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Carrera de filosofía.
Nombre: León Clavijo David José.
Materia: Filosofía y feminismo.
Docente: Lic. Pamela Valdez. Gestión II/2018.
La Madre, entendido como aquel relato, complejo; por un lado, tiene una forma
romantizada, en la cual enaltece, idolatra e incluso diviniza a la mujer (al ideal de la
mujer), pues La Madre, será la etapa final a la que debería llegar cualquier mujer;
por otro lado, el inicio y sustentación de tal mito se presenta complejo.
Al entregársele tal trabajo a la Madre, integrar muerte con vida y con la sociedad,
se estimula sistemáticamente el culto a las “madres heroicas”, provocando a su
vez, ser rodeada por señales de respeto, y dotada de varias virtudes creando un
culto, una religión alrededor de ella.
Solo a través de este proceso es que se purifica una mujer, pasa de la constante
dialéctica repugnancia/deseo a formar parte principal de un culto, que no solo
posibilita la posesión , la sumisión del otro –la mujer-, sino que provee un
desahogo psicológico y existencial.
Nuestros instintos básicos orgánicos, es decir instinto de preservación en tanto
individuo, como en tanto especie, nuestro instinto de competencia, la sublimación
de nuestros deseos eróticos, son condensados y satisfechos en la apropiación de
una mujer como pareja y esposa, nuestro estrés ontológico, nuestra necesidad
existencial, son “resueltos” por la figura de la Madre.
La mujer pasa de esposa a madre y adquiere aún más valor para el esposo, pues
como una propiedad más, el papel de este ídolo es el de representar: su belleza,
encanto, inteligencia y elegancia son los signos exteriores de la fortuna del
marido, es decir, el marido es dueño y domador de la divinidad, ha logrado
subordinarlo; No solo ha poseído a la mujer en tanto pareja como respuesta al
misterio y repugnancia que da la naturaleza y lo otro, sino que también ha
divinizado a la mujer, la purifica con la maternidad, le da forma, ella le da sosiego
frente a la muerte, provoca vanidad social, y siempre y en todo momento la
satisfacción primera y más íntima, ejercer dominio sobre ella.
El mito, ahora moderno, de la Madre, bajo ese matiz romantizado tan solo deja
ver la idea de cariño, amor y espacios positivos, en los que se reafirma un aspecto
probable para cualquier mujer, pero al mismo tiempo obliga a toda mujer a
que sea tributaria de tal mito, de tal idea tan bien vista, sin embargo solo se
reproducen sistemas de subordinación sistemática contra la mujer, con todo lo
antes expuesto, es posible afirmar que: La institución creada alrededor de la
Madre es en sus principios misógina, machista y violenta.