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Christina no lo podía creer. Acababa de encontrar una bolsa negra de plástico llena de
dinero: ¡el equivalente a su sueldo de más de veinte años! Además, sabía de quién era.
¿Qué debería hacer? ¿Qué haría usted? Su respuesta dejará ver lo que opina sobre la
honradez y a qué grado forma parte de usted.
¿Qué son los valores? Son principios morales o éticos que se consideran necesarios y
deseables. Algunos de ellos son el perdón, la honradez, el amor, el respeto por la vida y
la autodisciplina. Los valores influyen en el comportamiento de las personas, en sus
prioridades y relaciones, así como en la guía moral que dan a sus hijos. Como se puede
ver, son esenciales, y sin embargo están en decadencia.
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VALORES CONFIABLES
Está demostrado que los valores bíblicos están hechos a la medida del ser humano.
Veamos solo algunos de ellos: el amor, la bondad, la generosidad y la honradez.
Amor al prójimo.
“Si aprendes a amar, tienes muchas probabilidades de que la felicidad llame a tu puerta”,
asegura el libro La fórmula de la felicidad. La matemática del bienestar. Está claro que el
ser humano necesita amor. Sin él no puede ser verdaderamente feliz.
En las familias que no tienen esa clase de amor todos sufren, especialmente los hijos. Una
mujer llamada Mónica escribió que de niña sufrió abuso físico, verbal y sexual. “No tenía
amor ni esperanza”, recuerda. A los 15 años de edad se mudó con sus abuelos, que son
testigos de Jehová.
“Cuando llegué —recuerda Mónica—, era una niñita tímida. Pero en los dos años que viví
con ellos, mis abuelos me enseñaron a ser sociable y cariñosa, y a cuidar de los demás.
Me ayudaron a convertirme en una joven respetable.” Ahora, Mónica está felizmente
casada, y junto con su esposo y sus tres hijos demuestra su amor a la gente llevándole el
mensaje de la Biblia.
Uno de los peores enemigos del amor es el materialismo, es decir, la idea de que el valor
más importante es la búsqueda del bienestar económico y los placeres. Sin embargo,
como se ha demostrado estudio tras estudio, una vez que se alcanza cierto nivel de
ingresos —sorprendentemente bajo—, ganar más dinero ya no produce más felicidad.
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De hecho, es muy probable que quienes tienen valores materialistas vayan camino a la
infelicidad. Justo eso es lo que enseña la Biblia. En Eclesiastés 5:10 dice: “Un simple amador
de la plata no estará satisfecho con plata, ni ningún amador de la riqueza con los ingresos.
Esto también es vanidad”. Además aconseja: “Que su modo de vivir esté exento del amor
al dinero” (Hebreos 13:5).
La bondad y la generosidad.
“¿No sería genial poder ir a la tienda y comprar felicidad para toda la vida? —Decía un
artículo de un centro de investigación de la Universidad de California en Berkeley (Estados
Unidos) —. La idea no es tan descabellada como parece, siempre y cuando lo que
compres sea para otra persona.” La idea es que dar produce más felicidad que recibir.
Lo que dice la Biblia: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35).
—Menos mal, me alegro de que esté bien —le contestó Karen—. Yo voy rumbo a mi
Salón del Reino..., mi iglesia, a ayudar en la jardinería.
Unas semanas después, Karen recibió una carta que en parte decía: “Mi madre y yo
no hemos olvidado su invaluable ayuda. Gracias a usted alcanzamos nuestro avión. Mi
hermana nos dijo que usted es testigo de Jehová. Eso lo explica todo. Mi madre también
es Testigo, al igual que yo, aunque yo no estoy activa. ¡Pero pronto resolveré eso!”. Karen
estaba feliz de haber podido ayudar a dos hermanas espirituales. “La carta me hizo llorar”,
comentó.
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El escritor Charles D. Warner escribió: “Una de las hermosas compensaciones de esta vida
es que nadie puede tratar sinceramente de ayudar a otro sin ayudarse a sí mismo”. Eso
se debe a que Dios nos creó para que pudiéramos imitar sus hermosas cualidades,
no para ser egoístas (Génesis 1:27).
La honradez.
Lo que dice la Biblia: “¿Quién será huésped en tu tienda [oh, Jehová]? ¿Quién residirá en
tu santa montaña? El que está andando exento de falta y [...] hablando la verdad en su
corazón” (Salmo 15:1, 2). En efecto, la honradez, como los demás valores que hemos
analizado, es parte de la personalidad y no es algo que se pueda cambiar dependiendo
de las circunstancias o la conveniencia.
¿Recuerda a Christina, la mujer que encontró la bolsa con efectivo? Pues bien, su corazón
no deseaba dinero, sino agradar a Dios. De modo que cuando regresó el angustiado
dueño, le dijo que había encontrado su bolsa. El hombre quedó asombrado por su
honradez, al igual que el jefe de Christina, quien poco después la ascendió a gerente de
tienda, un puesto de confianza. Son muy ciertas las palabras de 1 Pedro 3:10: “El que
quiera amar la vida y ver días buenos, reprima [...] sus labios de hablar engaño”.