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Mercedes Carranza y José Ramón Mercado. Como una respuesta a estas propuestas o interroga-
ciones pesimistas, el poeta norteamericano Lawrence
Ferlinghetti ha expresado en “La poesía como un acto
insurgente”:
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¿Para qué sirven los poetas en épocas como éstas?
¿Cuál es la utilidad de la poesía?
La condición del mundo pide auxilio “La Casa de Poesía Silva programó entre
para que la poesía lo salve.
Si aspiras a ser un poeta, crea obras capaces de res-
1997 y 2002 una serie de recitales
ponder al desafío de los tiempos apocalípticos, aun poéticos titulados ‘Alzados en almas’”
cuando esto signifique que tu tono sea apocalíptico.
En Colombia también la poesía se ha erigido como Debieron ser esbeltas sus dos sombras
una respuesta contundente a la violencia. Surge des- de languidez adorándose en la tarde.
de las entrañas del sufrimiento como una forma de
resistencia. Es al mismo tiempo rabia incontenible y
Y debieron ser terribles sus dos rostros
esperanza. Es reflexión y memoria.
frente a las amenazas y los relámpagos.
Fernando Charry Lara Son cuerpos que son piedra, que son nada,
son cuerpos de mentira, mutilados,
Nació en Bogotá en 1920. Doctor en Derecho y Cien- de su suerte ignorantes, de su muerte,
cia Política de la Universidad Nacional y miembro del y ahora, ya de cerca contemplados,
consejo de redacción de las revistas Mito, Eco y Golpe de ocasión de voraces negras aves.
Dados. Además, fue miembro honorario del Instituto
Caro y Cuervo y ganó el Premio Nacional de Poesía en (Charry, 1986, p. 7).
el año 2000. Para el final de este “top” les mostramos
una lírica brutal, estridente y magnífica, que denuncia
la muerte.
Charry Lara comparte con Antonin Artaud su concep-
ción del arte, y prueba de ello es su obra poética, en la
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que se hace eco de la célebre profesión de fe con que memoria traumática se constituye en una experiencia
Artaud responde a la pregunta por el deber del arte: del duelo por los asesinatos generados por la violen-
cia, la cual no es superada y abruma a la comunidad,
El arte tiene por deber social dar salida a las angus- constituyéndose en una percepción que replantea la
tias de su época. El artista que no ha abrigado en su moral, la ética y la política.
corazón el corazón de la época, el artista que ignora
que es un chivo expiatorio, que su deber es iman-
tar, atraer, hacer caer sobre sus espaldas las cóleras Eduardo Cote Lamus
errantes de la época para descargarlas de su malestar
psicológico, este no es artista. (Artaud, 1962, p. 287) Nació en Cúcuta en 1928; como codirector de la revista
Mito introdujo la modernidad literaria en Colombia
y una nueva forma de leer el mundo. Murió a los 36
José Manuel Arango años.
Nacido en Carmen de Viboral (Antioquia, 1937); obtuvo
el Premio Nacional de Poesía por reconocimiento de Como si todos los Rivera, Nicanor...
la Universidad de Antioquia en 1988. Tradujo a Emily
Dickinson, William Carlos William y a Walt Whitman. Como si todos los Rivera, Nicanor, Eustaquio,
Uno de sus libros más hermosos es Este lugar de la no- los Granados
che (2009). don Ignacio juntos se mataran sin porqué;
como si todos los niños no nacidos
y esparcidos en la imaginación de las muchachas
Los que tienen por oficio lavar las calles comenzaran a llorar; como si los árboles
de pronto se volvieran horcas.
Los que tienen por oficio lavar las calles (Cote Lamus, citado por Garcés, 2008, p. 36)
(madrugan, Dios les ayuda)
encuentran en las piedras, un día y otro, Hay algo aquí de la violencia absurda; de la violencia
regueros de sangre. perpetua: todos contra uno; uno contra todos. No hay
un porqué, pero sí hay un elemento metafórico trans-
Y la lavan también: es su oficio formativo que evidencia el afán de la violencia: has-
Aprisa ta la naturaleza se vuelve horca. Esta representa una
no sea que los primeros transeúntes la pisoteen. (p. 184) poesía de la Historia, que muestra la historia y que la
confronta.
La violencia se ha trasladado a las calles, a un oficio
cotidiano de “los que tienen por oficio lavar las calles”. El concepto de Paul Ricoeur de memoria traumática
Se trata de invisibilizar la muerte violenta. Ellos quie- reivindica que la poesía puede afrontarse como memo-
ren que tengamos los ojos tapados. El oficio busca lim- ria ejemplar, como memoria que muestra los dolores
piar las “manchas”. Que los transeúntes no pisoteen la del ser humano y de su liviandad en el mundo social
sangre. Se trata de hacer olvidar los muertos. Lo que y político.
ha sucedido. El olvido hace su aparición.
Esta poesía apelativa se cubre de ira, de catarsis pene-
Sin embargo, el poeta establece en su poesía una for- trante y ética. De denuncia y testimonio. Por ello, la
ma de resistencia: no al olvido ante la “memoria trau- memoria traumática nos habla de que “el pasado no
mática”. Hay necesidad de presentar un trabajo de me- es la historia pasada y superada. Continúa vivo en el
moria, de hacer memoria, en el sentido de preservar la nivel experiencial y atormenta o posee al yo o la co-
memoria ante y por la violencia, de desnudar la vio- munidad” (La Capra, citado por Ennis [2009, párr. 6]),
lencia ejecutada, elaborando un llamado a la acción pues representa una memoria de “lo que permanece”
moral para recuperarla y reflexionar sobre esta. (Ricoeur, 2010) en su perturbadora intensidad, y el
poeta, en este caso, representa un “emprendedor de la
El poeta ha asumido un papel de “escucha” y retrans- memoria”, importándole más reconstruir que explicar
misor del horror de la experiencia de un grupo. Ha (Jelin, 2002, p. 86).
reformulado el proceso de conciencia traumática, de
memoria del duelo, de “memoria traumática”. Esta
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“Hay un elemento metafórico
transformativo que evidencia
el afán de la violencia: hasta la
naturaleza se vuelve horca”
Piedad Bonnett
Nacida en Almafi (Antioquia) en 1951; ganó el Premio
Nacional de Poesía de Colcultura con su libro El hilo
de los días (2008). Uno de sus poemas más celebrados
indica:
Cuestión de estadísticas
(p. 132)
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“Poseer el cuerpo del otro y
adquirir el control sobre este
eleva el poder del terror”
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Dabeiba, Encimadas, en fin… Carranza no nombra En Tratado de soledad (2009) se presenta un sesgo nue-
ninguna zona del Caribe colombiano, y presenta ver- vo: una poesía testimonial, en la que un hablante lírico
siones (¿ficcionalización?, ¿reversión?). Nos habla de entrega su voz a las víctimas de la violencia surgida
una verdad estética, de una mirada reveladora, pero en el país, y en algunas zonas de la región de la Costa
también de una meditación lírica: Caribe colombiana, sitas en Sucre, Córdoba y Bolívar
especialmente. Esta se instituye en una poesía (espe-
cialmente los seis poemas dedicados a las masacres de
Canto 2 Macayepo, Chengue, El Salado, Los Montes de María
y los de un pueblo innombrado) resumen de todas las
Dabeiba muertes que ya había retratado Mercado en otros poe-
marios.
El río es dulce aquí
en Dabeiba “La masacre de Chengue”, de Tratado de soledad, es un
y lleva rosas rojas poema narrado en tercera persona. El hablante lírico
esparcidas en las aguas. introduce el tema con una declaración contundente:
No son rosas, “Los asesinos llegaron al final de la noche / entre la
es la sangre sombra ciega y los ladridos de los perros” (p. 63). Luego
que toma otros caminos. introduce personajes: “Rosa Meriño sintió el pálpito
(Carranza, 1998, p. 188) en su entraña / María Martínez vio los muertos páli-
dos dolidos” (p. 63). La descripción del resto de los per-
sonajes roza la abyección y el dolor. El poema se torna
José Ramón Mercado un documento, una crónica, mucho más cuando se
transcriben las declaraciones de algunos testigos: “Les
Nacido en Ovejas (Sucre), es el poeta que por antono- pusieron las cabezas en el tronco”/ “Primero les ama-
masia refleja las masacres sucedidas en los departa- rraron las manos” / “Después les pusieron las cabezas
mentos de Sucre, Córdoba y Bolívar. En “La masacre en el tronco” (p. 63).
de Chengue”:
No hay espacio para la dubitación o la explicación.
Los asesinos llegaron al final de la noche Versos duros, límpidos. La función metafórica, en pa-
Entre la sombra ciega y los ladridos de los perros
labras de Ricoeur (1980), aquí pasa a designar la fun-
Al alba en puntillas las hachas en vilo
ción “realista”, que se une al poder de redescripción
Las mujeres aturdieron el cielo con sus gritos
del lenguaje poético. La memoria-recuerdo se convierte
Rosa Meriño sintió el pálpito en su entraña
María Martínez los muertos pálidos dolidos
en memoria crítica (Ricoeur, 2010, p. 109).
Sixta Andrades Seuea volvió a menstruar esa vez
[…] “Allí estaban todos juntos” “El silencio olía En otro poema, “Los caídos de El Salado” a diferencia
a sangre” del anterior, se teje un recorrido por ese territorio del
“Parecían una montaña los muertos arrumados” departamento: recodo de Martín Alonso, vereda de
“ya tú viste una montaña alta de muertos” San Andrés, La Sierrita, El Salado: existe una geografía
“Todos los muertos se parecen a los muertos” de lo ominoso, de la sevicia. Y nuevamente el hablante
“Los muertos tienen una palidez de cadáver cede la voz a los otros:
Que los recorre en silencio”
“No hay llanto que a uno lo cure ante sus muertos” […] “Los colgaron como pavos en diciembre” dicen
De Chengue” […] (p. 64) “Les cercenaron los brazos las manos y los dedos”
“Les cortaron los muslos les trozaron las rodillas”
[…] “A mediodía llegaron las volquetas fúnebres El pene vergonzante los escrotos vulnerables”
Con sus chazas inmensas “Destazaron sus cuellos como cráteres”
De tártaras calientes” “Por último
“Las órdenes estaban cumplidas” jugaron fútbol con sus cabezas asombradas” […]
[…] Pesaban como piedras insensibles los muertos (“Los caídos de El Salado”, p. 66)
Los alinearon bajo el sol de la mediatarde
A cada uno le fueron colocando su cabeza después
Parecían aún sentenciados (sic) a muerte
El mal uso de los cuerpos como parte de la violencia
sus sombras […] (Mercado, 2009, pp. 64-65) conlleva una política de la violencia del poder sobre
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“El testimonio ficcionalizado se
configura como una voz viva, como una
evidencia de la Historia, una memoria”
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[“Vendados y desnudos…”] Tres testimonios de tortura, escuetos, duros, sin este-
tización ninguna, dos de ellos tomados directamen-
“Vendados y desnudos, fueron pateados en el vientre y te de las declaraciones de los torturados. La poesía
los testículos, y colgados de las manos atadas a la espal- consiste aquí en silenciar lo poético, manteniendo
da. Les enterraron agujas bajo las uñas. Les metieron al mismo tiempo la atmósfera de concentración del
palos y tubos por la boca. Los sometieron a simulacros de poema, para invitar a que se lean estas palabras con
fusilamiento. Los privaron de alimentos y de sueño, obli- la misma atención que se presta a la poesía. (Jiménez,
gándolos a permanecer de pie día y noche, desnudos. Les 1988, p. 56)
aplicaron choques eléctricos. Los sumergieron en charcos
de agua helada”. En el caso de Mercado, a una geografía ominosa se
une, se conjuga, en apenas varios versos, la metáfora
ante un espectáculo tan desolador, y a su vez el senti-
Y el remedo, obsceno, de la caricia:
do homenaje a una oda, pero una oda trágica actuali-
“Me agarraban los senos y los torcían y jalaban como si
zada en pos de la reconstrucción de la memoria.
quisieran arrancármelos”. (Obdulia Prada de Torres, con
cédula de ciudadanía número 20.299.097 de Bogotá).
Debe destacarse que en el caso de José Ramón Merca-
do, la poesía, en cuanto expresión estética, conlleva no
Y el remedo siniestro de la cópula: solo una política artística sino una posición ética, y es
“Otra vez me obligaron a punta de golpes con un fusil a justamente esta la que enmarca en mucho su poesía:
abrir las piernas a tal grado que sentí descuartizarme”. una ética que se revela también como una moral, un
acto de preocupación por el ser humano; una poesía
Es como si se aborreciera la vida. acendrada como un acto ético y moral, una estética
ética, una hermenéutica lírica2 y crítica, una creación
en la que se proyecta la escritura como expresión de
ser en el mundo y, con ello, un ethos cultural. Como
Los términos que utiliza David Jiménez sobre el poe-
en los poemas de Tratado de soledad sobre los asesina-
ma “Vendados y desnudos”, de José Manuel Arango,
tos en los departamentos de Bolívar y Sucre (en reali-
son pertinentes aquí para la poesía de Mercado:
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una transposición y revisitación inquietante, y mu-
chas veces maravillosa.
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María Mercedes Carranza (1945-2003)
La poesía se acredita, finalmente, como forma de due- Blair Trujilo, E. (2008). Los testimonios o las narrativas de
lo, teniendo en cuenta que este es el camino obligado la(s) memoria(s). Estudios Políticos (Instituto de Estu-
del recuerdo. El diálogo no solo es de testigos, una for- dios Políticos, Universidad de Antioquia), 32, 83-113.
ma de decir la verdad a través de los silencios, sino el Recuperado de http://aprendeenlinea.udea.edu.co/
desarrollo de un proceso terapéutico del “que se logró revistas/index.php/estudiospoliticos/article/viewFi-
volver”, se pronunció y relató su historia. Así, lo esté- le/1249/979.
tico de estos poemas y de los anteriormente comen-
tados, además de su dureza, de una aparente anties- Bonnett, P. (2008). Los privilegios del olvido. Antología personal.
tética, radica, en realidad, en su desnudez discursiva, Bogotá, D.C.: Fondo de Cultura Económica.
para mostrar lo poético y las inflexiones éticas que
pudieran producir en el lector. En lo antirretórico se Charry Lara, F. (1986). Llama de amor viva. Bogotá, D.C.: Pro-
halla lo poético. cultura- Nueva Biblioteca Colombiana de Cultura.
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Garcés, G. A. (2008). El taller de la llama. Poesía, pedagogía y
derechos humanos. Bogotá, D.C.: Procuraduría Gene-
ral de la Nación.
Notas
José Ramón Mercado (1937) 1 Retomo el concepto de espacio herido, planteado ini-
cialmente por Maurice Blanchot en The Writing of
the Disaster, sobre el holocausto (citado por Blair,
2005, p. 13).
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