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a)Contexto histórico en el que se sitúa el personaje.

Características generales de la
época. Central el momento histórico, el lugar en el que vivía la mujer en cuestión,
características del grupo social al que pertenecía… Es decir, colocar al lector en el
momento histórico en el que vivió la mujer que pretendemos mostrar.

En este caso, con Carolina Coronado, nos encontramos ubicados entre prácticamente todo el siglo
XIX y principios del siglo XX.

A principios del siglo XIX gobernaba en Francia Napoleón Bonaparte, que intentó dominar
toda Europa y formar un gran imperio. Los franceses trataron también de dominar España,
pero el pueblo de Madrid, el 2 de mayo de 1808, se levantó contra esta invasión. Muchos
ciudadanos fueron fusilados como castigo, y el levantamiento se extendió por todo el país.
Comenzó así la guerra de la Independencia, que duró seis años.
Inglaterra, país enemigo de Napoleón, envió tropas para luchar contra el ejército francés, y
los españoles organizaron una guerra de guerrillas. Este tipo de guerra consistía en hacer
ataques rápidos pero frecuentes. La guerra terminó con la victoria española.

Por otra parte, desde principios de siglo hubo sublevaciones contra la corona española en las
colonias americanas, que lucharon por su independencia. Poco a poco las colonias se fueron
transformando en países independientes y España perdió sus posesiones en otros continentes.
Este proceso se llama descolonización.

Por entonces la situación política es muy complicada. Hasta el año 1868 la política responde
a un signo liberal moderado. En dicho año se produce una Revolución, la Gloriosa, tras la
cual Isabel queda destronada y en la que vence la burguesía progresista. Posteriormente se
proclama en 1869 una Constitución que proclama amplias libertades como la libertad de
expresión, la libertad de prensa, la libertad de culto ... Pese a todo no acertó a encontrar una
fórmula estable de gobierno ya que se produjo una fuerte reacción del sector tradicionalista.
Esto dio lugar a la tercera guerra carlista. En el año 1875 la Restauración de la monarquía
cierra esta época. En el gobierno se alternan los partidos dinásticos: los conservadores y los
progresistas.

La economía y la sociedad
La revolución industrial fue más débil y tardía en España que en otros países europeos. La
industria y los transportes se desarrollaron lentamente, y la agricultura siguió siendo la
actividad más importante.
Las zonas más industrializadas eran Cataluña y el País Vasco. En la industria textil catalana
se utilizaban modernos telares automáticos. Durante el siglo XIX la economía andaluza se
basaba en la agricultura y el comercio. La industria andaluza era casi inexistente.
Los transportes se renovaron muy lentamente, y esto dificultó el desarrollo de la industria y
del comercio.

La sociedad de esta época estaba organizada en clases sociales:


● La clase alta estaba formada por los nobles, los grandes, empresarios, los banqueros.
los grandes propietarios de tierras....
● La clase media estaba compuesta por agricultores, comerciantes, médicos, abogados,
maestros...
● La clase baja la formaban los jornaleros agrícolas. Los obreros de las fábricas, los
sirvientes domésticos y muchas personas con oficios que hoy han desaparecido, como
aguadores, que eran vendedores ambulantes de agua, y los faroleros, que encendían y
apagaban las farolas.

Las ciudades aumentaron su población y crecieron mucho durante el siglo XIX.


● Se hicieron reformas urbanísticas, como el derribo de casas viejas y la apertura de
nuevas avenidas. Se construyeron nuevos barrios, llamados periféricos.
● Las calles se empedraron y se instaló el alumbrado público, con farolas de gas.
● Aparecieron los transportes públicos. Los primeros fueron tranvías tirados por
caballos. A finales de siglo aparecieron los primeros automóviles.
● Aparecieron los periódicos, que se leían y comentaban en las tertulias de los cafés. El
teatro, el circo y los bailes eran las mayores diversiones.

La historia de España del siglo XX comienza tras la derrota militar de 1898 a manos
de los EE.UU. que supone la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
El desenlace de la guerra, aunque inevitable, era difícilmente aceptable para la
mentalidad política de la Restauración, que conservaba el sueño del pasado imperial
español. La crisis de identidad que sigue a la derrota inicia un conflicto, que durará
gran parte del siglo XX, entre los que pretenden recuperar la ideología imperial del
pasado, y los que ven la necesidad de construir una conciencia nacional desde la
perspectiva moderna y liberal de las demás naciones europeas. Esta tensión se traduce
en contrastantes formas de gobierno: la monarquía de Alfonso XIII, la dictadura de
Primo de Rivera, la república, la dictadura franquista y finalmente la monarquía actual
de Juan Carlos I, que se sustenta sobre un sistema democrático parlamentario.
En lo social y económico, España se caracteriza por el crecimiento tanto demográfico
como de nivel adquisitivo. Las ciudades, principalmente Barcelona y Madrid, se
convierten en grandes urbes a las que se dirige la masiva emigración campesina en
busca del recién inaugurado sector industrial. Son precisamente estas clases
proletarias las que impulsan la modernización del país, frente a los estamentos
dominantes y la población rural. En lo cultural, los sucesivos cambios políticos y
sociales propician una gran diversidad de estéticas, aunque de desigual calidad. El
gran número de escritores y artistas surgidos en los primeros 35 años del siglo ha
hecho que esta época se denomine La Edad de Plata de la cultura española.

b) Breve biografía
Victoria Carolina Coronado nació en Almendralejo (Badajoz) el 12 de diciembre de 1820.
Pronto se trasladó a la capital pacense, donde recibió una educación liberal basada en el
estudio de idiomas, música y canto. De exquisita sensibilidad, desde muy temprano demostró
unas dotes excepcionales para la poesía intimista, a la que se dedicó de lleno como
abanderada de los ideales liberales y románticos de la época que preconizaban tímidamente la
dignidad y la instrucción del género femenino. A esta beligerancia responden, entre otros, los
versos de su poema Libertad, concebidos para espolear la condición ancestral del destino de
la mujer, o aquellos cantos a la solidaridad del sexo femenino en el símil poético de las flores:
enlazan sus raíces / a la planta compañera, / y viven en la ribera / sosteniéndose entre sí.
Además de sus Poesías, publicadas en 1843, 1852 y 1872, escribió también novela y obra
teatral, de escaso éxito. Admirada por la corte y la intelectualidad, instituyó a su llegada a
Madrid, un cenáculo literario y musical en su casa de la calle Alcalá y posteriormente en la
calle Sagasta, al que acudían intelectuales, artistas y políticos atraídos por el subyugante
ambiente que su presencia y la de su esposo, el diplomático americano Justo Horacio Perry
Spragne, despertaban. El destino fatal que acompañó a muchos de los poetas románticos,
también hizo mella en la escritora, afectada desde su juventud por catalepsia crónica que la
llevaría a padecer muertes aparentes que en alguna ocasión dieron origen a versos y sentidas
necrológicas publicadas en la prensa. Falleció en su palacio de la Mitra, en el lisboeta enclave
de Poço do Bispo, el 11 de enero de 1911.

c) Imágenes que ilustran la entrada:


d) Breve reflexión de la aportación o valor que tiene este personaje
A Carolina le tocó librar una doble batalla: la de haber nacido en una región periférica, en un
pueblo de la España del siglo XIX, con una mentalidad anclada en las viejas tradiciones y una
sociedad dominada exclusivamente por el hombre, y la de, habiendo nacido mujer, querer
dedicarse a la literatura.

Ella misma se queja, en cartas a su mentor Juan Eugenio de Hartzenbush, de la marginación


que sufre la mujer escritora en esta época y del rechazo del que es víctima por parte de la
sociedad:

... en esta población tan vergonzosamente atrasada, fue un acontecimiento extraordinario el


que una mujer hiciese versos, y el que los versos se pudiesen hacer sin maestro, los hombres
los han graduado de copias y las mujeres, sin comprenderlos siquiera, me han consagrado
por ellos todo el resentimiento de su envidia.

Esta lucha a brazo partido que se vio obligada a mantener se refleja en algunos de sus más
conocidos poemas, como es el titulado “La poetisa en un pueblo”, en el que una mujer que
hace versos es objeto de mofa y escarnio por parte de sus paisanos:

¡Ya viene , mírala! ¿Quién?


-Esa que saca las coplas.
-Jesús, qué mujer tan rara.
Tiene los ojos de loca.
Diga V., don Marcelino,
¿será verdad que ella sola
hace versos sin maestro?
¡Qué locura!, no señora;
anoche nos convencimos
de que es mentira, en la boda:
si tiene esa habilidad
¿por qué no le hizo a la novia,
siendo tan amiga suya,
décima o alguna cosa? (...)
Y es que el término poetisa se había convertido en un estereotipo cultural. Incluso quienes, en
lugar de criticar a Carolina por hacer versos, elogian su capacidad creativa, la están de algún
modo insultando al nombrarla poetisa. Poetisa no es el femenino de poeta, no refleja la
profesionalidad que se le atribuye al poeta. Más bien identifica la capacidad creativa con la
condición de mujer. La mujer es puro sentimiento, por tanto, todo en ella es poesía. Hacer
poesía no será considerado, como en el caso del varón.
Pero además, el espacio destinado a la poetisa se limitaba a la expresión de afectos en el
ámbito de lo cotidiano: amor fraterno, dolor ante la muerte de un ser querido, felicitación a
una amiga, etc. Todo ello sometido al recato y contención expresiva que en toda circunstancia
se le exigía a la mujer en la época.

Y lo peor de todo era que esta actitud ante las mujeres escritoras no sólo era exclusiva de una
sociedad cerrada y provinciana, como era la de la España del XIX, sino que se daba en la
misma Francia, paradigma del avance y del progreso.

Lo paradójico de este siglo es que, de una parte, y debido a los avances tecnológicos de la
imprenta, la creciente comercialización del libro y el aumento del público lector, a la mujer se
daba acogida por primera vez en ateneos y liceos de provincias reconociendo así su labor de
escritora. Y de otra, se la convertía en pieza clave de la vida familiar, en “el ángel del
hogar”, condenándola así a la privacidad de la vida doméstica.

La misma Carolina, en prólogo a sus Elegías y armonías. Rimas varias, de 1862, admite con
cierta amargura que puede suprimirse el nombre de una escritora en la literatura
contemporánea, sin que su mengua produzca la menor turbación en el sereno horizonte del
arte, porque las escritoras somos una exuberancia del siglo XIX.

Llegados a este punto, hablar de feminismo en Carolina no es más que hablar del testimonio
de una mujer inteligente y sensible acerca de un tiempo en que, a pesar de las dificultades que
vive la mujer, se vislumbra el germen de lo que será su posterior lucha.

Yo era una de las primeras en esta época que se habían atrevido a escribir haciendo en
España una innovación sobre esa desusada facultad de la mujer...

Este feminismo se trasluce, en una primera etapa, en forma casi de manifiesto de proclama
por la libertad de la mujer. Son poemas publicados entre 1844 y 1847 en los que la Coronado
denuncia la situación de marginación en que vivían las féminas: “El marido verdugo”, “La
flor del agua”, “Libertad”. El comienzo del poema no precisa de comentarios

Risueños están los mozos,


gozosos están los viejos
porque dicen, compañeras,
que hay libertad para el pueblo.

Todo es la turba cantares,


los campanarios estruendo,
los balcones luminarias,
y las plazuelas festejos.

Gran novedad en las leyes,


que, os juro que no comprendo,
ocurre cuando a los hombres
en tal regocijo vemos.

Muchos bienes se preparan,


dicen los doctos al reino,
si en ello los hombres ganan
yo, por los hombres, me alegro;

Mas, por nosotras, las hembras,


ni lo aplaudo, ni lo siento,
pues aunque leyes se muden
para nosotras no hay fueros.

¡Libertad! ¿qué nos importa?


¿qué ganamos, qué tendremos?
¿un encierro por tribuna
y una aguja por derecho?

¡Libertad! ¿de qué nos vale


si son los tiranos nuestros
no el yugo de los monarcas,
el yugo de nuestro sexo?

e) Enlaces a la información obtenida el curso pasado, redes sociales, diarios,


entrevistas…

¿BLOG?

f) Otras fuentes (blogs, novelas, películas, cuentas de instagram…) que conozcamos


o encontremos mientras investigamos dónde encontrar información sobre el
personaje.
Ya enferma, la retrataría Federico de Madrazo alrededor de 1855 de busto corto en uno de los
más bellos testimonios de la retratística psicológica del pintor, al incidir sobre el rostro de la
escritora del que afloran sentimientos que reflejan la
profundidad de un alma herida por el reciente
fallecimiento de su hijo primogénito. De perfil y vuelto el
rostro hacia el espectador, destaca con entonada
iluminación su ensoñadora y a la vez decidida mirada que
aúna a un rictus de melancolía en la contenida sonrisa que
evocan sus labios. Enlutada, cubre parcialmente su cabeza
con una mantilla de encaje que deja ver las ondas de su
cabello adornado con una trenza natural, subrayando con
un punto de luz la transparencia del encaje blanco y la
intensidad del terciopelo negro que ribetea su camisa
interior. A la escasa paleta cromática desarrollada,
entroncada en la más pura tradición nacional barroca, aúna
también el pintor el recurso de la mano que sujeta el
abanico asomando por encima de la natural enmarcación,
en contraste con la suave degradación tonal que cierra de
forma difusa el fondo del retrato en sugerentes formas que
evocan paisajes de corte romántico (Museo Nacional del Prado, 2007, p. 136).

g) Es importante etiquetar bien la entrada y todas por igual.

http://www.rinconcastellano.com/sigloxix/2mitsigloxix.html
https://thales.cica.es/rd/Recursos/rd98/Historia/03/espana_en_el_s__xix.html
http://ccat.sas.upenn.edu/romance/spanish/219/11sigloxxespana/resumen.html
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/carolina-coronado/da0d8703-d12a-
4c08-b340-01015f20b4da
https://sites.google.com/site/centenariocarolinacoronado/home/1-contexto-historico-una-
mujer-de-su-tiempo/el-feminismo-de-caroli

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