura 61a). Durante la Orogenia Laramide se reactivó la falla normal
lístrica generando una serie de bloques cabalgados y plegados que podrían haber generado
los pliegues anticlinales de las Capas Las Palomas del Jurásico Superior (Arvizu-Gutiérrez,
2003; Figura 61b). Un caso parecido a este modelo se presenta en el suroeste de Estados
Unidos donde ocurrieron levantamientos laramídicos reactivándose de anteriores fallas
normales debido al acortamiento horizontal de la placa convergente (Farallón) (Bump,
2003). En otras palabras este modelo se genera debido a la interrelación que existe entre el
patrón de fallas antiguas (normales) y las nuevas condiciones de esfuerzos tectónicos
durante la Orogenia Laramide.
Figura 59. a) Esquema general del VSM mostrando las relaciones estratigráficas antes de la deformación
Laramide (Cretácico Tardío), asi como el truncamiento de las unidades estratigráficas del Jurásico Tardío (Jt)
y Cretácico Temprano (K-temp.). b) Etapa de la primera fase de deformación por cizalla y deslizamiento
flexural de la Orogenia Laramide donde se puede observar los pliegues por despegue (thin-skinned). c)
Sección esquemática idealizada del VSM mostrando la relación de cortes entre los pliegues por doblez de
falla y los generados en la segunda etapa de la Orogenia Laramide donde incluye la reactivación de las fallas
de basamento (thick-skinned), también se puede observar un pliegue tipo “drape” típicos de la reactivación de
fallas de basamento (Modificada de Chávez-Cabello, 2005).
Figura 60. Modelo 1 geológico esquemático para explicar la evolución del VSM en términos de rotaciones
tectónicas. a) Instauración de la FSM durante el Jurásico Tardío (Jt) con una aparente cinemática lateral
izquierda esto dió como resultado la formación de los pliegues en la zona aparente de restraining bend. b)
Primera reactivación de la FSM durante el Cretácico Temprano (Ktemp.) con una carácter normal de la FSM
sin rotaciones en el eje vertical y c) Segunda reactivación de la FSM durante el Cretácico Tardío-Terciario
donde se tiene una inversión tectónica positiva y un cambio de orientación del tensor de esfuerzos, lo que
generó la rotación horaria de la zona aparente de restraining bend asi como del bloque norte de la falla, cabe
hacer notar que en la parte noroeste del VSM existió durante ese tiempo una reactivación y posterior
levantamiento que genera la rotación un poco mas ligera que la anterior. Dx y Do son la declinación esperada y
observada, respectivamente.
Figura 61. Modelo 2 geológico esquemático para explicar la evolución del VSM en términos de rotaciones
tectónicas. a) Durante el Jurásico Tardío (Jt) y Cretácico Temprano (Ktemp.) la cinemática de la FSM fue de
carácter normal donde existió un fallamiento lístrico extensional, sin generación de pliegues. b) Durante la
segunda reactivación tenemos la inversión tectónica en el Cretácico Tardío-Terciario que da el inicio de la
formación de los pliegues debido al levantamiento irregular de los bloques de fallas de este modo tenemos la
rotación horaria del bloque norte en mayor magnitud en la zona de restraining bend que hacia el NW del
VSM. Dx y Do son la declinación esperada y observada, respectivamente.
Distinguir entre estos modelos no es fácil con los datos disponibles. Sin embargo,
notamos que la inclinación corregida estructuralmente para las capas Palomas y las capas
Granizo (I), es decir los resultados discordantes, no son consistentes con la inclinación
esperada para el Jurásico Tardío; las inclinaciones son muy someras por algo así como 15°-
20°. Además, la inclinación in situ de la magnetización observada en la capas Granizo 2
(34.4+/- 8.2) es cercana a la inclinación esperada para el Terciario (~43°). Si la
magnetización es primaria, además de una rotación respecto a un eje vertical se requiere
una rotación respecto a un eje horizontal para explicar la discordancia. Esa rotación debería
manifestarse en la actitud de las capas, pero no es evidente. La explicación más probable de
las inclinaciones bajas es que la magnetización en las capas Palomas y Granizo es de origen
secundario, posterior al plegamiento local. Esto implica que la rotación ocurrió
principalmente durante la orogenia Laramide y favorece el Modelo 2.
CONCLUSIONES
Los resultados paleomagnéticos de los sitios estudiados de cada una de las
formaciones muestreadas contienen principalmente dos componentes de magnetización
(primaria y secundaria). Todas las formaciones están afectadas por una rotación horaria
pero de menos magnitud en los sitios de muestreo que se encuentran afuera de una zona de
curvamiento de la Falla San Marcos en el Valle San Marcos. Las rotaciones varían entre un
máximo de ~69-95º y un mínimo ~4-30º.

El resultado de la magnetoestratigrafía realizada en parte de la Formación San


Marcos puede acotar la edad de ésta formación de edad entre 121-124 Ma dentro del
Barremiano, que corresponden a los crones de polaridad inversa M1r y M0r,
respectivamente dentro del cron de polaridad normal M1.

Los polos discordantes que se encuentran fuera de la curva de vagabundeo polar


aparente para Norteamérica corresponden a los de las siguientes formaciones: Capas Sierra
El Granizo (I) y Capas Las Palomas que registran rotaciones significativas grandes cercanas
a la zona de curvamiento de la Falla San Marcos presente en el Valle San Marcos.

La interpretación tectónica y paleomagnética de las rotaciones horarias presentes en


el Valle San Marcos pueden explicarse mediante los dos modelos propuestos. El primero
involucra que parte de la rotación horaria registrada es debido a la zona aparente de
“restraining bend” durante el Jurásico Tardío con un desplazamiento lateral izquierdo y
debido al curvamiento de falla giró de manera horaria. Posteriormente, en el Cretácico
Tardío-Terciario, ocurrió la Orogenia Laramide que giró al tensor de esfuerzos de manera
horaria provocando el giro final a lo largo de las zonas de fallas pre-existentes. Por último,
el segundo modelo propone que toda la rotación horaria registrada fue producida por el giro
del tensor de esfuerzos compresivos durante la Orogenia Laramide, además del
levantamiento de algunos bloques asimétricos de basamento al NNW dentro del Valle San
Marcos.
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