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GJERT HOVLAND A TORJUS MAELAND: UNA NUEVA MEJOR VIDA EN LOS ESTADOS UNIDOS (22 DE

ABRIL DE 1835) (Fragmento)*

Debo aprovechar esta oportunidad para hacerle saber a todos gozamos de estupenda salud, y que tanto mi
esposa como yo estamos muy, pero muy satisfechos. Nuestro hijo asiste a la escuela inglesa y habla inglés
igual que si fuera nacido aquí. Nada me ha puesto tan feliz y contento como haber dejado Noruega y haber
venido a este país. Hemos ganado más aquí desde que llegamos que todo lo que yo gané durante el tiempo
que viví en Noruega, y tengo todas las esperanzas para ganarme el sustento aquí para mi y mi familia, aun si
mi familia aumenta, mientras Dios me dé buena salud.

Se han desarrollado tan magníficos planes aquí que, aunque uno esté enfermo, no necesita pasar hambre. Se
eligen hombres competentes para ver que un indigente tenga que pedir limosna, tanto en las ciudades como
en el campo. Si un hombre muere y deja a una viuda con hijos que no pueden mantenerse a sí mismos, como
sucede con frecuencia, tienen el privilegio de apelar a estos funcionarios. Todos reciben entonces cada año
tanta ropa y alimentos como necesiten, y no se hace discriminación alguna entre los nacidos aquí y los que
vienen del extranjero. Estas cosas las he aprendido a través de las observaciones diarias, y no creo que
pueda haber mejores leyes y arreglos para el beneficio y la felicidad del hombre común en todo el mundo. […]

Cuando se celebran asambleas para elegir funcionarios que han de servir al país, el voto del hombre común
tiene tanta autoridad e influencia como el del hombre rico y poderoso” […]

Me agradaría muchísimo saber que todos ustedes que tienen creencias y pocas oportunidades de mantenerse
a si mismos y a sus familias, se decidieran a dejar Noruega y venir a Norteamérica; porque, aunque vengan
muchos más, todavía hay lugar aquí para todos. Aquellos que estén dispuestos a trabajar, no les faltará ni
empleo, ni la ocupación. Todos pueden vivir con comodidad y sin carencias. […]

Salimos de nuestra casa en Noruega el 24 de junio de 1831. Nos embarcamos en Gotherburg el 30 de julio y
desembarcamos en los Estados Unidos el 18 de septiembre; y para el 4 de octubre habíamos llegado a este
lugar del interior donde ahora vivimos. El día después de mi llegada empecé a trabajar para un
norteamericano. En diciembre me compré 50 acres de tierra. Levanté una casa a la cual nos mudamos en el
mes de marzo 1832. Inmediatamente me puse a trabajar con la mayor voluntad y placer, pues la tierra estaba
cubierta de árboles. […]

Seis familias de noruegos que se habían establecido en este lugar vendieron sus granjas el verano pasado y
se mudaron más hacia el Oeste del país a un lugar llamado Illinois. Nosotros y otra familia noruega también
hemos vendido nuestras granjas y pensamos en viajar, este mayo, a ese estado, donde la tierra puede
comprarse a mejor precio y donde es más fácil comenzar. En esa tierra apenas hay suficientes árboles para
satisfacer las necesidades básicas. […]

Este es un país fértil y hermoso. La prosperidad y felicidad está en casi todas partes. Prácticamente todo lo
que se necesita se puede sembrar a plantar aquí, y crece espléndidamente, produciendo un rendimiento
múltiple sin utilizar estiércol.

Prevalece aquí la ley y el orden, y el país está gobernado por autoridades sabias.

* Suárez, A. (1988) EUA, 5. Documentos de su historia socioeconómica II. México: Instituto Mora. p. 23-
27.

M. G. LEONARD AL CONSEJO MUNICIPAL DE NUEVA YORK: SOBRE LAS CONDICIONES DE


TRANSPORTE Y LA LLEGADA DE LOS INMIGRANTES (20 DE ENERO DE 1847) *

Señores: su comunicación del 9 del corriente, pidiéndole al departamento una “relación del número de
emigrantes recibidos en el asilo, desde septiembre de 1846 hasta la fecha., el barco en el que llegaron., la
condición en que estaban cuando fueron recibidos en el asilo,” etc., ha sido debidamente atendida; y aquí
mismo les proporciono con placer las substancia de la información que obra en mi poder.

La relación tabulada adjunta les ofrecerá los conocimientos estadísticos que buscan, y mis observaciones
actuales se concretaran a la “condición “en que llegan cuando aparecen en nuestras costas.
Gran cantidad de estos infortunados emigrantes, tan pronto como dejan la cubierta de las embarcaciones , no
teniendo casa a donde dirigir sus pasos , vagan por las calles en estado de completa desolación , hasta que
una mano benevolente , consternada por la miseria y la desdicha que tiene ante sí, conduce las formas
postradas y sus pasos tambaleantes al asilo del parque; y aquí se exhibe un cuadro tan enfermante de la
miseria y el sufrimiento humano que ninguna pluma , por elocuente que sea en la triste tenebrosidad de la
descripción del infortunio, podría pintar bien para ilustrar la oscura y solemne verdad . La flaqueza deplorable
de su solitaria infelicidad debe verse y sentirse para apreciarse; y eso, para encontrar que frecuentemente,
entre los grupos heterogéneos, alguno, con el ultimo halito de espiración emanando de sus labios fríos y
descoloridos, presenta una escena de asombro y angustia demasiado agonizadora para verla con cualquier
otro sentimiento que no sea el horror y la compasión arrolladora. Tal vez sea natural para usted averiguar la
causa de tal estado de miseria consecuente con la emigración. Usted pregunta, sin duda, si la condición de
los emigrantes era tan desastrosa en su propio país. A estas preguntas no tengo conocimientos definidos que
me faculten para darle una respuesta positiva; pero su propia narración de sus recursos y condición muestra,
con frecuencia, que si se les reinstalara en su humilde pero comparativamente feliz suerte, disfrutada por ellos
hasta en la víspera de su desafortunado embarco, que ninguna más que su propia región debe constituir el
hogar natural de su restante peregrinaje en la tierra.

<Dejan sus casas> dicen <con las más brillantes perspectivas> mencionando representaciones que les
presentaron del bendito estado de la vida norteamericana; con unas pocas monedas en sus bolsillos, aunque
sintiéndose en el disfrute de vigorosa salud, y rodeados de su tierna e inocente prole poco se imaginaron las
pruebas a las que se expondrían; pero con el tiempo descubrieron para su tristeza, y descontento muy
natural, que el abominable fon de ciertos barcos arrojados al océano es formar el receptáculo sucio de
personas, llenos hasta el tope con hordas de seres humanos, con apenas el suficiente espacio para contener
a la mitad de ellos (ciertamente a no más de la cuarta parte con comodidad); y así amontonados, todos juntos
en una sola masa, se convierten en “pasajeros emigrantes” destinados a este país.

Ni siquiera es este el cuadro completo de esta empresa desalmada. Sin haber aprendido las maneras de
viajar, y engañados por la avaricia de sus casi criminales consejeros, quienes les prometen que en pocos
días desembarcarán felizmente en las costas de Norteamérica, ellos llevan (en realidad, sus medios son
demasiado limitados para hacer otra cosa) una provisión muy frugal de alimentos para que les sirvan en el
viaje; y antes de que completen la mitad de su viaje, carecen de un bocado de sustento para salvarlos de los
horrores del hombre. Los tanques de agua de la embarcación están también casi vacíos; y esto, anudado a la
cercana aproximación del hambre y a la atmosfera repugnante de sus apartamentos estrechos y contraídos,
produce la fiebre y la disentería de los campamentos y las embarcaciones atiborradas.

Gran cantidad de ellos, desprovistos de asistencia médica, aun cuando esa ayuda esencial fuera pasajera y
temporal, caen victimas del destructivo contagio y el oleaje del océano se convierte en tumba silenciosa; y
cuando, al fin llegan nuestras cosas, muchos de ellos habrían estado mejor si los hubieran echado al
“profundo mar” que para, tras de batirse en las punzadas de hambre, de enfermedad y de dolor, acabar
exhalando su último aliento agonizante en las calles de Nueva York. Llegan, sin embargo, en harapos,
sombras pálidas y fantasmagóricas, encubriendo sus rasgos macilentos y demacrados, apenas capaces de
producir sonido de una queja, y tambaleándose por la debilidad de la postración abrumadora a las puertas de
una institución. Desde luego que se recurre a los esfuerzos inmediatos, bajo mi dirección, para ayudar a
resucitarlos; pero a menudo, ¡qué lamentable!, estas medidas les llegan demasiado tarde; y en las mismas
puertas de nuestras oficinas, y durante su tránsito a nuestros hospitales, las últimas tristes notas de una vida
que expira son llevadas a su extinción silenciosa. La contemplación de este retrato es solo mirar la
representación verdadera de la propia naturaleza. Dejad que la sabiduría y la humanidad de nuestros
consejos nacionales lean y den tan sólo una única reflexión, y su acto detendrá a la agencia destructora de
los males de la emigración moderna, y controlará la mano salvaje que entierra en desdicha y en calamidad,
donde debiera alzarse hacia el disfrute pleno de los benditos privilegios que se identifican con el carácter del
asilo del mundo.

* Suárez, A. (1988) EUA, 5. Documentos de su historia socioeconómica II. México: Instituto Mora. p. 28-
30.
FRANCIS LIEBER: ENTRE DOS CULTURAS (1835) (Fragmento)*

Un emigrante deja el lugar de su nacimiento, viaja muchos cientos de millas a través de un país extranjero,
cruza el ancho del océano, viaja miles de millas por el interior de otro hemisferio y construye su choza. Es
cierto que está entre extraños y sin embargo encuentre allí en la misma vestimenta los mismos modales los
principios de moral el mismo Dios. Si la lengua que le rodea en su nuevo país no es su lengua materna, los
sentimientos, los puntos de vista y las costumbres de la gente, en cuyo vecino se ha convertido él, son
principalmente aquellos con los que él creció, la frialdad de una lengua extranjera que debe de haber
significado mucho en la mente de un exiliado en la antigüedad, pierde mucho de su aspereza. Existente un
universalismo en la moral, el conocimiento y la civilización moderna que hace que un individuo que pertenece
a una familia europea se sienta más cómodo en su casa donde quiera que esté, dentro de los límites de la
civilización Europea. Acepto voluntariamente que este bienestar es aún mayor entre las grandes familias de
las naciones dentro de las cuales está dividida la raza europea. Un alemán, por lo general, se encontrará más
pronto como en su casa entre ingleses y norteamericanos que un francés o un italiano. Un polaco, quizá,
menos que ninguno de los dos anteriores; no obstante sin importar A qué nación pertenezca, mientras sea
originario de una de las naciones más civilizadas, se sentirá más como en su casa con cualquiera de los otros
que lo que un hombre de Epiro se sentiría en la Argólida y un egipcio difícilmente hubiera podido vivir en
Mesenia.[…]

Puedo aquí mencionar, sin embargo, sin embargo, un hecho que sorprende mucho al extranjero cuando
primero llega a este país, y es que los irlandeses, a pesar de lo que dije anteriormente de su facilidad en
asimilarse con los norteamericanos, se unen a su grupo más que los emigrantes de cualquier otra nación. De
hecho, ellos retienen públicamente su nombre, y frecuentemente, en el momento mismo en que hacen uso de
los más altos privilegios de la ciudadanía que cualquier país pueda otorgar, lo hacen bajo la bandera de
irlandeses. No hay elecciones en ninguna de las ciudades grandes sin que se hagan algunas llamadas previas
a los “hijos realmente nacidos en Irlanda” para votar de una forma u otra. El mismo día de las elecciones se
ven flotar las banderas de las ventanas de las tabernas, algunas de las cuales pueden ustedes tener la
seguridad de que están adornadas con lemas solamente referidos a irlandeses. Muchas veces van más allá
aún: si se sienten suficientemente fuertes, presentan a su propio candidato. Todo esto es, hablando con
cautela por lo menos, descortés para los nativos, quienes reciben al extranjero con un grado de hospitalidad
nacional que ninguna otra nación puede igualar.

* Suárez, A. (1988) EUA, 5. Documentos de su historia socioeconómica II. México: Instituto Mora. p. 31-
32.

CARTA A NORUEGA: LA ANGUSTIA DE VIVIR EN LOS ESTADOS UNIDOS (1862) (Fragmento)*

En este momento la vida no es muy agradable en esta tan llamada maravillosa Norteamérica. El país está
lleno de peligros y en ningún momento sentimos seguridad alguna por nuestras vidas o propiedades Hace una
semana en nuestro condado ("Dodge county", en el sureste de Minnesota), fue registrado el nombre de cada
ciudadano entre los dieciocho y cuarenta y cinco años de edad, sin importar si como yo estaba casado o no.
El mes próximo, octubre, va a haber una leva de soldados para el servicio militar, y tan sólo nuestro condado
debe aportar 118 hombres, además de aquellos que se enlistaron como voluntarios. Por lo tanto, la semana
pasada, todos tuvimos que dejar nuestro trabajo en la cosecha y a nuestras llorosas esposas e hijos y
presentarnos, abatidos y preocupados, para enlistarnos. Esperamos Hasta las 6 de la tarde. Entonces
apareció finalmente el comisionado, acompañado por una banda, que continuó tocando por largo rato para
animarnos y darnos un sabor anticipado de los dioses de la guerra. Pero nosotros solamente pensamos en
sus penas, y a pesar de nuestra renuencia tuvimos que dar nuestro nombre y edad. Para tentar a la gente a
estarse como voluntarios ofrecieron $225 a todos aquellos que lo hicieran y de los cuales $125 serían
pagados por el condado y $100 por el estado. Varios hombres, yanquis y noruegos, se enlistaron y a nosotros
aquellos que preferíamos quedarnos en casa y trabajar para nuestras esposas e hijos, se nos ordenó estar
listos para la próxima le va. Entonces irían por medio del sorteo quién irá. Mientras tanto, se nos prohibió dejar
el condado sin permiso especial y se nos avisó que nadie podría obtener un pasaporte para salir del país.
Regresamos a casa desalentados y ahora estamos en un ambiente de inseguridad y tensión casi como
prisioneros de guerra en nuestro país anteriormente libre. Nuestros nombres han sido registrados: quizás r un
soldado al mes próximo teniendo que dejar mi casa, mi esposa, mi hijo y todo por lo cual he trabajado durante
tantos años. Pero esto no es lo peor. Tenemos otro enemigo cerca, mucho más cruel: los indios. Son violentos
especialmente en el noreste de Minnesota, y cometen crueldades que ninguna pluma podría describir. Por
ahora no han aparecido en nuestros distritos no muy densamente poblados, pero aun así no se están más allá
de diez o quince millas. *Todos los días pasan por aquí colonos que han tenido que abandonar todo lo que
poseían para escapar de una dolorosa muerte. Varios noruegos han sido asesinados y muchas mujeres han
sido capturadas. Persiguen a las mujeres hasta juntarlas en grupos y luego las hacen pastorear al ganado
que han capturado.[…]

Suárez, A. (1988) EUA, 5. Documentos de su historia socioeconómica II. México: Instituto Mora. p. 35-36.

JOHN P. SANDERSON: NECESIDAD DE RESTRINGIR LA INMIGRACION (1856) (Fragmento)*

Los resultados publicados del censo de 1850 son lamentablemente deficientes en información detallada
sobre el tema de indigentes y convictos. Sin embargo, concluimos de él que los gastos públicos que se
destinaron para el sostén de los indigentes en el año anterior a 1850 ascendieron a $2 954 806; y que el
número total o parcial de indigentes mantenidos dentro del mismo año fue de 134 972, numero del cual más
de la mitad eran extranjeros, habiendo 66 434 nacidos en el país y 68 538 de origen extranjero. Así parece
que, de 2 244 625 habitantes de Estados Unidos en el extranjero en ese tiempo, 1 de cada 33, por lo menos,
era un indigente mantenido a expensas públicas, mientras que de los 19 979 563 nacidos en el país,
incluyendo a los negros libres y a aquellos que se consideran como de origen desconocido, solo 1 de cada
300 constituía una carga publica…

El crimen también ha aumentado enormemente debido a la inmigración. De acuerdo al Compendio de censos


de De Bow (“De Bow’s Census Compendium”), el número total de crímenes convictos en el año anterior al
que fue tomado el censo de 1850 en todos los estados excepto el de California fue de 26 679, numero del
cual 12 988 eran nacidos en el país y 13 691 eran extranjeros , donde se contaba una condena por cada 1
580 entre los nacidos en el país y una de casi cada 165 de la población extranjera en los Estados Unidos, en
esa época. En los estados libres había 10 832 condenas de nacidos en el país y 12 789 de extranjeros, y en
los estados sonde existía la esclavitud había 2 168 de nacidos en el país y 1 902 de extranjeros…

* Suárez, A. (1988) EUA, 5. Documentos de su historia socioeconómica II. México: Instituto Mora. p. 37.

PLATAFORMA DEL “PARTIDO AMERICANO” DE MASSACHUSETTS (7 AGOSTO 1855) (Fragmento)*

En vista del inminente peligro en que está la Libertad, tanto a causa de los enemigos internos como de los
externos, el Partido Americano de Massachusetts adopta para su gobierno la siguiente constitución y
plataforma de principios:

1. Una modificación esencial de las leyes de naturalización para que al inmigrante no se le permite el
ejercicio de la franquicia electoral hasta que haya adquirido el conocimiento de nuestra lengua, nuestras
leyes e instituciones, por medio de una residencia cuando menos de 21 años en este país.
2. Sanciones estrictas contra la transferencia fraudulenta de los documentos de naturalización y una
descripción tal de las particularidades de la persona que solicita la naturalización, que haga imposible
semejante transferencia.
3. Oposición a todos los intentos de establecer organizaciones extranjeras, militares o políticas, para
perpetuar viejos prejuicios nacionales; pero estímulo para las políticas que tiendan a similar a la
población extranjera, en sentimiento y sensibilidad, con la mesa de ciudadanos norteamericanos.
4. Leyes eficientes para evitar la deportación de criminales a indigentes a nuestras costas, por parte de
autoridades extranjeras; pero recepción hospitalaria a los perseguidos y oprimidos de todas las regiones.
5. Impedir que importantes responsabilidades diplomáticas y políticas que dan en manos de personas
nacidas en el extranjero.
6. La preservación inviolable del derecho al culto de Dios de acuerdo a los dictados de la conciencia del
individuo. Resistencia cualquier jerarquía político-eclesiástica que, por medio de sus agentes, ya sea el
papa, los obispos y los sacerdotes, intentan invadir este derecho o adquirir poder político. Por lo tanto,
censuramos todos los intentos de apropiación de fondos públicos para el establecimiento de escuelas
sectarias, todos los intentos para excluir la Biblia como texto, y todos los intentos por arrebatarle a los
laicos y darle al clero el control de la propiedad iglesia. También censuraremos en términos indignados
tales sentimientos como aquellos proferidos por los representantes del poder papal. Que “el
protestantismo no tiene derechos en presencia del catolicismo”, “que a libertad religiosa solamente se
puede sobrellevar hasta que lo opuesto se pueda establecer en seguridad para el mundo católico”; y que
“los católicos de Norteamérica están obligados a guiarse por la interpretación que el papa de Roma dé a
la constitución de los Estados Unidos”.
7. Que la biblia como el origen y la fuente de toda verdadera libertad racional debe ser la base de toda la
educación popular, y debe estar al alcance y en las manos de todo hombre, mujer y niño. Y el hombre o
los hombres que intenten directa o indirectamente sacarla de nuestras escuelas, mantenerla fuera del
alcance de las manos y los corazones de nuestro pueblo o cualquier parte del mismo, deberá
considerarse culpable de un crimen contra la sociedad y de traición contra la libertad misma.

* Suárez, A. (1988) EUA, 5. Documentos de su historia socioeconómica II. México: Instituto Mora. p. 48-49

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