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RENDIMIENTO ACADÉMICO

Contar con una definición universal y única sobre rendimiento académico resulta

una tarea compleja, ya que existen varias opiniones y perspectivas respecto al tema.

Es por ello que, a continuación, se presentarán algunas definiciones que se

aproximen al tema de investigación.

Probablemente una de las dimensiones más importantes en el proceso de enseñanza

aprendizaje lo constituye el rendimiento académico del alumno. Cuando se trata de

evaluar el rendimiento académico y cómo mejorarlo, se analizan en mayor ó menor

grado los factores que pueden influir en él, generalmente se consideran, entre otros,

factores socioeconómicos , la amplitud de los programas de estudio, las

metodologías de enseñanza utilizadas, la dificultad de emplear una enseñanza

personalizada, los conceptos previos que tienen los alumnos, así como el nivel de

pensamiento formal de los mismos (Benitez, Gimenez y Osicka, 2000), sin

embargo, Jiménez (2000) refiere que “se puede tener una buena capacidad

intelectual y una buenas aptitudes y sin embargo no estar obteniendo un rendimiento

adecuado ”, ante la disyuntiva y con la perspectiva de que el rendimiento académico

es un fenómeno multifactorial es como iniciamos su abordaje.

La complejidad del rendimiento académico inicia desde su conceptualización, en

ocasiones se le denomina como aptitud escolar, desempeño académico ó

rendimiento escolar, pero generalmente las diferencias de concepto sólo se explican

por cuestiones semánticas, ya que generalmente, en los textos. la vida escolar y la

experiencia docente, son utilizadas como sinónimos.


Si partimos de la definición de Jiménez (2000) la cual postula que el rendimiento

escolar es un “nivel de conocimientos demostrado en un área ó materia comparado

con la norma de edad y nivel académico ”, encontramos que el rendimiento del

alumno debería ser entendido a partir de sus procesos de evaluación, sin embargo. la

simple medición y/o evaluación de los rendimientos alcanzados por los alumnos no

provee por sí misma todas las pautas necesarias para la acción destinada al

mejoramiento de la calidad educativa

Desde las primeras, se ha pretendido asimilar el rendimiento a la voluntad de los

alumnos en el trabajo escolar o a sus capacidades o aptitudes de tipo intelectual. De

esta forma, un rendimiento insatisfactorio podía explicarse de manera bien sencilla:

o el alumno en cuestión era un vago o era tonto. Clasificación, ésta, muy práctica y

«tranquilizante», pero. como se ha venido demostrando en las últimas décadas,

absolutamente falsa en la ma yoría de los casos.

En épocas más recientes, el rendimiento académico ha sido estudiado desde un

enfoque multidimensional. integrando un complejo modelo de interrelaciones con

otras variables. Como resultado de la consideración de este conjunto de influencias,

unida a la asimilación de definiciones de rendimiento provenientes de otras ciencias

(la Física y la Ingeniería principalmente),

En las definiciones citadas se puede observar un intento de universalización, de

posible aplicación generalizada a distintos contextos y situaciones. Esta necesidad

de unificación tiene como resultado obligado una pérdida de contenido de las


definiciones. La conceptualización del rendimiento como el producto de un

esfuerzo, la consecuencia de la voluntad de trabajo, el reflejo de las aptitudes del

alumno, o como el resultado de sus mediciones, no nos explica clara y

específicamente su naturaleza.

La situación es muy similar a la del constructo inteligencia (posiblemente no sea

una simple coincidencia). Estudiamos la inteligencia, la medimos, intentamos

entrenarla y desarrollarla, pero siempre desde perspectivas acotadas y reducidas, sin

conocer muy bien lo que subyace bajo la palabra «inteligencia» en el contexto

general del colectivo científico.

En el caso del rendimiento académico existe un componente que al mismo tiempo

lo define e impide su definición universal: la ideología educativa de la so-, ciedad.

En la planificación de todo sistema educativo subyace un concepto particular de

educación, y ligado a éste, un modelo de individuo y de sociedad. La valoración del

aprovechamiento escolar de un alumno no puede (ni creo que deba) ser

independiente de esos puntos de referencia. Pensemos en la evaluación que se haría

del rendimiento académico de un alumno determinado en la escuela-laboratorio de

Summerhill frente a la de los «colleges» británicos reflejados en algunas obras

cinematográficas, por poner ejemplos extremos, casi novelescos, y alejados de

nuestro entorno cotidiano y temporal.

La educación no es una ciencia aséptica, sino que implica valores y objetivos. Y a la

hora de definir y evaluar el rendimiento escolar, se deben contemplar esos valores y

objetivos. De otra forma, las definiciones académicas quedan vacías de contenido.

En definitiva, ¿qué creemos que es un rendimiento escolar satisfactorio sino la

adquisición de un conjunto de valores, actitudes, conductas y conocimientos que la


legislación, la sociedad y/o el centro educativo (que no siempre coinciden) marcan

como objetivos necesarios?

El esfuerzo realizado por el C.I.D.E. al poner en marcha la investigación de la

reforma ha permitido la obtención de una información mu y extensa, con datos en

una diversidad de variables, que pueden permitir la clarificación del concepto de

rendimiento educativo en el contexto del Estado Español. Así, se recogen desde

datos de tipo socioeconómico de la familia hasta variables actitudinales de carácter

cívico-político.

En esta línea se podría considerar la posibilidad de incluir, dentro del concepto de

rendimiento académico, la adquisición de un mínimo conjunto de actitudes cívicas,

Como resultado deseable de una educación integradora y completa. De esta forma,

el concepto de rendimiento académico se seria ampliado más allá de las medidas

tradicionalmente utilizadas, que reflejan la adquisición de conocimientos.

Otro terreno de investigación que puede ayudar a determinar lo que consideramos

como rendimiento escolar es el análisis de la interrelación existente entre los

indicadores tradicionalmente utilizados para operativizarlo. Por nuestra parte, con el

informe que resumimos a continuación, hemos intentado contribuir al estudio de la

relación de las dos medidas del rendimiento académico utilizadas más comúnmente:

Pruebas Objetivas y Calificaciones Escolares.

Como se indicaba anteriormente, tanto la metodología de la obtención de estas

medidas como el objetivo de las mismas no pueden equipararse. Además de la

dicotomía objetividad•subjetividad ya señalada, cabría preguntarse si las


Calificaciones responden únicamente a una apreciación de la adquisición de

contenidos por parte del alumno, como es el caso de las puntuaciones obtenidas en

las Pruebas Objetivas, o si por el contrario, en el juicio del profesorado influye otro

tipo de variables. Probablemente hagamos referencia a aspectos complementarios,

pero claramente diferenciados, al hablar de Calificaciones o de puntuaciones

obtenidas en Pruebas Objetivas de rendimiento.

Con el afán de lograr una definición de rendimiento académico, primero se tomará

la acepción que el diccionario de la Real Academia Española le da a la palabra

rendimiento, el cual dice que es la proporción entre el producto o el resultado

obtenido y los medios utilizados. El rendimiento académico, como concepto y tema

de estudio es dinámico y estático, pues responde al proceso de aprendizaje y se

objetiva en un "producto" ligado a medidas y juicios de valor, según el modelo

social vigente (García y Palacios, 1991). Así también, autores como Tonconi (2010)

definen el rendimiento académico como el nivel demostrado de conocimientos en

un área o materia, evidenciado a través de indicadores cuantitativos, usualmente

expresados mediante calificación ponderada en el sistema vigesimal y, bajo el

supuesto que es un "grupo social calificado" el que fija los rangos de aprobación,

para áreas de conocimiento determinadas, para contenidos específicos o para

asignaturas.
Como sabemos la educación es un hecho intencionado y, en términos de calidad de

la educación, todo proceso educativo busca permanentemente mejorar el

rendimiento del estudiante. En este sentido, la variable dependiente clásica en

cualquier análisis que involucra la educación es el rendimiento académico, también

denominado rendimiento escolar, el cual es definido de la siguiente manera: "Del

latín reddere (restituir, pagar) el rendimiento es una relación entre lo obtenido y el

esfuerzo empleado para obtenerlo. Es un nivel de éxito en la universidad, en el

trabajo, etc.", El problema del rendimiento académico se entenderá de forma

científica cuando se encuentre la relación existente entre el trabajo realizado por los

profesores y los estudiantes, de un lado, y la educación (es decir, la perfección

intelectual y moral lograda por éstos) de otro, al estudiar científicamente el

rendimiento, es básica la consideración de los factores que intervienen en él. Por lo

menos en lo que a la instrucción se refiere, existe una teoría que considera que el

buen rendimiento académico se debe predominantemente a la inteligencia de tipo

racional (ver Anexo 3); sin embargo, lo cierto es que ni siquiera en el aspecto

intelectual del rendimiento, la inteligencia es el único factor. Al analizarse el

rendimiento académico, deben valorarse los factores ambientales como la familia, la

sociedad, las actividades extracurriculares y el ambiente estudiantil, los cuales están

ligados directamente con nuestro estudio del rendimiento académico.

Además el rendimiento académico es entendido como una medida de las

capacidades respondientes o indicativas que manifiestan, en forma estimativa, lo

que una persona ha aprendido como consecuencia de un proceso de instrucción o

formación. De la misma forma, ahora desde una perspectiva propia del estudiante,
se define el rendimiento como la capacidad de responder satisfactoriamente frente a

estímulos educativos, susceptible de ser interpretado según objetivos o propósitos

educativos pre-establecidos. Este tipo de rendimiento académico puede ser

entendido en relación con un grupo social que fija los niveles mínimos de

aprobación ante un determinado grupo de conocimientos o aptitudes. Según Herán y

Villarroel (1987). El rendimiento académico se define en forma operativa y

tácita afirmando que se puede comprender el rendimiento previo como el número de

veces que el estudiante a repetido uno o más cursos.

En tanto Nováez (1986) sostiene que el rendimiento académico es el resultado

obtenido por el individuo en determinada actividad académica. El concepto de

rendimiento está ligado al de aptitud, y sería el resultado de ésta, de factores

volitivos, afectivos y emocionales, además de la ejercitación.

Chadwick (1979) define el rendimiento académico como la expresión de

capacidades y de características psicológicas del estudiante desarrolladas y

actualizadas a través del proceso de enseñanza-aprendizaje que le posibilita obtener

un nivel de funcionamiento y logros académicos a lo largo de un período, año o

semestre, que se sintetiza en un calificativo final (cuantitativo en la mayoría de los

casos) evaluador del nivel alcanzado.

Resumiendo, el rendimiento académico es un indicador del nivel de aprendizaje

alcanzado por el estudiante, por ello, el sistema educativo brinda tanta importancia a

dicho indicador. En tal sentido, el rendimiento académico se convierte en una "tabla

imaginaria de medida" para el aprendizaje logrado en el aula, que constituye el

objetivo central de la educación. Sin embargo, en el rendimiento académico,

intervienen muchas otras variables externas al sujeto, como la calidad del maestro,
el ambiente de clase, la familia, el programa educativo, etc., y variables psicológicas

o internas, como la actitud hacia la asignatura, la inteligencia, la personalidad, las

actividades que realice el estudiante, la motivación, etc. El rendimiento académico o

escolar parte del presupuesto de que el alumno es responsable de su rendimiento. En

tanto que el aprovechamiento está referido, más bien, al resultado del proceso

enseñanza-aprendizaje, de cuyos niveles de eficiencia son responsables tanto el que

enseña como el que aprende.

El rendimiento académico como concepto y tema de estudio es dinámico y estático,

pues responde al proceso de aprendizaje y se objetiva en un "producto" ligado a

medidas y juicios de valor, según el modelo social vigente (García y Palacios, 1991:

17). Sin embargo, en la literatura revisada sobre el tema, se evidencia que el

rendimiento académico es complejo en su definición y forma de abordarlo, se

modifica de acuerdo al objetivo del estudio y el enfoque y puede ser amplio o

limitado, tener aspectos netamente cuantitativos, cualitativos o de ambas

perspectivas.

Este capítulo presenta una revisión de literatura sobre el tema para llegar a una base

conceptual que incluya el enfoque del estudio, la definición de rendimiento

académico y sus dimensiones, todo esto se encuentra dividido en tres partes; la

primera expone un resumen sobre estudios realizados a nivel nacional e

internacional; en la segunda se descompone cada una de las partes que integra el


concepto de ―rendimiento académico‖ para finalmente construir la definición

utilizada a lo largo del estudio; en la tercera y última se presentan y se describen las

dimensiones de análisis para estudiar el fenómeno.

Los adolescentes ante el estudio: causas y consecuencias del rendimiento académico

Valentín Martínez-Otero Pérez


Editorial Fundamentos, 1997 - 316 pages
Los alumnos de la Universidad de Salamanca. Características y rendimiento ...
By Francisco Javier Tejedor Tejedor
Cada universidad determina criterios evaluativos propios, para obtener un

promedio ponderado (valoración) de las materias que cursa el estudiante, donde se

toman en cuenta elementos como la cantidad de materias, el número de créditos y

el valor obtenido en cada una de ellas, que generalmente se denomina “nota de

aprovechamiento”.

Para Garbanzo (2007a), En las calificaciones como medida de los resultados de

enseñanza hay que tomar en cuenta que son producto de condicionantes tanto de

tipo personal del

estudiante, como didácticas del docente, contextuales e institucionales, y que todos

estos factores median el resultado académico final.

Todas estas consideraciones acerca del rendimiento escolar están íntimamente

ligadas a la problemática de su medición. El abordar la evaluación del rendimiento

desde la perspectiva apuntada en los párrafos anteriores implica una relativización

de los instrumentos de medida y la dificultad de operativizar la evaluación de la

adquisición del patrón de socialización que los objetivos educativos representan.

Desde este punto de vista, la elaboración de instrumentos que permitan evaluar la

eficacia del sistema educativo y del rendimiento de los alumnos que participan en el

mismo se convierte en una ardua labor en la que se ven implicadas variables

educativas, psicológicas y sociales.


Si paralelamente se desea contrastar estos datos con estudios transculturales, se hace

necesario un consenso previo sobre los objetivos a medir; si no queremos favorecer,

con el mismo instrumento, a unos sistemas educativos frente a otros. El proceso de

socialización, el curriculum académico, las conductas cuya adquisición se

consideran deseables, son aspectos que pueden determinar el diseño de un

instrumento de evaluación y, por lo tanto, discriminar a unas poblaciones frente a

otras.

En realidad, si nos remitimos a la bibliografía existente, podemos observar que la

mayor parte de las investigaciones toma como referencia dos tipos de medidas: las

pruebas objetivas y las calificaciones del profesorado. La preocupación fundamental

es la comprobación de que un conjunto de conocimientos incluidos en el curriculum

académico ha sido adquirido por los alumnos.

Las pruebas objetivas pretenden una medida controlada, carente de subjetivismo y

analizable estadísticamente, de un conjunto de saberes o conocimientos.

El caso de las calificaciones del profesorado es ligeramente distinto. Si bien en

líneas generales se evalúa, de forma fundamental , la adquisición de conocimientos,

en la evaluación académica entra también en juego un conjunto de factores que

conllevan un elevado riesgo de subjetivismo ! subjetivismo del profesor, rela• ción

profesor-alumno, efecto Pigmalion, política del centro a la hora de evaluar,

consenso grupal en las sesiones de evaluación. etc.).

Si bien es cierto que para alcanzar un rendimiento satisfactorio son necesarios unos

niveles aptitudinales y de motivación adecuados, hay que señalar junto con Secadas

(1952) que otras variables intervienen en los resultados obtenidos (aspectos


docentes y didácticos, relación profesor-alumno, entorno familiar, variables

institucionales del centro, status social, etc.).

El Rendimiento Académico hace alusión a la evaluación del conocimiento

adquirido en el ámbito educativo en cualquiera de sus niveles. En otras palabras

es una medida de las capacidades del estudiante, también supone la capacidad

de éste para responder a los estímulos educativos. En este sentido, el

Rendimiento Académico está vinculado a la aptitud. Sin embargo, caben destacar

que el bajo rendimiento académico puede estar asociado a la subjetividad,

metodología y forma de evaluación empleadas por los docentes en su quehacer

pedagógic
Según Cano (s.f.), al escuchar la palabra evaluación se tiende a asociarla o

interpretarla como sinónimo de medición del rendimiento o con exámenes para

alumnos, sin tomar en cuenta que todos los elementos que participan en el proceso

educativo están incluidos también en el campo de la evaluación; este término no

debe limitarse a comprobar resultados, conocer o a interesarse de lo que el alumno

es, sino debe considerarse como un factor de educación. La evaluación debe

adaptarse a las características personales de los alumnos, considerando sus

sentimientos, emociones o acciones.

La evaluación es un proceso de reflexión sobre los elementos que intervienen en el

proceso educativo, con el fin de determinar los resultados, tanto positivos como

negativos para tomar, en función de todo ello, las mejores decisiones y acciones

para conseguir los objetivos establecidos.

En cuanto a los estudiantes, la evaluación no solo debe observar su aprendizaje, sino

también sus emociones, capacidades, intereses, limitaciones o circunstancias.

Cano identifica tres momentos o etapas significativas de la evaluación: Evaluación

diagnóstica (inicial), la evaluación formativa (intermedia, continua o procesal) y la

evaluación sumativa (final).


La evaluación debe amparar un doble carácter: por un lado cuantitativo, donde lo

que se

destaca o cuenta es la medida de la adquisición de conocimientos, y por otro

cualitativo, en

el que subraya la valoración de la medida en relación a la situación personal de

aprendizaje de cada alumno.

abarcando aspectos como el "Saber qué": hechos, datos, conceptos, "Saber cómo" y "saber
hacer", procedimientos y "Saber ser", valores, actitudes (CNB Guatemala).

Rendimiento objetivo y subjetivo, el primero se mide mediante instrumentos


ajustados a una norma y el rendimiento subjetivo depende de la
opinión del profesor en el cual intervienen referencias personales del
propio sujeto.
2. Rendimiento analítico y sintético, en el analítico se valora el rendimiento
del alumno en todas y cada una de las áreas que componen el
curriculum, en el sintético se valora el rendimiento global del sujeto y
se expresa mediante una nota única.
3. Rendimiento individual o grupal, según se evalúe al alumno considerado
individualmente, o al grupo como tal. Evidentemente los procesos
de evaluación a utilizar en un caso u otro serán muy diferentes debido:
primero, a que el tipo de tareas encomendado al individuo o al
grupo son de índole muy diferente (tareas divisibles, unitarias, aditivas,
etc.), y segundo, a que la metodología de trabajo es muy diferente
según el tipo de tareas (trabajo individual, trabajo en equipo).
4. Rendimiento satisfactorio e insatisfactorio, según que el sujeto consiga
un nivel formativo en consonancia con sus posibilidades (este es un
concepto un tanto subjetivo, puesto que lo que es satisfactorio para el
alumno puede que no lo sea para el profesor).
Rendimiento suficiente e insuficiente, según que el alumno haya alcanzado
los objetivos mínimos establecidos por las instancias correspondientes
que, evidentemente, son externos al alumno.

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