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Xixona, pulmón de Alicante

Luis Cremades
16 enero, 2019

“Somos un pueblo pequeño”

Se acercan las elecciones y se reviven conversaciones aparcadas,


las mismas cada cuatro años, como en un mundial o unas
olimpiadas. Detenemos el tiempo gracias a un lenguaje oxidado y
siempre incompleto.

Se escucharán eslóganes y frases certeras, obvias, como que hay


que —ese “hay que”, que se lleva mucho y a nadie compromete—
… “Hay que” promocionar el turismo (esto es: llenar de casetas la
plaza y de coches los arcenes)… Y este año, nueva palabra
mágica, “hay que diversificar”. Pero nunca supimos de qué turismo
estaban hablando, ni qué clase de diversificación —¿industrial?—
nos proponen ahora.

Sabemos que los ayuntamientos saben gastar, aunque sea en


infraestructuras que, además, suelen terminar con sobrecoste. No
es fácil trabajar con la administración, no siempre se cobra, o no
siempre en tiempo y forma.

Pero se echan de menos conversaciones sobre ideas, proyectos,


conocimiento, sobre evaluación y mejora de los servicios, sobre
sistemas de participación… Nos excusamos diciendo con boca de
pez que este es un pueblo pequeño y que hay que perdonarnos
(así se disculpó mi tío Pote ante Joan Manuel Serrat, cuando
actúo en el pueblo y el artista salía espantado por la falta de
preparación, atención y cumplimiento del contrato).

“Somos un pueblo pequeño” no tiene porqué significar que no


sepamos organizar un concierto. “Somos un pueblo pequeño” no
tiene porqué significar que no somos capaces de organizar y
desarrollar una comunidad. “Somos un pueblo pequeño” también
puede significar que atendemos los detalles y las personas, que
podemos mirarles a los ojos antes, durante y después de cualquier
negociación.

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Conectividad y corredores

El dato más preocupante es el descenso en la población. No es


malo en sí, ni siquiera aunque Mutxamel y Sant Vicent crezcan.
Xixona forma parte de una comarca, l’Alacantí que se está
transformando —en conflicto y competencia no siempre sana entre
Elx y Alacant— en una gran conurbación que ya es uno de los
núcleos de población más importantes de España.

En el siglo XXI, los mapas se encogen y se alejan en función de las


comunicaciones, físicas, energéticas o de información. Cuando se
encogen, la población, los núcleos urbanos tienden —o se
pretende que tiendan— a formar “corredores”, como sería el
“corredor mediterráneo”, si lo hubiera.

Desde el punto de vista de la conectividad, Xixona se encuentra


entre tres zonas intensamente conectadas entre sí, aunque ajenas
unas de otras: la gran conurbación l’Alacantí/Elx, la zona de
turismo costero desde Sant Joan hasta Benidorm y el valle
industrial de l’Alcoiá. Xixona está en contacto con las tres y sin
embargo no se integra plenamente en ninguna.

A través del clúster (racimo) industrial —del que no hay una


memoria anual disponible, ¿o sí?— Xixona puede conectar con
centros de I+D consolidados como el del sector del juguete (AIJU),
en Ibi, con buena capacidad para innovar mediante formación
financiada a través de programas europeos.

No he visto en Xixona inversión de programas europeos, ni


intención de obtenerlos… ¿Serán operaciones secretas en el
Consejo Regulador?

La creencia de que Xixona puede competir para transformarse en


una ciudad residencial como Mutxamel o San Vicent que nutra de
personal a l’Alacantí no parece posible con la variedad de oferta
accesible en la costa. De hecho, es el deseo de todo jijonenco que
trabaja fuera: instalarse en un lugar más cómodo.

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Estrategia: misión, visión y valores

En estos últimos siete años, el Ayuntamiento de Xixona ha


encargado, hasta donde sé, dos planes estratégicos, el primero
sólo para el turismo; el segundo no sé si general o sólo industrial.
Pagados con dinero público, no he conseguido leer ni siquiera un
resumen de sus conclusiones. ¿En qué momento se han hecho
públicos? ¿Cómo definen la misión, visión y los valores del pueblo?
¿Qué proyectos se definen como prioritarios?

Parece que del Plan de Turismo salió una recomendación: la Feria


de Navidad. (Imposible saberlo a ciencia cierta.) Y del Plan
Estratégico Industrial ha debido salir la nueva palabra sin
significado: “diversificar”.

¿Qué querrán diversificar? Espero que no sea la producción. El


turrón y el helado están en su madurez. No sé si tienen resueltos
programas de sucesión, relevo generacional y arraigo de las
empresas, particularmente Pymes. La llegada de Procter&Gamble
ha supuesto una contribución notable que, significativamente, los
jijonencos se resisten a integrar en su cultura, como si nos hubiera
salido un grano en el polígono. Esto ha supuesto hasta ahora
‘diversificar’ la industria.

Xixona ha sido y es “La cuna del turrón”, y también del helado,


(una tradición más amplia en el Mediterráneo).

Pero Xixona puede defender, también, otra expresión, otro símbolo


muy escuchado (más fuera que dentro del pueblo): “Xixona,
pulmón de Alicante”. Su monte —en el sentido más amplio del
término: su reserva, su mirador, el contacto con una naturaleza y
un paisaje que han sobrevivido a la pasión depredadora de la
costa— son el pulmón de la nueva comarca súper-urbana. Una
naturaleza que conserva propiedades curativas para la neurosis
urbana.

¿Sería posible asumir esa visión? Desarrollar el potencial de la


naturaleza en el término municipal de Xixona. ¿Hay un Plan de
Gestión del Monte? ¿Se hacen compatibles intereses ecológicos,
geológicos, forestales, ganaderos, agrícolas, deportivos,

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turísticos…? El monte es habitualmente lugar de conflicto entre una
diversidad de intereses. ¿Hay un mapa de esa diversidad de
intereses? ¿Hay un mapa del monte, de su propiedad, usos
actuales y necesidades?

Una apuesta por los recursos naturales del municipio afinaría mejor
el tipo de turismo que pudiera interesarse en la oferta del pueblo. El
único dato que se incrementa —marcando una tendencia contraria
a la pérdida de población— es el de excursionistas… Si hay un
plan de gestión de recursos naturales, podrá haber opciones para
acampar, podrán ofrecerse actividades de montaña y programas
de formación asociados, con mayor valor añadido. El Centre
Excursionista de Xixona tendría un papel que jugar.

Bart Leo Jozef —jijonenco adoptivo (también exiliado en la


costa)— ha mapeado las fuentes y acuíferos del municipio. “Hay
mucho trabajo hecho y queda mucho por hacer”, era un eslogan
que me gustaba: mapear el monte y sus usos es uno concreto. En
grupo, en equipo, en conversación con otros, se hace más fácil
pasar de las palabras a la acción.

En Alfaç del Pi hay un centro de salud que acoge ancianos del


norte de Europa para que reciban su dosis de vitamina D solar. Es
más barato trasladarlos quince días que tostarlos con rayos UVA
durante el año. Tanto es así que el gobierno noruego ha construido
uno de su propiedad y gestión en La Vila. ¿Interesa ese tipo de
trabajo en el pueblo? ¿Atraería población o perjudicaría el actual
mercado negro de cuidado de ancianos?

Xixona tendría la opción de completar su red de relaciones con


l’Alacantí y l’Alcoiá buscando socios municipales para la promoción
de este turismo “slow” (lento o ‘de naturaleza’), como serían Busot
y Aigües.

Menos piedras y más proyectos: salud, energía, música y


audiovisuales

Esto son sólo apuntes de un observador que no sale de su casa,


pero que escucha y atiende lo que oye: nostalgia, desidia y un

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cierto compromiso con la ignorancia por parte de responsables de
servicios de atención ciudadana.

Si el municipio no dispone de un cuadro de mando con datos de


los diferentes servicios —municipales o dependientes de cada
consellería— será difícil evitar su deterioro. No disponemos de
sistemas ni dispositivos de evaluación y control. No se publican
datos de fracaso escolar o de quejas sobre los servicios que
recibimos los vecinos. La comunicación por mail o el seguimiento
con nuevas tecnologías parecen estar “culturalmente prohibidos”.
La comunicación se reduce a hacer “click” en plataformas mal
diseñadas que ni siquiera permiten gestionar reclamaciones de
manera fiable. Eso, en el siglo XXI, es negligencia.

Pedimos carreteras, porque no dependen de nosotros, y nos gusta


reclamar “lo que es nuestro”. Pero elegimos ignorar lo que sí
depende de nosotros: informar, evaluar, contrastar, reflexionar,
contar nuestra historia y proyectar nuestro futuro. Pedimos más y
mejor asfalto para rodar los coches, pero las páginas web y las
comunicaciones on line son impracticables.

En este contexto se echa en falta un programa de extensión


universitaria del que se oían actividades y ya no se oyen. Es posible
que yo haya perdido contacto. Haría falta conectar ese o cualquier
programa de investigación con las posibilidades medio ambientales
del pueblo en sus tres ecosistemas: el desierto, el valle y la
montaña. También haría falta estudiar las posibilidades de
reconversión del vertedero —actualmente en modo cesión de suelo
sin derecho a cogestión— a través de programas de reciclaje,
compostaje, obtención de energía, etc.… En un pueblo cerca de
Malmö (Suecia) han conseguido un mix energético 20% más barato
que en Malmö. ¿Sería posible con la nueva legislación energética?
¿Sería buen reclamo para atraer inversión y trabajo a los polígonos
industriales? ¿Compatible con la presumible nueva planta solar?

La rehabilitación integral del casco antiguo no puede hacerse sin


saber quién va a vivir allí y a qué se van a dedicar. Todavía
conserva el aire de un barrio vivido… ¿Se convertirá en un barrio
comercial para turistas? ¿En un barrio de vivienda social para
jóvenes? ¿Un “colegio mayor” para personal investigador de la
universidad? ¿Un destino de larga estancia para gente creativa en

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busca de otro tipo de vida? ¿Se gentrificará o se acentuará su
marginalidad?

Hace poco me convocaron a una reunión de vecinos y hace menos


me echaron en cara que no había ido. Era una invitación sin
documentación previa, sin orden del día, sin medio de confirmación
y sin acceso para discapacitados. En otras palabras, parece que
aún podemos aprender a reunirnos… Una oportunidad más para la
mejora.

Habría que estudiar con urbanistas y arquitectos las posibilidades


más razonables. Hay estudios de rehabilitación compuestos por
seis licenciados en Bellas Artes y un contenedor con todo lo
necesario para fabricación e impresión 3D… Lo más inquietante es
que se pretenda rehabilitar el castillo sin saber los usos y las
necesidades de los futuros habitantes del barrio que ha crecido a
sus pies.

Habría que simplemente saber… Mientras tanto hay mil ideas


flotando en el aire, como la música y la producción musical. Xixona
tiene dos grandes lujos que la empobrecerían si se perdieran: un
tempo lento y silencio. Es un lugar perfecto para crear y grabar
ahora que las producciones audiovisuales han bajado radicalmente
su coste, como radicalmente ha mejorado su accesibilidad.

Redes y talleres

Si hablamos de conectividad, hablamos de redes… Si hablamos de


naturaleza, de proveer el contacto necesario con la naturaleza a los
(habitualmente) trastornados habitantes de la ciudad, será
necesario participar en las redes donde estos clientes fluyen. En
particular las redes “Slow food” o “Cittaslow” que atraen un
turismo más capaz de apreciar los valores naturales del pueblo y su
entorno.

Y si hablamos de aprendizaje como garantía para adaptarnos al


futuro y para que las nuevas generaciones tengan en Xixona un
modelo de convivencia y desarrollo sería necesario integrarse en la
Red de Ciudades Educadoras, como han hecho Alcoi y

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Mutxamel. Ellos sí, nosotros no. (Y no será porque no les haya
llegado alguna propuesta.)

Cada proyecto es un programa de investigación propio que


requerirá apoyo institucional, (ojalá que por parte de la
administración). Pero se echa en falta un apoyo más decisivo por
parte de asociaciones como “El Trabajo” o instituciones invisibles
como el GEX (Grup de Estudis Xixonencs) que presidí poco
menos de un cuarto de hora, con mucho orgullo. No podemos
decir que hay desidia en el pueblo mientras mostramos desidia.

Hay inquietud en desarrollar una cultura en valenciano/catalán


mientras las administraciones evitan ponerse de acuerdo para
desarrollar un espacio cultural común a las tres comunidades que
comparten una misma lengua. Esa cultura, si surge, lo hará a través
de la acción, no en los libros. A través de proyectos que ayudarán a
renovar y recrear diversos alfabetismos en valenciano (y en
español).

Si se propone crear un centro de interpretación de la naturaleza


será una opción para nombrar el entorno en valenciano… Si se
apoyan iniciativas audiovisuales para promover el pueblo entre
videodirectores aficionados se estará apoyando el valenciano. ¿No
hay un grupo de jóvenes grabando las charlas del cronista
Bernardo Garrigós? ¿No se animan a convertirlo en youtuber? ¿Al
menos a tentarlo? Y, como el cronista de la ciudad, hay muchos
otros a los que convendría grabar, para cuidar nuestra memoria y
reforzar la convivencia. ¿Nadie va a remasterizar y poner en
videoclip las canciones de grupos como “Qué dirán de nosaltres?”,
donde participaba Lluís Garrigós? Amén de otros músicos del
pueblo, como Mugroman o mi quinto Robert Perdut. ¿Se pueden
acercar figuras como las de Elisa Ibáñez o Fernando Espí a las
nuevas generaciones a través de la grabación de videos conjuntos?
Josep Mateo —aparte de autor del libro que más apetece leer en
este momento— sería guionista y protagonista, como Félix
Rodríguez de la Fuente, en documentales que completen lo que
sabemos de nuestro pueblo, de sus usos y costumbres, de su
manera de ser y su forma de vida.

Mientras tanto y, para animar, en mi carta a los Reyes Magos


pedía una serie en YouTube, hecha en el pueblo, sobre la gente de

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este pueblo, sus inquietudes y sus interrogantes, en capítulos de
diez minutos. La pueden grabar los expulsados con la amenaza de
un “parte que nunca llega, para evitar que llegue también a la
inspección y tener que dar explicaciones.

Si hay un trabajo educativo es asumir la propia historia y


transformarla con un proyecto de futuro, individual o colectivo. Esa
historia colectiva es la que se leerá en las etiquetas y en la imagen
del turrón; la que se contará a los consumidores de helado; la que
deberán contar los viejos a los jóvenes, si es que a alguien —
público o privado— se le ocurre proponer un centro de formación
intergeneracional… (Ya que no lo preguntan, había pensando en el
antiguo mercado), donde crear un taller audiovisual, otro de
robótica (haciendo gran gasto en Lego ©); otro en el que los
alumnos enseñen programación a sus profesores con Scracht.
Una especie de gran guardería tecnológica capaz de servir de
estímulo, sin amenazas ni bullying, entre funcionarios y liberados
de su derecho a la educación. Un lugar seguro donde equivocarse
y aprender. Algo que, hoy, no ofrece la escuela.

Y, ya que estamos, ¿podría el Ayuntamiento certificar las


competencias demostradas en estos talleres o actividades de
voluntariado de manera que puedan completar oficialmente un
currículo laboral?

Despedida y cierre

Finalmente sólo añadir que el objetivo de estos párrafos es animar


a la reflexión y al diálogo. No renuncio a provocar, no renuncio a
respetar. Añadan o contradigan lo que les parezca pero, por una
vez, evitemos frases solemnes (en las que diuen “no hem cregut
mai”), breves, sentenciosas, quedan tan bien frente a un arroz pero
producen vergüenza ajena cuando se habla del futuro de las
próximas generaciones. ¿Sabemos hablar? Practiquemos aunque
no vengan elecciones.

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