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SISTÉMICA Y MODELIZACIÓN
GONZALO GUTIÉRREZ1
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El autor dice que las ideas – a partir del momento en que uno las echa a andar – tienen su habitat, su
vida, sus costumbres y su organización. Por eso no está en el campo de batalla de la “propiedad
intelectual” e invita a sus lectores a hacer de estos textos el uso que les parezca adecuado.
En el umbral de un Mundo Nuevo
http://sites.google.com/site/gonzalogutierreznagel/Home
2
El físico danés Niels Bohr (1885-1962) solía comparar el camino de las ciencias
con el de la filosofía diciendo que cuando los científicos – tras un difícil camino –
llegan por fin a la cumbre de la montaña, suelen encontrarse con filósofos cómodamente
instalados allí arriba desde mucho tiempo. Sabemos que había adoptado como su
símbolo heráldico la imagen de la mutua y circular implicación Yin-Yang (Capra 1995):
La actual hipótesis física de las cuerdas le está dando la razón: nos acercamos a
definir el ser último del universo en términos de vibración, de continuo flujo de pares de
opuestos, tal como nos lo dice la antigua tradición del Tao o la metafísica aristotélica
cuando habla de ser en potencia y ser en acto en continua mutación, y sabemos ya que
“contraria sunt complementa”.
Hemos estado – desde las primeras décadas del siglo pasado – en un camino de
recuperación del sentido común en lo que se refiere al conocer. Pasa lo mismo con lo
que se ha dado por llamar “pensamiento complejo”: se ordena simplemente a
• Reconocer que todo nuestro pensar es ebullición, complejidad, permanente
relacionar unas cosas con otras.
• Hacer un esfuerzo metódico por aceptar y trabajar esa ebullición natural de
nuestro pensamiento, explicitándola, siguiendo sus pasos, colocándola en la base
de nuestras descripciones de lo real.
• Ofrecer modelos de pensamiento capaces de ser utilizados con fines
descriptivos, evaluativos y proyectivos que nos permitan trabajar humanamente
todo lo humano.
Las ideas de Edgar Morin y sus compañeros de ruta han dado lugar a
aplicaciones desde muy distintas disciplinas: economía, ingeniería, sociología y otras.
Aquí hablamos – como queda dicho en el subtítulo – desde el campo metadisciplinario
de la filosofía del conocimiento.
1. Este texto
Es un diálogo estimulador que Morin propone a todos los que – ya sea desde la
cátedra o los ámbitos más diversos de la práctica social, desde las ciencias duras o
blandas, desde el campo de la literatura o la religión – se interesen en desarrollar un
método complejo de pensar la experiencia humana, recuperando el asombro ante el
milagro doble del conocimiento y del misterio, que asoma detrás de toda filosofía, de
toda ciencia, de toda religión, y que aúna a la empresa humana en su aventura abierta
hacia el descubrimiento de nosotros mismos, nuestros límites y nuestras posibilidades.
Vivimos un momento en el que cada vez más y, hasta cierto punto, gracias a
estudiosos como Edgar Morin, entendemos que el estudio de cualquier aspecto de la
experiencia humana ha de ser, por necesidad, multifacético. En que vemos cada vez más
que la mente humana, si bien no existe sin cerebro, tampoco existe sin tradiciones
familiares, sociales, genéricas, étnicas, raciales, que sólo hay mentes encarnadas en
cuerpos y culturas, y que el mundo físico es siempre el mundo entendido por seres
biológicos y culturales. Al mismo tiempo, cuanto más entendemos todo ello, más se nos
propone reducir nuestra experiencia a sectores limitados del saber y más sucumbimos a
la tentación del pensamiento reduccionista, cuando no a una seudocomplejidad de los
discursos entendida como neutralidad ética.
2. La complejidad
En ciencia, sin embargo, la complejidad había surgido sin decir aún su nombre,
en el siglo XX, en la micro-física y en la macro-física. La microfísica abría una relación
compleja entre el observador y lo observado, pero también una noción más que
compleja, sorprendente, de la partícula elemental que se presenta al observador ya sea
como onda, ya como corpúsculo. Pero la microfísica era considerada como caso límite,
como frontera... y se olvidaba que esa frontera conceptual concernía de hecho a todos
7
los fenómenos materiales, incluidos los de nuestro propio cuerpo y los de nuestro propio
cerebro. La macro-física, a su vez, hacía depender a la observación del lugar del
observador y complejizaba las relaciones entre tiempo y espacio concebidas, hasta
entonces, como esencias transcendentes e independientes.
Pero esas dos complejidades micro y macro físicas eran rechazadas a la periferia
de nuestro universo, si bien se ocupaban de fundamentos de nuestra physis y de
caracteres intrínsecos de nuestro cosmos. Entre ambos, en el dominio físico, biológico,
humano, la ciencia reducía la complejidad fenoménica a un orden simple y a unidades
elementales. Esa simplificación, repitámoslo, había nutrido al impulso de la ciencia
occidental desde el siglo XVII hasta finales del siglo XIX. En el siglo XIX y a
comienzos del XX, la estadística permitió tratar la interacción, la interferencia2. Se trató
de refinar, de trabajar variancia y covariancia, pero siempre de un modo insuficiente, y
siempre dentro de la misma óptica reduccionista que ignora la realidad del sistema
abstracto de donde surgen los elementos a considerar.
2
El único ideal era el de aislar las variables en juego en las interacciones permanentes en un sistema, pero
nunca el de considerar con precisión las interacciones permanentes del sistema. Así, paradójicamente, los
estudios ingenuos, en la superficie de los fenómenos, eran mucho más complejos, es decir, en última
instancia, «científicos», que los pretenciosos estudios cuantitativos sobre estadísticas inmensas, guiadas
por pilotos de poco cerebro. Así lo eran, digo con falta de modestia, mis estudios fenoménicos que
intentaban aprehender la complejidad de una transformación social multidimensional en una comunidad
de Bretaña o, los estudios en vivo del florecimiento de los acontecimientos de Mayo del 68. Yo no tenía
por método nada más que tratar de aclarar los múltiples aspectos de los fenómenos, e intentar aprehender
las relaciones cambiantes. Relacionar, relacionar siempre, era un método más rico, incluso a nivel teórico,
que las teorías blindadas, guarnecidas epistemológica y lógicamente, metodológicamente aptas para
afrontar lo que fuere salvo, evidentemente, la complejidad de lo real (nota de Morin)
8
estadístico, donde el orden (pobre y estático) reina a nivel de las grandes poblaciones, y
el desorden (pobre, por pura indeterminación) reina a nivel de las unidades elementales.
Cuando la Cibernética reconoció la complejidad fue para rodearla, para ponerla entre
paréntesis, pero sin negarla: era el principio de la caja negra (black-box); se
consideraban las entradas en el sistema (inputs) y las salidas (outputs), lo que permitía
estudiar los resultados del funcionamiento de un sistema, la alimentación que necesita,
relacionar inputs y outputs, sin entrar, sin embargo, en el misterio de la caja negra.
3
Ver: Abraham Moles, Les sciencies de l'imprecis. Paris, Du Seuil, 1990
9
3. Pensamiento complejo
Por el contrario, sufre una pesada tara semántica, porque lleva en su seno
confusión, incertidumbre, desorden. Su definición primera no puede aportar ninguna
claridad: es complejo aquello que no puede resumirse en una palabra maestra, aquello
que no puede retrotraerse a una ley, aquello que no puede reducirse a una idea simple.
Dicho de otro modo, lo complejo no puede resumirse en el término complejidad,
retrotraerse a una ley de complejidad, reducirse a la idea de complejidad. La
complejidad no sería algo definible de manera simple para tomar el lugar de la
simplicidad. La complejidad es una palabra problema y no una palabra solución.
cegadoras de una simplificación que se toma por reflejo de aquello que hubiere
de real en la realidad.
• La segunda ilusión es la de confundir complejidad con completitud.
Ciertamente, la ambición del pensamiento complejo es rendir cuenta de las
articulaciones entre dominios disciplinarios quebrados por el pensamiento
disgregador (uno de los principales aspectos del pensamiento simplificador);
éste aísla lo que separa, y oculta todo lo que religa, interactúa, interfiere. En este
sentido el pensamiento complejo aspira al conocimiento multidimensional. Pero
sabe, desde el comienzo, que el conocimiento complejo es imposible: uno de los
axiomas de la complejidad es la imposibilidad, incluso teórica, de una
omniciencia. Hace suya la frase de Adorno «la totalidad es la no-verdad».
Implica el reconocimiento de un principio de incompletitud y de incertidumbre.
Pero implica también, por principio, el reconocimiento de los lazos entre las
entidades que nuestro pensamiento debe necesariamente distinguir, pero no
aislar, entre sí. Pascal había planteado, correctamente, que todas las cosas son
«causadas y causantes, ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas, y que
todas (subsisten) por un lazo natural a insensible que liga a las más alejadas y a
las más diferentes». Así es que el pensamiento complejo está animado por una
tensión permanente entre la aspiración a un saber no parcelado, no dividido, no
reduccionista, y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo
conocimiento.
Este libro, constituido por una colección de textos diversos, es una introducción
a la problemática de la complejidad. Si la complejidad no es la clave del mundo, sino un
desafío a afrontar, el pensamiento complejo no es aquél que evita o suprime el desafío,
sino aquél que ayuda a revelarlo e incluso, tal vez, a superarlo.
Pero la complejidad ha vuelto a las ciencias por la misma vía por la que se había
ido. El desarrollo mismo de la ciencia física, que se ocupaba de revelar el Orden
impecable del mundo, su determinismo absoluto y perfecto, su obediencia a una Ley
única y su constitución de una materia simple primigenia (el átomo), se ha abierto
finalmente a la complejidad de lo real. Se ha descubierto en el universo físico un
principio hemorrágico de degradación y de desorden (segundo principio de la
termodinámica); luego, en el supuesto lugar de la simplicidad física y lógica, se ha
descubierto la extrema complejidad microfísica; la partícula no es un ladrillo primario,
sino una frontera sobre la complejidad tal vez inconcebible; el cosmos no es una
máquina perfecta, sino un proceso en vías de desintegración y, al mismo tiempo, de
organización.
De nuevo Morin:
“Ya he señalado, en los tres volúmenes de El Método (a la fecha en que Morin
escribe este texto), algunos de los útiles conceptuales que podemos utilizar. Así es que,
habría que sustituir al paradigma de disyunción/reducción/unidimensionalización por un
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5. El paradigma de complejidad
la literatura y por la novela, del mismo modo que ésta nos reveló también que cada uno
se conoce muy poco a sí mismo: en inglés, se llama a eso self-deception, el engaño de sí
mismo. Sólo conocemos una apariencia del sí mismo; uno se engaña acerca de sí
mismo. Incluso los escritores más sinceros, como Jean-Jacques Rousseau,
Chateaubriand, olvidan siempre, en su esfuerzo por ser sinceros, algo importante acerca
de sí mismos.
El supone que un demonio que poseyera una inteligencia y unos sentidos casi
infinitos podría conocer todo acontecimiento del pasado y todo acontecimiento del
futuro. De hecho, esa concepción, que creía poder arreglárselas sin Dios, había
introducido en su mundo los atributos de la divinidad: la perfección, el orden absoluto,
la inmortalidad y la eternidad. Es ese mundo el que va a desordenarse y luego
desintegrarse.
6. El paradigma de simplicidad
Para comprender el problema de la complejidad, hay que saber, antes que nada,
que hay un paradigma de simplicidad. La palabra paradigma es empleada a menudo. En
nuestra concepción, un paradigma está constituido por un cierto tipo de relación lógica
extremadamente fuerte entre nociones maestras, nociones clave, principios clave. Esa
relación y esos principios van a gobernar todos los discursos que obedecen,
inconscientemente, a su gobierno.
sea a desunirlas, ya sea a reducir la más compleja a la menos compleja. Vamos entonces
a estudiar al hombre biológico en el departamento de Biología, como un ser anatómico,
fisiológico, etc., y vamos a estudiar al hombre cultural en los departamentos de ciencias
humanas y sociales. Vamos a estudiar al cerebro como órgano biológico y vamos a
estudiar al espíritu, the mind, como función o realidad psicológica. Olvidamos que uno
no existe sin el otro; más aún, que uno es, al mismo tiempo, el otro, si bien son tratados
con términos y conceptos diferentes.
Hoy, todavía, los científicos y los físicos tratan de encontrar la conexión entre
esas diferentes leyes, que representaría una verdadera ley única. La misma obsesión ha
conducido a la búsqueda del ladrillo elemental con el cual estaba construido el universo.
Hemos, ante todo, creído encontrar la unidad de base en la molécula. El desarrollo de
instrumentos de observación ha revelado que la molécula misma estaba compuesta de
átomos. Luego nos hemos dado cuenta que el átomo era, en sí mismo, un sistema muy
complejo, compuesto de un núcleo y de electrones. Entonces, la partícula devino la
unidad primaria. Luego nos hemos dado cuenta que las partículas eran, en sí mismas,
fenómenos que podían ser divididos teóricamente en quarks. Y, en el momento en que
creíamos haber alcanzado el ladrillo elemental con el cual nuestro universo estaba
construido, ese ladrillo ha desaparecido en tanto ladrillo. Es una entidad difusa,
compleja, que no llegamos a aislar. La obsesión de la complejidad condujo a la aventura
científica a descubrimientos imposibles de concebir en términos de simplicidad.
Luego nos hemos dado cuenta, con Boltzman, que eso que llamamos calor, es en
realidad, la agitación en desorden de moléculas y de átomos. Cualquiera puede verificar,
al comenzar a calentar un recipiente con agua, que aparecen vibraciones y que se
produce un arremolinamiento de moléculas. Algunas vuelan hacia la atmósfera hasta
que todas se dispersan. Efectivamente, llegamos al desorden total. El desorden está,
entonces, en el universo físico, ligado a todo trabajo, a toda transformación.
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La estrategia saca ventaja del azar y, cuando se trata de estrategia con respecto a
otro jugador, la buena estrategia utiliza los errores del adversario. En el fútbol, la
estrategia consiste en utilizar las pelotas que el equipo adversario entrega
involuntariamente. La construcción del juego se hace mediante la deconstrucción del
juego del adversario y, finalmente, la mejor estrategia -si se beneficia con alguna suerte-
gana. El azar no es solamente el factor negativo a reducir en el dominio de la estrategia.
Es también la suerte a ser aprovechada.
Es por eso que tenemos que utilizar múltiples fragmentos de acción programada
para poder concentrarnos sobre lo que es importante, la estrategia con los elementos
aleatorios.
9. La máquina no trivial
En efecto, la vida social exige que nos comportemos como máquinas triviales.
Es cierto que nosotros no actuamos como puros autómatas, buscamos medios no
triviales desde el momento que constatamos que no podemos llegar a nuestras metas. Lo
importante, es lo que sucede en momentos de crisis, en momentos de decisión, en los
que la máquina se vuelve no trivial: actúa de una manera que no podemos predecir.
La complejidad se sitúa en un punto de partida para una acción más rica, menos
mutilante. Yo creo profundamente que cuanto menos mutilante sea un pensamiento,
menos mutilará a los humanos. Hay que recordar las ruinas que las visiones
simplificantes han producido, no solamente en el mundo intelectual, sino también en la
vida. Suficientes sufrimientos aquejaron a millones de seres como resultado de los
efectos del pensamiento parcial y unidimensional.
5. Este punto de partida, inconcebible desde una concepción clásica de las ciencias, se
hace concebible, razonable y necesario a la luz de un nuevo principio que habrá
ayudado a constituir, precisamente porque no tiene temor de parecer irrisorio e
insensato.
6. Las grandes imposibilidades a que nos enfrentamos en esta empresa son:
- La imposibilidad lógica (se crea un círculo vicioso al dudar de la duda)
- La imposibilidad (física) del saber enciclopédico en el sentido tradicional
- La imposibilidad dada por la omnipresencia de un principio desorganizador y la
ausencia de otro nuevo que organice el conocimiento. En respuesta, podemos ir del
círculo vicioso al círculo virtuoso: conservar la circularidad es asociar dos
proposiciones tenidas por verdaderas aisladamente , pero que al estar en contacto se
niegan una a la otra, de modo que aparezcan dos caras de una verdad compleja.
Conservar la circularidad es abrir la posibilidad de un conocimiento reflexivo sobre él
mismo. Aparece aquí la verdad principal: la relación de interdependencia. Podemos
transformar los círculos viciosos en virtuosos al hacernos reflexivos y generadores de
un pensamiento complejo.
7. Desde esta perspectiva, el problema insuperable del enciclopedismo cambia de cara,
ya que cambian los términos del problema. El término “enciclopedia” ya no debe ser
entendido en un sentido acumulativo, sino que en su sentido original y etimológico de
“egkúklios paidéia”: un aprendizaje que ordena el conocimiento en ciclos; ahora se
trata de en-ciclo-pedia: aprender a articular los puntos de vista disjuntos del conocer en
ciclos activos.
8. Esto nos plantea la necesidad de reaprender a aprender: transformar el círculo vicioso
en circuito productivo. Este movimiento enciclante es inseparable de un principio
organizador del conocimiento que asocie a la descripción del objeto la descripción de la
descripción (y la decriptación del descriptor) y que dé tanta fuerza a la articulación y la
integración como a la distinción y la oposición. Hemos de reorganizar nuestro sistema
mental para aprender a aprender.
9. El método consiste en aprender a aprender. Para ello no hay que ceder a los modos
fundamentales del pensamiento simplificante:
- Idealizar: creer que la realidad se resume en la idea, que solo lo inteligible es real.
- Racionalizar: encerrar la realidad en el orden y la coherencia de un sistema,
prohibiéndole todo desborde fuera del sistema.
- Normalizar: eliminar lo extraño, lo irreductible, el misterio
Método (de metá odós, “camino por, hacia”): “caminante, no hay camino: se hace
camino al andar”.
10. Una puesta en ciclos del conocimiento en los dos sentidos de la espiral: centrípeto,
hacia la individuación, y centrífugo, hacia la universalización. El trabajo parte de una
pregunta, de un cuestionamiento. Sigue en una reorganización conceptual y teórica en
cadena que desemboca en un método que debe hacer posible un camino de pensamiento
y acción que devuelva sus partes a lo mutilado, articule lo separado, piense lo que está
oculto.
11. El único conocimiento que vale es el que se alimenta de incertidumbre; el único
pensamiento que vive es el que se mantiene a la temperatura de su propia destrucción.
Es el “Espíritu del Valle” (Tao-Te-King VI): recibe todas las aguas que en él confluyen.
2. Un universo (y cada una de sus partes) es un holograma, esto es, el todo está presente
en cada parte.
3. Una descripción de un universo (y de cada una de sus partes) exige un enfoque en-
ciclo-pédico, esto es, una “pedagogía en ciclos” que englobe los términos de las
descripciones en espiral, en sentidos centrífugo y centrípeto, o “bucles recursivos”.
4. Una descripción de un universo (y de cada una de sus partes) exige que la autopoiesis
de cada evento o nodo sea dicha en relación con su auto-eco-organización, que dice
autonomía/dependencia.
5. La auto-eco-organización de un universo (y de cada una de sus partes) debe ser
descrita de un modo dialógico entre las diferentes formas de afirmación/negación.
6. Toda descripción de un universo (y de cada una de sus partes) debe apuntar a
despertar al cognoscente a la totalidad de su conocimiento.
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Estos dos últimos principios pueden ser yuxtapuestos con el principio energético de la
mutua conservación entre energía y materia (o de entropía) y con el principio de menor
acción (o de lo máximo a partir de lo mínimo).
2. Esquema general.
Tener en cuenta las siguientes siglas:
Sistémica de Le Moigne (SLM)
Epistemología Proyectiva Constructivista (EPC)
Modelización Sistémica (MS)
Modelización Analítica (MA)
Sistema General (SG)
Sistemografía (SMGR)
Proceso General (PG)
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3. Fundamentos epistemológicos.
Las preguntas sobre el qué. La concepción de Le Moigne forma parte de la familia de
epistemologías constructivistas que comparten una posición anti – positivista y anti –
realista, con Piaget, Bateson, Maturana, Varela, y otros. Su pensamiento epistemológico
se etiqueta como “Epistemología Proyectiva Constructivista” (EPC). Sus elementos
básicos se exponen brevemente a continuación.
En suma, las dos hipótesis básicas de la PCE postulan que el conocedor conoce solo
representaciones intencionales de interacciones dialógicas entre experiencias del
sujeto y el sujeto mismo. Estas representaciones son recursivas e irreversibles, y
construidas y organizadas activamente por el conocedor.
La tabla siguiente resume las hipótesis básicas de lo que es el conocimiento desde las
perspectivas constructivista y positivista – realista.
4. SLM en acción
Las preguntas sobre el cómo
En la tabla siguiente se explicitan algunos conceptos asociados con los dos métodos:
analítico y sistémico.
suerte de fotografía que puede ser tomada desde distintos ángulos: cada fenómeno es
susceptible de recibir diversas sistemografías. En el acto de sistemografiar, el
observador se sistemografía a sí mismo, se hace sistemografiado por su propia
sistemografía. De acuerdo con la definición triangular de un SG: funcional, orgánico e
histórico, la sistemografía da lugar a tres tipos de modelos: concepción o diseño,
análisis y simulación. Se aplican aquí las nociones de “genotipo” (matriz, estructura,
mecanismo o regla del juego) y “fenotipo” (el complejo resultado de su acción) (Dupuy
1986)
4.2.4. El Proceso General
“La representación de un fenómeno percibido como complejo por un sistema
[observador], descansa en una hipótesis explícita de racionalidad irreversible,
teleológica y recursiva” (Le-Moigne 1990). La modelización sistémica (MS) opera
cuando la pregunta se centra en la acción de un sistema, tanto sincrónica como
diacrónica, más que en su estado. Esta acción es representada por un procesador
simbólico denominado Modelo Canónico de un Proceso General (PG): “Un proceso se
define por sus ejercicios y sus resultados… Existe un proceso cuando hay un cambio de
posición en el tiempo de una referencia espacio-forma dentro de un conjunto de
productos identificables por su morfología” (Le-Moigne 1990). A partir de aquí, el
genotipo de un proceso representa una conjunción de transferencia temporal, esto es,
una función de tiempo, espacio y forma. Todos los sistemas pueden ser representados
como múltiples acciones o trama de procesos. Un sistema general es concebido como
una composición de múltiples procesadores.
4.2.5. Sistema de Procesamiento de Información (SPI)
Un sistema complejo debe ser, por definición, un sistema que manifiesta cierto grado de
autonomía. Si el comportamiento de un sistema fuera completamente dependiente de
intervenciones exógenas sobre las que no tuviera influencia, no sería un sistema
complejo. Un sistema complejo autónomo es necesariamente abierto a su medio, el que
lo incita y constriñe. El sistema es autónomo y abierto, por lo que es parcialmente
dependiente, lo que es paradojal para la concepción positivista.
4.2.6. Complejificación Teleológica de Niveles Funcionales (CTNF)
Una entidad activa se hace sistema cuando un observador puede dos o más procesadores
que lo constituyen. La interrelación de N procesadores o red de procesadores
complejificará rápidamente la percepción del modelador, y esta complejificación hará
nacer nuevos comportamientos que no suelen ser predecibles a través de un cómputo
lineal. Para ayudar las limitaciones de la cognición del observador está el instrumento
TCFL que se basa en dos hipótesis: la teleológica y la hipótesis de sub-sistemas.
Operacionalmente, esto significa que cuando un sistema de interés se compone de un
elevado número de procesadores, es posible detectar ciertas regularidades o pautas, que
muestran subsistemas cuyas interrelaciones pueden ser articuladas en referencias a
objetivos. La modelización de sistemas complejos será organizada en series de
iteraciones entre proyectos y representaciones simbólicas de éstos, construidas por el
modelador.
4.2.7. Modelo de Sistema Decisión-Información-Operación (SDIO)
La siguiente tabla ilustra una comparación entre el modelo cibernético y el sistémico en
que aparecen diferentes relaciones del observador con el sistema.
Paradigma: Cibernético Sistémico
1er. modo: Decisión, Operación: Decisión, Información,
Sistema SDO Operación: Sistema SDIO
2° modo: Política, Inteligencia, Finalización, Imaginación,
Control, Coordinación, Co-ordinación,
29
Producir y s í
mismo
Decisión
Informada (designación) Organizada
I. El concepto de modelización
1. Razonamos a partir de modelos. Los construimos para dar sentidos a los datos que
empleamos; en este empleo, los modelos son un elemento inevitable en la construcción
de la realidad y, a su vez, nos proporcionan herramientas interpretativas para re-
construirla. Sin modelos no podemos generalizar. Es importante comprender cómo son
construidos (o por quiénes nos son dados) estos artefactos mediante los cuales
otorgamos sentidos a partir de los cuáles actuamos.
5. Modelo o teoría (no vale la pena entrar en una discusión semántica), términos que se
enriquecen con su mutua ambigüedad, sabemos bien que nos enfrentamos a las mismas
viejas dificultades: el logro de buenos métodos para descubrirlos y construirlos, por una
parte, y, por otra, legitimarlos y validarlos. Lo central está en ocuparnos cabalmente del
buen uso de nuestra razón en las cosas de la vida, y – por consiguiente – de la forma,
inteligibilidad y comunicabilidad de nuestro razonar, y de la pertinencia y legitimidad
de las conclusiones a las que llegamos. Pero, cuidado: mientras mayor es la claridad y
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7. Dos paradigmas:
• Paradigma del descubrimiento de lo real (develarlo, revelarlo)
• Paradigma de la invención de lo real (construir representaciones inteligibles)
La calidad de un conocimiento científico se mide hoy por la tolerancia a la que da
origen.
FUNCIÓN
CONTEXTO TELEOLOGÍA
TRANSFORMACIÓN
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FUNCIÓN
CONTEXTO TELEOLOGÍA
TRANSFORMACIÓN
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BIBLIOGRAFÍA
Bateson, G. (1991). Pasos hacia una ecología de la mente. Buenos Aires, Planeta -
Carlos Lohlé.
Dupuy, J. (1986). “Autonomy and complexity in sociology”. The science and practice
of complexity. U. N. University. Tokio, UNU: 155-266.
Jahn, R.G. and Dunne, B. J. (1987). Margins of reality. The role of consciousness in the
physical world. New York, Harcourt Brace.
Morin, E. (1991). La méthode. 4. Les idées. Leur habitat, leur vie, leurs moeurs, leur
organisation. Paris, Seuil.
Morin, E. (1999). Les sept savoirs nécéssaires à l'éducation du futur. Paris, UNESCO.
Morin, E., Motta, R., Ciurana, E-R. (2003). Éduquer pour l’ère planétaire. La pensée
complexe comme Méthode d’apprentissage dans l’erreur et l’incertitude humaines.
Paris, Balland.