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Introducción
Un sistema puede estudiarse desde un punto de vista macroscópico, es decir, estudiar las
propiedades de la materia en gran escala sin utilizar explícitamente el concepto de
molécula. La termodinámica es una ciencia macroscópica que estudia las relaciones entre
las diferentes propiedades de equilibrio de un sistema y los cambios que experimentan las
propiedades de equilibrio durante procesos. La ciencia macroscópica de la termodinámica
es una consecuencia de lo que ocurre a nivel molecular (microscópico). Los niveles
molecular y microscópico se relacionan mediante una rama de la ciencia llamada
mecánica estadística. La mecánica estadística justifica las leyes de la termodinámica y
permite calcular propiedades termodinámicas macroscópicas a partir de propiedades
moleculares.
La termodinámica (de las palabras griegas calor y potencia ) es el estudio del calor, el
trabajo, la energía y los cambios que provocan en los estados de los sistemas. En un
sentido más amplio, la termodinámica estudia las relaciones entre las propiedades
macroscópicas de un sistema. Estudiaremos la termodinámica de equilibrio, que trata con
sistemas en equilibrio. La termodinámica no es aplicable a sistemas que sólo contienen
unas pocas moléculas; un sistema debe constar de un gran número de moléculas para que
se pueda tratar termodinámicamente. En la termodinámica, a la parte macroscópica del
universo objeto de estudio se le llama sistema. A las partes del universo que pueden
interaccionar con el sistema se les denomina alrededores.
Un sistema abierto es aquel en el que se puede transferir materia entre el sistema y los
alrededores. Un sistema cerrado es aquel en el que no es posible tal transferencia de
materia. Un sistema aislado es el que no interacciona de ninguna forma con sus
alrededores. Un sistema aislado está en equilibrio cuando sus propiedades macroscópicas
permanecen constantes en el tiempo. Si no está aislado, es decir, se trata de un sistema
cerrado o abierto, debe cumplir también que cuando se lo aísla no hay cambio alguno en
las propiedades del sistema. Esto se pide para descartar lo que se llaman estados
estacionarios.
más desordenado posible, es decir, hacia el equilibrio (lo más desordenado posibles es
una distribución homogénea de la energía). También se cumple para las distintas partes
del universo. Eso no significa que un sistema pueda ordenarse, pero siempre es a cargo de
un mayor desorden fuera del sistema. La vida implica un extremado grado de orden. La
segunda ley nos está diciendo que al final de los tiempos el universo va a estar
completamente desordenado (lo que llamamos muerte térmica del universo). El universo
está muy alejado del equilibrio, y el tiempo que se necesita para alcanzar la muerte
térmica del universo es impensable. Si estuviéramos en el equilibrio no podría ocurrir
ningún proceso, o sea, se necesita estar fuera del equilibrio para que ocurran los distintos
procesos.
Fuera del equilibrio pueden darse procesos de ordenamiento espontáneo. Puede haber un
ordenamiento espontáneo a costa de un mayor desorden del universo y que no se viole la
segunda ley de la termodinámica. Estos procesos hicieron posible el surgimiento de la vida
en el universo. Sin embargo, la vida provoca que el universo se acerque más rápidamente
hacia su muerte térmica, ya que consume más orden del que genera. Es por eso que la
vida existe: no solo que el orden necesario para su existencia no viola la segunda ley de la
termodinámica, sino que la cumple generando un mayor desorden del que habría en un
universo en el cual la vida no existiera.
Si tenemos una variable relevante y una función que nos describe una situación, podemos
realizar un desarrollo en serie de Taylor. Cuando la función está cerca del equilibrio, y vale
la aproximación lineal, esto nos lleva a la termodinámica del equilibrio. Los otros términos
no lineales del desarrollo de Taylor dan lugar a auto organización y ordenamiento, es
decir, las no-linealidades que aparecen lejos del equilibrio.
- Sistema aislado: no tiene ningún tipo de interacción con el resto del universo.
también hay una variable llamada potencial químico tal que es igual en todas partes del
sistema cuando se da el equilibrio de materiales. El equilibrio térmico se da cuando la
temperatura es igual en todas partes del sistema, pero al no tener definida la temperatura
debemos dar una definición alternativa.
A las variables como la presión o el potencial químico que caracterizan un equilibrio las
llamaremos campos. ¿Cuál es el campo asociado al equilibrio térmico? Del mismo modo
que los sistemas en equilibrio mecánico tienen una presión común, parece razonable
suponer que exista alguna propiedad termodinámica común a los sistemas en equilibrio
térmico. Esta propiedad es la que definimos como temperatura. Por definición, dos
sistemas en equilibrio térmico entre sí tienen la misma temperatura; dos sistemas que no
están en equilibrio térmico entre sí tienen temperaturas diferentes. El campo asociado al
equilibrio térmico es la temperatura.
Al postular que existe un campo que caracteriza el equilibrio térmico, y al saber que se
cumple la ley cero de la termodinámica, esto habilita a la definición de la temperatura
como propiedad física, pero todavía no sabemos cómo medirla. La ley cero nos permite
afirmar la existencia de la temperatura como una función de estado. Un sistema
termodinámico en un estado de equilibrio dado tiene un valor concreto para cada variable
termodinámica. Por eso, estas variables se llaman funciones de estado, puesto que sus
valores son función del estado del sistema. El valor de una función de estado depende
sólo del estado actual de un sistema y no de su historia anterior.
Para tener definida a la temperatura como una magnitud física debemos idear una forma
de medirla. Para medir cualquier magnitud física necesitamos una sustancia que sea
sensible a las variaciones de esa propiedad que queremos medir. Una sustancia que es
muy sensible para este caso es el mercurio. Si calentamos el mercurio aumenta
rápidamente su volumen, o si se mantiene el volumen constante aumenta rápidamente la
presión. Entonces podemos utilizar al mercurio a presión constante.
Si tenemos muchos sistemas distintos de volúmenes V1, V2, V3, V4, etc., los ponemos en
contacto y los calentamos, por ejemplo, con fuego y luego los rodeamos por un pared
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(1) �= + , c1 y c2 constantes.
Tenemos que identificar las constantes en la ecuación. La idea es tener una buena
referencia que cualquiera pueda usar. Lo que se elige como referencia es agua en
coexistencia con hielo en equilibrio, y agua en coexistencia con vapor, también en
equilibrio. Para realizar las mediciones usamos un dispositivo experimental de la siguiente
forma.
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(2) = ℎ+
(3) �= ℎ+ , c3 y c4 constantes.
° = ℎ +
° = ℎ +
(4) = .
(5) = �+ , a1 y a2 constantes.
Algo que sucede es que si la presión tiende a cero y las temperaturas son altas, las
constantes involucradas son todas iguales para los distintos gases. Las constantes
involucradas son PV (para masa y temperatura constantes), y la constante de linealidad
entre el volumen y la temperatura (ley de Charles). ¿Por qué? Y además, ¿por qué son
válidas las leyes de Boyle-Mariotte y de Charles?
Para el estudio de la teoría cinética de los gases debemos realizar algunas suposiciones: un
gas consta de ciertas partículas, llamadas moléculas; las moléculas tienen movimiento al
azar que obedecen a las leyes del movimiento de Newton; el número total de moléculas
es grande; el volumen de las moléculas es una fracción despreciablemente pequeña del
volumen ocupado por el gas; ninguna fuerza apreciable actúa sobre las moléculas excepto
durante una colisión; las colisiones son elásticas y de una duración despreciable.
Si tenemos una pared testigo, las partículas del gas se acercan y colisionan. Rebotan y hay
un cambio de momento lineal en la dirección perpendicular a la pared si consideramos
que las colisiones son elásticas. Por cada partícula de masa mp el cambio de momento
lineal es:
(6) =
(7) =
� �
(8) =
Para calcular el cambio de momento lineal total tenemos que integrar sobre todas las
velocidades desde cero hasta v:
�
(12) = ∫
Así obtenemos reemplazando en (8), y usando (12) y (13), que la presión es:
< >=< >=< > ⇒ < >= ∑�= < � > ⇒ < >= <
>
= ⇒ =
¿Por qué las constantes son las mismas para todos los gases? Del modelo que hicimos,
vemos que si no hay interacción entre partículas obtenemos las leyes de Charles y de
Boyle-Mariotte, y vimos que la igualdad de las constantes se cumplía cuando P tiende a
cero, es decir, cuando despreciamos las interacciones entre moléculas (están tan lejos
entre sí que no interaccionan). Si despreciamos las interacciones entre moléculas, entones
no podemos diferenciar moléculas distintas. Por eso las constantes no dependen del tipo
de molécula para presiones suficientemente bajas y temperaturas altas.
Aprovechando este resultado podemos definir una temperatura más general. Si basamos
nuestra nueva definición para un gas en el límite cuando la presión tiende a cero vamos a
poder comparar mediciones más fácilmente. ¿Cómo definimos la nueva escala? La
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En el caso anterior usamos dos estados de referencia para determinar las constantes.
Ahora usamos uno solo, pues tendremos que determinar una sola constante. En el punto
triple del agua coexisten agua, hielo y vapor, y corresponde a � = , ° (dicho punto
triple es único). Usando el punto triple como punto de referencia, medimos el volumen V r
del gas en dicho punto. Entonces definimos:
° − °
(19) ∆ = = lim → ⁄
(20) =�+ ,
Ahora podemos tratar de describir el comportamiento de los gases en una sola ecuación
usando todas las relaciones que ya sabemos.
Vamos a partir de un estado P0, T0, V0 y m0, y realizaremos cambios. Cambiamos primero
la temperatura T0 por T1, dejando la presión y la masa constantes. Entonces podemos
′
⁄ . Despejando ′ ′
asegurar que ⁄ = obtenemos = ⁄ . Ahora cambiamos
′ ′′ ′ ′′
= , y reemplazando encontramos que ⁄ = . Por último, si
⇒ ⁄ = ⁄ ⁄
(21) ⁄ = .
Así sabemos que si el gas pasa de un estado a otro completamente distinto, la ecuación
(20) relaciona dichos estados. En principio, la constante en la ecuación (20) podría ser
distinta para cada gas. El principio de Avogadro establece que el volumen que ocupa un
mol de cualquier gas ideal a una temperatura y presión dadas siempre es el mismo.
(22) ⁄ = .=
Como el volumen es igual para todo tipo de molécula, entonces la nueva constante R debe
ser la misma para todos los gases, = , ⁄ . Por lo tanto, la forma más común
Mediante la teoría cinética de los gases obtuvimos la ecuación (16). Ahora usando la ley
de los gases ideales podemos calcular la energía cinética media de las moléculas en el gas
como:
Por eso decimos que la temperatura es una medida del movimiento aleatorio de las
moléculas.
(25) �� = �⁄
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(26) � = ��
(27) � = �⁄ ⁄ = � ⁄
(28) � = �
Un gas ideal de un cierto tipo de moléculas se comporta como si las otras moléculas de los
demás gases en la mezcla no estuvieran presentes, lo cual tiene sentido pues
despreciamos las interacciones moleculares.
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Ya conocemos la ley de los gases ideales, vista en la ecuación (23). Podemos reemplazar el
volumen del gas por el volumen molar del gas, es decir, el volumen dividido por la
cantidad de moles. Introduciendo ese cambio, siendo el volumen molar, obtenemos:
(29) =
La ecuación de los gases ideales es una ecuación de estado pues es una ecuación que
relaciona variables de estado. Una función de estado para la presión es:
(30) , = ⁄
(32) ∆ = , − ,
(33) ∮ =
Gases reales
dicho émbolo vamos colocando pesitas de modo que vamos comprimiendo lentamente el
gas. Así, vamos reduciendo el volumen y aumentamos la presión. Lo que se nota es que
para ciertas presiones y ciertos volúmenes molares, la presión que predice el gas ideal es
mayor que la presión que la del gas real. Si seguimos apretando mucho el gas, es decir,
reducimos mucho el volumen y aumentamos la presión, llega un momento en el cual esta
situación se invierte y la presión que predice el gas ideal se hace menor que la del gas real.
En otras palabras, en un principio comprimir el gas real es más fácil que el gas ideal, y
luego resulta más difícil.
El hecho de que la presión del gas real sea menor a presiones moderadas significa que hay
fuerzas atractivas entre moléculas que contienen al gas y reducen las colisiones con las
paredes. A presiones altas, la presión del gas real es mayor en comparación al gas ideal
debido a la resistencia del gas a comprimirse, pues surgen fuerzas repulsivas entre
moléculas. De esta manera, uno puede adivinar el potencial de interacción entre las
moléculas , que toma la siguiente forma:
Observamos que es mucho más amplio el rango de las fuerzas atractivas que el de las
fuerzas repulsivas. El rango de acción de las fuerzas repulsivas es el del tamaño de la
molécula aproximadamente. En un gas lo que obtenemos es un efecto promedio en el
cual prevalece un tipo de fuerza, pero la separación entre moléculas cambia entre cada
par de moléculas distintas que consideremos, por lo que las interacciones varían dentro
del gas.
(34) = ⁄
Para un gas ideal el factor de compresibilidad vale uno, pero para un gas donde
predominan fuerzas atractivas es menor a uno, mientras que para un gas donde
predominan fuerzas repulsivas es mayor que uno. Si graficamos el factor de
compresibilidad en función de la presión, a temperatura constante, obtenemos:
Hay algunas moléculas más inertes como la del hidrógeno que no tienen fuerzas atractivas
y solamente tienen fuerzas repulsivas. Al acercarnos a presiones cercanas a cero, el gas
real se comporta como un gas ideal y el factor de compresibilidad vale aproximadamente
uno.
Hay una isoterma especial, llamada isoterma crítica, en donde hay un punto de inflexión.
En el punto de inflexión tenemos que:
� �2
(35) ��
= �� 2
=
Por debajo de la temperatura crítica se obtienen curvas dentro de una campana, donde la
presión se mantiene constante al reducir el volumen. Esto ocurre ya que dentro de dicha
campana surgen zonas de condensación. Al ir reduciendo el volumen tenemos cada vez
más líquido y menos gas (por lo que la presión se mantiene constante) y llega un
momento en el que tenemos casi todo líquido. Es por eso que la pendiente en el gráfico es
tan abrupta al disminuir mucho el volumen. Por el simple aumento de presión el gas
comienza a condensarse, obligando a las moléculas a estar muy cercanas, generando que
las fuerzas atractivas las atrapan y entonces se arman pequeñas zonas de condensación.
Luego esas zonas van creciendo hasta que el sistema es todo líquido.
Para caracterizar a los gases en zonas donde hay un efecto de las fuerzas entre moléculas,
uno puede hacer un desarrollo en serie de la cantidad PV en términos de lo que es
pequeño. En este caso lo que son pequeñas son las densidades, es decir, la inversa del
volumen molar, y también la presión.
(36) = + ⁄ + ⁄ +⋯
(37) = + + +⋯
Estos se llaman desarrollos del virial, y los coeficientes se determinan de manera empírica
y caracterizan al gas con bastante precisión. Al agregar más términos obtenemos mayor
precisión, pero aumenta la dificultad para determinar las funciones analíticamente.
La ecuación de Van der Waals se puede construir a partir de hipótesis sobre las
interacciones moleculares, con un potencial dado, y resolviendo todas las ecuaciones
correspondientes. Sin embargo, este método resulta mucho más laborioso y nos conduce
al mismo resultado que obtendremos analizando el comportamiento del gas real. Ya
conocemos la ley de los gases ideales, dada por la ecuación (23), donde el volumen es el
volumen libre que tienen las moléculas para moverse. Vimos que el alcance de las fuerzas
atractivas es más grande que las repulsivas, y uno puede tratar de escribir el potencial
� de la siguiente manera:
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Esto significa que el gas está compuesto por esferas rígidas con un cierto volumen no nulo,
alejándonos de la hipótesis que utilizamos para los gases ideales, en la cual consideramos
que el volumen que ocupaban las moléculas del gas era despreciable (moléculas
puntuales). Podemos considerar que un mol de estas moléculas tiene un volumen " ".
Este volumen no es el que ocupan en el recipiente, sino su volumen propio. El volumen
libre ahora será menor, y tomará la forma − . Así, podemos introducir la primera
corrección a la ecuación (23) y obtenemos:
(38) − =
(39) = ⁄ −
De esta manera tenemos un efecto de fuerzas repulsivas que aumenta la presión respecto
a la del gas ideal. Ahora debemos considerar el efecto de las fuerzas atractivas. Ya
calculamos usando la teoría cinética el cambio de momento lineal que surge en los
choques de las moléculas con las paredes. Las moléculas chocaban con una pared testigo,
rebotaban, y sumando el cambio de momento lineal de todas las moléculas que en un
intervalo de tiempo alcanzaban a chocar con la pared testigo obteníamos la presión
sobre dicha pared. Ya sabemos que la presión es proporcional al cambio de momento
lineal de las moléculas al colisionar con las paredes, y además es proporcional a la
frecuencia " " con que las moléculas colisionan con las paredes. Es decir:
(40)
Como ahora tenemos fuerzas atractivas, cada será menor que para un gas ideal, y la
frecuencia de colisiones también disminuirá, pues las fuerzas atractivas aglomerarán a las
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moléculas del gas y estarán menos disponibles para chocar con las paredes del recipiente.
Es decir, estas fuerzas van a retrasar a las moléculas hasta llegar a la pared testigo.
Sabemos que el cambio de momento lineal es inversamente proporcional al volumen
molar, es decir, es proporcional a la densidad molar, y lo mismo ocurre para la frecuencia
de colisiones. Esto es así pues cuanto más denso sea el sistema tendremos más colisiones
con las paredes, ya que tendremos más moléculas por unidad de volumen. Por lo tanto,
uno puede esperar que la presión disminuya en un término proporcional al volumen
molar al cuadrado:
(41) + ⁄ , constante.
(42) = ⁄ − − ⁄
Es importante destacar que si los efectos de las fuerzas repulsivas y atractivas son
despreciables, entonces las constantes y valen cero, y volvemos a obtener la ecuación
(23) para gases ideales. Las constantes y dependen de cada gas, y deben determinarse
experimentalmente. Con esta nueva ecuación, ¿cómo se comporta el gas en relación a los
resultados obtenidos experimentalmente?
es alcanzable, pero el estado de pendiente positiva es inalcanzable. Otra cosa que ocurre
es que la oscilación es tal que al comparar con los datos experimentales las áreas
señaladas en la figura son iguales (se llama ley de las áreas). Por lo tanto, la ecuación de
Van der Waals se ajusta bastante bien a los resultados experimentales, y de hecho fue
gracias a esta ecuación que se predijo la existencia de los estados inestables, que luego se
observaron experimentalmente.
(44) = ⁄ =8
El punto crítico es un punto especial que puede ser utilizado para trabajar con variables
adimensionales, y referimos todos los datos a esas nuevas variables. A veces esto permite
agrupar los datos experimentales de manera más concisa. Definimos la presión reducida,
la temperatura reducida, y el volumen molar reducido de la siguiente forma:
(45) = ⁄ , = ⁄ , = ⁄
(46) = ⁄
Para probar esto debemos resolver primero el punto crítico. Con estas nuevas variables
obtenemos una ecuación similar a la de Van der Waals:
(47) = ⁄ − − ⁄
Esto se llama principio de los estados correspondientes, que en realidad es algo más bien
práctico pues con los cálculos de la mecánica estadística surge del hecho de haber
supuesto dos constantes para describir al potencial en vez de una sola. En la realidad el
potencial depende de un solo parámetro en las moléculas esféricas no polares, mientras
que para moléculas polares aparecen dos parámetros.
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Sabemos que el calor es una forma de transferencia de energía impulsada por una
diferencia de temperatura, siendo la temperatura aquel campo que caracteriza al
equilibrio térmico. Si un sistema se encuentra en equilibrio térmico no hay ninguna
diferencia de temperatura que impulse una trasferencia de calor y, por lo tanto, no se
transfiere energía en forma de calor. Si el sistema que estudiamos no se encuentra
aislado, el entorno puede interaccionar con él intercambiando energía. Un objeto
macroscópico puede tener una energía cinética de traslación, y puede estar sometido a un
campo como el gravitatorio, por ejemplo, pero esta energía no es la que resulta
importante en termodinámica. En el caso de la energía cinética de traslación de un
sistema, ella no es importante pues generalmente acompañamos al sistema en su
movimiento al realizar mediciones. La energía importante es la que se encuentra
almacenada en el interior del cuerpo. Si se trata de un sólido serán vibraciones, si se trata
de un gas será la energía cinética del movimiento aleatorio de las moléculas, y a eso
debemos sumarle la energía de los enlaces moleculares. Tenemos esos dos tipos de
energía que están en el sistema, y a ello le llamamos energía interna. La energía interna
puede modificarse de dos maneras características: una es mediante una forma ordenada
de intercambiar energía, y otra es a través de una forma desordenada. En general, la
forma ordenada es a la que llamamos trabajo.
Si tenemos un cilindro con un pistón móvil y un gas en su interior, y aplicamos una fuerza
sobre el pistón lo que hacemos es empujar moléculas todas en la misma dirección. Esta es
una forma ordenada de transferir energía. Para que esto suceda en este tipo de sistemas,
debe existir una diferencia de presión.
Una función de estado es una función cualquiera que depende únicamente de variables de
estado, y siempre se cumple que su variación es independiente del proceso. Supongamos
que tenemos una función , y calculamos la integral del estado inicial al estado final
∫� a través de cualquier trayectoria, entonces obtenemos que ∫� = − �
independientemente de la trayectoria. Esto también significa que ∮ = . Estas
propiedades se cumplen para cualquier función de estado.
Esquemáticamente:
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Salvo que se aclare lo contrario, siempre vamos a considerar al sistema como un sistema
cerrado. Si no es cerrado tenemos que considerar las transferencias de masa. Si es un solo
componente tenemos que la masa es constante, pero si tenemos más de un componente
pueden ocurrir reacciones químicas. Lo que significa la primera ley de la termodinámica es
que existe una función de estado tal que la variación de dicha función de estado entre los
dos estados distintos del sistema es igual al trabajo adiabático.
(48) ∆ =
Más allá de la imagen a nivel molecular que tengamos de la energía de los enlaces
moleculares y cinética, esta es la definición termodinámica. Ahora, asumiendo que existe
, podemos definir al calor de una manera puramente mecánica. Históricamente el
trabajo y el calor no tenían ninguna relación. El trabajo sí estaba asociado a una
transferencia de energía, pero el calor no se consideraba una transferencia de energía,
sino que era considerado una sustancia que se transfería por diferencias de temperatura.
Se trataba de un desarrollo teórico paralelo que no se conectó hasta que Joule logró
hacerlo con su experimento ilustrado anteriormente, es decir, pudo conectar al calor con
el trabajo. Sin embargo, no necesitamos de la definición de la caloría para definir el calor.
Para un proceso cualquiera no adiabático, definimos el calor como el trabajo adiabático
menos el trabajo real:
(49) = −
(50) ∆ = +
(51) = +
Esta es una ecuación de balance de energía. es una función de estado, y además es una
variable extensiva. Para ver esto, supongamos que tenemos un sistema en equilibrio a una
presión y temperatura dadas, y lo ponemos en contacto con otro sistema igual. En ese
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caso obtenemos que la energía interna es la suma de las energías internas de los sistemas.
Particularmente para este caso es dos veces la energía interna del sistema que
consideramos inicialmente. Si en lugar de dos consideramos un número arbitrario N de
sistemas con las mismas presiones y temperaturas, todos ellos en equilibrio, entonces la
energía interna será N veces la energía interna de nuestro sistema inicial. También
podemos definir densidades de energía, considerando otras variables extensivas como el
volumen o la masa, y obtenemos variables intensivas. Este no es el caso de la temperatura
y la presión, pues estos son campos.
Trabajo PV
Este tipo de trabajo es impulsado por una diferencia de presión, e involucra cambios en el
volumen. Supongamos que tenemos un gas en un recipiente, y mediante una presión
aplicada sobre un émbolo comprimimos el gas. En termodinámica, si queremos seguir una
trayectoria debemos hacerla de manera tal que si quiero medir el trabajo haya equilibrio
mecánico, o sea, la presión debe ser igual en todas partes del sistema. Para eso el proceso
debe ser realizado muy lentamente, lo que se denomina cuasiestático. Un proceso
cuasiestático es el que tiene bien definidas sus variables macroscópicas y en el que el
sistema se encuentra en cada instante de tiempo en un estado infinitesimalmente cercano
al estado de equilibrio. Si queremos comprimir o expandir el gas las diferencias de presión
deben ser muy pequeñas. De esa manera, cada vez que medimos la presión el sistema
está en equilibrio. El equilibrio mecánico lo necesitamos para el trabajo, pues éste
involucra a la presión. Sabemos que = , y si el pistón baja un �, el cambio de
volumen será = �. Además, el diferencial de trabajo es:
donde el signo menos indica que el trabajo es positivo cuando lo realizamos sobre el
sistema, es decir, cuando < y el volumen disminuye. Justamente por lo obtenido en
la ecuación (52) este trabajo es llamado trabajo PV. El trabajo total será:
(53) = ∫� −
donde la integral la calculamos entre el estado inicial y el estado final del sistema. Esta
integral es una integral de línea, y en este caso el trabajo depende de la trayectoria. Es
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decir, para procesos diferentes tendremos que realizar trabajos diferentes. Para poder
calcular la integral de línea en la ecuación (53) debemos tener la presión definida en todos
los puntos de la trayectoria. Pero la presión es una variable termodinámica que está
definida únicamente en el equilibrio. Puede extenderse la definición de equilibrio y armar
una ecuación que dependa del tiempo tomando un proceso muy lento de modo tal que la
presión no alcanza a variar en ese tiempo, por ejemplo. Es decir, podemos hacer una
extensión de la definición, pero debemos trabajar en el equilibrio. Por eso es que debe
haber equilibrio mecánico para cada medición, y esa es la razón por la cual el proceso
debe realizarse muy lentamente.
Consideremos un sistema que consiste en una balanza formada por un resorte conectado
al techo, y un plato sujetado del resorte en el cual podemos colocar un cuerpo. Ahora
tomamos un lingote de oro de dos kilos y lo colocamos en el plato. El resorte va a estirarse
rápidamente y luego el sistema comenzará a oscilar debido a la fuerza restauradora del
resorte. El proceso tiene un tiempo característico � que es la inversa de la frecuencia de
oscilación del resorte. Si rápidamente logramos quitarle unos pocos gramos al lingote, el
sistema continuará oscilando de manera casi idéntica. Es decir, mediante un cambio
infinitesimal en las condiciones de contorno, no podemos cambiar la dirección en la que
se produce el proceso. Por lo tanto, este proceso es irreversible.
Veamos un caso similar en el que el proceso es reversible. Ahora sobre el plato colocamos
muy lentamente unos pocos granos de oro en polvo, esperamos a que el sistema llegue al
equilibrio, agregamos más grano de oro en polvo, y así repetimos este procedimiento. Así
vamos estirando lentamente el resorte, y vemos que es un proceso reversible, pues
quitando unos pocos granos de oro podemos volver al estado anterior de relajación del
resorte (es decir, antes de agregar los últimos granos de oro). En este caso el tiempo
característico del proceso es el intervalo de tiempo que tardamos en colocar los granos
de oro. El tiempo en que tarda en llegar al equilibrio, llamado tiempo de relajación � , es
mucho menor que el tiempo característico del proceso. En cambio, en el primer caso el
tiempo de relajación es mucho mayor que tiempo característico del proceso. En el
segundo proceso, que es reversible, tardamos muchísimo en agregar lentamente los
granos de oro, y en el límite diferencial este proceso es infinitamente largo, mientras que
el proceso irreversible es rápido. Sin embargo, no todo proceso infinitamente lento es
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reversible. Pero para que un proceso sea reversible sí tiene que cumplirse que el tiempo
de relajación sea mucho menor que el tiempo característico del proceso, y de ese modo
invertir la dirección en la cual se produce.
Una expansión adiabática de un gas podemos usarla para analizar otro ejemplo de
procesos reversibles e irreversibles. Nuevamente suponemos que tenemos un gas
encerrado en un recipiente con un pistón móvil, colocamos una pesa grande sobre el
pistón y rápidamente la quitamos. El pistón sale disparado hacia arriba y el sistema
comienza a oscilar. El pistón empuja a las moléculas del gas en la oscilación, agitándolas, y
hay una pérdida de la energía cinética del sistema a pesar de que el proceso es adiabático.
Este es un proceso irreversible, pues mediante un cambio infinitesimal en las condiciones
de contorno no podemos invertir la dirección en la cual se produce, es decir, si quitamos
un fragmento pequeño de la pesa el proceso permanece prácticamente igual.
Si ahora cambiamos la pesa por un montón de masas muy pequeñas, podemos ir sacando
las masas una a una, esperamos a que el sistema llegue al equilibrio, sacamos otra masa, y
así seguimos. Así el gas se va expandiendo y va a llegar a un volumen diferente, pues en
este caso no va a haber una transferencia de energía a las moléculas del exterior.
Entonces puede esperarse que la temperatura de este proceso sea mayor que la
temperatura del proceso irreversible, es decir, > � . Ahora, utilizando la ecuación de
los gases ideales y sabiendo que la presión final es la misma en ambos procesos,
obtenemos que el volumen del gas en el proceso reversible será mayor que el volumen
del gas en el proceso irreversible, es decir, > � .
El proceso reversible puede ser graficado, pero en el caso del proceso irreversible
solamente tenemos bien definida la presión en el instante en el que sacamos la pesa, y al
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final del proceso cuando alcanza el equilibrio. En cualquier punto intermedio el sistema no
está en equilibrio, no podemos medir la presión y por lo tanto no podemos calcular el
trabajo. Sin embargo, podríamos tomar un promedio y en ese caso el trabajo sería el área
indicada en la siguiente figura:
Lo que vemos es que el área bajo la curva del proceso irreversible es menor que el área
bajo la curva del proceso reversible. Así obtenemos que el trabajo que el sistema realiza
sobre el entorno (pues se trata de una expansión) en el proceso irreversible es menor que
el trabajo que el sistema realiza sobre el entorno en el proceso reversible: � <
. Esto nos dice que uno puede aprovechar mejor la energía en un proceso
reversible que en un proceso irreversible. En el proceso irreversible se pierde mucha
energía en forma aleatoria, aumentando mucho el desorden del universo, mientras que
en el proceso reversible no se disipa energía.
Calor
En un proceso adiabático que conecta dos estados, en el cual el calor es cero, tenemos
únicamente trabajo adiabático. Si ahora tenemos un proceso no adiabático que conecta
los dos mismos estados tendremos un cierto intercambio de calor y un cierto trabajo
realizado. Sabemos por la ecuación (49) que si medimos los dos trabajos en los procesos
mencionados el calor es = − , y así tenemos una forma de medirlo. Ahora, si
elevamos la temperatura de un sistema en un determinado ΔT, y medimos el trabajo en
un proceso adiabático que me provoca ese cambio de temperatura en el sistema, y
medimos el trabajo en un proceso no adiabático, podemos graficar el calor en función de
la variación de la temperatura. Si Δ no es ni demasiado grande ni demasiado chico,
obtenemos:
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(54) = Δ
(55) =
(56) = ⁄
Un sistema con capacidad calorífica infinita es lo que se llama una fuente de calor, porque
es capaz de entregar calor sin que varíe su temperatura. Un sistema muy masivo en
contacto con un sistema pequeño es considerado una fuente calor porque es capaz de
intercambiar calor sin que varíe su temperatura. El calor específico se define de la
siguiente forma:
(57) = ⁄
(58) � = ⁄
(59) = �
(60) =
Hay dos procesos muy típicos y usados en termodinámica. Uno es un proceso donde la
presión se mantiene constante, y otro en donde el volumen se mantiene constante.
(63) Δ� =
(64) �= +
(65) = ⁄ | = ��⁄� |
(66) ∆ =
(67) = ⁄ | = � ⁄� |
Así como se puede transferir trabajo de manera reversible, lo mismo puede realizarse con
calor. Supongamos que queremos llevar un sistema dado que está en contacto con una
fuente de calor de una temperatura � a una temperatura . Podemos realizar los
intercambios de calor de manera diferencial utilizando infinitas fuentes tal como se ilustra
a continuación:
Otro aspecto importante a considerar cuando tenemos fuentes de calor es cuando, por
ejemplo, tenemos un sistema con agua y vapor en coexistencia en equilibrio. Si reducimos
el volumen del sistema disminuye la cantidad de vapor y aumenta la cantidad de líquido, y
el sistema va a entregarle calor al entorno pues la energía de las moléculas en el agua es
menor que en el vapor. Si aumentamos el volumen del sistema aumenta la cantidad de
vapor y disminuye la cantidad de agua, y en este caso el sistema recibe calor del entorno.
La temperatura no va a variar, y por eso la capacidad calorífica de este sistema es infinita.
El sistema es capaz de intercambiar calor con el entorno sin que varíe su temperatura. La
temperatura no varía pues la coexistencia de agua y vapor se mantiene. Además el
sistema se mantiene en equilibrio, y se trata de un proceso reversible pues mediante
cambios infinitesimales en las condiciones de contorno (aumentos o disminuciones de
volumen) el proceso puede cambiar de dirección.
Flujo de masa
Supongamos que tenemos una pared porosa por la cual pasa gas muy lentamente, en un
sistema como el que se indica a continuación:
Definición de caloría
Cuando no se sabía que el calor era una forma de transferencia de energía, se lo definió a
partir de los cambios de temperatura. Se definió la caloría, que no se sabía qué era y que
se intercambiaba con el entorno, como la cantidad de calor necesaria para elevar la
temperatura de un gramo de agua de 14,5°C a 15,5°C. En ese caso, el calor específico del
agua es:
(68) = ⁄ ° �
Teoría Física IV - Primera Parte Página N° 32
(69) ( − )+ ( − )=
�2�
�2� � �−
(70) =−
� �− �
= ,
Teoría Física IV - Primera Parte Página N° 33
Tenemos una serie de variables de estado con las cuales podemos caracterizar a un
sistema: el volumen, la temperatura, la presión, la masa, el número de moles, la densidad
molar, la densidad de masa, etc. Por ahora vamos a considerar empíricamente que cuando
tenemos un sistema de un componente necesitamos tres variables para caracterizarlo. Si
es un sistema cerrado y de un componente la masa permanece constante y con dos
variables podemos caracterizarlo, como por ejemplo, la temperatura y la presión, o la
temperatura y el volumen. Esto puede observarse en la ecuación del gas ideal, donde
manteniendo la masa constante, las variables termodinámicas quedan en función de dos
que definimos. Resulta irrelevante cuales son las variables que elegimos, pero las
llamamos variables de estado y el resto serán funciones de estado de esas variables de
estado.
Supongamos que queremos expresar a la energía interna como función de las variables de
estado temperatura y volumen. Entonces podemos escribir una función = , , que
al graficarla muestra superficies de estados de equilibrio, donde una sucesión discreta de
puntos sobre dicha superficie indica un proceso reversible.
(71) = � ⁄� | + � ⁄� |
(73) ⇒ ⇒
Si ahora entregamos calor a presión constante la situación cambia pues hay un trabajo
realizado sobre el entorno. Tenemos que:
(74) ⇒ + ⇒
Entonces, para una misma variación de temperatura esperaríamos que el calor entregado
a presión constante sea mayor que el calor entregado a volumen constante. Por lo tanto,
esperamos que > .
(75) = � ⁄� | + � ⁄ |
�
(76) = ⁄ � ⁄� |
(77) = � ⁄� | +
(78) = + � ⁄� |
(80) � ⁄ | = + � ⁄ |
� �
= � ⁄� | − � ⁄ |
�
Ahora calculamos − :
− = � ⁄� | + − � ⁄� | + � ⁄ |
�
− = + � ⁄ |
�
(81) − = + � ⁄� |
moléculas se mueven más y tienden a ocupar un mayor espacio. Además, es evidente que
el volumen siempre es positivo. Por lo tanto, > si se cumple que + � ⁄� | es
mayor a cero. Antes de realizar una verificación experimental podemos utilizar un
argumento intuitivo para ver que esto efectivamente se cumple. Si dejamos la
temperatura constante, la energía cinética promedio de las moléculas permanece
constante, y si aumentamos el volumen aumenta la distancia entre moléculas, y como la
energía potencial es inversamente proporcional a − ⁄� entonces la variación de la
energía potencial es proporcional a − ⁄� + ⁄�� > pues la distancia entre moléculas es
mayor luego del aumento del volumen. Esto ocurre para fuerzas atractivas, si las fuerzas
fueran repulsivas tendríamos lo contrario. Por lo tanto, esperamos que � ⁄� | sea
mayor a cero. Así obtenemos que > . Sin embargo debemos realizar el experimento
y verificarlo.
(82) � ⁄ | � ⁄ | � ⁄ | =−
� � �
(83) � ⁄ | =−� ⁄ | � ⁄ | =− � ⁄ |
� � � �
Para mantener la energía interna del sistema constante, Joule diseñó un experimento. Al
sistema lo rodeamos por paredes rígidas, impermeables y adiabáticas. Dicho sistema
consiste de dos partes, una en el cual se encuentra el gas y otra en la cual hay vacío,
ambas conectadas mediante una llave que permite o impide el paso del gas, como se ve
en la siguiente figura:
Teoría Física IV - Primera Parte Página N° 37
El experimento consiste en abrir la llave para que el gas se expanda, tomando mediciones
de la temperatura antes de que el gas se expanda y después, una vez alcanzado el
equilibrio. Cuando Joule realizó este experimento no registró un cambio de temperatura,
pues utilizó un gas con un comportamiento muy ideal, y como las interacciones
intermoleculares eran despreciables el cambio de volumen no produjo un cambio en la
temperatura, pues la energía interna permaneció constante. Luego el experimento se
realizó con mayor precisión y se detectó un cambio en la temperatura menor a cero, es
decir, se detectó que el gas se enfrió. Esto es así pues en la expansión aumenta la energía
de los enlaces moleculares y la energía térmica debe reducirse, ya que la energía interna
permanece constante. Definimos el coeficiente de Joule como:
(84) = � ⁄� |
El coeficiente de Joule entonces resulta menor a cero para un gas real, e igual a cero para
un gas ideal. Entonces, ahora podemos afirmar que:
(85) � ⁄ | =− >
�
(86) = −
Ahora resta calcular ��⁄� | . Como ya hicimos para la energía interna, sabemos que
� = � , , por lo tanto, podemos definir una función g �, , = � − � , .
Obtenemos que es idénticamente nula, es decir, �, , ≡ , y podemos escribir una
ecuación análoga a la ecuación (82):
(87) ��⁄ | � ⁄ | � ⁄ | = −
� � ��
Por lo tanto, expresamos ��⁄� | en función de variables que podamos medir de forma
directa:
(89) = � ⁄� |
Del gráfico obtenido vemos que el coeficiente de Joule-Thomson puede ser menor o
mayor a cero.
(90) ��⁄ | = −
�
Teoría Física IV - Primera Parte Página N° 39
− � = − ⇒ � + = + ⇒ �� = �
Como � = + tenemos:
(91) ��⁄ | = � ⁄ | + � ⁄ |
� � �
enloquecer. Por lo tanto, � ⁄� | puede ser mayor o menor a cero dependiendo si las
fuerzas son repulsivas o atractivas, respectivamente.
(92) �= −
Ya sabemos que para un gas ideal tenemos que = y por argumentos intuitivos ya
explicados sabemos que � ⁄� | = . A un gas que obedece estas dos ecuaciones lo
llamamos gas perfecto. Si esto se cumple entonces, de la ecuación (86) tenemos
= , y así la energía interna será una función únicamente de la temperatura.
También sabemos que � = + donde = , entonces � = + nos dice
que la entalpía también será una función únicamente de la temperatura. Entonces, al ser
Teoría Física IV - Primera Parte Página N° 40
= = +
= ⁄ ⇒ ∫ = , =∫ ⁄ = ln ⁄
(93) , = ln ⁄
donde 1 y 2 representan dos estados del gas ideal. Si el gas se expande el sistema hace
trabajo sobre el entorno y entra calor al sistema, es decir, el calor que entra al sistema se
transforma en un trabajo realizado sobre el entorno. Si tenemos una compresión todo el
trabajo realizado sobre el gas se transforma en calor entregado al entorno.
Teoría Física IV - Primera Parte Página N° 41
(94) = � ⁄� | + � ⁄� |
(95) = � ⁄� | + � ⁄� |
(96) � ⁄ | = − � ⁄ | = [ − ]>
� �
(97) = � ⁄� |
(98) � ⁄ | =− � ⁄ |
� �
(100) � ⁄� | = �
(101) = [ − ] + �
(103) � = ��⁄� |
Usando (103) tenemos que la derivada parcial de la entalpía respecto al volumen es:
(104) ��⁄� | = − � ⁄ |
�
(105) ��⁄� | = ⁄
�
� + �
(106) ��⁄� | = ⁄ |
� = � ⁄� | + ⁄ |
�
� ⁄ | = ⁄ � ⁄ |
= ⁄ ⇒ � �
� ⁄ |
Sabemos que ⁄ es mayor a cero, por lo que el signo de � queda
�
competir con la atractivas, entonces � ⁄� | > , de donde � ⁄� | < y ⁄ | .
�
(108) ��⁄� | = − � ⁄ |
�
(109) � ⁄� | � ⁄� | � ⁄� | = −
Despejamos y obtenemos:
−
(110) � ⁄� | = −� ⁄� | � ⁄ |
� = ⁄�
� + �
(112) ��⁄� | = ⁄ |
� = + ⁄ |
�
� ⁄ | es
la que las fuerzas repulsivas comienzan a competir con las atractivas �
positivo. Cuando empiezan a haber efectos de fuerzas repulsivas no significa que todas las
moléculas sufren fuerzas repulsivas, sino que hay un predominio de moléculas que están
tan cerca que sufren fuerzas repulsivas frente a una menor cantidad que sufren fuerzas
atractivas, y en promedio hay un dominio de fuerzas repulsivas. Cuando el factor de
compresibilidad de los gases es mayor a 1 hay predominio de fuerzas repulsivas, mientras
que cuando alcanza el mínimo las moléculas se van acercando y cada vez crecen más las
fuerzas repulsivas entre moléculas. Pero luego de ese mínimo algunas moléculas están tan
cerca que empieza a aparecer un efecto de fuerzas repulsivas entre las moléculas, pero
Teoría Física IV - Primera Parte Página N° 45
� ⁄ | <
todavía hay un predominio de atractivas. � para predominio de fuerzas
empiezan a competir con las atractivas, que también resulta consistente con el coeficiente
de Joule-Thomson pues para fuerzas repulsivas es negativo. Con la primera ley uno puede
escribir la información termodinámica como la necesitamos, es decir, de acuerdo a las
variables que podemos medir.
Procesos adiabáticos
(113) = = + =
ya que al ser un proceso adiabático, = . Recordemos que para un gas ideal la energía
interna depende únicamente de la temperatura, ya que al despreciar la energía debida a
las interacciones intermoleculares la energía interna no depende ni del volumen ni de la
presión. Además, sabemos que =− =− ⁄ y (113) podemos escribirla
en la forma:
(114) =− ⁄
(115) ⁄ =− ⁄
que es una ecuación diferencial a variables separadas. Sabemos por lo visto la clase
anterior que para un gas ideal = + . Recordemos que esto es así pues:
+ +
= �⁄ = ⁄ = ⁄ = ⁄ + = +
−
(116) ⁄ =− ⁄ ⁄
Teoría Física IV - Primera Parte Página N° 46
(117) = ⁄
(118) ⁄ =− − ⁄
Para resolver esta ecuación diferencial integramos entre un estado inicial y un estado
final:
∫ ⁄ =− − ∫ ⁄
� �
⁄ ⁄ ⁄ � −
ln =− − ln ⇒ ln = ln ⁄
� � �
⁄ = � − � ⁄ = ⁄ � �⁄ ⁄
⁄ ⇒ ⁄ ⇒ ⁄ = ⁄ =
� � � � �
(119) � � =
Como la ecuación (119) se cumple para cualquier par de estados inicial y final, lo que
tenemos es:
(120) = .
Esta ecuación caracteriza un proceso adiabático para un gas ideal. Si lo comparamos con
un gas ideal en un proceso isotérmico tenemos que = = . Entonces para una
expansión isotérmica tenemos = . y para una expansión adiabática = .
Como > tenemos que > . Si comparamos estas gráficas tenemos lo siguiente:
Teoría Física IV - Primera Parte Página N° 47
Gráficamente podemos ver que el trabajo realizado sobre el entorno en una expansión
adiabática es menor que el trabajo realizado sobre el entorno en una expansión
isotérmica, simplemente analizando las áreas bajo las curvas. En la expansión isotérmica el
gas va absorbiendo calor y lo va transformando todo como trabajo sobre el entorno sin
gastar nada de su energía interna, pues como la temperatura queda constante y el gas es
ideal la energía interna también permanece constante. En cambio, en la expansión
adiabática el trabajo que el gas realiza sobre el entorno proviene de una pérdida de
energía interna generando que el gas se enfríe, y como proviene de la energía interna
realiza un trabajo menor sobre el entorno.
Reacciones químicas
Una reacción química consiste en colocar en un sistema moléculas, a las cuales llamamos
reactivos, y estas de alguna manera se descomponen para formar otras moléculas que
son los productos de reacción. En ese proceso hay un intercambio de energía, pues las
moléculas de reactivo deben desarmarse y eso requiere energía, y luego se arman
formando los productos. Al formar los productos recuperan energía, y dicha energía
recuperada puede ser mayor o menor que la que entregamos para desarmar las moléculas
de los reactivos. Por lo tanto, al final de la reacción puede sobrar energía o faltar energía
que debe obtener de alguna parte. Supongamos que tenemos una reacción química a
presión constante de la forma:
(121) + → +
1- Si < entonces − < . Esto quiere decir que si la energía de enlace de los
productos es mayor a la de los reactivos, luego de la reacción se liberará energía en forma
de calor pues los productos requerirán menos energía que los productos para formar sus
enlaces, y como el calor es entregado al entorno tenemos que ∆� < . En este caso
decimos que la reacción es exotérmica.
(122) ∆� = � − � = � + ∆� − � − ∆� = ∆� − ∆�
� es el mismo para productos y reactivos pues las moléculas elementales de las cuales
partimos para generar a los compuestos son las mismas. Como en la ecuación (122) � se
cancela, no interviene en el cambio de entalpía. Es por eso que por razones prácticas se
considera � = .
Para la reacción considerada en la ecuación (121) tenemos que la entalpía por mol de
reactivo es ℎ = ℎ + ℎ y la entalpía por mol de productos es ℎ = ℎ + ℎ .
Entonces la variación de la entalpía por mol de reacción será ∆ℎ = ℎ − ℎ = ℎ +
ℎ − ℎ − ℎ . Para un caso general podemos escribirlo como:
(123) ∆ℎ = ∑� � ℎ�
donde � son los coeficientes estequiométricos, positivos para los productos y negativos
para los reactivos.
Sabemos que a presión constante = ��⁄� | y esto es válido tanto para los productos
como para los reactivos. Entonces podemos escribir � = , y si integramos entre
la temperatura estándar y una temperatura obtenemos ∫ � =∫ , de
donde �−� =∫ . Como todo esto vale tanto para productos
como para reactivos, la variación de entalpía de la reacción será:
Teoría Física IV - Primera Parte Página N° 49
(124) ∆� = � − � = � − � + ∫ −
(125) ∆� = ∆� + ∫ ∆
(126) = ∑� � �
donde � son los coeficientes estequiométricos, y � son los calores específicos molares.
Entonces:
(127) ∆ = ∑� � �
Para cada reactivo � será negativo, y para cada producto positivo. En tablas los calores
específicos pueden aparecer como:
(128) = + − ⁄
donde , , son constante mayores a cero. Con esta fórmula se pueden calcular los
calores específicos de muchas sustancias. La fórmula (128) puede reemplazarse en (127) y
obtenemos una ecuación similar a (128), pero donde ahora las constantes son sumatorias
que dependen de los productos y los reactivos.