You are on page 1of 5

MI

VIAJE POR A COSTA DA MORTE


MARIO GONZÁLEZ SÁNCHEZ 1



MI VIAJE POR A COSTA DA MORTE

Mi Viaje a Costa da Morte

Tercer día
Encuentro ficción y realidad
Santuario da Virxe da Barca

Hoy era un día especial en mi viaje por esta tierra.


Dejaba la casa de turismo rural que había reser-
vado para mis dos primeros días en A Costa de
Morte y emprendía camino con destino a Laxe. En
esa localidad montaría mi cuartel general para los
próximos días. En el camino me encontré con la
localidad de Muxía, que en su momento fue deno-
minada la Zona Cero del desastre del Prestige, y
lugar donde se desarrolla gran parte de mi novela,
Al Otro Lado de la Tempestad. Aparqué el coche

MARIO GONZÁLEZ SÁNCHEZ 2



MI VIAJE POR A COSTA DA MORTE

en una zona próxima al puerto y empecé a caminar


en dirección al Santuario da Virxe da Barca. Este
recorrido era el mismo que hacía Diego Bass
cuando quería encontrarse con Nabor de Baio, el
hombre que todos los días visitaba las rocas de los
acantilados, después de aquel fatídico naufragio.
Estaba nervioso, impaciente, quería descubrir el
entorno en el que se desarrollaba la acción y, sin
darme cuenta, ya caminaba acelerando la cadencia
de mis pasos. En pocos minutos pude ver ante mis
ojos el insigne santuario. Unas lágrimas de emo-
ción se derramaron por mi rostro. Fue un emotivo
encuentro de realidad y ficción. Por segundos,
pude abstraerme de toda vida que fluía a mí alre-
dedor y vi a Nabor de Baio sentado sobre las ro-
cas, buscando en la profundidad del mar aquella
asombrosa ciudad que apareció sin avisar. Des-
cansé sobre una de las impresionantes rocas en
que se asienta el santuario, y permanecí largo
tiempo empapándome de un sinfín de sensaciones
y vivencias. No necesitaba hablar, solo dejar pasar
el tiempo. Cuando me recuperé de aquel ligero es-
tado de vigilia entré a visitar el santuario. De

MARIO GONZÁLEZ SÁNCHEZ 3



MI VIAJE POR A COSTA DA MORTE

nuevo, en el exterior, pasé por debajo de A Pedra


dos Cadrís. Durante un tiempo estuve saltando
sobre A Pedra de Abalar, mientras recordaba la
noche en que empezó a bramar con aquel ronco
alarido, y el cielo se cubrió con ráfagas de fuego
que se clavaban como dardos envenados en el
mar. Pasé gran parte de la mañana embebido en
las escenas del libro y las sensaciones que iba per-
cibiendo al recrearme en ellas. Era necesario per-
der tiempo en Muxía y dejarme empapar de tantas
emociones necesarias. Muxía era un lugar muy im-
portante en mi viaje. Pasaba de mediodía cuando
decidí que debía seguir camino para llegar cuanto
antes a mi nuevo destino: “Casa Arrueiro”, lugar
de residencia para los próximos días. Una vez ins-
talado, di un pequeño paseo por las dependencias
de mi nueva residencia y, una vez más, me felicité
por haber acertado con un espacio tan bucólico.
Comí en unos de los mesones que hay junto al
puerto y, por la tarde, con más tranquilidad, em-
prendí camino en dirección a la playa de Traba.
Esta playa es muy visitada por turistas extranjeros
amantes del surf. El oleaje y la fuerza del agua son

MARIO GONZÁLEZ SÁNCHEZ 4



MI VIAJE POR A COSTA DA MORTE

impresionantes, y difícilmente permiten mantener


una tranquila conversación. En este entorno se
encuentra la Laguna de Traba, donde se dice que
está enterrada la aldea de Valverde. Después de
disfrutar de unas horas de sol, comencé caminar
por largo paseo de madera que lleva hasta el mira-
dor de la laguna. Desde aquí estuve observando la
presencia de algunas aves que habitan en la zona
y, una vez más, dejé puertas abiertas a mis fanta-
sías, que me llevaron hasta la aldea de Valverde.
Dice la leyenda que aquí, debajo de esta aguas, se
encuentran ocultos restos de la Atlántida. Can-
sado de un nuevo día de viaje, regresé a la casa de
turismo rural para cenar en su lujoso comedor y
disfrutar del merecido descanso, tras otro largo día
de marcha por A Costa da Morte.

MARIO GONZÁLEZ SÁNCHEZ 5

You might also like