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Sea para niños o para mayores, lo cierto es que la lucha contra los
granos tiene su particular, aunque no muy extensa, farmacopea.
En Portezuelo, Acehuche, Cachorrilla y Ceclavín los granos van al
garete con sólo espolvorearlos con la ceniza de un trapo podrido
en un estercolero, con la particularidad de que ha de encontrarse
de manera fortuita. Con ajo los frotan en el partido de
Montánchez, y otro tanto ocurre en las comarcas de Las Hurdes y
Las Tierras de Granadilla.
ESCOCEDURAS
CUESTIONES CAPILARES
DE MORDEDURAS Y PICOTAZOS
De que los alacranes abundan por estas tierras pueden dar cuenta
cierta las muchas personas que cada temporada sufren sus
picotazos. Para que el accidente no ocurra, el que más y el que
menos sabe que el arácnido abandona la lucha si la presunta
víctima lleva consigo una hoja de acedera. Así, al menos, ocurre
en Descargaría, Robledillo de Gata, Santibáñez el Alto y Puerto de
Santa Cruz. En Ibahernando, Portezuelo y Villafranca de los Barros
la planta sólo entra en función cuando el alacrán ya ha dejado su
veneno en el cuerpo que tuvo la osadía o el descuido de
interrumpir su reposo o tranquilo deambular. Inmediatamente
habrá que cocer sus hojas en vino y tomar el caldo de una tacada.
Otros antídotos orales son el zumo de limón y las hojas crudas de
escorzonera, si bien el cítrico no abandona aquí el carácter tópico.
Pocos dudan por estos lares que el veneno del alacrán pierde su
virulencia si sobre la herida se vierten polvos de alicor, que no son
otra cosa que las raspaduras de los cuernos del venado. En
Jaraicejo y Torrejón el Rubio se inclinan por lavar el picotazo con
agua en la que ha reposado el asta de este animal. Tampoco faltan
ahora las aplicaciones de manteca de cerdo, de sebo, de vinagre,
de aceite y de orina de cabra virgen. En diferentes áreas de
Badajoz impregnan una lezna en ajo y la introducen en el hueco
dejado por la picadura. Guío Cerezo nos recuerda las aplicaciones
de flujo vaginal y de moñigas de vaca recién defecadas. Al igual
que sucediera con respecto a las picaduras de las víboras, también
el alacrán ha de pasar por el correspondiente suplicio previo a su
utilización terapéutica. Luego de matarlo se fríe y con el mejunje
resultante se embadurna la herida. Esta práctica general en las
dos provincias se complementa con la que ordena machacar el
arácnido y aplicar la papilla consiguiente, más siempre luego de
haber chupado la sangre. No faltan en Badajoz quienes guardan
escorpiones macerados en alcohol o aguardiente, ya que a este
líquido se le atribuyen excelentes propiedades asépticas y
antivenenosas para sus picaduras.
Si acaso te pica
la tarantela,
tendrás que bailarla
con una vigüela.
Si la tarantela
te allega a picar,
con una vigüela
la ties que bailar.
También el ajo tiene aquí algo que decir. Tras el aguijonazo del
encorajinado insecto por bueno se ha tenido el restregarse con
una cabeza del bulbo o el aplicárselo machacado. También los
restregones y las aplicaciones de uvas destripadas, sobre todo si
son uvas del diablo, vienen que ni pintadas para las afecciones en
cuestión. Y en vegetales metidos, bueno es recordar los
beneficiosos efectos que contra este tipo de picaduras ejercen el
jugo de un tallo de limonero o el zumo del fruto cítrico verde
vertidos directamente, la leche de higuera y el zumo del perejil,
sin olvidar tampoco las aplicaciones de la hoja del ombligo de
Venus y de la siempreviva desprendida de la cutícula superior y de
la hoja de laurel luego de majarla en el mortero con unas gotas de
aceite. En Calamonte se convierte en revulsivo el jugo extraído de
tres plantas diferentes, sin importar cuales sean, que se aplica por
medio de un guisopo. Y, por supuesto, quedan las infalibles
conclusiones tópicas que se le atribuyen al bicarbonato
ligeramente humedecido, al aceite y al amoniaco. Aunque a decir
verdad, todo lo anterior está de sobra si se toman las medidas
preventivas, que no son otras que el morderse la lengua y
mantenerse de esta guisa cuando las avispas y las abejas
merodean por las proximidades.
CAJÓN DE SASTRE