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LA FUERZA DE LA NATURALEZA

Hace un par de días conversé con un amigo que perdió a su hijo y su mujer. Se los llevó el
terremoto y él ahora busca respuestas. “Porque tiene que haber una razón”, me decía; y con la
fortaleza que me hablaba yo no pude sino estar de acuerdo. Me pareció increíble su acto de
solidaridad. Él, inmerso en un mar de cuestionamientos me regalaba a mi una certeza: que nada
pasa porque sí.

Le di vueltas al asunto del terremoto en general y he pensado que quizás todo tiene que ver con
las fuerzas de la naturaleza. La fuerza de la naturaleza que nos dio un golpe de 8.8 grados, la
naturaleza humana que hablaba en boca de mi amigo, la fuerza de la naturaleza salvaje de los que
salieron a infundir temor sembrando anarquía y la fuerza de la naturaleza solidaria de las muchas
manos que tomaron a otras.
Y quizás la fuerza de la naturaleza se alineó para que encajemos ciertas piezas en nuestra
sociedad que están sueltas hace rato.
Justo cuando nos jactábamos de haber ingresado a la OCDE, al club de los países ricos, al barrio
alto del mundo, se nos mueve el piso y los hechos nos dan un portazo en la cara: saqueos,
resentimiento social, violencia y anarquía nos dieron la evidencia de una profunda fractura social.
Cuando nos habíamos acostumbrado a inaugurar caminos, viviendas sociales y edificios
particulares por montón, la naturaleza nos recordó que quizás estábamos pasando por alto algunas
cosas básicas: que cantidad no es calidad, que los gobiernos deben inaugurar menos pero mejor y
las inmobiliarias deben respetar más a sus compradores.
El terremoto desató errores que le habrían costado la credibilidad a cualquier gobierno, sin
embargo le ocurrió justo a la Presidenta más popular de la historia. Un buen colchón para
mantener unida a la gente y entregar el mando con cierta sanidad política.
Volvieron los toques de queda y las Fuerzas Armadas tuvieron una segunda oportunidad. Los
pedían a gritos en las calles, gente de distintos colores políticos porque esta vez llegaban
para poner orden, no para infundir temor.
Quién diría que la Concertación iba a entregar el poder después de 20 años a la derecha y con
militares en las calles. Pero ahora es bien distinto, el país ha elegido democráticamente y la
urgencia de la catástrofe puso en nuestra boca otro discurso: levantar juntos a Chile.
Quien sabe. Quizás también sea la fuerza de la naturaleza.

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