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Efectos de la tasa de interés en relación con la inversión y el ahorro

En el último tiempo, los medios de comunicación, las redes sociales, el verdulero de la


esquina, la kiosquera y prácticamente todos los habitantes del suelo argentino se vieron
sumergidos en el debate público de la tasa de interés, sobres las ventajas y desventajas
que desencadenaría en lo grueso de la economía que el BCRA decida subir o bajar, con
el objetivo de incentivar la producción y el empleo y especialmente para favorecer a los
pequeños empresarios. Es por ello que, para entender el fondo de la cuestión, resulta
imperioso hacer un corte transversal, y observar el fenómeno.

En toda economía los bienes y servicios que se producen tienen como objetivo
satisfacer las necesidades humanas de los consumidores. De hecho, el consumo juega
un papel importante en la actividad económica de cualquier país.

Sin embargo, para que haya consumo debe haber producción y para esto hay dos
variables que se complementan, como son el ahorro y la inversión. El ahorro es parte
del ingreso nacional, personal o familiar que no se destina a la compra de bienes y
servicios de consumo. Es el consumo postergado.

La decisión de ahorrar de las personas está influenciada por sus expectativas en cuanto a
la evolución esperada de los precios, de la certidumbre de sus ingresos en el futuro y por
el rendimiento que obtiene de sus ahorros. Es claro que el ahorrante espera que la tasa
de interés le permita mantener el valor adquisitivo de sus ahorros, por lo cual dicha tasa
debe ser superior a la inflación. De lo contrario, no hay incentivos para ahorrar, sino que
para gastar.

Contrario al consumo, se encuentra la inversión, que se define como el gasto planeado a


largo plazo, es la compra de bienes que se utilizarán en el futuro para producir más
bienes y servicios. Es la suma de las compras de maquinaria y equipo, inventarios e
infraestructura, incluyendo la compra de viviendas.

La tasa de interés, por su parte, debe ser entendida como el pago de los servicios de
capital, en el sentido financiero. Es la que se paga a los ahorrantes o la que se carga a
los deudores y por lo tanto debe reflejar las condiciones de oferta y demanda del dinero
y la estabilidad de un país.

Cuando la tasa de interés sube, sube necesariamente el costo de los créditos, lo que
dificulta la capacidad del sector empresarial para financiar las inversiones y afecta la
capacidad de consumo de las familias. Esto a su vez puede tener incidencia en el nivel
de desempleo, por la misma dificultad de las empresas para financiar su crecimiento y
desarrollo debido al encarecimiento del crédito el cual disminuye el consumo, y si el
consumo disminuye, el empleo también suele hacerlo, por cuanto el sector productivo
deber reducir la oferta, y para reducir la oferta hay que disminuir la producción. El
hecho de que los créditos se encarezcan implica que la demanda se vea disminuida,
puesto que el consumidor estará reacio a consumir con tarjetas de crédito o a realizar
créditos de consumo. Cuando las tasas de interés son elevadas, es atractivo para el
ahorro, por lo que mucha gente preferirá ahorrar que gastar, contribuyendo así a
contraer la demanda. La disminución del consumo afecta directamente la demanda, por

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Trabajo Practico de Elementos de Análisis Económico y Financiero
Pablo Scialabba
lo que la inflación tiende a disminuir como respuesta a la sobre oferta que se produce al
bajar la demanda.

Cuando la tasa de interés aumenta, el precio del dólar tiende a disminuir, puesto que
ahora habrá algo más atractivo que comprar dólares, y los recursos se dirigen a otras
opciones distintas al dólar.

En el caso contrario, cuando las tasas de interés disminuyen, el costo de los créditos
disminuye, por lo tanto, financiar inversiones resulta atractivo, contribuyendo al
incremento de la producción y del empleo. Igualmente, al disminuir las tasas de interés
el consumo aumenta, en especial el consumo financiado por créditos, lo que también
incrementa la producción y la demanda. Una consecuencia directa del incremento de la
demanda, es el incremento de los precios tanto de los costos de producción como de los
bienes y servicios finales, que es lo que conocemos como inflación. Al disminuir las
tasas de interés, ahorrar ya no es atractivo, ni invertir en aquellos sectores en los que su
rentabilidad está sujeta a las tasas de interés, por lo que muchos inversionistas prefieren
comprar divisas, presionando el incremento de la tasa de cambio.

Como se indicó antes, si la tasa de interés que se reconoce al ahorrista es negativa, es


decir inferior a la inflación, entonces no habrá ningún incentivo para ahorrar y por lo
tanto tampoco habrá recursos para prestar. Si por el contrario, la tasa que se carga a los
préstamos es demasiado elevada, entonces se reducirá la inversión en bienes y servicios,
provocando una disminución en la actividad económica. Esta interacción de fuerzas
debe conducir a los ajustes en las tasas de interés.

Pero las tasas de interés también pueden ser distorsionadas por la política monetaria, al
imponer sobre los depósitos altos requerimientos de encaje legal y de inversiones
obligatorias, que representan un porcentaje de los depósitos que no puede ser utilizado
para otorgar financiamientos y que encarece el costo de los fondos.

Visto lo anterior, está claro que cuando las autoridades hablan de bajar las tasas de
interés en forma artificial, deben tener cuidado de no perjudicar a los ahorristas, porque
esto provocaría un desincentivo para el ahorro, posibles fugas de capital y un aumento
en el consumo.

Si se desea promover la inversión productiva, no se debe pensar únicamente en los


consumidores y en controles de precio. Ningún agente económico va a invertir recursos
para perder. Además, en el caso de los pequeños productores hay que crear las
condiciones para que sean sujetos de crédito. En la agricultura, por ejemplo, se necesita
riego, asistencia técnica, mercados y precios razonables para los productos. Lo que se
debe evitar es la especulación y para eso se necesita un clima de estabilidad
macroeconómica, política y social y respetar el Estado de derecho, para que funcionen
la oferta y la demanda.

Otorgar crédito no es una decisión política, sino que técnica. Los solicitantes de crédito
deben demostrar que sus actividades van a generar los recursos suficientes para hacerle
frente al pago de su deuda y, además, su compromiso de honrar sus obligaciones.

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Trabajo Practico de Elementos de Análisis Económico y Financiero
Pablo Scialabba

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