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Cuando hablamos en el derecho penal sobre la modalidad de la conducta, nos encontramos con
que esta puede ser de tres tipos: Dolosa, culposa y preterintencional. Como las situaciones serán
más o menos graves dependiendo de la modalidad, es necesario reconocer sus diferencias y
características. En este artículo de MisAbogados.com.co hablaremos sobre los delitos culposos.
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¿Qué es la culpa?
La culpa está contemplada en el artículo 23 del Código Penal colombiano: “La conducta es
culposa cuando el resultado típico es producto de la infracción al deber objetivo de cuidado y el
agente debió haberlo previsto por ser previsible, o habiéndolo previsto, confió en poder
evitarlo.”
Debemos definir primero un elemento fundamental dentro de la culpa que es el Deber Objetivo
de Cuidado. Este es una exigencia al ciudadano promedio de que debe tener un cuidado cuando
ejecuta una conducta peligrosa que pueda poner en peligro bienes jurídicos.
La culpa viene siendo una infracción al deber objetivo de cuidado que, sin la intención del dolo,
termina generando un resultado típico.
Es importante que según el artículo 21 del Código Penal: “…La culpa y la preterintención sólo
son punibles en los casos expresamente señalados por la ley.” Es decir, solo aquellas conductas
típicas que aparezcan textualmente en el código penal como culposas aceptan esta modalidad
de la conducta.
La imprudencia es actuar con precipitación, con ligereza, sin cálculo, sin precauciones. Actúa con
imprudencia quien conduce un vehículo con exceso de velocidad.
“debió haberlo previsto por ser previsible” Culpa sin representación. En esta clase de culpa la
persona no quiere o no se representa la consecuencia típica de su conducta, habiéndolo podido
prever porque era previsible.
"habiéndolo previsto, confió en poder evitarlo.” Culpa con representación. El sujeto activo se
representa la posibilidad del resultado típico de su conducta, pero confía en poder evitarlo.
Debe existir un NEXO CAUSAL entre la falta al deber objetivo de cuidado y el resultado típico. Es
decir, el resultado típico, la vulneración al bien jurídico debe provenir única y exclusivamente de
la acción que violó el deber objetivo de cuidado.