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DE LOS MUCHOS BENEFICIOS QUE DIOS NOS HACE POR MEDIO DE LOS ÁNGELES
DE LA GUARDA
1 Vos me amasteis, Señor, único amor mio, antes que yo os amase, y me criasteis á vuestra
imagen y semejanza, y me hicisteis superior á todas las criaturas corpóreas: la cual dignidad
2 Y además de esto hacéis á vuestros celestiales y purísimos espíritus que sean vuestros
ángeles ó embajadores para provecho mío, y les habéis mandado que me guarden en todos
mis caminos, para que ni caiga, ni tropiece, ni peligre en todos mis pasos. Estos son los
guardas que están siempre velando sobre los muros de la nueva ciudad Jerusalen , y son los
montes que tiene esta ciudad alrededor de sí, y los que velan y observan las vigilias de la
noche sobre vuestro rebaño; no sea que alguna vez, por no haber quien nos defienda,
arrebate como león vuestras almas aquel antiguo enemigo nuestro, que como león rugiente
y feroz anda siempre alrededor de nosotros buscando á quien tragar. Estos son los
ciudadanos de esa felicísima ciudad y Jerusalen triunfante y madre nuestra, á los cuales
enviais á este mundo para que sirvan á los que han de ser herederos de la eterna salud y
felicidad, para que los libren de sus enemigos, los guarden en todos sus caminos, y también
los conforten y amonesten, y ofrezcan las oraciones de vuestros hijos delante de vuestra
divina majestad.
3 Ellos aman verdaderamente á los que en su compañía han de ser también ciudadanos de la
gloria, y esperan que con la salvación de los hombres se han de reparar las ruinas de los
ángeles. Por tanto nos asisten con gran cuidado y vigilancia á todas horas y en todas las
que corren con solicitud desde nosotros hasta el trono de vuestra divina majestad, para
Andan con nosotros en todos nuestros caminos, entran y salen siempre con nosotros,
considerando atentamente con qué piedad y virtud, con qué honestidad vivimos en medio de
otros muchos que son malos, y con cuanto cuidado y deseo buscamos vuestro reino y
vuestra justicia, y con cuanto temor y respeto os servimos y nos alegramos en Vos también,
¡oh verdadera alegría de nuestro corazon! Ayudan á los que trabajan, defienden á los que
reposan, exhortan á los que pelean, coronan á los que vencen. Se alegran con los alegres,
con tal que esta alegría sea en vuestra Magestad: y se compadecen de los que ven padecer
4 Grande es el cuidado que tienen de nosotros, grande el afecto de amor que nos tienen: y
todo esto lo hacen en honra de la infinita caridad con que Vos nos amasteis. Porque ellos
aman á los que Vos amáis, guardan á los que Vos guardais, y desamparan á los que Vos
desamparais. No quieren bien á los que obran mal porque Vos también aborreceis á los
malhechores, y habeis prometido el destruir y perder á todos los que siguen la mentira y
falsedad.Siempre que obramos bien, se alegran los ángeles, y se entristecen los demonios.
Siempre que nos apartamos de lo bueno y justo, damos motivo de alegría al demonio, y
privamos á los ángeles de su alegría y regocijo, porque se alegran ellos de que haga
penitencia un pecador; y por el contrario, se alegra el demonio de que vuelva atrás un justo.
Pues haced Vos ¡oh Padre celestial! que los ángeles se alegren siempre de nosotros, para
que eternamente, os alaben por la bondad que vean en nosotros, y lleguemos á ser todos un
mismo rebaño vuestro, y juntos unos y otros os alabemos, y glorifiquemos vuestro santo
5 Acordándome de todas estas cosas, Os alabo, Señor, y confieso en vuestra presencia, que
son muy grandes estos beneficios con que nos habeis honrado, dándonos á vuestros
angélicos espíritus para vuestra servidumbre y ministerio. Ya nos habíais dado cuanto se
contiene en el ámbito del cielo: y como pareciendoos que era poco todo lo que está debajo
del cielo, nos añadisteis también lo que está sobre los cielos mismos. Todos vuestros ángeles
os alaben por estos beneficios, todas vuestras obras os confiesen y adoren, y todos; vuestros
santos os bendigan y engrandezcan por favores tan singulares. ¡Oh gloria y honra nuestra,
que nos honras con tanta demasía, enriqueciéndonos, y al mismo tiempo adornándonos con
tantos beneficios! Admirable es, Señor, en toda la tierra vuestro santísimo nombre. ¿Pues
que es el hombre para que así le ensalceis, ó para que le honreis tanto, y se incline y
aficione á él vuestro corazon? Vos digisteis ¡oh verdad eterna! Mis delicias son estar con los
hijos de los hombres ¿Pues no es el hombre un asqueroso cieno que se convierte en gusano?
¿Cualquiera de los hombres no es un conjunto de todas las vanidades ? Y no teneis por cosa
de menos valer el mirarle siquiera, y poner en él vuestros ojos, y traerle á vuestro juicio?
SAN AGUSTÍN. “Meditaciones, Soliloquios y Manual”. Traducidas del latin al castellano por el
***
DEVOCIÓN AL ANGEL CUSTODIO
Después de María Santísima podemos decir que quien se interesa más por nuestra salud y
felicidad temporal y eterna es el Angel Custodio. Dios nos lo ha dado por guía, por
compañero, por defensor, y no nos abandona un solo momento. Pero ya que con tan solícitos
cuidados vela por nosotros, por nuestra parte procuremos no ofender sus purísimos ojos con
Es una práctica muy provechosa el implorar la protección de los Angeles Custodios de las
personas con quienes tratamos, para obtener éxito en los negocios o asuntos que con ellas
tenemos.
Angel de Dios, bajo cuya custodia me puso el Señor con amorosa piedad, a mí, que
Amén
Rezad un Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri al Angel Custodio todos los días e invocadle
***
“Que tu buen Ángel sea tu escudo para hacer frente a los combates de los enemigos de
nuestra salvación.
¡Oh Raffaelina, qué consuelo es saber que estamos siempre bajo la protección de un espíritu
celestial que nunca nos abandona, ni siquiera cuando ofendemos a Dios! ¡Esto es admirable!
¡Qué agradable es esta gran verdad para el que cree! ¿A quién puede temer, entonces, el
espíritu devoto que trata de amar a Jesús, si está acompañado por tan ilustre guerrero? ¿no
fue, quizás, uno entre la multitud de ángeles quien se unió en el cielo a san Miguel para
defender el honor de Dios frente a satanás y a todos los demás ángeles rebeldes, para
Déjame decirte que tu ángel todavía es poderoso. Su amor no ha disminuído y nunca dejará
instante desde la cuna hasta la sepultura, que nos guía y nos prtege como un amigo o un
***
Dios mío, os doy gracias por haberme dado un Angel para acompañarme- Angel
mío, os doy gracias por haber aceptado el triste empeño de ver lo que hay de más
de Dios.- Dios mío, os agradezco las gracias que habéis dispensado a mi Angel
Custodio, las cuales le dieron fuerza para resistir al espíritu de las tinieblas.- Mi
buen Angel, yo me uno al agradecimiento que vos tributáis a Dios desde tantos
acción de gracias que Vos le tributaréis por toda la eternidad. Así Sea.
***
(tomado de una carta del Padre Pío a Raffaelina Cerase del 20 de abril de 1915)
“Este buen ángel reza por tí y le ofrece a Dios todas tus buenas obras, tus santos y nobles
deseos. Cuando te sientas solo y abandonado, no te quejes diciendo que no tienes ningún
amigo a quien abrirle el corazón y confiarle tus penas. por el amor de Dios, no te olvides de
este compañero invisible que siempre está allí para escucharte, que siempre está disponible
para consolarte.
¡Oh deliciosa intimidad! ¡Oh compañero bendito! Si todos los hombres al menos pudieran
entender y apreciar el gran regalo que Dios en su infinito amor nos ha hecho al asignarnos
este espíritu celestial para guiarnos! Acuérdate con frecuencia de su presencia. Agradécele y
En la hora de la muerte contemplarás a este buen ángel que te acompañó durante toda la
***
hasta que me entregues en los brazos de Jesús y de María. Con tus alas me
***
“Habiendo vivido junto al Padre Pío durante más de seis años, con frecuencia le decía: Padre,
si no pudiera volver a verlo, ¿qué debo hacer si necesito de sus oraciones? Y el padre Pío me
Un día cuando estaba sentado a su costado, el Padre Pío estaba tocando su Rosario. Había
tanta paz y tanta calma alrededor de él que me animé a hacerle algunas preguntas. para mi
sorpresa, me respondió: “Por favor, hijo mío, déjame solo. ¿No ves que estoy muy ocupado?
Qué raro, pensé: Está sentado tocando su Rosario y me dice que está ocupado. Como me
quedé totalmente en silencio, pensando que no era verdad que estaba ocupado, el Padre Pío
me miró y dijo: “¿No ves a todos esos ángeles guardianes yendo y viniendo, trayéndome
perole creo, porque usted siempre le dice a la gente que le envíen los suyos.”
***
Acto de ofrecimiento
Ángel de Dios, que estás encargado de mi custodia desde el primero hasta el último
todo, seguro de que me amas y tienes ardiente celo de mi salvación, te elijo en este
día en presencia de toda la Corte celestial, para que seas mi especial protector y
guía. Propongo firmemente honrarte todos los días de mi vida, seguir fielmente
todos tus consejos, y obedecer las órdenes que Dios me comunique por tu
del error. Inclito príncipe de la Corte del Rey de reyes, ofrece mis oraciones al
Señor, e intercede para que se muestre propicio a mis súplicas: consuélame en mis
penas, y sobre todo presérvame del pecado. Si alguna vez tuviere la desgracia de
trance de la muerte, llevandola al cielo, como la del pobre, pero dichosísimo Lázaro,
a fin de que en compáñía de todos los Santos alabe y bendiga a Dios con ellos,
contigo, y con toda la familia angélica por todos los siglos de los siglos. Amén.
***
ACTO DE CONSAGRACIÓN
al Ángel Custodio
Ángel Santo, a cuya custodia me encomendó el Altísimo desde que me animó en las
entrañas de mi madre; yo, indignísimo cliente tuyo, te doy infinitas gracias por la
solicitud que de mi conservación tuviste, hasta que fui reengendrado por las
saludables aguas del Bautismo. Gracias te doy por los peligros de cuerpo y alma de
que me has librado, en la infancia y en la juventud, por las santas resoluciones que
me has inspirado, y por la amigable compañía que siempre me has hecho. A ti,
enfervorizandome. Ama a Dios con mi corazón, que desea amarle con los afectos de
tu voluntad. Amén.
***
DEVOCIÓN DE DON BOSCO AL ANGEL DE LA GUARDA
“A finales de este año terminaba de escribir don Bosco un librito sobre la devoción al Angel
Daba gracias en él al Señor, por el gran favor de haberle puesto bajo la custodia de un
Por eso profesaba tierno afecto y gran devoción a su Angel de la Guarda y celebraba cada
año su fiesta. Estaba tan persuadido de tenerlo a su lado que parecía lo viese con sus ojos.
Le saludaba varias veces al día con el Angele Dei y confiaba del todo a su protección las
Un día narraba don Bosco cómo la beata Juana de la Cruz fue favorecida desde niña con la
presencia visible de su ángel custodio, cómo, guiada por él, había abrazado el estado
religioso y cómo, cuando fue superiora del monasterio, desempeñaba maravillosamente los
señalaba el modo y los medios para corregir los defectos de las demás.
Esta narración me sugirió la idea de que también él gozaba de tan insigne favor y no pude
En efecto, no es cierto que durante el curso de su vida manifestó los más arcanos secretos
que humanamente no se podían conocer. ¿Sus sueños, el personaje misterioso que en ellos
le acompañaba quién podía ser? Sea como fuere, sabía infundir en sus jóvenes gran respeto
Con mucha frecuencia entonaba él mismo el cántico sagrado que había puesto música en
honor del Santo Angel y que cantaban los muchachos con entusiasmo.
Les decía: -Avivad vuestra fe en la presencia del Angel de la Guarda, que está siempre con
vosotros. Santa Francisca Romana veía el suyo constantemente delante de ella, con las
manos sobre el pecho y los ojos clavados en el cielo; pero, cuando cometía la menor falta, el
arcángel Rafael, el gran milagro de los tres hebreos, ilesos en el horno de Babilonia y otros
hechos semejantes de los que están llenas la Sagrada Escritura y la Historia Eclesiástica.
-Sed buenos, les decía, para que esté contento vuestro Angel Custodio.
En vuestras penas y desgracias materiales o espirituales acudid al Angel con plena confianza
y él os ayudará.
Cuántos, que estaban en pecado mortal, fueron librados de la muerte por su Angel para que
¡Ay de los escandalosos! Los ángeles de los inocentes traicionados pedirán venganza ante
Dios.
¡Qué consejos los de don Bosco cuando hablaba privadamente con uno o con otro, según la
-Si quieres complacer a Jesús y a María sigue las inspiraciones de tu Angel de la Guarda.
-No prestes oído al demonio y no le temas; él tiembla y huye ante la presencia de tu Angel.
Hubo muchos jóvenes que manifestaron más tarde a don Rúa haber recibido favores
extraordinarios y haberse visto libres de peligros gracias a esta devoción, que les había
Señalaba también a los jóvenes algunos días de especial devoción al Angel de la Guarda.
1° El martes de cada semana está consagrado por la Iglesia, de modo particular, al culto de
A imitación de San Luis, devotísimo de su Angel Custodio, os aconsejo que ese día
practiquéis alguna mortificación en su honor, por ejemplo, una abstinencia, una oración con
los brazos en cruz, o besar el Crucifijo; y, si podéis, haced una limosna, según el consejo del
2.° El dia de vuestro nacimiento, el primero en que él ejerció su oficio de guardián, renovad
las promesas que, en su presencia, hicisteis por medio de vuestros padrinos en el santo
bautismo, esto es, querer amar e imitar a Jesucristo y observar su santa ley. Santificad ese
día con una comunión fervorosa, con una oración algo más prolongada, u otro ejercicio de
piedad más señalado, como muestra de reconocimiento por aquel primer amor con que el
3.° El primer día de cada mes. ¡Dichosos vosotros, si imitando la piadosa costumbre de
tantas almas cristianas, preocupadas por su salvación, procuráis meditar en las máximas
eternas, reflexionando seriamente sobre el fin para que fuimos creados por Dios y sobre el
estado de vuestra conciencia! Qué sería de vuestra alma si la muerte os sorprendiera en este
momento? Acercaos a los Santos Sacramentos. Practicad el bien, mientras tenéis tiempo.
Todo lo que llevamos expuesto hay que extenderlo a toda la vida de don Bosco. Pero ya
entonces solía servirse de este poderoso medio para atraer a la virtud a los pilluelos de la
calle de otro tiempo. Ellos seguían fielmente sus consejos y las enseñanzas de su buen
director que se confirmaron con un hecho maravilloso. Un domingo estaban todos reunidos
en la sacristía de San Francisco de Asís. Don Bosco les repartía una hojita con la oración al
Angel de la Guarda, de quien les había dicho así: -Sed devotos de vuestro buen Angel. Si os
encontráis en algún peligro grave para el alma o para el cuerpo, invocadlo: yo os aseguro
que él os asistirá y os librará. Pues bien, sucedió que uno de los allí presentes trabajaba,
pocos días después, como peón de albañil en la construcción de una casa. Iba y venía sobre
el andamio para prestar sus servicios: de improviso, se rompen unos soportes, siente que los
tablones sobre los que se encontraba con otros dos compañeros fallan bajo sus pies. Se da
cuenta, al crujir del andamiaje, que no es posible ponerse a salvo. El andamio se desarma y
entre tablones, piedras y ladrillos, cae desde el cuarto piso a la calle. Caer desde aquella
altura y morir al golpe era lo mismo. Pero nuestro buen joven se acordó de las palabras de
don Bosco e invocó con toda su alma al Angel de la Guarda: -¡Angel mío, ayúdame! -Y el
Angel le ayudó. ¡Algo admirable! Tres cayeron: uno quedó muerto en el acto, otro fue
llevado al hospital medio deshecho y moría unas horas después. El tercero era nuestro peón;
cuando acudió la gente, creyéndole muerto, se puso en pie, totalmente sano y sin el menor
rasguño. Más aún: volvió a subir a lo alto, de donde había caído, para ayudar en el trabajo
compañeros asombrados lo que le había sucedido, dando fe de que la promesa de don Bosco
Este hecho singular sugirió a don Bosco la idea de escribir el librito mencionado: El devoto
del Angel Custodio. En sus setenta y dos páginas exponía los motivos que deben animar al
para prepararse a la fiesta de los Santos Angeles: bondad de Dios al ponernos a sus Angeles
por custodios nuestros, amor que nos tienen los Angeles, favores diarios de los Angeles
hora de la muerte, en el juicio y en el purgatorio, amor del Santo Angel al pecador, amor que
debemos tener a nuestro Angel, que tanto nos ama. Cada consideración va seguida de un
Los obsequios para la novena eran los siguientes: 1. Rezar cada día, al menos por la mañana
y por la noche, el Angele Dei, con la intención de agradecer la bondad de Dios al darnos por
2. Al ir a la iglesia, especialmente durante la santa misa, invitar al Santo Angel a adorar con
vosotros a Jesús Sacramentado, o que os supla cuando vosotros no podáis ir. Haced el
propósito de saludar a la santísima Virgen tres veces al día con el Angelus Domini, obsequio
muy grato para Ella y también para los ángeles, oración enriquecida con muchas
3. Atribuid a las oraciones, inspiraciones y asistencia del santo Angel el éxito en los negocios
y el triunfo en los peligros evitados. Por eso, rezadle por la mañana y por la noche, en las
4. Acostumbraos a ofrecer a Dios vuestras oraciones por medio del Santo Angel. Así
adquirirán más mérito y valor. La Iglesia ruega en la misa que el sacrificio sea presentado
per manus Angeli, por mano de los Angeles: por eso, cuando asistís a la santa misa,
presentad a la divina Majestad la hostia santa y el cáliz por mano de vuestro Angel. Hoy,
5. Dirigios en las tentaciones a vuestro Angel Custodio, diciéndole con el mayor afecto: Angel
6. Procurad aguantar las molestias que encontréis en el trato con los demás, especialmente
con los de carácter y costumbres distintas a las vuestras, para gozar eternamente de la
7. Huid, más aún que de la peste, de las malas compañias y las conversaciones sospechosas,
en medio de las cuales vuestro buen Angel sólo puede veros con disgusto, porque vuestra
alma está en peligro. En esas ocasiones podéis contar confiadamente con la asistencia del
Angel de la Guarda.
8. Encomendad cada día, mañana y noche, vuestro corazón al Angel Custodio, para las
últimas horas de vuestra vida y poned confiadamente en sus manos vuestra eterna
salvación: in manibus tuis sortes meae (mi suerte en tus manos). Hoy le honraréis haciendo
9. Aumentad cada día vuestra confianza en el Angel de la Guarda, porque es seguro que, si
les sois fieles durante la vida, él intercederá en vuestro favor a la hora de la muerte y del
juicio. Haced hoy un cuidadoso examen de conciencia y preparaos para una buena confesión.
A este recuerdo añadía esta otra práctica: -Ingeniaos cuanto podáis para socorrer a las
almas de los difuntos, que desde las llamas del purgatorio os piden socorro y compasión.
Tanto más cuanto que con la medida que procuréis su bien, dispondrá Dios que otros lo
hagan por vosotros. Ofreced hoy el rezo del Angele Dei y del Angelus Domini, con sus
confesión y comunión. Acudid con fervorosas oraciones, llenas de confianza, a vuestro santo
Es de notar cómo, lo mismo en esta devoción que en todas las demás que recomendará,
El librito terminaba con los versos escritos por Silvio Péllico, con la lista de las indulgencias
con un ejercicio piadoso en honor del Angel Custodio, que don Bosco hizo después imprimir
custodios, los Romanos Pontífices concedieron muchas indulgencias a las oraciones que se
recitan en su honor, y a las asociaciones instituidas para su veneración. Y, para acrecentar la
gratitud y confianza que debemos tener con estos celestiales bienhechores, se redactó la
presente obrita en la que se exponen, en forma de novena, los motivos más tiernos y
eficaces que nos deben incitar a defendernos con su santo patrocinio. Dichoso aquél que,
después de meditar en los grandes méritos de su Angel, practique los obsequios indicados en
estas páginas y llegue a ser su constante devoto: tendrá en su favor una prenda segura de
su eterna salvación, ya que, entre las señales de predestinación, reconocen los teólogos y los
Padres, una tierna y constante devoción a los Angeles de la Guarda. Que el Señor bendiga
esta obrita y a sus lectores. Con este trabajo entendía don Bosco alcanzar de los santos
***
Ejercicio en honor del Santo Ángel de la Guarda
1.- Ángel de mi Guarda, a Vos que no os desdeñáis de tener tanto cuidado de mí,
miserable pecador, os suplico fortifiquéis mi espíritu con viva fe, firme esperanza y
encendida caridad, para que despreciando el mundo, sólo piense en amar y servir a
mi Dios.
pobre alma, defendedla de las insidias y asaltos del demonio, para que no ofenda
3.- Gloriosísimo Espíritu, que con tanta bondad cuidáis de mi alma, conseguidme la
gracia de ser siempre devoto vuestro y fiel en practicar los consejos que os dignáis
4.-Piadosísimo Custodio de mi alma, que os habéis humillado hasta bajar del Cielo
persuasión de que nada soy ni puedo por mí mismo, sin vuestro socorro y la gracia
de mi Dios.
5.- Benignísimo Espíritu, que con tanta solicitud trabajáis por la salvación de mi
alma, obtenedme del Señor que en los últimos instantes de mi vida, mi alma,
constantemente protegida por Vos, pueda pasar de vuestras manos a los amorosos
brazos de mi Jesús.
ORACIÓN
Oh amabilísimo Ángel de mi Guarda, puesto que todo lo que hacéis por mi en este
mundo no tiene otro fin que la salvación de mí alma, os suplico que cuando me
FUENTE: San Juan Bosco. “La juventud instruída” Decimoséptima edición. Sociedad Editora
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El 31 de agosto de 1844 una rica señora, esposa del embajador de Portugal, debía
trasladarse de Turín a Chieri para despachar algunos asuntos. Como era persona católica,
quiso antes arreglar las cosas del alma. Y fue por la mañana a la iglesia de San Francisco de
Asís. No conocía a don Bosco, ni don Bosco se había encontrado jamás con ella, ni podía
suponer quien era, puesto que vestía muy humildemente. No estaba el confesor ordinario de
la señora. Esta rezaba con aire recogido y devoto, y se sintió impulsada a confesarse con él.
Don Bosco la escuchó, y le impuso la penitencia, consistente, a lo que parece, en hacer una
La señora quedó sorprendida al ver que don Bosco había conocido su posición social, siendo
así que estaba cierta de no haberse dado a conocer de ningún modo ni por ninguna otra
-Padre, no puedo cumplir esa penitencia, porque hoy debo salir de Turín.
-Bien, entonces cumpla esta otra: pida a su Angel Custodio rezándole tres veces el Angele
Dei que le asista, la preserve de todo mal, para que no se asuste de lo que hoy va a
sucederle.
La señora quedó todavía más sorprendida por estas palabras, recibió muy de buen grado la
servicio, poniendo en manos de su Angel de la Guarda el feliz éxito del viaje. Subió al
carruaje con su hija y una camarera. Y después de un largo trecho de camino, recorrido a
toda velocidad, de improviso se espantan los caballos y se lanzan a una carrera vertiginosa.
Tira el cochero de las riendas, pero en vano; los caballos no sienten ya el freno. Gritan las
señoras y se abre una portezuela del carruaje, topan las ruedas con un montón de grava,
vuelca el carruaje, derriba a los viajeros, y se astilla la portezuela ya abierta. Cae el cochero
del pescante, las viajeras corren peligro de quedar aplastadas, la señora es arrastrada con la
cabeza por tierra y los caballos siguen corriendo precipitadamente. Todo sucedió en menos
que se cuenta. La señora, que ya no esperaba más socorro que el del Angel de la Guarda,
gritaba con todas sus fuerzas: Angele Dei, qui custos es mei… Bastó esto para salvarlas. De
repente, los furiosos caballos se amansan y se paran. El cochero se levanta incólume y los
alcanza. Acude la gente a socorrer a los caídos. La señora que, salió del coche con la hija sin
saber cómo, está tranquila sin la menor señal de susto. Las dos componen su persona lo
mejor que pueden. Se miran la una a la otra y ven con asombro que no han recibido la
menor lesión. Entonces, a una exclaman: -¡Viva Dios y viva el Angel Custodio que nos ha
carruaje y aún tuvo fuerzas para andar a pie varias horas y llegar felizmente a su casa de
Chieri. No es fácil expresar el concepto que aquella buena señora se formó entonces del
joven sacerdote, que tan oportunamente le había aconsejado al Angel Custodio. Estaba
ansiosa por volver a Turín para saber quién era. Fue a San Francisco de Asís, preguntó en la
sacristía quién confesaba a aquella hora en el confesionario que ella indicaba. Enterada de
que era don Juan Bosco, fue a agradecerle su saludable consejo. Se convirtió desde entonces
en admiradora suya y repetía todos sus méritos y elogios. Y don Bosco se valió de ella,
cuando se trató de socorrer a don Carlos Palazzolo, que se encontraba en grandes apuros y
deseaba consagrarse al sagrado ministerio con una vida más apropiada a su avanzada edad.
Fue en adelante una celosa bienhechora del Oratorio. Regalo suyo es la pequeña urna de
cristal que, aún hoy, está sobre la cómoda de la habitación de don Bosco y que contiene una
estatuilla de cera de San Felipe Neri revestido con los sagrados ornamentos, al modo como
se venera el cuerpo de este santo en Roma, en Santa María de Vallicella. Todas las
circunstancias del hecho que hemos narrado, que constan en un escrito de esa misma buena
señora, nos la refirió la señora Teresa Martano de Chieri su camarera, y también don Miguel
Rúa.”
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EJERCICIOS DEVOTOS EN HONOR DEL SANTO ANGEL DE LA
GUARDA
PARA NIÑOS
(Tomado de: “Mi Jesús”. Devocionario que ofrece a los niños el P. Luis Ribera.
Por la señal…
Pésame.
ORACIÓN. Yo os doy gracias, Dios mío, por todos los favores que me habéis
Consideración
1. Considera que Dios ha querido que tuviésemos siempre a nuestro lado un Angel
que nos guardase y defendiese, y nos fuese inspirando lo que hemos de hacer y lo
Los Angeles son puros espíritus y no se ven con los ojos del cuerpo.
cuando juegas, cuando vas de camino, cuando comes… siempre, siempre tienes a
2. Si haces obras buenas, el Angel las lleva y las presenta a Dios nuestro Señor.
¡Qué contento está cuando te portas bien! ¡Con qué alegría te mira!
Cuando vas a Misa y estás allí con atención, cuando te confiesas bien y comulgas
con el demonio.
-Si no vas a Misa, si no obedeces a tus padres y superiores, si riñes con tus
compañeros, si robas alguna cosa o si haces cosas malas ¡con qué tristeza te mira
el Angel!
3.¿Quieres que el Angel de la Guarda esté triste, o contento de ti? ¿Qué prefieres?
te defenderá y guiará tus pasos. Dile cada día: Angel santo, bajo cuya tutela y
DEPRECACIONES
1. Angel de mi Guarda, iluminadme para conocer las obras buenas que debo hacer y
2. Angel de mi Guarda, defendedme de todo mal de alma y cuerpo, y sobre todo del
3.Angel de mi Guarda, dirigidme por el camino del bien; y haced que jamás me deje
5. Angel de mi Guarda, os pido que, así como hemos vivido juntos aquí en la tierra,
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ACORDAOS
(Tomado de: Libro de piedad de la juventud femenina)
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Letanías del Ángel de la Guarda
(Tomado de: Libro de piedad de la juventud femenina)
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Señor, tened piedad de nosotros.
Jesús, oídnos.
Jesús, escuchadnos.
ORACIÓN
efecto de vuestra bondad inefable, nos disteis a todos un ángel que nos