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http://www.lauradoria.com/leyes-de-curacion-por-los-alimentos-del-dr-bernard-jensen/
Recordamos para empezar este dicho hipocrático: “Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu
alimento”. Este proverbio bien entendido ha sido, es, y puede ser para muchas personas un camino nuevo
hacia la verdadera salud sin necesidad de recurrir a la medicina química por sus efectos secundarios en
muchos casos.
El doctor Bernard Jensen, una autoridad mundial en el campo de la Medicina natural, la Iridología y la
búsqueda de la Salud integral durante el pasado siglo siempre se esforzó por ponerlo en práctica al tratar
con sus miles de pacientes, con excelentes resultados, y sus excelentes libros sobre Medicina natural muy
sencillos y vigentes hoy en día.
Animamos a todos aquellos interesados por una salud completa, los utilicéis cómo referencia para saber
cómo combatir las enfermedades, y cómo encontrar remedios a las dolencias. Entre estos libros
destacamos: “Mi sistema naturista”, “La naturaleza tiene el remedio”, “Jugoterapia”, “La limpieza de los
tejidos a través del intestino” y uno de sus últimos libros “Cuerpo radiante”. “Las leyes de curación por
medio de los alimentos” que el doctor Bernard Jensen elaboró son las leyes que deberíamos tener en cuenta
al usar la nutrición como medida terapéutica.
3. Debemos ingerir seis vegetales, dos frutas, un almidón y una proteína, cada día.
Razón: Las verduras contienen mucha fibra y minerales. Las frutas tienen alto contenido de azúcar natural
y vitaminas, intestinos sanos, vida larga, consigue tus verduras en los mercadillos del agricultor, en tiendas
de productos bio, o sitios donde está repartido cada día.
Razón: descubrimos que 80% de los nutrientes en la sangre son alcalinos y 20% ácidos. Para conservar la
sangre como debe ser, seis verduras y dos frutas componen ese 80% de alimentos alcalinos que
necesitamos, mientras que una proteína y un almidón son el 20% de alimentos ácidos.
5. Variedad: cambia la variedad de azúcares, proteínas, almidones, verduras y frutas de una comida
a otra y de un día para otro.
Razón: cada órgano de nuestro cuerpo necesita un elemento químico más que otros para mantenerse sanos,
cambiar los pepitos de carne por ensaladas con frutas y aliños deliciosos, es fácil empezar en verano, come
de todo lo que veas en la cesta de la compra.
Razón: las personas que han llegado a edades como los 120 años pesaban lo mismo que cuando tenían
veintitantos años, los atracones que nos damos a veces nos hablan de la ansiedad, el estrés más que del
hambre, con fruta y bebiendo agua acompañada de una cucharada de agua de mar evitamos la compra de
minerales y reducimos el hambre desordenada.
Razón: tome sus proteínas y almidones en diferentes comidas, no porque no las digiera bien juntas, sino
porque así podrá comer más frutas y verduras en cada alimento, por ejemplo pollo con ensalada y sandía,
mañana pasta con tomatitos Cherry y salsa de pimientos de piquillo con cebolla, todo un lujo de sabores sin
sufrir, otro día una buena tajada de queso con espárragos y setas, y mañana arroz integral con sofrito de
verduras.
9. Cocina en utensilios que requieran poco calor y poca agua; cocina con poca agua o sin agua y no
hiervas demasiado.
Razón: la alta temperatura, cocinar de hervor largo, con agua y la a exposición al aire son los tres
principales eliminadores de nutrientes. El medio más eficaz para cocer los alimentos y preservar su alto
valor alimenticio, a fuego lento en ollas de acero inoxidable a presión que ganas tiempo y gasto de fuego.
Para cocer al horno utiliza los pirex de toda la vida. También te recomiendo usar la olla de barro, ya que
ofrece otro método de cocinar a baja temperatura y si cocinas en sartén cómprate una de cerámica y cocina
despacio.
10. Si te gusta comer carne, come ave de corral, huevos, pescado, ásalos al horno o a la parrilla, pero
no los consumas más de tres veces a la semana.
Razón: asar al horno o a la parrilla, lejos de ser un método de cocina perfecto, es al menos más aceptable en
los que se refiere a conservar más valor nutritivo. Cueza a la temperatura más baja para retener la mayor
parte del valor alimenticio ya que a fuego fuerte se queman y evaporan los nutrientes.