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EN MÉXICO
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS
Serie DOCTRINA JURÍDICA, Núm. 493
Coordinadora académica: Elvia Lucía Flores Ávalos
Coordinadora editorial: Karla Beatriz Templos Núñez
Edición: Miguel López Ruiz
Formación en computadora: José Antonio Bautista Sánchez
ACTUALIDAD
DE LOS SERVICIOS
PÚBLICOS EN MÉXICO
David CIENFUEGOS SALGADO
Luis Gerardo RODRÍGUEZ LOZANO
Coordinadores
ISBN
CONTENIDO
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
David CIENFUEGOS SALGADO
VII
VIII CONTENIDO
1
2 PRESENTACIÓN
Adolfo Posada y Ramón Jaén], Madrid, Librería Española y Extranjera, 1926, p. 85. Hay
edición más reciente: Las transformaciones del derecho (público y privado), Buenos Ai-
res, Heliasta, 1975, p. 27.
3 Duguit, Manual de derecho constitucional, Granada, Comares, 2005, p. 65. La pri-
mera edición de esta obra, en francés, se publicó en 1911. La primera edición en español
es de 1921, y es traducción tomada de la tercera edición francesa de 1918.
PRESENTACIÓN 3
rrúa-UNAM, 1995, p. 165. También puede verse la definición que ofrece en Derecho
administrativo y administración pública, México, Porrúa-UNAM, 2006, p. 70.
5 Cienfuegos Salgado, David y Rodríguez Lozano, Luis Gerardo (coords.), Actuali-
bas instituciones, aunque en nuestro país los estudios sobre esta temática
han sido, por lo menos, mínimos.
Es algo notorio que desde hace algunos años el estudio del derecho lo-
cal ha generado interés en las discusiones académicas y políticas. Ello ha
traído aparejado un espectacular crecimiento en las fuentes de consulta
sobre la temática y la definición de nuevos intereses y grupos de trabajo,
especialmente en el ámbito universitario, donde desde hace algunos años
la creación de cuerpos académicos ha revitalizado, en parte, el estudio
del derecho local.
Resulta paradójico que en México, Estado federal desde sus oríge-
nes hace casi dos siglos, el estudio del derecho local, o, mejor dicho, de
los derechos locales, haya sido completamente soslayado durante tanto
tiempo, pues puede afirmarse que durante todo el siglo XIX y la mayor
parte del siglo XX no hubo una doctrina sobre el derecho de las entidades
federativas, lo que trajo consigo también la aseveración de que el estudio
del modelo federal mexicano experimentó un impasse, que se tradujo en
un estancamiento en la concepción del derecho constitucional y adminis-
trativo de y en las entidades federativas, concepción que por lo menos
debería ser calificada de dinámica en un Estado como el mexicano, con
tantas transformaciones sociales, políticas y económicas.
Para nadie resulta extraña la mención del federalismo o de la idea del
sistema federal, pero pocas veces nos hemos detenido a pensar en los
avatares que ha tenido esta idea en el México contemporáneo, y sobre
todo poco nos hemos puesto a reflexionarlo desde la perspectiva admi-
nistrativista o de los entes locales. Si bien la configuración de un ámbito
dual de derecho en México tiene su origen en la adopción e instauración
del modelo federal en la Constitución de 1824, no será sino hasta fines del
siglo XX cuando se inicie una exploración académica y política de las
repercusiones y alcances de tal decisión fundamental.
El marco normativo de este modelo organizativo parte de la Consti-
tución Política de los Estados Unidos Mexicanos. En tal sentido, los ar-
tículos 40 y 41 constitucionales señalan la dualidad presente en el orden
jurídico al señalar la soberanía de los órganos federados “en todo lo con-
cerniente a su régimen interior”, limitada por los principios de la misma
ley fundamental. Amén de ello, en forma explícita la Constitución federal
señala en su título quinto (artículos 115 a 122) algunos de los lineamien-
tos para la organización de los poderes públicos locales, entre los que se
PRESENTACIÓN 5
6 Con su característico acierto, Jorge Fernández Ruiz ha señalado cómo las reformas
al marco constitucional relativo a los servicios públicos municipales han adolecido de
algunos defectos, y que éstos son trascendentes por partir de errores de conceptualización
respecto de términos como servicios, funciones y obras públicas, de los cuales enfatiza
el autor “lejos de ser sinónimos o diversas maneras de llamar a una misma actividad,
son categorías jurídicas diferentes, y también distintas a las actividades socieconómicas
residuales, ya sean éstas de interés público o simple”. Véase Fernández Ruiz, Jorge, “La
noción del servicio público y el artículo 115 constitucional”, en López Olvera, Miguel
Alejandro (coord.), Estudios en homenaje a don Alfonso Nava Negrete. En sus 45 años
de docencia, México, UNAM, 2006, pp. 75-95.
7 Son pioneras e indispensables en el estudio del tema las obras de Jorge Fernández
Estado por los daños que con motivo de su actividad administrativa irre-
gular cause en los bienes o derechos de los particulares, será objetiva y
directa. Los particulares tendrán derecho a una indemnización conforme
a las bases, límites y procedimientos que establezcan las leyes”.
En suma, tratándose de los servicios públicos hay muchos temas que me-
recen y deben ser explorados, y todos ellos desde la concepción que pue-
da tener el derecho público del Estado mexicano de este nuevo siglo.
Como afirma Serrano Migallón, hay una cuestión de primer orden detrás
del estudio de las nuevas formas de organización de los servicios públi-
cos: un nuevo concepto de Estado:
10 Idem.
PRESENTACIÓN 9
tro país ha sido tema de amplia discusión. Al respecto, la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, al interpretar el artículo 133 constitucional, ha establecido diversos criterios. El
más reciente de ellos establece que por encima de los tratados internacionales se encuen-
tra la Constitución, y por debajo de éstos, las leyes federales que emanen del Congreso de
la Unión.
4 Carbonell, Miguel, Los derechos fundamentales en México, México, Comisión Na-
interesante comentario lo realiza Héctor Fix-Fierro, al señalar que los derechos humanos
son una categoría superior al de garantías individuales, y éstas constituyen el recono-
cimiento de un derecho humano por el Estado, a pesar del artículo 1o. de nuestra carta
magna vigente, ya que “hay indicios para suponer que el Constituyente de 1917 no tenía
una idea precisa de los que implicaban ambas concepciones (y, por lo tanto, tampoco
pretendió zanjar la discusión), pero sí consideraba que los derechos debían quedar clara-
mente establecidos y definidos en la Constitución, lo que se puso sobre todo de manifiesto
al discutirse los derechos sociales. Hoy se acepta, más allá de las discusiones filosóficas,
que los derechos pierden valor si, además, no existen los medios para hacerlos efectivos,
es decir, que éstos son tanto o más importantes que la declaración del derecho mismo”,
Fix-Fierro, Héctor, “Comentario al artículo 1o. constitucional”, en Derechos del pue-
blo mexicano. México a través de sus Constituciones, 4a. ed., México, H. Cámara de
Diputados-LV Legislatura, Miguel Ángel Porrúa e Instituto de Investigaciones Jurídicas,
UNAM, 2004, p. 7.
7 Cit. nota 4.
SERVICIO PÚBLICO Y DERECHOS HUMANOS 15
cho, podríamos decir que todos los derechos fundamentales son derechos
humanos constitucionalizados”.8
12 Fernández Ruiz, Jorge, “La noción del servicio público y el artículo 115 cons-
servicio público son los siguientes: 3o., fracción VIII; 27, párrafo VII; 28,
párrafo XI; 73, fracción XXV; 110, párrafo III; 123, apartado A, fracción
XXVIII, y 132. Por lo que se refiere al trabajo personal de los servidores
del Estado, se encuentran los artículos 5o. y 13 de la carta magna; además
de los artículos 108 a 114, que en conjunto conforman el título relativo a
las responsabilidades de los servidores públicos, y una innovadora y muy
interesante figura: la responsabilidad patrimonial del Estado.
A. Generalidad
B. Igualdad o uniformidad
C. Regularidad
D. Continuidad
cho administrativo. Primer curso, 5a. ed. actualizada, México, Porrúa, 2002, p. 205.
SERVICIO PÚBLICO Y DERECHOS HUMANOS 29
1. Responsabilidad penal
Ahora bien, para poder señalar cuáles son los casos en que un servidor
público incurre en responsabilidad penal, así como las autoridades encar-
gadas de conocer de dichas conductas, en la Constitución se establece,
en el párrafo primero del artículo 109, la competencia para conocer de
dicha responsabilidad a las autoridades del fuero federal como del local,
al señalar que “El Congreso de la Unión y las Legislaturas de los Estados,
dentro de los ámbitos de sus respectivas competencias, expedirán las le-
yes de responsabilidades de los servidores públicos y las demás normas
conducentes a sancionar a quienes, teniendo este carácter, incurran en
responsabilidad...”.
En razón de lo anterior, se debe tomar en cuenta la distribución de
competencias señalada en el artículo 124 constitucional, en el que las
facultades que no están expresamente concedidas por la carta magna a la
Federación, se entienden reservadas a los estados, lo que hasta ahora se
conoce como “facultades residuales”.
Las conductas que establecen los delitos cometidos por los servidores
públicos serán aquellas que se encuentran previstas en el código penal
respectivo, tal y como se desprende de la lectura de la fracción II del
artículo 109 de nuestra carta magna, que dispone que “la comisión de de-
litos por parte de cualquier servidor público será perseguida y sancionada
en los términos de la legislación penal”.
27 Díaz
de León, Marco Antonio, “La responsabilidad penal de los servidores públi-
cos”, Crónica Legislativa, Órgano de Información de la LVI Legislatura, H Cámara de
Diputados, año V, nueva época, núm. 8, abril-mayo de 1996, p. 96.
SERVICIO PÚBLICO Y DERECHOS HUMANOS 31
28 En este sentido, Marco Antonio Díaz de León anota que en sentido objetivo “el
servicio público denota toda la actividad del gobierno estatal”. Por lo que se refiere al
aspecto subjetivo, “los servidores públicos son los sujetos o personas de quienes se sirve
el Estado para que lo representen en el desempeño del gobierno y para conseguir los fines
(del mismo)”. Ibidem, p. 98.
32 ALCARAZ MONDRAGÓN / MATAMOROS AMIEVA
Para poder proceder penalmente por delitos federales contra los gober-
nadores de los estados, diputados locales, magistrados de los tribunales
superiores de justicia de los estados y, en su caso, los miembros de los
consejos de las judicaturas locales, se seguirá el mismo procedimiento de
declaratoria señalado para los servidores públicos del ámbito federal; sin
embargo, en los supuestos de servidores locales la declaración de proce-
dencia será para el efecto de que se comunique a las legislaturas locales,
para que en ejercicio de sus atribuciones procedan como corresponda
(artículo 111, párrafo quinto).
La declaración de procedencia solamente implica la remoción de inmu-
nidad de alguno de los servidores públicos que gozan de fuero constitu-
cional, sin que la remoción de dicha prerrogativa implique un juzgamiento
por parte de la Cámara de Diputados. Al respecto, la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha emitido la siguiente tesis de jurisprudencia:
2. Responsabilidad civil
3. Responsabilidad política
En este aspecto,
la responsabilidad política es la que se hace valer a través del juicio polí-
tico de responsabilidad, en contra de los funcionarios mencionados en el
artículo 110 de la Constitución. Las causas de procedencia de la pretensión
en dicho juicio son los actos u omisiones que redunden en perjuicio de los
intereses públicos fundamentales o de su buen despacho.29
4. Responsabilidad administrativa
cit., p. 218.
33 Véase capítulo II.2.
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA
SEGÚN LA CONSTITUCIÓN MEXICANA
I. Presentación
pp. 401-464.
40 JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN
Sin embargo, no todos los autores siguen esta misma doctrina de los
maestros citados. Felipe Tena Ramírez,4 por ejemplo, mantiene una teoría
diferente, pues para él, el federalismo mexicano es ante todo un fenóme-
no histórico, que debe ser examinado de manera particular tomando en
cuenta la forma en que fue adoptado por México. Igualmente insiste en que
se trata de un sistema “de distribución de facultades entre los dos órdenes
2 VéaseCarpizo, Jorge y Madrazo, Jorge, Derecho constitucional, México, Instituto
Federal Electoral, 1993, p. 91.
3 Idem.
4 Tena Ramírez, Felipe, Derecho constitucional mexicano, 27a. ed., México, 1993.
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 41
cano, p. 126.
6 Ibidem, pp. 101-124.
7 Barragán Barragán, José, Introducción al federalismo mexicano: la formación de
Departamento del Distrito Federal, 1984; Toluca, Universidad Autónoma del Estado de
México, 1984; Historia del Senado, México, Cámara de Senadores, 1987, t. I.
9 Este mismo libro fue publicado de manera independiente con el título Proceso
11 Para una mejor comprensión de este tema recordemos que dicha audiencia virreinal
había sido creada desde los tiempos de Hernán Cortés, pues su primera encomienda fue
la de tomarle el juicio de residencia al propio conquistador. Recordemos, además, que la
Suprema Corte mexicana sencillamente asumió las funciones de audiencia para el Distri-
to Federal y territorios federales, aplicando las leyes históricas coloniales, entre otras las
Siete Partidas y las leyes expedidas por las Cortes españolas de Cádiz. Véase un estudio
pormenorizado en Barragán, José, “El proceso de creación de la primera Suprema Corte
de Justicia”, La Suprema Corte de Justicia y el pensamiento jurídico, vol. 1, pp. 15-74.
12 Véase Martínez Sospedra, Manuel, “El rey en la Constitución de Cádiz: una mo-
los libros de Actas y Diario de Sesiones, que nosotros hemos reimpreso facsimilarmente
en 1980 a través de la UNAM, bajo el título de Actas constitucionales mexicanas: 1821-
1824, de los cuales se han reimpreso 10 volúmenes.
16 Este proceso histórico, además de encontrarse suficientemente documentado, fun-
damentó sus pretensiones políticas en las doctrinas de la escuela jurídica española sobre
la communitas perfecta et integra y su capacidad para autodeterminarse soberanamente.
Véase cómo se produce el proceso de formación del estado de Jalisco, o el de Zacatecas
en nuestro libro Introducción al federalismo... el caso de Jalisco en p.147; el de Zacate-
cas en p. 165; el caso de Oaxaca, p. 139. En todos estos casos, el respectivo constituyente
declaró, como propia y provisional, a la Constitución de Cádiz de 1812.
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 45
ranas de las provincias, así como respecto del proceso de autodeterminación de algunos
municipios hasta el punto de darse su propia Constitución, como el de Leiva, o el de Ma-
riquita, en lo que era el Reino de la Nueva Granada, véase el acta de confederación del 27
de noviembre de 1811 de Santa Fe de Bogotá, en “Congresos de las provincias unidas”,
Biblioteca de Historia Nacional, vol. XXIII, recopilación de Eduardo Posada, Imprenta
Nacional, Bogotá, 1924, pp. 1 y ss.
46 JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN
Por eso el Acta Constitutiva se llamó así, y por eso mismo fue suscrita
por todos los diputados en su carácter de representantes de sus respec-
tivos estados, tal como puede apreciarse en la versión original que se
conserva en el Archivo General de la Nación, reproducida en muchas
ocasiones facsimilarmente, tal como lo hicimos nosotros en nuestro libro
Crónicas del Acta Constitutiva y de la Constitución de 1824, editado por
la H. Cámara de Diputados, México, 1974.
La entidad, pues, que creó dicha Acta, es una entidad moral o ficti-
cia, en el sentido de que es una creación del derecho, que nunca debió
confundirse con lo que es la nación mexicana ni con lo que es el Estado
mexicano, tal como se confunde en los criterios de algunos de nuestros
constitucionalistas, lo mismo que en muchas de las innumerables refor-
mas de los textos constitucionales, por ejemplo del vigente de 1917.
Como bien sabemos, la nación y, en su caso, el Estado tienen entidad
corpórea, porque constan, entre otros, del elemento de la territorialidad
y de la población. En cambio, ninguna de las entidades creadas por el
derecho tienen, como esenciales, ni al elemento territorial ni al elemento
poblacional. Desde luego que, en cuanto personas morales por compara-
ción con la persona física, necesitan no sólo una sede o domicilio, sino
también una voluntad y, de hecho, todas las personas morales, llámense
sociedades, asociaciones, sindicatos o federaciones, tienen su domicilio
y su voluntad, conforme lo ordene su propia norma de creación.
Así ocurre con la entidad llamada federalismo mexicano, que siempre
ha tenido un domicilio (que puede cambiarse cuando el Congreso lo deci-
da) y una voluntad. El domicilio o sede ha sido siempre, desde 1824, la ca-
pital de la nación. Ahora bien, para formar su voluntad, algo fabuloso, se
echó mano de la teoría de la división de poderes y se precisó que esa vo-
luntad no se formalizaría en una asamblea general, tal como acontece en
las sociedades y asociaciones, sino en la existencia de tres poderes, exac-
tamente conforme a la teoría clásica, como los poderes de un Estado.
He aquí lo que ha confundido a nuestros estudiosos. Ellos opinan, de-
jándose arrastrar por las sencillas apariencias, que la entidad federal, por
formalizar su voluntad al amparo de la teoría de la clásica división de po-
deres del Estado, de hecho y de derecho es una misma cosa que el Estado.
Y sobra añadir que esta falacia se ha convertido, no sólo en el elemen-
to de la discordia entre nuestros constitucionalistas y, en general, entre
los estudiosos de nuestro federalismo, sino que, además se ha convertido
en el catalizador más potente de las tendencias unionistas y centralizado-
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 53
23 En nuestra opinión, este texto no permite ni puede tomarse como fundamento jurí-
dico para afirmar “que México es un Estado federal por voluntad del pueblo”, así como
hacen Carpizo y Madrazo en el sentido de que lo federal es una misma identidad que el
Estado. Así como tampoco puede ser fundamento jurídico, como piensan Burgoa y otros,
para incluir lo federal mexicano entre las formas de Estado, si con ello se insiste en con-
fundir lo que son formas de gobierno con el Estado mismo.
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 57
o el cambio por una forma unitaria a la altura de 1836, sin que por este
cambio se modificara el ser de la nación o del Estado frente a la comuni-
dad internacional.
Son palabras del obispo de Calahorra. Por su parte, otro obispo, Lera,
decía sobre el particular que:
25 Barragán, José, Temas del liberalismo gaditano, México, UNAM, 1978, pp. 31-48;
del mismo autor, Introducción al federalismo: la formación de poderes en 1824, cit., nota
7, pp. 36-64; Principios del federalismo mexicano: 1824, cit., nota 8, pp. 121-150.
26 He aquí su traducción: organización social perfecta; comunidad perfecta; república
temporal (no espiritual); una república o Estado perfecto e integro; por tanto, una repú-
blica no subordinada a alguna otra república exterior, porque de otra manera ya no sería
integra. Por tanto, capaz de darse un príncipe (gobierno) independiente, o no subordinado
en los asuntos temporales, bajo ningún modo, a otro príncipe o gobierno.
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 59
beranamente, pero la circunstancia histórica puede no serle favorable, y así, se ven obli-
gados a mantenerse subordinados a otro pueblo que los hace dependientes. Ahora bien,
cuando a esa capacidad intrínseca de autodeterminar se suma una fuerza militar suficiente
como para garantizar la independencia efectiva y real, entonces se deviene justamente
a la plenitud de la soberanía. Pues esto sucedió con los casos de Jalisco y Zacatecas,
aclarando que en otras ocasiones las circunstancias son pacíficas e igualmente favora-
68 JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN
A. Planteamiento general
El mismo sentido aclaratorio tienen los textos de los artículos 45, 46,
47 y 48, que ya no transcribimos para no hacer tedioso nuestro examen.
Pues bien, por las transcripciones que anteceden se percibe con absoluta
claridad que el territorio nacional es algo diferente a lo que son las par-
tes que integran la Federación, precisando que lo federal es nada más
el componente espiritual, o el componente político de dichas partes, el
componente integrador.
Resulta manifiesto que el territorio de la Federación solamente com-
prende o se integra, como lo indica el artículo 43, por los 31 estados y
por el territorio del Distrito Federal. En cambio, el territorio nacional,
que marca los verdaderos límites espaciales del Estado mexicano o de
la nación mexicana, además de las partes integrantes de la Federación,
comprende lo que se dice en las fracciones II, III, IV, V y VI del mismo
artículo 42 arriba transcrito.
¿Qué cosa es la Federación, desde el punto de vista del elemento te-
rritorial? Ya lo sabemos también. Es un componente espiritual, pero no
muerto, ni tampoco inanimado o inerte.
Es un componente vivo, porque tenemos luego una serie de artículos
que le atribuyen vida a ese componente territorial. Se trata de vida políti-
ca, al decir que tendrá unos poderes, tres poderes; es decir, que tendrá una
voluntad política, como la que tienen todas las personas morales creadas
por el derecho, desde las asociaciones, sociedades, hasta las entidades de
carácter público, como es el caso de la Federación mexicana. Esa volun-
tad política adopta para expresarse, no los órganos tradicionales de las
asociaciones y de las sociedades anónimas, sino la teoría clásica de la
división de poderes. Esto viene en el artículo 39, en relación con el 40, el
41, primer párrafo y el 49. Ya los conoce el lector. Sin embargo, importa
mucho para conservar la unidad de nuestro planteamiento que los recor-
demos ahora:
¿Qué dice el artículo 39? Ya los sabemos. Habla de la soberanía na-
cional, y la enuncia como sigue: “La soberanía nacional reside esencial
y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y
se constituye para beneficio de este. El pueblo tiene, en todo tiempo, el
inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.
Es obvio que la soberanía nacional se extiende a todo el territorio na-
cional y abarca no sólo al territorio de las partes que integran la Federa-
ción, sino a los restantes espacios enumerados en las fracciones II, III,
IV, V y VI del citado artículo 42. Con otras palabras, el concepto de la
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 73
soberanía nacional resulta ser mucho más amplio que la extensión que
pueda dársele al poder de la Federación y al poder de cada una de sus
partes integrantes. Y, además resulta diferente, entre otras cosas, porque
dicha soberanía reside en el pueblo, y no en la Federación.
Tan claro y categórico como lo es el artículo 39, aparece el texto del
artículo 40, que dice: “Artículo 40. Es voluntad del pueblo mexicano
constituirse en una república representativa, democrática, federal, com-
puesta de estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen
interior; pero unidos en una Federación establecida según los principios
de esta ley fundamental”.
He aquí lo que es en México lo federal: una simple forma de gobierno
y no, como dice la doctrina general, una forma de Estado. Nunca, ningún
texto histórico fundamental de México ha dicho otra cosa, más que lo que
leemos: que lo federal es una simple forma de gobierno. Es decir, lo fede-
ral es una forma de organización del poder público en México, tal como
lo precisan los artículos 41 y 49, que citamos para recordarlos y leerlos
directamente, sin la perniciosa visión de la doctrina que ha leído en ellos
lo que jamás han dicho:
31 Para salvaguardar este espacio soberano interno de cada estado, el artículo 103
32 Por ello, otra fracción, la III, del artículo 103, previene el mismo juicio de amparo
contra leyes o actos de las autoridades de los estados o del Distrito Federal que invadan
la esfera de competencia de la autoridad federal.
76 JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN
103: es decir, los funcionarios federales solamente pueden ejercer aquellas facultades que
82 JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN
expresamente les encomienda la Constitución y en los términos que les sean asignadas;
de otro modo vulnerarán la soberanía interna de los estados, y procederá al juicio de
amparo.
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 83
Por último, nada más para fortalecer el sentido inequívoco que le es-
tamos dando al artículo 124, recordemos el texto del artículo 21 del Acta
de Reformas de 1824, cuyo enunciado es como sigue: “Artículo 21. Los
poderes de la Unión derivan todos de la Constitución, y se limitan sólo
al ejercicio de las facultades expresamente designadas en ella misma, sin
que se entiendan permitidas otras por falta de expresa designación”.
Como se puede apreciar, el artículo 124 no permite afirmar, como lo
hace Jorge Carpizo y Jorge Madrazo, y otros autores, que las facultades
expresas tengan, al mismo tiempo, el carácter de facultades exclusivas
encomendadas al gobierno federal. De su texto se infiere que lo expreso
no necesariamente está reservado al gobierno federal.
El texto del artículo 124 ciertamente emplea la voz reservadas, pero lo
hace a favor de los estados, y no del gobierno federal. Además, hay otro
argumento, y es el siguiente: que cuando la Constitución quiere que una
materia sea exclusiva de los funcionarios federales, o del gobierno fede-
ral, lo indica de manera expresa y categórica, o cuando menos la idea de
la exclusividad a su favor se desprende, bien de la naturaleza misma de la
materia, como cuando se habla del ejército mexicano o de la defensa del
territorio nacional, etcétera, o bien de alguna otra expresión que tampoco
deje duda de que estamos ante una materia reservada al gobierno federal,
como es la materia de las relaciones diplomáticas y consulares.
Por ejemplo, el artículo 10, que habla de la portación de armas y de la
prohibición de tener o portar armas reservadas al ejército, tiene carácter
federal, ya que toda esta materia debe ser regulada por una ley federal.
Aquí la expresión “ley federal”, aunada a la naturaleza de la materia, nos
lleva a la conclusión de que efectivamente se trata de una competencia
exclusiva del gobierno federal. Ahí están algunas materias del artículo
27, y ahí están las materias del artículo 28 y muchas más materias.34
En suma, todo esto significa que las materias que no vayan acompa-
ñadas de la leyenda de materias exclusivas del gobierno federal serán
necesariamente materias de competencia de los estados dentro de sus
respectivos territorios: la razón es obvia, y se desprende del contenido
del mencionado artículo 124.
34 En estos artículos se enuncia el principio de la propiedad originaria de la nación,
de la cual se desprenden las diferentes especies de propiedad reconocidas en México, como
la privada, la social y la pública. Pero además se aclara que corresponde exclusivamente
al Estado la explotación de la riqueza del subsuelo, la energía nuclear y la electricidad y
otras importantes áreas estratégicas.
84 JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN
confunden facultades concurrentes (como las asignadas en educación, en donde hay con-
currencias de Federación, estados y municipios) con facultades exclusivas de la Federa-
ción. De esta forma, se afirma que todas las facultades previstas en el artículo 73 como
facultades del Congreso de la Unión son facultades exclusivas de dicho poder federal, lo
cual es completamente falso, ya que la mayoría de dichas facultades tienen carácter de
concurrentes.
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 85
vos en los territorios de los municipios y de los estados. Esto es, la única
autoridad competente para autorizar una escuela privada en un municipio
es la autoridad municipal, y no la estatal ni la federal.
Digámoslo con otras palabras: sería absurdo que el municipio de Quitu-
pan, al cual pertenece su servidor, pretendiera crear un sistema educativo
en el Distrito Federal, sujeto a su jurisdicción y excluido de la jurisdicción
que las autoridades del Distrito Federal tienen por razón del territorio.
En suma, todas las materias concurrentes, coincidentes, coexistentes,
etcétera, están sujetas al principio de la territorialidad, por un lado, así
como a la naturaleza propia de cada materia. Es decir, los municipios no
pueden crear escuelas propias sino en su territorio; los estados no podrán
crear escuelas propias sino en su territorio, y la Federación podrá crear
escuelas propias en todo el territorio nacional.
Sobre este particular, la reforma constitucional de 1921 a la fracción
XXVII del artículo 73, publicada en el Diario Oficial del 8 de julio, pre-
cisaba que la Federación tendrá jurisdicción sobre los planteles que ella
establezca, sostenga y organice, sin menoscabo de la libertad que tienen
los estados para legislar sobre el mismo ramo educativo.36
1. Planteamiento general
Congreso de la Unión tiene facultad para regular o expedir una ley sobre
correduría pública”. No existe, insistimos, por ningún lado, la asignación
expresa, como lo exige el artículo 124, de una facultad tal o parecida.
Desde luego que, como afirman los autores de derecho constitucional
y, fundándose en esta doctrina, los defensores de dicha Ley Federal de
Correduría Pública, existen las llamadas facultades implícitas, que son
aquellas que se desprenden de las facultades expresas; como por ejemplo,
si el Congreso tiene facultad para regular el comercio (artículo 73, frac-
ción X) implícitamente tendrá facultad para regular una de las parcelas
de la materia de comercio, como es la materia de la correduría pública.
He aquí, brevemente redactado, el estado de una de las cuestiones, que
tiene que ver con la parcela que aquí vamos a estudiar. Cuestión diferen-
te, pero vinculada con la anterior, es la materia de la fe pública: ¿acaso se
puede investir de fe pública a los corredores mercantiles? Y suponiendo,
sin conceder, que se les pueda investir de fe pública como a los nota-
rios ¿cuál es el alcance de esta fe pública del corredor mercantil federal?
¿Puede extenderse hacia el interior del régimen estatal en materias que
no caigan en la esfera federal de manera exclusiva?
Bien, para seguir un cierto orden en esta última parte de nuestro traba-
jo, primero, vamos a recordar qué cosa es la fe pública y cuál es su régi-
men jurídico, con la finalidad de recordar por qué cada estado tiene y ha
tenido siempre su propia fe pública o un notariado particular y privativo
y cómo la fe pública federal notarial, históricamente, se reducía al Distri-
to y territorios federales, así como al campo de las materias. Exclusiva-
mente reservadas a la Federación, en segundo lugar, examinaremos a la
institución de la correduría mercantil, para precisar sus límites derivados
del principio de la territorialidad y los límites impuestos por la naturaleza
de las materias, que son objeto de alguna competencia.
A. Elementos definitorios
38 Idem.
39 Idem.
40 Idem.
41 Idem.
42 Idem.
94 JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN
Los efectos que produce el registro son los de validez, y los de eje-
cutividad o ejecutabilidad, pues una carta o disposición que no hubiera
cumplimentado el requisito del registro, tal como quedaba ordenado, será
nula y no debía cumplirse: “sea en sí ninguna, i no sea cumplida”.
Eran objeto de registro, según viejas leyes de Valladolid, de 1447, y de
Toledo, de 1462,43 todas las cartas y toda clase de provisiones; las causas
de los fiscales y de los asuntos reservados al rey. Todo lo cual debía luego
remitirse, para su conservación y custodia, a un archivo especial, que se
ordena sea creado en la Chancillería.
El texto de la ley VIII de la tercera partida contenía ya todas estas
previsiones de la institución registral. Por ejemplo, se define al registro
como “libro que es fecho para remembranza de las cartas e de los privi-
legios que son fechos”.
El registro, además, servía para reponer aquellos documentos que se
pudieran haber pedido por los interesados, que se hubieran desvanecido
o echado a perder, y para evitar cualquier duda que se pudiera suscitar
por el mal estado de conservación del texto original. Además, el registro,
mediante la compulsación o cotejo, hacía prueba plena de autenticidad.
Decía, textualmente esta ley VIII, sobre la materia registral:
escrivan las cartas lealmente como gelas dieren, non menguando nin aña-
diendo ninguna cosa en ella, e non deven mostrar el registro si non al
notario, o al sellador, o a otro alguno pormandado del Rey, o destos so-
bredichos o alguno de aquellos que han de poder de judgar, o de fazer
justicia.45
43 Idem.
44 Idem.
45 Idem.
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 95
Sello es señal que el Rey, u otro ome cualquier manda fazer en metal, o
en piedra para firmar sus cartas con el. E fue fallado antiguamente, porque
fuesse puesto en la carta como por testigo de las cosas que son escritas en
ella, e tiene pro a muchas cosas: ca por el las donaciones, e las tierras, e
las heredades que los Señores dan a sus vasallos las han firmes, e seguras.
E otro sí las mandaderías, que ome embia por sus cartas son mas e van en
96 JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN
mayor paridad por la cerradura del sello. E otro sí todas las cosas que ome
ha de librar, por sus cartas, libranse mejor, e son mas creydas quando su
sello expuesto en testimonio dellas.46
46 Ibidem, p. 446.
47 Idem.
48 Ibidem, pp. 446 y 447.
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 97
49 Ibidem, p. 447.
50 Idem.
51 Idem.
98 JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN
sión que me causó su lectura en Bernal Díaz del Castillo, la anécdota que
allí se narra, sobre que Hernán Cortés, al recibir a los componentes de la
primera Audiencia, que iba a establecerse en la Nueva España, y que lo
iban nada menos que a residenciar, cuando éstos le mostraron sus cartas
y vio los sellos reales, los besó en señal de humilde acatamiento. ¡Un
gesto verdaderamente admirable, de un hombre que ya se había atrevido
a desobedecer al gobernador de Cuba! El sello real es la máxima garantía
del tráfico jurídico, en general. Las cartas reales, sin embargo, para su
validez, debían ser registradas siempre, y luego selladas. Sin estos requi-
sitos eran nulas.52
El sello era señal, por excelencia, de autenticidad, validez y eficacia.
El sello presuponía el examen previo del contenido del documento y de la
autenticidad de su origen, y de los firmantes; el sello presuponía siempre,
la acción registral y, sin duda alguna, cuando aparece, la acción refrenda-
taria. ¿Acaso el sello no es una forma de refrendo?, ¿no lo dice expresa-
mente la ley I de la tercera partida, ya citada?
“Sello, dice, es señal que el Rey, u otro ome cualquier manda fazer en
metal o piedra para firmar sus cartas con él”.53
El sello equivale a una rúbrica, a una firma personal; es el testimonio
de la autenticidad del documento. Dice más adelante la ley citada: “E fue
fallado antiguamente, por que fuesse puesto en la Carta como por testigo
de las cosas que son escritas en ella...”.54
Como vemos, el sello es la mejor señal de la autenticidad del docu-
mento; es una especia de firma personal, por así llamarla, que se pone
en los escritos “como por testigo” de su contenido, para darles carácter
de “firmes e seguras”. El sello, en fin, se transforma en una especie de
refrendo, cuando el que pone el sello es una persona diferente a aquella
que dictó el escrito de que se trate.
En efecto, cuando la carta o documento procede de manos del rey o de
persona por él autorizada, y se presenta al sellador como documento real,
las acciones encaminadas a su examen, a su registro, en su caso, y al se-
llado, son acciones sencillamente refrendatarias. Y son acciones refren-
datarias porque, al poner el sello, o al registrar el documento, el tenedor
52 Tal es el sentido, en efecto, de la ley XV, en donde se consagra el refrendo, el cual,
bajo el punto de vista de esta secuencia, juega el papel de requisito, igualmente necesario
para la validez de los documentos.
53 Véase en el libro citado: Códigos antiguos españoles, cit., nota 36, p. 446.
54 Idem.
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 99
del sello y el encargado del registro, que durante la primera etapa era la
misma persona, debía no sólo poner su firma, sino que debía escribir su
nombre completo en la carta, como lo disponía de manera expresa una
ley de Madrigal, de 1476, firmada por los reyes Católicos, en relación
con otra cédula de 1502, firmada en Toledo, el 17 de septiembre, por la
reina doña Isabel.
dado del rey, o del Chanceller”. Son nombrados unas veces por el rey, y
otras por el mismo Chanceller. Se dice también que los notarios deben
hacer sellar las cartas antes que sean “vistas”, o pasen a manos del rey o
del mismo Chanceller. Es decir, tienen el deber de pasar sus escritos por
la oficina del sello, para cumplimentar el requisito de validez.
Como sabemos ya, por la referencia a los oficiales del sello y del regis-
tro, estamos ante figuras muy próximas unas a otras. El Chanciller sella-
dor, el registrador, el escribano y el notario, probablemente era la misma
persona en los primeros tiempos. Después, esta misma persona comenzó,
así se lo autorizaban las leyes, a nombrar lugartenientes y ayudantes que
realizaban estas labores, bajo la supervisión y responsabilidad de aquél.
Más tarde, en fin, se institucionalizan las funciones y nacen los oficios,
de manera autónoma o separada. Sin embargo, algunas de estas funcio-
nes siempre permanecieron concomitantes y casi correlativas: el notario
y el escribano se encargaban de poner por escrito los mandatos reales;
al registrador correspondía transcribir literalmente esos escritos a sus li-
bros y custodiarlos en un archivo; después, el sellador colocaba el sello
de autenticidad que tocara; y, por último, venía la firma refrendataria, se
empleara o no esta expresión, que tal es, en paridad, la firma de los secre-
tarios del rey, que no son otros sino los propios notarios de la tradición
histórica.
La escribanía, lo mismo que la institución notarial, tienen carácter pú-
blico, y su firma goza de la prerrogativa de la fe pública, “cuyas cartas
deven ser creydas por todo el reyno”,56 en palabras de la ley III, título
XIX, de la partida tercera. El escribano, a su vez, gozaba del respeto y
miramiento públicos como oficial del Rey, de manera que se agravan
especialmente los tipos penales, cuando se hacen en perjuicio de un es-
cribano, ley XIV.57
Los escribanos, pues, como oficiales reales, recibían el encargo de ha-
cer las cartas que les mandara el rey, por sí mismos, o de sus manos mis-
mas, como se aclara en la ley V del título XIX, de la tercera partida, salvo
casos de enfermedad o de trabajo, en cuyo supuesto el escribano podía
pedir el auxilio de otra persona. En todo caso, la carta deberá ir firmada
por la persona que la haya hecho, con la leyenda de que lo hizo por or-
den del escribano, y deberá ser revisada por éste, poniéndole, además, la
56 Idem.
57 Ibidem, p. 445.
FEDERALISMO Y FE PÚBLICA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN 101
producía nulidad.
60 Se entiende que la resolución del juez o tribunal se emitía con fundamento en una
carta real, previamente otorgada, capacitando al destinatario para impartir justicia. Re-
cordemos cómo cuando llega la primera audiencia a la Nueva España, para, entre otros
casos, tomar residencia a Hernán Cortés, lo primero que hacen los miembros de ella fue
mostrarle las cartas reales correspondientes a Hernán Cortés.
61 Véase en el libro citado: Códigos antiguos españoles, cit., nota 36, p. 44.
102 JOSÉ BARRAGÁN BARRAGÁN
B. Clases de la fe pública
Siendo un atributo del Estado, o una función del Estado, es natural que
la fe pública se manifieste o pueda manifestarse en todos los ámbitos del
poder público. Más aún y siendo intrínsecas al acto de gobierno, no sólo la
característica de la publicidad, sino también las de la autenticidad y de
la certidumbre, podría concluirse en que la fe pública es una calidad del
acto de autoridad que se emite dentro de sus respectivas competencias.
De esta manera, la fe notarial solamente sería una especie más de entre
otras varias que existen, como la fe pública judicial, la fe pública en el
ámbito del Poder Legislativo; la fe pública civil, las certificaciones tan
diferentes de carácter registral; la fe pública en materia política, en ma-
teria de derechos humanos y, por supuesto, también en materia mercantil
y de comercio.
siendo válido lo que decía dicha ley de 1901 y la de 1932, y son materia
objeto de la función del notariado los actos concernientes a la vida civil y
mercantil y todas aquellas materias que las leyes señalen, tal como hacen,
por ejemplo, las leyes electorales, etcétera. Es decir, versa sobre todo lo
que los particulares deban o quieran formalizar a través de esta función
de la fe pública, como decía la ley de 1901.
Dichas leyes, hablando en general, en muchos casos exigen a los su-
jetos que determinados actos ciertamente deberán formalizarse ante la fe
pública notarial, o les subordinan el alcanzar ciertos beneficios, como el
de tener acceso a los registros públicos, a la intervención del notario.
Ahora bien, si por regla general los notarios no podrán ejercer función
alguna fuera de su territorio, se deja abierta la posibilidad de intervenir
en actos de personas que acusan a sus oficinas para formalizarlos aunque
“puedan referirse a cualquier otro lugar”. Éste es un principio antiguo,
que se recoge en la ley de 1901 y todas las leyes posteriores, incluida la
vigente. Como es natural, se trata de actos pertenecientes a la esfera de
autonomía de la libre voluntad de los sujetos, y están condicionados a las
leyes internacionales, en su caso, lo mismo que a las leyes estatales mexi-
canas en el sentido de los artículos 5o. y del 121 constitucionales.
En efecto, conviene puntualizar que el ámbito de validez de la fe pú-
blica notarial se extiende a todo el territorio nacional por virtud de lo
dispuesto en el artículo 121 de la Constitución, el cual consagra esta vali-
dez de manera universal y recíprocamente respecto de los actos públicos,
dice textualmente:
por razón de domicilio, a la justicia que las pronunció y siempre que haya
sido citada personalmente para ocurrir al juicio;
IV. Los actos del estado civil ajustados a las leyes de un Estado tendrán
validez en los otros; y
V. Los títulos profesionales expedidos por las autoridades de un estado,
con sujeción a sus leyes serán respetados en los otros.
E. El fundamento histórico
Ahora bien, al entrar en vigor el texto arriba citado del artículo 122, es
manifiesto que la controversia debe replantearse de nueva cuenta, porque
el Congreso de la Unión carece ahora de las facultades que antes tenía,
con lo cual su competencia se contrajo a las materias exclusivamente re-
servadas a la Federación, respetando siempre los principios consagrados
en el artículo 121 y demás correlativos, pues estos principios también
vinculan necesariamente a dicho Congreso y, más en general, a toda la
Federación.
No puede haber ninguna duda sobre la virtual y casi total derogación
de la Ley Federal de la Correduría Pública por la virtud del cambio cons-
titucional operado sobre el régimen del Distrito Federal. No se trata de un
cambio menor. La lista de facultades legislativas otorgadas y reconocidas
a la Asamblea de Representantes es muy extensa, sobre todo cuando ter-
mina el listado diciendo: “y las demás que se le confieran expresamente
en esta Constitución”. En definitiva, para los alcances de este trabajo, se
puede afirmar que el régimen del Distrito Federal tiene ya el mismo con-
tenido que tienen los regímenes de los estados miembros de la Unión.
I. Introducción
De entre los diversos servicios que han prestado los Estados, especial-
mente desde el siglo XVIII, el servicio postal, o de correos, ha sido uno
de los más relevantes, pues permitió el desarrollo de las comunicaciones
entre ciudades, regiones y, más adelante, continentes, con la consecuente
repercusión en la difusión del conocimiento.
Puede definirse al servicio postal o de correos, como un sistema dedi-
cado a transportar documentos escritos y otros paquetes de tamaño pe-
queño alrededor del mundo; todo paquete que es enviado a través de
este servicio es llamando correo o correspondencia. Más adelante nos
ocuparemos de las definiciones legales que corresponden como servicio
público dentro del orden jurídico mexicano.1
1 Jiménez Bautista ha intentado una definición adaptada al sistema jurídico mexica-
no al señalar que es “la actividad técnica, destinada a satisfacer una necesidad de carácter
general, consistente en la recepción, transporte y entrega de correspondencia, entendién-
dose por ésta última, la contenida en sobre cerrado y tarjetas postales, que se ajuste a las
115
116 CIENFUEGOS SALGADO / GUZMÁN HERNÁNDEZ
ejemplos claros de estos nuevos mecanismos, que dan celeridad a las comunicaciones.
Conviene señalar como dato que el servicio postal, ante la popularización del servicio
casi instantáneo del correo electrónico, ha pasado a ser conocido como “correo de ca-
racoles”.
SERVICIO POSTAL MEXICANO: HISTORIA, REGULACIÓN Y PERSPECTIVAS 117
Al final del presente trabajo incluimos dos breves menciones que re-
sultan sumamente interesantes: la primera, relacionada con la experiencia
reciente sobre el voto por correo desde el extranjero; la segunda mención
constituye además uno de los aspectos que mayor trascendencia cultural
tiene respecto del servicio postal mexicano: la filatelia, y que creemos
forma parte de este servicio público en una perspectiva educativa y cul-
tural.4
147, septiembre de 2007, pp. 72-78. También puede consultarse tal información, de ma-
nera más pormenorizada, en la página web del Servicio Postal Mexicano: http://www.
sepomex.gob.mx/Sepomex/Cultura+Postal/Breve+Historia+del+correo+en+México
4 Vale la pena consultar al respecto la obra de Carlos Fernández Terán, Catálogo de
cia de un lugar a otro; b) vapor, coche, tren, etcétera, que lleva correspondencia; c) conjunto
de cartas o pliegos de cualquier clase que se despachan o reciben; d) edificio donde se
recibe y entrega la correspondencia, y e) ladrón que va a dar aviso de algo. Coincidente-
mente con la última acepción, en la edición de 1837 del Diccionario razonado de legis-
lación civil, penal, comercial y forense de Joaquín Escriche, el término correo aparece
definido como “El cómplice con otro en algun delito”.
SERVICIO POSTAL MEXICANO: HISTORIA, REGULACIÓN Y PERSPECTIVAS 119
Universal.
13 Gracias a las Cartas Postales se inició lo que sería la cartografía en nuestro país,
ya que son el antecedente inmediato de los mapas de carreteras y ferrocarriles, que años
más tarde registraron el avance geográfico de México. Véase Rojas, Rubén “Servicio de
correos en México”, cit., nota 6.
SERVICIO POSTAL MEXICANO: HISTORIA, REGULACIÓN Y PERSPECTIVAS 123
Las dos primera leyes se ocupan del servicio postal en forma genéri-
ca: conforme con el artículo 36, LOAPF, corresponde a la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes el despacho de los asuntos relacionados
con la regulación, inspección y vigilancia del servicio público de correos
y sus servicios diversos. Por su parte, el artículo 11, LVGC, señala que
la prestación del servicio público de correos queda reservada exclusi-
vamente al gobierno federal o a los organismos descentralizados que se
establezcan para dicho fin.
El contenido de estos artículos se reitera en diversas ocasiones en los
restantes ordenamientos que son específicos del servicio público de co-
rreos.
Por otra parte, temporalmente la Sepomex es de 1986,20 el mismo año
del decreto de creación del Sepomex.21 El roSepomex es de 1988,22 y el
Eosepomex es de 2006.23
orgánico dejó sin efecto el aprobado por la junta directiva del Sepomex en sesión del 11 de
abril de 2002, con la salvedad de que continuaron vigentes los manuales y normas diversas
expedidas por el organismo siempre y cuando no se opusieran al nuevo Eosepomex.
24 Fernández Ruiz, Jorge, Derecho administrativo (servicios públicos), México, Po-
De acuerdo con el artículo 1o. del Decreto por el que se crea el orga-
nismo descentralizado denominado Servicio Postal Mexicano,25 la pres-
tación del servicio público de correos se encomienda a un organismo
descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propios, denomi-
nado Servicio Postal Mexicano.
Señala Jiménez Bautista que el Servicio Postal Mexicano es un órgano
descentralizado, “lo cual implica que se trata de una institución guberna-
mental, que si bien es cierto no se halla supeditada jerárquicamente a nin-
gún otro órgano estatal sí mantiene una relación con éste, y cuyo objeto
es el realizar actividades o servicios públicos bajo el control y vigilancia
de la autoridad central”.26
Conforme con dicho decreto, el Servicio Postal Mexicano tiene entre
sus funciones las siguientes: prestar el servicio público de correos; pro-
gramar, ajustándose a los programas sectoriales respectivos, organizar,
operar y controlar la prestación de los servicios de correos y diversos a su
cargo, que se encuentren establecidos en las leyes y convenios internacio-
nales vigentes, así como en dicho decreto; realizar los estudios técnicos
y económicos para proponer a la secretaría correspondiente, los montos
de los derechos aplicables a los servicios que proporciona; aportar a la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes, para la formulación de los
decretos en que se ordenen las emisiones de estampillas postales, todos
los datos y elementos a su disposición; administrar el museo y la biblio-
teca postales, así como los servicios filatélicos; proponer la normatividad
que se requiera para el cumplimiento de los convenios postales interna-
cionales; expedir y mantener actualizado el código de encaminamiento y
distribución; autorizar a particulares, mediante contratos de servicios, el
uso de máquinas de franqueo; administrar los ingresos generados por los
servicios que presta, hasta por el monto que se señale en el presupuesto
de egresos que le sea autorizado; establecer y mantener actualizado el
sistema de información postal; y, en general, realizar y celebrar los actos
3. Coordinación y colaboración
del Voto de los Mexicanos Residentes en el Extranjero, del 22 de febrero de 2006. Dicho
paquete contenía una boleta electoral; un sobre con porte pagado; un mensaje del con-
sejero presidente del IFE, en DVD (video) y CD (audio); un cuadernillo con la ficha
curricular y propuestas de los candidatos a la Presidencia de la República; una pulsera
conmemorativa con la leyenda “Con mi voto México está completo”, y un instructivo
donde se detallaban los pasos a seguir para el envío de la boleta electoral de regreso al
IFE.
SERVICIO POSTAL MEXICANO: HISTORIA, REGULACIÓN Y PERSPECTIVAS 139
la solución que se da con la emisión de las estampillas: en 1835, durante un viaje por
Escocia, Rowland Hill fue testigo de cómo un cartero entregaba una carta a una mujer.
Ésta tomó el sobre en sus manos, lo examinó, y luego lo devolvió al cartero, diciéndole
que por ser muy pobre no podía pagar el importe del envío. Hill pagó el importe al carte-
ro para que la mujer pudiera leer la carta, y aunque ella aceptó, después le dijo apenada
que le agradecía su detalle, pero que en realidad no había nada escrito dentro del sobre,
pues para saber que sus familiares estaban bien se escribían cartas teniendo cuidado de
140 CIENFUEGOS SALGADO / GUZMÁN HERNÁNDEZ
que cada línea de la dirección estuviera escrita por diferente mano. Así, si aparecía la
letra de todos, significaba que todos están bien, y entonces devolvían la misiva al cartero
diciendo que no podían pagarla. Esto generaba enormes pérdidas al servicio de correos,
que con el pago anticipado podían evitarse. Ello explica el surgimiento de las estampillas.
Se puede señalar que una estampilla es un comprobante del pago previo de los envíos
efectuados por correo en forma de etiqueta, generalmente engomada. Este comprobante
se pega en el sobre, lo cual indica que la persona que realiza el envío pagó el servicio.
No puede dejar de mencionarse que junto al concepto de estampilla se utilizan como sinó-
nimos las expresiones sello o timbre postal. En nuestro país, como en la gran mayoría de
los miembros de la Unión Postal Universal, se acepta por consenso el término estampilla,
que se diferencia de la denominación “timbre”, de origen francés y connotación fiscal, así
como la de “sello” utilizada en España, y que en México corresponde más a una marca de
acero o goma, que se coloca sobre la carta con la fecha de envío o recepción.
34 Fernández Terán, Carlos, Catálogo de estampillas postales de México…, cit., nota
3, p. 3.
SERVICIO POSTAL MEXICANO: HISTORIA, REGULACIÓN Y PERSPECTIVAS 141
José Clemente Orozco,35 por citar algunos y, por supuesto, a toda la plé-
yade de héroes nacionales.
El primer catálogo de estampillas se publicó en París en 1861. Este
hecho permitió ordenar la colección y brindar información a los coleccio-
nistas sobre aquellos ejemplares que debían adquirir para completar su
colección. Sería en 1922 cuando la Real Academia Española incorporaría
la voz filatelia en su diccionario.
De acuerdo con el artículo 64 de la Lsepomex, las emisiones de estam-
pillas postales se harán, retirarán, sustituirán o resellarán en los términos
en que lo disponga, por decreto, el presidente de la República. Dicho
decreto deberá contener las características de las estampillas y las condi-
ciones que deban cumplirse para la vigencia, retiro o caducidad.
La propia Lsepomex establece que el presidente de la República podrá
decretar emisiones extraordinarias de estampillas.
En nuestro país se han emitido desde 1856 alrededor de cuatro mil es-
tampillas, entre series permanentes y conmemorativas. Algunas de estas
estampillas alcanzan precios altísimos en el mercado filatélico, y en oca-
siones han generado distintas polémicas.36
La cultura filatélica aparece ligada a la percepción y uso del servicio
público. En nuestro país, en términos cuantitativos se establece un pro-
medio de 12 piezas postales por habitante al año; mientras que en Estados
Unidos dicha cantidad aumenta a 21 piezas, y en Canadá se llega a la casi
increíble cantidad de 221 piezas por habitante.
tiva a que en las Ordenanzas de Correos de 1762 se estableció el uso de los “buzones”,
puestos en todas las hijuelas y veredas de las diferentes rutas postales; y consignan, por
primera vez en la historia del correo, la figura del cartero, personaje imprescindible en
el medio urbano, como parte del surgimiento de las grandes ciudades. En la mencionada
página se lee: “’No pudiendo despacharse las cartas al público enteramente por la reja
de los oficios (buzones) —dicen las mencionadas Ordenanzas— a causa de no acudir sus
dueños a sacarlas, se ha hecho preciso destinar sujetos determinados, que las lleven a
las casas, los cuales se llaman carteros’. Al parecer, según relatos de la época, el primer
cartero de oficio en la Nueva España, se llamó Joseph Lazcano y era su obligación anotar
los cambios de domicilio, indagar los nuevos y dejar las cartas en manos del destinatario,
salvo que conociera a sus parientes y criados. Cuando la carta era certificada, recogía el
recibo y lo entregaba al administrador. Toda correspondencia debía repartirse en un plazo
de doce horas. Las Ordenanzas de 1762, señalaban como motivo de despido el retraso en
el reparto y la modificación al precio marcado en la envoltura. Por lo demás, de acuerdo
con lo dispuesto en las mismas, Lazcano obtenía, para él, un cuarto de real de sobre porte
por cada carta entregada”, en http://www.sepomex.gob.mx/Sepomex/Cultura+Postal/Bre
ve+Historia+del+correo+en+México. Consulta del 20 de abril de 2007.
38 En la página web de Habana Radio se lee como información adicional: “Cómo se
originó el día del cartero en México // En 1922 el ingeniero Luis G. Franco vio un tren
que trasportaba cincuenta millones de pesos en oro, además de correspondencia militar y
como era dinamitado por los revolucionarios mexicanos. // Luego de la terrible explosión
un grupo de carteros recogió el dinero y la correspondencia que no se destruyó para en-
tregársela a las autoridades. // Nueve años más tarde, a comienzos de 1931, el ingeniero
Franco pudo ver a través de una ventana como un cartero se quitaba su gorra y su chaqueta
para proteger la correspondencia que llevaba en un saco. // Pocos días después diría a su
compadre el presidente mexicano Pascual Ortiz Rubio que a aquel cartero no le importó
mojarse y luego le relató la escena que había presenciado en 1922 y le sugirió que debía
celebrarse en México el Día del Cartero. Los políticos de entonces se opusieron porque
creyeron que Franco quería que lo nombraran director de Correos y obstaculizaron la
iniciativa. // Franco solicitó al director de la penitenciaría de Lecumberri, León Lobato,
una de las salas para realizar el festejo. // Así el 12 de noviembre de 1931 los empleados
postales fueron agasajados por primera vez en México”. http://www.habanaradio.cu/sing
lefile/?secc=16&subsecc=16&id_art=20070907200543
SERVICIO POSTAL MEXICANO: HISTORIA, REGULACIÓN Y PERSPECTIVAS 143
concluyó que en una comparación con los servicios de correos de Argentina, Estados
Unidos, Francia y España, el correo mexicano resultó ser el más tardado y caro. Los
costos más económicos fueron en España y Argentina, cuyo valor fue triplicado en la
prestación del servicio en México. De igual manera, los tiempos de entrega en Francia
(un día), Estados Unidos (dos días) y España (tres días) son prácticamente inalcanzables
en México, donde la entrega de la correspondencia se demora entre diez y dieciocho
días. Consulta del 12 de mayo de 2007. En http://www.expreso.com.mx/PortalNovo/sitio/
interiores.php?s=vernota&id=52118&cod_canal=. Sin embargo, debe señalarse que en
la encuesta realizada por Parametría se encontraron los siguientes resultados sobre estos
aspectos: “En la percepción de algunos usuarios el servicio de Sepomex es lento o muy
lento (37%); no obstante 26% lo considera rápido o muy rápido, y 29% lo califica de
normal. Los precios que ofrece Sepomex se consideran competitivos o normales (32%),
inclusive un considerable porcentaje (31%) los considera bajos. Sólo el 24% de los usua-
rios los considera altos”. En Rojas, Rubén, “Servicio de correos en México”, cit., nota 6.
42 INEGI, Estadísticas a propósito del Día del Cartero. Datos nacionales, México,
43 Idem.
146 CIENFUEGOS SALGADO / GUZMÁN HERNÁNDEZ
147
148 JOSÉ GILBERTO GARZA GRIMALDO
El Estado y los municipios están cada vez más imposibilitados para cum-
plir con la prestación de los servicios públicos, llegándose a afirmar por
los expertos de teoría general del Estado, que en medio de la globalización,
las únicas atribuciones que debe cumplir el Estado son cuatro: seguridad
pública, educación, salud y medio ambiente.
Lo anterior es a partir de la percepción de que el Estado ha dejado de
ser la entidad jerárquicamente superior de una sociedad:
La idea de aquel Estado estático, concebido fundamentalmente como un
fenómeno político-jurídico que de algún modo nutrió la formación clási-
ca, ha ido cediendo paso a paso a una visión más moderna, más compleja,
más multidisciplinaria, en la cual se siente al Estado como lo que es: un
instrumento de servicio, un coordinador, un administrador, más que esa
suerte de entidad superior que durante años se concibió como expresión
máxima de la cúpula de la sociedad (Julio María Sanguinetti, ex presidente
de Uruguay).2
Por ello, los gobernantes buscan cada día vez más involucrar la par-
ticipación ciudadana en la prestación de servicios y obras públicas, para
poder así cubrir un número mayor de demandas de la comunidad.
Gustavo Díaz Ordaz,3 siendo candidato a la presidencia de la Repú-
blica, sostuvo reiteradamente durante su campaña en 1964, que: “la de-
mocracia se iniciaba en el municipio, en la elección de ayuntamientos y
exige ocuparse cotidianamente de los problemas que aquejan a la primera
colectividad en que el hombre se inserta: la asociación de vecinos que
constituyen el municipio”.
Los ayuntamientos, para atender todas las demandas y los problemas de
la comunidad, y poder cumplir con puntualidad su obligación constitucio-
(1964-1970).
PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN PRESTACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS 149
la creación de un comité para los derechos económicos, culturales y sociales. Este or-
ganismo ha promovido una declaración a propósito del GATS (Acuerdo General sobre
el Comercio de Servicios, por sus siglas en inglés), una iniciativa de la Organización
Mundial de Comercio. La declaración incluye la promoción y protección de los dere-
chos humanos entre los objetivos de la liberalización del comercio, analiza sus efectos
sobre las personas y promueve políticas y legislación comercial que tome en cuenta los
derechos de todos, en especial los individuos y grupos que se encuentren en situación de
vulnerabilidad”. Fuente: http.www.choike.org/nuevo/informes/984.
150 JOSÉ GILBERTO GARZA GRIMALDO
vicios públicos para alcanzar una vida más digna: agua, drenaje, electri-
ficación.
En el Forum Barcelona 2004, una de sus declaraciones fue la de con-
siderar derecho humano el “derecho a una ciudad digna”.6
El Día del Hábitat de Naciones Unidas (lunes 3 de octubre) tuvo como
tema central Las Ciudades y los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Por su parte, la Asamblea General de HIC en Porto Alegre (enero de
2005) decidió poner énfasis en el derecho a la ciudad y promover el de-
bate de la Carta Mundial del Derecho a la Ciudad, en cuyo proceso de
elaboración colectiva se encuentra involucrada desde hace más de cinco
años.
En la Propuesta de Carta Mundial de Derecho a la Ciudad,7 en su artícu-
lo XII, sobre “Acceso y suministro de servicios públicos domiciliarios y
urbanos”, se dice que:
2004, un encuentro mundial para debatir sobre tres grandes temas del siglo XXI: diversi-
dad cultural, desarrollo sostenible y condiciones de la paz.
7 Foro Social de las Américas, Quito, julio de 2004; Foro Mundial Urbano, Barcelo-
que colaboraran en caso de emergencia o calamidad pública. En el caso de Chile, era co-
mún cobrarlo para organizar las milicias vecinales que peleaban en al guerra de Arauco.
Esta contribución se podía pagar en dinero o en especies. Fuente: http//www.consejero
fiscal.com.
12 Ots Capdequí, J. M., El Estado español en la indias, México, Fondo de Cultura
de Villar del Águila, que financió de su peculio la introducción del agua potable en la
ciudad de Querétaro, constituyendo el acueducto que aún es motivo de admiración, y que
rivaliza en gallardía con el de Segovia.
152 JOSÉ GILBERTO GARZA GRIMALDO
Guadalajara, 1971.
15 Esquivel Obregón, Toribio, Apuntes para la historia del derecho en México, Méxi-
bitante de una comunidad debe cooperar con material o regalar su trabajo para construir
o hacer una obra en beneficio del pueblo. La obra puede ser levantar una barda, hacer una
escuela, meter un camino, cavar un pozo, etcétera.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN PRESTACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS 153
tablece que: “El Estado organizará un sistema de planeación democrática del desarrollo
nacional que imprima solidez, dinamismo, permanencia y equidad al crecimiento de la
economía para la independencia y la democratización política, social y cultural de la na-
ción… Los fines del proyecto nacional contenidos en esta Constitución determinarán los
objetivos de la planeación. La planeación será democrática mediante la participación de
los diversos sectores sociales, recogerá las aspiraciones y demandas de la sociedad para
incorporarlas al plan y los programas de desarrollo. Habrá un plan nacional de desarrollo
al que se sujetarán obligatoriamente los programas de la administración federal… La ley
facultará al ejecutivo para que establezca los procedimientos de participación y consulta
popular en el sistema nacional de planeación democrática y los criterios para la formu-
lación, instrumentación, control y evaluación del plan y los programas de desarrollo.
Asimismo, determinará los órganos responsables del procesos de planeación y las bases
para que el ejecutivo federal coordine mediante convenios con los gobiernos de las enti-
dades federativas e induzca y concierte con los particulares las acciones a realizas para su
elaboración… En el sistema de planeación democrática, el Congreso de la Unión tendrá
la intervención que señale la ley”.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN PRESTACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS 155
25 Legislación del estado de Guerrero, 1981-1987, Código Fiscal Municipal del Esta-
do de Guerrero, p. 948.
26 Código Fiscal de la Federación, artículo 2, fracción III, disponible en: info4.juridicas.
jara, 1971.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN PRESTACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS 159
México, 3 de diciembre de 1973). Inició su carrera política como oficial del departamento
del Distrito Federal; también fue diputado y gobernador del estado de Veracruz de Igna-
cio de la Llave entre 1944 y 1950. Secretario de Gobernación de 1950 a 1952 y presidente
de México de 1952 a 1958. Su obra más importante fue el conceder constitucionalmente
el voto a la mujer en 1953. Su primer matrimonio con Lucía Carrillo terminó en 1935.
Fue su segunda esposa la que ocupó el cargo de primera dama. Fuente: Wikipedia, la
enciclopedia libre, disponible en: http://.es.wikipedia.org/wiki/Adolfo_Ruiz_Cortines,
consultado en línea el 3 de marzo del 2008.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN PRESTACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS 161
A. Objetivos
C. Inversión y acción
Como hemos señalado, el artículo 31, fracción IV, de nuestra carta mag-
na, dispone que “es obligación de los mexicanos contribuir para los gastos
públicos, así como de la federación, como del estado y municipios en que
residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes”.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN PRESTACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS 167
octubre de 1984.
168 JOSÉ GILBERTO GARZA GRIMALDO
www.e-local.gob.mx/work/templates/enciclo/guerrero/gobi.htm.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN PRESTACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS 169
los ejecutivos federal y estatal consideran como prioridad del estado para
1986, las siguientes: el párrafo séptimo sostenía la procuración y sosteni-
miento de metas fijadas para los programas de agua potable, alcantarilla-
do, electrificación, educación y salud. Los programas de agua potable y al-
cantarillado, electrificación y construcción de aulas, así como el de salud,
operarán bajo la filosofía del programa dando y dando.
E. El Plan Guerrero
En su artículo 1o. disponía que las reglas de esa ley eran de orden pú-
blico e interés social, y que tenía por objeto
de diciembre de 1999.
MECANISMOS DE PROTECCIÓN DE LOS USUARIOS
DE SERVICIOS PÚBLICOS MUNICIPALES PRESTADOS
POR PARTICULARES. EL CASO DEL SERVICIO DE AGUA
POTABLE EN EL MUNICIPIO DE AGUASCALIENTES
I. Introducción
175
176 CLAUDIO ANTONIO GRANADOS MACÍAS
ivity and Accountability, Open University Press, 1997. Citado por Martínez Nogueira,
Roberto, Transformación institucional y organizacional para el desarrollo agroalimen-
tario y rural de América Central, Guatemala, Banco Interamericano de Desarrollo, 2001,
p. 13.
2 Campolieti, Federico, “Los sistemas de retribución de los servicios públicos. Res-
el mercado con un solo prestador que con varios prestadores. En estos casos el régimen
de competencia no es deseable por antieconómico, al alejarse del principio de menores
costos de producción. Bustamante, Jorge, Desregulación, citado por Campioleti, Federi-
co, op. cit., p. 67.
PROTECCIÓN DE LOS USUARIOS DE SERVICIOS PÚBLICOS MUNICIPALES 179
10 En 1982 estalló la crisis económica que cambió la configuración del sector públi-
co mexicano. Esta crisis puso al descubierto una economía petrolizada, dependiente del
endeudamiento externo y con un sector público con muchas empresas, no todas ellas
correspondientes al quehacer estatal. Cámara de Diputados, Evolución y estadísticas del
gasto público en México, 1980-2002, México, Centro de Estudios de las Finanzas Públi-
cas, Congreso de la Unión, 2003, pp. VIII y IX.
11 Es un hecho que en México se requieren urgentemente inversiones en la infraes-
tructura hídrica de las principales ciudades para generar un proyecto de viabilidad a largo
plazo que asegure el abasto del recurso a todos los usuarios del servicio; sin embargo,
es un hecho que las pésimas políticas en torno al tema del agua en el país han generado
su insostenible sistema de prestación al no haber un esquema de recuperación de los
costos de extracción, suministro y recuperación del recurso, como lo señaló la Comisión
Nacional del Agua en un comunicado que señala: “Sufren al cobrar el agua. El sistema de
servicios de agua en México opera con números rojos. La Comisión Nacional del Agua
recauda sólo 37 por ciento de los derechos por el aprovechamiento de aguas nacionales, y
los organismos operadores estatales y municipales cobran solamente el 35 por ciento del
líquido que surten. En tanto, más de 10 millones de mexicanos carecen de agua potable en
PROTECCIÓN DE LOS USUARIOS DE SERVICIOS PÚBLICOS MUNICIPALES 181
En algunos casos la fijación de las tarifas por parte del Estado persigue
finalidades antiinflacionarias o de redistribución de ingresos. También es
usual observar subsidios cruzados entre las distintas categorías de usua-
rios (luz, agua, en razón a su localización, grupo social, nivel de margi-
nación, etcétera).
Todos estos ejemplos en los cuales la fijación de las tarifas procede de
criterios políticos no sólo determina que resulte discutible su criterio
de justicia,12 sino que puede ser sumamente perjudicial para el servicio
en el largo plazo en la medida en que no estén asegurados los costos de
prestación y de expansión.
su casa, y sólo el 30 por ciento de las aguas residuales municipales recibe tratamiento. El
crecimiento demográfico y el deterioro de la infraestructura existente exigen inversiones
que se estiman en 50 mil millones de pesos anuales. En 2006, se gastaron sólo 21 mil
millones”. Para los organismos operadores, la utilización de criterios políticos al fijar las
tarifas y la insuficiente inversión federal y estatal impiden enfrentar los rezagos. Alatorre,
Adriana, Agencia Reforma, Hidrocálido, sección B, 27 de agosto de 2007, p. 1.
12 En el caso mexicano, hay que recordar que la construcción del Estado revoluciona-
rio, cuya filosofía era eminentemente social, se basa en el principio de que el socialismo
de Estado debe emprender dos tareas, íntimamente enlazadas por la base de una a la otra;
levantar la condición de las clases inferiores y contener voluntariamente una acumulación
inmoderada de las riquezas en determinadas capas sociales y entre determinados miem-
bros de la clase poseedora. Astudillo Ursúa, Pedro, Lecciones de historia del pensamiento
económico, 13a. ed., México, Porrúa, 2002, p. 153.
13 Campolieti, Federico, op. cit., nota 2, p. 69.
182 CLAUDIO ANTONIO GRANADOS MACÍAS
sentidos. Se pueden reconocer, al menos los siguientes: a) como valor superior e infor-
mador del ordenamiento jurídico justo; b) como situación a alcanzar, o sea, igualdad ma-
terial, y c) como regla de tratamiento entre semejantes. Enciclopedia Jurídica Mexicana,
Anuario 2005, México, UNAM-Porrúa, 2005, p. 394.
15 En un aspecto general es la relación de conformidad que existe entre el todo y cada
una de sus partes o de cosas relacionadas entre sí. En el derecho tributario, este principio
exige que la carga impositiva derivada de los gastos públicos se ajuste a la capacidad con-
tributiva de los sujetos obligados. Diccionario Jurídico Mexicano, cit., nota 5, p. 2537.
La Constitución claramente acoge este principio en el artículo 31, fracción IV, cuando
señala: “Son obligaciones de los mexicanos: IV Contribuir para los gastos públicos, así
de la Federación, como del Distrito Federal o del Estado y Municipio en que residan, de
la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes”.
16 El cargo fijo fomenta la sobreutilización del suministro y atenta contra la gestión
eficiente del servicio. Kaufman, Gustavo, Tarifas de servicios públicos, citado por Cam-
polieti, Federico, op. cit., nota 2, p. 70.
PROTECCIÓN DE LOS USUARIOS DE SERVICIOS PÚBLICOS MUNICIPALES 183
17 Señala Acosta Romero que cuando el Estado agrava las condiciones de la presta-
ción del servicio debe: I. Indemnizar al concesionario; II. Otorgarle subsidios fiscales, y
III. Permitir la elevación de las tarifas. Derecho administrativo. Parte general, México,
Porrúa, 2002, p. 473.
18 Campolieti, op. cit., nota 2, p. 72.
184 CLAUDIO ANTONIO GRANADOS MACÍAS
19 Bianchi, Alberto B., “La tarifa en los servicios públicos”, Temas de derecho ad-
ministrativo, en honor al profesor doctor Agustín A. Gordillo, La Plata, Librería Editora
Platense, 2003, p. 212.
PROTECCIÓN DE LOS USUARIOS DE SERVICIOS PÚBLICOS MUNICIPALES 185
Estados Unidos se admite que una tarifa justa y razonable es aquella que
refleja el valor justo, que combina varios métodos de los precedentemen-
te enumerados.
La idea básica de este modelo, podemos concluir, es la de permitir al
operador regulado la recuperación de los costos invertidos, obteniendo
además beneficios razonables en función del capital invertido. Así, se le
permite cierta libertad al operador para que fije los precios de sus dife-
rentes servicios, estableciendo un límite máximo de ingresos, calculados
a partir de sus gastos (costos de operación, amortizaciones e impuestos)
y la tasa permitida de rendimiento de capital.
El mayor inconveniente de la regulación por tasa de retorno es el de
crear incentivos a los regulados diferentes de los que éstos tendrían en un
entorno de concurrencia en el mercado, al no incentivar en absoluto las
mejoras en eficiencia técnica, promoviendo incluso la sobreinversión o la
subvención cruzada entre servicios regulados y no regulados. Asimismo,
en contra de su aplicación, cabe señalar su alto costo regulatorio, ya que
se necesita un grupo de profesionistas de diversas áreas, como abogados,
contadores, economistas, entre otros, sólo para recopilar los datos de cos-
tos requeridos por este modelo, así como para determinar el perfil de
amortización de los activos o la tasa de rendimiento de capital.20
En definitiva, aunque el modelo de tasa de retorno tiene el atractivo
político de controlar los beneficios obtenidos por el regulado, su prin-
cipal defecto es su pobre promoción de la eficiencia, y como resultado
a largo plazo, de reducciones en los precios, lo que ha generado que se
busque un esquema que incentive la eficiencia, como ocurre con el siste-
ma del price cap.
1. Funcionamiento
B. Ajustes periódicos
23 Ibidem, p. 76.
188 CLAUDIO ANTONIO GRANADOS MACÍAS
C. Ajustes no recurrentes
Son sus caracteres, según Jorge Fernández Ruiz, “la generalidad, igual-
dad, regularidad, continuidad, obligatoriedad, adaptabilidad, permanen-
cia y gratuidad”.26
Una vez esbozados los elementos generales de los servicios públicos,
comprendemos que atendiendo a sus diferentes elementos, algunos de
éstos podrán constituirse en necesidades fundamentales para el simple
sostenimiento de una sociedad. Baste señalar el servicio de agua potable
y alcantarillado que brindan los municipios del país a sus ciudadanos, y
sin el cual no sería viable el sostenimiento de una comunidad;27 además
24 Quintana Roldán, Carlos, Derecho municipal, 3a. ed., México, Porrúa, 1999, p. 436.
25 Añorve Baños, Manuel, Servicios públicos municipales, México, Porrúa, 1998,
p. 89.
26 Fernández Ruiz, Jorge, Derecho administrativo, México, McGraw-Hill, 1999,
p. 108.
27 En Aguascalientes, esos servicios (agua potable y alcantarillado) llegaron a un um-
dades en el mediano plazo. Ortiz Garza, José Alfredo, Expansión urbana, Aguascalientes,
Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2004, p. 150.
28 Germán Bidart Campos, en su obra de Teoría de los derechos humanos, señala
que por derechos imposibles apuntamos a una categoría que, para el tema nos muestra la
imposibilidad del disfrute de muchos derechos para muchos hombres cuando los condi-
cionamientos o marcos del régimen político, por su disfuncionalidad o negatividad, in-
gresan al sistema insumos nocivos que bloquean o dificultan el acceso al goce de aquellos
derechos, entre los que se cuentan fundamentalmente varios de tipo social, económico,
PROTECCIÓN DE LOS USUARIOS DE SERVICIOS PÚBLICOS MUNICIPALES 191
ses del primer mundo también han comenzado a honrar ese mote; esto,
debido a que plantean el difícil asunto de la imposibilidad material o ra-
cional de cumplir con los preceptos constitucionales de bienestar social
(derecho a vivienda digna, salud, etcétera). Algunas posiciones contem-
poráneas afirman que de todos modos si se modificara el presupuesto
nacional, y, por ejemplo, los gastos de defensa militar u otros que puedan
reputarse como discutibles y hasta desproporcionados, se derivarían en
una política de prestación de servicios públicos, construcción de vivien-
da, o políticas de bienestar, difícilmente se podría hacer realidad la justi-
cia social contenida en los llamados “derechos imposibles”.29
Dicho de otro modo: el Estado debería primero cumplir con sus pro-
mesas hacia los habitantes, que son obligaciones constitucionales; y re-
cién después, pensar en gastos de otro tipo. La realidad es que el Estado,
durante más de medio siglo, atendió al reconocimiento de un sinnúmero
de derechos fundamentales de nueva generación, que llevan en sí mis-
mos implícita la imposibilidad material, real y, sobre todo, económica,
de cumplimiento. Es por ello que en la actualidad el concepto de servi-
cio público está en crisis, sobre todo el que lo vincula necesariamente
como actividad originaria, obligatoria y gratuita del Estado, entre otros
factores; la realidad estriba en que el Estado moderno es incapaz se sos-
tener una infraestructura tendente a satisfacer todas las necesidades de
la sociedad, replanteándose su verdadero papel, en cuanto a garante del
Estado de derecho y ante una casi inevitable reordenación de sus funcio-
nes originarías dentro del concepto liberal de laissez faire-laissez passer,
pero con un sentido social de proteger un mínimo de derechos sociales
indispensables para el sostenimiento de la sociedad.
cultural, aunque acaso sean sólo derechos por analogado. Las dificultades de encarnadura
en la dimensión sociológica las que a algunos incitan a desaconsejar que los derechos
sociales y económicos se declaren en un catálogo incorporado a la Constitución formal,
prefiriendo en todo caso su puesta en práctica por fuente de legislación infraconstitucio-
nal. No hay ningún escepticismo, sino más bien una doble precaución; por un lado, lo
difícil de trasladar a una tabla normativa las exigencias de la justicia en el sector que suele
llamarse de la “justicia social”; por otro, lo difícil de alcanzar formulaciones concisas y
operables, con un lenguaje normativo capaz de funcionalizar la operatividad y con una
capacidad de hacer “posibles” los derechos que un conjunto de condicionamientos des-
favorables tiende a convertir en “imposibles”. Bidart Campos, Germán, Teoría general
de los derechos humanos, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1993,
pp. 334 y 335.
29 Zippelius, Reinhold, Teoría general del Estado, 3a. ed., México, Porrúa, 1998, pp.
325 y 326.
192 CLAUDIO ANTONIO GRANADOS MACÍAS
Vandana Shiva, Las guerras del agua, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2003.
32 Baste recordar el programa impulsado por la antigua Secretaría de Desarrollo Ur-
bano y Ecología que en el gobierno de Miguel de la Madrid, a través del spot publicitario
PROTECCIÓN DE LOS USUARIOS DE SERVICIOS PÚBLICOS MUNICIPALES 193
tiva (PEA) dependiente del sector terciario ascendió de manera considerable del 34.1
al 48.9%, para el 2000 se incrementa 54.77%. En contraste, la población ocupada en el
sector primario se redujo considerablemente en el mismo periodo, al pasar de un 36.9 al
15%; esto nos indica una debacle de la economía agrícola en Aguascalientes y un fortale-
cimiento del desarrollo industrial. Más aún, para el año 2000 este dato disminuye todavía
a 7.3%, que es una muestra clara del impacto de las políticas industriales y de un cambio
de vocación productiva. El sector secundario avanzó considerablemente, mientras la eco-
nomía agrícola iba en picada, al pasar de 21.3% en 1970 a 34.2% en 1990, y en el año
2000 a 35.32%. Ortiz Garza, José Alfredo, Expansión urbana, cit., nota 27, p. 150.
196 CLAUDIO ANTONIO GRANADOS MACÍAS
Es básicamente por las tarifas, que los usuarios han tenido que modifi-
car sus patrones de consumo. Desde 1993, los costos del agua en Aguas-
calientes han subido más del 300%, y algunas fuentes estiman que el
consumo per cápita en la ciudad se ha reducido a la mitad por efecto del
encarecimiento del liquido.40 Por eso, entre las principales preocupacio-
nes de los hidrocálidos, según Mitofsky, el tema del agua aparece en el
noveno lugar (9.9%), muy por abajo del desempleo (6.6%) y la inseguri-
dad (3.4%), y podría estar más bien referido a la cuestión estructural, es
decir, la escasez del agua en el estado.
La reflexión final es que el agua es un derecho fundamental que no se
puede restringir a los usuarios, respetando un mínimo de su goce, recono-
37 La industria es un usuario mayor del líquido, pues consume 12.000,000 de metros
cúbicos con sistemas autoabastecidos y 4.500,000 de metros cúbicos suministrados por
los servicios municipales de agua (es decir, consume el 25% de la extracción), aunque se
considera como usuario de bajo consumo, ibidem, p. 153.
38 Granados Roldán, op. cit., nota 30.
39 www.semarnat.gob.mx/programas/hidraulico.shtml#mecanismos.
40 www.consulta.com.mx.
PROTECCIÓN DE LOS USUARIOS DE SERVICIOS PÚBLICOS MUNICIPALES 197
p. 214.
198 CLAUDIO ANTONIO GRANADOS MACÍAS
42 Ibidem, p. 214.
43 Ibidem, p. 215.
44 Ibidem, p. 220.
PROTECCIÓN DE LOS USUARIOS DE SERVICIOS PÚBLICOS MUNICIPALES 199
(UNESCO).
202 CLAUDIO ANTONIO GRANADOS MACÍAS
50 Ibidem,p. 79.
51 CasasolaMendoza, Fernando, La acción de tutela contra particulares y los efectos
de las sentencias de tutela, de acuerdo con la doctrina de la Corte Constitucional de
Colombia, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2006, p. 3.
204 CLAUDIO ANTONIO GRANADOS MACÍAS
en el pago al Estado de una cantidad de dinero; además, refiere que “la imposición de
la multa no releva al infractor de cumplir la obligación que hubiere dejado de acatar”,
pp. 2162 y 2163.
55 La clausura es el mandato de cerrar, inhabilitar temporalmente o permanentemente
mo que de 1766 a 1772 dejó de ser representante del rey, para serlo de
la Asamblea Estamental, cuerpo que tuvo a su cargo su nombramiento.
El ombudsman aparece con nitidez y con el nombre específico de Jus-
titieombudsman, en la Constitución de Suecia de 1809, porque las fun-
ciones que le asignó esa ley fundamental en su artículo 96 consistían en
controlar la observancia de las leyes por los tribunales competentes; a
aquellos que en el ejercicio de su función hubieran, por parcialidad, favor
o cualquier otro motivo, cometido ilegalidades o descuidado el correcto
desempeño de los deberes propios de su cargo. Finlandia adoptó, en la
segunda década del siglo XX, al ombudsman. Después de la Segunda
Guerra Mundial, lo integraron Noruega y Dinamarca, lo que a los ojos de
los demás países de la comunidad internacional dio a la institución un ca-
rácter escandinavo, que más tarde se convirtió en universal, cuando Nue-
va Zelanda, Israel, Portugal, España, México, y un número importante de
países lo incorporaron a sus ordenamientos jurídicos.59
La institución del ombudsman se ha establecido en México, de acuer-
do con un esquema federal estructurado en dos ámbitos: el de las entida-
des federativas, y el ámbito nacional. Juntos integran el sistema nacional
del ombudsman para protección de los derechos humanos. En el referido
sistema encontramos dos instancias: la primera a cargo de los organis-
mos públicos creados por el Congreso de la Unión y las legislaturas de
los estados en cada una de las entidades federativas, para la protección
de los derechos humanos. Tales organismos locales conocen de quejas en
contra de actos u omisiones de naturaleza administrativa cometidos por
cualquier autoridad o servidor público local, salvo que se trate de asuntos
electorales, laborales y jurisdiccionales.
La segunda instancia está a cargo de la Comisión Nacional de los De-
rechos Humanos, la cual conoce de inconformidades que se presentan
respecto de las recomendaciones, de los acuerdos y de las omisiones de
los organismos que tienen a su cargo la primera instancia, por medio de los
dos recursos distintos: el recurso de queja y el de impugnación.
Respecto de quejas presentadas contra actos u omisiones de naturaleza
administrativa cometidos por autoridad o servidor público federal, con
excepción de los del Poder Judicial de la Federación, existe una única
instancia, la cual está a cargo de la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos.
59 Ibidem, p. 306.
208 CLAUDIO ANTONIO GRANADOS MACÍAS
60 Señala la Ley Municipal para el Estado de Aguascalientes, que son dos los ser-
IX. Bibliografía
I. Introducción
217
218 FLOR JIMÉNEZ BAUTISTA
1. Época precolonial
2. Época colonial
Con la llegada de los españoles y la construcción de la nueva ciudad en
1522 se dio principio al nuevo trazo urbanístico. Las cuatro parcialidades
de Tenochtitlan perduraron en la época colonial cambiando sus nombres:
Atzacualco se llamó San Sebastián; Zoquipan, San Pedro; Moyotla, San
Juan, y Cuecopan, Santa María la Redonda.
Después de trazado el centro se crearon las primeras calles, entre las
que se encuentran Pino Suárez, Tacuba, Madero, Brasil, Argentina, Gua-
temala, Moneda, Corregidora, 5 de Febrero y 16 de Septiembre, las cua-
les fueron pavimentadas con piedras del río Tacubaya.
El principal problema que padecieron los habitantes de la Colonia en
la nueva ciudad fueron constantes inundaciones, por lo que se tomó la
decisión de desaguar la laguna y desecar algunos canales, lo que obligó
a construir un acueducto subterráneo que se le encargó a Enrico Martí-
nez a principios del siglo XVII; a dicho acueducto de le conoció como el
desagüe de Huehuetoca.
Las calzadas principales de acceso a la ciudad siguieron siendo las
mismas en el periodo colonial: la calzada Guadalupe al norte, Tacuba al
oeste y Mexicaltzingo y Coyoacán al sur.
220 FLOR JIMÉNEZ BAUTISTA
3. México independiente
del gremio y otros derechos que les fueron negados, lo que ocasionó que
el 8 de octubre de 1914 pararan el servicio de transporte de trenes. La
huelga terminó en noviembre de ese mismo año con un aumento sala-
rial del 25%. Las huelgas fueron varias, y se incautaron los bienes de la
Compañía de Tranvías, lo que duró hasta mayo de 1919. Este hecho hiso
necesaria la incorporación de otros medios de traslado.
Por esos años se prohibió el sobrecupo fijado para los carros grandes;
se determinó una capacidad de 31 personas para éstos, y 25 para los ca-
rros chicos; además, se debía poner una leyenda de “carro completo”, así
como la prohibición de subir animales, material graseoso o explosivo.
En los años de 1916 a 1918 se incorporan “los camioncitos” en las
rutas de los tranvías e improvisaron otras de forma anárquica. Los tran-
vías no veían a los camioncitos como una competencia, sino como un
complemento, pero éstos fueron ganando popularidad, lo que ocasionó la
disminución de pasaje para los tranviarios. La invasión de rutas provocó
una violenta reacción de los tranvías, que continuamente arrollaban a los
camioncitos y provocaban un gran número de muertos y heridos.
En 1923 surgió la Alianza de Camioneros de México, A. C., a la cual
se integraron todos los sindicatos de permisionarios que prestaban servi-
cio en el D. F. posteriormente se unieron las líneas foráneas.
Los problemas con los tranvías siguieron, y con ellos otras tantas huel-
gas. En 1914 se formó una comisión mixta que anuló las concesiones
otorgadas, y con ello el Estado pasaría a ser propietario del 70 por ciento
de los bienes de la empresa. Se reconoció la necesidad de crear la empre-
sa descentralizada.
En 1943 se hizo otra revisión contractual. El 14 de julio de ese año el
gobierno decidió subsidiar a la Compañía de Tranvías. El 13 de febrero
de 1945 estalló una nueva huelga de tranviarios, y el Departamento del
D. F. dictó un acuerdo para ocupar los bienes de la compañía, y los tra-
bajadores reanudaron la huelga, el gobierno volvió a intervenir. El 4 de
enero de 1955 del DDF tomó posesión de la empresa.
Con Ruiz Cortines se renovó el sistema al adquirirse 274 tranvías del
llamado tipo PPC, y se ordenó el estudio del ferrocarril subterráneo. En
su época de oro los tranvías llegaron a ser 876.
Los camiones aparecieron en 1926 e incrementaron su capacidad hasta
32 pasajeros. Posteriormente entraron otros, con capacidad de 42 pasa-
jeros sentados y 40 parados. Hasta 1955 la explotación del servicio se
había hecho en forma individual. En el periodo del presidente Lázaro
224 FLOR JIMÉNEZ BAUTISTA
III. La concesión
1. Definición
2. Clasificación de la concesión
da por Setravi, como documento interno citando a López Cárdenas, Fructuoso et al., El
transporte en la ciudad de México, 500 años de evolución, México, Castellnova, 1982.
2 Fraga, Gabino, Derecho administrativo, 43a. ed., México, Porrúa, 2003, p. 242.
3 Fernández Ruiz, Jorge. Derecho administrativo. Contratos, 2a. ed., México, Po-
rrúa, p. 394.
228 FLOR JIMÉNEZ BAUTISTA
3. Concesión administrativa
4 Ibidem, p. 395.
CONCESIÓN DEL TRANSPORTE PÚBLICO INDIVIDUAL 229
Sin embargo, esta tesis fue objetada, por tres motivos, principalmente:
el primero consiste en la desigualdad de las partes; el segundo, apoyado
en la falta de libertad en la convención, y el tercero en la incapacidad para
explicar los aspectos relativos a los efectos de terceros ajenos a las partes
contratantes, como son, en este caso, los usuarios, respecto de los cuales
surte efectos dicha concesión.
También se objeta a la concesión como contrato de derecho privado,
porque este tipo de contrato partía del supuesto esencial de la igualdad
de las partes, de que ambas se encontraran en un mismo plano; por con-
siguiente, no había lugar para un contrato de derecho privado, sino en los
casos en que, según la ley, la voluntad de cada una de las partes tuviera
el mismo valor jurídico para conseguir cierto resultado en derecho, situa-
ción que no correspondía a la de la concesión de servicio público, por ser
ésta unilateralmente formulada por el poder público.
Se pretendió desvanecer la objeción de la falta de libertad en la con-
cesión, con el argumento de que el contrato privado en cuestión era de
adhesión, con lo cual se trató de explicar el porqué la parte concedente
imponía las cláusulas fundamentales del contrato; mas tal explicación no
fue satisfactoria, al advertirse que en una parte importante se trataba de
disposiciones contenidas en un ordenamiento legal preexistente.
a. Intuitu personae
La concesión de servicio público es intuitu personae, porque el con-
cesionario resulta serlo en virtud de tomarse en cuenta sus cualidades
específicas de carácter legal, técnico, financiero y moral.
5 Fernández Ruiz, Jorge, op. cit., nota 3, p. 403.
6 Ibidem, p. 404.
CONCESIÓN DEL TRANSPORTE PÚBLICO INDIVIDUAL 233
b. De derecho público
La concesión de servicio público es, en parte, un contrato de derecho
público, por sujetarse a un régimen jurídico cuyas disposiciones son de
orden e interés público, lo que significa que se trata de leyes imperativas
o prohibitivas que imponen obligaciones, prohibiciones y límites a la
actividad desarrollada en el campo del derecho, imposibles de derogar
mediante convenio de las partes.
5. Modalidades de taxi
6. Concesión
A. Sujetos
B. Requisitos
D. Declaración de necesidad
E. Vigencia
F. Título de concesión
8. Extinción de la concesión
9. Tarifas
La ley la define como la cuota que pagan los usuarios en general por la
prestación de un servicio. En este sentido, el taxímetro es el dispositivo
que indica el costo del viaje conforme a la tarifa autorizada calculado de
acuerdo con la distancia recorrida, tiempo de espera, demora de tránsito,
cargo o banderazo inicial, número de pasajeros y otros cargos autoriza-
dos por la administración pública.
La tarifa será determinada por el jefe de gobierno del Distrito Federal
a propuesta de la Secretaría, y se publicará en la Gaceta Oficial del Dis-
trito Federal y en dos periódicos de mayor circulación, por lo menos con
cinco días de anticipación a su entrada en vigor.
V. Fuentes de consulta
Libros y revistas
Legislación
Otros
Páginas Web
http://www.setravi.df.gog.mx
http://www.juridicas.unam.mx
SERVICIOS PÚBLICOS DE ABASTECIMIENTO
DE AGUA, DRENAJE Y TRATAMIENTO DE AGUAS
RESIDUALES EN EL ÁMBITO MUNICIPAL*
I. Planteamiento
249
250 MANUEL JIMÉNEZ DORANTES
Cabe delimitar desde este momento que el agua se considera parte del
dominio público y que, de acuerdo con el sistema federal mexicano, exis-
ten los regímenes de agua federal y estatal (competencias coincidentes).
Ahora bien, en términos generales, tanto la Federación como cada una de
las entidades federativas prevén en sus respectivas leyes la posibilidad
1 Véanse, por ejemplo, los casos en el urbanismo, medio ambiente, carreteras, puer-
cutible, según el diseño territorial y las atribuciones de cada entidad territorial del Estado
mexicano.
6 Véase, por ejemplo, los casos de responsabilidad patrimonial de los municipios en
cruz.
12 La gestión de estos servicios ha sido responsabilidad de diversas entidades y órga-
nos. Por ejemplo, el Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas, patronatos
SERVICIOS PÚBLICOS DE ABASTECIMIENTO DE AGUA 255
XVIII, y 17 de la Ley de Aguas del Estado de Chiapas, por citar un par de ejemplos.
256 MANUEL JIMÉNEZ DORANTES
que haya que atender a los elementos objetivos, factores reales, prin-
cipios jurídicos o estructuras lógico-objetivas que ejercen su influencia
como “elementos mediadores entre la naturaleza de las cosas y los hechos
jurídicos…”.14 Por lo que, definitivamente, la realidad municipal basada
en la diferenciación sigue enfrentándose a la tradicional idea de “unifor-
mismo” de los municipios,15 ya que dicha uniformidad no responde a los
diferentes factores reales que presenta cada uno de los municipios mexi-
canos, de ahí que mantenga vigencia la crítica al uniformismo municipal
del legislador y hasta hace poco tiempo de las resoluciones judiciales.16
El tratamiento diferenciado de los municipios en México sólo resulta tes-
timonial en algunas leyes que agrupan a los municipios de acuerdo con su
14 Vallet de Goystisolo, Juan B., Fuentes formales del derecho o elementos mediado-
res entre la naturaleza de las cosas y los hechos jurídicos, Madrid, Marcial Pons, 2004,
p. 43.
15 El uniformismo municipal en México tiene herencia de la teoría municipalista es-
otras.
19 Larenz, Karl, Metodología de la ciencia del derecho, trad. de Marcelino Rodríguez
todo el mundo de ideas, productos, capitales y servicios —no tanto de personas—, sin
encontrar apenas obstáculos en las fronteras de los Estados, cuya capacidad para llevar a
cabo políticas propias se ve notablemente disminuida”. Beltrán de Felipe, Miguel, “Las
ciudades y la globalización: elementos para un derecho local internacional (reflexiones
al hilo de los casos Metalclad y Tecmed)”, en Memorias del 3er. Simposio Internacional
de Derecho Administrativo y Municipal, México, Cedem-UNACH/IDL-UAM, 2007, en
prensa.
22 Nieto menciona que “la globalización jurídica no ha supuesto una revolución, un
cambio de paradigma, sino que implica simplemente la entrada en una nueva fase de una
evolución milenaria en la que, sin producirse nada nuevo, pasan a primer plano factores
que antes estaban marginados y al tiempo se marginan otros que antes estaban en primer
plano”. Nieto, Alejandro, Crítica de la razón jurídica, Madrid, Trotta, 2007, p. 224.
23 Idem.
SERVICIOS PÚBLICOS DE ABASTECIMIENTO DE AGUA 259
tamiento de aguas residuales, han sido las entidades federativas las que ha asumido, en
mayor proporción, la construcción, gestión y funcionamiento ante la incapacidad técnica
y financiera de los municipios.
30 Novena época, Segunda Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
t. VII, febrero, 1998, tesis: 2a. XVI/98, p. 383. Controversias constitucionales. Facultad
del municipio para prestar el servicio de agua potable y alcantarillado con el concurso del
262 MANUEL JIMÉNEZ DORANTES
estado, en términos del artículo 115, fracción III, constitucional. Deben recabarse pruebas
que demuestren la capacidad de los diferentes niveles de gobierno para su prestación (el
énfasis es nuestro).
31 Por ejemplo, artículos 82-87, Ley Orgánica Municipal del Estado de Veracruz.
SERVICIOS PÚBLICOS DE ABASTECIMIENTO DE AGUA 263
265
266 FILIBERTO OTERO SALAS
En este sentido, podemos afirmar que han sido elaboradas diversas no-
ciones del servicio público que han culminado en teorías, así como crite-
rios a través de los cuales se ha tratado de determinar el carácter público
de un servicio, e inclusive se ha llegado a hacer distinción entre servicios
públicos propios e impropios, o en su defecto se ha tratado de diferenciar
de conformidad con sus caracteres esenciales como de sus elementos.
Por lo anterior y debido al exhaustivo estudio que siempre lo ha ca-
racterizado en el tratamiento de los diversos temas inherentes al derecho
administrativo, como lo es el servicio público, y como resultado, de la
técnica metódica que aplica sobre dicho tratamiento, nos inclinamos por
la definición que da el distinguido jurista Jorge Fernández Ruiz, para
quien
A. La Constitución federal
C. La ley
a. Uti singuli
b. De gestión directa
1. Autoabastecimiento
El permiso de autoabastecimiento
Para que la Secretaría pueda otorgar un permiso a una persona física o
moral que quiera adquirir, establecer u operar una planta de generación
eléctrica se deberá observar lo siguiente:
Cuando exista pluralidad de solicitantes, éstos pueden optar por tener
la calidad de copropietarios o de socios, según sea el caso, cuyo propó-
sito sea satisfacer sus necesidades de autoabastecimiento.
La sociedad (ya sea extranjera o mexicana) a quien se le haya otorgado
el permiso de autoabastecimiento, estará impedida para entregar energía
eléctrica a personas físicas o morales que no tengan la calidad de socios
al aprobarse el proyecto original que incluya planes de expansión; sin
embargo, dicho impedimento no es absoluto, ya que existen excepciones;
de tal manera que se permite que se entregue energía eléctrica a terceras
personas cuando esté autorizada la cesión de derechos o se modifiquen
los planes de expansión del proyecto original.
El solicitante, ya sea persona física o moral nacional o extranjera, de-
berá poner a disposición de la CFE el excedente de producción de energía
eléctrica, de acuerdo con el artículo 36 bis.1
1 El artículo señalado, correspondiente a la Ley del Servicio Público de Energía
Eléctrica, dispone lo siguiente: “Para la prestación del servicio público de energía eléc-
trica deberá aprovecharse tanto en el corto como en el largo plazo, la producción de
energía eléctrica que resulte de menor costo para la Comisión Federal de Electricidad y
que ofrezca, además, óptima estabilidad, calidad y seguridad del servicio público, a cuyo
efecto se observará lo siguiente:
I. Con base en la planeación del Sistema Eléctrico Nacional elaborada por la Comisión
Federal de Electricidad, la Secretaría de Energía, determinará las necesidades de creci-
miento o de substitución de la capacidad de generación del sistema;
II. .Cuando dicha planeación requiera la construcción de nuevas instalaciones de gene-
ración de energía eléctrica, la Comisión Federal de Electricidad informará de las caracte-
rísticas de los proyectos a la Secretaría de Energía. Con base en criterios comparativos de
costos, dicha Dependencia determinará si la instalación será ejecutada por la Comisión
Federal de Electricidad o si se debe convocar a particulares para suministrar la energía
eléctrica necesaria;
III. .Para la adquisición de energía eléctrica que se destine al servicio público, deberá
considerarse la que generen los particulares bajo cualesquiera de las modalidades reco-
nocidas en el artículo 36 de esta Ley;
IV. .Los términos y condiciones de los convenios por los que, en su caso, la Comisión
Federal de Electricidad adquiera la energía eléctrica de los particulares, se ajustarán a lo
que disponga el Reglamento, considerando la firmeza de las entregas; y
V. .Las obras, instalaciones y demás componentes serán objeto de Normas Oficiales
Mexicanas o autorizadas previamente por la Secretaría de Energía”.
274 FILIBERTO OTERO SALAS
2. Cogeneración
3. Producción independiente
4. Pequeña producción
Las personas físicas o morales que quieran realizar algún tipo de acti-
vidad de las ya señaladas con anterioridad deberán presentar su solicitud
EL SERVICIO PÚBLICO DE ENERGÍA ELÉCTRICA EN MÉXICO 277
1. De la opinión de la comisión
1. Acto administrativo
Nota final. Los formatos que deben presentar las personas físicas o
morales interesadas en obtener un permiso para realizar alguna de las
actividades no consideradas dentro del servicio público se encuentran a
disposición de los interesados en la página web de la Secretaría de Ener-
gía: http://www.energia.gob.mx.
ner en un futuro no muy lejano, una ley compatible con los intereses de
los gobernados.
Aunque la carta magna dispone que el servicio público de energía eléc-
trica debe prestarse exclusivamente por el Estado mexicano, ha habido
casos que han tratado de tergiversar la facultad propia de la nación; todo
esto, como consecuencia de la inserción de actividades no consideradas
como parte del servicio público. Es por esto que nuestro máximo tribunal
de justicia debe seguir conservando esa postura lucida y preclara, con el
único propósito servir al pueblo de México.4
en la que decretó la invalidez de las reformas hechas por el Ejecutivo Federal al Re-
glamento de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica. Véase Invalidez de las
reformas hechas por el Ejecutivo Federal al Reglamento de la Ley del Servicio Público
de Energía Eléctrica, México, 2005, 107 pp. (Col. Decisiones relevantes de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación).
EL DERECHO HUMANO A LA EDUCACIÓN Y EL SERVICIO
PÚBLICO DE EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉXICO
I. Introducción
287
288 CLAUDIA QUINTERO JARAMILLO
1. Objeto y dimensiones
2. Características
Todos los Derechos Humanos, los civiles, los políticos, los económicos,
los sociales y los culturales son indivisibles, interdependientes y están in-
tercondicionados recíprocamente. Esta indivisibilidad, interdependencia e
intercondicionamiento se aplica a todos los derechos humanos, a los tradi-
cionalmente reconocidos e internacionalmente protegidos, como también
A. Derecho cultural
B. Derecho civil
C. Derecho universal
D. Derecho indivisible
8 Ibidem,
p. 390.
9 Ibidem,
p. 392.
10 Ibidem, p. 58.
11 Ibidem, p. 59.
12 Gros Espiell, Héctor y Blengio Valdés, Marina, op. cit., nota 3, p. 9.
EL DERECHO HUMANO A LA EDUCACIÓN 291
3. Instrumentos internacionales
4. La educación superior
a. Educación de calidad
Si bien este derecho permite asumir que la educación debe estar abier-
ta para todos, también se advierte que para la manutención de su calidad
o alto nivel debe someterse a normas reglamentarias y académicas que se
estimen pertinentes.
Al respecto, conceptualmente se ha intentado definir qué es la “calidad
de la educación superior”, destacándose del Glosario Regional de Amé-
rica Latina, lo siguiente:
no hay acuerdo universal sobre lo que es calidad, pero cada vez se mide
más con dos aspectos; (a) formación de las persona que terminan el pro-
grama, y (b) capacidad de las instituciones para producir cambios que me-
joren esa formación. Considerando los conocimientos adquiridos, el ma-
nejo de herramientas, la educación multicultural, el uso de tecnologías, el
pensamiento crítico, y el desarrollo de la capacidad de aprender. Además,
es importante evaluar hasta qué punto la institución y el programa de es-
tudios responde a los problemas reales de la sociedad, y a las iniciativas
de la población.17
e. Educación integral
f. Educación pertinente
g. Educación permanente
h. Educación prospectiva
Esta ley está compuesta por 27 artículos, que contemplan los rubros
relativos a: disposiciones generales; la coordinación y distribución de la
competencia entre las autoridades educativas; la asignación de recursos
a las instituciones públicas de educación superior, y dos artículos transi-
torios.
Su objeto es “establecer las bases para la distribución de la función
educativa de tipo superior entre la Federación, los Estados y los Muni-
cipios, así como prever las aportaciones económicas correspondiente, a
fin de coadyuvar al desarrollo y coordinación de la educación superior”
(artículo 1, LCES), y su aplicación corresponde en consecuencia a los
tres órdenes de gobierno.
Los hilos conductores del desarrollo de la educación superior quedan
supeditados a las prioridades nacionales, regionales y estatales y a los
programas institucionales de docencia, investigación y difusión de la cul-
tura (artículo 5, LCES).
Este ordenamiento jurídico reconoce a la educación como un servicio
público que se presta de forma coordinada y dentro de sus respectivas
jurisdicciones por los tres niveles de gobierno (artículo 8, LCES). Reco-
nociendo que participan en el desarrollo de esta actividad los particulares
con reconocimiento de validez oficial de estudios, prestadores que debe-
rán estar registrados en la Secretaría de Educación Pública (artículo 18,
LCES).
El financiamiento a la educación superior por parte del Estado se pone
de manifiesto a través de este instrumento, al preverse que con el fin de
desarrollar esta actividad, el Estado debe asignar recursos públicos dispo-
nibles, según las prioridades y lineamientos previstos por la ley (artículo
11, LCES). Sin embargo, dichas instituciones tienen la libertad de llevar
a cabo programas para incrementar sus propios recursos y ampliar sus
302 CLAUDIA QUINTERO JARAMILLO
d. Legislación municipal
Estado”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, núm. 99, 1999, p. 14.
27 Ibidem, p. 10.
EL DERECHO HUMANO A LA EDUCACIÓN 305
Artículo 3o. …
La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamen-
te todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor
a la Patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la indepen-
dencia y en la justicia:
…
II. El criterio que orientará a esa educación se basará en los resultados
del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las ser-
vidumbres, los fanatismos y los prejuicios.
Además:
a) Será democrático, considerando a la democracia no solamente como
una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de
vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural
del pueblo;
b) Será nacional, en cuanto —sin hostilidades ni exclusivismos—
atenderá a la comprensión de nuestros problemas, al aprovechamiento
de nuestros recursos, a la defensa de nuestra independencia política, al
EL DERECHO HUMANO A LA EDUCACIÓN 309
33 Ibidem, p. 303.
310 CLAUDIA QUINTERO JARAMILLO
Tipos de educación
Preescolar
Básica Primaria
Secundaria
Licenciatura
Superior Especialidad
Maestría
Doctorado
A. Generalidad
B. Igualdad
C. Regularidad
D. Continuidad
34 Ibidem, p. 105.
312 CLAUDIA QUINTERO JARAMILLO
35 Ibidem, p. 303.
EL DERECHO HUMANO A LA EDUCACIÓN 313
I. Introducción
1. Definición
De conformidad con el catedrático Jorge Fernández Ruiz, el servicio
público “es toda actividad técnica destinada a satisfacer una necesidad de
carácter general, de manera uniforme, regular y continua, con sujeción a
un mutable régimen jurídico exorbitante de derecho privado, en benefi-
cio indiscriminado de toda persona”,1 definición que permite derivar de
manera explícita e implícita los elementos del mismo.
2. Elementos
Estado”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, núm. 99, 1999, http://www.
juridicas.unam.mx/publica/rev/boletin/cont/99/art/art1.htm, p. 14.
2 Ibidem, p. 10.
SERVICIO PÚBLICO DE AUTOTRANSPORTE FEDERAL DE PASAJEROS 319
3. Clasificación
3 Idem.
320 CLAUDIA QUINTERO JARAMILLO
El doctrinario Alfonso Nava Negrete5 precisa que diversas han sido las
formas jurídicas por las que se presta el servicio público, entre las que se
destacan: la centralización administrativa, la descentralización por ser-
vicio, la desconcentración administrativa, las empresas de participación
estatal, el fideicomiso público, la concesión administrativa y el permiso
administrativo.
4 Idem.
5 Nava Negrete, Alfonso, Derecho administrativo mexicano, México, Fondo de Cul-
1. Definición legal
El servicio de autotransporte de pasajeros, de conformidad con la frac-
ción IX del artículo 2o. de la LCPAF, es “El que se presta en forma regu-
lar sujeto a horarios y frecuencias para la salida y llegada de vehículos”,
8 Fernández Ruiz, Jorge, “Apuntes para una teoría jurídica de las actividades del
Estado”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, núm. 99, 1999, p. 11.
SERVICIO PÚBLICO DE AUTOTRANSPORTE FEDERAL DE PASAJEROS 323
F. El boleto
G. Responsabilidad civil
tista ampare a los viajeros desde que aborden hasta que desciendan del
vehículo, en términos de lo dispuesto en el artículo 81 del RAFSA.
La SCT debe concertar con los autotransportistas los montos de las
indemnizaciones que pagarán por la pérdida o avería del equipaje docu-
mentado. En el caso en que se haya documentado el equipaje, se le paga-
rá al interesado el monto declarado (artículo 82, RAFSA).
Los permisionarios deberán contratar un seguro que ampare los da-
ños que puedan ocasionar en términos generales a cualquier tercero en
sus bienes y personas y cualquier otro daño que pudiera generarse por el
vehículo en caso de accidente. Asimismo, podrán constituir, en la forma,
términos y por los montos que determine la Secretaría de conformidad
con los lineamientos que publique el DOF, un fondo destinado a este fin
(artículo 83, RAFSA).
Por su parte, la LCPAF, en su artículo 64, prevé que el derecho a per-
cibir las indemnizaciones y la fijación del motivo se sujetará a las dispo-
siciones del Código Civil Federal, y la prelación en el pago se regirá en
lo dispuesto por el artículo 501 de la Ley Federal del Trabajo. La SCT
resolverá administrativamente las controversias que se originen en rela-
ción con el seguro del viajero, sin perjuicio de que las partes sometan las
controversias a los tribunales judiciales correspondientes.
H. Los conductores
De conformidad con los artículos 36, 37 y 38 de la LCPAF, los con-
ductores de los vehículos autorizados para el servicio público que se
describe deben contar con licencia federal expedida por la SCT, siendo
responsables los permisionarios de vigilar y constatar que se encuentra
vigente; deben aprobar cursos de capacitación y actualización de cono-
cimientos técnicos y prácticos con vehículos y simuladores; los permi-
sionarios tienen la obligación de proporcionar a sus conductores capaci-
tación y adiestramiento para lograr que la prestación de los servicios sea
eficiente, segura y eficaz.
Con los conductores y los permisionarios son responsables solidarios
de cubrir los daños causados por los primeros.
Licencia federal
Con base en los artículos 88, 90, 90-A, 91, 92, 93, 93-A, 93-B de la
RAFSA, la licencia federal requerida para la conducción de vehículos de
SERVICIO PÚBLICO DE AUTOTRANSPORTE FEDERAL DE PASAJEROS 331
—— Cancelación
• Sentencia ejecutoria que condene al infractor por delito cometi-
do en el desempeño de su actividad como conductor de vehícu-
los de autotransporte federal.
• En caso de accidente del vehículo cuando el conductor no dé
aviso de inmediato a la autoridad más próxima, no preste auxilio
a las personas que resulten lesionadas o abandone el vehículo.
• La tercera infracción, levantada por rebasar los límites de ve-
locidad establecidos por la Secretaría, en un periodo de doce
meses.
• Que el conductor altere los datos contenidos en la licencia federal.
En estos casos no se tiene derecho a que se le devuelva o renue-
ve dicho documento.
—— Suspensión
• Cuando el titular de la licencia permita a persona no autorizada
por la SCT, la conducción del vehículo a su cargo.
• En casos de la segunda infracción levantada por rebasar los lí-
mites de velocidad establecidos por la SCT durante un periodo
de doce meses.
—— Anulación
• Que no se proporcione en la solicitud de la misma información
correcta (puede subsanar las deficiencias encontradas).
I. Los vehículos
a. Autoridades competentes
b. Infracciones
c. Sanciones
d. Medios de impugnación
V. Consideraciones finales
con el mismo para poder ejercer los derechos que confiere el permiso,
pues con ello se restan efectos jurídicos a este último acto, lo que desvir-
túa su naturaleza jurídica de quitar el obstáculo que tienen los individuos
para ejercer un derecho preexistente.
La Ley de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal no prevé como
requisito para la obtención de un permiso para la prestación del servicio
público federal de autotransporte de pasajeros con origen y destino a
un aeropuerto, el acreditar contar con una terminal; esto es, con un ae-
ropuerto que sirva de origen o destino del servicio, por lo se considera
inapropiado que si tengan la necesidad de celebrar convenios con el ad-
ministrador del aeropuerto para poder ejercer sus derechos con base en
dicho acto administrativo.
En la práctica se observa que los permisionarios han tenido la necesi-
dad de agruparse en personas morales para la prestación del servicio, de
manera tal que pareciera que el permiso en cuestión se desnaturaliza aún
más, en razón de que el ejercicio de los derechos que otorga el permiso
está supeditado, no sólo a su obtención, sino también a la celebración de
convenios con el administrador del aeropuerto y de actos jurídicos entre
ellos mismos, para organizar el servicio público que prestan, sin una cla-
ra intervención en estos dos últimos casos de la autoridad competente, lo
que pone en duda el control que ésta ejerce en la materia.
EL SERVICIO PÚBLICO DE RADIO
Y TELEVISIÓN
I. El servicio público
1. Antecedentes
2. Caracteres esenciales
Son los rasgos distintivos del servicio público, y son esenciales porque
sin ellos éste queda desvirtuado; es decir, deja de considerarse público,
y son:
Generalidad o universalidad. El servicio público habrá de proporcio-
narse a toda persona que lo solicite y satisfaga los requisitos previstos
para el caso, sin más límite que la capacidad instalada.
3. Elementos esenciales
D. La intervención estatal
4. Definición
5. División y clasificación
A. División
B. Clasificación12
son todos los uti universi y algunos uti singuli, como educación primaria.
Los usuarios deben pagar por su utilización de acuerdo con una tarifa
predeterminada por la autoridad, en el caso de los servicios públicos one-
rosos.
Por el régimen jurídico del servicio. De régimen jurídico público,
conforme a la doctrina francesa, se trata de los regidos exclusivamente
por el derecho público, como correos, telégrafos, alumbrado. De régimen
jurídico mixto o de derecho público y de derecho privado, comprende
todos los servicios públicos impropios.
Por razón de la competencia económica. Según sean uno, pocos o
muchos los prestadores del servicio público, se denominan: de régimen
de monopolio con un único prestador del servicio, como el suministro de
energía eléctrica; de régimen de oligopolio, en el cual los prestadores del
servicio público son unos cuantos; por ejemplo, la radio, la televisión,
la banca, la telefonía celular. Régimen de competencia: son muchos los
prestadores del servicio público, y, entre otros, se encuentran los referen-
tes a los servicios de cargadores, de taxis, de lecherías.
Por la titularidad o jurisdicción del servicio. Se refiere a la instancia
gubernamental a que corresponde el aseguramiento, y control del servi-
cio, agrupándose en generales o federales, regionales o estatales, munici-
pales y concurrentes, que por su propia denominación se explican.
Por razón del prestador del servicio. Se subdivide en servicios pres-
tados por entes de derecho público y servicios prestados por gobernados.
Éstos se prestan por personas físicas y/o morales. Aquéllos, por la admi-
nistración pública centralizada, por un órgano desconcentrado, por un or-
ganismo público descentralizado por servicio o por una empresa pública
constituida como sociedad anónima o fideicomiso.
A. La libertad de expresión14
B. El derecho a la información
C. El derecho al esparcimiento
El desarrollo armónico de todas las facultades del ser humano es uno
de los objetivos de la educación que imparte el Estado. Para alcanzar un
desarrollo armónico, el individuo requiere estar en posibilidad de contar
con parte de su tiempo para el esparcimiento. El párrafo sexto del artícu-
lo 4o. constitucional hace referencia al esparcimiento de la niñez: “Los
niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de
17 Ibidem, p. 60.
EL SERVICIO PÚBLICO DE RADIO Y TELEVISIÓN 351
2. La radiodifusión
Radiocomunicación y radiodifusión
a. La radiocomunicación
sin necesidad de medio alguno, o sin guía artificial. Las ondas hertzia-
nas son energía eléctrica definida por unas cualidades físicas, la longitud
y la frecuencia.18 La actividad de conversión para transmisión de ondas
electromagnéticas que transportan sonidos, en un caso, e imágenes y so-
nidos de forma simultánea, en otro, en que consisten, respectivamente, la
radio y la televisión, está determinantemente condicionada por el medio,
o, mejor dicho, por el procedimiento a través del cual se desarrolla. Por
otro lado, las ondas hertzianas no son nada si no hay un proceso de trans-
formación del sonido y las imágenes para propagarlas desde un punto
(emisor) a otro (receptor). Mientras esto no ocurra, se tiene por un lado
el aire que respiramos, y, por otro, aparatos capaces de generar energía
eléctrica portadora de imágenes y sonidos. La utilización de las ondas
radioeléctricas es lo que define a las radiocomunicaciones y las distingue
dentro del género telecomunicaciones.19
b. Concepto de radiodifusión
c. Finalidad
A. Definición
a. En el derecho internacional
c. Nuestra definición
que, por regla general, no es atribuido por ley a una persona de derecho
público, y deriva de una concesión o un permiso, de una licencia o una
autorización de carácter administrativo que destraba el ejercicio de un
derecho individual limitado, de realizar la actividad privada de radiodi-
fusión destinada al público.
Sin embargo, debe también considerarse que para determinados conte-
nidos, especialmente culturales, sí puede atribuirse a una persona de de-
recho público, como ocurre en el caso mexicano. Igual ocurre con aque-
llos espacios atribuidos a gobiernos estatales.
—— Uniformidad o igualdad
El servicio público de radio y televisión se presta en las mismas con-
diciones a todos los usuarios, sin discriminación de ninguna especie. Di-
cho carácter no impide establecer distintas modalidades o categorías con
condiciones o tarifas distintas, como es el caso de las transmisiones de
amplitud modulada o de frecuencia modulada o la televisión por satéli-
te, que “...es sólo una modalidad, más avanzada y perfecta, de la radio y
la televisión por ondas hertzianas. Los satélites no son sino repetidores,
esto es, simples reflectores de las ondas radioeléctricas colocados en el
espacio”.26
—— Regularidad
—— Continuidad
E. Régimen económico
26 Ibidem, p. 112.
358 ARACELI JOSEFINA ROMERO GARIBAY
F. Requisitos
G. Tarifas
4. La radio y la televisión
A. La radio
a. Antecedentes históricos27
b. Clasificación
c. Programación
B. La televisión
a. Antecedentes históricos
b. Clasificación
es, pues para transmitir su mensaje debe cubrir un pago conforme a las
tarifas establecidas. Se distinguen entre ellas fundamentalmente por el
carácter de los contenidos de su programación. Los de la primera son
meramente de entretenimiento, y en muchas ocasiones no cumplen con
los lineamientos estipulados en la ley y reglamento correspondientes. La
televisión cultural mantiene una programación cuyos contenidos suelen
coincidir con la satisfacción de la necesidad de carácter general que da
origen al servicio en cuanto a capacitación, educación, culturización y es-
parcimiento. No puedo afirmar lo mismo en cuanto al rubro información
pues, en mi opinión, los noticieros de Canal 11 hace tiempo que dejaron
de tratar de ser objetivos.
La televisión gratuita y de paga. En la primera categoría tenemos toda
la televisión abierta, ya sea comercial o cultural, pero por la cual el pú-
blico usuario-televidente no tiene que pagar, la cual se identifica por usar
las ondas electromagnéticas para transmitir sus mensajes sonoros o au-
diovisuales.
En la televisión de paga, tanto el usuario-televidente como el usuario-
anunciante pagan por el servicio. El medio por el que se transmiten el
sonido o imagen puede ser por cable o vía satélite.
c. Programación
A. Definición
30 Ibidem, p. 394.
31 Ibidem, p. 395.
364 ARACELI JOSEFINA ROMERO GARIBAY
D. Extinción de la concesión
32 Ibidem, p. 410.
EL SERVICIO PÚBLICO DE RADIO Y TELEVISIÓN 365
33 Orozco Gómez, Javier, El marco jurídico de los medios electrónicos, México, Po-
1. Parlamento Europeo
2. El sistema alemán
José Antonio Rodríguez García36 explica al tratar el tema de la juris-
prudencia constitucional sobre la radiodifusión, que el Tribunal Consti-
tucional Federal (TCF) ha dictado seis sentencias que han ido marcando
la evolución de estos medios de comunicación en el sistema alemán, a las
que se refiere brevemente.
En sentencia jurisprudencial dictada por el TFC analiza el monopolio
de la radiodifusión, atribuido en su gestión a órganos de derecho público
regionales el 28 de febrero de 1961, se manifiesta que la radiodifusión es
competencia de los Länder y, además, la calificó de “servicio público”
(Öffentliche Aufgabe). En esa misma sentencia, el TCF señaló que el ar-
tículo 5o. de la Ley Fundamental de Bonn, del 23 de mayo de 1949, no
impone el monopolio ni tampoco exige que su gestión sea llevada a cabo
por órganos públicos, por lo que una sociedad de derecho privado podría
participar en la gestión de este servicio siempre que garantice, como lo
han hecho los órganos públicos, “la participación de todas las tendencias
importantes de la sociedad”; y además la independencia en el ejercicio de
sus funciones, con lo que se consagra el principio de pluralismo interno.
En sentencia del TCF del 27 de julio de 1971 señala que la televi-
sión es uno de los más poderosos medios de comunicación, que entraña
peligros por su influencia sobre la opinión pública; por tal motivo, no
puede dejarse al libre juego de entidades privadas, “ni puede dejarse ex-
clusivamente en manos del Estado”. La radiodifusión es un “asunto de
la colectividad”. En sentencia del 16 de junio de 1981 se dijo: “La Ley
que regule la televisión puede permitir que la gestión de estas emisoras
quede en manos de empresas privadas, pero nunca a merced de uno o va-
rios grupos sociales. Por eso el legislador debe garantizar un mínimo de
equilibrio y de imparcialidad.
En sentencia del 4 de noviembre de 1986 estableció tres grandes re-
quisitos para el desarrollo de la radiodifusión privada: la potestad para el
otorgamiento de concesiones debe ser confiada a un órgano independien-
te del Estado; la programación debe responder a exigencias de objetivi-
dad y equilibrio de opiniones, y un pluralismo interno similar a la radio-
difusión pública, y se deben evitar las “posiciones dominantes” sobre la
opinión pública. Las sentencias del 24 de marzo de 1987 y otra dictada en
1991 se refieren concretamente a la programación en televisión.
36 Ibidem, pp. 48-54.
368 ARACELI JOSEFINA ROMERO GARIBAY
3. El sistema francés38
4. El sistema italiano39
5. El sistema español
V. Situación actual41
1997, p. 19.
41 Fuente: Secretaría Técnica de la Comisión de Comunicaciones y Transportes de la
I. Planteamiento
artículo.
375
376 JAVIER SANTIAGO SÁNCHEZ
1. Nociones generales
p. 420.
3 Bandeira de Mello, Celso Antônio, Curso de derecho administrativo, México, Po-
2005, p. 333.
6 Fernández Ruiz, Jorge, Derecho administrativo de Aguascalientes, México, Po-
2. Elementos esenciales
3o., 5o., 13, 27, 110, 115, 122 y 132 de nuestra Constitución Política.
9 Véase Gordillo, Agustín, Tratado de derecho administrativo, 7a. ed., México, Po-
3. Caracteres principales
10 Jèze, Gastón, Los principios generales del derecho administrativo, Madrid, Reus,
1928, p. 284.
11 Veáse Bandeira de Mello, Celso Antônio, op. cit., p. 599.
12 Moles Plaza, Ramón Jordi y Morales Aguilar de Fernández, María Regina, “Los
servicos públicos”, en Ballbé, Manuel y Franch, Marta (dirs.), Manual de derecho admi-
nistrativo, Catalunya, AECI-Universitat Autònoma de Barcelona, 2002, p. 355.
13 Fernández Ruiz, Jorge, op. cit., p. 172.
EL SERVICIO PÚBLICO DE DRENAJE EN EL DISTRITO FEDERAL 381
5. Clasificación
1) Según su importancia
a) Esenciales: satisfacen las necesidades primarias e indispensables
del individuo; por ejemplo, el servicio de suministro de agua potable.
b) Secundarios: satisfacen necesidades que no se consideran básicas,
y en consecuencia tienen un segundo grado de importancia; por ejemplo,
el servicio público de estacionamiento.
2) Por su utilización
a) Obligatorios: se obliga para su aprovechamiento a los usuarios; por
ejemplo, la instrucción primaria.
b) Optativos o facultativos: el particular puede elegir entre ser usua-
rio o no, ya que no se coacciona para que se aproveche el servicio; por
ejemplo, el correo.
3) Según su competencia
a) Exclusivos: son atribuciones únicas del Estado; por ejemplo, el ser-
vicio de suministro de energía eléctrica.
b) Concurrentes: pueden ser realizados por el Estado, o bien por los
particulares; por ejemplo, los servicios de salud.
1. Concepto
A. Estatuto de Gobierno
Las causas por las que se puede suspender la prestación del servicio
público de drenaje son las siguientes:
Artículo 75. Podrá suspenderse el servicio de drenaje, cuando:
I. En el predio no exista construcción;
II. Cuando se requiera reparar o dar mantenimiento al sistema de dre-
naje, y
III. La descarga pueda obstruir la infraestructura o poner en peligro la
seguridad del sistema hidráulico de la Ciudad o de sus habitantes.
Respecto a las aguas que son jurisdicción del Distrito Federal, así
como la competencia que tiene el jefe de Gobierno sobre ellas, se indica
lo siguiente:
Artículo 93. Son aguas de jurisdicción del Distrito Federal, aquellas que
se localicen en dos o más predios y que conforme al párrafo quinto del
Artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
reúnan las características de no ser consideradas de propiedad de la Na-
ción y, en su caso, estén asignadas al gobierno del Distrito Federal por la
federación.
La jurisdicción del Distrito Federal de las aguas a que se refiere el pá-
rrafo anterior, subsistirá aun cuando las aguas no cuenten con la decla-
EL SERVICIO PÚBLICO DE DRENAJE EN EL DISTRITO FEDERAL 391
ratoria respectiva emitida por el Jefe del Gobierno del Distrito Federal,
asimismo subsistirá la propiedad de esas aguas, cuando mediante la cons-
trucción de obras, sean desviadas del cauce o vasos originales, o se impi-
da su afluencia a ellos. Las aguas residuales provenientes del uso de las
aguas de jurisdicción estatal que converjan al territorio del Distrito Federal
tendrán el mismo carácter, siempre y cuando hayan sido asignadas por la
federación.
Artículo 94. El Jefe del Gobierno del Distrito Federal, a través de la
Secretaría, normará la explotación, uso, aprovechamiento, distribución y
control de las aguas asignadas o de jurisdicción del Distrito Federal, en los
términos de la presente Ley y su Reglamento.
La explotación, uso o aprovechamiento de las aguas asignadas y/o de
jurisdicción del Distrito Federal, así como sus bienes inherentes, motivará
por parte del usuario el pago de derechos que establezca el Código Finan-
ciero del Distrito Federal.
e) 38 cm $13,150.25
f) 45 cm $14,506.25
II. Conexión de descargas domiciliarias, en terrenos tipo III, de confor-
midad con los siguientes diámetros:
a) 15 cm $15,914.60
b) 20 cm $15,919.55
c) 25 cm $17,609.15
d) 30 cm $20,469.45
e) 38 cm $25,221.45
f) 45 cm $28,159.65
III. Reconstrucción o cambio de diámetro de conexiones de descargas
domiciliarias, en terrenos tipo I y II, de conformidad con los siguientes
diámetros:
a) 15 cm $10,068.40
b) 20 cm $10,096.55
c) 25 cm $11,175.70
d) 30 cm $12,715.55
e) 38 cm $14,611.35
f) 45 cm $16,118.10
IV. Reconstrucción o cambio de diámetro de conexiones de descargas
domiciliarias, en terrenos tipo III, de conformidad con los siguientes diá-
metros:
a) 15 cm $17,682.85
b) 20 cm $17,688.40
c) 25 cm $19,565.85
d) 30 cm $22,743.85
e) 38 cm $28,023.90
f) 45 cm $31,288.55
Se deroga.
El monto de los derechos a que se refiere este artículo, incluye los ma-
teriales, mano de obra directa y el valor del medidor de agua.
Se considerará terreno tipo I y II, aquel constituido por un material que
por su cohesión para ser aflojado y removido, una persona requiere de
pala, pico, barreta, o auxiliarse de cuña y marro, y una vez suelto se puede
extraer con pala.
Se considerará terreno tipo III, aquel constituido por un material bas-
tante cohesionado, que para removerlo, una persona requiere fracturarlo
a base de cuña y marro, o bien con explosivos, o cuña con vibrador neu-
mático.
EL SERVICIO PÚBLICO DE DRENAJE EN EL DISTRITO FEDERAL 393
El monto que se debe pagar por la autorización para usar la red de dre-
naje se encuentra señalado en la fracción III del artículo 203:
Artículo 203. Por la autorización para usar las redes de agua y drenaje o
modificar las condiciones de uso, así como por el estudio y trámite, que
implica esa autorización, se pagarán los derechos conforme a las siguien-
tes cuotas:
III. Por la autorización para usar las redes de agua y drenaje o modificar
las condiciones de uso, se pagará la cantidad de $143.22
1. Origen
VI. Emitir las normas ambientales para el Distrito Federal con rela-
ción al manejo integral de los recursos hídricos, la prestación de servicios
del agua potable, drenaje y alcantarillado, así como el tratamiento y reúso de
aguas residuales, con base en lo establecido en la Ley Ambiental;
VII. Coordinar y vigilar el registro de descargas de aguas residuales
de fuentes fijas que se vierten a los sistemas de drenaje y alcantarillado y
demás cuerpos receptores en el Distrito Federal;
VIII. Establecer y actualizar el registro de descargas de aguas residua-
les que se viertan en el sistema de drenaje y alcantarillado o a cuerpos
receptores en el Distrito Federal; y
IX. Conducir la política relacionada con la construcción de obras hi-
dráulicas.
X. Otorgar concesiones para la realización de obras y la prestación de
los servicios hidráulicos y vigilar su cumplimiento.
XI. La atención de los demás asuntos que le conceda esta Ley y otros
ordenamientos en concordancia con ella y que no estén expresamente atri-
buidos a la federación o a otras dependencias o entidades de la Adminis-
tración Pública del Distrito Federal.
A. Consejo directivo
B. Dirección general
El SACM está a cargo de un director general, quien es designado por
el jefe de Gobierno del Distrito Federal, o bien, a indicación de éste por el
titular de la Secretaría del Medio Ambiente, y puede ser removido libre-
mente por el jefe de Gobierno.
El director general, para el ejercicio de sus funciones, puede auxiliarse
de coordinadores, directores, y de las unidades administrativas que de-
terminen sus estatutos.
Además de las facultades conferidas en el artículo 13 de la Ley de
Aguas del Distrito Federal, el director tiene las siguientes atribuciones:
I. Administrar y representar legalmente al organismo;
II. Celebrar y otorgar toda clase de actos y documentos inherentes a su
objeto;
III. Formular los programas y los presupuestos del organismo y some-
terlos a la aprobación del Consejo Directivo;
IV. Ejecutar los programas y ejercer los presupuestos aprobados por el
Consejo, así como los acuerdos del mismo, de conformidad con las nor-
mas jurídicas administrativas aplicables;
V. Formular los programas de organización, reorganización o moderni-
zación del organismo;
VI. Elaborar el programa anual de actividades para someterlo a la apro-
bación del Consejo;
VII. Presentar al Consejo para su aprobación los manuales de organi-
zación y de procedimientos, así como las propuestas de reforma a dichos
manuales y al estatuto orgánico;
VIII. Presentar al Consejo Directivo el informe sobre el desempeño de
las actividades del organismo en forma trimestral;
IX. Proporcionar la información que solicite el comisario público;
X. Celebrar y otorgar toda clase de documentos inherentes a su objeto,
sujetándose a los lineamientos que apruebe el Consejo Directivo;
EL SERVICIO PÚBLICO DE DRENAJE EN EL DISTRITO FEDERAL 401
C. Órgano de vigilancia
El órgano de vigilancia del SACM está presidido por un comisario pú-
blico designado por la Contraloría General del Distrito Federal; de igual
manera, cuenta con un órgano de control interno, cuyo titular puede ser
removido libremente por el titular de la Contraloría General del Distrito
Federal.
lico/drenaje.html.
402 JAVIER SANTIAGO SÁNCHEZ
A cargo de CNA
Total 7´237,966
A cargo de SACM
Total 4´843,961
V. Reflexiones finales
I. Introducción
405
406 IRENE EMILIA TREJO HERNÁNDEZ
de radio y televisión, el pago del impuesto que se indica, con algunas mo-
dalidades, con la cual se imponía una nueva modalidad de tiempo fiscal;
es decir, no sólo coordinaría el tiempo de las radiodifusoras comerciales
(12.5%), sino también dispondría de un 12.5% del tiempo de transmisión
de las estaciones radiodifusoras oficiales y culturales que operaran al am-
paro de permisos, siendo el único conducto para ordenar la transmisión
de los programas que se difundan en esos tiempos, por lo que sólo oiría al
Consejo Nacional de Radio y Televisión para asuntos de su competencia,
mas no así para la coordinación de las pautas a transmitir.
El diez de octubre de dos mil dos se publicó en el Diario Oficial de la
Federación, el Decreto por el que se autoriza a la Secretaría de Hacienda
y Crédito Público a recibir de los concesionarios de estaciones de radio y
televisión, el pago del impuesto que se indica, el cual abrogó el Acuer-
do por el que se autoriza a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
a recibir de los concesionarios de estaciones comerciales de radio y te-
levisión, el pago del impuesto que se indica, con algunas modalidades,
publicado en el Diario Oficial de la Federación el primero de julio de mil
novecientos sesenta y nueve, así como el Acuerdo por el que se Consti-
tuye una Comisión Intersecretarial para utilizar el tiempo de transmisión
de que dispone el Estado en las radiodifusoras comerciales, oficiales y
culturales, publicado en el Diario Oficial de la Federación el veintiuno
de agosto de mil novecientos sesenta y nueve.
La justificación de la emisión del citado decreto se debe a que en for-
ma complementaria al tiempo de Estado se buscó ajustar los tiempos del
Ejecutivo Federal y se estableció la necesidad de fortalecer la función so-
cial que les corresponde desempeñar a la radio y a la televisión en su cali-
dad de medios concesionados y permisionados, así como el compromiso
de promover una eficiente administración y utilización de los tiempos
oficiales, por lo cual era necesario ajustar los tiempos fiscales, además de
existir incertidumbre en el alcance de audiencia efectiva que tienen los
tiempos que administra el Ejecutivo Federal en los medios electrónicos
de comunicación, lo que obligó a replantear su uso para que éstos puedan
cumplir adecuadamente su propósito social y que con la publicación del
Decreto se ofrecería certeza y seguridad jurídicas a los concesionarios de
estaciones de radio y televisión, al prever una nueva forma en la que, en
el futuro y en atención a su función social, los concesionarios podrán dar
cumplimiento a las obligaciones fiscales que les impone el artículo nove-
no de la Ley que Establece, Reforma y Adiciona las Disposiciones Rela-
416 IRENE EMILIA TREJO HERNÁNDEZ
V. Sanciones administrativas
Fracciones Multas
Artículo
del artículo 101 Mínima Máxima
I
II
III
VIII
103 XIII $26,295 $262,950
XXI
XXII
XXIII
LOS TIEMPOS OFICIALES Y SU NORMATIVIDAD 423
Multas
Artículo Fracciones del artículo 101
Mínima Máxima
IV XIV
V XV
VI XVI
VII XVII
104 IX XVIII $1051.80 $26,295
X XIX
XI XX
XII XXIV
VII. Mezografía
Desde mediados del siglo XX, los autores convienen en las dificul-
tades que presenta definir suficientemente la noción de servicio público
y han propuesto varios criterios: orgánico, material, jurídico, técnico y
formal.1
no son ajenos a esa postura. Gabino Fraga abandona la idea de que el servicio público
es una noción única para determinar el contenido del derecho administrativo, y prefiere
el concepto “función pública”, y se adhiere a la teoría de que el servicio público es sólo
una actividad más del Estado con el propósito exclusivo de satisfacer el interés general,
Fraga, Gabino, Derecho administrativo, 40a. ed., Mexico, Porrúa, 2000, pp. 22-25, 242
y 243. Andrés Serra Rojas sí da una definición de servicio público, pero destaca la difi-
cultad para encontrar una noción precisa, Serra Rojas, Andrés, Derecho administrativo.
Primer curso, 19a. ed., México, Porrúa, 1998, pp. 110 y 111.
NOCIÓN DEL SERVICIO PÚBLICO EN EL ESTADO SOCIAL DE DERECHO 431
Gilbert Gillespie Lenz, sostiene que algunas actividades públicas, que desde otra perspec-
tiva se pueden clasificar servicios públicos, son llamadas funciones públicas, puesto que
“son servicios de los cuales no puede prescindir una sociedad, como la justicia, la defensa
nacional, los transportes, la actividad educativa y económica del Estado, el crédito públi-
co y otras”. Sin embargo, algunas de estas actividades, en el Estado en que vivimos, son
llevadas a cabo por particulares o con la trascendente ayuda de éstos, y sin que por ello
deba dejárseles de considerar funciones públicas.
436 SERGIO A. VALLS HERNÁNDEZ
En el Estado actual, dentro del estudio del servicio público, los aspec-
tos económicos, relacionados con la eficiencia en su producción y distri-
bución, costo y, sobre todo, la participación de los individuos y los grupos
en los beneficios del mismo, afectan la distribución de renta y, por ende,
determinan el contenido de lo que se entiende por “interés general”.
5 En este punto hay un problema grave de definición jurídica, ya que este tipo de
conceptos son huecos, como el concepto tradicional de justicia, dar a cada quien lo suyo,
y por lo mismo su contenido es contingente e históricamente variable. Véase Kelsen,
Hans, Qué es la justicia. Sobre el concepto interés general debe mencionarse que Miguel
Acosta Romero dedica el capítulo XI de su Segundo curso de derecho administrativo,
2a. ed., México, Porrúa, 1993, pp. 1042-1134, al análisis de dicho tema, bajo el título
“Las nociones de interés público, orden público, utilidad pública y beneficio social en el
derecho administrativo”.
6 Garrido Falla, Fernando, Tratado de derecho administrativo, 6a. ed., Madrid, Cen-
concepto útil para sustituir las bases tradicionales en las que giraba el de-
recho administrativo, la soberanía, y definir primordialmente la actividad
estatal a partir de la prestacional.
Lo destacable de estas posturas es que para inicios del siglo XX la ac-
tividad estatal de prestar servicios era tan importante que se identificaba
como otra manera de manifestarse el Estado, adicional a la emisión de
órdenes, y terminar siendo la que más pesa en la vida de la colectividad,
ya que lo estimado por los individuos es lo que recibe del Estado y, por
lo tanto, una fuente de legitimación del poder social.
El particular sufre el acto de autoridad, y se beneficia del acto de ges-
tión, y una justificación para tolerar lo primero es la existencia del se-
gundo.
Este razonamiento conduce a la distinción entre actos de autoridad y
actos de gestión. Los primeros son aquellos en que el Estado ejerce su
soberanía sobre los particulares, y los segundos, en los que asemeja su ac-
tividad a los de un particular.10
pp. 574-580.
440 SERGIO A. VALLS HERNÁNDEZ
12 Duguit, León, Las transformaciones del derecho público, Madrid, 1913, p. 52.
1995, p. 581.
NOCIÓN DEL SERVICIO PÚBLICO EN EL ESTADO SOCIAL DE DERECHO 441
por Gordillo, Agustín A., Tratado de derecho administrativo, cit., nota 11, p. 562.
17 Bielsa, Rafael, Derecho administrativo, 6a. ed., Buenos Aires, 1964, t. I, p. 463,
citado por Gordillo, Agustín A., op. cit., nota 11, p. 562.
18 Marienhoff, op. cit., nota 3, p. 55.
19 Citado por Escola, Héctor Jorge, Compendio de derecho administrativo, Buenos
Para Benoit: “el servicio público es una actividad que tiene como obje-
to una prestación que tiende a la satisfacción de una necesidad colectiva
que se debe asegurar a los particulares”.20
Héctor Jorge Escola define al servicio público diciendo que “es aque-
lla actividad de prestación que es asumida por la Administración Pública,
en forma directa o indirecta, a fin de atender a la satisfacción de necesi-
dades de interés público, bajo un régimen especial, predominantemente
de Derecho público”.21
Las definiciones expuestas tienen distintos enfoques, y el más des-
tacable es el orgánico y el funcional. El primero vincula necesariamen-
te al servicio público con la administración estatal (Canasi, Sayagués,
Hauriou, Bielsa, Díez y Escola) y el segundo, con la necesidad que se
satisface o la prestación que se lleva a cabo (Marienhoff, Dromi, Álvarez
Gendín y Benoit).
20 Ibidem, p. 434.
21 Ibidem, p. 435.
22 Serra Rojas, Andrés, op. cit., nota 1, pp. 114 y 115.
23 Esta diferencia se atribuye a Rafael Bielsa, op. cit., nota 17, p. 477.
NOCIÓN DEL SERVICIO PÚBLICO EN EL ESTADO SOCIAL DE DERECHO 443
Para los efectos de esta ley, se entiende por servicio público la actividad
organizada que se realice conforme a las leyes o reglamentos vigentes en
el Distrito Federal, con el fin de satisfacer en forma continua, uniforme,
regular y permanente, necesidades de carácter colectivo. La prestación de
estos servicios es de interés público.
Actualmente derogada.
NOCIÓN DEL SERVICIO PÚBLICO EN EL ESTADO SOCIAL DE DERECHO 445
un criterio único para definir al servicio público, pues mientras que en algunos preceptos
como los artículos 3o., 73, frac. XXV y 123, fracs. XVIII y XXIX de la Constitución
Federal se habla de la educación como servicio público, de las huelgas en los servicios
públicos y de los servicios explotados o concesionados por la Federación, en los artícu-
los 5o. y 13 de la misma Constitución los servicios públicos se equiparan a los empleos
públicos y en los artículos 27, frac. VI y 132 constitucionales y 2o. frac. V y 23 de la
Ley de Bienes Nacionales y 217, 218, 220 y 222 del Código Penal relativo a los delitos
cometidos por funcionarios públicos, la expresión de servicio público se encuentra usada
con el sentido de organismo u oficina pública”.
27 Castro Estrada, José, “La teoría del servicio público en el derecho mexicano”, en
451
452 MAURICIO YANOME YESAKI
I. Preámbulo
Con la expedición del decreto 41,4 que contiene la Ley que crea una
institución pública descentralizada, con personalidad jurídica propia y
con domicilio en la ciudad de Monterrey, que se denominó “Servicios de
Agua y Drenaje de Monterrey” el 9 de mayo de 1956, se inició una nueva
etapa en la administración, operación, manejo, distribución y prestación
de dicho servicio, ya que a partir de esta fecha es una dependencia del
propio gobierno del estado de Nuevo León, la encargada de prestar el
servicio público municipal de agua y drenaje a los habitantes de la ciu-
dad de Monterrey, otorgándole la ley, la atribución de suscribir convenios
con los municipios circunvecinos a la capital del estado para la extensión
de los servicios de agua y drenaje a tales municipios, por lo que su objeto
es incipiente, situación que motivó la ampliación de su alcance a los ha-
bitantes del estado de Nuevo León, mediante la reforma publicada el 16
de junio de 1995, y se incluyó en su objeto la prestación del servicio de
saneamiento. Posteriormente, el 16 de agosto de 2006, fue modificado el
artículo 2 de la citada ley, y finalmente fue adicionado el 7 de febrero de
2007, para quedar como sigue:
Artículo 2. La Institución tendrá por objeto prestar los servicios públicos
de agua potable, no potable, residual tratada y agua negra, saneamiento
afirmación sostenida por José Chávez Gutiérrez, en una publicación que conmemorara los
cien años de la fundación de Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey, I.P.D., intitulada:
Agua y drenaje. Una historia de cien años…, Monterrey, Servicios de Agua y Drenaje de
Monterrey, I.P.D., 2006, p. 4, en el sentido de que el fideicomiso celebrado con Nacional
Financiera, S. A. concluyó con anterioridad a la expedición de la Ley que crea a Servicios
de Agua y Drenaje de Monterrey, por lo que se acudió a la celebración de otro fideicomiso
con el Banco Mercantil de Monterrey, para continuar con la operación cotidiana, hasta el
inicio de operaciones de la institución pública descentralizada en estudio.
4 Publicado en el Periódico Oficial del estado el 9 de mayo de 1956.
SERVICIO PÚBLICO DE AGUA Y DRENAJE EN NUEVO LEÓN 457
5 Dicho artículo disponía a la letra: “Uno de los miembros designados por el Gobier-
no del estado desempeñará las funciones de presidente, y ostentará la representación de
la institución y presidirá las reuniones del propio Consejo”.
458 MAURICIO YANOME YESAKI
blica adicionales a las previstas en otras leyes, entre las cuales destacan:
la construcción, ampliación, rehabilitación, mantenimiento, administra-
ción y recuperación de las obras y servicios necesarios para la operación
de los sistemas de captación, conducción, potabilización, almacenamien-
to y distribución de agua potable y los de drenaje sanitario y saneamiento
en los centros de población y asentamientos humanos de los municipios
de la entidad, la adquisición, utilización y aprovechamiento de las obras
hidráulicas o bienes de propiedad privada, cuando se requieran para los
efectos antes señalados, entre otros.
En el capítulo segundo se establece quiénes llevarán la administración
de los servicios públicos de agua potable y saneamiento en el estado y las
acciones a realizar conforme a la competencia prevista en la Ley.
En el capítulo tercero se exponen las facultades del estado por con-
ducto del Poder Ejecutivo, quien se podrá apoyar en las dependencias
y entidades que tienen atribuciones en materia de agua y drenaje, entre
las cuales se encuentran las de establecer las bases operativas para la
coordinación de la prestación de los servicios públicos de agua potable
y saneamiento, las políticas, estrategias, objetivos, programas y normas
administrativas que hagan óptimo el aprovechamiento del agua y su dis-
tribución en el estado.
En el capítulo cuarto se señalan las atribuciones que corresponden a
los municipios del estado, siendo éstas las siguientes: a) planear, progra-
mar y prestar los servicios públicos de agua potable y saneamiento en
sus respectivas jurisdicciones, por medio de organismos descentralizados
o mediante concesiones, considerando la opinión de la Comisión Esta-
tal de Agua Potable y Saneamiento; b) cuando los municipios afronten
circunstancias graves, de carácter extraordinario o de emergencia, que
impidan proporcionar los servicios de agua, drenaje y otros, el estado,
por conducto del Poder Ejecutivo, coadyuvará en la prestación, previa
solicitud del ayuntamiento respectivo, y mientras prevalezcan aquellas
circunstancias; c) participar en el seno de la Comisión Estatal de Agua
Potable y Saneamiento, en el establecimiento de las políticas, lineamien-
tos y especificaciones técnicas conforme a las que se efectuarán la cons-
trucción, ampliación, rehabilitación, administración, operación, conser-
vación, mejoramiento y mantenimiento de los sistemas de agua potable y
saneamiento; d) la realización de obras de infraestructura hidráulica y su
operación, ya sea en forma directa o por medio de sus organismos públi-
cos descentralizados, o concesionar o contratar a terceros.
SERVICIO PÚBLICO DE AGUA Y DRENAJE EN NUEVO LEÓN 461
potable y drenaje sanitario, cuando frente a los mismos existan redes para
la prestación de esos servicios, y cuando no exista deben cubrir la cuota
proporcional para tal efecto, siempre y cuando se hayan cumplido previa-
mente los requisitos que se establezcan en las disposiciones legales para
su construcción. Asimismo, se encuentran obligados los usuarios, al pago
de las cuotas y tarifas por los servicios de agua potable, drenaje sanitario
y tratamiento de aguas residuales.
En el capítulo décimo se indica que las cuotas y tarifas que apliquen
los distintos organismos operadores serán aprobadas por las instancias
competentes, las cuales serán publicadas en el Periódico Oficial del es-
tado y en uno de los diarios de mayor circulación en la localidad, y de-
berán ser suficientes para cubrir los costos de operación, administración,
mantenimiento, depreciación, costo financiero,6 y una reserva para re-
habilitación y mejoramiento del sistema, y observarse lo siguiente: a) el
servicio de agua potable será medido, siendo obligatoria la instalación de
aparatos medidores para la cuantificación del consumo en los predios o
establecimientos que lo reciban. En los lugares donde no haya medidores
o mientras éstos no se instalen, los pagos serán con base en cuotas fijas
autorizadas; b) las tarifas que se fijen, según los usos específicos a que
se refiere el artículo 22 de la Ley, deberán establecer tarifas diferenciales
que estimulen el uso eficiente del agua. Además, las tarifas serán aplica-
das por rangos de consumo, y c) la actualización de los niveles tarifarios
se hará de acuerdo con la proporción que representen las variaciones de
los componentes de los costos, determinada mediante la aplicación de una
fórmula para el ajuste a las tarifas, que se menciona en el artículo 42 de
la ley en estudio.
Por otra parte, los pagos que deberán cubrir los usuarios por la pres-
tación de los servicios se clasifican en: a) cuotas por: cooperación, ins-
talación de tomas domiciliarias, conexión al drenaje sanitario para aguas
residuales de uso doméstico, conexión al drenaje sanitario para aguas re-
siduales no domésticas, instalación de medidor, de aportación para obras
de infraestructura y otros servicios, y b) tarifas por los servicios de agua
potable, drenaje sanitario y saneamiento por cargo fijo, uso doméstico,
comercial o industrial, servicios a gobierno y organismos públicos, uso
6 El artículo 41 in fine de la ley en estudio estipula que por costo financiero se entien-
http://www.nl.gob.mx/pics/pages/organi_descentralizados_base/SADM07.pdf
SERVICIO PÚBLICO DE AGUA Y DRENAJE EN NUEVO LEÓN 467
Consejo
de Administración
Dirección General
Dirección Dirección
de Administración de Sanamiento
Dirección Coordinación
de Finanzas de Municipios
Foráneos
Dirección
Dirección de Contraloría
Comercial Interna
Dirección Dirección
de Ingenieria de Proyectos
Especiales
Dirección Dirección
de Operación de Pluviales
468 MAURICIO YANOME YESAKI
default.asp
SERVICIO PÚBLICO DE AGUA Y DRENAJE EN NUEVO LEÓN 471
V. La solicitud de municipalización
de los servicios de agua, drenaje y otros,
por el municipio de Santiago y sus consecuencias
bre y Soberano de Nuevo León, el cual señala que en el caso de las fun-
ciones y servicios consistentes en agua potable, drenaje, alcantarillado,
tratamiento y disposición de sus aguas residuales, el gobierno del estado
podrá solicitar al Congreso, conservarlas en su ámbito de competencia,
justificando de manera fehaciente que la transferencia del estado al mu-
nicipio afecta en perjuicio de la población, su prestación, resolviendo en
este caso el Congreso lo conducente.
Con base en lo anterior, el Poder Legislativo del estado de Nuevo León
determinó que deben permanecer en el ámbito de las atribuciones de Ser-
vicios de Agua y Drenaje de Monterrey I.P.D., la prestación de dichos
servicios, ya que de esta manera se aseguraría que la población recibie-
ra de una empresa especializada el suministro citado, sin que exista el
riesgo de un mal funcionamiento debido a la falta de experiencia o de
infraestructura en la región, hechos que el gobierno del estado demostró
fehacientemente que pudieran presentarse, obteniendo por consiguiente
la ciudadanía una atención de calidad, eficaz, constante, integral y orien-
tada a su bienestar.
VII. Bibliografía
I. Generalidades
481
482 ÁNGEL ZARAZÚA MARTÍNEZ
3. La función pública
132 y 133.
LA NATURALEZA JURÍDICA DE LA SEGURIDAD PÚBLICA 483
1. Artículo 21 constitucional
A. Antecedentes
Esta figura del Ministerio Público ha sido tratada de manera que tal y
como lo señala este autor, se ha impuesto en la legislación y en la juris-
prudencia la interpretación que lo considera como el único autorizado
para ejercer la acción penal y la función acusatoria durante el proceso
penal, de tal manera que los códigos procesales penales no reconocen
la calidad de parte, ni siquiera con carácter subsidiario, a la víctima del
delito.7
En la actualidad esta facultad de monopolio se encuentra muy cuestio-
nada, y existe un sector de la doctrina que considera inconveniente esta
interpretación radical del artículo 21 constitucional.
6 Ibidem, p. 55.
7 Salvo lo establecido en el artículo 16 del Código Federal de Procedimientos Pena-
les, que dispone que “A las actuaciones de averiguación previa sólo podrán tener acceso el
inculpado, su defensor y la víctima u ofendido y/o su representante legal, si los hubiere..”.
Por su parte, el artículo 141 señala que en todo procedimiento penal, la víctima o el
ofendido por algún delito tendrá derecho a: I. recibir asesoría jurídica y ser informado,
cuando lo solicite, del desarrollo de la averiguación previa o del proceso; II. Coadyuvar
con el Ministerio Público; III. Estar presente en el desarrollo de todos los actos procesales
en los que el inculpado tenga este derecho; IV. Recibir la asistencia médica de urgencia
y psicológica cuando lo requiera; V. Ser notificado personalmente del desistimiento de
la acción penal; y, VI. Los demás que señalen las leyes”. En el mismo artículo se señala
que “En virtud de lo anterior, [las víctimas u ofendidos del delito] podrán proporcionar
al Ministerio Público o al juzgador, directamente o por medio de aquél, todos los datos o
elementos de prueba con que cuenten, que conduzcan a acreditar los elementos del tipo
penal y a establecer la probable o plena responsabilidad del inculpado, según el caso, y la
procedencia y monto de la reparación del daño. En todo caso, el juez, de oficio, mandará
citar a la víctima o el ofendido por el delito para que comparezca por sí o por su represen-
tante designado en el proceso, a manifestar en éste lo que a su derecho convenga respecto
a los previsto en este artículo”.
488 ÁNGEL ZARAZÚA MARTÍNEZ
Este dictamen, al igual que todos los que fueron presentados para el
diseño de la nueva Constitución, desató un acalorado debate, centrándo-
lo sobre todo a la creación de la policía judicial y a las facultades para
sancionar por parte de la autoridad administrativa. Respecto a este último
8 Ibidem, p. 56.
9 Derechos del pueblo mexicano, t. III, cit., nota 3, pp. 1001 y 1002.
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10 Ibidem, p. 1013.
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C. La reforma de 1983
14 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos comentada, cit., nota 12,
p. 56.
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2. Artículo 115
A. Antecedentes
—— Pueblos seglares
—— Pueblos de indios
—— Pueblos con estructura municipal creados por el clero
—— Pueblos creados por individuos que se ofrecieron a fundar muni-
cipios, pero que no poseían capitulación previa
—— Colectividades de emigrantes que no solicitaban poblar ni crear
oficialmente municipio, sino que llegaban a un sitio y organizaban
un poblado sin permiso
—— Pueblos de españoles
—— Pueblos de negros
—— Pueblos creados por descubridores o fundadores con permiso ofi-
cial para fundar municipios
—— Pueblos creados por colectividades, más o menos heterogéneas,
de emigrantes españoles que se ofrecían poblar y se les aceptaba.
—— Creaciones legislativas de virreyes.
23 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cit., nota 12, pp. 228
y 229.
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24 Ibidem, p. 283.
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i. los demás que las legislaturas locales determinen según las condicio-
nes territoriales y socio-económicas de los municipios, así como su capa-
cidad administrativa y financiera.
Los Municipios de un mismo Estado, previo acuerdo entre sus ayunta-
mientos y con sujeción a la ley, podrán coordinarse y asociarse para la más
eficaz prestación de los servicios públicos que les correspondan.
IV. Conclusión
De lo anterior se colige que existe una clara remisión del inciso h) del
artículo 115, al contenido del artículo 21 constitucional, y este último
en forma fehaciente instituye a la seguridad pública como una función
del Estado, en los términos expresados; por lo tanto, conforme al marco
constitucional vigente en el Estado mexicano, la seguridad pública es una
función estatal, tal y como ha sido concebida por diversos autores de la
ciencia política al proponer diversos modelos estatales.
V. Bibliografía
Legislación consultada