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Ismael Campos Medina

Grupo: 1301

Si bien durante todo el texto Platón refiere sus exigencias y contemplaciones


específicamente a la música, posteriormente integra a las demás artes bajo los
mismo preceptos de pureza y predisposición por lo que es bueno como base
educacional, y lo bello que lo bueno representa para el estado y para el hombre
mismo:

Pues bien, la pintura está plena de ellas, y lo mismo toda artesanía análoga
como la de tejer o bordar o construir casas o fabricar toda clase de artefactos
caseros; y también la naturaleza de los cuerpos de animales y la naturaleza de
las diversas plantas(Platón).

De igual manera, reafirma el valor que se le debe dar a las autoridades, y en


este caso integra la noción de autoridad divina, más que como una exigencia
puramente doctrinal, como la base del postulado sobre el comportamiento
humano para lograr vivir en una sociedad pacifica, valiente, y fuera de todos los
vicios que pervierten los pensamientos y obnubilan nuestra mente. Sin embargo,
¿realmente existe en el hombre una predisposición al acto nocivo que daña su
pensamiento y su cuerpo, sólo por el simple hecho de considerar que su
autoridad moral ( o divina) ha cometido las mismas equivocaciones y ha tenido
la misma calidad de arrebatos? De ser así, ¿la representación estética que
puede tener la tragedia, por ejemplo, no puede caer en la idea de no ser bella
por alterar la percepción de los espectadores? ¿Dónde está el límite de la
educación, y dónde empieza el discernimiento del individuo? Estas dos
preguntas surgen para dar respuestas más concretas a las dos preguntas
solicitadas para el ensayo y eso lo veremos a continuación.

Dentro del fragmento leído de La República, se ataca a los textos poéticos por
manifestarse como una representación falsa de la verdad, y en tanto se
considera a lo falso como un mal que distorsiona nuestra concepción de lo que
es real, no es posible que semejantes actividades pasen sin ser reducidas a la
mera exaltación de las virtudes tanto de héroes como Dioses. En las palabras de
platón:

Tales afirmaciones además, son perniciosas para quienes las escuchan. Pues
todo hombre se perdonará a si mismo tras obrar mal, si está convencido de que
cosas semejantes hacen y han hecho también(Platón):
“Los parientes de los dioses,
más próximos a Zeus de quienes hay en el éter
del monte Ideo, un altar a Zeus paterno,
y en quienes no se ha extinguido aún la sangre divina.” Esquilo (fr . 155 )

Y es comprensible esta idea, si vemos como un verdadero atributo del hombre


el no distinguir entre las virtudes y los elementos fantásticos que representan
dichas alegorías, narraciones o diálogos. En la actualidad es fácil darse cuenta
que muchas personas, en especial los niños, a quienes va dirigida esta
educación primera, suelen querer representar lo que ven en la televisión, o el
cine, resultando lastimados o incluso perdiendo la vida. De igual manera, en el
sentido de una educación moderna ejercida por los padres, resultará evidente
que si un niño ve que su padre bebe alcohol hasta embriagarse, el niño, cuanto
más pronto al crecer repita dicha experiencia, mayor sentirá que es un símil de
una autoridad a la cual respeta y ve como un paradigma de comportamiento.
Aplicando esto al texto, la fuerza que tiene la representación artística de dichos
modelos de comportamiento depende enteramente de la sensibilidad del
receptor de determinada imagen. Un ejemplo es toda la gente que ha leído una
novela romántica y dentro de sus paginas se habla de un romance turbulento,
lleno de grandes arranques de pasión, efusividad, llanto, entre otras
manifestaciones de comportamientos nocivos que se ven adornados por la
prosa, y la calidad estética de la obra. Habrá algunas personas, cuya
predisposición sentimental, sea la reproducción en vida de dicha obra, por la
mera identificación que pueda tener con alguno de los personajes, haciendo de
un elemento de ficción, una solución coherente a la propia evasiva de su
realidad concreta, que requeriría de cambiar su comportamiento para así poder
estar mejor consigo misma. La sensibilidad que tenemos ante una obra
cualquiera, puede jugar con nuestra concepción de lo que es correcto, o más
bien, de lo que es justificable. La idea de “no soy el único al que le pasa esto”, se
transforma en un estandarte de justificaciones y autocomplacencias que nos dan
licencias para mantenernos en un punto inestable, atribuyéndole todo el peso de
la responsabilidad a la manifestación artística de una persona. Sin embargo hay
otras personas que simplemente toman la misma obra como una simple historia
que no ofrece ningún tipo de fantasía extramental, y que sólo se transforman en
un buen adorno intelectual en su librero. Para estudiar la estética de cualquier
obra sería necesario desprenderse de cualquier tipo de identificación personal,
sin embargo como experiencia estética misma pasaría a ser un acto mecánico,
pues toda experiencia de admiración por una obra de arte necesita
forzosamente una manifestación emotiva que nos permita sustraer de la obra un
elemento que puede amalgamarse con las representaciones que tenemos de
nosotros mismos, y que sentimos compartir con el autor, o incluso con la obra
más que con el autor por sí mismo. Aunque ese es claramente otro tema. Por
otro lado la idea de reprimir la creación al grado de obligar a que las cosas que
se digan de algo, o alguien, pasen a la mera exaltación de sus virtudes,
transgrede uno de los mayores bienes de la creación artística la cual es la
libertad de expresar lo que la vida representa bajo la mirada del autor y
evidentemente sería ofrecer una mentira sobre lo que el creador de la obra
siente, y consecuentemente estaría ofreciendo algo que no es bello, por
contener una representación que no va acorde a lo dicho, o hecho por la
persona que crea la obra.

Esto crea un problema para el enfoque que la Estética le de a un determinado


objeto de estudio, puesto que no solamente estudia al individuo como receptor
de una obra, sino a la obra misma, y también al autor mismo de la obra. Aunado
a esto, cada uno de esos tres elementos se disecciona y se debe estudiar más a
fondo puesto que se debe conocer la predisposición sensible que contiene cada
uno de ellos. Por otra parte las cualidades estéticas están incluso en la
naturaleza:

Pues bien, la pintura está plena de ellas, y lo mismo toda artesanía análoga
como la de tejer o bordar o construir casas o fabricar toda clase de artefactos
caseros; y también la naturaleza de los cuerpos de animales y la naturaleza de
las diversas plantas(Platón) (Segunda vez mencionado en el texto)

Podemos concluir que las experiencias estéticas y la sensibilidad del agente


receptor son una misma cosa, en tanto dependen enteramente de los motivos
que llevan al sujeto a sentir determinada predisposición por esa exacta
experiencia. Esta sensibilidad es un tanto engañosa, como ya lo hemos visto,
pero no está en la experiencia misma el engaño de las cosas, sino, más bien, en
la persona que se ve afectada por dicha imagen. La estética, de alguna manera,
intenta comprender las motivaciones de la experiencia en concreto,
permitiéndole analizar diferentes objetos de estudio, en sus múltiples
representaciones, y cada uno de sus elementos, haciendo de ese estudio una
labor bastante compleja, pues el límite de el estudio de la estética, está en el
límite creativo, y emocional del ser humano.

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