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@ menudo un gesto de las sombras, no es sélo por una cues- ti6n de culpabilidad: ellos crean asi un espacio de intimidad, tun jardin a resguardo de las miradas. Leen en los bordes, en las riberas de la vida, en los linderos del mundo. ¥ no dejan) de sorprendernos, (Traduccin de Miguel y Malou Paleo) 30 &“Construir” lectores!” les confieso que, a la vez que me complace encontrarme ‘gui, me siento un tanto incémoda en cuanto al tema “Es- Arategins para la construcci6n de lectores” Ustedes se refie~ fen, sino me equivoco, a los procesos por los cuales alguien se convierte en lector, asi como al margen de maniobra que pueden tener los editors o los “iniciadores” del libro para que un ndimero mayor de personas se conviertan en lecto- objeto de mis investigaciones no es tanto eémo pode- mos “construir”lectores, para retomar esa expresién, sino ‘nis bien e6mo la lectura ayuda alas personas a construirse, a descubrtse, a hacerse un poco més autoras de su vida, su- jetos de su destino, aun cuando se encuentren en contextos sociales desfavorecidos.! Me interesa particularmente desri- bir de qué manera, apropiéndose de textos que ustedes edi- Jun, o de fragmentos de textos, hay nos, adolescentes, mu- jetes, hombres, que elaboran un espacio de libertad a partir tel cual pueden darle sentido a sus vidas, y encontrar, o vol- Yer a encontrar la energfa para escapar de los callejones sin lida en los que estaban bloqueadas. efecto, mientras se derraman légrimas para lamentar el deficit de la lectura © la muerte del libro, yo puedo anun- a concen fia en la mia fedonde "Erte par const dee tue de ef Ceres Intercom de rede Bacto Ales el de mao de "Vlas Mee Neo amin ena y eno 3 ciarles por lo menos una buena noticia: cuando uno tiene la suerte de acceder a ella, Ia lectura siempre produce sentido, incluso tratindose de j6venes, incluso en medios que a priori estin alejados de la cultura escrita, La lectura siempre pro- luce sentido, aun para lectores poco asiduos, que si bien no dledican mucho tiempo a esa actividad, saben que algunas frases halladas en un libro pueden a veces influr en el rumbo de una vida. Y esa practica tiene para ellos virtudes singula- res que la distinguen de otros entretenimientos; para ellos el libro es mas importante que lo audiovisual en un terreno: cuando permite abrirse a la fantasia, a lo imaginario, al ‘mundo interior. AAT igual que ellos, estoy convencida de que Ie lectura sigue siendo una experiencia irremplazable, donde 1o in- timo y lo compartido estan ligados de modo indisoluble, y también estoy convencida de que el deseo de saber, Ia exi- gencia poética, la necesidad de relatos y la necesidad de sim- bolizar nuestra experiencia constituyen nuestra especifici- dad humana, Por todo eso, estoy empeiiada en que cada hombre y cada mujer puedan tener acceso a sus derechos ceulturales, yen particular tener acceso a los libros, con los, ‘cuales él ella van a situarse en una logica de creatividad y de apropiacién. Sin embargo, no estamos en ese punto, Yo les decfa que la lec- tura siempre produce sentido, si tenemos la suerte de tener acceso a ella, Pero para mucha gente, existe alli un mundo. {que no esta a su alcance. Una escolarizacién insuficiente puede ser una de las causas de esa situaciGn, pero tampoco podemos imaginar que leer seria algo esponténeo para los, que fueron a la escuela, La ausenciafisica de libros y la dis- tancia que separa de ellos representan obstaculos. Pero ade- més, y eso lo he comprobado escuchando a los lectores, el 2 hecho de leer puede resultar imposible, o arriesgado, cuando significa entrar en conflicto con los valores o las pautas de Vida del tugar, del medio en que cada tno vive. En algunas sociedades poco letradas, leer un libro era in- temnarse en un mundo peligroso, enfrentar al diablo. Seme- jante miedo puede hacernos sonreir hoy en dia, cuando todos celebran los placeres de la lectura o deploran los estra- os del analfabetismo. ¥ sin embargo... en Francia, en ese ano 2000, atin podemos encontrar todos los dias muchachos que aman la poesia y leen clandestinamente para evitar que los otros los golpeen duramente, tratindolos de “lameculos” 0 ‘maricas” ; hay mujeres en el campo que leen tomando todo tipo de precauciones, y que ocultan su libro si un vecino viene a verlas, para no parecer haraganas; chicas en barrios turbanos desfavorecidos que leen bajo las sibanas, con ayuda, dle una linterna; padres que se irritan cuando encuentran a sus hijos con un libro en las manos, pese a que antes les dije- ron que “hay que leer”; documentalistas que confian en las ruevas tecnologias para, “por fin, quitarse los libros de en- cima’; docentes de letras que ocultan la novela que estén le- yendo cuando van a entrar a la sala de profesores, para no pasar por sabihondos y no arriesgarse a ser relegados ytam- bign universitarios que nunca leen otra cosa que tesis © mo- nogratias, y desconfian de los que manifiestan gusto por los libros. Parece increfble pero es ast. Como ejemplo tomo unas frases escritas por un universitario para un nimero muy re- ciente de la revista Le Débat (EI Debate} Podemos deci qu leer un libro dentro de a facultad es un sgno de esnobismo y de afectacén: es una prueba de que uno se mantien al smargen de a vida del establecimiento y de que slo participa a ratos en ese tobellno incesante de organizaciin y reorganizacién en fon cm de seformas sucsivas, que absorbe Ia totalidad de las energiss 3B lisponibes, con resultados que bien podriamos calificar de its ‘Todo esto no es especifico de mi pais, del que podria sospe- charse de arcaismo: investigadores y amigos que viven et contextos muy diferentes me cuentan regularmente hist tits como ésas. Y en realidad, desde que me dedico a inves tigar sobre la lectura y la relacién con los libros, hace ya ocho aftos, no he dejado de sorprenderme por el gran nis ‘mero de anécdotas que hablan del miedo a los libros y de su permanente vigencia. Un miedo multiforme, ya que las prohibiciones sociales se conjugan con los tabsies incons- cientes. Un miedo muy palpable en medios sociales desfavo- recidos, pero que también podemos encontrar entre la gente con recursos, entre los profesionales del libro, entre los do- centes. Curiosamente, sin embargo, de ese miedo no se habla, Para “eonstrur etores, como ustedes dicen, ero que tal vez deberfamos deconsteuir un poco esos miedos;

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