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Nos encontramos ante una imagen que representa una pintura. Aparecen unos
personajes en primer plano sobre un fondo paisajístico. Su función puede ser
decorativa formando parte de un conjunto arquitectónico o como obra decorativa
para alguna estancia. Su temática podemos percibir que es religiosa, pues aparece un
personaje en señal de orar al Espíritu Santo o a un ángel divino. El estado de
conservación es idóneo, pues se puede apreciar todo detalle de la pintura. También
podemos decir que la obra nos transmite un mensaje didáctico-religioso, pues
aparecen elementos que se identifican con la religión cristiana. Su ubicación exacta no
la conocemos pero podría estar en un museo o en alguna construcción religiosa, como
una iglesia o catedral.
En cuanto al análisis estilístico destacamos que esta obra puede enmarcarse dentro de
un periodo donde la técnica de pintura religiosa adquiere un matiz de natural. Es decir,
alejados de las pinturas donde Cristo se representa como un ente superior que
amenaza al fiel y lo intimida, aquí aparece dentro de una estructura natural, serena,
acompañado por la naturaleza. Esto denota que no estamos en el Románico ni en el
Gótico. También podemos decir que no es una imagen recargada con grandes
torsiones en los personajes o un horror vacui de elementos, sino que muestra una
imagen que da la sensación de serenidad, de profundidad. Esto nos hace pensar en el
Renacimiento y en concreto podemos pensar que se trata del final del quatroccento, o
principio del cinquecento en torno al XVI. Pensamos que no es a inicios del
renacimiento pues se trata de una obra que ha conquistado la perspectiva a través del
paisaje. Además, el paisaje se engloba dentro del conjunto de los personajes actuando
como eje vertebrador de la obra, no como un telón de fondo.
La obra pudo estar solicitada por un mecenas para decorar alguna estancia religiosa o
formar parte de un palacio. No hay que olvidar que los grandes mecenas de esta época
eran hombres de negocios que sufragaban las obras para engrandecerse con el arte. La
técnica resurge de lo clásico otorgando un desprecio al Románico y Gótico por ser algo
que huía de la técnica. Este prototipo de desproporciones será retomado en el
Barroco.
Nos encontramos ante una planimetría que muestra un dibujo de la planta de una
construcción arquitectónica vista desde el aire. Esta obra guarda relación con la
escultura y pintura, pues eran construcciones que se decoraban con estas artes. La
temática de la obra puede corresponderse a la religiosa, pues vemos como aparecen
una serie de nombres en diversas estancias. Su función didáctica y religiosa para
transmitir los valores de la religión cristiana y ofrecer el culto. El estado de
conservación no se puede apreciar debido a la ausencia de una imagen fotográfica
pero podemos generalizar diciendo que este tipo de construcciones se han conservado
muy bien gracias a la labor de restauración de las partes dañadas y el cuidado que se
tienen de estas construcciones que se han utilizado hasta la actualidad para el culto
religioso.
Este nuevo estilo marca una sociedad que pretende expresarse a través del arte.
Nos encontramos en un momento en el que la Iglesia y el absolutismo de los monarcas
retoman el arte y eso se refleja en estas obras.
En conclusión podemos decir que nos encontramos ante una obra barroca que
muestra una obra arquitectónica que marcó esta época. Un arte expresivo, dinámico
con volumen y movimiento que se denota a través de la ruptura de los cánones
clásicos. Esto derivará en un arte recargado y rocambolesco que conocemos como el
rococó. Pero tras este periodo de nuevas formas artísticas y novedades se retomarán
los patrones clásicos con el neoclasicismo. Es un momento en el que los artistas
pudieron innovar con infinidad de técnicas, pues no había rasgos expuestos sino que
se permitía innovar en la obra sin seguir el canon establecido.
Nos encontramos ante una imagen que muestra un conjunto escultórico que está
englobado dentro de un conjunto arquitectónico. Por tanto, no es un conjunto
escultórico independiente. Se trata de cuatro figuras que sostienen una especie de
manto en cuya cúspide aparece otro personaje con mayor tamaño. Todo el conjunto
se sitúa en torno a una puerta de acceso a una iglesia o catedral. La finalidad de esta
obra no es arquitectónica sino decorativa. Su estado de conservación es óptimo, pues
aparecen todas las formas en perfecto estado.
Ahora pasamos a describir los aspectos técnicos de la obra. Esta obra forma parte
de un conjunto arquitectónico, por lo que no está pensada para ser exenta. Se puede
observar que la construcción dentro del marco de la arquitectura es meramente
decorativo para engrandecer la obra y a los personajes. Pero, no se trata de una
escultura que sea necesaria para el parámetro sustentante de la obra en general. Se
trata de una talla, pues podemos ver los personajes saliendo del marco constructivo
representados con relieve. Su factura está acabada, pues las figuras presentan todo
tipo de detalles en su elaboración. El color lo aporta el juego de los materiales. Se trata
de unos tonos neutros del color puro de la piedra combinado con el uso de rojo, negro
y blanco del mármol. Son esculturas monocromáticas, en el tono de la piedra. No
sabemos con certeza si en el momento de su elaboración estaban pintadas de colores
(policromía), como en obras de época romana que eran pintadas de colores llamativos
y al paso del tiempo se ha quedado la piedra en estado puro. Un ejemplo es el Augusto
Prima Porta. Pero, por la óptima conservación de las esculturas y los mármoles
podemos pensar que no fueron obras policromadas. Es habitual en el Renacimiento y
Barroco, por ejemplo, esculpir las obras siguiendo el estado puro de la piedra. Por lo
que no era habitual policromarlas. La luz de la obra es evidente a través del contraste
de luces y sombras que realizan los personajes y el movimiento de la tela esculpida. Ya
no es una obra lineal y plana si no que muestra el volumen a través de este
movimiento en los pliegues y la torsión de los personajes. Lejos quedaban las
esculturas del Románico o el inicio del gótico con figuras planas y sin movimiento ni
representación de los sentimientos. Poco a poco, esto se fue conquistando. La
perspectiva es conseguida a través del uso de la composición. Observamos que se trata
de una composición que destaca por lo teatral, lo grandioso y que está pensada para
un espacio concreto. También podemos observar que, pese a no ser exenta, se puede
observar desde diferentes puntos de vista, conquistando la frontalidad estática. Esto
ayuda a enfatizar el movimiento creado por diferentes aspectos, como la torsión de los
cuerpos, los movimientos de las túnicas o la composición abierta e individual de cada
personaje que adquiere una posición.
En esta obra predomina el pathos o pasión, pues son personajes con un tamaño
irreal para engrandecer un espacio o a unos personajes.
Después de analizar los detalles de la obra podemos decir que se trata de una
composición abierta en la que destaca el personaje central por su mayor altura y
tamaño. Podemos corroborar que el personaje central superior es la figura clave, pues
los personajes secundarios tienen contornados los cuerpos y miradas hacia éste. Esta
forma de representar la escultura de forma teatralizada recuerda los últimos periodos
de algunas escuelas clásicas, como el conjunto del Laoconte y sus hijos. Sin embargo, la
forma de englobar la obra dentro de la arquitectura para ocasionar magnificencia a la
obra y decorar la estancia de forma recargada nos recuerda al periodo del Barroco.
Podemos pensar que esta obra se realizó en torno al siglo XVII con el inicio de este
periodo. Con el Renacimiento se dio un cambio en las mentalidades, pues se daba
mayor importancia al hombre (antropocentrismo). Pero tras el Concilio de Trento se
retomó la idea de decorar las obras religiosas destacando la idea del poder de la
religión y de la opulencia. No solo lo religioso tuvo importancia en la creación de obras,
las nuevas clases burguesas y la clase política demandaba estas obras para
engrandecer su poderío. Las obras se vuelven teatrales, dramáticas, los cuerpos se
contorsionan adoptando posturas innaturales. Esto se aleja del clasicismo del
Renacimiento.
Los artistas esculpen para una clientela religiosa destacando el papel de lo místico.
Por tanto, nos encontramos ante una obra escultórica que muestra un conjunto
teatral de personajes unidos a una obra arquitectónica cuya función es decorativa. Se
trata de un conjunto que muestra la conquista del movimiento y el dramatismo a
través de sus gestos y posturas. Alejados de lo natural y de las proporciones, se retoma
lo excesivo, grandioso, abandonando la finura del clasicismo. Es una obra que
debemos conservar porque refleja un momento histórico y nos permite conocer la
historia a través de los vestigios materiales. Todo relato artístico muestra un momento
determinado de nuestro pasado y nos muestra la sociedad, economía, cultura, religión.
Por lo que s necesario su conservación y preservación.