Según la Clasificación Internacional de la Funcionalidad (CIF), la
discapacidad se define como “el resultado de la interacción entre una persona con una disminución y las barreras medioambientales y de actitud que esa persona puede enfrentar”. Posee una estrecha relación con los componentes de salud y con los factores contextuales, personales y ambientales que influyen y condicionan la calidad de vida. Lo que pensamos y creemos acerca de la discapacidad, determina nuestra forma de actuar, de enfrentar a la persona discapacitada, así mismo, del lenguaje que usamos para referirnos a ellos. Depende de nuestro grado de integración o discriminación. A través de éste y de su manejo, se modifican o distorsionan actitudes, creencias y valores que moldean el comportamiento de las personas que presentan una discapacidad, de sus familiares, de los gobiernos y de la sociedad en general.