Professional Documents
Culture Documents
C0n0Cim¡enT0,
pensamiemo y
Lenguaje
una introducción a la lógica y al
pensamiento científico
conocimiemo,
pensamiemo
y lenguaje
una introducción a la lógica y al
pensamiento científico
prólogo:
Walter Ornar Kohan
Universidad
Nacional
de Salta
Consejo de Investigación y
Facultad de Humanidades
Editorial Biblos
HERRAMIENTAS EDUCATIVAS
Conocimiento, pensamiento y lenguaje: una introducción a la lógica y
al pensamiento científico - la ed. - Buenos Aires: Biblos, 2006
96 pp.
ISBN-10: 950-786-534-9
ISBN-13: 978-950-786-534-3
Capítulo 1
El conocimiento
1. Elementos que intervienen en el proceso delconocimiento................... 17
2. Una clasificación posible de los objetos.............................................. 19
3. Saber, creer, conocer........................................................................ 19
4. Nociones acerca del concepto de “verdad”...........................................21
5. El conocimiento científico: diferencias con el conocimiento vulgar y
el filosófico..................................................................................... 23
6. La ambigüedad de la palabra ‘ciencia’ ............................................... 26
7. Una clasificación de las ciencias.......................................................27
8. Diferencias entre una ciencia formal y unafáctica...............................27
Capítulo 2
El pensamiento
1. El acto de pensar y los pensamientos................................................31
2. El concepto..................................................................................... 31
2.1. Relación entre extensión y comprensión..................................... 34
2.2. El árbol de Porfirio................................................................... 35
3. El juicio o proposición......................................................................36
4. Las oraciones proposicionales atómicas y moleculares.......................... 37
5. Los juicios categóricos: A, E, I, O ...................................................... 38
6. El razonamiento............................................................................... 39
6.1. Verdad y validez......................................................................... 40
6.2. Número de premisas de un razonamiento..................................... 43
6.3. Inferencias por conversión........................................................... 45
6.4. Razonamiento mediato de dos premisas...................................... 46
El silogismo categórico................................................................. 46
Reglas del silogismo.....................................................................47
El método del contraejemplo........................................................ 50
Otros razonamientos mediatos......................................................50
Razonamientos deductivos, inductivos yanalógicos.........................52
7. La definición................................................................................... 54
7.1. ¿Se definen palabras o cosas?....................................................... 54
7.2. Elementos constitutivos de la definición....................................... 55
7.3. Tipos de definición...................................................................... 55
7.4. Técnicas de la definición.............................................................. 58
7.5. Reglas de la definición.................................................................62
Capítulo 3
El lenguaje
1. Nociones de semiótica...................................................................... 65
2. Clases de lenguajes: lenguaje natural y lenguaje artificial
(técnico y formal)...............................................................................69
3. Lenguaje natural y lenguaje formal....................................................72
4. Usos y funciones del lenguaje............................................................. 78
4.1. Formas de oración.......................................................................80
5. Problemas semánticos: ambigüedad y vaguedad.................................. 80
6. Niveles del lenguaje. Uso y mención. Lenguaje y metalenguaje............ 82
7. Los artificios del lenguaje en la lógica y en laliteratura........................83
7.1. La paradoja del mentiroso............................................................86
7.2. El oxímoron................................................................................87
B ibliografía....................................................................................... 95
Prefacio
Justificar lo obvio
L enguaje
E.T.J.
Capítulo 1
El conocimiento
1. Elementos que intervienen en el proceso del conocimiento
En el nivel óntico las cosas son como son y los hechos suceden como su
ceden, independientemente de que los conozcamos o no. Éste es un nivel
de la realidad física, donde las cosas son naturales; no interviene el cono
cimiento ni por ende la mano del hombre. Claro que alguien, adoptando
una postura filosófica no realista, nos podría preguntar: ¿cómo sé yo que
existe una realidad independientemente de que la conozca si no la conoz
co? Este es un buen planteo y desde luego se lo han hecho grandes filóso
fos. Aquí vamos a adoptar una posición realista, suponiendo que existe
una realidad, independientemente de que se la conozca o no.
En el nivel ontológico hablamos de objetos. Etimológicamente la pala
bra ‘objeto’ deriva de objetum y significa “echar hacia adelante”, “presen
tarse ante los ojos”. Objeto es lo que se me presenta a mí como sujeto. Por
lo tanto, el objeto es objeto de mi conocimiento y es en la interrelación del
sujeto con el objeto en la que se da el plano gnoseológico o nivel del cono
cimiento.
En el nivel psicológico ubicamos al sujeto cognoscente. Pero tengamos
en cuenta que el sujeto es el hombre que además de sujeto cognoscente es
sujeto físico, espiritual, racional, social, y que para producir pensamien
tos no sólo razona sino que también tiene imágenes, sentimientos, sensa
ciones, voliciones, pautas de conducta. Cuando el sujeto aprehende inte
lectualmente al objeto, conoce. Esto constituye el nivel gnoseológico.
En el nivel lógico ubicamos las estructuras de pensamiento: concepto,
juicio o proposición y razonamientos. Sobre este tema nos referiremos am
pliamente más adelante.
En el nivel lingüístico situamos el “término” como expresión del “con
cepto”, la “oración declarativa” u “oración proposicional” -como expresión
lingüística de la “proposición”- y las “argumentaciones”, como expresión de
los razonamientos. En este nivel hay muchas otras oraciones que no expre
san una proposición porque no afirman ni niegan, como las preguntas, las
órdenes, las exclamaciones, la expresión de sentimientos, por ejemplo: “¿Te
gustaría que nos encontremos?”, “¡Vete de aquí!”, “Vivo sin vivir en mí / y
tan alta vida espero / que muero porque no muero” (poema de Santa Tere
sa de Jesús).
Digamos también que si bien la palabra (oral o escrita) es la expresión
más común que posee el hombre, hay otros tipos de expresión y comuni
cación que no son lingüísticos como la mímica, el arte, el sistema taqui
gráfico, señales, gráficos, sistema Braille, etcétera.
El lenguaje sirve para afirmar y negar, pero también para interrogar,
ordenar, declamar, exclamar, quejarse, congratularse, alabar, injuriar,
operar sobre la realidad, etc. Describimos, explicamos, nos referimos,
mencionamos las cosas de este mundo mediante el lenguaje y cuando ne
cesitamos mencionar, referirnos al lenguaje mismo (que es otra de las co
sas del mundo), no contamos con otro instrumento más que con el mismo
lenguaje. El lenguaje que se refiere a otro lenguaje se constituye en meta-
lenguaje. Por ejemplo: “Alcánzame la lapicera” (lenguaje) “ ‘lapicera’ se es
cribe con ‘c’ “ (metalenguaje). Para distinguir el lenguaje del metalengua-
je usamos comillas.
Además, el sujeto no sólo conoce objetos físicos, sino que también crea
personajes fantasiosos, hace cálculos matemáticos, tiene sensaciones,
abstrae, generaliza. Por eso es conveniente dar aquí una clasificación de
objetos que, como toda clasificación, es arbitraria y por tanto discutible.
Los términos ‘saber’, ‘creer’, ‘conocer’, son ambiguos (es decir, tienen
más de un significado).
¿Qué pasa con “creer”?1“Yo creo que el medicamento me hará bien” sig
nifica que tengo fe en que ingiriendo el medicamento va a mejorar mi es
tado de salud.
Tomando el ejemplo también de Guibourg: “Yo creo en Dios”, significa
estar persuadido de que Dios existe. Pero cuando digo: “Yo creo que el can
didato del partido x es honesto y hará buen gobierno”, no quiero significar
que el candidato existe, sino que confío en su honradez, capacidad, efica
cia, etcétera.
Como advierte María Cristina González (2002: 14), las distinciones
trazadas entre conocimiento directo, conocimiento por habilidad y conoci
miento proposicional no dan lugar a tipos de conocimiento que no guarden
ninguna relación entre ellos. Las tres formas pueden darse conjuntamen
te - y de hecho se dan en gran parte de nuestra experiencia cotidiana- en
una misma situación. Así, la autora pone el ejemplo de que quien sabe
conducir automóviles posee, además, conocimiento directo de ellos, ha es
tado en contacto inmediato con esos objetos y tiene conocimiento proposi
cional respecto de automóviles. Menuda sorpresa se llevaría un conductor
habitual de automóviles convencionales que al sentarse en su asiento ad
virtiera que el vehículo carece de volante. En razón de su conocimiento di
recto de los automóviles, sabe que tiene volante. Del mismo modo, por ser
un conductor experto sabe que es peligroso frenar en el centro de una cur
va, que es necesario mantener una distancia prudencial respecto de otro
vehículo para evitar choques ante frenadas bruscas. Estos últimos cono
cimientos son conocimientos proposicionales.
Además, la autora observa que, para que haya conocimiento, es nece
sario que la oración proposicional sea verdadera; no podría ser falsa pues
to que, en rigor, no hay conocimiento sino una creencia falsa, es decir,
equivocada. Por ejemplo, en:
1. Con respecto a “creer”, observemos que a veces significa “tener fe” como estado psicológi
co o actitud subjetiva, pero también hay creencias racionales. Se cree en algo porque la
creencia está justificada o probada empírica y/o racionalmente.
la proposición “la Universidad Nacional de Salta fue creada en 1960” es
falsa (podemos constatar la falsedad fijándonos en el Boletín Oficial que
la fecha de creación fue en 1972). Pero una de las condiciones para que ha
ya conocimiento es que la oración proposicional afirmada sea verdadera,
por lo tanto no tengo conocimiento sino una creencia falsa. De la misma
manera, cuando los antiguos afirmaban que la Tierra era plana, dado que
la Tierra siempre fue redonda, ellos no tenían conocimiento sino una
creencia falsa.
Observemos que Aristóteles nos habla de “decir”, por lo tanto “lo ver
dadero” es una propiedad de la oración proposicional, del lenguaje. Más
precisamente de lo que afirmamos o negamos mediante el lenguaje pro-
posicional. Así surge la teoría correspondentista de la verdad, como ade
cuación o correspondencia del lenguaje con la cosa, de la oración propo
sicional con el objeto (la proposición es el significado de la oración para
algunos, para otros es la estructura de pensamiento que se expresa en el
lenguaje y para las posturas nominalistas no hay proposición, sólo hay
cosas y lenguaje).
Si yo digo: “Afuera hay un árbol verde” (oración proposicional) y efec
tivamente afuera hay un árbol verde, esto es una oración verdadera, es
toy diciendo la verdad; si afuera no hay un árbol verde, la oración propo
sicional es falsa. Así la oración puede ser verdadera si yo me ubico miran
do desde la ventana de mi casa y falsa si yo me ubico en la Puna de Ata-
cama o en otro determinado sitio donde no hay un árbol verde. ¿Qué quie
re decir esto? Que la verdad en este caso depende de los hechos, va desde
el mundo al lenguaje, es el mundo el que determina si la proposición es
verdadera o es falsa de hecho. Esta expresión “de hecho” es muy impor
tante y en latín “hecho” se dice factum. De ahí viene la denominación de
ciencias fácticas, las ciencias reales, que trabajan con hechos, que son las
ciencias de la naturaleza y las ciencias sociales, a diferencia de las cien
cias formales que son la lógica y la matemática, que trabajan con las for
mas o estructuras del pensamiento.
Entonces una oración proposicional es verdadera o falsa según sean los
hechos, y una proposición —que ubicamos en el plano lógico—, indepen
diente de su formulación lingüística, es verdadera o es falsa (dentro de
una lógica bivalente en la que se admiten sólo esos dos valores), es decir,
tiene la posibilidad de ser verdadera o falsa, sin existir una tercera posi
bilidad.2
Observemos asimismo que los hechos, lo empírico o lo fáctico, son de-
vinientes, cambian. Por lo tanto, lo que decimos acerca de ellos es provi
sorio y también falible, falla, se equivoca, y por eso también este tipo de
ciencias progresan. En esta especie de objetos (reales, es decir, que acae
cen en el espacio y en el tiempo), la adecuación entre la oración proposi
cional y la cosa se verifica mediante la observación y la experimentación,
y no hay pruebas concluyentes, casualmente porque la realidad es cam
biante, está en el tiempo. Las pruebas son provisorias. Por ejemplo, yo
puedo ver un palo quebrado bajo el agua y el palo “parece” quebrado pero
no lo está porque los sentidos engañan. O yo creo que Juan es médico por
que voy a su consultorio y veo colgado en la pared su título de médico,
pero un buen día leo en el diario que el título de Juan está falsificado. Es
decir que el conocimiento empírico puede fallar. Otro ejemplo —en el que
usaremos una inducción—es el siguiente: “Yo veo que el cuervo 1 es negro,
el 2 es negro, el 3 es negro, el 4 es negro, y así verifico la negrura del cuer
vo miles de veces. Entonces concluyo que «Todos los cuervos son negros»”.
Pero esto no es concluyente: la conclusión no es necesaria, no es forzosa,
se desprende de las premisas con probabilidad, puede ser con mucha pro
babilidad pero nunca con absoluta seguridad, porque es lógicamente posi
ble que haya un cuervo que no sea negro o que sufra una mutación y se
vuelva gris. Además no es posible verificar la negrura de todos los cuer
vos presentes, pasados y futuros.
Pero hay otro tipo de proposiciones en el que las pruebas sí son conclu
yentes. Esto ocurre en las ciencias formales (la lógica y la matemática) ya
que las verdades que postulan son convencionales y arbitrarias, y por eso
también son necesarias, forzosas. Por ejemplo “A = A ”, “Si A > B, entonces
B < A ”, “2 + 3 = 5” o “el triángulo tiene tres ángulos”.
2. Esto nos remite a los tres principios lógicos formulados por Aristóteles para la lógica bi
valente. En el plano lógico el principio de identidad se formula diciendo que toda proposi
ción es idéntica a sí misma: (p = p ) o (p z> p); en el plano ontológico: todo objeto es idéntico a
sí mismo (en el mismo tiempo y en el mismo sentido). El principio de no contradicción en el
plano lógico: no es posible que una proposición sea a la vez verdadera y falsa —(p . -p ); en el
plano ontológico: no es posible que un objeto tenga una determinada propiedad y no la ten
ga (en el mismo tiempo y en el mismo sentido). El principio del tercero excluido, en el plano
lógico: una proposición es verdadera o es falsa sin que exista una tercera posibilidad (p v -p )
y en el plano ontológico, un objeto tiene una determinada propiedad o no la tiene.
Como los objetos de las ciencias formales no tienen correlato con la rea
lidad, ya que son objetos ideales (para posturas idealistas) o mero juego
del lenguaje (para posturas nominalistas), el criterio de verdad no puede
ser “correspondentista” o “adecuacionista”, sino “coherentista”. La verdad
es la coherencia lógica dentro del sistema, opera a nivel sintáctico. Y la co
herencia o verdad lógica está estrechamente ligada al principio de no con
tradicción. Cuando en un sistema se puede demostrar como verdad una
determinada proposición y su negación (p . -p), el sistema se hace incohe
rente.
La distinción entre prueba concluyente y prueba no concluyente está
estrechamente relacionada con la distinción entre ciencias formales y
ciencias fácticas.
Asimismo, cada cual puede entender por “filosofía” cosas distintas, se
gún la línea en que esté embarcado.
Richard Rorty (Nudler y Naishtat, 2003: 153) hace una interesante
clasificación de las filosofías según cómo se entiende el propósito del filo
sofar: “Filosofía como ciencia, filosofía como metáfora y filosofía como po
lítica”. En la primera versión pone de ejemplo el positivismo lógico, la
epistemología analítica y a Edmund Husserl. Ésta es una concepción de
la filosofía que busca un conocimiento universal, fundacional, utilizando
un lenguaje racional manifiesto. La segunda versión, que es la metafóri
ca o poética tendría como conspicuo representante a Martin Heidegger. La
subjetividad, lo latente y el lenguaje cifrado tienen mucha cabida en este
tipo de filosofía. La tercera versión es la del pragmatismo: la aplicación de
la filosofía para mejorar la vida social, en la que coloca como ejemplo el
pragmatismo norteamericano, especialmente a John Dewey, para quien la
filosofía debe contribuir al desarrollo de la democracia.
Me simpatiza la primera clasificación, ya que - y en esto me declaro
muy carnapiana- me parece que el lenguaje de la subjetividad, de la me
táfora, está más relacionado con la literatura, con el arte. En la tercera
clasificación se me ocurre que podría estar también Karl Marx, quien con
cibe la filosofía al servicio de la revolución, pero creo que esta figura es pa
ra el militante, aunque no veo que sea incompatible ser filósofo, militan
te y poeta. Pero, repito, aunque la persona pueda ser filósofa, poeta y po
lítica, me inclino por el conocimiento filosófico que usa un lenguaje claro,
que fundamenta y que es fundante.
Lógica
Aritmética
FORMALES
Matemática
Geometría
CIENCIAS
2. El concepto
Además:
Hay más cosas naturales que plantas, porque el concepto de “cosa natu
ral” incluye a las plantas y además a los minerales, animales, astros. Hay
más plantas que árboles porque el concepto planta incluye a los árboles, pe
ro además a hierbas y arbustos, y así podríamos ir analizando sucesivamen
te hasta llegar al concepto de menor extensión que es el de ‘lapacho rosado’,
pero que tiene mayor comprensión, porque de éste podemos predicar -ade
más de que es lapacho y rosado- que es árbol, que es planta, que es natural.
Pongamos otro ejemplo:
Diferencia
Género subalterno
Diferencia
Género subalterno
Diferencia
Género ínfimo
Diferencia
o ínfima
término término
A: Todo S es P E: Ningún S es P
predicado no predicado
distribuido 1: Algún S es P 0 : Algún S no es P distribuido
6. El razonamiento
Si P, entonces Q
Si no P, entonces R
P
Por lo tanto Q
Todo A es B
Todo B es C
Todo A es C
Validez
C a s o I. P r e m i s a s v e r d a d e r a s y c o n c l u s ió n v e r d a d e r a
C aso III. P r e m is a s f a l s a s y c o n c l u s ió n v e r d a d e r a
C aso IV. P r e m is a s v e r d a d e r a s y c o n c l u s ió n f a l s a
Invalidez
Todo A es B
Todo C es B
Todo A es C
C a s o I. P r e m i s a s v e r d a d e r a s y c o n c l u s ió n f a l s a 2
C aso II. P r e m is a s v e r d a d e s y c o n c l u s i ó n v e r d a d e r a
C aso III. P r e m is a s f a l s a s y c o n c l u s i ó n v e r d a d e r a
C aso III. P r e m is a s f a l s a s y c o n c l u s i ó n f a l s a
(Ningún S es P)
subalternante
subalterna
S i A v - » E F. I v O p
s íev * a f; i f; o v
S i I y - ^ E F. A y O quedan intedeterminadas
S i O y T > A F>E e I quedan intedeterminadas
SiAF " ^ O v E e I quedan intedeterminadas
Si E p E I yA y O quedan intedeterminadas
s í i f * a f. e ;v. o v
S i O F * A v E F;I v
El silogismo categórico4
El silogismo es, indudablemente, el tema más acabado de la lógica clá
sica —ya que de alguna manera comprende la doctrina del concepto y del
juicio- concebido magistralmente por Aristóteles. Como se sabe, constitu
yó el gran instrumento para las discusiones teológicas en la Edad Media
y la lógica moderna lo incorporó a su capítulo de lógica de clases, con al
guna ampliación sobre la interpretación acerca del contenido existencial
de las proposiciones universales, lo que hizo que, de las diecinueve formas
válidas que consideraba la lógica tradicional, sean aceptadas quince a la
luz del análisis de la lógica actual.
El silogismo es un tipo especial de razonamiento que consta de dos pre
misas y una conclusión, por lo que se trata de un razonamiento de tipo
mediato. Sus componentes (proposiciones o juicios a la vez compuestos
por conceptos o términos) son proposiciones categóricas de la forma A, E,
I, O. Las proposiciones singulares de la forma “x es P” donde “x” tiene el
valor de un individuo (por ejemplo “Sócrates es hombre”), a los fines del
silogismo -como se ha dicho- se la considera universal.
El silogismo tiene tres términos: el término P (llamado término “ma
yor” o “predicado”); el término S (llamado término “menor” o “sujeto”) y el
término medio. El término “medio” es el que sirve de enlace en las premi
sas y nunca figura en la conclusión.
La primera premisa (es decir, la que va arriba) es la que contiene el tér
mino mayor o predicado. La segunda (la de abajo) contiene el término menor
o sujeto. La ubicación del término medio determina la figura del silogismo.
6. En el nombre que recibe cada silogismo válido, las vocales corresponden al modo. Algunas
consonantes cumplen un papel fonético y otras representan una función significativa a los
fines de la conversión de los silogismos, tema que no trataremos.
Primera figura Segunda figura Tercera figura Cuarta figura
M AAA Bárbara EAE Cesare Alt Darapti AAI Bamalip
O EAE Celarent AEE Camestres lAl Disamis AEE Camenes
D AH Darii EIO Festino All Datisi lAl Dimatis
O EIO Ferio AOO Baroco EAO Felapton EAO Fesapo
OAO Bocardo EIO Fresison
EIO Ferison
Los silogismos que no son válidos para la lógica moderna son los a a i y
EAO de la tercera y de la cuarta figura, ya que en esta interpretación no se
puede pasar de las hipótesis (proposiciones generales) a las particulares,
donde ya se indica existencia.
E j e m p l o d e a n á l is is d e u n s il o g is m o
Es conveniente analizar brevemente, constatando que no haya dos
premisas particulares, dos negativas, que la conclusión siga la parte más
débil, lo que se visualiza rápidamente. Luego analizar dos reglas clave:
si el término medio está tomado en toda su extensión al menos una vez
y si en la conclusión hay un término tomado en toda su extensión y no lo
está en la premisa correspondiente.
Ejemplo:
Algún P es M ie o de la segunda
Ningún S es M figura
Algún S es no es P
A la luz del análisis por reglas podemos darnos cuenta de que este si
logismo es inválido, ya que el término predicado de la conclusión está to
mado en toda su extensión (predicado de un juicio “O”), pero en la premi
sa respectiva el término mayor o predicado ocupa el lugar del sujeto de un
juicio I y éste no toma en toda su extensión ni sujeto ni predicado.
También puede suceder que un silogismo sea inválido por violar más
de una regla; por ejemplo, éste:
Todo P es M
a ia de la se g u n d a
Algún S es M
fig u r a
Todo S es P
Por supuesto hay razonamientos de tres, cuatro, etc., hasta “n” pre
misas.
a) De dos (no silogísticas)
Tengo una blusa roja.
Tengo una blusa azul.
Tengo una blusa roja y una blusa azul.
b) De tres
Todo metanense es salteño.
Todo salteño es argentino.
Todo argentino es americano.
Todo metanense es americano.
c) De cinco
Si estudio, aprobaré.
Si apruebo, me voy de viaje.
Si no estudio, no aprobaré.
Si no apruebo, no me voy de viaje.
Pero estudio o no estudio.
Me voy de viaje o no me voy de viaje.
e) De nueve
Hay ocho alumnos en la clase de inglés.
El alumno 1 es estudioso.
El alumno 2 es estudioso.
El alumno 3 es estudioso.
El alumno 4 es estudioso.
El alumno 5 es estudioso.
El alumno 6 es estudioso.
El alumno 7 es estudioso.
El alumno 8 es estudioso.
Todos los alumnos de la clase de inglés son estudiosos.
f) De incontables premisas
El cuervo 1 es negro.
El cuervo 2 es negro.
El cuervo 3 es negro.
El cuervo 4 es negro.
El cuervo 5 es negro.
g) De infinitas premisas
El número 1 tiene su sucesor.
El número 2 tiene su sucesor.
El número 3 tiene su sucesor.
El número 4 tiene su sucesor.
El número 5 tiene su sucesor.
h) Veamos el último:
7. Como hemos visto, en un razonamiento deductivo, cuya forma es válida, dada la verdad
de las premisas la conclusión es necesariamente verdadera.
Tradicionalmente se distinguía el razonamiento deductivo del inductivo diciendo que el
conclusión se desprende necesariamente de las premisas, y 2) la conclusión
no dice más de lo que dicen las premisas.
El razonamiento f) es una inducción incompleta. Allí 1) la conclusión
no se desprende necesariamente de las premisas; se desprende de un modo
probable, y 2) la conclusión nos dice más de lo que nos dicen las premisas
(y ello casualmente es lo que la hace sólo probable y no segura), porque
afirma la negrura de todos los cuervos (pasados, presentes y futuros) y no
hay comprobación empírica de todos los cuervos., Bastará que se constate
que un cuervo no es negro para echar por tierra la conclusión de que “To
dos los cuervos son negros”. Las leyes científicas son enunciados genera
les y de hecho en la historia de la ciencia se han dado casos en que se sos
tenía un enunciado general (ley) hasta la corroboración de un caso que
cayera en contradicción con la ley. Formalmente, un razonamiento induc
tivo incompleto nunca es válido.
El razonamiento h), por analogía, es aquel que presenta las siguientes
características: sobre la base del conocimiento de que dos (o más) objetos
son semejantes con respecto a una serie de rasgos y que uno (o más) de
ellos posee, además, algún otro rasgo, se afirma en la conclusión que el
(los) objeto(s) restante(s) también posee(n) ese nuevo rasgo.
Aunque formalmente el razonamiento por analogía nunca es válido,
para que sea aceptable o plausible es necesario que las propiedades en co
mún que se alegan para afirmar la analogía sean significativas, pertinen
tes, atingentes o relevantes.
Adaptaremos de la cartilla de Telma Barreiro (1969: 55) el siguiente
ejemplo de propiedad significativa o pertinente para establecer analogía:
7. L a d efinición
Vemos que la segunda definición tiene una carga valorativa más positiva.
Resumiendo:
1. Por denotación
Se trata de mostrar cosas con un ademán o enumerar verbalmente
ejemplos de cosas (miembros) o de subclases a que hace referencia el de
finiendum (que es una clase). Si alguien me pide la definición de seres hu
manos, yo puedo señalar a María o decir: “María, Luisa, Juan, Pedro, etc.”
(miembros de la clase de seres humanos). O puedo decir: “Varones y mu
jeres”, subclase de la clase de seres humanos.
D e f in ic io n e s q u e u s a n l a t é c n ic a d e n o t a t iv a
a) Ostensiva (no verbal)
Como su nombre lo indica, se trata de mostrar el objeto.
A los niños pequeños se les enseña lo que es “suave” haciéndoles tocar
un trozo de algodón y “áspero” haciéndoles tocar papel de lija. Si les da
mos la definición del diccionario seguramente no entenderán.
b) Denotativas verbales
Enumeración completa o incompleta de casos o enumeración completa
o incompleta de subclases.
Analicemos los siguientes ejemplos:
2. Por connotación
Se suele usar indistintamente los términos ‘connotación’, ‘intensión’ o
‘comprensión’.
La técnica de definir por connotación alude a las características que
debe tener el objeto para ser nombrado por la palabra.
D e f in ic io n e s q u e u s a n l a t é c n ic a c o n n o t a t iv a
a) Por género próximo y diferencia específica
Algunos autores afirman que se trata de la definición lógicamente per
fecta.
Se trata de incorporar al definiens en un concepto de mayor extensión
(género) y darle alguna especificidad. Por ejemplo:
Tía: h e r m a n a o p r i m a d e l a m a d r e o d e l padre.
Padre: el que tiene uno o varios hijos.
c) Por accidente
A veces no se puede definir la palabra ni por características definito-
rias ni por palabras equivalentes ni relacionalmente. Se enumeran carac
terísticas de la cosa y entonces en realidad tenemos una descripción.
De hecho, los diccionarios elaboran definiciones por accidente:
S a l t a m o n t e s : g é n e r o d e in se c to s o rtó p te ro s , p e q u e ñ o s , d e co lor
v e r d e y d e p a t a s p o s t e r io r e s m u y d e s a r r o lla d a s .
De paso, digamos que para que una definición nos aclare el significado
de un término, el definiens debe contener palabras conocidas, porque en
el ejemplo anterior, si el lector no sabe qué significa “ortóptero”, la defini
ción no será eficaz.
d) Genéticas
En algunos casos se definen las palabras aludiendo a cómo se engen
dra o cuál es la causa que originó la cosa a la que hace referencia el de
finiendum. En geometría y medicina son frecuentes estos tipos de defini
ciones:
e) Sinonimia
Es una técnica que consiste en emplear palabras equivalentes en el de
finiens. Es muy usual para indicar el significado de palabras extranjeras.
Por ejemplo: “linyera” significa “vagabundo”; “fan” en inglés significa
“abanico”.
Resumiendo:
Por denotación
Ostensiva no verbal El sentido surge por una mostración del objeto.
Denotativas verbales El sentido surge de la mención ejemplificativa
de los individuos o subclases que pueden inte
grar una denotación.
Por connotación
Género próximo y diferencia específica El sentido surge por una relación de clase a
subclase o de conceptos correlacionados de
mayor a menor extensión.
Relaciónales El sentido surge por la correspondencia que se
establece en el definiens.
Por accidente El sentido surge por enumerar las característi
cas de la cosa (en realidad, no son definicio
nes sino más bien descripciones).
Genéticas El sentido surge por la alusión que se hace a
cómo se engendra o cuál es la causa que origi
nó la cosa a que se refiere el definiendum.
Sinonimia El sentido surge por palabras equivalentes.
Fuente: Warat (1975: 19)
d) No debe ser negativa cuando pueda ser afirmativa. Sería incorrecto de
finir triángulo equilátero como aquel que no es escaleno ni isósceles.
Pero hay palabras que sólo pueden ser definidas negativamente.
Por ejemplo:
4. Los signos icónicos se caracterizan porque hay una relación de similitud o analogía entre
signo y designado. Por ejemplo: una fotografía, una maqueta, un mapa.
5. El texto original dice: “El lenguaje es la condición necesaria y suficiente para la entrada
en la patria humana”.
a) Lenguaje natural. En realidad, lo que es natural es la capacidad de ha
blar, pero en este contexto llamaremos “lenguaje natural” al que utiliza
mos los seres humanos para comunicarnos y expresarnos, y que se ha ido
formando paulatinamente por un grupo social a través del curso de la his
toria. En ese sentido, lenguajes naturales son el español, el inglés, el fran
cés, el quechua o cualquier otro idioma o dialecto.
El lenguaje natural es quizá el instrumento más rico, poderoso y es
plendoroso que posee el ser humano. Sirve no sólo para la comunicación y
la expresión sino para “hacer cosas” de diversa índole y por ello debemos
tener mucho cuidado cuando lo usamos.
Es bastante difundido un relato que nos llega por transmisión oral del
acervo popular árabe, atribuido a Esopo, que se conoce con el título de “Lo
mejor y lo peor del mercado”, y que cuenta que una mañana un sultán
manda al mercado a su favorita -mujer bella e inteligente- a comprar lo
mejor que encuentre en él. La mujer regresa al palacio con una lengua. El
sultán le pregunta: “¿Por qué es lo mejor?” y la mujer responde:
Tócame y te beso
Corre un kilómetro diario y te sentirás un hombre nuevo,
Evidentemente hay, pueden existir, muchos otros motivos por los que
un esposo se demore: una huelga de transporte, tuvo que quedarse en la
oficina para hacer un trabajo extra, etc. Y si bien la traducción del ter
cero excluido sería: “Tuvo un accidente o no tuvo un accidente”, la fala
cia en el lenguaje ordinario se da porque en el -p (no tuvo un accidente)
no se consideran las múltiples posibilidades, sino que se toma sólo una
de ellas.
Pero veamos otro ejemplo: “Juan toma leche o no toma leche”. ¿Qué pa
sa si Juan toma un café con leche? Desde un punto de vista se podría de
cir que Juan tomó leche. Desde otro punto de vista se podría afirmar que
no tomó “leche” sino “café con leche”. Claro está que sería cuestión de de
finir términos, si nos referimos a leche pura o no, y el principio del terce
ro excluido aclara que es en el mismo tiempo y en el mismo sentido. Pero
en la realidad “tomar leche” tiene más de un sentido: tomarla pura, con
té, con café u otras opciones.
Para referirnos al condicional, recordemos que Copi (1980: 293) con
signa cinco sentidos diferentes de implicación en el lenguaje ordinario:
“Voy al cine o voy al teatro. Voy al cine. Por lo tanto no voy al tea
tro” (silogismo disyuntivo).
(p => q) = (-p v q)
Después de estos registros y análisis reiteraremos, por último, que
sin desconocer las diferencias entre los dos tipos de lenguaje aludidos
pareciera ser que las tautologías y las formas válidas de razonamiento
del lenguaje formal de la lógica bivalente no son tan arbitrarias y con
vencionales. Esto da lugar para sospechar -como dijimos- que algo sub-
yace en el lenguaje ordinario que se refiere a la realidad que da susten
to al comportamiento de estos signos vacíos. Claro está que sólo hemos
realizado comparaciones con el español, habiendo tantos otros idiomas
con estructuras muy distintas, por lo que no podemos aventurarnos a sa
car conclusión alguna sin el riesgo de caer en la falacia de la generaliza
ción apresurada.
La p o e s ía
Es un tapiz de estrellas
en una noche obscura,
es la lluvia de soles
en los días helados,
es el sueño profundo
que sutura la herida
de vivir la agonía
por transitar el mundo.
(Elena Teresa José, Abstracciones,
Secretaría de Cultura de la provincia Salta, 2002)
2) (p . q) => p
O también
3) p . (q d p)
Casi a punto de partir cierto barco hubo una disputa entre el ca
pitán y su primer oficial. La disensión se agravaba por la tendencia
a beber del primer oficial, pues el capitán era un fanático de la abs
tinencia y raramente perdía la oportunidad de regañarlo por su de
fecto. Inútil decir que sus sermones sólo conseguían que el oficial be
biera aun más. Después de repetidas advertencias un día que el pri
mer oficial había bebido más que de costumbre, el capitán registró
el hecho en el diario de bitácora y escribió: “Hoy el primer oficial es
taba borracho”. Cuando le tocó al primer oficial hacer los registros
en el libro, se horrorizó al ver esta constancia oficial de su mala con
ducta. El propietario del barco iba a leer el diario y su reacción, pro
bablemente, sería despedir al primer oficial, con malas referencias,
además. Suplicó al capitán que eliminara la constancia, pero el ca
pitán se negó. El primer oficial no sabía qué hacer, hasta que final
mente dio con la manera de vengarse. Al final de los registros que
había hecho en el diario ese día, agregó: “Hoy el capitán está sobrio”.
(Copi, 1980: 109)
paloma
Si decimos “«Paloma tiene seis letras» es una frase escrita en español”,
estaremos en L2. Y si decimos “«Paloma tiene seis letras es una frase es
crita en español» que consta de diez palabras”, estaremos en L3, y así po
dríamos seguir aunque en la práctica llegaría un momento en que la can
tidad de niveles metalingüísticos tornaría todo muy engorroso.
Hay autores que interpretan que la filosofía se ha constituido en gran
parte en metalenguaje. Así la filosofía de la ciencia es un lenguaje que ha
bla acerca de la ciencia (que es otro lenguaje); la estética, el lenguaje que
habla acerca del arte (que es un tipo de lenguaje); la metaética, que ana
liza el lenguaje de la ética, etcétera.
Por ejemplo, “Todos los cuerpos caen en dirección al centro gravitato-
rio de la Tierra” es una ley científica, pero en el análisis epistemológico
decimos por ejemplo: “Los enunciados científicos son universales”, y en
tonces enunciamos acerca de enunciados (metalenguaje). Podríamos in
terpretar que, en parte, la estética que reflexiona sobre el arte (un tipo de
lenguaje) podría ser un metalenguaje y lo mismo pasaría con ciertos as
pectos de la filosofía política, la filosofía de las ciencias sociales, la metaé
tica (que se ocupa de analizar los enunciados de la ética), la filosofía del
derecho, la filosofía de la historia, entendida como epistemología de la his
toria. También la semiótica, la lingüística, las reglas ortográficas y gra
maticales, en general, estarían en el nivel del metalenguaje ya que son un
lenguaje que se refiere al lenguaje.
No distinguir entre lenguaje y metalenguaje da lugar a paradojas, apo-
rías, falacias, tanto en el lenguaje informativo como en el literario.
Autodescriptivas No autodescriptivas
¿Es la palabra ‘no autodescriptiva’ no autodescriptiva o autodescripti
va? Si es no autodescriptiva, es autodescriptiva porque se describe o se re
fiere a sí misma, y si es autodescriptiva es no autodescriptiva. Se produce
la paradoja.
7) ¿Qué infiero de todo lo an • La conclusión debe inferirse del cuerpo del trabajo.
terior? • No se debe confundir resumen de lo expuesto con
c o n c lu s ió n conclusión.
2. Escribiendo nuestras ideas
1) Introducción.
2) Desarrollo o cuerpo del trabajo.
3) Conclusión.
3. Cóm o se cita
• Las notas deben ser a pie de página, en letra un tamaño menor que la
del texto.
• Las citas de menos de treinta palabras se incorporan al texto. Las de
más de treinta, se escriben aparte y sangradas en bloque con tipo me
nor.
• Para las referencias bibliográficas incluidas en el texto, será suficien
te la cita de cada autor con su apellido, año y página; por ejemplo: Fe-
rreiro (1990: 48). De esta forma las notas a pie de página se dedicarán
a aclaraciones o puntualizaciones y se cuidará reducirlas a lo indispen
sable.
• La bibliografía se incluirá al final del trabajo, de acuerdo con este mo
delo:
a) Libros:
G a r f e r , J.L. y C. F e r n á n d e z (1994), Adivinancero antológico español,
Madrid, Ediciones del Prado.
S e j o u r n É, Laurette (1970), Pensamiento y religión en el México anti
guo, México, Fondo de Cultura Económica.
b) Artículos:
V e l á s q u e z , M. (1 9 8 8 ), “La integración del niño con dificultades en la
escuela infantil”, en B. Molí, La escuela infantil de cero a seis años,
Madrid, Anaya.
4. Presentación
Textos consultados