Professional Documents
Culture Documents
1. INTRODUCCIÓN.
El fenómeno de la gnosis cristiana ha sido caracterizado en la historiografía por
dos corrientes mayoritarias desde los hallazgos de Nag Hammadi: valentinismo y
setianismo. Si bien la primera de ellas había sido recogida extensamente en las
obras de muchos heresiólogos1, no fue así con la segunda. Cerca de doce textos han
sido identificados como setianos en la Biblioteca de Nag Hammadi2 y su cotejo con
otros ya conocidos como el Tratado sin título del Códice Bruce amplió el conoci-
miento de los investigadores sobre esta vertiente gnóstica cristiana. Así mismo
ocurrió con las prácticas rituales de cada una: la cámara nupcial valentiniana era un
rito no solo conocido sino criticado a su vez en los relatos de los heresiólogos,
mientras la investidura setiana era apenas mencionada como una práctica de ascen-
so extático que realizarían algunos grupos3.
El estudio de la gnosis cristiana se encontró desde el principio con el problema
de la diversidad de grupos descritos por heresiólogos como Ireneo de Lyon o Epi-
fanio de Salamina4. El apoyo en las fuentes directas permitió identificar corrientes
de pensamiento dentro de este fenómeno, en lugar de grupos social y culturalmente
diferenciados (y multiplicados), como pretendían los heresiólogos. La localización
y datación de estas corrientes se ve complicada por la difusión que los textos debie-
ron tener en griego, lengua franca de los primeros siglos en el Mediterráneo, aun-
que las únicas copias conservadas son en lengua copta. Sin embargo, las influen-
1
Ver el amplio relato del sistema ptolemaico o el marcosiano en Iren. Adv. Haer. I 1-7; 13-21; las obras
completas de Tert. Adversus Valentinianos y Adversus Hermogenem; en Refutatio VI 29-36 sobre un
anónimo valentiniano; y los capítulos de Epif. Panarion 31 y 34 sobre Valentín y Marcos quien, aunque
copia buena parte de Ireneo, se extiende considerablemente en ellos.
2
Turner 1980, 1. Los más claramente setianos serían Apócrifo de Juan, Evangelio de los egipcios, Zos-
triano, Melquisedec, Pensamiento de Norea, Marsanes, Pensamiento trimorfo, Alógenes y Tres estelas de
Set. También presenta similitudes en la cosmología el Evangelio de Judas del Códice de Al Minya.
3
Epif. Panarion 38.2.5 en Williams 2009, 270.
4
Marcos Sánchez 2007, 1-6.
180 Elena Sol Jiménez
5
Pagels 1979, 163.
6
Pensamiento trimorfo, 48.18 en Piñero et al. 2011, 345.
7
Jonas 2003; Quispel 1975, 155-169; García Bazán 1978; Bianchi 1967, XXVIII, el punto 5 de la relación
de características propias del gnosticismo definidas en el coloquio se extiende en el dualismo.
Diferencias rituales en el gnosticismo... 181
Por otro lado, en la corriente valentiniana hay una mayor uniformidad en las
descripciones del plano pleromático o superior. Desde la exégesis de Valentín, el
número treinta aparece de forma mayoritaria en las fuentes, tanto directas como en
las recensiones de los heresiólogos. Esto no evita, sin embargo, que cada discípulo
y autor valentiniano desarrollara sus propias ideas sobre el plano de la divinidad,
existiendo sistemas bien conocidos como el ptolemaico o el de Marcos con amplias
diferencias entre ellos.15 Las fuentes directas para el estudio del valentinismo son:
Evangelio de Felipe, Evangelio de la Verdad, Tratado tripartito, Interpretación del
conocimiento, Exposición valentiniana, Tratado sobre la resurrección y algunos
fragmentos de autores como Valentín, Heracleón o Teódoto16.
Frente a la intelectualización de la divinidad entre los setianos, los valentinianos
optaron por una representación más sexualizada de los eones y diferentes emana-
ciones divinas. La base exegética consistía en la reunión de los componentes feme-
nino y masculino separados por el arconte (Yahvé) en un paradigma de la perfec-
ción representado por parejas. Esta perfección sería puesta en peligro por el eón
Sabiduría en un mito muy desarrollado en esta corriente, aunque no ajeno a la se-
tiana, que daría origen en último término al mundo material y al ser humano.
15
Iren. Adv. Haer. I sobre Ptolomeo 1-8; sobre Marcos 13-21.
16
Selecciones de material valentiniano aparte de los textos de Nag Hammadi en Montserrat Torrents 2005,
279-401; García Bazán 2003a, 160-247.
17
Pagels 1979 op. cit., 286.
18
Piñero et al. 2011 op. cit., 42-51.
19
Aunque no está presente en todas las fuentes, la cristología gnóstica es mayoritariamente doceta o semi-
doceta. La crucifixión del cuerpo de Jesús, del que el Cristo pleromático está vestido, representa el carácter
escatológico de destrucción del mundo y de la deficiencia surgida previamente. Textos abiertamente doce-
tas son: Primer apocalipsis de Santiago, Segundo tratado del gran Set, Exposición valentiniana, I Libro de
Ieu; textos de Nag Hammadi que nieguen expresamente el docetismo son: Tratado sobre la resurrección,
Enseñanzas de Silvano, Testimonio de la verdad.
Diferencias rituales en el gnosticismo... 183
mismo para su salvación, con un fin escatológico en el que, una vez toda naturaleza
espiritual presente en el mundo regrese al Padre, la creación material habrá de des-
aparecer.
Correspondientes a estos planos se genera una antropología por la que la pobla-
ción humana en el mundo cuenta con una naturaleza concreta que condiciona su
capacidad de salvación en el fin de los tiempos (material, psíquica y espiritual).
Mientras los espirituales podrán lograr la salvación total en la divinidad última, no
así por ejemplo los cristianos no gnósticos (psíquicos). Su salvación es uno de los
temas a discutir dentro de la polémica gnóstica, dándose diferentes soluciones en
función del grado de apertura del autor gnóstico a los cristianos de la futura gran
Iglesia. Algunos textos no darían posibilidad alguna de salvación a aquellos fuera
del grupo al que pertenece el autor del texto, mientras otros asumen niveles inter-
medios de salvación20.
A pesar de los contenidos comunes al pensamiento gnóstico, las soluciones de
este paradigma toman distintas formas rituales como reflejo de las sociedades y las
influencias culturales o filosóficas que sufrieran. El gnosticismo no se encuentra
desgajado de su contexto, sino que es un fenómeno profundamente ecléctico muy
relacionado con el resto de movimientos cristianos y corrientes filosóficas de su
tiempo, como son el judaísmo, cristianismo de la gran Iglesia y neoplatonismo. Al
paradigma de tradición judeocristiana, se añaden estructuras pitagóricas y platóni-
cas mayoritariamente21 que modifican la forma de comprensión de la divinidad
trascendental, mientras el contacto de las comunidades gnósticas con las del cris-
tianismo de la gran Iglesia influirá en las formas de salvación de los iniciados.
Además del bautismo cristiano del perdón de los pecados, las comunidades
gnósticas desarrollaron un segundo bautismo que perfeccionaba aún más al inicia-
do y le diferenciaba del resto de cristianos, ya que le permitía acceder a conoci-
mientos específicos para la consecución de la salvación. La importancia de este rito
se reflejará en la terminología de otras prácticas, y en concreto de las que nos ocu-
pan, con especial importancia en la investidura. Las referencias, analogías o metá-
foras bautismales en la consecución de la salvación son continuas en las fuentes,
aunque se alejen de la práctica bautismal original y sean en muchas ocasiones pro-
fundamente intelectualizados.
La entrada en el plano divino por parte del eón Sabiduría o por el Cristo plero-
mático era posible gracias a la comprensión e identificación con la divinidad gra-
cias a la voluntad paterna. De la misma forma, el iniciado busca por medio de estos
20
Véase en Tratado Tripartito (97.28-99.33; 119.22-120.15) cómo el asunto de la salvación psíquica ocupa
dos secciones enteras, donde existiría la posibilidad de salvación por los actos pero nunca alcanzando la
cámara nupcial, a la que solo entrarían los espirituales. En Testimonio de la verdad, 44.30-45.6, sin embar-
go, no se da lugar a la salvación de aquellos que no posean el conocimiento de la divinidad superior, es
decir, fuera de los integrantes del grupo.
21
Ver los textos platónico-pitagorizantes de Nag Hammadi como Tres estelas de Set, Zostriano, Alógenes,
Marsanes o las Sentencias de Sexto.
184 Elena Sol Jiménez
2. INVESTIDURA.
La tradición setiana está caracterizada por una mayor trascendentalización de la
divinidad y las figuras o hipóstasis de sí misma que la acompañan. Se ha propuesto
que los grupos setianos recogieran una tradición “pregnóstica” del judaísmo25, en
parte debido a las escasas referencias al Nuevo Testamento que aparecen en sus
fuentes, aunque subyace en la mayoría de los casos el componente cristiano26 tal y
como han llegado los textos a la actualidad. De la misma forma, las continuas refe-
rencias a “bautismos” y “sellos” en las fuentes setianas vinculan a esta corriente a
22
Zostriano, 130.9, Piñero et al. 2011, op. cit., 303.
23
Turner 1980 art. cit., 324-351.
24
Evangelio de Felipe, 61.28-35 en Piñero et al. 2009a op. cit., 33.
25
Iammarino 2009, 25s; Montserrat Torrents 2001, 21-32; Turner 1994, 185ss; Rouwhorst 1997, 72-93;
MacRae 1970, 86-101; Turner 1998, 63-113.
26
Excepciones serían Pensamiento de Norea (Piñero et al. 2011 op. cit., 427-434) o Apocalipsis de Adán;
(Piñero et al. 2009b, 17-46), que parecen recoger una tradición judaica anterior aunque las copias que nos
han llegado desarrollen conceptos de época cristiana.
Diferencias rituales en el gnosticismo... 185
grupos baptistas de la zona siria27 que, influidos por el platonismo, habrían desarro-
llado sus ritos hacia una práctica contemplativa.
En estos textos, alcanzar el conocimiento se explica mediante la metáfora de
‘revestirse en luz’. La simbología de las túnicas que rodean al individuo se repite
además en diversas fuentes de la corriente setiana como un símbolo de la perfec-
ción de aquellos que la portan28. La superioridad del iniciado perfeccionado por la
investidura es social y moral29 dada la importancia de la experiencia individual en
la corriente setiana, especialmente visible en Pistis Sophia y los Libros de Ieu, de
contenido más ritual que otros textos. La preparación ascética previa al alcance de
la perfección es un estado natural del iniciado hasta el fin de su vida material, es
una elección digna de su naturaleza superior en lugar de ser entendida como una
obligación: “Cuando me separé de la tiniebla corporal que había en mí, no volví a
hacer uso del caos psíquico en el intelecto y del deseo femenino”30. La perfección
de aquel que ha sido investido en la luz de la divinidad (la ha experimentado, cono-
cido y se ha reunido con ella) se ve reflejada así en el mundo material cuando la
experiencia mística termina. El iniciado gnóstico se encuentra reforzado a pesar de
encontrarse de nuevo en su cuerpo corruptible, pues cuenta ahora con una revela-
ción salvífica digna solo de la élite espiritual: la raza de Set. Este fortalecimiento le
permitirá además predicar la revelación a aquellos que también son perfectos,
mientras que el resto de seres humanos quedan ajenos a la verdad de las realidades
superiores.
Los textos describen una experiencia mística de ascenso por parte del individuo
gnóstico a través de tres secciones básicas: abandono del mundo material, cielos
planetarios hogar de los arcontes y planos de la divinidad trascendental y sus eones
o emanaciones.
Sobre el plano material se encuentra uno intermedio gobernado por los arcontes,
el mayor de ellos normalmente denominado Yaltabaot e identificado con el Yahvé
judío. Los arcontes figuran en cada uno de los siete cielos planetarios, descritos
profusamente en la tradición setiana y ofita y conocida también por los heresiólo-
gos. Orígenes y Celso conocieron un “diagrama ofítico” que describiría esta cos-
mología y en el que aparecerían los siete cielos planetarios con los nombres de los
arcontes más extendidos en los textos setianos31. El iniciado superaría a estos ar-
contes dado que su naturaleza sería superior a la de ellos como miembro de la raza
27
Rouwhorst 1997 art. cit., 72-93.
28
Pensamiento trimorfo 48.15 en Piñero et al. 2011 op. cit., 345; Diálogo del Salvador 136.20; 138.25;
143.12, Piñero et al. 2009a op. cit., 165-187.
29
Iammarino 2009 art. cit., 32. Considera que en el setianismo la moral no preocupaba tanto como, por
ejemplo, entre los valentinianos. La insistencia en la ascesis y el rechazo al deseo sexual presentes en las
fuentes, sin embargo, parecen tener también su papel en la perfección intelectual del individuo gnóstico.
30
Zostriano 1.12-14, Piñero et al. 2011, op. cit., 281.
31
DeConick 2013, 53-55. Estos nombres suelen ser: Yaltabaot, Iao, Sabaot, Adoneo, Eloeo, Oreo, Astafeo,
o versiones de los mismos.
186 Elena Sol Jiménez
38
Tres estelas de Set, 125.15-16, Piñero et al. 2011, op. cit., 272.
39
Alógenes, 60.4-14, Piñero et al. 2011, op. cit., 318.
40
Zostriano 56.16-23, Piñero et al. 2011, op. cit., 295.
41
Evangelio de Judas “Espíritu Invisible” en 47.9; “Autogenerado” en 47.20; Adamas en 48.21; “genera-
ción incorruptible de Set” en 49.5-6, etc. Bermejo Rubio 2012, 81-163.
42
Evangelio de Judas 44.15-45.24, Bermejo Rubio 2012 op. cit., 117ss.
43
En Evangelio de Judas 34.6-11, Bermejo Rubio 2012, op. cit., 87; Epif. Panarion 40 2.6-8 en Williams
2009, op. cit., 285. Iammarino 2009 art. cit., 23-40 lee un solo rito contemplativo, ya que considera que la
investidura no consistiría en bautismo acuático alguno. Para la datación del Evangelio de Judas, Bermejo
Rubio 2012, op. cit., 32-33
188 Elena Sol Jiménez
Sin embargo, no es posible discernir si se trata de cinco fases dentro del mismo
rito o cinco símbolos o sellos que completan el ascenso en conjunto. La escasez de
referencias cristianas y la singularidad del rito extático se ha visto como una prácti-
ca precristiana50 que carecería de contenido bautismal ya antes de su inclusión en el
gnosticismo. Sin embargo, dada la tardía datación de los textos setianos que con-
servamos con mayor claridad en el desarrollo del rito (Pistis Sophia, Zostriano,
44
Testimonio de la verdad 55; 69.9-32, Piñero et al. 2009b op. cit., 211-230.
45
Bermejo Rubio 2012, op. cit., 47s.
46
Turner 1994 art. cit., 150ss.
47
Alógenes, 48.32-35, Piñero et al. 2011, op. cit., 313.
48
Pensamiento Trimorfo 48.15-35, en Piñero et al. 2011, op. cit., 345.
49
Alógenes 45.13-21, Piñero et al. 2011, op. cit., 311.
50
Iammarino 2009 art. cit., 23-40.
Diferencias rituales en el gnosticismo... 189
Alógenes… todos de fines del siglo III o principios del IV)51, vincularlos a prácti-
cas precristianas presenta dificultades52.
Los cantos vocálicos que aparecen reproducidos en los textos53 hacen pensar en
una práctica en la que un individuo de la comunidad gnóstica experimentaría el
ascenso extático mientras otros miembros le acompañarían mediante la entonación
de himnos. La perfección del iniciado se realizaría con la comunidad de espiritua-
les como testigos, rematando el acto con una serie de símbolos que podrían ser esos
cinco sellos mencionados.
Éstas son las glorias superiores a toda gloria, es decir, los cinco sellos cumplidos
por un Intelecto. El que posee los Cinco Sellos de estos nombres se ha despojado de
la túnica de la ignorancia y revestido una luz brillante.54
3. CÁMARA NUPCIAL.
La fuente más importante para el estudio de la cámara nupcial es el Evangelio
de Felipe, en el que es mencionada dieciséis veces (el segundo texto donde más se
menciona es Tratado tripartito, solo dos veces). A diferencia del claro sentido con-
templativo de la investidura, la terminología matrimonial y en ocasiones sexual de
la cámara nupcial ha hecho que este rito fuera visto como una práctica menos espi-
ritualizada. Ya en las descripciones de los heresiólogos se asimiló a un tipo de ma-
trimonio practicado por los grupos valentinianos55, donde un hombre y una mujer
espirituales celebrarían este rito entrando en una habitación. Este hecho fue inter-
pretado por los críticos heresiólogos como un rito de carácter puramente sexual en
la polémica contra estos grupos, sirviendo en ocasiones como ejemplo de la su-
puesta conducta inmoral de los gnósticos.
Por otro lado, el hecho de que “cámara nupcial” sea un término que da nombre
no solo al rito, sino que es sinónimo también del Pleroma o plano divino, hizo que
en la historiografía se plantearan otras interpretaciones más allá de una forma eso-
térica del matrimonio cristiano. Este sentido se hallaba ya recogido por Ireneo:
“Tales son el esposo y la esposa, siendo el entero Pleroma la cámara nupcial”56,
pero a través de las obras valentinianas de Nag Hammadi pudo comprenderse más
ampliamente. Si el rito consistiera entonces en la entrada en la cámara nupcial
(léase en el Pleroma), podría tratarse de otra práctica de carácter contemplativo
como la investidura. Además, la actitud abiertamente anticósmica y escatológica
del gnosticismo provocó en ocasiones un rechazo generalizado hacia la creación de
51
Piñero et al. 2011 op. cit., en la introducción a Zostriano 277-279; para Pistis Sophia la introducción al
texto de García Bazán 2003b op. cit., 11-29.
52
Turner 1994 art. cit., 63-113.
53
P. ej., I Libro de Ieu 90.25-27 en García Bazán 2003a, 312.
54
Alógenes, 49.28-32, Piñero et al. 2011, op. cit., 313.
55
P. ej. Epif. Panarion 34.20.1-3 en Williams 2009, op. cit. 249.
56
Ire. Adv. Haer. I 7.1.
190 Elena Sol Jiménez
nuevos seres humanos, ya que perseguirían el fin del mundo material y la reinte-
gración de toda la naturaleza espiritual en la divinidad. Las prácticas sexuales, cri-
ticadas en prácticamente todo el corpus gnóstico, no tendrían cabida en la rituali-
dad valentiniana y el rito de la cámara nupcial podría tener otra función57.
Por un lado, la entrada en la cámara nupcial goza de un carácter soteriológico,
actualizador del paradigma del mito de Sabiduría. La cosmología valentiniana or-
ganiza el plano divino superior mediante parejas de eones, que en el Pleroma se
reparten en el repetido número de treinta totales58, siendo precisamente la carencia
por parte de Sabiduría de una pareja que la complete lo que origina el proceso de
deficiencia y creación del mundo hasta que su pareja Salvador la reintegre. De la
misma manera, el paradigma valentiniano consiste en la consecución de la perfec-
ción mediante la unión del componente imperfecto presente en el mundo con su
perfecto pleromático reflejando las parejas de los eones del Pleroma.59 Cuando
estos dos componentes (“imagen” y “ángel”60, respectivamente) son unidos en la
cámara nupcial, la perfección del Pleroma ha sido alcanzada61.
“Y nadie podrá rehuir a estos espíritus [impuros] si ellos lo aferran, a no ser que
reciba una fuerza masculina y una femenina –a saber: esposo y esposa–. Se los reci-
be, empero, en la imagen de la cámara nupcial.”62
65
Iren. Adv. Haer. I 14.1-5.
66
DeConick 2003 art. cit., 326s.
67
Evangelio de Felipe, 65.2-28 en Piñero et al. 2009a op. cit., 36s.
68
Extractos de Teodoto 64 de Clemente de Alejandría en García Bazán 2003a op. cit., 243.
192 Elena Sol Jiménez
3.1. SEXUALIDAD.
La interpretación estrictamente contemplativa del rito ha encontrado sus detrac-
tores76 debido a las noticias de los heresiólogos y al contenido equívoco del Evan-
gelio de Felipe, cuya ambigüedad es la propia de un texto esotérico, por lo que sus
ya iniciados lectores no tendrían los problemas de interpretación que sí presenta
actualmente.77 El texto describe la posibilidad de generar nuevos individuos espiri-
tuales a través del rito de la cámara nupcial: “Pues los perfectos conciben mediante
un beso, y engendran”78. La “generación” podría ser una búsqueda de nuevos indi-
viduos para la comunidad mediante la predicación que los iniciados podían ejercer
tras el rito o, en un sentido menos intelectualizado, los participantes de la cámara
nupcial podrían engendrar nuevos espirituales, alejándose el sacramento valenti-
niano del carácter contemplativo de la investidura. En diferentes secciones del
Evangelio de Felipe se insiste en la diferenciación entre generación y creación (de
seres humanos), y en el resultado de las mismas de ‘hijos’ o de ‘hermanos’ respec-
tivamente79, o en la necesidad de que la unión de la cámara nupcial sea realizada en
secreto, a oscuras, ajena de las miradas públicas que empañarían las relaciones de
los no perfectos.80 La probable redacción del texto como extractos de uno mayor81
dificulta la interpretación de las secciones que se ocupan de la celebración del rito.
Si los hijos de Adán son numerosos, aun si mueren, cuánto más los hijos del
hombre perfecto (Jesús), aquellos que no mueren, sino que son continuamente en-
gendrados. El padre hace un hijo, y al hijo no le es posible hacer un hijo. Porque al
que ha sido engendrado no le es posible engendrar. Más bien el hijo «engendra»
hermanos, no hijos.82
75
Buckley 1980 art. cit., 573ss.
76
DeConick 2003 art. cit., 307-342; DeConick 2001, 225-261; Pagels 1972, 153-169.
77
DeConick 2003 art. cit., 310.
78
Evangelio de Felipe, 59.2-3 en Piñero et al. 2009a op. cit., 31.
79
Evangelio de Felipe, 58.20-28 en Piñero et al. 2009a op. cit., 30.
80
Evangelio de Felipe, 81.28-82.13 (Piñero et al. 2009a op. cit., 48) describe la diferencia entre el matri-
monio oculto en el misterio propio de los valentinianos frente al mancillamiento de aquellos que lo practi-
can sin poseer el conocimiento adecuado a los ojos de los demás.
81
Introducción al texto en Piñero et al. 2009a op. cit., 19.
82
Evangelio de Felipe, 58.19-28 en Piñero et al. 2009a op. cit., 30.
194 Elena Sol Jiménez
“Por lo que toca a vosotros, que estáis con el hijo de Dios, no améis al mundo,
sino amad al Señor, para que los que engendréis no se asemejen al mundo, sino que
se asemejen al Señor.”83
cuando otros textos ajenos a la tradición valentiniana no diferencian más allá de los
componentes de la comunidad gnóstica y aquellos que perecerán. Esta asimilación
de prácticas de la gran Iglesia y la actitud inclusiva de algunos autores valentinia-
nos (como en Interpretación del conocimiento o en Tratado sobre la resurrección)
podría haber desarrollado la función matrimonial del rito en las comunidades más
cercanas a la ortodoxia.
La duda surge principalmente en si el ritual, como el de la investidura, se reali-
zaría de forma individual o si sería un sacramento asimilable al matrimonio orto-
doxo (de dos personas, por tanto) entre los grupos valentinianos. En la cita “Una
cámara nupcial no es para animales, ni para los esclavos, ni para las mujeres man-
cilladas, sino que es para los hombres libres y las vírgenes”91 es muy probable que
la interpretación de “animales” y “esclavos” sea la de las razas humanas: “materia-
les” y “psíquicos” respectivamente. El mismo Evangelio de Felipe repite profusa-
mente la distinción entre los esclavos y los libres como aquellos que han conocido
la verdad divina y los que se mantienen bajo el poder imperfecto de la Ley y el
Demiurgo. Los “hombres libres” serían los espirituales y las “vírgenes” podrían ser
las mujeres que formaran parte de la comunidad gnóstica, en una actitud de asce-
tismo y rechazo del acto sexual fuera de su función intracomunitaria.92 Ireneo con-
sidera a los valentinianos de los herejes más peligrosos precisamente por la bús-
queda de nuevos espirituales que realizaban dentro de comunidades cristianas más
grandes93. Las fuentes valentinianas reflejan la posibilidad de poder redimir los
pecados mediante el bautismo y la unción que lo completa antes de poder continuar
con los sacramentos esotéricos como el de la cámara nupcial y alcanzar la perfec-
ción. Esta posibilidad estaría abierta precisamente para aquellos nuevos integrantes
de la comunidad gnóstica.
La formación valentiniana permite que la semilla divina se perfeccione en este
mundo para poder regresar a la divinidad y es gracias a la unión espiritual entre las
mitades femenina y masculina por la que el ser humano original queda completo:
“Éstos [hombre y mujer en el eón] no van cada uno por su lado, sino que ambos
son uno y el mismo. Esto es lo que no podrá llegar a entendimiento carnal.”94 La
unión sexual sería entendida, por lo tanto, como un medio espiritual, donde el de-
seo no existiría y tendría una función reactualizadora del paradigma sacramental de
caída y ascenso de la semilla divina.
4. CONCLUSIONES.
La variedad doctrinal y ritual dentro del gnosticismo se enmarca dentro de la del
cristianismo preniceno en general. Dentro del gnosticismo esto se vio aún más
91
Evangelio de Felipe, 69.1-5 en Piñero et al. 2009a op. cit., 40.
92
Marcos Sánchez 2006, 29-33.
93
Ireneo, Adv. Haer. I Prefacio en Montserrat Torrents 2001, 89.
94
Evangelio de Felipe, 76.12-15 en Piñero et al. 2009a op. cit., 44.
196 Elena Sol Jiménez
5. BIBLIOGRAFÍA.
F. Bermejo Rubio, El Evangelio de Judas. Introducción, traducción y notas, Salamanca, 2012.
J. J. Buckley, “A Cult-Mystery in the "Gospel of Philip"”, Journal of Biblical Literature 99(4)
(1980) 569–581.
D. Burns, “Apophatic Strategies in Allogenes (NHC XI 3)”, The Harvard Theological Review
103(2) (2010) 161–179.
A. D. DeConick, “The Great Mystery of Marriage. Sex and Conception in Ancient Valentinian
Traditions”, Vigiliae Christianae 57(3) (2003) 307–342.
A. D. DeConick, “The Road for the Soul is Through the Planets”, en A. D. DeConick – G. Shaw
– J. D. Turner (eds.), Practicing Gnosis. Essays in Honour of Birger A. Pearson. Leiden,
2013 37–74.
A. D. DeConick, “The True Mysteries : Sacramentalism in the "Gospel of Philip"”, Vigiliae
Christianae 55(3) (2001) 225–261.
F. García Bazán, La esencia del dualismo gnóstico, Buenos Aires, 1978.
F. García Bazán, La gnosis eterna I. Antología de textos gnósticos, griegos, latinos y coptos,
Madrid, 2003a.
F. García Bazán, La gnosis eterna II. Pistis Sofía, Madrid, 2003b.
F. García Bazán, “La Sofía gnóstica y la concepción de la mística entre los neoplatónicos”,
Studia hermetica journal II(1) (2012) 4–26.
F. García Bazán, Plotino y la gnosis: un nuevo capítulo en la historia de las relaciones entre el
helenismo y el judeocristianismo, Buenos Aires, 1981.
198 Elena Sol Jiménez
D. Iammarino, “Similarities Between Sethian Baptism and the Bridal Chamber of Thomas
Gnosticism and Valentinianism”, Intermountain West Journal of Religious Studies 1(1)
(2009) 23–40.
H. Jonas, La religión gnóstica: el mensaje del dios extraño y los cominezos del cristianismo,
Madrid, 2003.
G. W. MacRae, “The Jewish Background of the Gnostic Sophia Myth”, Novum testamentum 12
(1970) 86–101.
M. Marcos Sánchez, “El lugar de las mujeres en el Cristianismo: uso y abuso de la historia anti-
gua en un debate contemporáneo”, Estudia Historica 24 (2006) 17–40.
M. Marcos Sánchez, “Minorías y sectas en el mundo romano”, en Actas y comunicaciones del
Instituto de Historia Antigua y Medieval, Buenos Aires, 2007, 1–6.
J. Montserrat Torrents, Los gnósticos I, Madrid, 2001.
E. H. Pagels, “A Valentinian Interpretation of Baptism and Eucharist : And Its Critique of "Or-
thodox" Sacramental Theology and Practice”, Vigiliae Christianae 65(2) (1972) 153–169.
E. H. Pagels, Los evangelios gnósticos, Barcelona, 1979.
A. Piñero – J. Montserrat Torrents – F. García Bazán, Textos gnósticos. Biblioteca de Nag
Hammadi I. Tratados filosóficos y cosmológicos, Madrid, 2011
A. Piñero – J. Montserrat Torrents – F. García Bazán, Textos gnósticos. Biblioteca de Nag
Hammadi II. Evangelios, Hechos, Cartas, Madrid, 2009a.
A. Piñero – J. Montserrat Torrents – F. García Bazán, Textos gnósticos. Biblioteca de Nag
Hammadi III. Apocalipsis y otros escritos, Madrid, 2009b.
G. Quispel, “Genius and Spirit”, en M. Krause (ed.), Essays on the Nag Hammadi Texts in Hon-
our of Pahor Labib, Leiden, 1975, 155–169.
G. Rouwhorst, “Jewish Liturgical Traditions in Early Syriac Christianity”, Vigiliae Christianae
51(1) (1997) 72–93.
E. Segelberg, “The Coptic-Gnostic Gospel according to Philip and its sacramental system”,
Numen 7(2) (1960) 189–200.
E. Thomassen, The Spiritual Seed. The Church of the “Valentinians”, Leiden, 2008.
J. D. Turner, “Ritual in Gnosticism”, SBL Book of Seminar Papers (1994) 136–181.
J. D. Turner, “The Gnostic Threefold Path to Enlightenment”, Novum testamentum 22(4) (1980)
324–351.
J. D. Turner, J.D., “To See the Light: a Gnostic Appropiation of Jewish Priestly Practice and
Sapiential and Apocalyptic Visionary Lore”, en R. M. Berchman (ed.), Mediators of the Di-
vine: Horizons of Prophecy and Divination on Mediterranean Antiquity. Atlanta, 1998, 63–
113.
J. D. Turner, “Transgressing Boundaries: Plotinus and the Gnostics”, Gnosis: Journal of Gnostic
Studies 1(1-2) (2016) 56–85.