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INTRODUCCIÓN
Los trastornos alimenticios son enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de que se
manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten en una gama muy compleja
de síntomas entre los que prevalece una alteración o distorsión de la autoimagen corporal, un
gran temor a subir de peso y la adquisición de una serie de valores a través de una imagen
corporal.
También en algunos casos la publicidad marca una gran parte en esto ya que los jóvenes que
miran un anuncio de comida o bebidas se antojan de comerlo o beberlo, esto hace que al ingerirlo,
lo devuelvan por su mala alimentación.
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................... 1
DESNUTRICIÓN................................................................................................................. 8
BULIMIA........................................................................................................................... 12
ANOREXIA ...................................................................................................................... 16
¿QUÉ SON LOS TRASTORNOS ALIMENTICIOS?
Un trastorno de la alimentación es una enfermedad que causa graves perturbaciones en su dieta
diaria, tales como comer cantidades muy pequeñas o comer en exceso. Una persona que tiene un
trastorno de la alimentación puede haber comenzado por comer pequeñas o grandes cantidades
de comida, pero en algún momento el impulso de comer más o menos se disparó fuera de control.
Angustia severa o preocupación por la forma o el peso del cuerpo también se pueden caracterizar
como un trastorno de la alimentación.
Los trastornos de la alimentación afectan tanto a los hombres como a las mujeres.
Aunque los trastornos alimenticios pueden comenzar con preocupaciones por la comida y el peso,
son mucho más que solamente comida. La gente con trastornos alimenticios utiliza la comida y el
control de la comida como un intento para compensar los sentimientos y emociones que de otra
manera son vistos como insoportables. Para algunos, la dieta, los atracones y la purgación pueden
comenzar como una forma de lidiar con las emociones dolorosas y para sentirse en control de su
vida personal, pero al final estos comportamientos dañan la salud física y emocional, la autoestima
y la sensación de competitividad y control de la persona.
Sobrepeso y obesidad
¿Cómo se detecta?
El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla
(altura) que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se
calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2).
Por ejemplo una persona que pesa 60 kg y mide 1,60 m de estatura tiene un IMC=23.4 (60/1.60 =
60/2.56= 23.4).
Pero además del peso importa el lugar donde se acumula la grasa. En el hombre es más frecuente
su distribución abdominal y en la mujer a nivel de la cadera.
La distribución abdominal de la grasa se asocia a aumento del riesgo de enfermedades
cardivasculares, diabetes e hipertensión arterial y se evalúa a través de la medición del perímetro
de cintura. Se considera de riesgo un perímetro de cintura superior a 88 cm en la mujer y 102
cm en el varón.
La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es una alteración del balance de energía entre
las calorías consumidas y gastadas. En el mundo, se ha producido: un aumento en la ingesta de
alimentos hipercalóricos que son ricos en grasa, sal y azúcares simples pero pobres en fibra,
vitaminas, minerales y otros nutrientes, y paralelamente, una disminución de la actividad física
como resultado de la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, de los
nuevos modos de desplazamiento y de una creciente urbanización.
¿Cuáles son las consecuencias comunes del sobrepeso y la obesidad para la salud?
¿Qué es la anemia?
Para entender la anemia, ayuda empezar recordando en qué consiste respirar. El oxígeno que
inhalamos no se queda en los pulmones. Nuestros cuerpos lo necesitan como combustible del
cerebro y demás órganos y tejidos que nos permiten funcionar. El oxígeno llega a todos esos
órganos a través del torrente sanguíneo, transportado por los glóbulos rojos.
Los glóbulos rojos, que se fabrican en la médula ósea, actúan a modo de buques transportadores,
transportando el oxígeno por los canales del torrente sanguíneo. Los glóbulos rojos
contienen hemoglobina, una proteína que se une al oxígeno. Para fabricar suficiente hemoglobina,
el cuerpo necesita tener mucho hierro. Obtenemos ese hierro, junto con los demás nutrientes
necesarios para fabricar glóbulos rojos, de los alimentos que ingerimos.
La anemia ocurre cuando una persona tiene menos glóbulos rojos de lo normal. Esto puede
deberse a tres razones principales:
Pérdida de sangre
Cuando se pierde una cantidad reducida de sangre, la médula ósea puede compensarla sin que la
persona se ponga anémica. Pero si se pierden grandes cantidades de sangre en poco tiempo, lo
que puede ocurrir, por ejemplo, cuando se sufre un accidente o una lesión importante, la médula
ósea no puede reemplazar los glóbulos rojos perdidos lo bastante deprisa.
Perder cantidades reducidas de sangre durante un período de tiempo prolongado también puede
provocar anemia. Esto les puede ocurrir a las chicas que tienen menstruaciones muy copiosas,
sobre todo si sus dietas no contienen suficiente hierro.
Anemia ferropénica
La anemia ferropénica (por deficiencia de hierro) es el tipo de anemia más frecuente entre los
adolescentes norteamericanos. Ocurre cuando la dieta de una persona contiene una cantidad
insuficiente de hierro. La deficiencia de hierro —cuando se reducen las reservas de hierro del
cuerpo— es el primer paso hacia la anemia. Si las reservas de hierro del cuerpo no se normalizan,
la deficiencia de hierro continuada hace que la producción de hemoglobina se ralentice. Cuando la
concentración de hemoglobina y la producción de glóbulos rojos caen por debajo de lo normal, se
dice que una persona tiene anemia. Las personas con anemia suelen estar pálidas y cansadas
constantemente.
Hay otras razones nutricionales por las que el cuerpo puede fabricar una cantidad insuficiente de
glóbulos rojos. Para fabricar estas células sanguíneas, se necesita vitamina B12 y ácido fólico, por
lo que es importante que incluyas una cantidad suficiente de estos nutrientes en tu dieta. Cuando
la médula ósea no está funcionando adecuadamente debido a una infección, una enfermedad
crónica o determinados medicamentos, como la quimioterapia, también se puede desarrollar
anemia.
Anemia hemolítica
En una persona con anemia hemolítica la vida media de los glóbulos rojos es más corta de lo
normal. Al morir los glóbulos rojos antes de tiempo, la médula ósea no puede compensar esta
pérdida para mantener una cantidad adecuada de glóbulos rojos en sangre. Esto puede ocurrir por
diversas causas. Una persona puede padecer anemia falciforme o esferocitosis. En otros casos, una
disfunción en el sistema inmunitario puede provocar la destrucción de glóbulos rojos. Por ejemplo,
como reacción a determinadas infecciones o medicamentos, se pueden producir anticuerpos que
atacan y destruyen a los glóbulos rojos por error.
Puesto que durante la adolescencia se hacen rápidos estirones, los adolescentes están en
situación de riesgo de padecer anemia ferropénica. Durante un estirón, el cuerpo tiene mayor
necesidad de todo tipo de nutrientes, incluyendo el hierro, que solo podemos incorporar a través
de los alimentos que ingerimos.
Tras la pubertad, las chicas tienen más probabilidades que los chicos de padecer anemia
ferropénica. Esto obedece a que necesitan más hierro para compensar la sangre perdida a través
de la menstruación. El embarazo también puede ser una causa de anemia. Y algunas dietas de
adelgazamiento contienen una cantidad insuficiente de hierro.
Los vegetarianos tienen más probabilidades de desarrollar anemia ferropénica que las personas
que comen carne, ya que la carne roja es la mejor fuente de hierro de fácil absorción. Aunque los
cereales y algunas verduras, frutas y legumbres también contienen hierro, no son tan ricos en este
nutriente como la carne, y el hierro que contienen no se absorbe tan bien.
Es fácil pasar por alto los síntomas de la anemia porque este es un trastorno que, por lo general, se
instaura gradualmente. Estar pálido puede ser un signo de anemia porque por los vasos
sanguíneos circulan menos glóbulos rojos. El corazón de una persona anémica late más deprisa en
un intento de bombear la misma cantidad de oxígeno al resto del cuerpo, por lo que puede tener
el pulso más acelerado de lo normal.
A medida que la anemia va progresando, los afectados suelen sentirse muy cansados y faltarles el
aliento, sobre todo al subir escaleras o hacer ejercicio. También pueden tener dolor de cabeza. La
deficiencia de hierro, que ocurre antes de que se desarrolle la anemia ferropénica propiamente
dicha, puede afectar a la capacidad de concentración, el aprendizaje y la memoria.
¿Cómo se diagnostica?
Si vas al médico porque crees que podrías tener anemia, probablemente te hará una exploración
física. También te formulará preguntas sobre lo que te preocupa, los síntomas que tienes, tu salud
pasada y actual, la salud de tu familia (por ejemplo, si algún pariente tuyo tiene anemia), los
medicamentos que tomas, si eres alérgico a algo y otras cuestiones. Esto recibe el nombre
de antecedentes médicos o, en la jerga médica, anamnesis.
Como parte de la anamnesis, es posible que el médico te haga preguntas sobre tus hábitos
alimentarios. Si eres chica, tal vez te pregunte cómo sueles tener las menstruaciones, por ejemplo,
si estas suelen ser copiosas, cuando menstruaste por primera vez, cada cuánto te viene la regla y
cuántos días te dura.
Si el médico sospecha que puedes tener anemia, probablemente te mandará un análisis de sangre.
En este análisis se determinará, entre otras cosas, la cantidad, tamaño y forma de los glóbulos
rojos, el porcentaje de sangre que representan los glóbulos rojos y la cantidad de hemoglobina
presente en la sangre. Con esta información, el médico sabrá si tienen o no anemia y tal vez te
mande análisis complementarios (como determinar la concentración de hierro en sangre),
dependiendo de lo que sospeche que puede estar provocándote la anemia.
¿Cómo se trata?
El tratamiento de la anemia depende de su causa. Si la anemia está provocada por una deficiencia
de hierro, probablemente el médico te mandará un suplemento de hierro para que te lo tomes
varias veces al día. Probablemente te volverá a mandar un análisis de sangre cuando lleves un
tiempo tomando el suplemento. Aunque el análisis indique que la anemia ha mejorado, es posible
que tengas que seguir tomando el suplemento de hierro durante varios meses más para recuperar
las reservas de hierro de tu organismo.
Puesto que muchas personas tienen náuseas si toman suplementos de hierro con el estómago
vacío, ayuda bastante tomárselos con comida. La vitamina C favorece su absorción, o sea que
bébete un vaso de zumo de naranja o pomelo cuando te tomes el suplemento de hierro. Hay más
formas de incrementar las probabilidades de que el organismo absorba el hierro ingerido a través
de los alimentos. Por ejemplo, evita beber té junto con alimentos porque contiene una sustancia
denominada tanino que reduce la capacidad del organismo para absorber el hierro. La leche
también interfiere en la absorción de hierro, de modo que no tomes leche cuando comas
alimentos ricos en hierro si quieres absorber bien este nutriente.
Unas personas necesitan más hierro que otras: por ejemplo, las chicas necesitan más hierro que
los chicos. Y las chicas que pierden mucha sangre en la menstruación necesitan más hierro que las
que pierden poca sangre.
Para estar seguro de que ingieres suficiente hierro, sigue cada día una dieta equilibrada,
empezando con un buen desayuno que incluya una fuente de hierro, por ejemplo, pan o cereales
enriquecidos con hierro. La carne magra, las pasas, las espinacas, los huevos, las judías secas y la
melaza también son ricos en hierro.
Si la anemia de una persona está provocada por otro trastorno médico, su médico hará lo
adecuado para identificar y tratar la causa. Las personas que tienen ciertos tipos de anemia
necesitan ir a un especialista, denominado hematólogo, para que les proporcione cuidados
médicos adaptados a sus necesidades.
La buena noticia es que en la mayoría de los casos la anemia tiene fácil tratamiento. ¡Y en cuestión
de semanas, recuperarás tu nivel de energía!
Desnutrición
Desnutrición. Deficiencia de nutrientes que generalmente se asocia a dieta pobre en vitaminas,
minerales, proteínas, carbohidratos y grasas, alteraciones en el proceso de absorción
intestinal, diarrea crónica y enfermedades como cáncer o sida. Este padecimiento se desarrolla
por etapas, pues en un principio genera cambios en los valores de sustancias nutritivas contenidas
en sangre, posteriormente, ocasiona disfunción en órganos y tejidos y, finalmente, genera
síntomas físicos con el consecuente riesgo de muerte.
Comportamiento
Cabe destacar que hay periodos de la vida en los que se tiene mayor predisposición a padecer
desnutrición, como infancia, adolescencia, embarazo, lactancia y vejez, siendo el primero el que
puede dejar severas secuelas, por ejemplo, disminución del coeficiente intelectual, problemas de
aprendizaje, retención y memoria, escaso desarrollo muscular e infecciones frecuentes.
Esto último representa una de las principales causas de mortalidad, ya que el déficit de nutrientes
altera las barreras de inmunidad que protegen contra el ataque de gérmenes.
Desnutrición primaria
Desnutrición secundaria
Su aparición se debe a que los alimentos ingeridos no son procesados por el organismo de manera
adecuada debido a que diversas enfermedades interfieren con la digestión, entre dichos
trastornos se encuentran infecciones crónicas, insuficiencia cardiaca, deficiencias enzimáticas a
nivel intestinal, alteraciones en hígado, colitis, parasitosis, diabetes mellitus, cáncer o sida.
Agrupa a personas cuyo peso corporal representa del 76 a 90% del esperado para su edad y talla;
en estos casos se consumen las reservas nutricionales pero el funcionamiento celular se mantiene
en buen estado.
El peso corporal se encuentra entre 61 y 75% del ideal, y quienes la sufren tienen agotadas sus
reservas de nutrientes, por lo que en el intento por obtener energía lesionan a las células.
El peso corporal es menor al 60% del normal; las funciones celulares y orgánicas se encuentran
sumamente deterioradas y se tiene alto riesgo de morir.
Marasmo
Estado grave que se caracteriza por ocasionar decaimiento del organismo debido a inadecuado
aporte de calorías y proteínas, el cual deriva en excesiva pérdida de peso, tumefacción de piel y
tejido subcutáneo, hundimiento del abdomen, temperatura baja, pulso lento y diarrea.
Kwashiorkor
Etiología
Síntomas
Diagnóstico
Se considera la historia alimenticia del paciente y se realiza valoración médica, la cual incluye
mediciones de peso, talla y pliegues cutáneos.
Se solicitan análisis clínicos de sangre y orina (como absorción de la D-xilosa o albúmina), los que
indican el grado de deficiencia de vitaminas, proteínas y minerales.
Pronóstico
El pronóstico depende de la causa de la desnutrición. La mayoría de las deficiencias nutricionales
se pueden corregir; sin embargo, si la causa es una condición médica, hay que tratar dicha
condición con el fin de contrarrestar la deficiencia nutricional.
Prevención
En el recién nacido es primordial el consumo de leche materna, ya que cuenta con los nutrientes
que le permitirán desarrollarse de manera normal y crear defensas; en caso que la madre no
pueda alimentarlo, el pediatra recomendará fórmula láctea que le proporcionará al pequeño
adecuada alimentación.
Quienes padecen diabetes, sida o cáncer deben cumplir de manera estricta su tratamiento y
comer en forma balanceada para reducir el riesgo de padecer desnutrición.
Bulimia
Qué es
La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza porque las
personas que la padecen suelen darse atracones recurrentes en los que ingieren grandes
cantidades de comida en un espacio corto de tiempo, es decir, comen más cantidad de comida
que la mayoría de personas en el mismo tiempo.
Los bulímicos son incapaces de dominar los impulsos que les llevan a comer y tienen la sensación
que no pueden parar de comer. Sin embargo, el sentimiento de culpa y vergüenzatras ingerir
muchos alimentos les lleva a una purga (vómitos autoinducidos o empleo de laxantes o diuréticos
o ambos), regímenes rigurosos o ejercicio excesivo para contrarrestar los efectos de las
abundantes comidas y evitar engordar.
Estas personas tienen cerca de 15 episodios de atracones y vómitos por semana y, en general, su
peso es normal, por lo que resulta difícil detectar la enfermedad. En un solo atracón pueden llegar
a consumir de 10.000 a 40.000 calorías.
Causas
En el origen de esta enfermedad intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales que
desvirtúan la visión que el enfermo tiene de sí mismo y responden a un gran temor a engordar.
El enfermo de bulimia siempre está muy preocupado por su peso, aun cuando es normal, pero no
puede reprimir sus ansias de comer. Además, los bulímicos no se encuentran bien consigo mismos
(no sólo físicamente, tampoco se valoran).Generalmente la bulimia se manifiesta tras haber
realizado numerosas dietas dañinas sin control médico. La limitación de los alimentos impuesta
por el propio enfermo le lleva a un fuerte estado de ansiedad y a la necesidad patológica de
ingerir grandes cantidades de alimentos.
Hasta el momento se desconoce la vulnerabilidad biológica implicada en el desarrollo de la
enfermedad y son más conocidos algunos factores desencadenantes relacionados con el entorno
social, las dietas y el temor a las burlas sobre el físico. Muchos de los factores coinciden con los de
la anorexia, como los trastornos afectivos surgidos en el seno familiar, el abuso de drogas,
la obesidad, la diabetes mellitus, determinados rasgos de la personalidad y las ideas
distorsionadas del propio cuerpo.
Por último, los factores socioculturales, como los ideales de delgadez que se imponen desde los
medios de comunicación, y las modas hacen que la sociedad tienda a intentar conseguirlos y
cuando no se logra provoca la frustración. Ésta se incrementa en la época adolescente.
Es importante aclarar que los trastornos de la conducta alimentaria no suelen aparecer cuando se
manifiesta uno de estos factores sino que es la confluencia de varios lo que puede llevar a que
aparezca la bulimia.
Síntomas
Generalmente las personas que padecen bulimia han sido obesas o han realizado numerosas
dietas sin control médico. Los bulímicos tratan de ocultar los vómitos y las purgaciones, por lo
que la enfermedad suele pasar desapercibida durante mucho tiempo. Los síntomas típicos de un
cuadro de bulimia son los siguientes:
Atracones o sobre ingesta de alimentos: El enfermo come una gran cantidad de alimentos en un
espacio de tiempo muy corto y no tiene control sobre la ingesta: presenta tal ansiedad que cree
que no puede parar de comer.
Los bulímicos no sienten ningún placer al comer ni tienen preferencias en cuanto al tipo de
alimentos, sólo buscan saciarse. Intentan evitar los lugares en los que hay comida y procuran
comer solos, por lo que su comportamiento suele ser asocial, tienden a aislarsey la comida es su
único tema de conversación. Además, la falta de control sobre los alimentos les produce grandes
sentimientos de culpa y vergüenza.
Repetición: Los ciclos de atracones y vómitos se manifiestan un mínimo de dos veces por semana.
Baja autoestima.
Además de las manifestaciones generales se pueden distinguir:
Alteraciones psicológicas
Los enfermos con bulimia nerviosa se caracterizan por una gran impulsividad y un bajo
autocontrol. Esto puede provocar que, además de los atracones, los bulímicos tiendan a meterse
en situaciones peligrosas o a entrar en discusiones con facilidad, teniendo grandes cambios de
humor.
Además, como la autoestima la tienen muy baja es frecuente que aparezcan síntomas
de depresión y ansiedad y que abusen del alcohol y las drogas. Los bulímicos también pueden ser
cleptómanos y ludópatas.
Síntomas físicos
En cuanto a los signos físicos que evidencian la enfermedad se encuentran la debilidad, dolores de
cabeza; hinchazón del rostro por el aumento de las glándulas salivales, sobre todo las
parótidas, problemas con los dientes, mareos, pérdida de cabello, irregularidades menstruales, y
bruscos aumentos y reducciones de peso, aunque generalmente no sufren una oscilación de peso
tan importante como la que se manifiesta en la anorexia. La bulimia puede ir acompañada de
otros trastornos, como la promiscuidad sexual.
Las consecuencias clínicas son:
Arritmias que pueden desembocar en infartos.
Deshidratación.
Intestino irritable y megacolon.
Reflujo gastroesofágico.
Hernia hiatal.
Caries dentales.
Pérdida de masa ósea.
Perforación esofágica.
Roturas gástricas.
Pancreatitis.
Prevención
La prevención de la bulimia tiene que realizarse con un enfoque multidisciplinar. Los especialistas
destacan la importancia que tiene la prevención social y la colaboración de modelos, diseñadores,
presentadores de televisión, publicistas y deportistas, entre otras profesiones para reducir los
mensajes que se lanzan a la población que inciden en la pérdida de peso de forma no responsable
y engañosa y en las tallas de la ropa.
A nivel familiar conviene insistir en que las familias sigan una dieta equilibrada, como
la mediterránea, y que se evite la obsesión por la dieta, el peso o la imagen corporal.
Por otro lado, es recomendable que no hay una protección excesiva de los padres sobre los hijos.
Esto facilitará la autonomía del adolescente y que éste sea capaz de resolver problemas y tomar
sus propias decisiones.
Por último, desde la escuela se puede educar a los niños sobre alimentación y nutrición así como
fomentar la autoestima, las habilidades sociales y comunicativas.
Las personas bulímicas se caracterizan por una gran impulsividad y un bajo autocontrol: no pueden
parar de comer.
Tipos
En esta enfermedad se pueden distinguir dos subtipos:
Purgativo
Durante el episodio de bulimia nerviosa el enfermo recurre a los vómitos u otros métodos
purgativos, como laxantes y diuréticos, para evitar el aumento de peso.
No purgativo
En este caso el bulímico emplea otras conductas compensatorias como el ayuno o el ejercicio
físico compulsivo, pero no recurre a vómitos, diuréticos o laxantes con el fin de no engordar.
Diagnóstico
El médico sospecha de una bulimia nerviosa si una persona está demasiado preocupada por el
aumento de su peso y presenta grandes fluctuaciones, en especial si existen signos evidentes de
una utilización excesiva de laxantes.
Otras pistas incluyen tumefacción de las glándulas salivales de las mejillas, cicatrices en los nudillos
por haber usado los dedos para inducir el vómito, erosión del esmalte dental debido al ácido del
estómago y un valor bajo de potasio sanguíneo. Sin embargo, el diagnóstico dependerá de la
descripción del paciente de una conducta con la comida que sugiera la ingesta excesiva y la purga
posterior.
Sin embargo, el diagnóstico resulta complicado ya que los episodios de voracidad y vómitos se
ocultan con facilidad. Además, algunos síntomas pueden ser confundidos con los de otras
patologías.
Para un diagnóstico adecuado es necesaria una entrevista psiquiátrica que desvele la percepción
que el enfermo tiene del propio cuerpo y la relación que mantiene con la comida. Asimismo, es
necesaria una exploración física completa para detectar los trastornos fruto de su
comportamiento alimenticio.
Tratamientos
El tratamiento de este trastorno de la alimentación tiene que ser multidisciplinar y adaptarse a
cada paciente de forma individual.
Las dos aproximaciones al tratamiento son la psicoterapia y los fármacos. Es mejor que la
psicoterapia la realice especialista con experiencia en alteraciones de la conducta alimentaria. Éste
decidirá además si el paciente necesita seguir una terapia con antidepresivos que ayude a
controlar la bulimia nerviosa.
En virtud de la gravedad, el paciente puede requerir a un tratamiento ambulatorio o ser
hospitalizado.
Los primeros pasos deben encaminarse a evitar los vómitos, normalizar el funcionamiento
metabólico del enfermo y enseñarle a mantener una dieta equilibrada y tener unos buenos
hábitos alimenticios.
Junto a este tratamiento, encauzado hacia la recuperación física, paralelamente se desarrollará
una terapia psicológica con el fin de reestructurar las ideas racionales y corregir la percepción
errónea que el paciente tiene de su propio cuerpo.
El tratamiento también implica la colaboración de la familia, ya que en ocasiones el factor que
desencadena la enfermedad se encuentra en su seno.
La curación de la bulimia se alcanza en el 40 por ciento de los casos, si bien es una enfermedad
intermitente que tiende a cronificarse. La mortalidad en esta enfermedad supera a la de la
anorexia debido a las complicaciones derivadas de los vómitos y el uso de purgativos.
Anorexia
Descripción general
Para evitar aumentar de peso o para seguir adelgazando, las personas anoréxicas suelen restringir
demasiado la cantidad de comida que consumen. Para controlar el consumo de calorías, pueden
vomitar después de comer o usar de modo indebido laxantes, suplementos dietéticos, diuréticos o
enemas. Además, para intentar bajar de peso, pueden ejercitarse en exceso. No importa cuánto
baje de peso, la persona continúa sintiendo temor a aumentar de peso.
La anorexia, al igual que otros trastornos de la alimentación, puede tomar el control de tu vida y
volverse muy difícil de sobrellevar. Pero con tratamiento, puedes lograr una mejor percepción de
quién eres, volver a tener hábitos de alimentación más saludables y revertir algunas de las
complicaciones graves que causa la anorexia.
Síntomas
Los signos y síntomas físicos de la anorexia nerviosa están relacionados con la inanición. Este
trastorno también incluye problemas emocionales y conductuales asociados con una percepción
irreal del peso corporal y con un temor muy intenso a aumentar de peso o a engordar.
Puede ser difícil advertir los signos y síntomas debido a que la noción de peso corporal bajo es
diferente para cada persona, y es posible que algunas no parezcan extremadamente delgadas.
Además, las personas con anorexia suelen esconder su delgadez, sus hábitos alimentarios o sus
problemas físicos.
Síntomas físicos
Los síntomas conductuales de la anorexia pueden incluir intentos de bajar de peso de las
siguientes maneras:
Darse atracones y provocarse vómitos para eliminar los alimentos, lo que puede incluir el
uso de laxantes, enemas, suplementos dietarios o productos herbarios
Preocupación por los alimentos, que a veces incluye cocinar comidas elaboradas para los
demás, pero no comerlas
Saltar comidas o rehusarse a comer con frecuencia
Negar el hambre o poner excusas para no comer
Comer solo unos pocos alimentos «seguros», por lo general, con bajo contenido de grasas
y calorías
Adoptar rituales rígidos para las comidas o la alimentación, por ejemplo, escupir la comida
después de masticarla
No querer comer en público
Mentir sobre la cantidad de comida que se ingirió
Sentir temor a aumentar de peso, que puede incluir pesarse o medirse el cuerpo repetidas
veces
Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que se perciben
Quejarse por estar gordo o tener partes del cuerpo que son gordas
Cubrirse con capas de ropa
Estado de ánimo indiferente (falta de emociones)
Retraimiento social
Irritabilidad
Insomnio
Disminución del interés en las relaciones sexuales
Cuándo consultar al médico
Si tienes alguno de los problemas mencionados más arriba, o crees que puedes tener un trastorno
de la alimentación, busca ayuda. Si les estás ocultando tu problema de anorexia a tus seres
queridos, intenta encontrar a una persona en quien confíes para hablar sobre lo que está
ocurriendo.
Causas
Factores biológicos. Si bien aún no está claro qué genes están involucrados, podría haber
cambios genéticos que hacen que algunas personas presenten un mayor riesgo de padecer
anorexia. Algunas personas pueden tener una tendencia genética al perfeccionismo, la
sensibilidad y la perseverancia: características vinculadas a la anorexia.
Factores psicológicos. Algunas personas con anorexia pueden tener rasgos de personalidad
obsesiva compulsiva que les facilitan seguir dietas estrictas y privarse de comer aunque
tengan hambre. Es posible que tengan una tendencia extrema al perfeccionismo, lo que
hace que piensen que nunca están lo suficientemente delgadas. Además, pueden tener
niveles altos de ansiedad y restringir su alimentación para reducirla.
Factores de riesgo
La anorexia es más frecuente en niñas y en mujeres. Sin embargo, cada vez más, los niños y los
hombres presentan trastornos de la alimentación, que, posiblemente, están relacionados con el
aumento de las presiones sociales.
Genética. Los cambios en genes específicos pueden hacer que ciertas personas tengan un
riesgo mayor de sufrir anorexia. Aquellos que tienen un familiar de primer grado (padre,
hermano o hijo) que haya padecido el trastorno presentan un riesgo mucho mayor de tener
anorexia.
Transiciones. Ya sea cambiar de escuela, casa o trabajo, cortar una relación o la muerte o
enfermedad de un ser querido, los cambios pueden causar estrés emocional y aumentar el
riesgo de anorexia.
Complicaciones
La anorexia puede tener muchas complicaciones. En su forma más grave, puede ser mortal. La
muerte puede ocurrir de manera repentina, incluso cuando una persona no está excesivamente
delgada. Puede ser resultado de ritmos cardíacos anormales (arritmias) o de un desequilibrio de
los electrolitos (minerales como el sodio, el potasio y el calcio que mantienen el equilibrio de los
líquidos en el cuerpo).
Anemia
Problemas del corazón, como prolapso de la válvula mitral, ritmos cardíacos anormales o
insuficiencia cardíaca
Pérdida muscular
Si una persona anoréxica está en estado de desnutrición grave, todos los órganos del cuerpo
pueden sufrir daños, incluido el cerebro, el corazón y los riñones. Es posible que este daño sea
irreversible, incluso cuando la anorexia está bajo control.
Además de un sinnúmero de complicaciones físicas, las personas con anorexia también suelen
tener otros trastornos de salud mental. Algunas de estas pueden ser:
Trastornos de la personalidad
Prevención
No hay nada que garantice la prevención de la anorexia nerviosa. Los médicos de cabecera
(pediatras, médicos familiares e internistas) están en una buena posición para identificar
indicadores tempranos de anorexia y evitar que se presente la enfermedad en estado avanzado.
Por ejemplo, en las consultas médicas de rutina, pueden hacer preguntas acerca de los hábitos
alimentarios y el grado de satisfacción con el aspecto.
Si notas que un familiar o amigo tiene baja autoestima, hace una dieta demasiado estricta y está
insatisfecho con su aspecto, considera la posibilidad de hablar con él o ella acerca de estos
problemas. Si bien puede que no seas capaz de evitar que manifiesten un trastorno de la
alimentación, puedes hablarles sobre conductas más saludables u opciones de tratamiento.