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N/ O YAC E OU IL VOUS PLA IRA

Entre el 24 y 28 de septiembre de 1984


se celebró en Sevilla un ciclo de conferen-
l'111-1,1\11\ 111 cias en torno a la literatura fantástica que or-
Apcil ganizamos conjuntamente para la Universi-
~lyu nt 9 riá loto,
t hP de dad Internacional Menendez Pelayo. En un
Miost 0; e principio, la idea de que una editorial —
oficio venal como ya se sabe— se lanzase a
los ruedos universitarios para dirigir una
actividad docente e impartir diplomas, nos
pareció una ironía demasiado osada. Sin
embargo, animados por esta Universidad y
agradecidos a su carácter liberal, pasarnos,
sin apenas creerlo, del oficio de cosechar
consumidores al de cultivar almas.
Lo prini nue-Ara
propuesta fue plantearnos el curso como un
".). Así que di-
los adiós ouorov, dui„-s Louis Va.x y Ro-
ger Callois, v a toda la crítica francesa con sus
siempre efus" v as precisiones. Acercarnos a
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1.1.11-11. TI F1NT.STIG\
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Aquí, en cambio, dejamos sólo muestra de


lo fantástico desde un punto de vista pura- con Borges que hemos logrado, no sin des- lo meramente relacionado con la literatura
mente metodológico ¿no seríá correr el velos, reconstruir. Por la tarde Antonio fantástica.
riesgo de enfrentarnos al horror vacui? Rodríguez Almodóvar disertó sobre La Dedicamos este volumen a todos los afi-
Desde luego no intentamos esa aventura. Y Fantasía Popular: el cuento maravilloso; a cionados a la literatura fantástica. Estamos
no creo que el aficionado lector de literatu- continuación ofreció una audición de cuen- seguros que sacarán de él alguna buena su-
ra fantástica le interese tampoco si Kafka o tos registrados por él en cinta magnetofóni- gerencia, y si no, al menos, que se entreten-
Carroll no pertenecen a una determinada ca por diferentes pueblos de España. gan hojeando estas ilustraciones víctimas ya
clasificación a la que sí, en cambio, Bierce, El 25 por la mañana, Luis Alberto de del olvido. Y a las buenas conciencias, rea-
Blackwood o Maupassant. Cuenca, con aseada ironía, habló sobre La cias a todo lo que huele a fantástico, les de-
Se suele decir que el relato fantástico, co- literatura fantástica española del siglo seamos, al menos, que una gota de imagina-
mo género más o menos definido aparece XVIII. Por la tarde, Rafael Llopis despertó ción pueble sus mentes.
en el siglo XIX en la literatura anglosajona. un polémico coloquio con su conferencia,
Esta idea —creemos— es demasiado parcial El cuento de terror y el instinto de la muer-
para ser verdadera. Si recordamos algunos te. Ese mismo día se proyectó la película
de los temas que recorren, casi agobiada- Nosferatu de Murnau presentada y selec-
mente, el cuento fantástico —las aparicio- cionada, como las demás del curso, por Juan
nes de fantasmas o seres de mundos desco- Antonio Molina Foix.
nocidos, los viajes a través del tiempo, las El 26 por la mañana, Juan Antonio Ra-
metamorfosis, los animales fabulosos, los mírez pronunció su conferencia Espacio y
poderes extraordinarios, los hechos simul- Fantasía: literatura fantástica Vs. arquitec-
táneos en mundos paralelos, o la inmortali- tura fantástica, ilustrando sus palabras con
dad— no son argumentos privativos de los oportunas diapositivas de su propia colec-
dos últimos siglos. Se encuentran en tiem- ción. Luego siguió Metropolis de Fritz
pos y espacios remotos. Por tanto, no qui- Lang. Por la tarde, Carlos García Gual ha- Estos dibujos, procedentes de una temprana
simos ceñirnos a una época determinada. bló sobre El rey Alejandro y los árboles edición de La Interpretación de los Sueños,
Llamamos, pues, a especialistas, abiertos proféticos. ilustran la creencia de Freud de que los sueños
La mañana del 27 Gonzalo Torrente Ba- son los «guardianes del sueño». Describen el de
más bien a sus sugerencias, procurando dar una niñera cuando el niño a su cargo llora por la
una muestra de distintas manifestaciones de llester, en pie, como un antiguo orador, noche porque quiere ir al retrete. El sueño trata
lo fantástico, así como ampliar su concepto platicó con escuela durante hora y media. de proteger el descanso de la niñera, mostrando
al folklore, el mito y la leyenda, traspasan- Después Freaks de Tod Brownig. Por la al niño haciendo su necesidad. Pero el niño sigue
tarde, Italo Calvino interpretó elocuente- llorando y ella sueña que el charquito de orina
do, incluso, el ámbito puramente literario a inunda la ciudad y se convierte en mar, hasta
otros medios como la arquitectura y el ci- mente, en castellano, su ponencia sobre La que el sueño no puede evitar que la mujer se
ne. Preferimos también ofrecer el contacto literatura fantástica y las letras italianas. despierte.
directo con escritores que pudieran trans- El viernes 28, un coloquio entre Italo
mitirnos directamente sus ideas y a los que Calvino y Torrente Ballester fue el último
pudiéramos preguntar nuestras dudas o sa- brindis. (El curso, sin embargo, desembocó
tisfacer llanamente nuestra curiosidad. Sal- en el entierro de Paquirri, dramático y es-
vo Bioy Casares y Silvina Ocampo, que no perpéntico).
pudieron asistir, pudimos escuchar a Bol-7 Exceptuando los coloquios y presenta-
ges y a Italo Calvino, entre los autores ex- ciones de las películas, incluimos en este li-
tranjeros, y Torrente Ballester. bro todas las conferencias menos una —la
Finalmente, el curso se celebró en el aula de Juan Antonio Ramírez —, que publicare-
de la Iglesia de los Venerables de Sevilla, mos en un número especial dedicado a la
abarrotada con casi quinientos asistentes. El literatura fantástica en nuestra revista EL
24 de septiembre, por la mañana, se inau- PASEANTE, de próxima aparición. Esta
guró junto a Santiago Roldán, rector de la publicación no sólo comprenderá lo litera-
Universidad, con un distendido coloquio rio sino la arquitectura y el arte en general.
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JORGE LUIS BORGES

Coloquio
111 11111 11 \ F_1\ I 1-, 1 1( \ COLOQUIO CON 13011(T' 17

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—Arthur Machen, que es, según creo, un autor que le gusta, un autor secreto diga-
mos, afirmaba en su libro Los tres impostores que la función del hombre de letras es
inventar una historia maravillosa y contarla de una manera maravillosa. ¿Qué opina usted
de esto?

—Son dos requisitos arduos, desde luego, y quizá uno comporta el otro. Pero yo creo
que lo importante es soñar sinceramente, creo que si no hay un sueño anterior la escritura es
imposible. Yo empiezo siempre por soñar, es decir, por recibir un sueño. De pronto sé que
algo va a ocurrir, y ese algo es algo muy vago. Si se trata de una fábula siempre me son
deparados el principio y el fin, el punto de partida y la meta, y luego tengo que descubrir
qué sucede entre los dos. Pero lo importante es que el autor sea leal a sus sueños, que no
piense que la literatura consta de palabras. Uno se expresa por medio de palabras, o a pesar
de las palabras más bien, pero creo que si uno cree en la fábula, si uno llega a esa suspensión
voluntaria o complaciente, lo mismo me da, el resultado puede ser bueno. Yo he tratado de
Mañana del 24 de septiembre, 1984.
La cinta para la transcripción de este texto fue generosamente
intervenir lo menos posible en mi «obra» —uso la palabra obra entre comillas—, es decir,
cedida por Salvador Valdés de la grabación que realizo para Radio--3 yo recibo algo, y ese algo no sé de dónde proviene. Podemos pensar en la musa, pero eso es
R.Ñ.F. muy pomposo, muy ambicioso, o en el espíritu, más alto todavía, o como quiere nuestra
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mitología contemporánea, en la subconscien- truso y en la segunda parte todos se hacen Vando Villar... todos ellos hablaban de que su memoria personal perdura. y ade-
cia, o corno creía Yeats- , en la gran memoria. cómplices de su sueño; los duques creen bur- Cansinos Asséns como algo tutelar, algo leja- más ese estilo psálmico, digamos, esas largas
Yeats creía que todo individuo recibe la larse de él y realmente están ayudando a su no. Cuando fui a Madrid tuve la felicidad frases, siempre armoniosas, que no se per-
gran memoria, la memoria de todo el género locura; el gobierno de la ínsula de Barata- de conocer a ese sevillano tan lejano y tan dían nunca. Yo he conocido a muchos hom-
humano, ya que cada uno tiene dos padres, ria, concedida a Sancho, es también otro reverenciado. No sé si ustedes saben que él bres de talento, pero hombres de genio, no
cuatro abuelos y así se multiplican geométrica- don, y por eso resulta tan terrible el final colaboraba en la revista Grecia con unos sé, hay dos que yo mencionaría: uno, un
mente. Ahora, en cuanto a lo de inventar cuando toda España ha hecho lo posible pa- poemas que firmaba con el nombre de Juan nombre quizá desconocido aquí, el pintor y
historias, quizá haya pocos argumentos. Cada ra que Alonso Quijano siga creyendo que es Lars (?), muy hermosos poemas. Recuerdo místico argentino Alejandro Xulsolar, y el
época vuelve a contar los mismos argumen- Don Quijote de la Mancha. En el último una línea que decía así: El río está lleno de otro, ciertamente, Rafael Cansinos Asséns.
tos, con un ligero matiz, que es precioso, sin capítulo, que es el más admirable de todos, espadas. Una hermosa metáfora... Él había Y quizá, pero sólo como maestro oral, Ala-
duda. Quizá estemos condenados a repetir los él se da cuenta de que todo es falso y com- leído todas las bibliotecas de Europa. Re- cedonio Fernández. Los demás eran meros
mismos versos pero con variaciones preciosas, prende que no es y quizá nunca ha sido cuerdo que dijo, en su estilo hiperbólico, hombres de t,dento fíe muchos, la
a contar las mismas fábulas con pequeñas va- Don Quijote, y en ese momento él sabe que que era capaz de saludar a las estrellas en lista es infinita. Pero hombres que impresio-
riaciones que son asimismo preciosas, pero ése vuelve a ser humildemente, resignadamen- diecisiete idiomas clásicos y modernos. No sé nan, así, inmediatamente, esos tres. Y mi
es nuestro deber. El extraño deber de un escri- te, tristemente, Alonso Quijano. Ésa es la si realmente eran diecisiete, pero está bien recuerdo de Cansinos es el mas antiguo. Yo
tor es éste: un escritor recibe todas las vicisitu- tragedia del último capítulo. La segunda la mención de las estrellas que ya sugieren lo he recordado en Buenos Aires, y lo he
des humanas, siente todas las pasiones, pero sa- parte del Quijote es deliberadamente fan- lo infinito. No sé si ustedes conocen toda la hecho conocer en Buenos Aires. Y me place
be que su deber es, en lo posible, trasmutar tástica; ya el hecho de que los personajes de obra de Cansinos, yo no conozco toda, pero recordarle aquí en Sevilla, en su Sevilla, y
todo en belleza; además las miserias, los fra- la segunda parte hayan leído la primera es recuerdo quizá menos lo escrito que lo ha- mi Sevilla personal, ya que yo tengo abuelos
casos, las deficiencias, las humillaciones, todo algo mágico, o al menos lo sentimos como blado por él, o lo sonreído por él. Recuerdo de los abuelos de mis abuelos que eran sevi-
eso es como una arcilla que le es dada para mágico. Ahora, esto está prefigurado ya en su cortesía, esa cortesía que usaba hasta pa- llanos. En fin, de algún modo uno vuelve a
literatura, y sobre todo cuando es fantástica. la primera parte, cuando el barbero dice ra expresar algo que no fuera grato. Un Andalucía, es un sentimiento que yo tengo,
Quizá convendría observar que la idea de lite- que él es amigo de Miguel de Cervantes, que poeta argentino, de cuyo nombre no quiero no el de descubrir algo distinto sino el de
ratura realista es relativamente moderna. No Miguel de Cervantes es un hombre más acordarme, dejó un libro suyo a Cansinos. volver. Claro que quienes partieron de
creo que sea anterior a las sagas escandinavas versado en desdichas que en versos, y luego Cansinos lo ojeó con cierta displicencia, lue- aquí, hace cuatrocientos años, eran hombres
del siglo xiff o a la picaresca. Antes se enten- la ficción del autor arábigo Hamete Benen- go sonrió, luego volvió a doblar las páginas, de acción, y yo soy un mero hombre de le-
día que todo escritor se refería a otros paí- geli también es fantástica, pero eso llega a su leyó otra vez; de nuevo la misma sonrisa, la tras. Pero ser un hombre de letras no es un
ses, o se refería al pasado. La idea de que un plenitud en la segunda parte... Bueno, qui- misma resignación, la misma cortesía, el destino despreciable, ya que consiste en
escritor tuviera compromisos con su época u siera que me hicieran ustedes otra pregunta mismo silencio que era como una condena- imaginar la vida de los hombres de acción.
opiniones políticas es una idea relativamente y trataré de responder de un modo menos ción. Luego mi amigo —no voy a mencio- Uno puede pensar en esas vidas, uno puede
nueva. Podría decirse que la literatura fantás- digresivo que ésta... Espero 499 preguntas. nar su nombre, muerto además—, dijo: repensarlas, y quizá mi vida, un tanto se-
tica es casi tautológica, pero toda literatura es Es el número de personas que hay aquí (ri- «pero Rafael, usted está leyendo lo peor». Y dentaria, mi vida... más bien tímida, sea no
fantástica. Y un caso interesante sería El Qui- sas), ya que el tiempo es infinito y dispone- Cansinos le contestó: «en verdad he tenido menos rica que la vida de los otros. Bueno,
jote. La primera parte del Quijote es delibera- mos de esta generosa y cóncava mañana. escasa fortuna». Y dejó el libro sobre la me- estoy esperando otra pregunta y siento una
damente realista, aunque Cervantes, a veces, sa (risas). Tengo ese recuerdo de él, y tantos gran curiosidad.
intenta otros géneros. En la primera parte de —Borges, usted estuvo en los años veinte otros... Además, quizá más importante que
El Quijote, Alonso Quijano es un intruso que aquí en Sevilla. ¿Qué imagen guarda de Se- un libro es la imagen que ese libro deja; —Borges, usted es, fundamentalmente,
es recibido con palizas, con denuestos y con villa, cuáles son sus recuerdos? quizá más importante que lo dicho por un poeta en endecasílabos. ¿Por qué eligió ese
burlas. Pero en la segunda parte, escrita, creo, hombre es la imagen que esos dichos o ese verso y no otro?
unos diez años después, Cervantes com- —Ante todo recuerdos de amigos. No sé silencio dejan. Yo creo que Cansinos fue un
prendió que no podía repetir la primera. si los nombres significan algo ahora, pero gran maestro oral, bueno, también lo fue- —Creo que el escritor no elige nada, ese
Entonces, asistimos a este hecho extraño: en por qué no recordar a Adriano del Valle, ron Pitágoras, Jesús, el Buda, Sócrates. De ucrso J.! bicp :;\s /Q sé, ?u('
la primera parte Alonso Quijano es un in- Pedro Garfias, Luis Mosquera, Isaac del la obra de él no sé qué perdurará, pero sé parece raro que ese verso no sea sentido por
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mucha gente. Claro que yo he conocido a —Bueno, tengo que acogerme a la doctri-
payadores que sólo sentían el octosílabo. Pe- na de la ignorancia invencible, realmente.
ro para mí el verso de once es el que yo oigo No lo conozco. Yo no sabía que fuera escri-
con más facilidad, más que el verso de ocho tor tampoco (risas). No, pero eso no es hos-
o el de catorce. El de once que corresponde til... (risas) no es hostil (risas), simplemente
al de diez sílabas en inglés, y se acentúa la mis contemporáneos me son desconocidos...
última sílaba. Pero para el oído es igual el Yo perdí mi vida de lector el año 1955, y
verso de diez en inglés y el verso de once en resolví releer a los clásicos, a mis clásicos
castellano o en italiano. Suenan igual, en tal mejor dicho, y no sé nada de lo que ha pa-
caso, para mí... Pero yo no he elegido nada. sado con la literatura contemporánea, ni es-
Yo trato de elegir lo menos posible. Yo no pañola, ni argentina, ni ninguna otra. Soy
busco temas, yo dejo que los temas me en- un hombre del siglo XIX. No sé por qué la
cuentren. Yo no busco metros tampoco. gente cree que soy moderno (risas). Yo no
Además, creo que cada tema dicta su propia me siento moderno. Yo me siento bastante
retórica, es decir, algo me dice si quiere ser perdido; la verdad es que todo el mundo se
tratado en verso endecasílabo, en verso li- siente perdido.
bre, en prosa, o como quiere ser. Yo trato
de ceder, de oír bien esas íntimas noticias —Borges, usted y Bioy inventaron un
que me llegan. Hay temas que exigen mu- detective con nombre que evoca la parodia.
inglesa en la Universidad. ¿Qué supuso cuatro meses uno se enamoró de Sir Thomas
chas páginas, otros exigen pocas. Y yo soy ¿Qué opina usted del cuento policial?
para usted esta experiencia? Browne, otro de Shakespeare, otro de los
naturalmente haragán, y prefiero los que anglosajones, otro de Milton o lo que fuere.
exigen pocas páginas. —Bueno, nosotros pensamos, Adolfo Bioy Pero, en fin, siempre conseguí que un autor,
Casares y yo, que el detective tiene que ser —Yo he tratado de ser un buen maestro,
y dicen que no (sonríe). Mi padre era profe- o en todo caso, que un libro o una página
—Profesor, me va a permitir el atrevi- ante todo un intelectual en las ficciones, y interesaran a alguien, y en eso insistí mu-
elegimos ese nombre, Parodi. ¡Qué raro! sor de psicología, y él no creía que pudiera
miento de hacerle una pregunta un poco in- cho. Lo demás, lo que se aprende para los
No pensarnos en parodia, ni en paródico; enseñarse nada, sino que cada uno tiene que
discreta... exámenes se olvida siempre. Por ejemplo, en
pensamos en un apellido italiano, que, por salvarse por su cuenta. Ahora, yo enseñé li-
teratura inglesa y americana durante veinte cuanto a fechas, no recuerdo ninguna, las de
—¡Pero sí! Conviene que sea indiscreta, lo menos en Buenos Aires, parece español.
años en la Facultad de Filosofía y Letras de mi propia vida tampoco. Los nombres pro-
más interesante para todos (risas)... Vacilamos entre Molinari y Parodi, y luego,
la Universidad de Buenos Aires. Yo, al pios la enciclopedia se encarga de recordar-
Parodi quedó. No nos dimos cuenta de que los, pero el amor a un autor, el decirle una
eso sugiere paródico, tampoco. Pensamos principio de cada cuatrimestre, les decía a
— Querría preguntarle sobre un autor es- mis alumnos: yo no voy a enseñarles una línea a alguien y que esa línea le impresio-
pañol contemporáneo... además que queda bien que un criollo viejo
literatura casi infinita —yo mismo no la ne, eso sí puede conseguirse. Creo que el
tenga apellido italiano. Esto ocurre muchas ejercicio de un profesor de literatura es ha-
veces. Y además queríamos que nuestro de- sé—, pero puedo enseñarles el amor, no de
— Es que quizá no lo conozca. Yo no co- un autor, pero sí de un libro. No, quizá sea cer que sus estudiantes se enamoren de una
nozco mis contemporáneos (risas)... Soy un tective fuera puramente intelectual, es decir, obra, de una página o de una línea si quie-
que no fuera un personaje violento a la ma- demasiado, de algunos versos y algunas sen-
viejo señor victoriano, nacido en 1899, en el tencias. Y creo haberlo conseguido y con eso ren, es decir, que algo quede en su memo-
último año del siglo. nera de las novelas policiales americanas,
me siento justificado. Yo no sé si puede en- ria, que algo siga viviendo en su memoria y
que se confunden los detectives con los cri-
señarse algo, pero el amor de algo sí puede que ese algo pueda ser citado después con
—Se lo digo porque a veces el resplandor minales. No, queríamos alguien que sim-
enseñarse. Yo les decía a mis estudiantes: no algún error, que es una secreta corrección.
nos puede cegar y una persona muy cono- plemente meditara, y qué mejor lugar Eso es lo importante: enseñar el amor a las
para meditar los problemas que una cárcel. lean un libro porque es famoso, porque yo
cida puede llegar a sernos una gran desco- lo recomiende, no, sólo lean lo que les agra- letras. Porque las letras mismas no tienen
nocida. Me refiero concretamente a Salva- de. Y creo que prosiguieron así, y al cabo de importancia. Las historias de la literatura
dor Dalí como escritor. —Borges, usted ha enseñado literatura
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suelen ser siempre bastante maléficas, lo im- dicha es un fin en sí mismo y la desdicha no.
portante son los textos. Las historias de li- La desventura personal puede enriquecer-
teratura son bastante recientes... Recuer- nos y no sé si la felicidad puede enrique-
do que Bacon a principios del siglo XVII decía cernos, aunque conviene buscar la felicidad,
que así como hay historias de las guerras, de desde luego. Cuando yo era joven trataba
las conquistas y de los reyes podría haber de ser desdichado; yo quería ser el príncipe
historias de las ciencias y de las artes. Lo Hamlet, o Baudelaire o Poe, pero ahora no.
cual es una prueba de que no existían en- Ahora busco la serenidad y la encuentro, y
tonces. Pero ahora existen, existen demasia- me siento quizá más feliz que cuando era
do, y ya los escritores escriben en función de joven. Cuando era joven yo no quería ser
esas historias, escriben para figurar en esas feliz (risas), y ahora intento serlo.
historias. Se inician movimientos literarios y
puede ocurrir que un excelente poeta se ol- —Alguna otra pregunta.
vide y que se recuerde otro, simplemente
porque encabezó algún movimiento. Lo —No, muchas otras preguntas. ¿Por qué
cual es un error, ya que una persona puede alguna otra? Centenares de otras.
escribir admirables versos, y no muevan a
la imitación a nadie; versos que solamente —Borges, ¿usted cree que la teología y
son admirables en sí mismos, y ya es mucho la metafísica, como pensaba la escuela de
eso. Yo actualmente no profeso ninguna Frankfurt, también son literatura fantástica?
teoría estética, no protejo ninguna secta lite-
raria y me arrepiento del Ultraísmo que — Son el ápice de la literatura fantástica.
Cansinos predicaba, un poco en broma y del El Dios de Spinoza, por ejemplo, supera. a
cual se reía. Me arrepiento de todos los mo- todo lo inventado por Kafka o Poe. Y no lo
vimientos literarios, de todas las sectas, de digo contra la teología o la filosofía, al con-
las escuelas, nada de eso tiene sentido. Lo trario, es una exaltación de ellas. Una obra
importante, lo repito, es que el escritor sue- como la Etica de Spinoza o El mundo como
ñe y que sea fiel a su sueño, es decir, que voluntad y representación, de Schopenhauer,
trate de contarlo sinceramente sin agregar Las manos y el espacio de jacinto pero yo sé que no la merezco. No sé si debe o el sistema del Buda son obras maestras de
nada para adornarlo. Que palidece en el confín del Ghetto buscarse... Uno debe escribir porque siente la imaginación, sí.
Casi no existen para el hombre quieto necesidad de hacerlo, en cuanto a la gloria
—¿Podría, por favor, recitarnos algún Que está labrando un claro laberinto. eso no importa. Por ejemplo, si yo fuera Ro- —Borges, ¿cuál debe ser la postura del
verso suyo? No lo turba la fama, ese reflejo binson Crusoe, yo escribiría o trataría de es- escritor ante la injusticia de una situación
De sueños en el sueño de otro espejo, cribir en mi isla desierta. La gloria... no sé si política?
—Algún verso no, un poema entero, sien- Ni el temeroso amor de las doncellas. tiene algún sentido. Hay demasiados auto-
to decirlo (risas)... Bueno, hay un soneto... Libre de la metáfora y del mito res famosos ya (ríe). Quizá convenga releer — Creo que hay dos clases de valor: el
no, hay dos, pero recordaré uno, un soneto Labra un arduo cristal: el infinito lo ya escrito. No sé... desde luego la fama es valor físico, del que carezco, y el valor ético
dedicado a Spinoza. Voy a tratar de recor- Mapa de Aquél que es todas Sus estrellas. grata, y el fracaso suele ser ingrato, aunque que tengo, creo. Mi conciencia está tranqui-
darlo... Cansinos escribió El divino fracaso. El fra- la. Yo dije antes de las elecciones lo que
Las traslúcidas manos del judío —¿Qué es la gloria literaria? caso es más noble que la fama, así como la pensaba sobre los militares, sobre los terro-
Labran en la penumbra los cristales derrota es superior a la victoria; la desdicha ristas, sobre la más misteriosa de las gue-
Y la tarde que muere es miedo y frío. --Es una equivocación, como tantas a la dicha; en todo caso, tienen un prestigio rras, sobre las personas secuestradas, tortu-
(Las tardes a las tardes son iguales.) otras. Muy generosa conmigo, desde luego, que no tienen los otros. El hecho es que la radas y asesinadas, todo eso antes de las
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LITERATURA FANTÁSTICA COLOQUIO CON BORGES
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elecciones. Valor cívico tengo, del otro no, y en el misterio, y no en la solución. Es muy
quizá sea menos importante, ya que casi na- raro entender la solución, somos seres hu-
die tiene valor cívico, o es bastante raro. manos, nada más. Pero buscar esa solución
Valor cívico creo tener, gozo de cierta im- y saber que no la encontraremos es algo
punidad y puedo ser valiente y otros no hermoso, desde luego. Quizá, los enigmas
pueden permitírselo. Yo trato de ser un sean más importantes que las soluciones; y
hombre ético. No sé si lo soy, en todo caso el enigma podemos contar con él plenamen-
tengo la mejor intención. No religioso, cier- te, ya que no sabemos nada o somos tan po-
tamente, no afiliado a ningún partido, pero co. Por ejemplo, se habrán escrito millones
ético sí creo serlo. de páginas. ¿Qué habrá leído cada uno de
nosotros? ¿Dos o tres? Yo me he dedicado a
—Borges, yo le querría preguntar qué los idiomas, ¿y qué puedo saber yo? Algu-
cree más importante para determinar la li- nos idiomas occidentales, una vaga noción
teratura fantástica: ¿un argumento que ten- del japonés, muy, muy vaga, y eso es todo.
ga una posibilidad o una intuición fantás- Lo que cada uno puede conocer es muy po-
tica, o más bien la aparición de corres- co, pero quizá a cada uno le sea dado lo
pondencias extrañas o enigmáticas? ¿Qué esencial en distintas formas. Entonces, todas
es lo más importante, el argumento o esa las sugerencias humanas son iguales o igual-
forma de aparecer las correspondencias? mente preciosas. Por ejemplo, yo no sé nada
de literatura húngara, pero, sin duda, esa
—Bueno, esa forma es parte del argu- literatura tiene bellezas no inferiores a las li-
mento; no se excluyen, yo creo. Todo es po- teraturas que yo conozco. Sería muy raro
sible... no sé, por ejemplo, en el caso de que no existieran. Creo que a todo poeta le
Wells tenemos un hecho fantástico entre ha sido deparado escribir el mejor verso del
muchos hechos cotidianos; en cambio en el mundo; a algunos muchos y a otros uno só-
mundo de Kafka no, todo parece fantástico. lo. Combinando palabras y soñando sería
Todo puede ensayarse, pero lo importante es muy raro no haber dado alguna vez con el
que el resultado sea feliz. Y habría que ha- verso, que por un momento, sea único. La
cer notar, y vuelvo a repetirlo, que la litera- belleza no es un hecho raro, no es un hecho
tura fantástica es la más antigua. Empieza concedido a pocos hombres. Creo que la be-
por la mitología, por la cosmogonía, y se lle- lleza nos acecha, y aquí vuelvo a recordar a
ga muy tardíamente a la novela, por ejem- Cansinos Asséns que formuló esta extraña
plo, o al cuento. Se empieza por el mito, plegaria a Dios: «¡Oh, Señor, que no haya
luego se llega al razonamiento, y luego muy tanta belleza!» ¡Estaba abrumado por la
tardíamente a la literatura realista. La lite- belleza! ¡Cómo se nota que era un verdade-
ratura es esencialmente fantástica. ro poeta! ¡Una frase espléndida!: «¡Oh,
Señor, que no haya tanta belleza! »...
—El laberinto es una de sus figuras favo-
ritas, ¿nos podría decir qué sentido guarda
para usted? —¿Qué es más importante en poesía, sus-
citar imágenes o conseguir cadencias mu-
—Quizá el fin del laberinto —si es que el sicales?
laberinto tiene un fin—, sea el de estimular
nuestra inteligencia, el de hacernos pensar —La cadencia es lo más importante, la
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cadencia de una frase. La metáfora no, no cribo algo más allá de mis `intenciones está ro definido de elementos, en ese caso, si el
creo, pero la cadencia sí, todo depende de la
cadencia y de decir las cosas de cierto modo.
Cuando yo era joven yo creía que la metá-
BORGES
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bien que sea así. Quizá conviene que lo es-
crito exceda lo que uno ha querido escribir
y sea felizmente ambiguo. De modo que
tiempo es infinito, el universo tiene que re-
petirse. Pero no sé por qué suponer un nú-
mero definido de elementos y un tiempo in-
fora era lo esencial; bueno, influencia de cuantos más sentidos pueda tener un texto finito que sería una contradicción. No, el re-
Lugones; desde luego. Ahora no, yo creo 01T0.i ruente-s' mejoriSi el texto es rico en sugestiones y en torno a lo idéntico no tiene ningún sentido.
que la cadencia es lo más importante. Por ambigüedades; si es sabiamente rico en am- Pero ciclos cambiantes sí, que es la idea del
eso la poesía no es traducible y el ambiente bigüedades, mejor todavía. Yo, desde luego, budismo y del hinduismo; es decir, evolu-
de cada palabra es distinto en cada idioma. trato de vigilar lo que escribo y mis borra- ciones más o menos parecidas pero siempre
Walter Pater dijo que todas las artes aspiran dores son siempre más largos de lo que pu- con algún cambio. Además, si existiera un
a la condición de la música, pero hay tam- blico, , ya que trato de limar y no de agre- regreso infinito, como dijo Nietzsche, no se-
bién lo que Joyce llamaba word music, mú- gar; de modo que siempre mis borradores ría tampoco un regreso. Vamos a suponer
sica verbal, y esa música la podemos alcan- son extensos, y luego voy eliminando y llego que este diálogo nuestro ha ocurrido miles
zar. Yo querría alcanzar la otra, la genui- a un texto más o menos posible. Yo le pre- de veces, si ha ocurrido miles de veces no lo
na música. Pero sólo me ha sido deparada la gunté a Alfonso Reyes, que fue tan bueno sabemos, y ésta es la primera y cada una de
música de las palabras, eso sí, en distintos conmigo, le pregunté: « ¿por qué publicamos?» las veces anteriores también. La doctrina
idiomas y cada uno tiene su música. Trasla- Y él me dijo: «yo me he hecho muchas veces de los ciclos es insensata me parece a mí, de
dar la música de un idioma a otro es muy esa pregunta y creo haber dado con la solu- ciclos iguales, quiero decir, de ciclos cam-
difícil; por ejemplo, Hugo y Verlaine están ción». «¿ Y cuál es?» —le dije yo—. «Publica- biantes no.
al alcance de todos, pero sólo Darío, Lugo- mos», me dijo él, «para no pasar la vida co-
nes y Jaimes Freyre trajeron esa música al rrigiendo borradores» (risas). Y es verdad, o —Borges, a usted que siempre le han gus-
castellano; después inspiró a grandes poetas, al menos me pasa a mí. Yo publico un libro tado mucho las historias de crímenes, ¿qué
como los Machado, Juan Ramón Jiménez, y me olvido de él. No leo lo que se escribe le parece el trabajo que han encargado a
quizá superiores a sus maestros, pero que sobre él, no sé si se ha vendido o no. Yo compañeros suyos como Mario Vargas
necesitaron de esos maestros... Sí, yo creo tiene miedo, en el mundo de la fantasía, y trato de vivir hacia el porvenir y olvidar. Liosa, Ernesto Sábato, de investigar críme-
que la voz es muy importante y la voz es- que tal vez sea el miedo a la belleza, díga- Cuando publico un libro me libro de él y nes no ficticios, crímenes terribles, re-
crita, que viene a ser lo mismo. Sí, es lo más me, ¿cuál es el miedo químicamente puro? pienso en el próximo, que suele ser más o cientes?
importante, creo. La vista no. Uno puede menos el anterior ligeramente disfrazado,
pensar en un autor que no incluya nada vi- — Bueno, uno le tiene miedo al presente ya que a mi edad no pueden esperarse mu- — Me parece espantoso. Yo jamás acepta-
sual, pero lo auditivo sí es esencial, sobre to- siempre, en este momento no, desde luego, chas novedades. ría ese destino. Para qué ser un inquisidor o
do para la prosa, yo diría, que es tan difícil. pero en general, el presente es muy terco. Y un detective. Me parece horrible realmente.
El verso, desde luego, lo requiere también. actualmente hay temas que prefiero evitar... —En la Historia de la eternidad usted Será necesario, pero grato no puede ser, y
Sobre todo el verso libre, ya que con el ver- la política, por ejemplo, tan triste y sin em- hablaba de la doctrina de los ciclos y del que alguien elija eso me parece muy raro.
so regular si uno tiene una unidad ésta nos bargo dicen que es necesaria. tiempo circular. ¿Qué opina usted ahora al Yo no elegiría eso... Es necesario quizá, pero
da el modelo de las otras, si uno tiene un respecto? es mejor que lo hagan otros; claro que los
endecasílabo éste nos da los otros, o si uno —Borges, ¿usted deja escrito lo que dicta otros, cada uno de ellos, es un yo, pero yo
tiene un alejandrino éste te da los demás; de una primera intención, o por el contra- —La verdad es que yo he olvidado com- no querría ser ese yo.
pero en la prosa no, ya que exige variacio- rio relee y reescribe hasta dar con lo que pletamente ese texto (risas). Yo creo que la
nes continuas. Realmente hay que inventar realmente le agrada? doctrina de los ciclos fue llevada a Grecia — Señor Borges, ¿cómo se siente usted
melodiosamente y, bueno, ya Stevenson dijo desde la India, donde no se pensaba en ci- jugando con nosotros?
todo esto... —Yo corrijo muchas veces lo escrito. clos iguales sino en cambiantes. Ahora, Hu-
Hasta lo más descuidado presupone un nú- me da este razonamiento: vamos a suponer, —No, no estoy jugando, no. Soy un inge-
—Aparte del Tigre Azul, al que usted le mero indefinido de borradores. Pero si es- dice él, que el universo consta de un núme- nuo y estoy contestando con toda sinceridad
I ATERATURA FANTÁSTICA
28

(risas). No estoy jugando... Bueno, Steven-


son dijo: hay que jugar corno los niños, que
juegan seriamente. Yo trato de jugar seria-
mente, pero sé que es un juego lo que yo
hago. Y tiene que serlo ya que este juego
esta basado en palabras que son arbitra-
rias... Ahora, en este momento, estamos ju-
gando muy gratamente para mí, no sé si pa-
ra ustedes...
—¿Cree que es posible, como alguien ha
dicho, que la obra de Shakespeare no fuera
escrita por él sino por Marlowe o Bacon?
—Hay una candidatura posible: la de
Marlowe. La de Bacon es del todo imposi-
ble. La de Marlowe puede ser cierta, ya que
Marlowe tiene versos no menos espléndidos
que los de Shakespeare, y puede ser posible.
La de Bacon no, ya que son dos mentes dis-
tintas. Bacon tenía un sentido de la historia.
Él preveyó nuestra época científica. Shakes-
peare no, Shakespeare no tiene ningún sen-
tido histórico. Para Shakespeare sus roma-
nos son iguales a sus italianos, a sus escoce-
ses, o ingleses. En cambio, Bacon sabía que
empezaba con él una nueva era, la era de la
ciencia experimental. Son dos mentes total-
mente distintas. Y Bacon era de lo más sig-
nificativo de este siglo, desde luego, pero de
—No, jamás he dicho eso, además no lo
otro modo. La idea, por ejemplo, de Bacon
he leído en inglés. No puedo imaginármelo
de hablar de los prejuicios, y llamarlos ído- en inglés tampoco, es inconcebible para mí...
los, y explicarlos como ídolos de la tribu y Uno de los primeros libros que yo leí fue el
de las especies, es del todo ajena a Shakes- Quijote. Y lo recuerdo desde luego en caste-
peare. Su novela de ficción científica La llano, ya que hay tantas frases que yo apren-
nueva Atlántida es del todo ajena a Shakes- dí de memoria. Sobre todo la primera, que
peare. Son dos mentes distintas. Ahora, la tiene la virtud de introducirnos en un mun-
candidatura de Marlowe propuesta por do distinto en pocas líneas: «En un lugar de
Hoffmann puede ser cierta, pero tampoco la Mancha, de cuyo nombre no quiero acor-
hay pruebas de que lo sea. La de Bacon, la darme...» Bueno, ya estamos en otro mun-
verdad, es insostenible. do. En pocas líneas hemos dejado nuestro
—¿No dijo alguna vez que prefería leer mundo cotidiano y estamos en el mundo del
el Quijote en inglés? Quijote.
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—¿Qué opina usted de la manía del — Yo creo que sí, viene desde el primer tigio nacional pronostica hoy su ausencia
mundo clásico y de su secuela renacentista capítulo del Génesis (risas), por lo menos de este seminario. ¿Está usted realmente
y barroca de firmar las obras con nombre y desde la mitología... aquí? (risas).
apellidos al final de cada una de estas
obras? —Efectivamente, ¿usted piensa realmente —No, me siento tan a gusto que me des-
que puede hablarse de literatura fantástica pierto en cualquier momento (risas). Felici-
—Eduardo González Lanuza y yo pensa- en una época y en un mundo donde Zeus dad de los sueños...
mos en la posibilidad de una revista anóni- era tan real como usted y yo?
ma, es decir, sin director, sin comité de cola- —¿No cree usted que la mística ha influi-
boración y sin firmas de autores. En eso — No sé... do en la literatura fantástica?
pensamos un primo mío, Guillermo Juan
Borges, Francisco Piñero, Lanuza y yo, y —Es decir, era real, en la medida en que — Es que yo he leído poco a los místicos,
no encontramos a nadie que quisiera colabo- se le consideraba real y por tanto no era
salvo a Swedenborg; a ése sí lo he leído mu-
rar con nosotros (risas). Claro está que a la fantasioso, sino real, y la Celestina era una
cho. Y a Blake también, pero a otros muy po-
larga todo es anónimo, pero nadie quiere maga tan auténtica como puede ser mi jer-
co. He leído a los sufíes también, pero son
adelantarse a ese porvenir. Lo mejor sería sey.
del todo distintos yo creo. Se trata de expe-
dejar una frase, un verso que fueran parte
— ¿Usted está segura? ¿ Usted recuerda riencias místicas. En cambio, el caso de un
del idioma y que ya nadie se acordara de
bien aquella época? (risas, aplausos, algara- autor de un cuento fantástico no, él sabe
quién lo dijo. La máxima ambición es ser
bía general). Yo la he olvidado (risas)... que son invenciones o cree que son inven-
anónimo y perdurable. Los anónimos sevi-
ciones.
llanos, sin duda, buscaban ese fin.
—Borges, tengo entendido que usted
quiere ir a Japón a vivir, incluso a aprender — Profesor, ¿usted puede considerar co-
—¿Qué anécdota hay detrás de su cuento
La Rosa de Paracelso? su lengua, ¿qué es lo que le interesa de esa mo una glorificación personal, no en el sen-
cultura para tomar esta determinación? tido mundano sino en el sentido de la fe-
—Bueno, encontré en De Quincey aque- licidad interior, su actual estado?
llo de que Paracelso se jactaba de poder — Circunstancia de que es un país civili-
quemar una rosa y resucitarla después. Esto zado, lo cual es muy raro; pienso en mi pa- — Curiosamente he escrito un soneto en
es parte de la leyenda. Encontré eso e in- tria, desde luego. Sí, es muy raro un país del estos días sobre eso, pero no lo tengo conmi-
venté lo demás, que es muy poco, desde lue- todo culto como el Japón, rarísimo, real- go; sobre el hecho de que me siento más fe-
go. Pero encontré ese dato en los catorce vo- mente extraordinario. liz ahora que antes, y hablo de la aceptada
lúmenes de De Quincey; según el índice, ceguera como un tema de felicidad. Y quie-
menciona dos veces la Rosa del Paracelso. —Y va a intentar aprender el japonés... ro ser sincero, no estoy consolándome con
Ahora, yo no sé de dónde lo sacó él. La úni- eso. Sería muy triste darme lástima. Creo Eneida (se ríe) y eso es todo. No sé por qué,
ca base que yo tengo es ésa... Bueno, ese — Bueno, ya sé que fracasaré, pero he que sí, por qué no, el mundo se aleja, uno ya que mi latín es muy deficiente. No sé por
cuento tiene la sorpresa de que el lector cree fracasado tantas veces en tantas empresas puede pensarlo mejor, uno puede repensar- qué he traído ese libro. Un talismán tal vez.
que no podrá resucitar la rosa y luego él lo que una más no importa, ¿no? lo, uno goza de soledad muchas veces. Todo Pero si tuviera que elegir un poeta preferi-
hace secretamente porque el otro no es dig- eso puede ser benéfico, bueno, estar en la ría entre Verlaine y Virgilio. Pero, ¿por qué
no de que lo haga ante él. Creo que ése es el —Es influencia de María. cárcel también. Todo puede ser un milagro no Virgilio? Desde luego uno de los dos. Y
sentido del cuento, ¿no? Lo hace secreta- secreto. una obra, la Divina Comedia. Puedo juz-
mente pero lo hace con el lector. - Y por qué no? Influencia de María, su garla, ya que no creo en ninguna de las dos
benéfica influencia, desde luego... —¿Qué libros ha traído en la maleta? mitologías, ni en la cristiana ni en la paga-
—Usted dijo que la literatura fantástica na; es decir, puedo juzgarla imparcialmen-
viene desde muy lejos. — Borges, un diario de reconocido pres- —Curiosamente he traído un ejemplar de la te. Aunque todo el esquema de premios, de
39 LITERATURA FANTÁSTICA COLOQUIO CON BORGES 33

castigos, de penitencias me parece falso, no que empieza: Sólo una cosa no hay y es el
me importa cuando leo los endecasílabos de olvido. Eso me parece bastante sentimental,
Dante. quizá demasiado. Soy demasiado sentimen-
tal, eso es evidente.
—¿Qué opina usted de Julio Cortázar
como escritor? —Dice Borges que tres preguntas más.

—Yo dirigía una revista, normalmente — Claro, el prestigio del número 3...
secreta, ya que era una revista literaria, lla-
mada Los Anales de Buenos Aires. Se pre- —Desde su ceguera, ¿cómo ve usted la
sentó un muchacho alto, con barba y me vida ahora?
trajo un cuento y me dijo: «,squé piensa us-
ted de este cuento?» Yo le contesté: « vuel- — Es que vivir se parece mucho a la ce-
va dentro de diez días». Él volvió a la se- guera y a la vejez. En todo caso, no es paté-
mana y le dije: «tengo varias noticias para tico, es algo bueno, las cosas se alejan, se
usted, una que su cuento está en la impren- esfuman, se desdibujan y uno puede imagi-
ta, otra que me ha gustado, otra que a mi narlas mejor o recordarlas. Es como la au-
hermana le ha gustado y está ilustrándolo». sencia, que es una forma de presencia, o la
Lo que yo no sabía es que no le habían pu- nostalgia, por ejemplo. La ceguera se parece
blicado nunca nada antes. Luego nos encon- a todas esas cosas que son ciertamente pre-
tramos en París y él me recordó ese episodio ciosas, a la nostalgia, a la vejez, que es her-
que luego yo he olvidado. Ese cuento se lla- mosa también. Es aceptar tus límites, darse
maba Casa tomada. Yo, en fin, he tenido cuenta de quién es uno, de lo que puede ser,
ese honor de ser el primer editor que publi- o mejor, de lo que no puede ser, sobre todo.
có o aceptó algo de Cortázar. Sus novelas Y eso es grato, sí. Ya durante toda la vi-
no las he leído, porque casi no leo novelas, da uno está buscándose y luego, en la vejez,
pero sus cuentos son inolvidables. Y luego, uno se encuentra y se encuentra en sus lími-
no sé, nos distanciaron diferencias puramen- tes sobre todo. La ceguera es ciertamente un
te políticas, sin mayor importancia, pero, en límite, es una especie de cárcel, pero no pe-
fin, nos distanciaron. Pero no importa, yo nosa. La gente es muy buena con los ciegos,
siempre lo leo y lo releo con sumo placer. con los sordos no, con los sordos es irritable,
Un gran escritor, creo. pero con los ciegos es generosa... Quedan
dos preguntas.
—Borges, en su literatura falta algo muy
importante: el amor. ¿Por qué esa ausencia? —Borges, usted ha creado esta mañana
entre nosotros un clima realmente maravi-
—No, no estoy de acuerdo. En todo caso lloso, yo, por eso, me atrevo a hacerle una
en mi vida ha estado siempre presente, y pregunta...
quizá yo escribo por olvidarme un poco de
esa obsesión (risas). Mi mejor cuento, Ulri- — Pero son ustedes los que han creado es-
ca, es un cuento de amor, y luego tengo tan- te clima, a pesar de mí lo han creado...
titirite S'‹ ene
tos versos, quizá no siempre desdeñables, que itliOklie!
PIWOVLIle et 01 (\ 3 1101110
'
se refieren a ese tema. Sobre todo aquel —Yo soy creyente cristiano y he escu-
COLOQUIO CON BORCES
34 LITERATURA FANTÁSTICA

chado una opinión suya, para mí muy im- fiemo, ni siquiera el purgatorio tampoco (ri-
portante, en la cual preguntándole un pe- sas). Es por modestia, realmente. Yo no
riodista si usted era creyente cristiano dijo: quiero imponer mi incredulidad a nadie, es
«No, y además me parece inverosímil que una incapacidad mía, nada más. Mi familia
existan creyentes cristianos». Estoy comple- era creyente, mi hermana es creyente, por
tamente de acuerdo, sólo que yo sé lo que ejemplo, mi madre era creyente, mi padre
significa para mí el que resulte inverosímil no, era agnóstico. Queda una.
que existan creyentes cristianos. Desearía
saber, si no le importa, qué significa para —Borges, ya que estamos en un ciclo de
usted el que sea inverosímil que existan conferencias en torno a la literatura fantás-
creyentes. tica, ¿qué libros o cuentos nos recomienda
para leer?
—Ante todo, el concepto de que Dios se
encarna en cada hombre me parece invero- — Uno sólo debe leer lo que le agrada.
símil. El concepto de un Dios personal es in-
verosímil para mí. Pero quizá Dios esté ha- —Nos interesaría saber sus sugerencias.
ciéndose a través de nosotros, en nosotros.
Pero que en este momento haya un ser, di- — Henry James, por qué no, en un volu-
gamos, que es uno y es tres me parece in- men están los cuentos fantásticos de él. Y
creíble. Pero todo me parece increíble, no luego, bueno, no hemos hablado de Ramón
sólo el cristianismo, yo mismo no me entien- Gómez de la Serna, un hombre de genio y
do. ¿Por qué no agregar un misterio más? Si un gran escritor fantástico, sobre todo cuan-
usted se siente feliz con ese misterio adicio- do no trataba de serlo. Las Mil y Una No-
nal, bueno, está bien. Yo no lo condeno, ni ches, a las cuales uno vuelve siempre en dis-
estoy seguro de que usted no tenga razón, tintas ediciones; sobre todo la versión de
simplemente yo soy incapaz de ese acto de Cansinos, la mejor traducción dé todas. En-
fe, pero no de otros. Creo en la belleza, creo tonces, por qué no, Henry James, Gómez de
en la ética, y bueno, en tantos libros que he la Serna y Las Mil y Una Noches, no de
leído, tantos versos, que siguen ramificán- algún persa o de algún árabe, sino la de Ra-
dose en mi memoria, y en el afecto de algu- fael Cansinos Asséns. Debe haber tantos au-
nas personas. Todo eso es precioso, pero si tores que olvido. Es lo peligroso de las listas:
usted además puede creer en un Dios perso- se notan las omisiones sobre todo. Pero la
nal... ¿ Usted cree realmente en castigos o fantasía es un mundo bastante vasto. Y La
premios? Porque yo no puedo creer en eso, Odisea, por qué no, también es un mundo
no soy bastante importante como para que fantástico...
me castigen o premien. Es una cuestión de
modestia, y yo no elijo ni el cielo, ni el in- =Muchas gracias (gran ovación).

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