Professional Documents
Culture Documents
AÑO 2017
Página 1 de 96
CAPÍTULO I
El currículum de la Educación Secundaria.
Proceso Participativo y proyecto cultural, político y pedagógico.
1.1. Introducción.
1
Si bien no se citan en todos los casos de manera textual los registros de las matrices institucionales y
distritales, la voz de las y los compañeros docentes está inscrita en cada párrafo de los enunciados que se
realizan.
Página 2 de 96
La fragmentación de nuestro sistema educativo visibilizada en la numerosa cantidad de
planes de estudio vigentes, como así también la dispersión de contenidos programáticos que
conviven en el interior de las distintas asignaturas y áreas de estos planes de estudio, tanto a
nivel provincial como en relación a otras jurisdicciones del país - muchas veces contradictorios -
son un indicador del sentido de la necesidad de contar con este proceso de construcción. A esto
podemos añadir la urgencia que existe en los distintos campos de conocimientos - expuesto en
el seno de las mismas escuelas - de hacer converger postulados científicos, ideológicos,
culturales, que cohesionen las decisiones sobre qué enseñar y cómo enseñar.
Los principios político - educativos de laicidad, obligatoriedad, gratuidad, inclusión
educativa, interculturalidad, perspectiva de género, universalidad, sustanciarán su presencia en
el texto del diseño propiamente dicho cuando, depuradas las decisiones curriculares, se vean
materializados en los saberes científicos, populares y culturales que comprendan lo que se va a
enseñar y aprender en las escuelas.
El ejercicio de la docencia a menudo, no nos hace pensar en estos conceptos y lo que
hacemos o actuamos obedece a “nuestras propias concepciones sobre el currículum (…)
entendiendo que las mismas producen efectos concretos en nuestras prácticas cotidianas, que
no son cuestiones ajenas a la vida escolar y al oficio docente. Por el contrario, las concepciones
que sostenemos tienen incidencia en nuestras prácticas cotidianas y nos posicionan de diversos
modos frente a la enseñanza y los aprendizajes”.2
Nuestras prácticas están inmersas en las teorías implícitas que hemos acuñado no sólo en
nuestra formación, sino a lo largo de nuestras biografías escolares. Forman un cuerpo de
saberes de los que somos autores y editores. Lo que pensamos acerca de quién elabora un
currículum o tiene la autoridad académica para hacerlo; de quién ordena su cumplimiento y el
rol que se nos asigna a docentes y estudiantes para su cumplimiento; quién decide qué
contenido enseñar y cuál no, etc.; inundan las decisiones que tomamos al momento de
compartir las enseñanzas y los aprendizajes con nuestrxs estudiantes. “Todas estas ideas
configuran prácticas distintas, me posicionan de modo diferente como docente: ejecutor de
decisiones de otros/as, intelectual, productor de unas formas de enseñar”. 3
“Todas y todos, más allá de nuestras experiencias, nuestras formaciones y trayectorias
personales portamos ideas previas respecto de lo que es la Escuela Secundaria, de los sujetos
que la habitan, del currículum, entre otras (...) Estas ideas operan en la manera en que cada
uno/a interviene a diario en el aula, en la escuela y en su relación con la comunidad”. 4
El diario caminar en las escuelas nos invita a entender que un currículum ayuda y
orienta para que construyamos las convergencias respecto del sentido de la escuela, de la
educación, de nuestras prácticas, de los principios que cohabitan en la labor de enseñar y
2
Mesa Curricular Provincial, octubre 2016, Documento de análisis y devolución sobre Curriculum. Neuquén.
3
Idem anterior.
4
Mesa Curricular provincial, 2016, Matrices de Síntesis distritales. Neuquén
Página 3 de 96
aprender, de los saberes que entendemos no pueden estar ausentes en los aprendizajes de las
y los estudiantes.
Un currículum que se ve legitimado por el proceso de construcción participativa, a partir
de las necesidades y visiones del colectivo docente como “autor” del mismo. Un hecho no
menor si tenemos en cuenta que es el instrumento que nos permitirá reflexionar sobre nuestro
propio quehacer docente y a partir del cual profundizaremos la construcción conjunta de una
educación emancipatoria en el pleno sentido de su significado.
Página 4 de 96
Secundaria en la provincia de manera unilateral y convocando a un grupo de colaboradores
para tal fin, en desconocimiento de las capacidades construidas en el colectivo docente escolar
y de las crecientes demandas de que este proceso fuera con la participación de todxs lxs
protagonistas escolares. En este sentido, la posición de Aten (Asociación de Trabajadorxs de la
Educación del Neuquén) fue muy clara: "Somos lxs docentes quienes deberemos construir las
herramientas estratégicas para la transformación progresiva de un modelo pedagógico
institucional. Se equivoca el gobierno al generar una “Comisión Provincial” y “Equipos Técnicos”
de expertos que definirían “ofertas de formación”; se equivoca el gobierno al considerar a lxs
docentes como merxs ejecutorxs de políticas y diseños curriculares pensados por especialistas.
Hay que pensar el problema en su complejidad, la política curricular tiene que generar en el
diseño los procesos de formación docente permanente que permita resignificar las prácticas”
(Documento de debate: Hacia la construcción de los Diseños Curriculares del Nivel Medio y
Técnico de Neuquén. Secretaría de Nivel Medio, Técnico y Superior. Aten Provincial –
10/03/2015).
Partiendo de estos conceptos es que, en la provincia de Neuquén, la construcción
curricular implica resignificar los contenidos, otras maneras de enseñar, otras posibilidades de
aprender y discutir nuevos formatos institucionales. Lo cual hace necesario la implementación
de un dispositivo. En palabras de Michel Foucault (1994): “El dispositivo tiene la capacidad
productora de sujeciones y sentidos en un juego reticular de relaciones de poder y saber (...)
explicitamos fundamentalmente su inclusión reflexiva y sobre todo su análisis y toma de
conciencia; abrirnos al juego en las redes de poderes y saberes y no a la instauración de un
poder dominante”. Surge así la necesidad de organizar la discusión del diseño curricular con la
necesaria e imprescindible participación del conjunto de docentes, que generen una propuesta
colectivamente construida y democráticamente acordada. “El dispositivo organiza a la vez que
descompone. Organiza condiciones para su puesta en práctica y realización: espacios, tiempos,
recursos materiales y humanos, ambientes propicios para su instalación. Pero también organiza
acciones desde una lógica de complejidad no lineal” (Souto, 2009).
Si compartimos la posición de definir y entender que el trabajo docente es trabajo
intelectual, interpretamos que la intervención docente es estar entre la teoría y la práctica, es
intervención político pedagógica y didáctica, sujeta a fines y valores en el espacio de la escuela
pública comprometida con el ejercicio del derecho a la educación y con los sujetos de derecho.
Entonces, definir esta intervención, sus objetivos, contenidos y formas, no es una tarea neutral.
La práctica pedagógica, el “estar” en el aula constituyen prácticas y procesos siempre
sostenidos por fundamentos filosóficos, políticos, epistemológicos, teóricos y metodológicos
que están en la base de todas y cada una de las decisiones que se toman cotidianamente.
Interpretamos que un proceso de participación real exige debatir y entender los fundamentos
de las orientaciones que sostienen las prácticas pedagógicas y el trabajo docente.
En este sentido, frente a los intentos del Poder Ejecutivo Provincial de instituir un proceso
de transformación del Nivel Medio de modo unilateral, desde una lógica de la experticia, y
Página 5 de 96
posicionando a lxs trabajadorxs de la educación como merxs aplicadorxs de las políticas y
diseños educativos, Aten, a la vez que exigió la derogación de las Res. Nº 1368/14 y 097/15,
propuso, a partir de algunos documentos para las escuelas, un marco de discusión
profundamente participativo desde instancias escolares, distritales y provinciales. La propuesta
garantiza los debates necesarios con las voces de todas las escuelas como el compromiso ético-
político y pedagógico de construir la Escuela Secundaria que queremos y necesitamos. Se trata,
nada más y nada menos, que de disputar el sentido del currículum como proyecto cultural,
desde los anhelos y necesidades de los sectores populares (Documento para el debate.
Discusión sobre los Diseños Curriculares del nivel Medio y Técnico en Neuquén - Secretaría de
Nivel Medio, Técnico y Superior. Aten Provincial - 05/06/2015). Esta propuesta político
pedagógica que Aten impulsó, finalmente fue plasmada como una conquista histórica de la
educación en la provincia a través de la Res. Nº1697/15. Con la misma, se derogan las
resoluciones antes mencionadas, se establece la metodología de participación con instancias
escolares, distritales y provinciales, se crea la Mesa Curricular Provincial (MCP). Un total de 143
escuelas secundarias de toda la Provincia participan según sus diferentes modalidades (Escuelas
Medias -que incluye aquí la modalidad de educación de Jóvenes y Adultos y educación en
Contextos de privación de la libertad- , Técnicas y Agropecuarias).
A tales efectos, se incorporaron al Calendario Escolar Único Regionalizado (CEUR) por Res.
N° 2100/15 las Jornadas Institucionales de Discusión Curricular durante el año 2016. Las
producciones realizadas por lxs docentes en estas Jornadas constituyen uno de los insumos
básicos de todo este proceso de construcción, ya que es allí donde se expresan y sintetizan
todas las visiones que circulan en las escuelas sobre los distintos aspectos del currículum. Es por
esto que el objetivo de estas Jornadas es hacer pública nuestra voz respecto de dimensiones
que consideramos centrales para iniciar la discusión curricular. Todas y todos, más allá de
nuestras experiencias, nuestras formaciones y trayectorias personales aportamos algunas ideas
previas respecto de lo que es la Escuela Secundaria, de los sujetos que la habitan, del
currículum, entre otras.
Para realizar esta tarea, cada escuela eligió su Representante Institucional (titular y
suplente), encargado de sistematizar toda la información obtenida en las respectivas jornadas a
partir de las producciones y debates de lxs compañerxs, trabajar en forma conjunta con
supervisores, directorxs, asesorxs pedagógicos y jefxs de departamento, elaborar los informes
institucionales y socializarlos, y llevar a las reuniones distritales las posturas de su
establecimiento para elaborar así los informes que luego serán tratados en la Mesa Curricular
Provincial (en adelante MCP).
Cada distrito educativo eligió posteriormente, dos representantes distritales cuya función
es coordinar, organizar y sistematizar con lxs compañerxs representantes del propio distrito, los
aportes, acuerdos y disensos respecto al eje que se debate en las jornadas programadas en
cada escuela; sobre esa base se participa en la MCP.
Página 6 de 96
En cada una de las instancias se trabaja en un proceso de inducción analítica, con una
sistematización y triangulación de la información relevada. Se construyen categorías de análisis
y se las relaciona entre sí para ordenar, organizar y sistematizar los informes escolares y
distritales. Hay sistematización de cada registro, metodología y técnicas de relevamiento y
análisis de la información, solidarias con el rigor que debe caracterizar la producción científica.
La distancia entre lo que se expresa en las jornadas y el producto final que se materializa
en los documentos compartidos para un posterior análisis y discusión, tiene que ver con
procesos permanentes de sistematización tanto de los informes escolares como distritales
donde se identifican posiciones recurrentes y contrastantes, considerando y contrastando la
producción provincial. Este inmenso trabajo que se desarrolla desde la producción institucional
hacia la producción provincial para luego volver a las escuelas y distritos, se realiza sobre la
base de registros y matrices de organización, análisis de la información, el diálogo de las
categorías emergentes y la teoría pertinente.
La MCP está conformada por veintidós (22) Representantes Distritales (dos por cada
Distrito Educativo), dos (2) Representantes de la Asociación de Trabajadores de la Educación de
Neuquén (Aten), un (1) Representante en cada Modalidad (Media - que en Neuquén también
abarca la Modalidad de Educación Permanente de jóvenes y Adultos- , Técnica y Artística), un
(1) Representante de Recursos Humanos, un (1) Representante de la Dirección de Títulos, un (1)
de la Junta de Clasificación Rama Media, tres (3) Supervisores (dos de Media y uno de Técnica)
y la Coordinación de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del
Comahue.
Dicha Mesa tiene como tarea consensuar y sistematizar el proceso de construcción del
Diseño Curricular para las escuelas Medias, Técnicas y Agropecuarias, con planes de 3, 4, 5 y 6
años, siendo su carácter resolutivo a nivel jurisdiccional ad referéndum del cuerpo colegiado
del Consejo Provincial de Educación (CPE).
La MCP comenzó reuniéndose una vez por mes, y en los últimos meses del año 2016,
mantuvo reuniones de dos jornadas de trabajo de ocho a nueve horas de duración cada una. En
dichas reuniones se socializan los debates y las producciones escolares como así también se
discuten y formulan las propuestas para trabajar en las siguientes jornadas curriculares. Luego,
en instancias distritales, se re-definen estas propuestas a trabajar en cada Jornada Curricular de
cada escuela. En la medida que la construcción de este Diseño Curricular entraña discusiones
político-pedagógicas se tiende a priorizar el carácter cualitativo de las mismas por sobre lo
meramente cuantitativo.
La MCP establece que su metodología es participativa, lo que demanda un mayor tiempo
de discusión y producción. Se trata de un proceso profundamente colectivo y de participación
real, donde existen momentos de participación directa y momentos de participación a través de
la representación. Es una mesa de trabajo donde las decisiones se toman por consenso y no
por votación; entendiéndose por consenso a la discusión y el establecimiento de posteriores
Página 7 de 96
acuerdos a partir de las distintas voces y producciones escolares, los cuales se verán plasmados
en documentos que se devuelven a las escuelas para su conocimiento, reformulación y
validación final.
La MCP tiene autonomía para tomar decisiones y por lo tanto la función de los
representantes escolares y distritales no queda sometida a la evaluación de la Dirección de los
establecimientos sino a la misma Mesa. Esta considera de fundamental importancia la
participación y el apoyo de los equipos directivos en todo este proceso de construcción, tanto
por la función institucional como por la mirada global que los mismos poseen sobre cada
establecimiento educativo.
Como construcción colectiva y democrática, esta Mesa consideró necesario hacer
públicas todas sus discusiones y producciones. A tal fin se creó una plataforma digital donde se
adjuntan los documentos producidos en cada institución, en cada distrito, como así también los
de la Mesa Curricular. Se aportó material bibliográfico, normativas y se crearon enlaces para
visualizar los grabaciones de sus reuniones5.
2. Concepción del Currículum como Producto: este enfoque agrupa todas aquellas
definiciones que conciben al currículum como algo dado. El énfasis está puesto en el
producto y no en el proceso de producción del mismo con lo cual el currículum aparece
como un elemento naturalizado, despojado de su carácter histórico. En esta mirada, se
invisibilizan las condiciones históricas y sociales de producción del currículum.
Es un enfoque meramente reproductivista, donde el docente es un mero ejecutor de lo ya
establecido; no se compromete en tanto no puede reflexionar para proponer cambios y
naturaliza lo dado, impidiendo que sus prácticas sean el producto del entrecruzamiento de
diversas vivencias sociales.
Esta visión normativo instrumental del curriculum implica la adecuación a ciertos marcos
impuestos por estructuras de mayor jerarquía, es decir, a los lineamientos del Estado Nacional
que tienen un producto ya en ejecución.
Se acuerda en que la visión de producto responde a una clase social específica y no al bien
común, es descontextualizada y ahistórica, lo que conlleva a la falta de construcción de una
identidad que permita la apropiación del currículum.
En relación a lo expuesto anteriormente, se acuerda en la convivencia y coexistencia de
ambas posturas, con una tendencia mayoritaria a considerar al currículum como una
producción resultado de un proceso de construcción colectiva y como proyecto pedagógico
cultural.
Página 9 de 96
En este sentido se considera que es posible tomar el currículum como producto y
adaptarlo (currículum como producción) a la labor y a la realidad de cada escuela/docente, en
virtud de que es la resultante de un proceso de producción inicial. Es a la vez producción y
producto del colectivo que lo construye, respetando los mecanismos de participación que se
dieron para su construcción. Un proceso de producción deriva necesariamente en un producto,
lo que no quiere decir que ese producto no sea transformado tantas veces como sea necesario.
Página 10 de 96
entre la seguridad que nos otorga lo ya establecido y el aislamiento que produce con la
realidad que nos rodea.
FLEXIBILIDAD
Página 11 de 96
enseñanza desde la diversidad social, cultural, de estilos de aprendizaje, pero a su vez la
flexibilidad del currículum es la que establece los límites del particularismo y la universalidad.
Desde el punto de vista del contexto, se puede construir un Diseño Curricular
considerando lo común y lo particular de cada escuela, a través de un proyecto específico,
expreso y operacional, con un conjunto de acciones necesarias para el cumplimiento de un
objetivo previamente priorizado e incluyente en la formulación de enunciados en el tiempo,
con los recursos y la responsabilidad particular de cada institución.
El currículum así entendido, como ya mencionamos, debe tener en cuenta las diversas
realidades que presentan las escuelas, reconociendo la identidad cultural, condiciones sociales,
particularidades de una comunidad, barrio, pueblo, etc. respetando la comunidad donde se
encuentra inserta la escuela sin convalidar las formas de violencia o estereotipos de
desigualdad y sin limitar la posibilidad de transformar su realidad. Esto no implica
necesariamente la adopción sin cuestionamientos, sino que debe reconocer y superar los
estereotipos. En este punto, es necesario advertir también la distinción entre el reconocimiento
de las diferencias y la aceptación de las desigualdades. En el primer caso, la diferencia es una
condición para la construcción de otra forma de igualdad -no asentada en la homogeneidad-,
mientras que, en el segundo caso, se naturalizan las situaciones que atraviesan lxs sujetxs como
si fueran atributos culturales o incluso personales. Este deslizamiento ha ocurrido
fundamentalmente en relación a la consideración de la “pobreza” como un atributo a ser
“respetado”.
Por otro lado, es necesario destacar que hay una necesaria adaptación como parte de la
inserción en un contexto general. Así, la adaptabilidad debe ser parte del proceso de
construcción del currículum. La consideración de las particularidades de una localidad, barrio,
grupo, etc. no implica la adaptación sin cuestionamientos sino que se trata de pensar las
particularidades como forma de visibilizar las diferencias o individualidades propias de cada
estudiante, para entenderlo y lograr un mejor desarrollo de sus aptitudes. Esto es, partir de una
realidad social, del contexto del estudiantado y, a partir de ahí promover transformaciones
enriquecedoras, sin imponer formas culturales.
Al respecto sobre la idea de adaptabilidad y currículum, planteamos que no hay que
olvidar la categoría de Nación moderna en nuestra historia: aquella que se construyó no sólo
sobre una imposición y una homogeneización política y cultural, sino sobre enormes crímenes
de pueblos enteros, violaciones a los Derechos Humanos y los saqueos de la oligarquía
argentina durante los siglos XIX y principios del siglo XX. Por eso, suscribimos más bien una
concepción plurinacional para la construcción curricular que se implica con políticas de
reconocimiento de todas las culturas y pueblos existentes. Y en el caso del territorio de nuestra
provincia de Neuquén, privilegiamos -dada su entidad jurídico-constitucional- al pueblo
mapuche (Art. 53, Constitución de la provincia del Neuquén, Legislatura de la Provincia del
Neuquén. 2006).
Página 12 de 96
En esta primera aproximación a la caracterización de la flexibilidad del currículum,
observamos una tensión entre “adaptación y transformación": ¿Adaptarse a los intereses de lxs
estudiantes? ¿Hasta qué punto se flexibiliza el currículum? En este sentido, la discusión se
centra en si la escuela debe adaptarse a los sujetos y contextos o debe tender a producir
transformaciones.
De acuerdo a los incidentes (frases textuales de los informes) que surgen de las escuelas,
se considera que el currículum que estamos construyendo colectivamente debería mantener
una convivencia entre adaptación y transformación, como puntos complementarios. En este
camino, debe adaptarse al contexto social en el que está inmersa la escuela para poder
transformarlo y modificarlo con un fin colectivo. Esto permite a lxs docentes poder pensarse
como productores/constructores del currículum en cada práctica cotidiana.
Sin embargo, también debemos tener en cuenta que la flexibilidad supone ciertas
limitaciones. Es válido adaptar el currículum a las realidades locales o particulares de las
comunidades o alumnos, en tanto esto no se convierta en una forma de convalidar y reproducir
estructuras sociales de inequidad.
El colectivo docente entiende la necesidad que el currículum responda a las realidades
locales, a las particularidades de las comunidades en tanto no se convierta en una forma de
convalidar y reproducir estructuras sociales de inequidad. Al respecto, Dussel sostiene al
referirse al carácter público del currículum: "nos parece importante para considerar cómo los
diseños curriculares procesan y se hacen cargo de las nuevas demandas sociales. Puede
tomarse como ejemplo la demanda de formar nuevos perfiles laborales –trabajadores flexibles–
e identitarios –multiculturalismo, tolerancia–: no es posible, ni tampoco deseable, esperar un
ajuste o acomodación perfecta entre lo que requieren sectores de la sociedad y lo que la
escuela ofrece como propuesta cultural y formativa. La mediación pedagógica de estas
demandas, que para algunos es la fuente del conservadurismo y la inercia de los sistemas
educativos, puede ser vista también como una oportunidad de procesar los cambios
atendiendo a tiempos y requerimientos diferentes, y sobre todo de considerar otros puntos de
vista y perspectivas que provienen del carácter público del currículum, así como de incluir los
intereses y demandas de sujetos que en otros ámbitos sociales tienen menos capacidad de
articular sus voces. En este sentido, el debate público sobre el currículum puede enriquecer la
vida democrática de nuestras sociedades y asegurar transiciones al cambio que acomoden
mejor las expectativas y tradiciones culturales de diferentes grupos” (Anales de la educación
común. Tercer siglo. año 2. Nº 4. Filosofía política del currículum. Agosto de 2006. Publicación
de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, Dirección
Provincial de Planeamiento).
DINAMISMO
Cuando pensamos en esta característica, estamos refiriendo a la posibilidad de discusión,
revisión y modificación del Currículum, lo que se contrapone con una visión del mismo como
Página 13 de 96
algo estático. El dinamismo se vincula con la concepción de producción, ya que ésta supone una
construcción que es histórica y por lo tanto susceptible de ser transformada. Al ser dinámico,
nos permite posicionarnos en una práctica docente más flexible y permeable a los cambios
socio-históricos, con una permanente revisión de la práctica discusión, ajuste de contenidos y
contexto presente.
Respecto de esta característica, también es preciso considerar sus límites para evitar que
sea una suma de interpretaciones individuales, que impidan alguna construcción común -
siempre susceptible de ser revisada- profundizando la fragmentación entre las escuelas. Sin
dudas, el dinamismo del currículum implica una permanente y necesaria tensión entre los
principios político-educativos que orientan el diseño y la concreción curricular en sus diferentes
niveles, de modo que las prácticas educativas pueden y deben ser revisadas, teniendo en
cuenta que son planificadas en un marco político y pedagógico situado y a la vez construido.
PARTICIPACIÓN
Esta característica refiere al currículum como construcción colectiva, participativa y
democrática, lo que implica la intervención de diferentes sujetos y grupos en su producción. De
acuerdo a lo relevado desde las instituciones educativas de la provincia, surge como una
necesidad la participación de docentes, estudiantes y familias en su definición. Esta necesidad
surge porque es un proceso de construcción colectiva y con instancias de reflexión y revisión
constante, atendiendo a los contextos históricos sociales. Cuando se habla de colectiva, se hace
referencia a todas las partes que hacen a las instituciones educativas, con instancias por grupos
de discusión y luego instancias generales.
TRANSPARENCIA
Este rasgo se vincula con la posibilidad/necesidad de que el currículum esté sometido a la
discusión pública. De ese modo, se considera que es fundamental la participación, en la
construcción del currículum, de estudiantes, familias, docentes, directivxs. Es decir, se trabaja
en la construcción de un currículum consensuado. Sin embargo, una de las tensiones que
aparecen en las sistematizaciones realizadas sobre la base empírica de las escuelas es la duda
sobre si en verdad queremos que el currículum esté sometido a la discusión pública. ¿Para qué?
¿Para quiénes? ¿Con qué criterios? ¿Desde dónde? ¿Es factible someterlo teniendo en cuenta
la profesionalización del trabajo docente?
En este sentido se puede hablar de un currículum público, en dos sentidos: el primero
refiere a la publicidad (hacer público algo e introducir múltiples miradas). Esa presencia de otrxs
-que ven y oyen lo que oímos y vemos nosotrxs- es lo que asegura la realidad del mundo y de
nosotrxs mismxs. Por otro lado, “lo público” refiere a lo común: lo público es público en cuanto
es común a todos.6
6
Laura Fumagalli. El curriculum como norma pública.
Página 14 de 96
CAPÍTULO II
Educación secundaria: historia, coyuntura y regulaciones.
La situación jurisdiccional.
Página 15 de 96
En 1916 el ministro Saavedra Lamas impulsó una reforma educativa diferenciando cuatro
tipos de escuelas secundarias: el Colegio Nacional, la Escuela Normal, el Colegio Comercial y el
Industrial. Esta reforma propuso una Escuela Intermedia no obligatoria de cuatro años y redujo
la enseñanza elemental a sólo cuatro años de escolaridad obligatoria. Esta Escuela Intermedia
debía preparar para una salida laboral, mientras el tramo final debía preparar para actividades
diferenciadas: una rama académica preparatoria para la universidad, y otras tres especialidades
(Normal, Comercial e Industrial) más vinculadas a inserciones laborales.
Esta reforma se apoyaba en los argumentos elaborados por Víctor Mercante (1872-
1934), inspirados en una psicología positivista y experimentalista. Mercante sostenía que el
sistema educativo tradicional (primaria y secundaria) no reflejaba la existencia de una edad con
necesidades muy específicas: la pubertad. La edad intermedia entre la infancia y la juventud
requería una atención especial. En función de estas características, la pubertad ya no podía ser
contenida por la vieja primaria y la vieja secundaria, anticipando demasiado las elecciones que
luego el joven no podría sostener. Según sostienen Tedesco y Puiggrós trataba de una
explicación psicológica de un problema social. Esta reforma debía tener un efecto
“desescolarizador” para los sectores populares que, según esperaban sus autores, serían
desviados al sistema productivo antes de llegar a la educación secundaria. Por eso fue
derogada en 1917, como una de las primeras medidas del gobierno de Hipólito Yrigoyen, y
se retornó al statu quo que era el bachillerato clásico de formación general (Southwell, 2011).
Hubo que esperar hasta mediados del siglo XX para que la Escuela Media alcanzara
características de masividad. Por la influencia de lxs profesorxs normalistas, las Escuelas
Secundarias, se irán pareciendo a las Escuelas Primarias en el seguimiento de programas
estandarizados y en la adopción de los mismos rituales –distribución de tiempos y espacios,
rituales patrióticos y cotidianos, etc.– (Dussel, 1997).
En 1946 se planteó un nuevo proyecto de Ley General de Educación –con postulados de
justicia social y el acceso generalizado a la educación superior en el marco del Peronismo–
que creó una nueva rama de educación técnica secundaria dirigida a los hijos de los
trabajadores con el objeto de formar obreros calificados y técnicos medios. Uno de los
primeros puntos que buscó modificar tenía que ver con la democratización del acceso.
Al promediar la década del 70 la región se vio marcada por el fin de las políticas clásicas
del Estado de Bienestar, quedando sin efecto la perspectiva universalista. Una dualidad va a
caracterizar nuestras escuelas desde ese momento y hasta la actualidad: igualdad en el formato
y desigualdad en las experiencias y trayectorias escolares. Cada institución fue aplicando
mecanismos de selección en el reclutamiento, derivado sobre todo, del prestigio relativo y de la
capacidad para imponer niveles heterogéneos de exigencia. Así, las escuelas que contaban
con mayor demanda avanzaron en mecanismos expulsivos y se produjeron circuitos
diferenciados (Braslavsky, 1985) para estudiantes repitentes y desertores.
Página 16 de 96
Las políticas educativas durante la dictadura cívico-militar a fines de los 70, se orientaron
casi exclusivamente a reforzar patrones tradicionales de autoridad, implantar mecanismos de
control ideológico y reformular –reduciendo– el rol del Estado respecto a garantías y
regulación del sistema educativo. Dichas políticas desarrollaban una serie de prescripciones
que construían una particular articulación entre concepciones ligadas a la psicología y el
aprendizaje con formas de vigilancia ideológica y control policíaco.
Si bien las tasas de escolarización alcanzadas en los períodos anteriores para el nivel
primario y secundario se sostuvieron, se experimentó una segmentación creciente. En este
período, fue posible observar un incremento de la fuerza del sector privado en el sistema
educativo, por lo que, a pesar del importante recorte de las iniciativas estatales, no se produjo
una caída significativa en las tasas de escolarización. El empobrecimiento efectivo se produjo en
términos de una inequidad interna de los sistemas educativos. Sin embargo, aun en los casos en
los que el Estado no produjo un recorte tan notable de su presencia, es posible observar un
cambio en el discurso estructurante de la responsabilidad educativa (Southwell, 2001). El papel
de las familias, de la Iglesia, entre otros fue situado en un lugar de prioridad.
En la década del 80, la Escuela Secundaria estuvo atravesada por la demanda de la
democratización que tuvo su impacto en cambios curriculares, en las relaciones internas de los
actores del sistema, la expansión de los subsistemas provinciales, que tendía a la articulación
con diversas ramas ocupacionales. En la última etapa del siglo XX se produjo un agotamiento
de la concepción de las políticas educativas como políticas universales; el nuevo discurso
orientó las políticas estatales en dirección a la focalización para atender los efectos de la
inequidad. Se definieron poblaciones que debían ser particularmente atendidas, en tanto el
resto de la población tenía que apoyarse en sus propios recursos (económicos, culturales,
sociales) para obtener provecho de la oferta educativa, determinando valoraciones diferentes
para las distintas modalidades y circuitos de calidad diferenciada.
En 1992 con la Ley Nº24049 de Transferencia de Servicios Educativos, se produjo la casi
completa provincialización del Nivel Medio. Las instituciones de gestión nacional fueron
transferidas a las provincias y se asimilaron a las estructuras de gestión correspondiente
recibiendo las readecuaciones en cada jurisdicción. En 1993 se legisló la obligatoriedad del
ciclo inferior de la escuela secundaria, que en la nueva estructura era el Tercer Ciclo de la EGB
de tres años de duración. La obligatoriedad era sucedida por el nivel Polimodal, también de
tres años de duración y cinco orientaciones alternativas que parecía buscar resolver viejos
problemas: altas tasas de abandono, limitado acceso para jóvenes de sectores
económicamente desfavorecidos, y una propuesta curricular y métodos de enseñanza
desactualizados (Braslavsky, 1999). La creación del Tercer Ciclo se proponía moderar el cambio
abrupto que se producía en el pasaje de la Escuela Primaria a la secundaria y responder a las
necesidades específicas de los adolescentes jóvenes (Ministerio de Educación, 2000). Además
ampliaba los contenidos comunes, aumentaba la diversificación y flexibilidad curricular,
Página 17 de 96
desarticulando la modalidad de la educación técnica y proponiendo trayectos Técnico-
Profesionales que podían cursarse en forma complementaria al Polimodal.
En 1995 comenzó la implementación de la nueva estructura en las jurisdicciones que así
lo establecieron. Sin embargo, la implementación encontró serias dificultades en las provincias
dado sus requerimientos de cambios en la formación docente, reordenamiento en la planta
docente, y asistencia técnica para cada escuela, en particular para establecer el Polimodal. Por
otra parte, los cambios en la educación técnica se vivieron como un relegamiento y devaluación
de este nivel, recibiendo fuertes críticas de diferentes sectores (Gorostiaga, 2012).
Las reformas en este período se dieron en un contexto que iba a contrapelo de la
posibilidad de alcanzar mejoras en la distribución del ingreso y en el desarrollo social. Las
reformas neoliberales del Estado y la economía condujeron a altos índices de desocupación y al
aumento de la pobreza, factores que conspiraron contra un mayor acceso y permanencia en la
escuela de los sectores de niveles socioeconómicos medios y bajos. Con una implementación
descentralizada (dado el carácter federal del sistema educativo), los cambios impulsados
crearon nuevos problemas para las provincias, y tuvieron el efectos de provocar mayor
fragmentación del sistema nacional, con crecientes inequidades entre las provincias y entre las
escuelas dentro de las provincias (Gorostiaga, 2012)
En los inicios del nuevo siglo comenzó a gestarse una tendencia de retorno a la vieja
Escuela Secundaria allí donde se habían implementado los polimodales. Los cambios en las
orientaciones políticas se redireccionan a una regulación más directa por parte de los Estados
nacionales. En el marco de la Ley Nº 26206 de Educación Nacional (en adelante LEN) del año
2006, se afirmó dicha postura y se inició un proceso de reformulación de la Educación
Secundaria como nivel unificado obligatorio de seis años de duración, retornando a la
tendencia de la educación general.
El establecimiento de la Educación Secundaria como nivel obligatorio implica un profundo
cambio en las funciones y en la naturaleza de este nivel, en tanto deja de ser considerado un
mecanismo selectivo y se inscribe en el Derecho Social a la Educación, garantizado por el Estado
(art. 2, LEN). Este enfoque, basado en los derechos humanos, apunta a superar la mera
inclusión formal en las aulas y a asegurar el acceso equitativo al conocimiento (López 2007).
Si bien, en el marco de la nueva ley, se han implementado múltiples estrategias y
programas para garantizar el ingreso, la permanencia y el egreso de lxs estudiantes queda por
resolver uno de los mayores desafíos: la posibilidad de traducir el aumento de los años de
escolarización en el aumento o mejora de los aprendizajes, en particular de los jóvenes
provenientes de los sectores más desfavorecidos económicamente.
Página 18 de 96
De acuerdo a las regulaciones nacionales y provinciales, se debe universalizar el nivel
medio a partir de la consagración legal de la obligatoriedad, interpretando que “la legislación
establece metas pero no genera por sí misma las condiciones para su cumplimento” (Tiramonti,
2011, p. 11).
La LEN sanciona la obligatoriedad del Secundario y admite la necesidad de sustentar y
garantizar la universalidad de ese tramo del Sistema Educativo Formal. En el concepto de
universalidad se integran dos premisas: la inclusión de todas y todos en la escolarización y que
todos y todas puedan terminar este tramo y aprender conocimientos relevantes y significativos.
Se sostiene una universalidad cuantitativa y cualitativa, entendiendo que las políticas de
inclusión educativa son aquellas que promueven un pleno acceso, permanencia, aprendizajes y
el egreso de toda la población escolar (Terigi, 2008).
Sin embargo, el problema de la escolarización desigual afecta a una mayoría de
adolescentes y jóvenes en la provincia, y la Escuela Media o bien es un lugar ajeno o bien es
una institución con recursos pobres para la población que más necesita de la Escuela Pública;
situación que debe ser modificada por una política democrática y de justicia educativa. Es
interesante volver sobre las palabras de Flavia Terigi (2008) cuando enfatiza que los cambios en
la Educación Media superan ampliamente las innovaciones pedagógicas y que es necesario
producir cambios en el aparato institucional responsable de la materialización de las políticas.
Al respecto, la educación definida como un derecho y como un bien público al que todxs
están llamados a acceder en condiciones de igualdad, responsabiliza indefectible y
principalmente al Estado como garante de las condiciones materiales y simbólicas para lograr
no sólo el acceso al Nivel Medio como regularmente ocurre hoy día, sino también la
permanencia y el egreso en términos de trayectorias profundamente relevantes.
Entonces, la obligatoriedad formal, legal y normativa interpela en políticas educativas y
estrategias institucionales de reconocimiento de tantxs sujetxs invisibilizadxs o ignoradxs: lxs
empobrecidxs, lxs sujetos con discapacidad, las embarazadas, lxs que sufren adicciones o
violencia, lxs que abandonaron la escuela, lxs privadxs de la libertad, lxs que nunca pudieron
acceder a la escuela, lxs que viven en zonas rurales muy aisladas, etc. Claramente sabemos que
la obligatoriedad pretende incluir a todxs, lo cual también nos interpela en decisiones políticas
y estrategias pedagógicas garantizadas por el Estado para que la inclusión efectivamente
signifique una convivencia escolar (y las tensiones propias de la misma) en un espacio y tiempos
orientados por la Justicia Curricular donde la enseñanza y los aprendizajes sean parte de las
trayectorias cotidianas y continuas.
El desafío actual de la universalización del sistema plantea preguntas respecto de la
posibilidad de continuar sosteniendo este formato -signado por un carácter selectivo-, cuando
el objetivo (modelo Inclusivo) es de garantizar condiciones para el acceso, la permanencia y el
egreso de absolutamente todxs lxs estudiantes. Implica asimismo, implementar acciones para
jerarquizar la formación y condiciones de trabajo de docentes, de forma tal que se promueva el
Página 19 de 96
trabajo en equipo, el compromiso institucional y un desempeño profesional basado en la
convicción de que todos los estudiantes deben lograr niveles satisfactorios de aprendizaje.
Tenti Fanfani afirma que “esta nueva racionalidad, que implica la obligatoriedad, cambia el
sentido y afecta los viejos modos de hacer las cosas en las instituciones (…) Pero el cambio de
sentido y la obligatoriedad también determinan una serie de transformaciones en los
dispositivos y procesos institucionales” (2009: 53-54).
El principio de universalización no se resuelve del todo con acciones focalizadas; es
necesario que las acciones para la escolarización y el egreso de la escuela estén centradas en
los sectores más vulnerables. Para que ello sea posible, se deben generar condiciones en la
institución que permitan una mejor trayectoria escolar, posibilitando a lxs estudiantes
construir relaciones significativas, incluyendo relaciones de transmisión/adquisición y las de
socialización y subjetivación. Se requiere además, una gestión escolar convencida del valor de
ofrecer igualdad educativa, comprometiendo posibilidades para todos los sujetos, más allá del
rendimiento meritocrático tradicional. Esto requiere también discernir, en el currículum, lo
“común” para esa igualdad y lo “diverso” y “particular” para evaluar los desempeños de cada
sujeto en la institución. Inscribir las macropolíticas en una mirada pedagógica parece una
propuesta innovadora respecto de las acciones que debe desplegar el Estado y las que deberán
afrontar las instituciones para dar cauce a un proceso que combine igualdad, inclusión y
calidad.
En este sentido, es urgente encontrar instrumentos que ayuden a diseñar nuevas formas
de “hacer escuela” que, aun reconociendo el peso de otros factores (empobrecimiento,
marginación, desocupación, etc.), se orienten a disminuir la insatisfacción y el sin sentido que
sobre la educación y la institución escolar experimentan amplios sectores de adolescentes y
jóvenes. Los límites pedagógicos de muchas escuelas frente a los nuevos sujetxs que hoy la
frecuentan, pone el foco en una cuestión menos reflexionada y que exige políticas de difícil
implementación: se trataría de cambiar subjetividades docentes y culturas institucionales.
“Queda plasmada en las leyes y documentos la responsabilidad del Estado, pero al mismo
tiempo la responsabilidad que le cabe a la escuela, fundamentalmente en el proceso de
integración, retención como principios políticos, ideológicos y pedagógicos que deberían regir
la vida institucional” (Carranza, 2008: 2).
La obligatoriedad modifica las múltiples dimensiones de la actividad educativa: la
organización de las instituciones, los contenidos curriculares, los métodos de evaluación, los
métodos de enseñanza, los regímenes de convivencia y de disciplina en el interior de la escuela.
Débora Kantor (2008) expresa en el texto “Variaciones para educar a adolescentes y jóvenes”:
“No da más la organización de tiempos y espacios que persiste en el sistema de educación
secundaria; no da más enseñar sobre la base de planes y programas que a duras penas dan
cuenta de los campos de saber, del conocimiento socialmente disponible (…), no da más la
contratación de profesores por fragmentos de tiempo, (…) no da más la estadística de horas
libres”. Los fundamentos son extensos y contundentes. Las experiencias que interpelan el
Página 20 de 96
modelo tradicional, dan cuenta de resultados más gratificantes para docentes y para
estudiantes.
La necesidad de institucionalizar la obligatoriedad del Nivel Medio implica la necesidad de
transformar y fortalecer las instituciones del nivel, mediante el afianzamiento de equipos
directivos y pedagógicos que permita asistirlas, brindar condiciones para renovar los proyectos
pedagógicos, generar dispositivos de trabajo horizontal entre docentes, instituciones, etc. Estos
cambios de perspectiva filosófica demandan una gestión convencida “de las ventajas de la
igualdad educativa sobre la meritocracia escolar” (Dubet, 2005)
Son necesarias medidas que busquen revertir la segmentación social en el sistema
educativo, orientadas por políticas que busquen la transformación integral de la Escuela
Secundaria, además de achicar la brecha de recursos entre distintos sectores sociales, las altas
tasas de abandono y repitencia, y los desiguales resultados de aprendizaje; promoviendo
trayectorias académicas culturalmente relevantes y con diversidad de dispositivos pedagógicos.
Al respecto, creemos al igual que Sartre (2000: 81) que “todo cambia si se considera que la
sociedad se presenta para cada cual como una perspectiva de porvenir, y que este porvenir
penetra en el corazón de cada cual como una motivación real de sus conductas”.
Página 21 de 96
La LOEP en el capítulo III -que refiere a Educación Secundaria- reconoce en el art. 45 que
el nivel medio se divide en dos ciclos: un ciclo Básico, común a todas las orientaciones y un
Ciclo Orientado diversificado según distintas áreas del conocimiento, del mundo social y del
trabajo. En el Art. 50, indica al Consejo Provincial de Educación (CPE) arbitrar los medios, para
garantizar…”la concentración de horas cátedras o cargos de profesores, con el objeto de
constituir equipos de docentes estables en cada institución” (Inc. C).
Asumimos como propias las sugerencias que el Jurado del Concurso de Ascenso de
Jerarquía para Directorxs del Nivel Medio realizó en la devolución de las evaluaciones, donde
sostiene “que la provincia avance en debatir la necesidad de pasar a un régimen de
concentración horaria de los profesores por escuela, organizando cargos que integren horas
institucionales semanales de taller de área. El tiempo institucional debe estar orientado a
facilitar el trabajo interdisciplinario, de modo de superar la fragmentación del conocimiento
en las asignaturas y el aislamiento en la labor docente. Asimismo, sería importante sumar un
espacio de taller por área o interdisciplinario destinado a los estudiantes, en el que la temática
sea el abordaje de una problemática contemporánea en la que confluya la enseñanza
compartida de dos o más docentes de diferentes asignaturas” (Pose, S., Girini, J. y Ocampo, T.,
2015)7.
La regulación del trabajo docente en la provincia, donde sigue vigente el Estatuto del
Docente Ley N° 14.473, tiene en la LOEP un elemento significativo en el Art. 109 donde se
sostiene que…”las modificaciones que resulten de la aplicación de la reciente Ley no afectan
los Derechos Laborales de los Trabajadores del Sistema Educativo”, lo cual es relevante en lo
que se refiere a la organización del trabajo docente en el futuro. También el Art. 24 establece
criterios que elaborará el CPE para la organización institucional. Ya existen experiencias en el
ámbito provincial de la organización del trabajo de lxs profesorxs designados por cargo, es
decir, aquellxs transferidos en 1992 que pertenecían al Proyecto 13 (Herrera, 2001).
Hay autores que sugieren cambios profundos y superadores a los Programas de Mejora
Institucional (PMI) los cuales tienen finalidades y limitaciones transitorias, impactan
parcialmente en la cultura institucional, además de precarizar la situación laboral por la paga
no registrada y la administración del programa. Por ello, plantean que es importante revisar
las condiciones materiales de trabajo de lxs docentes (Menghini, 2012).
A diferencia de otras jurisdicciones, la provincia del Neuquén cuenta en las Escuelas
Secundarias con cargos de Asesoría Pedagógica y Jefaturas de Departamento que varían en la
cantidad según las categorías de las escuelas (Decreto N° 4218/97). Si consideramos los
resultados provisorios del Censo Nacional del Personal de Establecimientos Educativos
(CENPE), contamos en Neuquén con 17.380 docentes, de los cuales 1.861 corresponden al
Nivel Inicial, 5.765 al Nivel Primario, 6.878 al Nivel Secundario y 1.584 al Secundario Adulto, es
7
Integrantes del Jurado de Directores y Directoras de Escuelas Medias que desarrollaron su tarea en el año
2014/2015 en el CPE. La devolución la realizaron después de haber evaluado los trabajos de campo que se
realizaron en distintos CPEM de todos los distritos educativos de la provincia.
Página 22 de 96
decir, la cantidad de docentes frente a estudiantes en el Nivel Medio es de 8.462. Esto implica
un 48,68% de los docentes del sistema educativo, a los que habría que sumarles personal de
apoyo en la enseñanza y en los de equipos directivos.
No contamos con datos precisos sobre la cantidad de docentes titulados, pero
reconocemos que existe un importante número de docentes con títulos habilitantes y
supletorios. Esto implica la necesidad de una política de formación docente en servicio que la
LOEP indica en su Art. 57 cuando plantea la formación pedagógica para el personal sin título
docente, asignándole al CPE el plazo de un año para proponer un Plan de Formación con los
Institutos de Formación Docente (IFD) y/o Universidades (Art. 112). La complejidad de la
estrategia de formación no ha sido abordada del todo, aunque hace poco tiempo la provincia
de Neuquén comenzó con las Jornadas para la Formación Docente en Servicio del Programa
“Nuestra Escuela”, comenzando por algunos distritos educativos del interior y en el año 2016
iniciándose en la zona de la Confluencia.
La problemática educativa en la provincia del Neuquén, indica todavía estamos lejos de
una “cobertura universal” respecto de garantizar el Derecho Social a la educación: no está
garantizado el Nivel inicial completo en muchos jardines, el Nivel primario tiene una amplia
cobertura y el Nivel Medio se expande con un alto grado de desigualdad de acceso,
permanencia y egreso, a la par de una progresiva agudización del fracaso escolar (17%),
retraso, sobre-edad (45%), abandono (10%), repitencia (del 18 al 29%, según localidad);
además de las persistentes desigualdades regionales de oportunidades y posibilidades
educativas.
El Estado Nacional implementó la Asignación Universal por Hijo (AUH) en 2010, para
posibilitar el ingreso ciudadano por el cuidado a la niñez, como una política social a la que se
accede con la obligación de la escolaridad y la certificación de los programas de vacunación.
Algunos autores critican tanto la selección de lxs beneficiarixs, la condicionalidad en
educación y salud y las sanciones previstas (perjudicando a los menores), como a la forma del
financiamiento del programa. Lo Vuolo, (2010) califica a este programa como…”un híbrido
entre un beneficio de la seguridad social y un beneficio asistencial” (citado por Menghini,
2012: 183). Más allá de las críticas, políticamente la AUH plantea el reconocimiento de un
derecho que tienen absolutamente todxs lxs trabajadorxs con hijxs a su cargo (en este caso,
trabajadorxs no registradxs, desocupados, monotributistas, de servicio doméstico, amas de
casa, etc.) a la vez que articula tal derecho a la obligación familiar de garantizar la asistencia
escolar y el cumplimiento del calendario de vacunas. Política, social y económicamente, la
AUH en estos años ha desnudado las enormes desigualdades que existían (y que se
profundizaron con el Neoliberalismo) en términos de derechos sociales y laborales.
A nivel provincial existe un Programa de Becas y Albergues para jóvenes, que
recientemente han pasado al ámbito del CPE. Estos programas resultan insuficientes para la
demanda potencial que debería cubrirse para cumplir con el mandato normativo de la
Página 23 de 96
universalización de la Escuela Secundaria, considerando que en la provincia la tasa de
escolarización de estudiantes de 13 a 17 años es de aproximadamente del 75%.
La LOEP en el Título V plantea las distintas modalidades del sistema educativo provincial.
Vale aclarar que la Educación Técnico Profesional se relaciona y articula con la Ley Nacional
N°26.058, de Educación Técnico Profesional y demás normativas (Art. 69). En esta modalidad
una salvedad que debe hacerse se refiere a la formación para el trabajo y la formación para el
empleo. La primera tiende a concebirse como una formación integral por medio del trabajo: el
trabajo es, a la vez que herramienta para la formación, un objeto de conocimiento en sí
mismo. La formación para el empleo, simplemente busca dar a una persona la capacitación
necesaria para desempeñar una ocupación determinada, sin que implique otro tipo de
calificación.
La Educación Técnica comenzó en la provincia del Neuquén en 1943, siendo todavía
territorio nacional, con la creación de la Escuela Técnica de Oficios del Neuquén (ETON), con
Anexo Comercial y Profesional de Mujeres, creada a través del Decreto N° 143.794/43. Esta
Escuela acompañará las modificaciones curriculares de la Comisión Nacional de Aprendizaje y
Orientación Profesional (CNAOP) y posteriormente del Consejo Nacional de Educación Técnica
(CONET) para convertirse en la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 1 (ENET N° 1). Con la
transferencia de los sistemas educativos a las jurisdicciones provinciales (Ley N° 24.049/91)
que en la provincia se efectivizó en Agosto de 1992, dicho establecimiento se convierte en la
actual Escuela Provincial de Educación Técnica N° 8 de la ciudad de Neuquén. Los gobiernos
nacionales acompañando las demandas provinciales también fueron creando
establecimientos de enseñanza técnica en la ciudad de Zapala, Plottier, Plaza Huincul, Chos
Malal y San Martín de los Andes (Herrera, D., 2001).
Podemos sostener que en la Provincia del Neuquén si bien ha prevalecido en materia de
política educativa la principalidad del Estado, en el caso de la enseñanza técnica se ha
carecido de iniciativas innovadoras que ubiquen este tipo de educación en un programa con
características particulares de la región. Desde el CPE se fueron instrumentando
históricamente las políticas educativas nacionales y la jurisdicción cedió frente a las iniciativas
de los sectores hegemónicos de las distintas épocas, adoptando los diseños curriculares del
CONET y recientemente los Planes y Programas del Instituto Nacional de Educación
Tecnológica (INET).
En lo referente a la Educación Permanente de Jóvenes y Adultos, la LOEP en el Art. 77
sostiene que el CPE debe diseñar e implementar planes específicos para el Nivel Secundario.
En la provincia existen varios Centros Provinciales de Enseñanza Media (CPEM), transferidos
en el año 1992, que tienen planes de estudio de la Dirección Nacional de Educación de
Adultos (DINEA). Estas instituciones tienen horarios específicos y mapas curriculares con una
duración de tres y cuatro años, es decir que tienen un régimen académico que …”debe
contener regulaciones sobre ingreso, permanencia, movilidad y egreso de estudiantes;
Página 24 de 96
acompañamiento de las trayectorias escolares; evaluación, acreditación y promoción; y
convivencia escolar” (Menghini, R., 2012: 198).
Todas estas experiencias educativas son tenidas en cuenta y debatidas en la
construcción curricular, ya que no se puede intentar resolver las especificidades de cada una
de las modalidades de manera uniforme como se ha intentado en la provincia a través de de
las Resoluciones N° 151/10 - Régimen de Evaluación, Acreditación y Promoción- y N°1062/11 -
Funciones y Tareas de lxs docentes de Nivel Medio -, emitidas por el CPE.
La Resolución CFE N° 120/10 del Consejo Federal de Educación (en adelante CFE)
establece la Organización y Regulación de la Educación Artística – Secundarios de Artes. Si
bien la LOEP considera a la modalidad Artística como parte de la Educación Secundaria en la
provincia, solo existen planes y programas desde orientaciones en el Nivel Medio, Formación
Básica Musical y la formación desde la Escuela Superior de Música.
La política educativa para el Nivel Secundario que la provincia fue desarrollando durante
la década del 90, se ha caracterizado por la “descentralización curricular“ y por el
sostenimiento del “sistema tradicional” de organización pedagógica y el trabajo docente. En
este sentido, desde la LOEP, si bien existen inscripciones político-pedagógicas en favor de
garantizar el Derecho Social a la Educación por parte del Estado, la distancia entre la
obligatoriedad legal y la efectiva obligatoriedad escolar dependen de las decisiones políticas
que el Poder Ejecutivo Provincial debe necesariamente tomar para cumplir con esta legalidad.
Por ejemplo, en 2011 el 31% de lxs estudiantes provenientes de Escuelas Rurales no se
matricularon en el Nivel Medio.
La principalidad del Estado en materia educativa también encuentra limitaciones en el
marco de la LOEP: la libertad de enseñanza planteada en el Art. 96 y el derecho de padres,
madres, tutores y tutoras de poder “elegir para sus hijos, hijas o representados, la institución
estatal de gestión pública o privada que responda a sus convicciones” (Art. 29-a-1) creemos da
continuidad a la concepción subsidiaria por la que actorxs de la Sociedad Civil (empresas,
ONGs, Iglesias) sean responsables de garantizar la Obligatoriedad escolar.
Creemos que la diferencia entre lo estatal y lo privado no sólo tiene que ver con la
gestión. La Educación Pública se diferencia en primer lugar de la privada por la propiedad; en
segundo lugar por sus destinatarios (pues es para todas y todos sin exclusiones) y en tercer
lugar por sus fines, que tienen que ver con asumir un proyecto pedagógico emancipador y
considerar a sus educandxs como sujetxs de derecho y ciudadanos presentes y futuros. La
gestión es un cuarto aspecto, tomado en el lenguaje dominante como el único importante y
que distingue a una escuela de otra (Imen, P. 2015: 29).
La normativa manifiesta una amplitud democrática en el gobierno de las instituciones, a
través de los Acuerdos Escolares de Convivencia (AEC), reconocidos en la LOEP, para los
distintos niveles y modalidades. Algunas instituciones han avanzado en estos acuerdos,
aunque en la provincia persisten los Consejos Consultivos como órganos de deliberación,
Página 25 de 96
donde se realiza el seguimiento y la evaluación de la dinámica institucional. La LOEP en el Art.
51 se refiere a este dispositivo de participación redefiniendo la conformación del Consejo
Consultivo y sus funciones específicas.
Las regulaciones sustantivas del Nivel Secundario están planteadas por el Consejo
Federal de Educación en las Resoluciones N° 84/09, 88/09 y 93/09, donde se plantean los
lineamientos políticos y estratégicos, la institucionalidad y fortalecimiento de la Educación
Secundaria obligatoria y las Orientaciones respectivamente. Hay un conjunto de Resoluciones
y normativas que regulan lo institucional, lo curricular y el régimen académico en la provincia
del Neuquén.
La discusión curricular a través de la participación docente y las comunidades educativas
pone en marcha la revisión de todas estas dimensiones. Se han discutido los principios
políticos educativos de la escuela que necesitamos construir. Se han planteado los
lineamientos necesarios para ir conquistando nuevos sentidos inclusivos y democratizadores
en las prácticas institucionales y pedagógicas del Nivel Secundario. Para lxs docentes implica
repensar el trabajo desde otro paradigma que se apoye en la interdisciplinariedad y/o
transdisciplinariedad y el trabajo compartido.
La Educación Secundaria en la provincia, según los indicadores planteados requiere de
un proceso de revisión continua y de mejoras progresivas, con lo cual se necesita una clara
política presupuestaria y de infraestructura. Al respecto, creemos que es fundamental la
organización y administración de la educación a partir de la autarquía del CPE (Art. 2 de la Ley
242) que es el órgano responsable de presentar al Poder Ejecutivo Provincial la planificación
plurianual (Art. 108 de la LOEP) para cumplir con el mandato de Obligatoriedad. Los
documentos que refieren a la política educativa, de por sí no cambian la realidad sino que más
bien deben articularse con otras políticas públicas para resolver el conflicto histórico entre la
desigualdad social y la desigualdad educativa. En este sentido, la provincia ha adoptado planes
y programas nacionales, a la vez que ha desarrollado experiencias institucionales y
pedagógicas en el Nivel Medio que creemos deben recuperarse, socializarse y ser sostenidas
en la propuesta curricular.
Página 27 de 96
Sin embargo las matrículas se ven afectadas por fenómenos como la repitencia y el
desgranamiento. En relación a la repitencia, al considerar los tramos de los años 2002 – 2014,
vemos que en el año 2002 hay 41.951 matriculados de los cuales 5.740 son repitentes (13,7%).
Mientras que en el año 2014 hay 47.708 matriculados y 8.214 repitentes (17,2%). La diferencia
entre ambas matrículas es casi la misma que la cantidad de repitentes del año 2002 (5757),
notándose por consiguiente un aumento también en la cantidad de estudiantes que atraviesan
por esta situación. En relación al desgranamiento, según datos de la misma Dirección, la tasa en
el nivel medio para las modalidades de cinco años de duración para la cohorte 2010-2014 es de
58,1%.
Ambos fenómenos - repitencia y desgranamiento - interpelan al Estado respecto de
garantizar la Obligatoriedad en el Nivel Medio según los términos de la LEN. En este sentido,
también creemos que debe ser interpelado el campo pedagógico para pensar en la
policausalidad de estos fenómenos (Gluz, 2016).
La Provincia de Neuquén a través de la Legislatura, sanciona el 6 de noviembre de 1961 la
Ley N° 242 para crear el Consejo Provincial de Educación, encargado de organizar y administrar
la enseñanza en todo el territorio, para los Niveles Inicial, Primario, Medio, Superior, con
excepción del Nivel Superior Universitario. Con plena autarquía técnica y administrativa
desarrolla sus actividades en relación de dependencia con el Poder Ejecutivo a través del
Ministerio de Educación Provincial. Siguiendo los principios constitucionales, establece que la
obligatoriedad será a partir de los seis años hasta la aprobación del último año del ciclo
primario. Para los mayores de 17 años y hasta la aprobación del Ciclo Básico de la enseñanza
media o de dos años de enseñanza especial para los menores de diecisiete. En la reforma
constitucional del 2006, la obligatoriedad se extiende hasta el nivel medio. La Ley N° 2302/99 al
respecto estableció la obligatoriedad y gratuidad hasta los dieciocho años. Si bien no habla del
nivel medio en particular constituye un antecedente importante en el debate sobre la
obligatoriedad.
Entre las causas que interpelan la obligatoriedad se encuentran los cambios
macroeconómicos que se produjeron a nivel mundial afectando al país y la Provincia de
Neuquén. Castel (2010) nos habla de una gran transformación por los cambios producidos por
la salida del capitalismo industrial y la entrada a un nuevo régimen capitalista. Una mutación a
través del papel creciente del trabajo inmaterial y de la economía de los servicios en
coincidencia con la hegemonía del capital financiero internacional. Comprender de qué manera
afecta las formas de producir e intercambiar y los modos de regulación del capitalismo
industrial, nos va a permitir ver los intersticios para superar las condiciones negativas de esta
gran transformación. Algunas de sus consecuencias tienen que ver con el fin de la sociedad
salarial, los cambios en el estatuto de individuo, el fin de las protecciones laborales, la
desafiliación subjetiva a la sociedad - estando en la misma pero sin sentirse parte de ella -
sentirse individuos pero sin Estado. En este contexto material se generan en Argentina y en
Página 28 de 96
Neuquén específicamente a través de la Ley N° 24049/91 la transferencia de las instituciones de
Nivel Medio.
En nuestra provincia, el Nivel Medio también se vio afectado a las políticas que planteaba
la Ley Federal de Educación. Pero por la férrea oposición del colectivo docente conducido desde
Aten y porque se plantearon sobrados argumentos para denunciar que la Ley Federal de
Educación implicaba un retroceso político-educativo en términos del Derecho Social a la
Educación, el Poder Ejecutivo Provincial de entonces tuvo que decretar la no aplicación de
dicha ley (Decreto Nº 1712/00), con lo cual se mantuvo la estructura del Nivel Medio. Más allá
de esta conquista, se fueron impulsando políticas acotadas de adecuación a las políticas
nacionales. Se implementó como experiencia piloto el 3er. Ciclo de EGB y el Polimodal en tres
localidades del norte neuquino, se organizaron programas de voluntariado para atender a niñxs
con fracaso escolar en escuelas ubicadas en zonas de atención prioritaria y se desarrollaron
políticas focalizadas territorializadas en los departamentos de menor densidad de población.
No se modificaron las modalidades y la organización de los niveles de enseñanza conservó su
estructura: Nivel Inicial, Nivel Primario (siete años), Nivel Medio (cinco y seis años dependiendo
de la modalidad) y Nivel Superior (IFD). Por lo pronto, las políticas focalizadas dejaron ver la
creciente segmentación y fragmentación del sistema educativo provincial. Reflejos de una
sociedad excluyente (Svampa, 2005), configurada paulatinamente por el neoliberalismo, en la
que se visualiza un Estado mínimo con la consecuente dilución del Derecho Social a la
Educación.
En el año 2010 la Legislatura Provincial convoca a la ciudadanía a participar del Foro
Provincial con la sanción de la Ley N° 2724/10. El objetivo es formular y elaborar los
documentos que contengan las bases para la sanción de la Ley Educativa Provincial, a efectos
de resolver el vacío histórico en la legislación educacional, puesto que Neuquén nunca tuvo una
ley orgánica de educación. Esta situación fue configurando un sistema educativo provincial
regulado por normativas menores y decretos ejecutivos con contenidos y alcances
coyunturales. Sin embargo, la ausencia de una ley orgánica de educación, no desmerece el
tenor normativo de la Ley 242 por la que el CPE, como ente autárquico, debe gobernar la
educación en la provincia. Por otro lado, respecto del Foro Educativo Provincial, bien es sabido
que fue planteado con una dinámica que privilegiaba la presencia mayoritaria de actores del
partido provincial (MPN) y la presentación de propuestas sólo a través de ponencias, con lo cual
la participación fue muy limitada, desconociendo la relevancia político-pedagógica de actores
como las comunidades educativas y Aten. Es así que al finalizar el Foro Educativo la Provincia
sanciona la actual Ley Orgánica de Educación N° 2945/14.
La Ley Federal de Educación no implementada en la provincia, hizo sin embargo su
entrada a través de diversos mecanismos que, como veremos no tuvieron un funcionamiento
homogéneo en todas las instituciones. Uno de estos elementos ha sido el Proyecto Educativo
Institucional en el que se concretaron las normativas generales, se acordaron temas de la
organización institucional y se plantearon las problemáticas propias de exigencias por parte del
Página 29 de 96
Consejo Provincial de Educación; por lo cual su efectiva existencia queda librada a la voluntad y
capacidad de cada institución para gestionarla.
En algunos establecimientos educativos de Enseñanza Media, funciona un Consejo
Consultivo, normado en 1969 por la Circular N° 16 (Administración Nacional de Educación
Media y Superior.), norma que no fue modificada ni actualizada en la provincia, por lo cual en
las escuelas en las que ha sido implementado, sus competencias varían notablemente. A partir
del año 2001 en un contexto de crisis económica y política y de gran movilización social se
produjo una reactivación de los Consejos Consultivos –bajo diversas formas- ligado a una
tendencia presente en otras jurisdicciones, como fue en la ciudad de Buenos Aires.
Si bien la Circular establece que este Consejo debe estar integrado por los Vice-directores
y los Jefes de Departamento con la presidencia del Director, su organización en las escuelas en
que efectivamente funciona fue incorporando en algunas a estudiantes, padres y/o madres, y
otras figuras de la institución. Lo mismo ocurre respecto de su carácter consultivo ya que en
muchas escuelas adopta un carácter resolutivo. Los temas que se tratan en los Consejos
Consultivos no son únicamente los establecidos en la normativa porque varían según las
necesidades de cada escuela. Regularmente se tratan cuestiones relativas a la organización
institucional a partir de diferentes emergentes, cuestiones relativas a la convivencia escolar,
planificación y seguimiento interdepartamental, novedades de interés para la escuela, etc.
Una mención especial merece la Res. N°1172/12 que plantea la convivencia escolar desde
un paradigma no punitivo ni estigmatizante, y que supera la idea de un comportamiento
"disciplinado" en la escuela para plantearlo en términos de una construcción consciente de
acuerdos institucionales y una formación para el respeto, la escucha y la resolución mediada de
los conflictos cotidianos. Indefectiblemente, dicha resolución interpela para que las escuelas
secundarias construyan colectiva y reflexivamente sus propios Acuerdos Escolares de
Convivencia (AEC).
La Res. N° 1062/11 establece las Funciones y Tareas de los cargos que componen las
Plantas Funcionales del Nivel Medio. Dicha norma se elaboró en función de diferentes
experiencias institucionales para otorgar un marco de referencia en lo que respecta a las
funciones y tareas concretas en el Nivel Medio. Se plantean allí tareas de que implican un
importante trabajo en equipo, sin el cual la escuela perdería su cultura institucional: nos
referimos a la participación en Consejos Consultivos, reuniones de departamento, reuniones de
personal, reuniones interdepartamentales, salidas o viajes educativas, etc.
En estos últimos años, destacamos la presencia de la Modalidad de Educación en
Contextos de Encierro que se fue desarrollando y brindando importantes oportunidades
educativas para los jóvenes y adultos. Por otro lado, la Modalidad de Educación Hospitalaria –
Domiciliaria se separa de la Modalidad de Educación Especial por Res. N° 0490/15,
organizándose con una Dirección Independiente. La Modalidad de Educación Especial se
manifiesta a través de sus normativas y protagonistas como transversal al sistema educativo,
Página 30 de 96
propiciando la inclusión de lxs adolescentes y jóvenes con discapacidad, a la luz de la
Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad Ley N° 26378/08.
La Ley Federal de Educación, si bien no fue aplicada en la provincia por la lucha llevada
adelante por Aten, favoreció que en algunas localidades del interior de la provincia se llevaran
adelante experiencias piloto en El Cholar, Las Coloradas y Caviahue. Llegado el año 2001, y ante
la falta de respuestas por parte de las autoridades provinciales, miembros de la comunidad
mapuche Catalán del paraje Lonco-Luán (Dpto. Aluminé), después de una larga lucha
obtuvieron como respuesta la creación de un anexo en el seno de su comunidad dependiente
del CPEM Nº14 de Aluminé. Este es el primer establecimiento (anexo) que se crea con estas
características: rural y en territorio de una comunidad mapuche. Lo sucederán otros en las
Coloradas, en Costa de Malleo, en Villa Traful; lo que da cuenta de la expansión de la matrícula
y la necesidad - no sentida por cierta - del Poder Ejecutivo Provincial de atender a poblaciones
que, con distintas particularidades, exigían que la universalización de la educación llegara a sus
casas. Irrumpía así un nuevo escenario en el mapa educativo de la provincia: las escuelas
medias en comunidades mapuches.
Actualmente para definir a nivel provincial las regulaciones establecidas en la Ley de
Educación Nacional, por Res. N° 1697/15 del Consejo Provincial de Educación se crea la Mesa
Curricular Provincial para construir el Diseño Curricular del Nivel Secundario como un Proyecto
pedagógico, político y cultural que contemple todas las voces de la Provincia y refleje las
aspiraciones educativas de la sociedad.
Página 33 de 96
Distritales, Redes Intersectoriales, Vocalía por la Comunidad y Aten. Se requiere en
consecuencia de una de Planificación de nuevos edificios y reparación de los existentes para
satisfacer la demanda social y comenzar a mejorar las Tasas de escolarización, es decir la
demanda potencial.
Si el desgranamiento nos indica que 6 de cada 10 estudiantes no termina el secundario,
deberíamos agregar que 25 de cada 100 jóvenes entre 13 y 17 no asisten al secundario: se trata
de miles de estudiantes potenciales que ven vulnerado su Derecho a la Educación. En el año
2010, casi 6000 niñas y niños de 13 años no asistían al nivel secundario. La propuesta curricular
y didáctica entra en disputa con los participantes del proceso educativo. Ahora bien, con los
que no están en el Sistema Educativo no podemos trabajar para desarrollar sus operaciones del
pensamiento, entre otras funciones de la escuela, es decir que se necesita de políticas públicas
que garanticen el acceso al derecho aprender.
Al no existir una política de planificación educativa, que considere las particularidades de
las comunidades, las condiciones de vida y de acceso a la educación, todo queda en manos de
las familias que puedan articular sus demandas. No se trata sólo de igualdad de oportunidades,
sino también de posibilidades. Como sostiene Dubet (2011) “el fracaso de la igualdad de
oportunidades no se debe solamente a desigualdades sociales situadas río arriba de la escuela y
a las desigualdades todavía persistentes de la oferta escolar (…) Todo el problema se debe a
que la creencia en este modelo de justicia lleva a las familias a pensar que no hay otras
oportunidades fuera de las que da una buena escuela. Esta convicción tiene como efecto
acentuar la competencia escolar entre las familias a las que les interesa ahondar la brecha con
el fin de asegurar las mejores oportunidades a sus hijos (…) Esta creencia tiene efectos bien
reales: el peso y la influencia de las instituciones escolares acrecientan las ventajas financieras y
sociales de los más diplomados, y cuanto más grandes son esas ventajas, más socialmente
desiguales resultan”.
Hasta aquí hemos desarrollado un conjunto de variables y de continuidades en la
población estudiantil, de los resultados en términos de promoción y egreso, del accionar de la
organización sindical y de las vocalías del CPE, pero sobre todo un esquema de funcionamiento
del Poder Ejecutivo Provincial que ha mantenido una política pública a lo largo de estos años sin
atacar las causas profundas de estos “alertas”, de estos indicadores que deberían servir para
pensar y repensar las políticas educativas. Si existiese voluntad de acercarnos a una sociedad
más justa e igualitaria, deberían transformar principios en programas de acción que tiendan a
eliminar las desigualdades sociales y a mejorar las posibilidades y oportunidades educativas.
Página 34 de 96
Con respecto a la organización escolar debemos mencionar que existen múltiples y
diversas problemáticas identificadas, como por ejemplo la falta de recursos económicos,
edilicios, didácticos, docentes no titulados, falta de un diseño curricular que generan y
conllevan desigualdades en los estudiantes y sobre todo a los sectores menos favorecidos,
ausencia de Estado con respecto a políticas públicas en cuestiones educativas en la Provincia.
El Nivel Medio en Neuquén está a cargo de la Dirección Provincial de Educación
Secundaria del CPE. La Directora de Nivel Medio –en el año 2006, ya hace más de 10 años-
caracterizaba al nivel como un sistema con un cierto grado de dispersión asociado, según ella,
con la ausencia de un Diseño Curricular y también –agregaríamos- con una importante cantidad
de regulaciones que se superponen (respecto de los temas y las fechas) transfiriendo,
indirectamente, las decisiones sobre qué normativa aplicar a cada institución. Este grado de
autonomía ha llevado a que las escuelas tengan particularidades absolutamente diferentes y
que funcionen en muchos casos como islas, donde nada tiene que ver una con la otra. La
preocupación curricular ha dejado de ser una preocupación estatal y una cuestión de la agenda
política y ha pasado a ser un aspecto que se resuelve a partir de las demandas particulares de
instituciones y comunidades. Aquí también se pone en evidencia el vaciamiento del CPE, de sus
facultades y su funcionamiento como cuerpo político-técnico-administrativo, que construye su
acción como reacción a las demandas de las escuelas y las familias.
Otro rasgo central para comprender la política educativa provincial es la proliferación de
regulaciones creadas por el gobierno provincial, propiciando un alto grado de desinformación.
“Estas regulaciones, sucesivamente se van derogando conforme al conflicto y resistencia
generado en la comunidad educativa” (Laurente s/f). Al tiempo que se crean regulaciones
nuevas se mantienen en circulación las ya derogadas o bien se crea normativa que en su
articulado continúa sosteniendo los principios de las regulaciones a las que intenta reemplazar.
A partir de aquí, la educación deja de pensarse como un derecho universal y pasa a formar
parte de las acciones de asistencia. Las pretensiones de universalizar el nivel se profundizaron a
partir de la concreción legal de la obligatoriedad que se produce a partir de la LEN y en
Neuquén a partir de la Constitución de 2006. Por supuesto, esta legislación establece metas
pero no genera por sí misma las condiciones para su cumplimento (Tiramonti 2011, p. 11).
“(…) si bien lo que falla es la estructura de la escuela tradicional, esta no
se modifica en su conjunto, sino sólo para aquellos sectores excluidos.
Esto nos sitúa ante el riesgo de fragmentación y construcción de circuitos
e identidades diferenciales antes mencionados.”(Arroyo & Poliak 2011,
p. 101).
Referencias Bibliográficas
Documentación de la Dirección Provincial de Estadística y Evaluación – Consejo Provincial de
Educación Neuquén 1998 – 2015.
BARCO, S.; DUBINOWSKI, S.; CIPRESI, R.; LAURENTE, M.J.; ROJO, R.; JUNGE, G. (2012). Políticas
educativas y nivel medio de educación en la provincia de Neuquén. El problema de la
desigualdad educativa y la obligación legal de la universalización. En S. M. Más Rocha; J.
Gorostiaga; C. Tello y M. Pini (comps.). La educación secundaria como derecho. Buenos Aires:
La Crujía
Castel, R. (2010) “El ascenso de las incertidumbres. Ed. Fondo de Cultura Económica. Buenos
Aires.
DUBET, François “Repensar la Justicia Social, contra el mito de la igualdad de oportunidades”
Siglo XXI editores, Buenos Aires 2011.-
Gluz, N. (2016) “Políticas y Prácticas en torno a la inclusión escolar” Ed. Mandioca. Buenos Aires
GOROSTIAGA, Jorge “Las políticas para el Nivel Secundario en Argentina: ¿Hacia una educación
más igualitaria” Revista uruguaya de Ciencia Política, Vol. 21, núm. 1. Instituto de Ciencia
Política. Montevideo, Uruguay, 2012.-
Imen, Pablo (2015) “¿Para qué educamos? Proyectos pedagógicos en disputa” Cuadernos de
ATEN N°2.
KLIMOVSKY, Gregorio “Las desventuras del conocimiento científico” Z editora – Buenos Aires,
2011.-
Mas Rocha, S. Gorostiaga, J. Pini, M. (2012) “La educación secundaria como derecho”. Buenos
Aires: Ed. Stella.
Página 37 de 96
Menghini, Raúl (2012) “La nueva Secundaria: Acerca de las Regulaciones que intentan
Garantizar su Obligatoriedad”. En La Educación Secundaria como Derecho – Ed. Stella.
Pavá Rico, A. (2010). Políticas de educación inclusiva en América Latina – Revista Educación
Inclusiva Volumen III N°2.
Svampa, M. (2005) “La sociedad excluyente”. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo. Ed.
Taurus. Buenos Aires.
TIRAMONTI, G. Variaciones sobre la forma escolar. Límites y posibilidades de la escuela
media. Rosario: Homo Sapiens. (2011).
Página 38 de 96
CAPÍTULO III
Los sujetos de la Educación Secundaria.
3.1. Introducción
Página 39 de 96
3.2.2. Juventud, cultura y sociedad
Página 41 de 96
permitirán una construcción de la subjetividad a partir de la negación de los roles instituidos y
basada en el contexto familiar situado en su realidad.
Por otro lado, las subjetividades construidas desde la Resistencia de la familia a una
realidad riesgosa y que cae fuera de su control, determina una actitud de defensa, constituye a
la familia en un lugar de refugio y protección del medio que la rodea. La familia quien tenía el
sentido de la socialización mediante prácticas que permitían la emancipación del joven de
manera progresiva, hoy le condiciona la construcción de su subjetividad a partir de un cuidado
familiar que lo preserva y aísla de los riesgos del entorno social que lo rodea.
“La calle es peligrosa, amenazante, y en consecuencia el cuidado familiar no es aquel que
fortalece al hijo para salir al mundo sino el que lo preserva de los riesgos del mundo.” (op. cit.:
p. 78).
Por último, las subjetividades que se forman desde la Invención, apunta a familias donde
la postura frente a lo “real” trata de producir condiciones que rompan con una condición de
imposibilidad y les permita construir nuevos posibles.
“En otras palabras, cuando las referencias que sostienen a un sujeto en el
devenir de su existencia se han vuelto frágiles la vida se torna un hacerse a sí
mismo cada vez.” (op. cit.: p. 80)
Son las múltiples subjetividades que se producen en situación extraescolar las que
interpelan a la escuela, y se presenta como posible la invención por parte de ésta a través de
Página 42 de 96
los docentes de generar nuevos modos de habitar una situación y, por ende, constituirse
como formadores de subjetividades, no negando la diversidad sino reconociéndola y
trabajando con ella, no homogeneizando a los estudiantes sino propiciando su formación,
transformando la diferencia en un punto de partida hacia el desarrollo de cada sujeto en el
reconocimiento de su singularidad.
El análisis respecto de la configuración de las subjetividades y el papel de la escuela
implica considerar no sólo las juventudes -en términos de vivencias en plural- sino los múltiples
escenarios y sujetos, dependiendo de cómo se la define, atendiendo el contexto y el origen del
estudiante. Por ejemplo, la educación en contextos de encierro, las escuelas rurales, las
escuelas para adultos, que interpelan la matriz histórica de la escuela secundaria que apuntaba
a la juventud. Esto ubica a la escuela secundaria frente al desafío de producir nuevas formas de
transmisión que posibiliten la transformación y no la reproducción del tiempo vivido.
Página 43 de 96
procesos de intercambio produciendo identidad y diferencias (Korinfeld, Levy y Rascovan,
2016).
Los estudios de género también han contribuido a repensar las concreciones de esta
categoría, mostrando de qué modo la vivencia del tiempo cronológico está atravesada por
exigencias diferenciales ligadas al cuerpo, su estética y su deterioro como obstáculo para la
maternidad (Morgade, 2001) y por otro lado cómo se entrecruzan las categorías de género y
edad en la producción de “dependencias” específicas y duraderas para el caso de las mujeres
(Yannoulas, 1999).
Algunos trabajos se han dedicado a explorar la forma en que se concreta la moratoria
vital respecto de la inserción social e institucional de los jóvenes. Silvia Duschatzky y Cristina
Corea (2002), se preguntan por la experiencia de los jóvenes en situación de expulsión y por el
lugar de la escuela en esta experiencia, en un contexto de declive de las instituciones.
Este recorrido por las diversas texturas de la categoría juventud evidencia la imposibilidad
de hablar de “la” juventud en un sentido unívoco y nos permite pensar en el modo en que la
escuela secundaria alberga las diversas experiencias de los jóvenes.
Por otra parte, la propia experiencia escolar contribuyó a la creación de la juventud como
una construcción social, es decir, como un tiempo de vida colocado entre la infancia y la
condición de adulto, un tiempo de preparación y de espera. Por eso puede decirse que no
siempre existió “juventud” y “adolescencia”. La posición en la estructura de distribución de
bienes materiales y simbólicos de la sociedad está determinando diversas formas de vivir la
experiencia joven o adolescente, por lo que no es un estado por el que necesariamente pasan
todos los individuos de una sociedad determinada.
Más allá de las particularidades genéricas, lxs adolescentes y jóvenes son portadorxs de
una cultura social hecha de conocimientos, valores, actitudes y predisposiciones que no
coinciden necesariamente con la cultura escolar.
Hubo un tiempo en que el mundo de la vida cotidiana se mantenía “afuera” y “alejado”
de la cultura escolar. Hoy resulta imposible separar el mundo de la vida del mundo de la
escuela. Los jóvenes traen consigo su lenguaje y su cultura. Dato no menor si tenemos en
cuenta que estamos construyendo un currículum que tendrá como centro sus necesidades,
expectativas e intereses de conocimientos.
Esta nueva construcción de subjetividades que opera el mercado lo sostiene como medio
hegemónico y simbólico. No obstante, más allá de esta lógica de mercantilización, las nuevas
juventudes desarrollan y promueven nuevas formas contra hegemónicas, nuevas “formas de
resistencia en las que los llamados “adolescentes” y “jóvenes” construyen procesos de
subjetivación alternativos con sus propios saberes, relaciones de poder y estéticas” (Korinfeld y
Levy Rascovan, 2016: p. 35)
Página 44 de 96
Ampliar nuestra mirada sobre las juventudes y dar cuenta de las diferentes subjetividades
que acompañan las múltiples formas posibles de expresión de lo juvenil en el contexto socio
histórico, requiere la formulación de nuevos interrogantes desde una posición despojada de
prejuicios y preconceptos.
Para dar cuenta de las responsabilidades de la escuela y la influencia de las condiciones
sociales en las trayectorias escolares de los jóvenes estudiantes, no podemos referirnos en
términos de éxito o fracaso responsabilizando a estos jóvenes por su destino, como si el mismo
fuese la consecuencia de una elección propia. Por ello es que comprender a las juventud/es se
vuelve una preocupación central en el ámbito de la escuela. Para avanzar en esta comprensión
debemos impulsar el intercambio de puntos de vista, reconocer las diferencias existentes,
posicionarnos en un reconocimiento de la diversidad que nos permita reflexionar sobre estas
cuestiones, interpelar y sentirnos interpelados, para dar respuestas significativas sobre la
enseñanza y su sentido.
Estas consideraciones respecto de las juventudes nos colocan frente a un desafío
pedagógico: pensar a los/as estudiantes en sus condiciones sociales y culturales actuales. En
este sentido, aparece la necesidad de pensar los procesos de enseñanza y la organización de la
escuela secundaria en función de contemplar la multiplicidad de juventudes que la habitan:
Vivimos en un mundo donde, para muchos, y en especial para los medios masivos de
comunicación, el éxito está en la capacidad de reproducir, adecuarse y alcanzar esos modelos y
estereotipos amparados en los ideales de belleza, juventud y consumo, únicos valores que -en
la lógica mercantil- permiten diferenciarse, diferenciarnos, donde las redes sociales se han
convertido en el escenario privilegiado cuando los jóvenes se relacionan, tienen miles de
amigos, o mejor dicho “contactos”
En nuestros días, los jóvenes y adolescentes deben construir sus singularidades sobre
terrenos movedizos, fragmentados y en constante fluir, donde la imagen de “adulto ideal” ha
sido reemplazada por el ”ideal de la eterna juventud”.
Zygmunt Bauman (2007) denominó a la época posmoderna como “modernidad líquida”
por la incertidumbre y el estado de transformación permanente. En un escenario donde el
dinero y las mercancías se constituyen en los principales soportes de los códigos culturales,
adolescentes, jóvenes y adultos se encuentran frente a la difícil tarea de subjetivizar, de
producir subjetivación, es decir, de dar sentido, de significar, de devenir en sujetos.
El ser alumnx, joven, estudiante, adolescente en la escuela y la sociedad de hoy, es estar
surcado por la realidad de las múltiples situaciones, que los convierte y los reconoce como
sujetos de derecho, capaces de cuestionar y modificar si se quiere el rol que la sociedad les
Página 45 de 96
asigna, y es justamente ese uno de nuestros desafíos, el de generar multiplicidad de planteos,
defender la heterogeneidad, hacer lugar a la crítica que diversifique y enriquezca.
Hoy nuestros estudiantes pueden ser agrupados de acuerdo a las valoraciones que
hacemos de ellos en nuestro quehacer cotidiano en dos grandes grupos, considerando una
definición positiva y una definición negativa:
1. Definición positiva: son “protagonistas”, “activos”, “reflexivos”, “críticos”, “receptivos”,
“integrados”, “comprometidos”, “contenidos”, “capacitados”, “motivados”, “críticos y
participativos en cuanto su proceso de formación”, etc.
2. Definición negativa: son “apáticos”, “desmotivados”, “desganados”, “sin visión de
futuro”, “rol pasivo de aceptación”, etc.
En ambas definiciones está presente una lógica esencialista, esto es, una forma de
entender que los/as estudiantes “son” de determinada manera, que aparece como natural y
por lo tanto inmodificables. Por supuesto, nuestra mirada como docentes que los/as definimos
es tan histórica y situada como los mismos sujetos.
Respecto de los/as estudiantes Adultos se los define en muchos caso atendiendo a
supuestas “faltas” o “falencias”. Frente a esto se propone guiarlos al mundo del conocimiento.
En las definiciones aparece una caracterización más exhaustiva de sus vivencias: mundo
del trabajo, familia, entre otras. En relación a esto se identifican con más precisión las diversas
trayectorias en la escolarización: abandono, fracasos previos, etc.
En el caso de los jóvenes y adultos que concurren a las escuelas secundarias a partir de
los 16 años en adelante, ser estudiante parece ser otra posibilidad y la constitución de una
nueva identidad que implica necesariamente, un reconocimiento de ellos mismos como sujetos
capaces de transformar su propia realidad, que abre un abanico de posibilidades, donde la idea
de un futuro distinto es lo que motoriza el cambio.
Así, se inicia un proceso que les permite romper con una historia de fracaso en relación
con lo escolar. Los/as estudiantes que habitan las escuelas secundarias se perciben como
capaces de cambiar el lugar en el que se encuentran ubicados, ya no desde la imposibilidad, la
insuficiencia (“no me daba la cabeza”, “soy vago”), sino desde un lugar de lo posible (“me
empezó a ir bien”).
El sentido atribuido por estos jóvenes está vinculado con una idea de progreso, ubicado
como la posibilidad de conseguir mejores condiciones materiales y simbólicas en su vida y
sienten que la escuela sería la vía para lograrlo.
Vieron a la escuela secundaria como un espacio posibilitador, que los protege, los
resguarda, les facilita el acceso a otros conocimientos, que restringe pero que a su vez habilita
nuevos horizontes. Hay una marcada valoración de la posesión del título, ligada por una parte,
Página 46 de 96
al esfuerzo personal que implica sostener la escolaridad y terminarla, y por otra parte,
vinculada con la posibilidad de crecimiento.
En la historia escolar de estos estudiantes podemos hablar de dos momentos: uno
signado por una historia de sinsentidos o sentidos trastocados, en donde la trayectoria escolar
de fracasos era la protagonista principal, y no era posible vislumbrar el sentido de la escuela,
del trabajo escolar; y otro, donde el dispositivo escolar adulto se posicionó no sólo en términos
de aquel que delimita o determina, sino también como aquel que habilita nuevos modos de ser
y estar en la escuela.
Se inicia entonces un proceso en el que el espacio escolar se ofrece como un espacio
habitable para estos jóvenes, permitiéndoles romper con una historia de fracasos en relación a
lo escolar, y en su misma marcha, generar nuevos sentidos.
Respecto de los/as estudiantes en zonas rurales, podemos decir que la escuela
secundaria, con su arribo a los sectores rurales del interior de la provincia, ha dado cuenta en el
contexto social de la presencia de una etapa etárea que, por sus características, finalizada la
escuela primaria prácticamente se invisibilizaba, por la necesidad de las familias de que los/as
adolescentes y jóvenes se abocaran a las tareas de campo propias del lugar. La llegada de la
escuela secundaria a este contexto ha sido relevante al momento de permitir a lxs adolescentes
y jóvenes transitar esta etapa de sus vidas con las características propias que ella tiene,
convirtiéndose en un rico espacio de socialización y aprendizajes.
Entonces cabe preguntarnos ¿qué implica ser joven en las zonas rurales?, ¿que implica el
trabajo en las zonas rurales? Y aquí aparece la especificidad de la ruralidad como una forma
cultural.
Respecto de los/as estudiantes en Contextos de Encierro podemos enunciar las
siguientes características que lo definen con “escasas habilidades sociales”, “adicciones”,
“agresividad”, “desgano”, “falta de contención”, “experiencias de múltiples fracasos”,
“abandono”, “heterogeneidad desde lo cognitivo y cultural (ritmos y aprendizajes)”
Dentro de los motivos para asistir a la escuela secundaria en contexto de encierro
podemos enunciar los siguientes: “utilidad del conocimiento, capacitación laboral, aprendizaje
de un oficio, beneficio para la libertad transitoria”.
La escuela en contexto de encierro funciona a modo de una institución dentro de otra y
supone conjugar prácticas y marcos normativos entre el sistema penitenciario y el sistema
educativo con lógicas de funcionamiento diferentes: en el primero la del castigo y el
disciplinamiento, fundante del derecho penal y las prisiones; y en el segundo la lógica del
desarrollo integral del sujeto, fundante de la educación.
La trayectoria educativa en las cárceles, opera como una posibilidad real para los
estudiantes de crear su propio proyecto de vida. Esto genera la obligación del Estado de
Página 47 de 96
garantizar, promover, respetar y proteger la educación pública que contenga todos los niveles y
modalidades educativos formales.
Sin lugar a dudas se puede apreciar el espacio de formación intramuros como un aspecto
determinante de proyección social, humana, cultural y vivencial, donde los estudiantes pueden
hallar razones para seguir intentando la configuración de una vida plena, sin caer en el
desaliento ni en la marginación.-
Muchas de las características que se definen como propias de los estudiantes en
contextos de encierro o de los/as adultos/as, pueden pensarse también en relación a los/as
estudiantes que habitan otras formas de educación secundaria.
Aquí aparece nuevamente la necesidad de pensar en la tensión entre lo universal y lo
particular; lo general y lo específico, en relación a las poblaciones que atiende la escuela
secundaria y los contextos en los que se desarrolla.
¿De qué modo incorporamos las nuevas tecnologías en la escuela? ¿Se las incluye sólo
como un instrumento, como un insumo o como un modo de construcción del pensamiento, de la
“mirada”, los afectos y las relaciones pedagógicas y sociales, que es preciso analizar?
Como afirman Quevedo y Dussel (2010), el desafío está en comprender por qué y cómo es
necesario trabajar con las nuevas tecnologías y, al mismo tiempo identificar los procesos de
aprendizaje que corresponde a la escuela promover, ya que no se resolverán como efecto
automático de la presencia de las tecnologías. Es decir, se trata de reconocer los problemas que
enfrenta la escuela para avanzar en esta incorporación. Además, ésta guarda un acervo de
conocimientos propios, que no proviene de esas nuevas prácticas y cuyo valor no debería
subestimarse.
Se hace necesario que la escuela proporcione otros conocimientos para moverse mejor,
más fluidamente y de forma más rica y relevante, en los escenarios que proporcionan las
nuevas tecnologías.
Las tecnologías no proporcionan en sí mismas ningún saber, ni las nuevas ni las viejas, ni
la computadora ni la tiza. “Quizás valga preguntarse: si no es la escuela la que proporciona
estos saberes ¿quién lo hará?. Dejarlo librado al mercado, o a las experiencias actuales
disponibles -que en su gran mayoría están organizadas por pautas mercantiles- implica
renunciar a incorporar otras lógicas, otros plazos, otras orientaciones” (Dussel y Southwell,
2005).
Inés Dussel sostiene: “hay que reorganizar la enseñanza pensando en los nuevos rasgos
de producción de saberes, como son la hipertextualidad, la interactividad, la conectividad y la
colectividad.”
Página 48 de 96
De esta manera, la incorporación de las TIC instala una nueva agenda para el debate
educativo, donde el tema central refiere a cómo favorecer el uso de las tecnologías con sentido
pedagógico, es decir, como herramienta que, más allá de permitir un acceso fluido y
permanente de información disponible en un momento dado, colaboren en la construcción de
conocimiento socialmente válido.
La proliferación de las computadoras y netbooks en las aulas produce un quiebre en esa
idea de secuencialidad y linealidad que imponía el orden de la clase simultánea donde un grupo
de chicos de la misma edad aprenden todos al mismo tiempo las mismas cosas, atendiendo a
un adulto que plantea un conocimiento único y central. Se hace necesaria, entonces, una
redefinición del aula como espacio pedagógico.
La escuela como institución de transmisión cultural, se organizó en torno a una idea de
cultura pública, de pensamiento racional, reflexivo y argumentativo, y se estructuró en base a
marcos de conocimientos disciplinados representados por la ciencia moderna y el pensamiento
lógico matemático. Este conocimiento fue seleccionado y legitimado según su contribución a la
producción de una cultura pública nacional en la que todos los ciudadanos, en términos
liberales, pudieran entenderse con un lenguaje común y con referencias culturales
compartidas.
Enfrentadas a esta noción de cultura y conocimiento, se estructuran las nuevas
tecnologías acomodándose a los gustos del “cliente” a partir de su empatía emocional y
proveyendo acceso descentralizado a una enorme cantidad de información organizada de
manera diferente a la tradicional, prometiendo una gratificación inmediata, accesibilidad
completa y horizontalidad en las relaciones. La información que circula en la interfaz es
básicamente multimodal, combina textos, imágenes y sonidos, exigiendo pocos requisitos para
la participación de los ciudadanos comunes. Esta idea de una cultura modelada por los
“usuarios” desafía la validez del conocimiento en la escuela y abre el debate acerca de su
carácter democrático respecto a la jerarquización y centralización del saber escolar.
“Creemos que es fundamental que las escuelas propongan una relación con las
nuevas tecnologías de la comunicación y de la información que sea significativa
y relevante para los sujetos que las habitan. Las nuevas alfabetizaciones
deberían ayudar a promover otras lecturas (y escrituras) sobre la cultura que
portan las nuevas tecnologías, que les permitan a los sujetos entender los
contextos, las lógicas y las instituciones de producción de esos saberes, la
organización de los flujos de información, la procedencia y los efectos de esos
flujos, y que también los habiliten a pensar en otros recorridos y otras formas
de producción y circulación.” (Dussel y Southwell, 2005).
La Transmisión supone poner a disposición de los sujetos textos y lenguajes que
los habiliten para hacer algo más que la mera repetición. La transmisión ofrece
a quien la recibe un espacio de libertad. La pregunta no es cómo aprendieron
los alumnos lo que les enseñé, sino qué hacen con lo que les enseñé. Y solo
Página 49 de 96
sabré que enseñé algo si los sujetos habrán sabido hacer algo con eso.
(Duschatzky y Corea, 2002).
Página 50 de 96
La idea de incorporarlas no significa abandonar la propuesta de resignificación de los
contenidos por parte de nuestros alumnos, con una consecuente producción de un
pensamiento abstracto y crítico, sino su abordaje no sólo como un “instrumento” de
aprendizaje sino como objetos de conocimiento que permita interrogarse respecto de las
condiciones de producción, circulación y apropiación de los saberes y la posición de los sujetos
frente a estos procesos.
Los cambios mencionados con anterioridad ponen en debate la propia concepción del
trabajo docente en la actualidad
En relación a la formación hay una caracterización de los docentes que remite a la “falta
de formación” y que lleva a plantear la necesidad de “actualización docente”, “capacitación
permanente”, “necesidad de título docente”. Este último punto aparece con recurrencia incluso
como la causa de muchas de las problemáticas que se viven en las escuelas: falta de
compromiso, dificultad para sostener las clases; falta de motivación en la enseñanza; falta de
lectura. Esto está vinculado a la gran cantidad de profesionales e idóneos que están habilitados
para dar clases (tema contemplado en el Estatuto Docente). En este sentido, es preciso
preguntarse: ¿las características negativas que mencionamos antes son adjudicables sólo a este
grupo? ¿Es posible pensar que algunas de las problemáticas que describimos se vinculan a
cambios en la concepción del trabajo docente que no es exclusiva de un grupo?, ¿es
determinante la formación docente específica para producir “buenas prácticas de enseñanza”?.
Durante mucho tiempo se sostuvo que un “buen” docente debe saber el contenido de la
disciplina a enseñar y la metodología apropiada para su trasmisión. Las luchas entre quienes
defendían el predominio del qué enseñar sobre el cómo enseñar fueron arduas en la formación
docente del nivel medio desde sus orígenes. Incluso la formación en los profesorados sigue
privilegiando la formación disciplinar por sobre la formación didáctica, que es desvalorizada.
Estos planteos evidencian la necesidad de complejizar el análisis, para no creer que el “título
docente” es la condición suficiente -aunque necesaria- para la enseñanza.
En relación a la organización del trabajo aparecen diversos aspectos a revisar o modificar
tales como:
● La organización de los contenidos (“necesidad de trabajo interdisciplinario o
transdisciplinario o por campos del conocimientos”; “(...) aumentar el trabajo
interdisciplinario entre las áreas”).
● Las formas de enseñar que responden a la instrucción simultánea, frente a la cual se
proponen las “duplas pedagógicas”
● Las condiciones del trabajo docente ligadas al tiempo: “(...) horas institucionales para el
trabajo, equipos, proyectos, intersectorial, trabajo en red”; “concentración de horas en las
Página 51 de 96
mismas escuelas para profundizar el conocimiento en la realidad de la institución y los
estudiantes”; “horas institucionales”; “profesores por cargos y no por horas cátedras”
En este punto, debemos preguntarnos si entendemos que la concreción de mejores
condiciones de trabajo que describimos puede garantizar “buenas prácticas docentes”.
En otras palabras ¿la modificación y mejoramiento de las condiciones materiales del
trabajo docente y la escuela son suficientes para modificar las prácticas de enseñanza en futuro
de garantizar el derecho a la educación?, ¿cuáles serían las estrategias o tareas a implementar
o construir para hacer posible este objetivo?, ¿qué componente exigirá este modelo de trabajo
para ser productor de nuevas prácticas y saberes?, ¿qué concepciones es preciso poner en
cuestión para romper la selectividad histórica de la escuela secundaria?
Respecto de la situación actual de la tarea docente, lo que se destaca es el supuesto de
una especificidad -la enseñanza- que habría que recuperar y las condiciones que dificultan esta
tarea.
● “Desvalorización”; “profesionales desprestigiados y desamparados legalmente”
● Roles diversos: “enseñanza y además contención (emocional) y asistencia”
● “Involucrados y sobrecargados”; “limitados a la pertenencia institucional, al compromiso y
al trabajo en equipo por asistir a distintas escuelas”; “alta movilidad-rotación”.
● “Compromiso”: definido como una cuestión individual, desligados de las condiciones que lo
habilitan y que sí aparecen nombradas respecto del trabajo docente (concentración
horaria, trabajo en equipo, etc.).
En este sentido se reconoce que la posición del docente como adulto contrasta con las
juventud/es que componen el espectro de sujetos de aprendizaje en nuestra escuela, y en
muchos casos convierten a este docente adulto en referente de los alumnos/as. Claro que se
presenta en este escenario la figura del docente joven, recientemente egresado de esta misma
escuela secundaria, que en muchos casos carece de formación pedagógica, expuesto a
situaciones áulicas sin poseer las herramientas que le permitan asumir diferentes alternativas
didácticas.
Este joven se enfrenta a la situación de ocupar un rol de docente adulto que contradice su
propia subjetividad, esta problemática sumada a la escasa posibilidad de formación
permanente tanto en lo disciplinar como en lo pedagógico dificulta el modo de revisión
sistemática de las prácticas y de los juicios sobre los estudiantes sin estigmatizar, que inciden
en la construcción de sus trayectorias educativas.
Cabe preguntarse con respecto a nuestro trabajo docente: en las actuales condiciones de
degradación cultural ¿no debería investirse a la escuela secundaria de un carácter colectivo que
le otorgue un contrapoder informativo, epistémico y ético por el que circulen nuestros
estudiantes?
Página 52 de 96
Referencias bibliográficas.
Berardi, F. (2003). La fábrica de la infelicidad. Nuevas formas de trabajo y movimiento global. Madrid:
Traficantes de Sueños.
Cocimani, G. (2004). Mitos de la posmodernidad. En Revista Comunicación, Vol. 13, Núm. 2, Agosto-
Diciembre.
Duschatzky, S. y Corea, C. (2002). Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las
instituciones. Buenos Aires: UEPC / FLACSO / UNICEF /Paidós.
Dussel I. y Southwell M. (2005). La escuela y las nuevas alfabetizaciones. Lenguajes en plural. Revista El
Monitor de la Educación, no. 13.
Korinfield, D., Levy, D. & Rascovan, S. (2016). Adolescentes y Adultos en la Escuela. CABA: Paidós
Corea, C. y Lewkowicz, I. (2004). Pedagogía del aburrido. Escuelas destituidas, familias perplejas. Buenos
Aires: Paidós
Margulis, M. (2008). La juventud es más que palabras. Ensayos sobre cultura y juventud. Buenos Aires:
Biblos, Sociedad
Morgade, G. (2001). Aprender a ser varón, aprender a ser mujer. Relaciones de género y educación.
Esbozo de un programa de acción. Buenos Aires: Novedades Educativas.
Reguillo Cruz, R. (2000). Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto. Bogotá: Grupo
Editorial Norma.
Urresti, M y Margulis, M (1998). La construcción social de la condición de juventud. En Laverde, M.C.
(ed) Viviendo a toda. Jóvenes, territorios culturales y nuevas sensibilidades. Universidad Central: Siglo del
Hombre Editores.
Yannoulas, S. (1999). Género y edad. En Frigerio, G., Poggi, M. y Korinfeld, D (comps.). Construyendo un
saber sobre el interior de la escuela. Buenos Aires: Novedades Educativas.
Página 53 de 96
Capítulo IV
Enfoques e inscripciones para diseñar y construir la educación
secundaria socialmente necesaria y culturalmente relevante.
Página 54 de 96
Interpretamos que “se trata de una concepción que supera el individualismo, en tanto
se postula desde el principio de igualdad” (Bobbio, 1991: 459-460). Es un derecho “inscripto en
un paradigma de carácter Universalista de la Política Social, en el que la prestación social se
dirige a un sujeto que tiene derecho”, (Barco, 2008).
Desde el marco normativo, se establece en la Ley Orgánica de Educación de la Provincia
del Neuquén, en consonancia con la Ley de Educación Nacional, que “la educación y el
conocimiento son un derecho personal y social y un bien público. Ambos son una obligación
indelegable, imprescriptible e inalienable del Estado provincial”, (LOEP, artículo 1º).
Pablo Imen (2015) plantea que la concepción de la educación como derecho social se
complementa con el carácter público, gratuito, laico, integral, permanente, inclusivo y
equitativo que se le otorga a la educación en el artículo 3° de la Ley de Educación Nacional (LEN,
2006).
Previo a la sanción de la Ley Orgánica de Educación Provincial (LOEP), en el año 2010, en
el marco de un conflicto con el gremio ATEN, el gobernador de la provincia, Jorge Sapag,
sanciona el Decreto 735/10 mediante el cual se declaraba a la educación como “servicio público
esencial”. Allí se establecía que se debía garantizar el cumplimiento de la jornada educativa así
como el dictado de clases en un 50% como mínimo y en un 100% en escuelas especiales,
albergues, comedores escolares. Este decreto generó tensiones con el derecho constitucional a
huelga y con la concepción de la educación como derecho. Sebastián Scioscioli (2015), plantea
que la perspectiva de la educación como servicio público esencial evita que el Estado se corra a
un mero rol subsidiario para colocarlo en un lugar de responsabilidad ante una necesidad
colectiva. Sin embargo, tanto como estrategia jurídica contra el derecho a huelga y como
concepción de principio es insuficiente e inadecuada para garantizar el derecho a la educación.
Ambas perspectivas cambian la óptica central: el servicio enfatiza en el Estado como agente
prestador del mismo mientras que el derecho enfatiza en la persona o grupo de personas como
sujetos activos del mismo.
Norma Paviglianiti (1993), sostiene que “la línea de desarrollo de la concepción de la
educación como derecho social, a lo largo del siglo XX, va diferenciando el derecho a la
educación del derecho a enseñar”. En ese sentido, el derecho a la educación es el “derecho fin”
y el de enseñar es un “derecho medio” para alcanzar el derecho fin. Así el derecho a la
educación es esencial y permite a la persona alcanzar el desarrollo de la personalidad, para un
mejor desarrollo de la sociedad así como también adquirir conocimientos científicos y técnicos
de su época. En la misma línea, la autora sostiene que “el derecho de aprender se identifica con
la libertad, es el derecho de la personalidad a su máximo crecimiento y a su desarrollo sin
deformaciones dogmáticas, es el derecho del hombre a la formación de su personalidad y de la
sociedad a la cultura.”
De ese modo, el entender ya desde los marcos normativos vigentes y desde los
principios rectores que la educación debe ser concebida como derecho social nos conduce,
Página 55 de 96
indefectiblemente, a una definición del rol del Estado como garante del ejercicio del derecho de
aprender de todos los habitantes. No se trata simplemente de un reconocimiento al acceso ni
una libertad de enseñanza. La educación se conforma como un derecho exigible, inmediato e
impostergable en todas sus dimensiones y en todos los tramos: acceso, permanencia, reingreso
o recurrencia y egreso. El Estado es así responsable de generar las condiciones necesarias para
que se haga posible el ejercicio del derecho a la educación.
Las posiciones del colectivo docente provincial resultan unánimes respecto del rol del
Estado en materia educativa, de su obligación con el cumplimiento de la función docente que
exige la educación como derecho social. Se define al Estado como “garante y responsable de
generar y sostener las condiciones materiales, económicas y laborales para el cumplimiento
universal del derecho; como garante económico, material, laboral e institucional del
cumplimiento Universal del Derecho; (que tiene la obligación de generar) las condiciones
edilicias adecuadas; partidas escolares necesarias; materiales educativos y posibilidades de
obtención de los mismos; acompañamiento con grupos interdisciplinarios en cada escuela para
lograr el principio de inclusión”, (incidentes de las matrices distritales).
En síntesis, se ubica al Estado como garante y responsable de generar y sostener el
conjunto de condiciones materiales, económicas, financieras y laborales necesarias para el
efectivo ejercicio del Derecho a la Educación por parte de los Sujetos de Derecho.
Página 56 de 96
Weber y los interaccionistas simbólicos recalcan los componentes activos y creativos del
comportamiento humano. Por su parte, la teoría crítica establece la relación entre los ‘factores
objetivos’ y los ‘factores subjetivos’, al establecer la mutua relación entre la capacidad
transformadora del ser humano condicionada por un modo de producción concreto y el estado
de desarrollo de las fuerzas productivas de una sociedad.
En este marco, situar a la educación secundaria en clave de ‘Funciones Sociales’
adjudicadas, podría habilitar una lectura estructural-funcionalista que establezca
correspondencias lineales entre ‘funciones sociales adjudicadas a la escuela’ y respuestas a las
necesidades del sistema social en los ámbitos del Estado, la Sociedad Civil y en las esferas de la
Economía, la Cultura y la Educación.
Por el contrario, ubicarse en clave de Sentidos Sociales de la Educación Secundaria nos
sitúa en la posibilidad y el compromiso de que éstos sean el producto de una construcción
colectiva mediante la intervención política pedagógica protagónica de los sujetos sociales.
Página 57 de 96
Como moderna maquinaria pedagógica que se apropia jurídica y masivamente de la
función educativa, la escuela emerge –en las formas clásicas que le supimos conocer- como una
institución disciplinaria del orden burgués. Una escuela pública como sinónimo de estatal que
introduce en la sociedad capitalista, entre fines del siglo XIX y principios del XX, tanto en Europa
como en América (incluida Argentina) la obligatoriedad escolar, precisamente, como estrategia
de consolidación hegemónica político-cultural de la burguesía. Al decir de Imen “(…) la
existencia de un sistema educativo y una política educativa para la hegemonía de las clases
dominantes es una vieja realidad política, social y pedagógica”, (2005: 213). Por ello, la
obligatoriedad escolar resultará fundamental para que, estableciendo y reproduciendo
relaciones de saber-poder en el seno escolar, los modos jerárquicos y de dominación del
dispositivo pedagógico contribuyan a crear “un sentido común que naturaliza el orden social y
sus inherentes injusticias”, (Imen, 2005:214).
En un verdadero ejercicio de poder y dominación simbólica, es la clase dominante, a
través del Estado y el desarrollo del sistema educativo formal, la que se apropia de la
facultad/posibilidad de construir un sentido común dominante definiendo el qué, el cómo y el
para qué del conocimiento devenido ahora mecanismo pedagógico. Un ejercicio de poder
desarrollado en el espacio público-estatal que, bajo una pátina de neutralidad política,
desarrolla las significaciones, imaginarios, sensibilidades, percepciones y concepciones del
mundo y la sociedad propios de las clases propietarias.
Dicha construcción histórica entonces, es el resultado de los antagonismos socio-
económicos propios del sistema capitalista trasladados al ámbito político-cultural. Como bien
señalan Álvarez-Uría y Varela:
“Emerge pues la escuela fundamentalmente como un espacio nuevo de
tratamiento moral en el interior de los antagonismos de clase que durante
todo el siglo XIX enfrentan a la burguesía y a las clases proletarias. La
imposición de la escuela pública es el resultado de estas luchas y supone
cerrar el paso a modos de educación gestionados por las propias clases
obreras”, (1991: 50).
Por ello, es pertinente subrayar con los autores, que la escuela debe entenderse en el
proceso de inserción ideológica de las clases trabajadoras al orden social burgués.
A su vez, interpretamos que la Educación como proceso y práctica social y la escuela
como espacio público, se producen/reproducen en el seno de la dinámica social, esto es, de los
problemas, los avances y las contradicciones que producen y reproducen a las sociedades
concretas en tiempos históricos concretos.
Dicho de otra manera, conceptualizamos a la Educación como práctica social e
históricamente construida y a la Escuela como espacio público, por tanto las entendemos,
compartiendo los desarrollos teóricos de Rockwell (1987), como el “lugar en que se constituyen
Página 58 de 96
y se encuentran las fuerzas políticas, el ‘escenario’ donde la lucha política se despliega
cotidianamente, prácticas, procesos y espacios en donde confluyen el Estado y la Sociedad Civil”.
Por tanto es necesario considerar que, si bien “las clases dominantes generalmente
adquieren una posición dominante en las instituciones”, las clases subalternas están presentes
y está la potencialidad y la posibilidad de “articulación de diversas acciones en los procesos de
oposición a estas clases”, (Rockwell, 1987: 8-9). Es en esta confluencia donde se tejen las
contradicciones y se generan las luchas de fuerza entre “mandatos y demandas”, en fin, donde
se produce Política y Pedagogía.
La consolidación definitiva del Estado-Nación argentino hacia fines del siglo XIX con sus
atributos materiales y simbólicos llevó consigo la necesidad de la clase dominante de
reproducir, tanto el discurso como las estructuras burocráticas de dominación. Esa fue la
‘función social’ asignada inicialmente a la escuela secundaria por la burguesía, institución que
en atención a esta necesidad de la dominación oligárquica, estuvo acotada a una minoría de la
población y organizada sobre una matriz selectiva.
Luego, la reproducción ampliada de la estructura económica capitalista implicó, al
tiempo que la ampliación de esa escuela, el desarrollo de las escuelas técnicas identificadas con
la relación Escuela Secundaria-Trabajo en las significaciones sociales construidas alrededor de
esta nueva función social asignada a la Educación Secundaria. Con todo, y hasta la década de
1970, sólo el treinta por ciento de los jóvenes en edad de transitar la Escuela Secundaria
concurrían efectivamente a la misma.
Las instituciones de Nivel Medio dependientes de la Dirección Nacional de Educación de
Adultos (DINEA) de ese período y los Bachilleratos Libres para Adultos que se generalizan en la
década de 1980, son expresión del intento de remediar en la vida adulta lo que un vasto sector
de la población no había logrado, terminar la Educación Secundaria. El Censo Nacional del 2010
expone la gravedad de esta situación puesto que en la primera década del siglo XXI, el 29 % de
la población no tenía estudios secundarios completos.
En la medida que la Escuela Secundaria está prevista para ser transitada por personas de
entre trece a diecinueve años aproximadamente, implícitamente se ha desarrollado un
imaginario social que hace del secundario, no un fin en sí mismo8, sino el pasaje “para…”. Es
entonces que en ese imaginario social y mediante la acción estatal, se construyen los sentidos
sociales de la escuela secundaria en relación al trabajo, la ciudadanía y la prosecución de
estudios superiores.
8
Tanto el nivel primario como el terciario pueden dar cuenta de una finalidad de su existencia en sí
mismos; no ocurre lo mismo con el nivel secundario, cuyos sentidos y razones de ser están en
disputa.
Página 59 de 96
4.2.4. Sobre la relación Educación Secundaria y los Estudios Superiores.
Página 60 de 96
que no puede escapar de su condición de objeto-mercancía. No hay dignificación humana
posible mediante el trabajo si éste es fuente de des-realización humana.
Una escuela secundaria que se precie de desarrollar sentidos emancipatorios de lo
instituido, deberá disputar la concepción de trabajo en términos de restituirle su carácter
subjetivo de capacidad y potencia transformadora humana, susceptible de otorgar sentidos no
mercantiles a la vida.
Interpretamos que los sentidos y los significados del Trabajo resultan y se constituyen
como parte de las relaciones sociales en diferentes épocas históricas y en un punto central de la
batalla de ideas, en la lucha contrahegemónica a la ideología y a la cultura burguesa.
Interrogando a la teoría crítica recuperamos a Kosik (1967) quien define al Trabajo como
proceso que permea todo el ser de la persona y constituye a su especificidad. Desde la misma
inscripción Williams (1972), nos propone entenderlo como un proceso productivo material y
social, como prácticas específicas, como un hacer humanx que no abandona la esfera de la
necesidad pero, que al mismo tiempo, la supera y genera en ella los reales presupuestos de la
libertad humana.
Página 61 de 96
plurinacional y pluricultural que tienda a fusionar lo político con lo económico y con ello, cierre
la brecha entre lo formal y lo concreto, entre lo escrito en un papel y el ejercicio pleno y
efectivo de los derechos. Para esto es necesario emancipar al ciudadano de su condición de
mero vendedor de fuerza de trabajo, superar los obstáculos socioeconómicos que le impiden
gozar plenamente de sus derechos. Sólo cuando esta relación condicional (la relación entre los
ingresos económicos y el usufructo de los derechos) haya sido disuelta y se hayan adquirido
derechos sociales incondicional e irrestrictamente, este ciudadano podrá constituirse como
verdadero sujeto universal.
Página 62 de 96
otorgan sentido y direccionalidad a las prácticas educativas y caracterizan la escuela pública
secundaria que queremos.
Reafirmamos como ya se mencionó, que la garantía efectiva de cumplimiento de los
derechos y principios en materia educativa no puede independizarse de un financiamiento
adecuado a cargo del Estado. Los mismos deben pensarse sistémicamente y no de manera
aislada ya que todos guardan, en mayor o menor medida, relaciones entre sí, y el
cumplimiento o no de uno de ellos indefectiblemente implica a los otros.
Tomamos y reconceptualizamos los principios clásicos presentes desde la organización de
la Educación Pública y la responsabilidad del Estado con función docente: obligatoriedad,
gratuidad y laicidad.
Ubicamos los principios precedentes en el campo del Derecho a la Educación como
Derecho Social exigible y Derecho Humano Fundamental, relacionándolos con los principios de
Igualdad y de Inclusión Social.
Desde la reconceptualización del principio de Universalidad inscripto en las perspectivas
de los Derechos Sociales y en relación con el principio de Pluriversalidad, desarrollamos los
argumentos que sostienen los principios de Interculturalidad y Perspectiva de Género.
Los principios de Justicia Curricular, Justicia Escolar y Educación en Derechos Humanos se
configuran como soportes, como condiciones de posibilidad en términos de Castell, de
producción de una Educación Secundaria y de una Escuela Pública radicalmente democrática y
pedagógicamente emancipadora.
4.3.1. OBLIGATORIEDAD
Página 63 de 96
asegurarán el cumplimiento de la obligatoriedad escolar a través de
alternativas institucionales pedagógicas y de promoción de derechos, que
se ajusten a los requerimientos locales y comunitarios, urbanos y rurales,
mediante acciones que permitan alcanzar resultados de calidad
equivalente en todo el país y en todas las situaciones sociales” (art. 2°, Ley
27.045).
Página 64 de 96
menos prestigiosas y rentables desde el punto de vista social. La ‘igualdad de resultados’ se
preocupa por los efectos desiguales de la competencia escolar y procura la obtención de
cualificaciones equivalentes en tanto es un modelo de justicia que “se interesa por los efectos
de las desigualdades escolares sobre las desigualdades sociales”, (Dubet, 2011:526-527).
El principio, consagrado jurídicamente exige atender las condiciones de desigualdad en
las que se desenvuelven las vidas de nuestros estudiantes, organizando una escuela pública con
condiciones materiales y simbólicas que permitan que la dimensión legal de este principio se
corresponda con la dimensión subjetiva - el deseo de estar en la escuela- y con la dimensión
social, la consideración pública respecto del valor de la escuela secundaria.
Al Estado le corresponde garantizar y concretar la obligatoriedad y en tanto se conquiste
la dimensión de la ‘obligatoriedad social’, las familias contribuirán a su efectivización en tanto
principio co-concurrente con el ejercicio y el disfrute del derecho a la educación.
Atender la dimensión subjetiva – la obligatoriedad subjetiva – exige enfrentar el sentido
de ‘carga’ que muchos le asignan a la obligatoriedad escolar. Por esto es indiscutible la
necesidad de fomentar a través de proyectos educativos relevantes, el incentivo y la motivación
que permita a los alumnos transformar lo que es obligatorio en algo deseable, donde los
sujetos puedan sentirse identificados y tengan la posibilidad de construir y reconstruir espacios,
donde esa obligatoriedad se convierta en una opción de aprendizaje placentero y no de peso.
4.3.2. GRATUIDAD
4.3.3. LAICIDAD
La laicidad permite una Educación neutral en materia religiosa como garantía del ejercicio
de la Libertad de Conciencia consagrada por el art N° 14 de la Constitución Nacional.
Este principio establece una educación libre de doctrinas religiosas resguardando las
libertades de expresión, pensamiento y culto, y se inscribe en el respeto a la diversidad y a la
pluralidad cultural. La libertad de expresión de los pensamientos debe ser pluralista y respetar
todos los sistemas de ideas y creencias.
Si en el siglo XIX y en los orígenes de la organización de los Sistemas Públicos de
Educación la laicidad atendió al objetivo de consolidar la ‘unidad nacional’, hoy se posiciona
Página 65 de 96
como principio necesario para vivir y hacer vivir el pluralismo cultural. Desde esta inscripción se
vincula estrechamente al principio de interculturalidad, lo cual nos exige la construcción de una
definición de cultura que se corresponda con las concepciones contrahegemónicas y
descolonizantes que sostenemos y con los tiempos históricos en que tiene lugar este diseño
curricular.
Es considerado también un derecho de los estudiantes – derecho a no ser sometidos a
ningún tipo de proselitismo en el espacio escolar. No se trata de neutralidad ni de apoliticidad
pues por definición la educación es un hecho político sujeto a fines y valores, sino de un
principio que contribuye al establecimiento de reglas de vida y de convivencia fundamentadas
en el valor esencial de estricta igualdad entre los estudiantes.
La escuela pública – como ámbito laico – no homogeniza ni amenaza afirmaciones
identitarias, puesto que el racismo, la estigmatización y la construcción de estereotipos no
pueden ni deben tener lugar en el ámbito laico.
El principio de Laicidad representa una libertad reconocida a cada uno y constituye un
instrumento necesario para evitar la fragmentación del espacio público de la escuela, en tanto
contribuye a conseguir acuerdos de convivencia razonables y respetuosos.
La Laicidad es un principio “con capacidad regulativa de tensiones en contextos, está en
movimiento – en situación de ‘historia’, (Delahaye, 2011: 539).
En la dinámica de este movimiento de lo social entendemos a la Educación Laica como
principio y como proceso de aprendizaje para vivir y convivir en una sociedad pluricultural,
reconociendo la riqueza de la diversidad y la condición de iguales en la condición humana.
4.3.4. IGUALDAD
“designa el modelo de justicia que permite que todos participen en una misma
competencia, sin que las desigualdades de fortuna y de nacimiento determinen
directamente sus posibilidades de éxito y de acceso a calificaciones escolares
relativamente poco frecuentes”, (Dubet, F.; 2005: 14).
Educar desde el principio de Igualdad nos exige una tarea permanente y colectiva de
objetivación, problematización y superación del sentido común que naturaliza la desigualdad
social y educativa, como condición y posibilidad ética de interrogar el problema de la
desigualdad educativa, de sus condiciones de producción y de reproducción y de sus
consecuencias en la constitución de los colectivos sociales y las subjetividades individuales.
Página 68 de 96
obligaciones que subraya lo que tenemos de común, refuerza la solidaridad, busca la
calidad de la vida social y de la autonomía personal.
b) Inclusión en una práctica educativa solidaria y de construcción de una densa y ampliada
red de solidaridades como garantía de certidumbre, de confianza y auto confianza, de
seguridad para proporcionar el coraje imprescindible para ejercer la libertad y el deseo
de experimentar (Bauman).
c) Inclusión en prácticas educativas de participación colectiva e individual con ejercicio de
una permanente vigilancia sobre formas de exclusión y marginación.
d) Inclusión en una educación que otorga a todos el mismo valor, que considera y que
respeta a todos en nuestra manera subjetiva y única de existir.
e) Inclusión en una educación justa y participación de la educación común.
f) Inclusión en un proceso de avance educativo con estrategias que contribuyan a evitar el
fracaso escolar, forma de control individual a superar en el marco de aprendizajes
significativos, pertinentes y relevantes con esfuerzo y compromiso colectivo e individual.
g) Inclusión educativa como sujeto del Derecho Social a la Educación que promueve un
ideal de justicia reparadora, se funda en el principio de Solidaridad Social. Vigencia plena
de derechos sociales, trabajo efectivo y condiciones decentes de existencia para todos,
resultan exigencias indispensables para que cada uno encuentre, recobre o conserve un
lugar en el continuum de las posiciones socialmente reconocidas; (Castel, R.; 1999:457).
4.3.6. UNIVERSALIDAD
Este principio alude al libre acceso a la educación de todo el colectivo social sin
distinguir raza, sexo, religión, y/o cualquier condición social, política y cultural, atendiendo a las
particularidades de cada comunidad en su diversidad social y a la interculturalidad existente.
Este pretende el libre acceso, permanencia, egreso y recurrencia en todos los tramos del
derecho a la educación y comprende la inclusión de todos los habitantes del territorio.
La universalidad parte de la idea de que todxs somos iguales frente al derecho a la
educación y por tanto nos rige el principio de igualdad ante una educación académicamente
efectiva, socialmente justa y culturalmente relevante.
Desde los estudios de Políticas Sociales se interpreta que es un principio que contempla
la relación entre Derechos Sociales y Políticas Públicas y que atiende el objetivo democrático de
no discriminación de ciudadanos al acceso de bienes y servicios públicos, indivisibles y a
disposición de todos, sancionando el establecimiento de criterios desiguales de elegibilidad que
humillen, avergüencen y / o estigmaticen.
Se lo define como un principio de resguardo, prevención y protección de los derechos
sociales y como arma de lucha colectiva por mejores condiciones de vida y de ciudadanía.
Página 69 de 96
Cuando hablamos de Universalidad estamos hablando de un TODO, de una totalidad
que contempla múltiples y diversos universos. Por tanto consideramos la pluridiversidad en un
mismo universo que no es homogéneo sino diverso.
Nos preguntamos si el principio de Universalidad puede encerrar el peligro de
homogeneización, de ignorar o despreciar lo particular y lo singular. Interpretamos que todo lo
universal se tensiona frente a lo pluriversal que se plantea en la interculturalidad si el acceso,
permanencia, egreso y recurrencia a, en y de la educación se da en un marco político y
pedagógico de Justicia Social.
Planteamos la necesidad de historizar el concepto que se universalizó desde el siglo XVIII
al calor del proceso de mundialización capitalista y de las luchas sociales, raciales, de clase,
feministas, que este proceso provocó.
Por ello mismo detrás de este concepto de universalidad, asociado a las luchas por el
acceso a derechos políticos, sociales y económicos se esconde la “universalidad” occidental,
blanca, sexista. Una universalidad que mediante genocidios, etnocidios, feminicidios y
epistemicidios impone una única visión del ser humano, una única mirada sobre la sexualidad y
el amor, un horizonte de vida uniformado a través del trabajo asalariado, enajenado en la
estructura de relaciones de explotación y expropiación.
Desde la crítica esgrimida vinculamos el enfoque crítico de universalidad al principio de
Pluriversalidad, para visibilizar otras concepciones de ser humanx, otras miradas sobre la
sexualidad y el amor, otras perspectivas de vida que no restrinjan el lazo social fundante al
trabajo. Con ello lograremos instalar “horizontes de vida pluriversales más que universales. Esto
es, horizontes de vida basados en la pluriversalidad como proyecto universal, (Mignolo, 2014).
4.3.7. INTERCULTURALIDAD
Página 70 de 96
descolonización del currículum, de construcción de otras y justas prácticas pedagógicas e
institucionales.
Se entiende que la Educación Intercultural es una perspectiva educacional crítica para la
escolarización de toda la población, que se sustenta en el derecho de todos a mostrar, poseer,
intercambiar los conocimientos, experiencias y modos de ver y vivir en el mundo. Implica
respeto y aceptación de las diferencias, la crítica del etnocentrismo y el racismo nacionalista
que se impone bajo el currículum explícito, oculto u omitido. Se entiende a la Interculturalidad
“como proyecto político enlazado con una pedagogía crítica que parte de la necesidad
de implosionar epistémicamente en el conocimiento hegemónico y dominante; no busca ser
incluido en él (como el multiculturalismo neoliberal), sino intervenir en él, generando
participación y provocando una contestación y cuestionamiento” (Walsh, 2007).
No busca la integración, sino el respeto y la aceptación de las diferencias, puesto que la
educación intercultural está centrada en la diferencia y la pluralidad cultural que se opone a la
integración entendida como asimilación.
En este sentido, la “interculturalidad no es ni una suma ni un consenso; es más bien el
disenso desobediente con relación a un discurso racial, patriarcal, sexista: es decir colonial”,
(Díaz, 2010:7).
Esta definición de Interculturalidad excede a la cuestión nacional. Tiene en cuenta la
diversidad de grupos con distinciones culturales por origen, regionales, como pueden ser las
diferencias en relación a quienes vienen del campo o de la ciudad, por elección sexual, por color
de piel y mil particularidades más que son notadas por todos en las escuelas y son origen de
discriminación y diferenciación estigmatizadora.
¿Por qué la Interculturalidad con el Pueblo Mapuche en la Provincia de Neuquén?
Ante diversos y numerosos conflictos suscitados en las escuelas por hechos de
discriminación y negación se formalizaron demandas concretas por parte de los representantes
de los pueblos originarios del país que han sido consideradas en los ordenamientos legales
vigentes.
El capítulo XI, título – Educación Intercultural Bilingüe -, de la Ley de Educación Nacional
26.206 (2006), consagra a la Educación Intercultural Bilingüe como “la modalidad del sistema
educativo de los niveles de Educación Inicial, Primaria y Secundaria que garantiza el derecho
constitucional de los pueblos indígenas, conforme al art. 75 inc. 17 de la Constitución Nacional,
a recibir una educación que contribuya a preservar y fortalecer sus pautas culturales, su lengua,
su cosmovisión e identidad étnica” (art. 52).
El mismo año se reforma la Constitución de la Provincia de Neuquén, incorporando el
artículo Nº 53, que expresa: “La Provincia reconoce la preexistencia étnica y cultural de los
pueblos indígenas neuquinos como parte inescindible de la identidad e idiosincrasia provincial.
Garantiza el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural. (…)”.
Página 71 de 96
En diciembre de 2014, se reconoce a la Interculturalidad como Modalidad y como
contenido curricular transversal y obligatorio, por Ley Orgánica de Educación Provincial N° 2945
El Pueblo originario preexistente en la provincia de Neuquén, es el Pueblo Mapuche. En
la actualidad hay más de 60 comunidades mapuche en toda la provincia. Al momento el pueblo
mapuche en Neuquén se haya redactando la Ley de Educación Intercultural. Hay tres escuelas
secundarias que se proponen ser interculturales y muchas escuelas tienen proyectos de
interculturalidad con comunidades mapuche.
Partiendo del reconocimiento a la preexistencia del pueblo mapuche en la Provincia del
Neuquén, la interculturalidad con el pueblo mapuche representa reconocimiento de derechos y
por tanto un acto de Justicia Curricular, Social y Escolar.
Reconociendo la pre-existencia del pueblo mapuche, propendemos a una mirada
Pluricultural y al reconocimiento de una identidad pluricultural para la provincia de Neuquén.
Desde el derecho al re-conocimiento es necesario tener en cuenta que:
“la posibilidad de una educación intercultural no descansa
únicamente en la inclusión de nuevos contenidos, sino que
involucra una transformación curricular e institucional en un
sentido amplio; ésta abarca no sólo los contenidos sino
fundamentalmente el tipo de relaciones (docente-alumno; docente
comunidad; docente-conocimiento) y prácticas que han
estructurado la educación ‘tradicional’ (es decir, moderna). En este
sentido, el currículo debe ser entendido en un sentido relacional y
político, representativo de relaciones de saber-poder.”, (CEPINT,
2004).
Página 72 de 96
sexo como criterio de atribución de capacidades, valorizaciones y significados creados en la vida
social, ordenando a la realidad –fuera de los temas que tienen que ver con la reproducción
biológica de la humanidad- con los cajones “esto es femenino” y “eso es masculino” (Morgade,
2001: 11)
Entendemos que se han mantenido prácticas educativas que reproducen una concepción
sexista, signada por la estereotipación de los géneros (en términos binario: hombres y mujeres),
encaminados a un “deber ser” de la masculinidad y feminidad. Estas prácticas, lejos de
cuestionar y transformar críticamente la posición respecto a la perspectiva de género,
conservan y trasmiten estos estereotipos que contribuyen a legitimar la inequidad.
En el año 2006 se sanciona la Ley 26150 de Educación Sexual Integral (ESI) que, junto con
el Programa Nacional de Educación Sexual Integral tienen como objetivo generar el espacio
sistemático de enseñanza y aprendizaje para promover los saberes necesarios para la toma de
decisiones sobre el propio cuerpo, la sexualidad, las relaciones interpersonales de los niños,
niñas y adolescentes. El enfoque integral se corresponde con la concepción de que la
sexualidad abarca aspectos biológicos, psicológicos, sociales, culturales, afectivos, éticos y
jurídicos.
La ESI es una obligación del Estado y un derecho de los y las estudiantes de todas las
escuelas de Argentina y, por tanto, es responsabilidad de los y las docentes enseñar educación
sexual en las escuelas.
En ese sentido, hay que pensar, cuestionar y modificar las construcciones sociales que se
reproducen en la relación entre escuela, géneros y sexualidades. Esto también democratiza la
escuela para darle significación y cuidado a una parte significativa de la experiencia humana. Se
trata de cuestiones esencialmente políticas, que deben ser parte de las políticas públicas y que
la escuela como institución estatal no puede desatender. Por tanto, es necesario asumir la tarea
y el compromiso de revisar el paradigma de la heteronormatividad vigente en el currículum
oculto de la escuela tradicional.
Página 75 de 96
Una educación pública basada en los Derechos Humanos implica el rescate de las
memorias insurgentes pasadas y presentes desde una visión pluriversal de la condición
humana. Esto permite fundamentar la presencia en este currículum de principios tales como la
Interculturalidad, la perspectiva de género y la Justicia curricular entre otros.
Para el caso de este currículum situado, una educación en Derechos Humanos señala el
imperativo ético y pedagógico de responder a las memorias populares que hicieron del país un
modelo a imitar en ese terreno y de la provincia “la capital nacional de los Derechos Humanos”
Bibliografía
AA.VV. (2011). Cuadernos de discusión N°3 ¿Qué significa calidad educativa? UNIPE: La Plata.
Álvarez-Uría, F. y Varela, J. (1991). Arqueología de la escuela. La Piqueta, Madrid.
Barco, Silvia (2008), “El derecho a la educación”, en
http://ifdbeltran.rng.infd.edu.ar/sitio/upload/. (fecha de consulta: diciembre de 2016)
BERNABÉ Villodre, María del Mar. (2012). “Pluriculturalidad, Multiculturalidad e
Interculturalidad, conocimientos necesarios para la labor docente”. Universidad de Valencia. En
Revista Educativa Hekademos.
CASTRO GÓMEZ Santiago y GROSFOGUEL Ramón (Compiladores).2007. “El giro decolonial.
Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global.” Bogotá: Siglo del
Hombre Editores; Universidad Central, Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos y
Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Pensar.
CEPINT. (2004) “De la discriminación a la interculturalidad: movilización mapuce en torno a la
educación pública”.
Confederación Mapuce de Neuquén (2010). Propuesta para un KVME FELEN MAPUCE.
Neuquén- Argentina.
Castoriadis, Cornelius, (2007). La institución imaginaria de la sociedad. Tusquets, Buenos Aires.
DA SILVA, T. (1997). Descolonizar El Currículo. Estrategias Para Una Pedagogía Crítica
DIAZ, Raúl (2010). Territorio, Pueblo, Autonomía y Traducción. En: Foro Cultura, Identidad y
Transformaciones Sociales. FACE. UNCo.
Dubet, F. (2005). La escuela de las oportunidades. ¿Qué es una escuela justa? España: Gedisa.
FERRAO CANDAU Vera María (2010). Educación intercultural en América latina: distintas
concepciones y tensiones actuales. Universidad Católica de Rio de Janeiro.
Giddens, A. (2009) Sociología, Alianza Editorial, 6º edición
Imen, Pablo (2015), “¿Para qué educamos? Proyectos pedagógicos en disputa” en Cuadernos de
ATEN 2, Neuquén.
Página 76 de 96
Imen Pablo (2005). La escuela pública sitiada. CCC, Buenos Aires, pág. 213.
JACKSON, Jean (1995) “Cultura genuina y espuria. Las políticas de la indianidad en la región de
Vapués” (selección) Mimeo.
Karel Kosic (1967). Dialéctica de lo concreto. Estudio sobre los problemas del hombre y del
mundo. Mexico, Grijalbo.
LANDER Edgardo (compilador) (2011), La colonialidad del Saber: eurocentrismo y ciencias
sociales”. Perspectivas latinoamericanas. Ediciones CICCUS.
Morgade, Graciela. (2001) Aprender a ser mujer, aprender a ser varón. Buenos Aires:
Novedades Educativas.
Paviglianiti, Norma (1993), “El derecho a la educación. Una construcción histórica polémica”.
Publicaciones de la Federación Universitaria Buenos Aires. Argentina
Ranciére, J. (2006). El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual.
Buenos Aires: Editorial Tierra del Sur.
Raymond Williams. Marxismo y literatura. Barcelona, Península, 1980.
Rodríguez de Anca, A., Villarreal J. y Alarcón, A.M. (2015), Ficha de Cátedra. Antropología Social
y de la Educación. Universidad Nacional del Comahue. Facultad de Ciencias de la Educación.
Scioscioli, Sebastián 2015, La educación como derecho fundamental. Implicancias y alcances en
el contexto de un Estado Federal, EUDEBA, Buenos Aires.
Tenti Fanfani, E. (2007). La Escuela y la Cuestión Social. Ensayos de Sociología de la Educación.
Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
Tenti Fanfani, E. (compilador) (2008). Nuevos temas en la agenda de Política Educativa. Buenos
Aires: UNESCO / IIEP. Siglo XXI Editores.
Van Zanten, A. (coordinadora (2011). Dicionário de Educacao. Petrópolis: Editora Vozes.
Vitar, A. (coordinadora) (2006). Políticas de Educación. Argentina: Miño y Dávila.
Fuentes Documentales
CONSTITUCION DE LA PROVINCIA DE NEUQUEN (2006).
LEY DE EDUCACIÓN NACIONAL N° 26.206 (2006).
LEY ORGÁNICA DE EDUCACIÓN PROVINCIAL N° 2945
http://cejis.org/estado-plurinacional-de-bolivia/
Centro de Educación popular e intercultural (CEPINT).2004.
Página 77 de 96
CAPÍTULO V
La Escuela Secundaria: espacio de derecho y democracia
participativa.
La concepción de una Educación Pública tiene su origen en Argentina a fines del siglo XIX
cuando se propone un modelo de articulación del conjunto de la sociedad a partir de un
proceso de fuerte homogeneización cultural, realizado por el Estado como agente político
central, a través de la Escuela Pública como su instrumento, logrando así la conformación de
una identidad nacional. En el siglo XX, ya se reconoce en toda la región al Estado como el
referente material y simbólico más importante, tanto por la administración, la gestión y el
financiamiento de las instituciones escolares como por la provisión de un sentido que se
pretendía universalista y que expresaba en clave nacional la cultura civilizada (Tiramonti, 2003).
El Estado ligado a la creación de una nacionalidad argentina, y mediante principios como
obligatoriedad, gratuidad, neutralidad religiosa y homogeneidad curricular, estuvieron
vinculados a éste objetivo.
Ahora bien, ¿de qué hablamos cuando pensamos en “lo público”? Desde los inicios del
Sistema Educativo Argentino, “lo público” estaba vinculado fuertemente con la creación,
organización y dirección de la Escuela como una institución del Estado (Ley 1420 de 1884): lo
público era sinónimo absoluto de lo estatal. El Estado nacional no solo impulsaba sino que
también garantizaba el derecho a la educación (en cuanto al mínimo común) para toda la
población (Feldfeber, 2003). Tanto es así, que hasta hace unas décadas, no existían dudas
cuando se hablaba de “lo público” en contraposición de “lo privado”. Lo público y lo privado
desde sus orígenes en el campo jurídico (Feldfeber, 2003), estaban asociados a:
a) “lo referido al colectivo vs. lo que refiere al individuo que evolucionará hacia la
dicotomía entre lo político-estatal y lo civil;
b) lo abierto, lo accesible vs. lo cerrado, lo clausurado, que se sustrae a la disposición de
los otros, sentido presente en el concepto de “esfera pública”, según lo define
Habermas, como espacio de comunicación abierta;
c) lo manifiesto, lo visible, lo transparente vs. lo secreto, lo oculto, lo sustraído a la mirada
(Rabotnikof, 1997)”
Más allá de estas distinciones, con las Reformas Educativas neoliberales de los años 90,
asistimos a la construcción de un nuevo sentido para la Educación Pública. En un proceso
político-económico-cultural de escala global, el papel del Estado fue profundamente
impugnado. El modelo de Reforma del Estado buscó privatizar diferentes dimensiones de ese
Página 78 de 96
espacio público que había sido reconocido solo como estatal. El saldo durante años fueron
derechos mercantilizados como servicios, la ciudadanía entendida como capacidad de
consumo, transferencia de recursos económicos para los sectores privados, políticas de
descentralización para trasladar la responsabilidad por el cumplimiento de los derechos a las
instituciones y a los sujetos, meritocracia estudiantil e institucional, etc. La lógica del mercado
logró insertarse en el espacio público a través de tramas discursivas e ideológicas que por un
lado, aniquilaron al Estado como garante único y efectivo del Derecho Social y por otro,
exaltaron las posibilidades y “bondades” de los actores de la sociedad civil que en esta lógica de
mercado, entran a escena con una potencia arrolladora.
Uno de los nudos que resignifican el sentido de lo público tiene que ver con “una retórica
que destaca la supuesta eficacia del sector privado frente al público y la eficiencia en la
utilización de los recursos. La consideración de la educación como un gasto social –antes que
como una inversión- justifica el impulso y desarrollo de la educación privada, debido a que al
Estado le cuesta menos subsidiar a un alumno en el sector privado que financiarlo en el sistema
estatal” (Feldfeber, 2003). Lo público se redefine en términos de la gestión, entendida esta
última desde un paradigma gerencialista y tecnocrático. En este proceso de redefinición, “el
Estado pasó de ser considerado un agente dinámico y promotor del desarrollo a visualizarse
como un obstáculo para el crecimiento social, lo que justificó desde una perspectiva oficial, la
necesidad de un Estado mínimo y la reducción del aparato público” (Borón, 1999).
Las fronteras de lo que era definido históricamente como Educación Pública, por estas
reformas educativas (Ley Federal de Educación de 1993 y Ley de Educación Nacional de 2006 en
continuidad) se ensanchan para albergar también la educación privada. Y a la vez, se restringe
la noción de universalidad de la Educación Pública como espacio de materialización de
derechos. Así, por un lado el horizonte del espacio público en materia educativa se amplía para
“incluir tanto la educación pública de gestión estatal como la privada, reduciendo su diferencia
a un problema de gestión. Por otro, a partir del desarrollo de políticas focalizadas y
asistenciales, la escuela pública redefine su dimensión de universalidad asociada a la idea de
derecho para todos los ciudadanos” (Feldfeber, 2003). Lo que era conocido como Educación
Pública, empezó a ser definido como educación de gestión estatal y resignificado en términos
de circuitos diferenciados (escuelas estatales para las grandes mayorías y escuelas privadas
para una minoría). La educación de gestión privada se abrió camino como un espacio “público”
entre el Estado y el Mercado (en términos de competencia y responsabilidad individual por los
resultados) o en todo caso como un espacio de construcción entre el Estado y algunos sectores
de la sociedad civil (ONGs, asociaciones, fundaciones, iglesias, movimientos sociales, etc., que
en muchos casos la Ley de Educación Nacional reconoce como de “gestión social”).
Este marco normativo vigente supone que toda la educación es pública y la dicotomía
“público-privado” solo reside en la gestión y la posesión del edificio. Políticamente esta
concepción significa en concreto “el reconocimiento del sector privado a participar en igualdad
de condiciones del presupuesto educativo. En tanto toda la educación es pública y la
Página 79 de 96
Constitución Nacional consagra la libertad de enseñanza, de acuerdo con el principio de justicia
distributiva se considera que todos tienen derecho a participar del presupuesto y el Estado debe
subsidiar tanto a la educación pública de gestión estatal como a la educación pública de gestión
privada” (Feldfeber, 2003).
Consecuencia de estas políticas educativas, el sistema se reservó para sí mecanismos para
procesar tendencias de masificación, conservando la capacidad de selección: unos circuitos
diferenciados y un circuito único, donde el primero aparece en relación con el origen de los
estudiantes y el segundo construyendo posibilidades muy diferentes. En este escenario, el
sistema educativo no es otra cosa que un conjunto de fragmentos institucionales donde es
difícil reconocer sentidos compartidos y la garantía del Derecho Social a la educación. Más bien,
se registra una explosión de sentidos, cada uno de los cuales se construye en diálogo con las
expectativas, las estrategias y los capitales familiares-sociales por un lado y los recursos
institucionales por el otro.
Teniendo en cuenta el Documento de devolución “Educación, Educación Secundaria y
Escuela Secundaria” y las matrices que elaboraron los distritos de la provincia, nuestras
Escuelas Secundarias plantean concepciones acerca del espacio que ocupan y que se asocian a
un sentido de lo “público” y la materialización de derechos:
✓ Espacio de maduración, conformación de la identidad personal.
✓ Espacio abierto que atiende la diversidad.
✓ Espacio de socialización y vivencia intercultural.
✓ Espacio formal responsable de la educación integral que forme para el trabajo, el ámbito
académico y la formación de la ciudadanía.
✓ Espacio de encuentro, socialización, contención y formación
✓ Espacio donde todos los sujetos tienen la posibilidad de compartir experiencias
comunes, intelectuales e ir construyendo su individualidad en el marco de la
construcción colectiva.
✓ Espacio físico, social, emocional, afectivo, de todxs los que transitan un mismo itinerario.
Desde estas concepciones amplias sobre la Escuela Secundaria (como espacio material,
como trayectoria personal y colectiva, como tiempo y lugar de relación social, afectiva y
emocional, etc.) entendemos que se la puede comprender como Espacio Público de Derecho.
Un espacio vital para las grandes mayorías populares porque es “uno de los pocos y últimos
lugares que acoge muchedumbres, produce aglutinaciones, admite y promueve dependencias y
libertades, instaura cuidados, asistencias, comunidades, y egoísmo, tierra de reciprocidades,
sitio donde la gente está junta de alguna forma haciendo alguna otra cosa que no sea consumir
o lincharse” (Antelo, E., “Falsa antinomia entre enseñanza y asistencia”, Revista Monitor nº4,
2005).
Página 80 de 96
Creemos que la cuestión de “lo público” en materia educativa no puede reducirse a un
problema de gestión, ni de posesión de edificio. Cuando en este capítulo se plantea que la
Escuela Secundaria es un Espacio Público de Derecho estamos pensando en la construcción de
Ciudadanía en el más amplio de los sentidos: como creación persistente, democrática, afectiva
y colectiva de espacios necesarios de libertad y manifestación de lo diverso en torno de
proyectos educativos comunes y fraternos. No es más ni menos que recuperar La Política y por
consiguiente un “carácter público” en nuestras escuelas. El espacio público de derecho es un
ámbito para la educación en tanto Acto Político, entendido éste como lucha y acontecimiento
individual-colectivo-transformador, y como práctica desde un paradigma de una Justicia Social y
Curricular.
Página 81 de 96
producción histórica de más (o, como también puede ser el caso, menos) igualdad a lo largo del
tiempo” (Conell, 1993).
Algunas de las medidas políticas concretas para la garantía efectiva del principio de
Inclusión tienen que ver con la provisión de recursos materiales-didácticos, una política de
formación docente permanente, aulas sin sobrepoblación, escuelas en condiciones edilicias
adecuadas, una planificación y ejecución de mantenimiento edilicio, etc.
El principio de Universalidad está asociado con el Derecho a la Educación del colectivo
social, con la igualdad en el ejercicio del Derecho y con la capacidad de la Escuela Secundaria
de ofrecer educación con iguales posibilidades y sin distinciones discriminatorias.
Concretamente expresa la cobertura del Sistema Educativo respecto de la efectiva realización
de la obligatoriedad escolar. Implica un Núcleo de Contenidos en Común para todas las
Orientaciones de la Escuela Secundaria, reconociendo su contexto y realidad cultural. La
universalización del currículum en sentido amplio tiene estricta relación con el principio de
Obligatoriedad compartiendo como desafíos los problemas de desgranamiento, abandono,
sobreedad y repitencia.
Página 83 de 96
● Repensar los modos y sentidos del trabajo en grupo. Si bien el trabajo en grupo ya es casi
una consigna clásica de las tareas áulicas o institucionales, es necesario volver a pensar en
qué situaciones/contextos conviene practicarlo, con qué finalidades, con qué metodologías,
con qué cantidades de participantes, cómo definimos la relación entre el trabajo individual y
grupal a la hora de concretar una tarea o una producción, etc. Es interesante repensar que el
hecho de proponer un trabajo en grupo, no necesariamente promueve una práctica
eminentemente colectiva y cooperativa. La cooperación, la distribución de tareas, el rol de
cada unx, el saber escuchar, el saber aportar, la conciencia de lo colectivo, se enseñan en
procesos de largo plazo. También creemos que el aprendizaje grupal resulta ser, segùn se
plantee, una estrategia de praxis emancipatoria riquìsima al momento de aprender y
enseñar, y en muchos casos ha dejado de ser una estrategia ocasional segùn la planificaciòn
del docente para convertirse en un dispositivo permanente en las clases.
● Revisar la relación entre división disciplinar y fragmentación del tiempo, donde el centro
está en la enseñanza y la forma que han adoptado los contenidos en la escuela secundaria.
El tiempo, es visualizado como fragmentado, sujeto a la división por materias
(“fragmentación horaria”, hora/cátedra, bloque). ¿Será posible pensar una Escuela
Secundaria que no siga teniendo la lógica graduada/progresiva y la fragmentación del
conocimiento? Al respecto, se proponen: Materias cuatrimestrales, mayor carga horaria en
cada asignatura, menor cantidad de materias “independientes”. Sin duda, la división
disciplinar y la fragmentación del tiempo en esta Construcción Curricular implican mucho
más que armar una conveniente “grilla” (como en muchos casos se ha hecho hasta ahora
con decenas de Planes de Estudio en nuestra provincia). Más bien, esta tarea será el
resultado de un proceso arduo pero necesario que deberá tener correspondencia político-
educativa y coherencia epistemológica con las definiciones del presente Marco General
Curricular.
Destacamos en este apartado, el concepto de Cronosistema (Terigi, 2010) que
funciona como ordenador del tiempo que es específico de la escuela porque dispone
condiciones para enseñar y aprender: secuencia los aprendizajes en grados, en un
ordenamiento en el que a cada año escolar le corresponde un nivel de esa graduación,
agrupa a los sujetos según sus edades, poniéndolos a todos en un hipotético punto de
partida común, segmenta la jornada escolar en unidades uniformes de tiempo (la hora de
clase, la hora cátedra, el módulo, el bloque), el año escolar en trimestres, etc. Todas
segmentaciones con consecuencias importantes para la enseñanza. Por ejemplo la
sobreedad es una idea que visibiliza a aquellos que se apartan de ese ritmo esperado y a la
vez son considerados sospechosos de riesgo educativo.
● Repensar la cantidad de tiempo de clases semanales. Se propone doble jornada donde se
posibilite el trabajo entre tutores y estudiantes, donde se pueda trabajar en las diversas
necesidades para avanzar en sus trayectos formativos.
Página 84 de 96
● Repensar el tiempo de trabajo junto a lxs pares docentes. Se propone trabajo en equipo,
parejas pedagógicas, mayor cantidad de tiempo para el trabajo entre pares. Reunirse
institucionalmente para proyectar, planificar, evaluar, acordar, articular, coordinar
actividades, revisar la práctica, etc. Habilitar todos los recursos para facilitar la
comunicación. Todo esto se propone a partir de situaciones actuales en las que el tan
necesario trabajo en equipo depende de la buena voluntad personal o de las iniciativas de
las jefaturas de departamentos y/o equipos directivos con respuestas favorables o
desfavorables para la dinámica institucional.
● Revisar la finalidad político-educativa respecto de la cantidad de estudiantes por clase en
un aula. “La organización de un espacio serial fue una de las grandes mutaciones técnicas de
la enseñanza elemental. Permitió sobrepasar el sistema tradicional (un alumno que trabaja
unos minutos con el maestro, mientras el grupo confuso de los que esperan permanece
ocioso y sin vigilancia). Al asignar lugares individuales, ha hecho posible el control de cada
cual y el trabajo simultáneo de todos. Ha organizado una nueva economía del tiempo de
aprendizaje” (Foucault, 2006: p. 151). Este fragmento permite pensar y problematizar el
vínculo entre la organización espacial de lxs individuxs y los posibles efectos que tiene sobre
el proceso educativo distintos modos de organización del espacio y el tiempo en la escuela.
Algunos aportes en el proceso de construcción curricular expresan que tiene que haber una
cantidad mínima y una máxima. La cantidad es variable y relativa según los objetivos y
finalidades del área disciplinar, según las condiciones materiales-edilicias. Es necesario
repensar la cantidad de estudiantes por aula en favor de los principios de Inclusión y
Universalidad.
● Problematizar las Trayectorias Escolares, en tanto pensamos el tiempo que cada unx precisa
para construir determinados conocimientos en el aula, en la escuela, desde la propia
biografía. ¿Es posible pensar una lógica curricular-académica en favor de las trayectorias
estudiantiles? Es necesario profundizar el análisis sobre la categoría de Trayectoria escolar:
¿es una categoría que atenta contra la simultaneidad y el espíritu de conservación de un
grupo-división-curso? ¿Es una categoría en favor del estudiantado para promover la
autonomía o es la pura individualidad que transita en la institución escolar?
En este sentido, aportamos las categorías de Trayectorias Escolares Teóricas y
Trayectorias no encauzadas (Terigi, 2010: p.103). La Trayectoria Escolar Teórica es el
itinerario que los sujetos deben seguir según una progresión lineal prevista y una
periodización estándar. Analizando trayectorias, se pueden reconocer itinerarios frecuentes
y coincidentes con las trayectorias teóricas, pero también existen Trayectorias no
encauzadas, porque la mayoría transita su escolaridad de modos heterogéneos, variables y
contingentes. Esto muestra que las trayectorias teóricas suponen una biografía lineal
estándar: se enseña al mismo tiempo los mismos contenidos a sujetos de la misma edad con
dispersiones mínimas.
Página 85 de 96
Estas distinciones interpelan por una reorganización de las trayectorias escolares10.
Algunos modos posibles de afectación de las trayectorias tienen que ver con:
- Revertir la desconfianza en la propia capacidad de aprender
- Visibilización de los sujetos (sus recorridos escolares y sus condiciones estructurales
y subjetivas)
- Enfoques didácticos potentes, que produzcan dominio sobre el saber
- Trabajo con las familias/grupos de referencia
Se requieren en este sentido, iniciativas en cuatro niveles:
1. El trabajo didáctico
2. El trabajo institucional
3. Los aportes de los programas socioeducativos
4. Los aportes de otros sectores del Estado
10
Terigi, Flavia - Taller para Mesa Curricular de Neuquén, 21/09/2016 – ppt.
Página 86 de 96
enseña y por la tendencia de reducir lo didáctico a un problema “doméstico” que cada
docente debe resolver generalmente en soledad. Aun aceptando que los ritmos de
aprendizaje de los sujetos no sean totalmente homogéneos y que en torno a un aprendizaje
principal pueden existir otros que lxs sujetxs realizan de manera asociada o complementaria,
la enseñanza se organiza por defecto según la lógica de la monocronía. Sin duda, el hecho de
tomar decisiones que reconozcan posibles cronologías individuales de aprendizaje y las
promuevan implica un gran esfuerzo específico.
La crisis de la monocronía (Terigi, 2010), tiene que ver con:
- Reconocer que todxs no aprendemos lo mismo en el mismo tiempo,
- sostener que, para lograr aprendizajes equivalentes, los recorridos no tienen que ser
necesariamente los mismos para todxs,
- y superar la repitencia como única forma histórica de reagrupamiento.
Frente a esta crisis de la monocronía, pretender que lxs sujetxs realicen aprendizajes
equivalentes no implica que los recorridos tengan que ser exactamente los mismos para
todos. La historia de la escolarización muestra que recorridos planificados como idénticos no
han producido aprendizajes equivalentes y que un único recorrido posible de aprendizaje ha
funcionado como condena para aquellxs que no aprenden en el ritmo y en las formas
previstas. Frente a esta realidad crítica, es necesario desarrollar saberes que incrementen la
capacidad para planear no ya un aprendizaje monocrónico sino distintas cronologías de
aprendizaje. En condiciones de enseñanza simultánea, en las que sigue prevaleciendo el
aprendizaje monocrónico, las consecuencias para muchxs serán la repitencia o la ausencia
de aprendizajes. Con la idea de cronologías de aprendizaje (Terigi, 2010) se propone la
aceptación de múltiples secuencias personales de aprendizaje, en contraposición al
aprendizaje monocrónico que está supuesto en la enseñanza graduada y simultánea.
Además de ampliar las cronologías, también será necesario acotar las cronologías que se
pretendan sostener, porque el saber didáctico disponible tiene límites en cuanto a la
cantidad de cronologías que se puedan dirigir de maneras más o menos satisfactorias. Por
otro lado, romper con la monocronía (Terigi, 2010) no significa producir segmentación
educativa, o generación de versiones curriculares pobres. Se trata más bien de generar
diferentes cronologías de aprendizaje que a la larga conduzcan a resultados equivalentes.
● Finalmente, problematizar la concepción de espacio, que no sólo remite a un espacio físico
(establecimiento, aulas, salas y su organización interna) sino también a un espacio social,
emocional, afectivo que tiene relación con lxs estudiantes y con lxs docentes. Respecto del
espacio físico las demandas son: “Edificio propio”, “Sum”, “Modificaciones edilicias
necesarias en función de las materias”, “espacios adecuados para la inclusión”, “Comedores
escolares”, “espacios de recreación y deportes”, “programas de mantenimiento escolar
adecuados”. Respecto del espacio socio-psico-afectivo: “Espacio abierto que atiende a la
diversidad (…) de socialización y vivencia intercultural (…) de maduración” , “de crecimiento,
Página 87 de 96
posibilidad de encuentro, práctica social y política (…) donde la comunidad se vincula con el
conocimiento científico, artístico y deportivo”, “espacio regulador de conductas”, “espacio
normativo de disciplinamiento”. Hay una tendencia a considerar que en la escuela se deben
enseñar normas de conducta y formas de actuar frente a determinadas situaciones. Con esto
también aparece implícitamente una cierta tendencia a homogeneizar comportamientos en
la escuela y una idea de buenos y malos comportamientos.
¿De qué maneras es posible transformar el tiempo y espacio escolar, hoy convertido
en elemento de tiranía administrativa, en un tiempo y espacio como un modo de lo
sensible, como una construcción-duración de la conciencia colectiva? No debemos olvidar
que las formas de utilización del espacio y el tiempo escolar expresan las posibilidades de
apropiación y circulación de los diferentes protagonistas en el ámbito escolar.
Frente a los desafíos que se plantean desde una organización institucional que privilegie
el trabajo en equipo, ¿es posible superar una Escuela desde la metáfora del galpón?: "Una
aglomeración de materia humana sin tarea compartida, sin una significación colectiva, sin
una subjetividad común… ladrillos, un reglamento...algunas rutinas y el resto a ser inventado
por los agentes" (Lewckowicz, 2004: p. 106)
En relación a la actual estructura de nuestras escuelas, cabe también preguntarse: ¿Es
necesario continuar con la arquitectura escolar tradicional o podemos convertirlas en
espacios transformables para hacer posibles otros modos de enseñanza? Una enseñanza
dinámica, pensada e involucrada en un contexto social cambiante. Por supuesto, esto
implica pensar en condiciones materiales que deben ser garantizadas por el Estado.
En muchísimas ocasiones, los tiempos y las urgencias han llevado a las escuelas
secundarias a gestionar la creación de nuevas divisiones y cursos para contener la creciente
matrícula de adolescentes, jóvenes y adultxs. Esta urgencia y necesidad conviven,
contradictoriamente, con el deseo de favorecer las mejores condiciones materiales posibles
para la enseñanza y los aprendizajes. La respuesta remedial del gobierno muchas veces - por
no decir la mayoría - atenta contra este deseo porque la arquitectura y el diseño de los
espacios físicos de las escuelas, sumado a los problemas de organización del mismo que esto
conlleva, no son solidarias con la tan proclamada "igualdad" educativa que se pregona o con
el permanente discurso gubernamental de preocupación por la Educación. Construcciones
escolares más amigables, polifuncionales y dinámicas serían fundamentales a tal propósito,
sumado a la necesidad de que las escuelas públicas con nuevos edificios escolares sean los
que se multipliquen y no las sucesivas creaciones de cursos y divisiones que achican y
comprimen los espacios pedagógicos.
Página 89 de 96
profesor/a) puedan guardar coherencia pedagógica con los principios de la actual
construcción curricular en proceso.
● Las formas de enseñar. En cuanto a lo epistemológico se plantea la necesidad de
nuevas didácticas, pedagogías activas/modernas que prioricen la enseñanza por
descubrimiento, por comprensión, que integre aquel saber/aprendizaje significativo.
También se plantea una formación “más integral” con talleres vivenciales, espacios de
escucha y no solo como transmisión de datos. Al respecto, es necesario seguir
pensando en las demandas de unas didácticas y pedagogías “más modernas”
(actualizadas vs obsoletas). No todo lo considerado “moderno-actual” se inscribe como
garante del Derecho Social a la Educación. Lo metodológico en la enseñanza es una
construcción permanente, es una Construcción Metodológica (Edelstein, 1994) según
las historias, las políticas, las ideologías, la institución, el grupo, el contexto
socioeconómico, etc. Que lo metodológico sea una construcción nos corre del lugar
binario de “actualidad u obsolescencia” en el aula y la escuela.
● Las formas de evaluación, acreditación y promoción. Es importante seguir pensando
qué entendemos por Evaluación en sentido político-pedagógico más allá de la
acreditación, la promoción y todo el bagaje administrativo al que lxs docentes
debemos muchas veces responder. Del mismo modo que en los planteos sobre
renovar las formas de enseñar, también necesitamos repensar que no existen
formatos unívocos para evaluar. Más bien evaluamos para conocer y a la vez
aprendemos de la evaluación. La evaluación es una “actividad crítica de aprendizaje
(…) en el sentido de que por ella adquirimos conocimiento” (Álvarez Méndez, 2001).
Evaluar con intención formativa implica conocer no solo aspectos cuantitativos (por
ejemplo resultados), sino también cualitativos (procesos). Si solo practicamos una
evaluación como rendición de resultados transformamos la motivación por aprender
(intrínseco) en motivación por aprobar (extrínseco), transformamos relaciones de
saber en relaciones de poder. Más que pretender ser objetivos, en la evaluación se
trata de ser justos. Tradicionalmente la evaluación se ha identificado con funciones de
calificación, certificación, verificación de aprendizajes (como paquetes cerrados de
conocimiento) sin discriminar el saber del despiste, la ignorancia de la falta de
memoria, el azar del error o del desliz, la respuesta elaborada de la respuesta copiada,
etc. Es necesario recuperar un “sentido de justicia” en la evaluación y tomarla como
actividad para seguir aprendiendo. Una dimensión ética propone preguntas
interesadas en conocer qué fines persigue la evaluación, qué usos tendrán los
resultados, al servicio de quién está la evaluación.
Es interesante también pensar la relación entre una concepción de evaluación
centrada sólo en el/la docente y lxs estudiantes como sujetxs expuestxs a la
comprensión de este docente. Al respecto, vale postular que el fracaso escolar
masivo, las dificultades en el aprendizaje, los problemas de adaptación, analizados
Página 90 de 96
como efectos de un sistema de actividad, se definen en numerosas instancias
capilares, en eventos evaluativos en los que un docente decide que un estudiante no
aprende, o no lo hace en los ritmos y de las formas en que lo espera (21/09/2016
Flavia Terigi – ppt. Taller para Mesa Curricular de Neuquén).
● Gabinetes interdisciplinarios. En varias oportunidades se ha planteado la necesidad de
estos gabinetes pero no se han explicitado claramente objetivos, finalidades,
conformación, prácticas de abordaje, etc. ¿Respondería a los sentidos sociales
relacionados con la Contención? ¿Se está pensando que la estructura de gabinete
existente en el CPE tenga una presencia permanente en cada escuela secundaria (un
equipo de profesionales)? ¿Sería una suerte de extensión profesional de la tradicional
“Asesoría Pedagógica” -hoy desbordada por los emergentes institucionales-? ¿Es un
ámbito en el que recaerían las problemáticas que el docente de aula no puede
abordar? Es una demanda y propuesta para seguir pensando.
Página 91 de 96
necesidad de este tiempo de trabajo para: conversar y abordar sobre situaciones
problemáticas con los estudiantes (cómo conviven en la escuela), desarrollar proyectos
educativos, fortalecer la comunicación institucional, pensar la tarea educativa con toda
la comunidad (padres, madres, estudiantes), evaluar el trabajo institucional de cada
escuela con lxs estudiantes, planificar con lxs pares de otras áreas. Es una propuesta
para seguir pensando en estricta coherencia pedagógica con los principios de Inclusión,
Universalidad, Género, Interculturalidad.
Página 92 de 96
● Cuestionamientos sobre la idea de “Cultura general”. Ya sabemos que esta idea
caracterizó a la Escuela Secundaria en sus orígenes y por mucho tiempo se opuso a lo
técnico, lo práctico, lo instrumental vinculado al trabajo. Esta distinción tiene
vinculación directa con la separación histórica entre las modalidades bachiller/técnica.
Por otra parte, nos impide pensar los compromisos de la modalidad técnica con los
Contenidos Comunes y la necesidad de pensar el Trabajo como una cuestión no
exclusiva de la modalidad técnica sino como un debate propio de todas las escuelas. En
todo caso, es viable pensar si creemos en “una” Cultura General o si más bien
podemos pensar en Contenidos Comunes a partir de los principios político-educativos
de Universalidad, Interculturalidad, Género, Derechos Humanos, Inclusión, etc. y cómo
estos Contenidos Comunes se relacionan con el campo del trabajo en sentido amplio.
● Los sentidos de los “Saberes disciplinares”. Aparecen ligados a la posibilidad de
acceso a estudios superiores. Pero actualmente los contenidos también reciben estas
características: “Obsolescencia”, “desconexión respecto de la realidad”, “abundancia
de contenidos, algunos innecesarios”, “fragmentación del conocimiento”,
“enciclopedismo”, “desactualizados”. Esto se articula con una tensión entre
abundantes contenidos concebidos como innecesarios frente a una visión de la Escuela
como “vacía de contenidos”. También se proponen como parte de Contenidos
Comunes: Ciencias Sociales, Naturales y Exactas, un Enfoque epistemológico crítico,
contextualizado e intercultural, contenidos más significativos donde se tenga en
cuenta los intereses de los alumnos. Es importante revisar la demanda de
“significatividad” como atributo de un contenido. Por un lado, no hay contenidos
significativos en sí mismos porque más bien estaríamos ante una interpretación que
posteriormente puede hacer un docente o el grupo de estudiantes. Por otro, es válido
pensar sobre los intereses de los estudiantes en términos de lo que en los documentos
anteriores se planteaba a partir de la flexibilidad del currículum.
● La relación entre “Hábitos y valores - buena convivencia” y los contenidos
disciplinares. Se ha afirmado la necesidad de enseñar a partir de estos tópicos. Se cree
que existen Valores en tanto contemplen empática, respetuosa y colaborativamente al
Otro, ponderen la autonomía y la heteronomía, promuevan adquirir hábitos de
estudio, se articulen con los Derechos Humanos. Pero destacamos también que los
valores nunca están despojados de sentidos históricos, políticos y sociales. No se trata
de categorías inmutables y comprendidas por todxs desde un único sentido. Al
respecto, es necesario seguir pensando: ¿Qué implica la “buena convivencia”? ¿Los
valores están desligados de los contenidos disciplinares? Cuando se enseñan
contenidos disciplinares ¿No se enseñan unos valores, una forma de entender las
relaciones de género, una visión sobre las culturas, incluso una concepción acerca de
lo que es el conocimiento válido que es histórica y cultural? La dimensión ético-moral
está presente en casi todas las acciones sociales: “no hay educación en valores sin
ciencias sociales, puesto que son ellas las que deben proveer las herramientas para
Página 93 de 96
entender los procesos sociales de producción de la injusticia y la opresión desde una
perspectiva histórica. Sin esta explicación imprescindible, la educación en valores no es
más que otra forma de psicologismo y/o moralismo estéril” (Grimson y Tenti Fanfani,
2015: p. 117)
Página 94 de 96
5.3. GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN DE LA ESCUELA SECUNDARIA
Página 95 de 96
como una posible toma de conciencia que dé cuenta de que todo aquello que ocurre
cotidianamente en la escuela, requiere ser articulado en torno a lo que se considera una
gestión integral de la educación, en la cual se generen condiciones para que sus actores logren
reflexionar en sus tareas y puedan proyectarse en sus actividades transfiriendolo a la vez a su
entorno, pretendiendo lo que en palabras de Carlos Matus conformaría la “utopía concreta”.
Las variables que presentan las instituciones suponen distintos modos de organización del
trabajo, de los tiempos, los espacios, además del uso de los recursos. Organizar esta variedad
supone ofrecer una propuesta de enseñanza en la que se reflejen:
● Las diferentes intencionalidades que manifiesten la incorporación de contenidos y la
consecuente modificación de las prácticas pedagógicas.
● Una nueva estructura temporal, incorporando propuestas curriculares de duración
diversa.
● La demanda respecto a una nueva organización de los docentes con la finalidad de
enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje.
● Una previsión respecto de los distintos modos de agrupamiento de los estudiantes.
● El transcurso en espacios institucionales, generando un vínculo pedagógico más potente
entre los/as estudiantes, con los docentes y con el conocimiento dentro de la escuela o
fuera de ella.
● El aprendizaje a partir de múltiples y diversas prácticas de producción y apropiación de
conocimientos.
● La sumatoria de los aportes de otros actores de la comunidad para fortalecer la tarea de
la escuela secundaria.
De este modo, las alternativas para la enseñanza tienen la potencialidad, en función de
las cualidades planteadas, de modificar tanto el modelo escolar como la organización
institucional. Así, es deseable que, sobre la base de la propuesta pedagógica y de organización
escolar estatal se establezcan nuevas formas de enseñanza plasmadas progresivamente.
Página 96 de 96