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El sistema educacional peruano presenta una estructura de cuatro fases las cuales se

componen en primer lugar de la educación preescolar llamada “inicial” que consta de salas
cunas, jardines infantiles, y programas no escolarizados para niños en áreas rurales y
urbanas marginales. En segundo lugar, la educación primaria, que tiene una duración de 6
años. En tercer lugar, la educación secundaria, que se divide en dos ciclos: el primero,
tiene una duración de dos años y comprende la etapa final de la educación obligatoria, y el
segundo, dura tres años y consta de enseñanza científico-humanista y técnica: para
adolescentes de 12 a 16 años y adultos. Y , finalmente, la educación superior, que se
imparte en escuelas, institutos superiores, centros superiores de post-grado y en
universidades.

Según cifras del Censo Educacional 2017, realizado por el departamento de Estadística de
Calidad Educativa, con 31,7 millones de habitantes, Perú presentó una matrícula total de
8.728.876 de estudiantes en los diferentes niveles educativos, para los que existieron, en esa
fecha, un total de 558.657 profesores. Ese mismo año, la mayor cantidad de matrículas se
registraron en el sector público, con 6.276.375 de estudiantes versus los 2.452.501
estudiantes matriculados en instituciones privadas. Por otra parte, la Enseñanza Básica
Regular, que contiene a la educación inicial, primaria y secundaria, posee la mayor cantidad
de alumnos con un 88.6% del total. El porcentaje restante se encuentra entre la educación
básica alternativa, básica especial, técnico productiva, superior universitaria y superior no
universitaria.

Según un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo, hasta el 2017, Perú
invierte en educación un 3,7% de su PIB (Poducto Interno Bruto), a diferencia de Chile que
gasta un 6,1%.

Según datos publicados el 2016 por el departamento de Estadística de la Calidad Educativa


(ESCALE) el 45,1% de los ciudadanos entre 25 y 35 años lograron terminar su educación
secundaria. A esto le sigue la educación primaria con un 19,5%, la superior no-universitaria
con un 13,4%, la superior universitaria con un 12,7 y, finalmente, la primaria incompleta o
menos con un 8% del total de ciudadanos en ese rango etario.

Otro dato importante de la educación peruana es la tasa de analfabetismo, que según el


departamento de Estadística de la Calidad Educativa (ESCALE), alcanza un 5,8% de la
población de los 15 años o más. Así mismo, se puede observar que el sexo femenino
presenta más analfabetismo que el masculino, además los ciudadanos con lengua materna
indígena poseen mayor índice que los de lengua materna española.

CULTURA
La cultura peruana sitúa sus raíces en la cultura incaica y la española, añadiéndose con el
tiempo la influencia de Asia, Europa y África. Perú fue el centro del imperio Inca el cual dejó
importantes vestigios arqueológicos y culturales, como Las Ruinas de Machu Pichu o la
cerámica, textilería y orfebrería; así como, una gran cantidad de tradiciones, e inclusive, una
multiplicidad de lenguas que se hablan hasta el día de hoy. Herencia que, en conjunto, ha
constituido el Perú actual.
Durante el gobierno español, el estilo predominante en diferentes expresiones artísticas y, en
especial en la arquitectura, fue el barroco, el cual fue evolucionando con la importación de los
estilos europeos y la iconografía andina para llegar a formar productos artísticos y
arquitectónicos particulares.
Uno de los representantes más icónicos de la mezcla cultural es el escritor y cronista
apodado Inca Garcilazo de la Vega, quién tiene ascendencia hispanoincaica. Su trabajo se
basó en relatar en castellano la vida del Imperio Inca, siendo el primer escritor en asumir su
condición de mestizo. Otras figuras destacadas de la literatura peruana de esa época son
Juan de Espinosa Medrano, Juan del Valle y Caviedes, Pedro Peralta y Barnuevo.

Una Obra de vital importancia hacia mediados del siglo 19 es Oliantay, una obra de teatro
escrita en quechua que no tiene orígenes claros, pues, se atribuye a los incas, la cultura
española, o la mezcla de ambas. Su valor se encuentra en ser la expresión más antigua que
se tenga de este idioma.

De este mismo periodo, destaca Felipe Pardo Aliaga, quien fue un poeta, dramaturgo,
abogado y político peruano perteneciente a la elite aristócrata peruana. Su obra es la
representante más importante del costumbrismo en los inicios de la literatura de ese país.
Otro representante del constumbrismo de la misma época fue Manuel Ascencio Segura, al
mismo tiempo, fue uno de los iniciadores del teatro peruano.

Posteriormente, el escritor que destaca con la utilización de un género innovador fue Ricardo
Palma, quien hacia fines del siglo 19, ganó reconocimiento por su conjunto de textos
llamados “Tradiciones Peruanas”, los cuales fueron publicados en diferentes periodicos y
revistas. El avance que introdujeron sus textos se basa en la ficcionalización de hechos
históricos de diversa importancia. De este mismo periodo, destaca, a su vez, José Santos
Chocano, un poeta reconocido a nivel latinomaericano por su poesía épica.

Entrando al siglo XX, destaca José María Eguren, quien fue un poeta, escritor, pintor y
fotógrafo. Sus obras se caracterizaron por ser las únicas representantes del simbolismo en
su país. Estas fueron Simbólicas y La Canción de las figuras. Junto con el desarrollo del
vanguardismo en Europa, en Perú destaca la figura del poeta César Vallejo. Vallejo introdujo
una serie de avances en la forma de escribir poesía, desarrollando un lenguaje propio que
conincidió con las misma búsquedas de contemporáneos europeos. Su obra más destacada
es Trilce de 1922.

Con el surgimiento del indigenismo y la consecuente preocupación por las culturas que
habían sido doblegadas por el imperio español y por el estado peruano, surge la figura de
Ciro Alegría, quién fue uno de los máximos representantes de la narrativa indigenista. Las
llamadas “Novelas de la Tierra”, retratan la vida de los marginados indígenas. Sus obras más
importantes son La serpiente de oro, Los perros hambrientos y El mundo es ancho y ajeno.
Al mismo tiempo, destaca José María Arguedas quien fue un atropólogo, etnólogo, escritor y
poeta.

De la llamada “generación del 50” destaca Julio Ramón Ribeyro, considerado uno de los
mejores cuentistas de latinoamérica resalta por sus obras que retratan la vida urbana de
manera realista.

Finalmente, se puede mencionar los aportes del novelista Alfredo Bryce Echenique y el
premio novel Mario Vargas Llosa.

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