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¿Cómo puedo crecer como líder?

El liderazgo se desarrolla día a día, no en un solo día.

Llegar a ser un líder es muy parecido a invertir exitosamente en el mercado de


valores. Si uno espera hacer una fortuna en un día, no tendrá éxito. Lo más
importante es lo que uno hace día por día en un largo trayecto. Mi amigo Tag Short
sostiene que <<el secreto del éxito se halla en la planificación del día>>. Si uno
invierte continuamente en el desarrollo de su liderazgo y permite que sus
<<activos>> se acumulen, el resultado inevitable es el crecimiento. Cuando doy
conferencias sobre liderazgo, una de las preguntas más frecuentes es si los lideres
nacen. Siempre respondo: << ¡Sí, claro que nacen… ¡No he hallado uno que haya
venido al mundo de otra manera!>>.

Todos nos reímos y entonces respondo la verdad pregunta: si el liderazgo es algo


que una persona posee o no de manera natural.

Aunque es cierto que algunas personas cuentan con más dotes naturales que otras,
la capacidad de dirigir es realmente un conjunto de habilidades y casi todas ellas
pueden aprenderse y mejorarse. Pero el proceso no ocurre de un día para otro. El
liderazgo tiene muchas facetas: respeto, experiencia, fuerza emocional, destreza,
disciplina, visión, ímpetu, sentido de la oportunidad, y la lista continúa. Como
podemos ver, muchos de los factores que entran en el juego en el liderazgo son
intangibles. Por eso los líderes necesitan madurar para ser efectivos. Al acercarme
a los cincuenta años, comencé a entender con claridad los múltiples aspectos del
liderazgo.

LAS CUATRO FASES DE CRECIMIENTO DEL LIDERAZGO

Ya sea que tengas o no una gran habilidad natural para el liderazgo, éste se
desarrollará y progresará, probablemente, de acuerdo con las siguientes cuatro
fases:
Fase 1: No sé lo que no sé

La mayoría de las personas no reconocen el valor del liderazgo. Creen que es


privativo de unos pocos que están en la cima de la jerarquía corporativa. No tienen
idea de las oportunidades que desaprovechan al no aprender a dirigir. Pude
entender este punto cuando el director de una universidad me comentó que sólo
algunos estudiantes se habían matriculado en un curso sobre liderazgo. ¿Por qué?
Porque sólo algunos se consideraban a sí mismos líderes. Si hubieran sabido que
el liderazgo es influencia y que, en el transcurso de cada día, la mayoría de los
individuos trata usualmente de influir, cuando menos, sobre otras cuatro personas,
quizá se les habría despertado el deseo de aprender más sobre el tema. Es
lamentable, porque una persona no crece mientras no sepa lo que no sabe.

Fase 2: Sé que no sé

Por lo general, en algún momento de nuestra vida, nos encontramos a nuestro


alrededor, descubrimos que nadie nos sigue. Entonces comprendemos que
necesitamos aprender cómo dirigir. Éste es el momento en que el proceso puede
comenzar. El primer ministro inglés Benjamin Disraeli comentaba sabiamente:
<<Ser consciente de que se ignoran ciertos datos es un gran paso hacia el
conocimiento >>.

Los líderes exitosos siempre están aprendiendo. El proceso de aprendizaje es


progresivo: es el resultado de la autodisciplina y la perseverancia.

Eso me sucedió cuando ocupé mi primera posición de liderazgo en 1969. Después


de haber sido capitán de equipos deportivos toda la vida y presidente de la
organización estudiantil de la universidad, me creía ya un líder. Pero cuando traté
de dirigir a las personas en el mundo real, me enfrenté con la amarga verdad. Eso
me movió a comenzar a reunir información y a aprender de ella. También se me
ocurrió otra idea: escribí a los diez máximos líderes en mi campo y les ofrecí ciendo
dólares por media hora de su tiempo para hacerles preguntas. (Ésa era una gran
cantidad de dinero para mí en 1969). Durante años que siguieron, mi esposa
Margaret y yo, fuimos de vacaciones a los lugares cercanos donde ellos vivían, y
aquellos hombres compartieron su sabiduría conmigo y aprendí de ellos como no
podría haberlo hecho de otro modo.

Fase 3: Crezco y sé, y se sabe que sé

Cuando uno reconoce su falta de capacidad y comienza a practicar cada día la


disciplina de crecimiento personal en el liderazgo, comienzan a suceder cosas
emocionantes.

Tiempo atrás durante un seminario, noté la presencia de un perspicaz jovencito de


diecinueve años llamado Brian, que tomaba notas ávidamente. Hablé con él varias
veces durante los intermedios. Cuando me tocó enseñar la Ley del Proceso, le pedí
que se pusiera de pie, de modo que pudiera hablarle mientras todos escuchaban.
Le dije: <<Brian, te he observado y estoy muy impresionado por el intenso deseo
que tienes de aprender, investigar y crecer. Quiero decirte un secreto que cambiará
tu vida>>. Todos en el auditorio parecieron inclinarse hacia delante. <<Creo que
entro de unos veinte años serás un gran líder y deseo animarte a que te conviertas
de por vida en un estudiante de liderazgo. Lee libros y sigue asistiendo a seminarios.
Y siempre que encuentres una verdad o una cita valiosa, guárdala en tu archivo
para el futuro>>.

<<No será algo fácil>> agregué, <<pero en cinco años, veras el proceso a medida
que tu influencia aumenté. En diez años, desarrollarás una competencia que hará
tu liderazgo altamente efectivo. Y en veinte años, cuando tengas sólo treinta y
nueve, si has continuado aprendiendo, otros probablemente comenzarán a pedirte
que les enseñes. Brian, puedes ser un gran líder, pero no ocurrirá en un día.
Comienza a pagar el precio ahora>>.

Lo que era verdad respecto a Brian, también es verdad respecto de ti. Comienza a
desarrollar tu liderazgo hoy y algún día experimentarás los efectos de la Ley del
Proceso.

Fase 4: Sigo adelante sencillamente por lo que sé

Uno puede ser bastante efectivo como líder cuando está en la fase 3, pero debe
pensar cada paso que da. Cuando llegas a la fase 4, tu capacidad para ser líder se
vuelve casi automática. En ese momento, la recompensa se vuelve inmensa. Pero
la única manera de llegar allí es obedecer a la Ley del Proceso.

PARA LIDERAR MAÑANA, APRENDE HOY

El liderazgo se desarrolla día a día, no en un solo día: ésta en la realidad que dicta
la Ley del Proceso. Lo bueno es que nuestra capacidad de liderazgo no es estática.
Independientemente de dónde hemos comenzado, podemos mejorar. Esto es cierto
aun para aquellas personas que se han destacado en el escenario mundial del
liderazgo.

LA LUCHA POR ABRIRSE CAMINO

Un viejo adagio dice: <<Los campeones de boxeo no se hacen campeones en el


cuadrilátero; allí sólo obtienen el reconocimiento>>. Es cierto. Si queremos ver
dónde se desarrolla alguien como campeón, debemos fijarnos en sus rutinas diarias.

El ex campeón de pesos pesados Joe Frazier expreso: <<Se puede trazar un plan
de pelea o un plan de vida. Pero cuando comienza la acción, uno depende de sus
reflejos. Allí se manifiesta lo hecho>>. El boxeo es una buena analogía del
desarrollo del liderazgo, porque depende de la preparación diaria. Aun cuando una
persona posea talento natural, debe entrenarse para llegar a tener éxito.

UN HOMBRE DE ACCION

Theodore Roosevelt, presidente de Estados Unidos en la primera década del siglo


veinte, fue tanto física como mentalmente, uno de los lideres norteamericanos más
fuertes. Sin embargo, de niño era débil y muy enfermizo, padecía de un asma que
lo debilitaba, no tenía buena vista y era extremadamente delgado. Sus padres no
estaban seguros de que lograra sobrevivir.

A los doce años, su padre le dijo: <<Posees la mente, pero no el cuerpo y , sin la
ayuda del cuerpo, la mente no puede ir tan lejos como debería. Debes desarrollar
tu cuerpo>>. Así lo hizo. Comenzó a dedicar tiempo cada día a desarrollar tanto su
cuerpo como su mente y lo hizo durante el resto de su vida.
Levantaba pesas, caminaba, esquiaba, remaba, montaba a caballo y boxeaba. En
la época en que se graduó en Harvard, ya se hallaba listo para abordar el mundo
de la política.

EL ÉXITO NO SURGIÓ DE LA NOCHE A LA MAÑANA

Roosevelt no llegó tampoco a ser un gran líder de un día para otro. Su camino hacia
la presidencia fue un lento y continuo crecimiento. Mientras servía en varios
puestos, desde jefe de policía de la ciudad de Nueva York hasta presidente de
Estados Unidos, siguió aprendiendo y creciendo. Vivió de acuerdo con la Ley del
Proceso.

La lista de los logros de Roosevelt es notable. Bajo su liderazgo, Estados Unidos


surgió como potencia mundial. Ayudó a que el país desarrollara una armada de
primera clase, logró que se construyera el Canal de primera clase, logró que se
construyera el Canal de Panamá, negoció la paz entre Rusia y Japón y ganó el
Premio Nobel de la Paz. Siempre fue un hombre de acción: cuando completó su
período como presidente en 1909, inmediatamente viajó a África para dirigir una
expedición científica.

El 6 de enero del 1919, Thedore Roosevlet murió mientras dormía. El entonces


vicepresidente Marshall dijo: <<La muerte tuvo que sorprenderlo durmiendo, porque
si Roosevelt hubiera estado despierto, le habría presentado batalla>>. Hasta el
último momento, trató de aprender y de superarse. Todavía practicaba la Ley del
Proceso.

Si deseas ser un líder, ten la certeza de que puedes lograrlo. Todo el mundo tiene
el potencial, pero requiere perseverancia. El liderazgo no se desarrolla en un día.
Lleva toda la vida.

Creo que pocas personas han logrado verdaderamente el éxito sin una familia
positiva que los apoye. Sin que importe lo grandes que sean los logros de las
personas, creo que les falta algo cuando trabajan sin el beneficio de estas relaciones
personales estrechas. Es cierto que algunas personas estás llamadas a permanecer
solteras, pero es poco común. Una buena familia ayuda a la mayoría de la gente a
saber su propósito, a desarrollar su potencial, a disfrutar del peregrinaje en el
camino con una intensidad que no es posible encontrar de otra manera.

Cuando se trata de sembrar las semillas para el bien de los demás, ¿quién podría
recibir mayores beneficios de uno que los propios integrantes de nuestra familia?

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¿Cómo puedo dirigir y estar al servicio de las personas al mismo tiempo?

Uno debe amar a su gente más que a su puesto.

Norman Schwarzkopf, general del ejército de los Estados Unidos, mostró


capacidades de liderazgo realmente inusuales. En Vietnam, introdujo
procedimientos para reducir las bajas y, cada vez que un soldado quedaba herido
por una mina, iba personalmente a verlo, hacía que lo evacuaran usando su
helicóptero y hablaba con los demás para levantarles el ánimo.

En una ocasión un hombre fue herido por una mina y, el entonces coronel, voló
hasta el lugar del hecho. Mientras el helicóptero evacuaba al soldado herido, otro
pisó una mina, que le provocó una seria herida en la pierna. El hombre cayó a tierra,
gimiendo de dolor. En ese momento se dieron cuenta de que la mina no había sido
una trampa solitaria, sino que se encontraban en medio de un campo minado.

Schwarzkopf pensó que el soldado herido podría sobrevivir e incluso que lograría
salvar su pierna, pero sólo si dejaba de revolcarse por el suelo. El debía llegar hasta
donde estaba el hombre e inmovilizarlo.

Más tarde recordaría:

Empecé a avanzar por el campo minado, dando un paso a la vez, muy lentamente,
con los ojos clavados en el suelo, buscando cualquier prominencia delatora o
alambres que sobresalieran de la tierra. Las rodillas me temblaban tan fuertemente
que cada vez que daba un paso tenía que agarrarme la pierna con ambas manos
para calmarla antes de poder dar otro paso… Creo que tardé mil años en llegar
hasta donde estaba aquel muchacho.

Schwarzkopf, quien había sido luchador y pensaba más de cien kilos, se echó sobre
el herido y lo inmovilizó. Eso le salvó la vida. Con la ayuda de un equipo de
ingenieros sacó al herido y a los demás del campo minado.

La cualidad que mostró se podría describir como heroísmo, valentía, o incluso,


temeridad. Pero creo que la expresión que mejor lo describir es actitud servicio.
Aquel día, la única manera en que podía ser eficaz como líder era servir al soldado
que estaba en problemas.

TEN UN CORAZÓN PREPARADO PARA SERVIR

Cuando piensas en actitud de servicio, ¿la concibes como desempeñada por


personas relativamente de poca habilidad, que se hallan en la parte más baja de la
escalera de cargos? Si piensas así, te equivocas. Esta actitud no tiene nada que
ver con el cargo o la habilidad. Sin duda habrás conocido personas que tienen una
muy pobre actitud de servicio: el empleado grosero de la agencia gubernamental, la
camarera que no quiere molestarse en recibir tu orden, el empleado que habla por
teléfono con su amigo en lugar de atendernos.

Así como uno puede sentir cuando un trabajador no quiere servir a otros, también
puede detectar fácilmente cuando alguien no tiene el corazón listo para servir la
verdad es que los mejores líderes desean servir a los demás, y no a sí mismos.

¿Qué hace un verdadero líder que sirve a los demás?

1. Pone a los otros por encima de su propia agenda

La primera característica de esta actitud es la capacidad de poner a otros por


encima de uno mismo y de los propios deseos personales. Significa más que estar
dispuesto a dejar momentáneamente a un lado su propia agenda. Quiere decir ser
consciente de las necesidades de los demás, estar dispuesto a ayudarlos, ser capaz
de dar importancia a sus deseos.

2. Posee la confianza para servir

La verdadera raíz de una actitud de servicio es la seguridad, Cualquier persona que


cree que es demasiado importante como para servir es básicamente insegura. La
manera como tratamos a otros es realmente un reflejo de lo que pensamos de
nosotros mismos. El filósofo y poeta Eric Hoffer captó ese pensamiento:

Lo asombroso es que realmente amamos a nuestro prójimo como a nosotros


mismos; hacemos a otros lo que nos hacemos a nosotros mismos. Detestamos a
otros cuando nos detestamos a nosotros mismos. Somos tolerantes cuando nos
toleramos. Perdonamos a otros cuando nos perdonamos. No es el amor si el odio
hacia uno mismo el que está en la raíz de los problemas que afligen a nuestro
mundo.

Sólo los líderes seguros dan poder a otros. También es verdad que sólo las
personas seguras pueden exhibir una actitud de servicio.

3. Promueve el servicio a los demás

Casi cualquier persona servirá si se le obliga a hacerlo y algunos servirán en una


crisis. Pero se puede observar a simple vista el corazón de alguien que promueve
el servicio hasta los demás. Los grandes líderes ven la necesidad, aprovechan la
oportunidad y sirven sin esperar nada a cambio.

4. No está pendiente de la posición

Los líderes que sirven no se dejan limitar por el rango o la posición. Cuando el
coronel Schwarzkopf se vio en medio de ese campo minado, lo último en que pensó
fue en su rango. Era simplemente un individuo tratando de ayudar a otro. Ser líder
le daba un mayor sentido de obligación a servir.

5. Sirve por amor


La actitud de servicio no está motivada por manipulación o promoción de uno
mismo. Está alimentada por el amor. Finalmente, el alcance de su influencia y la
cualidad de sus relaciones personales dependen de la profundidad de su interés por
los demás. Por eso es tan importante que los líderes estén dispuestos a servir.

CÓMO LLEGAR A TENER ACTITUD DE SERVICIO

Para mejorar esta actitud, has lo siguiente:

 Realiza actos pequeños. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste gestos de
bondad hacia otros? Empieza con los que están más cerca de ti: tu esposa
o esposo, tus hijos, tus padres. Busca hoy mismo maneras de hacer por los
demás pequeñas cosas que muestran que te interesas por ellos.
 Aprende a andar lentamente en medio de la multitud. Aprendí de mi padre
esta gran lección. La llamo andar con paso lento en medio de la multitud. La
próxima vez que asistas a alguna función con varios clientes, colegas o
empleados, proponte relacionarte con otros circulando entre ellos y hablando
con cada uno de ellos. Concéntrate en cada persona que encuentres.
Aprende su nombre si no lo sabes todavía. Proponte enterarte de las
necesidades, anhelos y deseos de cada uno. Después, procura hacer algo
benéfico a una media docena de ellos.

Es verdad que quienes serán grandes deben ser como los menores y siervos de
todos.

 Pasa la acción. Si en tu vida está notablemente ausente una actitud de


servicio, la mejor manera de cambiar eso es empezar a servir. Empieza
sirviendo con tu cuerpo, y tu corazón a la larga lo alcanzará. Comprométete
a servir a otros durante seis meses, por ejemplo, en tu comunidad, una
iglesia, una entidad de barrio, una organización de voluntarios. Si tu actitud
sigue sin mejorar al final del período, hazlo de nuevo. Sigue haciéndolo hasta
que tu corazón cambie.
¿Dónde está tu corazón cuando se trata de servir a otros? ¿Deseas llegar a ser un
líder por mas utilidades y los beneficios? ¿O te motiva el deseo de ayudar a los
demás?

Si realmente deseas llegar a ser la clase de líder que las personas quieren seguir,
tendrás que resolver esta cuestión de la actitud de servir. Si tu postura es ser servido
en lugar se servir tendrás problemas. Es cierto que los que serán grandes deben
ser como el menor de todos.

Albert Schwarzkopf sabiamente dijo: <<No sé cuál será su destino, pero estoy
seguro de algo: aquellos que serán realmente felices son quienes han buscado y
encontrado cómo servir>>. Si quieres tener éxito al más alto nivel, estate dispuesto
a servir al nivel más bajo. Ésa es la mejor manera de construir las relaciones
personales.

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