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CORRIENTE GALVÀNICA

Corriente continua o galvánica es aquella cuya dirección es constante y su


frecuencia es de valor cero. Es de tipo polar, con polos muy bien definidos, y además
monofásica, es decir, la onda posee una sola fase. Se denomina galvanización al
proceso de aplicación de la corriente galvánica con fines terapéuticos. En la
aplicación de la corriente galvánica se distinguen: la fase de cierre del circuito, en
que la corriente aumenta su intensidad de modo más o menos brusco, hasta
alcanzar la intensidad previamente establecida; la fase o estado estacionaria, de
intensidad constante, y luego la fase de apertura del circuito, al final de la aplicación,
en la que la intensidad de la corriente desciende a cero. En la corriente galvánica,
se establece el flujo de cargas negativas (electrones) desde el electrodo negativo
hacia el positivo.
Fundamentos biofísicos de la galvanización de la galvanización:
Los efectos biofísicos que sustentan las aplicaciones médicas de la corriente
galvánica, son:
1. Efectos electrotérmicos:
El movimiento de partículas cargadas en un medio conductor que opone
resistencia al paso de la corriente, produce micro vibración y fuerzas de
fricción que generan calor. Es el tipo de corriente a la que más resistencia se
le ofrece por parte de la piel, esta llega a producir quemaduras debajo del
electrodo, si no se maneja adecuadamente la intensidad de la aplicación.

2. Efectos electroquímicos:
Está dado por la disociación electrolítica y la acumulación de iones, bajo cada
electrodo. Tradicionalmente, la corriente galvánica presenta, en su aplicación
terapéutica, dos efectos característicos, denominados polares (los que se
producen debajo de los electrodos) e interpolares (los que se producen en el
interior del organismo, en el segmento orgánico situado entre los dos polos).
Las respuestas fisiológicas directas principales, derivadas de la estimulación
galvánica, son los cambios electroquímicos, que tienen lugar en las células y
en los tejidos. Debido al flujo prolongado de la corriente galvánica, la amplitud
de corriente debe ser extremadamente baja y, por consiguiente, el efecto
directo se limita a los tejidos superficiales (piel, fundamentalmente).

3. Efectos electrofísicos:
En el organismo existen moléculas cargadas eléctricamente (proteínas y
lipoproteínas, entre otros) que, con el paso de la corriente galvánica, pueden
migrar hacia uno de los polos, sin que la corriente produzca cambios en la
configuración molecular. La principal consecuencia de este movimiento
iónico es la excitación de nervios periféricos, donde, en presencia de una
carga adecuada, el sodio y el potasio se mueven a través de la membrana
celular. Estos efectos celulares directos pueden originar muchas respuestas
indirectas distintas, como contracciones de la musculatura lisa o esquelética,
activación de mecanismos analgésicos endógenos y respuestas vasculares.

Efectos biológicos de la galvanización:

El cuerpo humano está compuesto fundamentalmente por agua y electrólitos, de


este modo se expresa un comportamiento fisicoquímico al paso de la corriente
eléctrica, que es similar al de una disolución de cloruro sódico. Estos iones son los
más abundantes en el organismo. Si una molécula neutra de ClNa se introduce en
agua, se disocia en un ion Cl– y otro Na+: el primero, con un electrón más del que
corresponde a la estructura del cloro atómico, y el segundo, con un electrón menos
del correspondiente al Na atómico, pero ambos elementos adoptan esta disposición
por tener así completas sus órbitas externas y encontrarse en un estado de máxima
estabilidad química. 6,7 Si a un conductor electrolítico, como el que constituyen
todos los líquidos intersticiales y corporales, se aplica un potencial eléctrico, se
produce una disociación electrolítica: los iones con carga positiva se desplazan
hacia el cátodo y los de carga negativa, hacia el ánodo. Los electrones circulan del
cátodo al ánodo; el cátodo en una fuente de electrones en el interior de la disolución
electrolítica, mientras que el ánodo actúa como un absorbente de electrones.
Cuando las reacciones químicas inducidas por la corriente galvánica no son
excesivas ni lesivas, la respuesta normal del organismo es aumentar el flujo
sanguíneo local para restaurar el pH hístico normal. Los cambios químicos que
sobrepasan la capacidad del organismo para contrarrestarlos y restablecer el
estado de equilibrio, originarán ampollas o incluso quemaduras químicas del tejido
estimulado. Estos riesgos se minimizan al disminuir la amplitud de la corriente que
acorta el tiempo de tratamiento o revierte la polaridad cada pocos segundos o
minutos. Los efectos más significativos de la galvanización ocurren específicamente
debajo de los electrodos. A estos se les denomina efectos polares y tienen sus
características propias que se deben precisar para un mejor aprovechamiento de
este tipo de terapia.
Efectos interpolares:

Efecto vasomotortrófico. Durante la aplicación de la corriente galvánica sobre una


región del cuerpo, al cabo de 20 min con una intensidad adecuada –calculada en
función de la superficie de los electrodos (en condiciones normales, se soporta sin
molestias de 6 a 9 mA) –, el paciente sentirá, en primer lugar, una sensación de
pinchazos y picores en la zona de los electrodos. Poco a poco, la resistencia de la
piel al paso de la corriente disminuye y el paciente, también de una manera gradual,
tolera una mayor cantidad de electricidad. Si en un inicio se siente una sensación
de pinchazos, después habrá una sensación de agradable calor. Al finalizar el
tratamiento se aprecia un enrojecimiento marcado de la piel, localizado en la
superficie recubierta por los electrodos, normalmente esta coloración puede persistir
de 10 min a media hora. Este cambio de coloración obedece a la respuesta de la
piel al cambio del pH bajo los electrodos, se trata de una vasodilatación refleja y un
aumento indirecto del flujo sanguíneo arterial a la piel. Una característica de la
hiperemia galvánica es la facilidad para reaparecer posteriormente, de una manera
intensa, ante cualquier estímulo térmico. La hiperemia o eritema que se produce
bajo el cátodo, por lo general, es más pronunciada y duradera que la que se produce
bajo el ánodo.

Indicaciones y contraindicaciones para aplicación de galvanización:


Indicaciones:
– Posibilidad de ser una terapia previa a otras técnicas de electroterapia, por su
capacidad de elevar la excitabilidad neuromuscular. De esta manera se necesitará
menor intensidad en las otras corrientes para lograr los objetivos propuestos.
– Puede ofrecer un efecto sedante general a través de la galvanización descendente
y el baño galvánico.
– Es útil en la activación de la cicatrización de úlceras poco irrigadas. En este
sentido, es superada por otros tipos de medios físicos, incluso por otras técnicas de
electroterapia, como la microcorriente, que tiene menos efectos adversos que la
galvánica. Se utilizó desde los años 70´s para la consolidación ósea en el retardo
de consolidación. Pero hoy es superada por las posibilidades de consolidación que
ofrecen los campos electromagnéticos, los cuales no tienen prácticamente efectos
adversos.
– Ofrece un efecto analgésico fundamentalmente limitado al dolor de tipo bioquímico
y localizado. Además, puede tener un efecto antiinflamatorio también limitado a
procesos localizados. Se debe tener en cuenta que en ambos casos, su eficacia
puede ser igualada o superada por otros medios fisioterapéuticos, con menores
riesgos de efectos adversos.

Contraindicaciones:
– La presencia de implantes metálicos en el área de tratamiento o el área que está
expuesta al contacto directo con los electrodos.
– Pacientes en estado de embarazo.
– Lesiones cutáneas que debilitan, alteran la sensibilidad y la circulación de la piel,
por lo que esta queda desprovista de los mecanismos de defensa naturales para el
paso de la corriente eléctrica, y la predispone a posibles quemaduras.
– No se deben hacer aplicaciones de corriente directa en el tren superior o el tórax,
en pacientes con marcapasos.
– Pacientes cuyo estado mental no les permite cooperar con la metodología del
tratamiento.
Patologías en las que se aplica la corriente galvánica:
Las indicaciones son todas aquellas patologías que se puedan beneficiar de los
efectos hiperemiantes, analgésicos y antiespasmódicos antes descritos. Sirvan de
ejemplo algunas de ellas:
1. Neuritis
2. Miosotis
3. Contracturas musculares
4. Enfermedad de Raynaud
5. Sabañones (eritema Pernio)
6. Edemas vasculares
7. Arteriopatías periféricas
8. Artrosis
9. Artritis
10. Esguinces, roturas ligamentosas

Metodología de tratamiento y técnica de aplicación de galvanización:


Los efectos preferiblemente buscados con la aplicación de la corriente galvánica,
son los cambios bioquímicos que se producen bajo los electrodos. Estos cambios
actúan sobre las disoluciones orgánicas e influyen en el metabolismo hístico. De
manera que a la hora de realizar la aplicación, el área objeto de tratamiento debe
estar en contacto directo con, al menos, uno de los electrodos. Un efecto derivado
de la afirmación anterior, es su capacidad para producir iontoforesis, o sea
descomponer sustancias que genera un flujo o movimiento de iones, desde la
sustancia en cuestión, que al interactuar con el tejido biológico desencadenan
determinados efectos. Comportamiento del porcentaje de la eficacia de la corriente
galvánica en un grupo de procesos patológicos. Además de este otro efecto directo,
la corriente galvánica puede ser una gran aliada cuando “prepara” la piel para otras
aplicaciones electroterapéuticas. De esta manera, se puede decir que la corriente
galvánica ejerce una influencia sensitiva, que se aprovecha cuando la colocación
de los electrodos corresponde con el área que se quiere trabajar, posteriormente,
con otro tipo de corriente y para la cual se necesita disminuir la resistencia de la
piel. La corriente galvánica puede influir en la regeneración de úlceras, ya que
produce un estímulo del metabolismo local. Para esto, la ubicación de electrodos
debe ser perilesional, o sea alrededor de la lesión, pero siempre con el cuidado de
colocarlos en áreas donde la piel esté libre de cualquier lesión. Es muy importante,
explicar exhaustivamente, el tratamiento al paciente, transmitir confianza y aplicarlo
de manera paulatina. Durante la aplicación de los electrodos, se debe procurar que
estén suficientemente humedecidos, luego de estar fijos, para mejorar la
conductividad de la corriente y evitar sensaciones desagradables. Según la técnica
electródica, para la corriente galvánica se pueden colocar los electrodos de manera
coplanar, y también pueden ser ubicados de manera transregional.
Precauciones y efectos adversos de la galvanización:
Al aplicar la galvanización se deben tener las precauciones siguientes:
– Prever las probables derivaciones eléctricas paciente-tierra o a otros equipos
eléctricos próximos.
– Tener en cuenta la presencia de trastornos sensitivos y circulatorios.
– Nunca aplicar electrodos en áreas donde existan cicatrices importantes.
– Aumentar la intensidad y disminuirla muy lentamente.
– Nunca retirar los electrodos sin apagar el equipo o confirmar que ya no pasa
corriente.
– No utilizar electrodos metálicos.
– Es importante lavar muy bien los electrodos y las coberturas de estos luego de
cada aplicación, para eliminar todos los residuos o desechos que puedan quedar
como consecuencia de la electrolisis. Estos desechos pueden constituir un
problema no calculado en próximas aplicaciones.
– Para evitar el riesgo de quemaduras con la corriente galvánica, se debe tener en
cuenta los siguientes elementos:
• El tipo de corriente y su componente galvánico debe ser bien calculado.
• Evaluar bien el estado de la piel.
• Utilizar electrodos en buen estado y no unos deteriorados.
• Debe existir una correcta fijación de electrodos, y luego de fijos una
rehidratación de estos para mejorar la conductividad.
• Medir siempre la superficie tratada bajo el electrodo más pequeño.
• Calcular y definir el máximo de intensidad posible.

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