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Doce interrogantes sobre modernidad y postmodernidad 1. 2Cémo podria conceptualizarse eso que conocemos como “la modernidad”? La modernidad es una categoria compleja sobre la cual hay que ponerse mds o menos de acuerdo para poder discutir sobre su vigencia o su crisis. Muchos piensan que se refiere a un tipo de sociedad ocurrido en Europa occi- dental a partir del Renacimiento, pero Heidegger piensa que todo empieza con los griegos, en cuanto ellos desa- rrollaron conceptos tales como la historia, el progreso, la razén. No es el caso de entrar ahora en esa discusién. Este documento se ocupard tan solo del tipo de modernidad que se produjo en Europa occidental con posterioridad al Renacimiento italiano. Desde este punto de vista, la mo- dernidad es un proceso global: de naturaleza econ (el nacimiento y desarrollo del capitalismo y consol cién progresiva del principio de individuacién, capaz de fundar un nuevo tipo de mentalidad colectiva no holistica sino individualista); de naturaleza filos6fica (Descartes y el racionalismo); de naturaleza cientifica y técnica (Ga- lileo, Copérnico, Bruno, fundadores del heliocentrismo y iad de matematizar el “cielo” y romper con jones geocentristas); de naturaleza politica (Maquiavelo y la autonomia de lo politico respecto de lo { como el comienzo de la formacién de los esta- dos nacionales); de naturaleza incluso artistica (comienzo $25 de la perspectiva en la plistica con Rafael y Leonardo y emergencia de un nuevo género literario como la novela, precisamente a partir del principio de individuacién como tun nuevo elemento de la subjetividad moderna); de natu- raleza ideolégica (emergencia y consolidacién progresiva es como la igualdad humana, la libertad frente a los limites); etc. Todo este conjunto de componentes hace que los ya centenarios relatos alrededor de la Historia, el Progreso, la Razén, no solo se secularicen a condicién de ser precisamente sacralizados de otro modo, bajo la forma de nuevos mitos, sino que se redefinan sobre la base de nuevas y més contundentes pruebas: el capitalismo y sus avasalladores argumentos relativos al avance tecnolégico, el confort, la ciencia y sus progresos, la razén siempre a Ja vanguardia, las luces de la inteligencia, el fin de toda iglo XVIM presencia la Revolucién Francesa y otras revoluciones que permiten, ahora desde el Estado y con la burguesfa moderna al frente, imponer desde el poder el modelo moderno de sociedad y de los derechos ciuda- danos. El siglo XIX presencia el inmenso espectéculo de los efectos de la Revolucién Industrial y de multiples ha- azgos cientificos. Pero, paralelamente, como lo sostiene George Steiner, ve también crecer un proletariado faméli- co, ve deambular masas campesinas convertidas en saltea- doras de caminos y mendicantes callejeros en las nuevas ciudades, ve crecer las migraciones que se hacinan en las urbes, presencia el fin de los bosques y los rios y empieza a sentir la agonfa de la soledad y la ausencia de todo sentido en la contemporaneidad. La crisis de las promesas que las ideas de Progreso material y moral de la humanidad, de Historia como relato de esta progresién material y moral ascendente, y de la Razén como rectora de la praxis hu- mana, comenzé a dejar ver el hueso debajo de su carne. En efecto, en medio de la fiesta de la Razén y de la credi- bilidad inmensa en sus posibilidades, el siglo XX presencia + 26 las mds impresionantes carnicerias humanas de las que se tenga noticia, con el empleo en intensidad de todos los re- cursos técnicos y con la miisica de los cldsicos roménticos como ambientacién de fondo. La Razdn cartesiana bebia sangre también entonces, como cualquier bestia, organi- zaba y refinaba la fiesta de la sangre y, como si fuera poco, la racionalizaba y la llenaba de justificaciones histéricas. A las puertas del siglo XXI, la humanidad observé que mu- cho més de la mitad del mundo empobrecido morfa de miseria delante de la més impresionante opulencia, que el agua se contaminaba y se agotaba, que los mares se polucionaban, que la capa de ozono se destruia, que los bosques y la fauna eran ya casi imaginaciones fantésticas en los relatos de los abuelos. Y entonces, ante la contundencia de los hechos se de- rrumban los relatos de los cuales la humanidad construy6 sus esperanzas durante estos cinco siglos en que crefmos con fe ciega en el progreso, la razén inteligente, la histo- tia, el sujeto racional centrado sobre s{ mismo. 2, éEstd el mundo moderno en crisis? El concepto de crisis para nuestro propésito no es facil de precisar. Digamos que expresa, términos més, términos menos, cierto deterioro de algo que antes era crefble y go- zaba de imidad en la cultura. De modo que al hablar de la crisis de la modernidad, es posible observar que, quienes asf se expresen, encuen- tran que ciertos aspectos de la cultura moderna han perdi do vigencia y legitimidad. Dicho de otro modo, los pres giosos metarrelatos modernos han comenzado a ser vistos por primera vez como unos simples relatos més, una espe- cie de “mitologia de época”, con la consecuente pérdida © deterioro de su validez y legitimidad transhistérica. En este sentido, es posible percibir una crisis en ciertas pro- $27 mesas modernas, quizs en las principales. Y no en todos los paises, ino tal vez. en unos pocos, los llamados paises postindustriales. De tal manera que la deno- de la modernidad se refiere, fundamental- mente, a la pérdida de cr representaciones colectivas relativas a los mitos del pro- historia ascendente de la humanidad en términos ‘materiales y morales, y la unidad del sujeto centrado en el ‘uso de la Razén triunfante. Todo lo cual es posible mirar como s modernos en crisis, mitos gastados por falta de cumplimiento. 3. éCémo se expresa esta crisis? Esta crisis en la cultura moderna, estas fisuras en la credibilidad colectiva de los grandes relatos asociados a las promesas modernas, se expresa de muy diversas mane- ras. Se podrian intentar, incluso, clasificaciones y grados. Incluso cartografias. Por dreas geograficas, o geopoliticas, © geoculturales. A modo de ejemplo, la crisis de la mo- dernidad ya sea en Europa, o en el Norte y el Sur del pla- neta, como ahora se dice, 0 en Oriente u Occidente, o en los paises desarrollados 0 subdesarrollados, metrépolis 0 neocolonias, etc. Y ya esta manera de enfrentar el asunto plantea la urgencia de desarrollos y requerimientos dife- rentes de los que pueden observarse en la literatura sobre el particular. tra perspectiva podria construirse, ya no en torno de las diferentes éreas en que se divide ei mundo contem- pordneo, sino incluso en la manera desigual como inter- namente y en cada pais los diferentes sectores sociales se representan y viven la crisis, segtin ciertos estratos sociales diferenciados de conformidad con variables econdémicas, de sexo, de edad, de escolaridad, etc. Es posible pensar las cosas de esta manera, porque en muchas ocasiones el +28 lector puede preguntarse si en realidad en todos los paises, y de igual manera para todos los sectores sociales, resulta cierto que han entrado en crisis los grandes relatos moder- nos, entendida esta crisis como deterioro de la credibilidad y legitimidad de lo: smos. Sin embargo, dentro de las muchas maneras posibles de clasificar el modo, amp! y lugares en que podria manifestarse esta crisis, también serla procedente ésta: la manera como una poblacién se representa la crisis, y el modo como la vive, es decir cémo ella se expresa en su vida concreta en términos de conduc- tas, sentimientos, afectos, valorizaciones, vida cotidiana en una palabra. Incluso de manera més o menos conscien- te o inconsciente. Hechas estas precisiones que podrian parecer de mé- todo, es posible identificar en la vida cotidiana algunos sintomas que expresan rasgos postmodernos, mejor de- nominados hipermodernos en nuestra cultura. En primer término, nuestra relacién con el tiempo. Los jévenes viven ahora el tiempo no solo a través de un poderoso peso del presente sobre el pasado y el futuro, sino a través del va- lor de lo sensorial sobre otros valores que antes se repre- sentaban y reconocfan como superiores. Nuestros jévenes orientan su vida por la siguiente maxima: “vive vuélvelo frenest. El pasado pasé, el futuro no ‘Muchas cosas se supeditan ahora a la denominad: “utopia de lo inmediato”; otro rasgo observable dice relacién con de liberacién y “ruptura de cadenas”, capaces de aglutinar la mentalidad colectiva alrededor de creencias 0 prome- sas al mando de partidos politicos, 0 como cosmovisiones politicas del mundo, como en alguna época se estilé decir. En solo una década, las estanterias de marxismo a granel en las librerias se fueron al suelo. El Che Guevara y Ca- milo Torres ya no significan nada diferente de una barba © una boina. Cristo a duras penas sobrevive, transforma- do en otra cosa. Una especie de Dios de bolsillo de uso 29

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