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Reescrituras o la vitalidad de la tradición en el estudio de la literatura

LA PARODIA COMO ELEMENTO CRÍTICO DE LA CUBA


CONTEMPORÁNEA AL EXILIO ARENIANO EN SU PROCESO
DE REESCRITURA DEL CLÁSICO DECIMONÓNICO CECILIA
VALDÉS, DE CIRILO ILLAVERDE

Endika Basáñez Barrio


EUSKAL HERRIKO UNIBERSITATEA/ UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

1. INTRODUCCIÓN: MIGRACIÓN HISPANO-CARIBEÑA EN ESTADOS


UNIDOS Y GÉNESIS LITERARIA DIASPÓRICA

La literatura hispano-caribeña escrita en los Estados Unidos de América


resulta en la actualidad un extenso y heterogéneo 1 corpus de obras artísticas
surgidas como consecuencia del desplazamiento de un nutrido grupo de
2
intelectuales procedentes del Caribe hispano insular (compuesto este por las islas
de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico) al otro lado del Estrecho de la
Florida. En efecto, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX las tres islas son
objeto, en su conjunto, de diversos contextos socio-políticos que empujan a sus
individuos, y entre ellos a un gran número de escritores, al exilio y a la migración
económica con diferentes destinos aunque, particularmente, a los Estados
Unidos por su proximidad geográfica, así como por las libertades civiles y el

1
Con independencia de los tres típicos géneros literarios, la producción
hispano-caribeña en Estados Unidos también engloba otras formas artísticas como el
dibujo (el puertorriqueño Pedro Juan Soto incluye grabados en su ya canónica Spiks); la
revista (como el caso de la mítica Mariel, impulsada por los “marielitos” en el exilio -de
ahí a su nombre- como Reinaldo Arenas); el baile y la música (desde los recordados Tito
Puente o Celia Cruz, hasta los comprometidos Willy Chirino y Gloria Estefan o los
mediáticos Ricky Martin, Marc Anthony y Jennifer López) e incluso la interpretación
dramática (con figuras de calado como la archipremiada Rita Moreno -ganadora del Óscar,
el Grammy y el Emmy-, Andy García, Rosie Pérez, Héctor Elizondo o, las más actuales,
Eva Mendes, Michelle Rodríguez y Rosario Dawson).
2
El Caribe español engloba también otros territorios de habla hispana como
aquellos pertenecientes a Venezuela, Costa Rica, México o Colombia, entre otros, pero
se opta por limitar el estudio a los tres países netamente insulares continuando así la línea
de investigación de los profesores William Luis o Vanessa Pérez Rosario, cuyas obras son
destacadas en el cuerpo del presente artículo.

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bienestar económico ofrecido por este. Así, pues, los últimos cincuenta años del
siglo XX se caracterizan en el Caribe hispano insular por la ejecución de una serie
de éxodos migratorios con repercusiones tanto para los países de los que parten
los desplazados como para las naciones receptoras de estos como, en este último
caso, la aparición de una diáspora intelectual hispano-caribeña de significativa
presencia en el país norteamericano que da pie, a su vez, a una extensa génesis
artística. De manera más precisa, Puerto Rico resultó el primer pueblo de las
Antillas hispanas en migrar de manera notable al país anglófono como
consecuencia de los efectos económicos arrastrados por el fallido proceso de
3
industrialización impulsado por el gobierno de Washington en la isla, bautizado
con el nombre Operación Bootstrap (Manos a la Obra en castellano). De manera
simultánea, tuvo lugar a la aparición de vuelos comerciales asequibles y directos
4
entre la ciudad de San Juan y la ciudad de Nueva York, favoreciendo así el
tránsito de trabajadores desempleados desde la capital boricua a tierra continental
que, en suma, dio pie al inicio de un éxodo migratorio sin precedentes en la
historia de Puerto Rico conocido como la Gran Migración Puertorriqueña (1946-
1965):

During the 1940s some 151.000 Puerto Ricans arrived, most destined
for New York City, and this was followed by an impressive 470.000 Puerto

3
Puerto Rico fue una de las últimas posesiones de ultramar perdidas por
España, junto con Cuba, Guam y Filipinas, tras la Guerra hispano-estadounidense de
1898 y la consiguiente firma del Tratado de París. Posteriormente, sería aprobada la
concesión de la ciudadanía estadounidense a los individuos puertorriqueños a través del
Acta o Ley Jones, firmada en 1917, y se oficializaría su incorporación al territorio
estadounidense a través de la Ley 600 a comienzos de la segunda mitad del siglo XX
como Estado Libre Asociado (ELA) con el beneplácito mayoritario de los
puertorriqueños. En efecto, Héctor Andrés Negroni alude en su Historia militar de Puerto
Rico que «De acuerdo a esta ley se debería celebrar un referéndum en Puerto Rico para
aceptar o rechazar la idea de crear un Estado Libre Asociado en Puerto Rico. El 4 de
junio de 1951 el referéndum de la Ley Pública 600 fue aprobado por un voto de 387.016
a 119.169. De un total de 781.914 posibles votantes, 506.185 acudieron a las urnas» (1992:
350).
4
La aparición de vuelos comerciales directos y asequibles entre la ciudad de San
Juan y la de Nueva York tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial favoreció
encarecidamente el tránsito migratorio de los individuos puertorriqueños a la ciudad
norteamericana (Badillo: 2006: 73) por lo que los desplazamientos de trabajadores desde
la isla hasta la costa este estadounidense pasaron a convertirse en una realidad sociológica
sin precedentes.

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Ricans in the 1950s and another 214.000 during the 1960s (Laird y Bergad: 2010:
29-30).

El segundo pueblo hispano-caribeño que emigró en masa al territorio


estadounidense fue el cubano, originando —al igual que sus vecinos— un éxodo
de desplazamientos masivos durante la segunda mitad del siglo XX. No obstante,
dicho éxodo no se debió a razones económicas como sí ocurría con el caso
puertorriqueño, sino a la situación política impuesta en la isla cubana tras el
triunfo de la Revolución socialista en 1959 y, con ello, la instauración de los
dogmas castristas en el país durante lo sucesivo:

In 1950 there were only some 41.000 Cubans in the United States and
their population had not grown significantly in the small communities that had
emerged earlier. But with Castro's victory in 1959 and declaration of socialism
in 1961, […] Between 1961 and 1970 some 209.000 Cubans arrived in the
United States, and in the next decade another 265.000 crossed the Florida Straits
(Bergad y Klein: 2010: 39-40).

Por último, el pueblo dominicano comenzó también a desplazarse de


manera ciertamente notable hacia la costa este estadounidense en la segunda
mitad del siglo XX pero, a diferencia de sus predecesores, habrá que esperar hasta
la década de 1970, momento en el que ya se ha producido el paso a la democracia
5
en el país caribeño tras la dictadura de Leónidas Trujillo :

They [dominicans] only began to come in significant numbers after


1970 when there were about 47.500 Dominicans in the U.S. But by 1980 the
Dominican population quadrupled to about 205.000, growing at almost 16%
yearly during the decade (Bergad y Klein: 2010: 41).

Lo cierto es que, si bien los movimientos migratorios resultaron


condición sine qua non para la aparición de una génesis artística significativa en
condiciones diaspóricas, la producción de dicha literatura se vio también influida
para el profesor de la Universidad de Vanderbilt William Luis (2006: 526-7) por
las protestas en favor del reconocimiento de los derechos civiles de las minorías

5
Si bien una posterior época convulsa e inestable en el poder político del país
dio paso a una nueva ocupación de la isla, la segunda, por parte del gobierno
estadounidense. En cualquier caso, la década de 1970 marca, como ya se ha apuntado, un
espectacular incremento de las tasas demográficas del pueblo dominicano en Estados
Unidos (Bergad y Klein: 2010: 41).

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étnicas en Estados Unidos a lo largo de la década de 1960. De esta forma,


organizaciones de toda índole como la National Council for the Advancement of Colored
People (NAACP), la Urban League o el Young Lords Party pusieron de manifiesto la
situación de desventaja social y opresión sufrida por los distintos pueblos
minoritarios en tierra estadounidense. Así, las manifestaciones sociales en favor
de los derechos civiles del pueblo hispano (entre el que, evidentemente, se halla
el hispano-caribeño) se materializaron, en el ámbito universitario, en la inclusión
de programas académicos que dieron a conocer la historia y la cultura de los
países hispanoamericanos ante la demanda de los estudiantes de homónima
ascendencia en varios estados, entre los que destacó el de Nueva York (Luis:
2006: 526-7). Asimismo, la distribución de la literatura hispano-caribeña escrita
en Estados Unidos, se vio influida, a su vez, por los efectos propagandísticos del
boom de la novela latinoamericana que tuvo lugar también durante la década de
1960 en el panorama editorial mundial (Luis: 2006: 526). Así, pues, la confluencia
sincrónica de los diversos factores en el mismo lugar, si bien de distinta naturaleza
(migraciones, reconocimiento de las minorías étnicas en tierra estadounidense y
cuestiones editoriales con repercusión comercial) dio lugar a un tipo de
producción textual distintiva en el conjunto de la literatura hispanoamericana de
migración y exilio: la literatura hispano-caribeña escrita en los Estados Unidos.
El interés por el estudio y el análisis de dicha génesis artística ha llevado a diversos
profesores universitarios a dedicar su trayectoria investigadora a las características
y el significado de las obras hispano-caribeñas producidas en la diáspora
(particularmente, en el país norteamericano) dando así lugar a un extenso número
de publicaciones entre las que destaca Latino-Caribbean Literature Written in the
United States (1997) y «Literatura latinoamericana (hispano caribeña) escrita en los
Estados Unidos» (2006), publicado en la prestigiosa Historia de la Literatura
6
Hispanoamericana de Gredos , ambas del profesor William Luis o Hispanic
Caribbean Literature of Migration. Narratives of Displacement (2010), de la profesora de
la Universidad de la ciudad de Nueva York, Vanessa Pérez Rosario.

2. DE LOS INICIOS DECIMONÓNICOS AL SIGLO XX: UN PROCESO DE


REESCRITURA EN DOS SIGLOS

Si bien es durante la segunda mitad del siglo XX cuando se producen las


condiciones apropiadas para la aparición de una literatura hispano-caribeña
significativa en los Estados Unidos, los primeros antecedentes de autores

6
Traducción al español de The Cambridge History of Latin American Literature
(1996).

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migrados desde las tres islas que componen el Caribe hispano se remontan al
siglo XIX cuando intelectuales de la relevancia de José Martí o Eugenio María de
Hostos abandonaron sus respectivos países por causa del exilio político al que se
vieron forzados por su crítica y oposición a las condiciones socio-económicas
impuestas desde la corona española en sus colonias de ultramar. Los diversos
escritores decimonónicos escogieron la ciudad de Nueva York como su destino
exílico dando lugar, así, a un importante centro de producción periodística cuyo
propósito fundamental no fue otro que internacionalizar a través de la denuncia
en los medios (prensa escrita, fundamentalmente) la situación a la que
colonialismo español había dado lugar en sus posesiones caribeñas para aumentar
los apoyos a la causa independentista:

New York became the center of operation against Spanish domination


over the islands and emerged as an important intellectual and publishing center
for Hispanic Caribbean authors. Newspapers and journals contain the political
and literary aspirations of generations of intellectuals fighting for their countries'
independence […] (Luis: 1997: XII).

De esta forma, los inicios de la literatura hispano-caribeña producida en


los Estados Unidos stricto sensu se retrotraen dos siglos atrás y su estudio en el eje
temporal histórico permite así la obtención de interesantes observaciones como
el proceso de reescritura de una misma obra por parte de dos diversos autores
—ambos cubanos—, si bien en dos siglos diferentes y con distintos propósitos
y significados. En efecto, el escritor y activista cubano Cirilo Villaverde (1812-
1894), tras un intento de insurrección junto con el general Narciso López dirigido
contra el sistema político español instaurado en la Cuba colonial, fue apresado el
20 de octubre de 1848 aunque, solo unos meses después, consiguió escapar a
Florida y así en 1849 buscó asilo político en tierra estadounidense (Luis: 1997: 8).
El exilio no significó el fin para su carrera intelectual y tampoco para su activismo
político ya que, tras instalarse en los Estados Unidos, prosiguió «su lucha contra
el gobierno colonial, como secretario del general Narciso López hasta el
fusilamiento del militar conspirador. Desde entonces estuvo ligado a
organizaciones y periódicos de inspiración separatista» (Rivas: 1990: 167).
Precisamente fueron sus años de exilio los que le permitieron acabar y publicar
su obra más relevante en 1882 en su versión definitiva (la cual había comenzado
a escribir ya en Cuba), Cecilia Valdés o La loma del ángel, considerada en la actualidad
como una de las grandes obras decimonónicas de las letras cubanas (e
hispanoamericanas, por extensión) y reflejo del pasado colonial y esclavista de las
islas caribeñas de habla hispana. Su condición de obra canónica de la historia de
la literatura cubana la ha llevado a ser adaptada a otras formas artísticas como el
cine o la zarzuela con gran éxito, estableciendo así un juego de retroalimentación

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que ha conseguido mantener el relato y los personajes de Villaverde en el acervo


del colectivo cubano a lo largo de los siglos.
Tal y como su nombre indica, la obra narra a lo largo de sus páginas la
(funesta) vida del personaje protagonista, la joven mulata de ascendencia
desconocida Cecilia Valdés, durante la administración del General Francisco
Dionisio Vives entre 1823 y 1832. De forma más precisa, Villaverde centra su
relato en lo referido a la vida sentimental de la muchacha, lo que, en efecto, dará
origen al desarrollo de la historia a través de la aparición del nudo y del desenlace
final. De esta manera, la relación sentimental que Cecilia establece con el apuesto
don Leonardo de Gamboa, de orígenes españoles y elevada posición socio-
económica, será el inicio de dicho nudo en tanto que la joven ignora que su
amante y ella comparten el mismo parentesco. En efecto, ambos son hijos del
mismo padre, don Cándido de Gamboa, pero su desconocimiento los mantiene
como amantes en una relación incestuosa que es, además, ocultada a la sociedad
cubana de la época dadas las diferencias raciales, sociales y económicas entre
ambos. El desenlace del relato se presenta con la tragedia que supone el asesinato
del joven blanco a manos del enamorado de Cecilia, el también mulato Pimienta,
a causa de los celos, y el posterior nacimiento del hijo de la mulata y don
Leonardo, convirtiéndose así la obra en un extenso relato de ficción que hace las
veces de testimonio de las vicisitudes de la sociedad cubana de la época colonial
bajo el que se vislumbra una crítica al rancio sistema de castas vigente en las
posesiones españolas de ultramar así como al mantenimiento de la esclavitud en
la isla caribeña. En este mismo sentido, la obra fue resultado, según el profesor
William Luis en su artículo “Cecilia Valdés: el nacimiento de una novela
antiesclavista”, de la influencia del crítico y escritor Domingo del Monte sobre
una serie de escritores amigos a quienes animó a abandonar el romanticismo para
explorar temas como la esclavitud. Así del círculo literario de Del Monte
surgieron los trabajos de carácter antiesclavista de Anselmo Suárez y Romero,
Félix Tanco y Bosmeniel, Antonio Zambrana, Juan Francisco Manzano y, por
supuesto, Cirilo Villaverde, autores todos ellos que exploraron dicha temática en
el mismo período, 1835-1840 (Luis: 1988: 187). El paso del tiempo ha conseguido
que la novela de Villaverde adquiera el carácter de obra de ficción histórica en
tanto que toma como materiales narrativos las condiciones verídicas del tiempo
y espacio de las últimas colonias españolas (como la instauración y el
mantenimiento de la esclavitud) y su relevancia en el panorama de las letras
cubanas actuales ha sido mantenida, a pesar de haber sido terminada y publicada
desde el exilio, dadas las características de la joven protagonista, extrapoladas al
resto de la nación cubana en el imaginario literario del país, así como la
innovadora aparición del paisaje cubano en el relato. En efecto, el periodista y
escritor habanero Leonardo Padura, cuya trayectoria se ha visto distinguida con
la concesión del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015, apunta en su

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