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La lozana andaluza

Aldonza es mostrada como una mujer que poseía una gran belleza y una

astucia. Es una mujer que posee capacidades culinarias. Cuando llega

Diomedes de Raveñano, se lo presentan a Aldonza e inician una relación en la

que Aldonza tiene un papel sumiso, el cual debía ser el comportamiento de la

mujer.

Por otra parte se muestra a Lozana orgullosa de su profesión como prostituta,

aunque en un principio pareciera que sólo aparentaba una imagen de la mujer

virgen y viuda. Durante su oficio de prostituta se puede observar a Lozana

como una mujer segura de su cuerpo y de su belleza, ya que esto le permitiría

seducir a sus clientes.

Asimismo, Lozana expone sus ideas, mencionando que no es necesario saber

mucho, sino que basta saber hablar bien y saber seducir, y con eso ya se tiene

todo hecho. Al mencionar esto Lozana asegura que para una mujer es mejor

aprender a “utilizar” el cuerpo para seducir a los hombres, que la inteligencia o

el valor intelectual de la mujer.

Igualmente, además de los hombres, las mujeres también acudían a ella para

pedirle ayuda, principalmente consejos de belleza. También se puede observar

a Lozana en su papel como alcahueta.

Es importante tomar en cuenta como Lozana va construyendo su identidad a lo

largo del relato, ya que en un principio ella aparentaba ser una viuda o que
estaba casada por lo que debía guardarle fidelidad a su marido, esto debido a

la moral de la época, sin embargo, cuando ella acepta su cuerpo comienza a

tener seguridad sobre su sexualidad y esto es lo que origina que se vuelva

prostituta y se sienta orgullosa de serlo. En general se muestra a Lozana como

una mujer que manipula sus palabras con el fin de alcanzar un beneficio propio.

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