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Cadena montañosa paralela a los montes del Líbano, de los que está separada por el valle de la Bekka, antigua
Cele-Siria. Sus crestas forman actualmente la línea fronteriza entre Siria y Líbano. Hoy es llamado Jabal Lubnân Ech
Charqî. El monte Hermón es su pico más alto, con 2.814 m.
Antíoco
Antíoco. Título de diez reyes de Siria, de la dinastía de los seléucidas, de los cuales algunos son mencionados en los libros
de los Macabeos. Reinaron sobre la pequeña provincia de Comagene, entre el Eufrates y los Montes Tauros, cuya capital
era Samosata. Originalmente formaba parte del reino seléucida de Siria. El más conocido de ellos es Antíoco IV Epífanes,
que sucedió a su hermano Seleuco IV Filopáter, que fue envenenado por Heliodoro, el cual a su vez fue asesinado por
Antíoco IV, que arrebató el trono al heredero legal, hijo de su hermano (Dn. 11:21). Originalmente el nombre
correspondía a uno de los generales de Filipo, cuyo hijo, Seleuco, con la ayuda del primer Ptolomeo, se estableció como
rey en Babilonia. Hubo dieciséis reyes con el nombre de Antíoco, de especial interés para los estudiosos de la historia
bíblica son:
1. Antíoco II Theos (261-246 a.C.), hijo de Antíoco I Soter (280-261 a.C.). Tras ser derrotado en una guerra contra
Ptolomeo Filadelfo de Egipto, tuvo que hacer una alianza con éste casándose con su hija, Berenice, para lo cual tuvo
que repudiar a su esposa anterior, llamada Laodicea. Generalmente se cree que es el rey mencionado en la profecía
de Dn. 11:6, respecto a su boda con Berenice.
2. Antíoco III el Grande (223-187 a.C.). Sucedió en el trono a su hermano Seleuco III Keraunos. Consolidó su trono frente
a los Ptolomeos de Egipto, bajo cuyo régimen estaban los judíos. Estos soportaron y sufrieron la guerra entre ambos
contendientes durante unos veinte años. Finalmente, los judíos, simpatizantes de Antíoco III, le abrieron las puertas
de Jerusalén y le ayudaron a expulsar la guarnición egipcia, por lo cual fueron recompensados con la reconstrucción
de la ciudad, fondos para reparar el templo, exenciones de impuestos y el derecho de cierta autonomía administrativa.
3. Antíoco IV Epífanes (176-164 a.C.). Hizo la guerra a Egipto, lo invadió y logró controlarlo, con excepción de Alejandría.
Trató de impulsar un fuerte proceso de helenización en todo su imperio, fundando numerosas ciudades griegas e
introduciendo por todas partes su cultura. Esto le enfrentó a los judíos, que habían vivido con cierta autonomía desde
los tiempos de Antíoco III. En Jerusalén había el partido conservador de los piadosos y el de los partidarios de la
helenización. Estos consiguieron construir un gimnasio en la ciudad para introducir a la juventud en las costumbres
helénicas respecto al deporte y la educación. Más tarde, Antíoco IV tomó Jerusalén por la fuerza y mató a miles de
judíos y vendió como esclavos a mujeres y niños. Los muros fueron derruidos y la ciudad saqueada, prohibió la práctica
del culto a Yahvé y llegó incluso a erigir en el templo una estatua dedicada a Júpiter Olímpico, al Antioquía de Psidia
que se ofrecieron sacrificios sobre el altar. Los judíos reaccionaron con valentía, comenzando por la familia de los
macabeos, que logró humillar al tirano y expulsarle de su territorio. Los judíos, jugando con su sobrenombre, le
llamaron Epimanes, es decir, «el loco». Fue equiparado al arquetipo del adversario de Dios (1 Mac.).