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ORIGENES Y ESTALLIDO DE LA REVOLUCION MEXICANA Hi Qe. Friedrich Katz De Diaz a Madero teaver cee ae Edicion original: 2004, Ediciones Era, SA. de CV. Coen Ediciones Era, México / LOM Edicnes,Saniago de Chie / Ediciones Tile, Montevideo / Editorial Tslapara, Tail, Navara, Eopaha DRO Ediciones Er, SA. de GY. Calle det Trabajo 1, 14269 México, DE vwreiloneser com.mx ‘Ediciones Tice Dirazno 1888, 11200 Montevideo, Uruguay vtle-com ay Baivrial Talaparta, st. [Navazy Vides 1, Tefal, Navarra swims alapert.com LOM Ealcones Goncha y Toro 2, Saniago de Chile svclomel SBN: 968.411.5806 (Ediciones Era) ISBN: 9974.82818.4 (Ediciones Tice) ISBN: #6:136.200.7 (Editorial Tyalapara) ISBN: 956.282.407.1 (LOM Ediciones) AlO9/32 04" Versincorregda y aumentad del primer capitulo del libro La guare rota ‘eu Mésio (Ediciones Era, México, primera ediién: 1942) Traduclén: label Frat, José Luis Hoyo, José Luis Cones y Paloma Viegas Impresoy hecho en México Printed and made Meio Este bro mo puede st fotneopiado ni reproducido total oparcstmente por ingin otro medio o método sin la autoriaciin por etrit del editor Ths bt may ot beep ine oi par ‘nay frm, rth rien prison fom th ph eceiconeracom ns Luis XV, el Giltimo rey francés que terminé pacificamente su reinado antes de la revoluci6n francesa de 1789, tenia claros presentimientos de la tormenta que se avecinaba. La famosa frase, “Aprés moi le détuge’, con la que transmiti6 tal egado a su sucesor, expresa un cierto malicioso regocijo. Pero en México muy pocos miembros del gobierno de Porfirio Diaz, y él mismo menos atin, tenian algiin presen- timiento sobre la revolucién mexicana de 1910 unos meses antes de su estallido; y nadie entonces podria haber adivi- nado la magnitud del diluvio que se avecinaba. Karl Banz, embajador aleman en México, escribié a su gobierno, ya en visperas de la revoluci6n: “Considero, al igual que la prensa yla opinién piblica, que una revolucién general esta fuera de toda posibilidad”.' Es indudable que todavia en su dni- ‘mo pesaban los ostentosos festejos con que el gobierno mexicano acababa de celebrar el centenario de la indepen- dencia, pero su opini6n era compartida por la mayoria de los observadores extranjeros y nacionales. Incluso la pe- quefia minorfa de disidentes que abrigaban esperanzas de derrocar a Diaz, entre ellos Francisco Madero, quien enca- bezaria la prOxima revolucién, tenfan muy escasa nocién de que estaban gestando una revolucién social. No se puede afirmar que todos estaban ciegos y sordos. Gon muy pocas excepciones, ninguna de las innumerables “revoluciones”, que habjan caracterizado la politica latinoz- mericana ante el resto del mundo desde que ese continen- te se independiz6 de Espafia, habia representado genuinas transformaciones sociales. Incluso la propia revolucién mexicana siguié siendo durante muchos afios un caso ais ado de auténtica revolucién social en América Latina. 7

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