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Presentación del documental EL GÉNERO BAJO ATAQUE (dir:

Jerónimo Centurión) - con la presencia de Jenny Duran de


Católicas por el derecho a decidir

Jueves 6 de diciembre - 18.15 a 20.00 - aula E3


EL SEXO COMO MURALLA Y EL GÉNERO BAJO ATAQUE
La película que vamos a ver avanza significativamente sobre
la documentación de cómo se producen en la región estas
tácticas de ataques defensivos contra todo aquello que
amenaza la dominación patriarcal y la hegemonía
heteronormativa, tácticas de ataques defensivos que producen
y consolidan identidades y vínculos privilegiados, mientras
convocan el miedo y la persecución contra aquellos grupos y
sujetos configurados por una larga historia de desigualdad,
exclusión y exterminio.
Recurrentemente las posiciones contrarias a la ampliación de
derechos apelan a la idea de una verdad del sexo, de un sexo
verdadero, o de un orden biológico para atacar la noción de
género, como extranjera, artificial, degenerada, peligrosa
tanto para la niñez como para la nación.
Es que las fronteras del género parecen ser más porosas,
permiten el flujo de subjetividades y movimientos que ponen
en peligro las distinciones binarias absolutas vinculadas al
sexo. (Scott: “No es un concepto universalmente aplicable con
parámetros o referentes fijos (…) el llamado ‘lenguaje de
género’ no puede extraerse de diccionarios universales; son
los significados específicos los que debemos extraer (…) el
género es una pregunta abierta sobre la manera en que se
establecen esos significados, lo que denotan y en qué
contextos lo hacen”)
En cambio, la presunta solidez del sexo es fácilmente
vinculable a una operación de “amurallamiento”, un muro que
protege al hogar patriarcal de la amenazante y extranjera
plasticidad del género.
Efectivamente el sexo funciona como una sólida frontera que
rodea y define, al mismo tiempo, a la familia patriarcal y la
heterosexual nación: “La nación como un gigantesco grupo
doméstico” (Hannah Arendt ya lo decía en La condición
humana). El sexo, muralla de la identidad patria contra la
extranjera “ideología de género”.
Así, el sexo es un muro en el que puede proyectarse la figura
de un otro como causa de los infortunios de la nación (cuya
única mácula es haber sido demasiado buena, tolerante,
abierta y respetuosa).
El amurallamiento y la partición clara que establece la
noción de sexo resucita atribuciones ontológicas de bondad
victimizada para una indefinida mayoría hetero-social y de
violencia y villanía para un resto poblacional
hiperbólicamente puesto en visibilidad, plagado de
heterogéneos elementos al margen de la ley y de la
naturaleza.
Al mismo tiempo que restaura ficticiamente elementos de un
imaginario nacional homogéneo -tal como lo demuestra el
documental-, el sexo amurallado de concreto, produce un
régimen de existencia militarizada y siempre traducible a la
lengua y las operaciones de guerra. Los muros convierten la
zonas nacionales fronterizas en lugares de máxima violencia,
que se gestionan dentro de regímenes de vigilancia y
militarización. Y la frontera del sexo no es una excepción,
con la salvedad de que es en la educación, tradicionalmente
vinculada a un imaginario nacional homogéneo y a la
distinción absoluta entre lo interno y lo externo, donde se
demanda la erección de un centro de vigilancia del vallado
sexual.
El sexo como muro nacional-patriarcal genera, dentro y fuera
de los ámbitos educativos, “la acción de agentes no estatales
que se arroban el tipo de soberanía característica del
Estado” (Brown), para defender las fortificaciones
fronterizas contra el género y sus movimientos. Pequeños
estados hetero-patriarcales diseminados en todo el espacio
socio-educativo, se instituyen en el reclamo defensivo: “con
mis hijos no te metas”.
El documental interroga la capacidad de las religiones de
representar y satisfacer este “deseo de defensa” y
“protección” soberana contra la amenaza extranjera del
género.
Freud: “El deseo de protección soberana que genera y sustenta
la religión es tan poderoso y nace de una experiencia
psíquica tan primaria, que no puede ser satisfecho
[aparentemente] por ninguna otra fuerza ni sosegado por la
ciencia o la razón. Por lo que la religión no muere [en la
época científica], pues no es refutada”. “No es que sea
simplemente un error, sino que es una ilusión, sostiene Freud
—la importancia de la distinción está en que los errores son
equivocaciones, mientras que la ilusión está potenciada por
el deseo” (W. Brown).
Ningún muro cumple sus objetivos declarados, sostiene Brown,
y propone leer las murallas de los estados nación como
“ilusiones que mueven deseos”. La autora sostiene:
“En un contexto de capacidades protectoras del
Estado en declive, de disolución del sentimiento de
nación y creciente aumento de la vulnerabilidad de los
individuos en todas partes por las vicisitudes de la
economía mundial y la violencia transnacional,
necesitamos entender los deseos políticos de poder,
protección, contención e incluso inocencia que pueden
proyectarse en los muros. Necesitamos comprender a qué
responden psíquicamente los nuevos muros o que mitigan,
aunque no sean capaces de cumplir sus promesas
materiales.”
En este mismo sentido, la película subraya que las campañas
de odio y pánico sexual contra la noción de “género”
movilizan política y electoralmente a la gente porque “logran
tocar el corazón”.
Frente a los efectos exitosos de estas campañas en la región,
resulta urgente interrogar esa capacidad de la religión de
representar, acoger y movilizar “deseos políticos de poder,
protección, contención e incluso inocencia”, frente al
fracaso de la soberanía del estado nación, restituyendo
fantasmaticamente esa soberanía en declive como una
“imitación del poder divino”, una ilusión teológica-política
“extremadamente masculina de dominación”. ¿No hay allí, un
acoplamiento heterosexual perfecto entre una nación
amenazada, feminizada e invadida por el “género” y un estado
sexual soberano, amurallado, masculinizado, protector y cuasi
divino?
La película de Jerónimo Centurión, ofrece algunas
herramientas para abordar esta pregunta, al documentar y
reflexionar sobre una serie de acontecimientos de “ataque al
género” en nuestra región.
EL ATAQUE AL GÉNERO EN ENTRE RÍOS

Para la presentación de la compañera Jenny Duran de


Católicas por el derecho a decidir que trae para compartir el
documental “El género bajo ataque”, nosotras quisimos retomar
una particular coyuntura histórica de la provincia de Entre
Ríos, que nos resulta significativamente concordante con
algunos de los planteos del film que vamos a compartir, en
relación con la movilización del poder religioso,
especialmente aquí en la Provincia la alianza entre Iglesia y
Estado, que mantienen posiciones de “ataque al género” contra
los derechos de las mujeres, les jóvenes y niñes y las
disidencias sexuales y de género.
En Entre Ríos, la olvidada ley provincial 9501 de Salud
Sexual y Reproductiva y Educación Sexual, de 2003, en su
artículo 4, introducía una especie de cuña feminista en el
cuerpo de la ley, en términos de “perspectiva de género”: “Se
incluirá tanto en las políticas de educación sexual como en
la capacitación y formación en los diferentes niveles
educativos la perspectiva de las relaciones de género”.
Este fue uno de los puntos más resistidos de la 9501 por
las cúpulas de la iglesia católica, gran parte del
funcionariado provincial y otros grupos conservadores
contrarios a la ampliación de derechos en materia de
sexualidades, géneros, salud y educación.
Estos grupos consiguieron dejar sin efectos los avances
legislativos que proponía la ley, aún cuando ésta no fuera
derogada –tal como lo demuestran las investigaciones
producidas en la FCEDU: en 2007: OBSERVATORIO CRÍTICO DE
MEDIOS - Objeto de análisis: Discurso de los diarios
paranaenses EL DIARIO y UNO alrededor de la Ley provincial de
Salud Sexual y Reproductiva y Educación Sexual N° 9.501 / en
2017 el PRIMER INFORME DE AVANCE DEL PROYECTO DE
INVESTIGACIÓN CUERPOS, GÉNEROS Y SEXUALIDADES EN LA ESCUELA.
PRÁCTICAS Y SABERES EN LAS INTERVENCIONES EDUCATIVAS Y LAS
POLÍTICAS PÚBLICAS DE ENTRE RÍOS – 2003/2013
Cita de nuestro primer informe de avance:
Los ataques de representantes de la Iglesia
Católica local a la sanción de la ley se centraron en
algunos núcleos del Sistema Provincial de Salud Sexual y
Reproductiva y Educación Sexual (SPSSyRyES) instituido
por ella, sobre todo donde establece su función de
coordinar la información, asesoramiento, capacitación y
prestación de servicios en materia de salud sexual y
reproductiva y educación sexual (art. 1.). Pero también
fueron atacados sus objetivos de “garantizar la
gratuidad del servicio a toda persona, en especial a
hombres y mujeres en edad fértil el derecho a decidir
responsablemente sobre sus pautas de reproducción,
asegurando el acceso a la información procreativa en
forma integral y la educación sexual en todos los
ámbitos” (art. 2 inc. a); de “promover la reflexión
conjunta entre los adolescentes y sus padres, sobre la
salud sexual y reproductiva y sobre la responsabilidad
con respecto a la prevención de embarazos no deseados y
de enfermedades de transmisión sexual” (art. 2 inc. b);
de “orientar e informar a la población sobre el
ejercicio de la sexualidad con perspectiva de género”
(art. 2 inc. c). En el mismo sentido, preocupó a estos
referentes de la Iglesia el lugar central que la norma
daba a la Educación Sexual (art. 4) y las facultades del
Consejo General de Educación (CGE) a los efectos de
diseñar e implementar políticas de educación sexual y
garantizar recursos, financiamiento y formación docente
(art. 4) y de crear un “organismo asesor
interdisciplinario conformado por representantes de la
Federación Sexológica Argentina, de carreras
profesionales de salud, humanidades y ciencias sociales,
institutos superiores pedagógicos y organizaciones no
gubernamentales con demostrada experiencia de
capacitación en educación sexual” (art. 4). La reacción
de los sectores conservadores de la Iglesia Católica,
sobre todo de sus cúpulas locales, fue tan inmediata
como virulenta.
En el informe de investigación advertimos, alrededor de
aquella ley, un clima de intensa deliberación pública y
conflictividad política, en las disputas por la ampliación de
derechos sexuales, especialmente en lo que respecta a la
educación como herramienta clave para los derechos de las
mujeres, les jóvenes, niñes y disidentes sexuales y de
género.
Por aquella época (2003), el gobierno provincial (de Sergio
Montiel) atraviesa una profunda crisis de legitimidad, ligada
a la crisis nacional, aunque agravada por una situación
económica provincial, especialmente dramática, de
empobrecimiento, políticas represivas y condiciones sociales
cada vez más desiguales. Pocos meses después de la sanción de
la ley de Salud Sexual y Reproductiva y Educación Sexual, que
se produce con un aparente apoyo del Ejecutivo Provincial, el
gobernador Montiel veta la ley 9.533, de modificación de
Edictos Policiales, contra la detención de prostitutas. (La
ley había sido propuesta anteriormente por el diputado
provincial del PJ Patricio Solanas y motorizada por la Liga
Argentina por los Derechos del Hombre con los apoyos de la
Asociación de Mujeres Meretrices Argentina (AMMAR) que había
constituido su filial entrerriana en 2001.) La iglesia, en
voz del Vicario de la Vida y la Familia del Arzobispado de
Paraná mantiene una postura coherente, ataca la ley con
argumentos que pueden fácilmente vincularse ideológicamente
con su oposición a la ley 9.501. Sin embargo, el 16 de
octubre de 2003, por unanimidad, diputados y senadores
rechazaron el veto que el gobernador Sergio Montiel había
interpuesto a la decisión legislativa de derogar los Edictos
Policiales, sancionando la vigencia de la ley 9.533 que
prohíbe definitivamente a la policía detener y multar sin
control judicial a ciudadanas y ciudadanos por “ejercer la
prostitución en la vía pública” (la provincia de Entre Ríos
se convierte en el segundo territorio del país –después de la
Ciudad de Buenos Aires– en dejar sin efecto los edictos
policiales o normas contravencionales que otorgan funciones
judiciales a las fuerzas de seguridad, lo cual no sólo
propiciaba coimas y extorsiones por parte de la policía, sino
que también la faculta a actuar punitivamente imponiendo
multas y penas de arresto por fuera de la aplicación del
Código Penal). Así como lo hace con la 9501, la Iglesia
Católica local llama a “desobedecer” la ley. Commented [1]: todo esto puede no ir o ser resumido
en el oral
La relevancia de la ley provincial 9.501 de Salud Sexual y
Reproductiva y Educación Sexual es insoslayable, aún cuando
entre los años 2003 y 2006, mientras se gestaban la Ley de
Educación Nacional y la de Educación Sexual Integral, en la
provincia de Entre Ríos se pergeñaba su desactivación.
Efectivamente con el recambio de autoridades y la
asunción de Jorge P. Busti en diciembre de 2003 la Iglesia
Católica conquista definitivamente el apoyo enérgico del
ejecutivo, primero intentando impulsar una reforma
legislativa de la ley 9.501 (que fracasó) y luego
interviniendo efectivamente en la dirección política,
organizativa e ideológica del Consejo General de Educación se
operó mediante la creación de una Comisión ad-hoc, consagrada
como intérprete último e inapelable de la ley.
En 2005 el ex defensor del pueblo Jorge Kerz releva a
Felipe Azcúa en la presidencia del CGE y la señora Silvia
Kupervaser asume la conducción de la Comisión ad-hoc,
dispensando del cargo a la sexóloga Silvia Darrichón. De este
modo, se pone en marcha la resolución 550 impulsada por el
catolicismo, por la cual se desnaturalizan los núcleos
centrales de la Ley 9.501, estableciendo “que la institución
educativa es colaboradora de la familia, brindando la
posibilidad, que los alumnos y las alumnas vivan experiencias
de socialización y humanización desde su condición de
personas sexuadas, varón-mujer, durante el juego, el trabajo,
el proceso de enseñanza-aprendizaje”, según lo establece en
la citada resolución 550, con palabras tomadas de un libro
católico publicado por Editorial Claretina1. Consecuentemente
se aprueba el Programa de educación sexual escolar elaborado
por la Comisión ad-hoc (creada por res. N 2576/05 CGE) a

1
Dra. Eva Balagué – Dr. Norberto A. Uva (1987): Orientaciones para la Educación Sexual, Editorial
Claretiana
quien se asigna la facultad de coordinación, seguimiento y
monitoreo del Proyecto.
La perspectiva de género que la norma incluía dentro del
ámbito de las obligaciones del estado y los derechos de lxs
ciudadanxs cayó bajo el ataque religioso-conservador.

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