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Trabajo Parcial: La servidumbre en La Odisea.

Materia: Grecia

Profesor: Dr. Ernesto Schettino Maimone

Semestre: 9° Grupo: 0026

Alumno: Gilberto Orozco Cadena

Fecha: 12 de octubre del 2011


Grecia Dr. Ernesto Schettino Maimone Grupo 0026 12/10/11

Leer la Odisea como fuente es adicionarle a su contenido literario un fondo

significante a cada signo lingüístico que corresponda a un referente en la sociedad

griega aquea u homérica y no quedarse en la contemplación de su valor estético,

es decir, darle un valor deíctico de esa realidad social. 8

La Odisea nos muestra una sociedad cuyo modo de producción es el

despótico oriental en la que se distinguen grupos de nobles hereditarios,

servidores y aldeanos, todos relacionados de manera dependiente con el oikos de

Odiseo, pero con una característica especial que divide a los personajes en un

status alto y uno bajo, en uno aristocrático y uno servil.

Los personajes se van construyendo más por lo que dicen, que por lo que

hacen en un discurso consistente en fórmulas convencionales que perfilan a los

mismos y que, si bien eran parte de la mnemotecnia de la tradición oral, 1 no dejan

de dar indicios de la condición social de los personajes y las relaciones sociales

existentes entre ellos. El discurso más bien lo emite el poderoso y la expresividad

de los subalternos está menguada hasta ser casi silenciosa y manifestarse apenas

por un lenguaje corporal en la servidumbre. En estas condiciones, el lenguaje

corporal adquiere una connotación mimética que se tiene que equiparar al

discurso de los personajes principales, pero de los que se debe hacer una

semiología que atienda a los gestos, las posturas, la cercanía física, las pausas

entre sus intervenciones, todo esto como un conjunto de elementos para

1
Bonifaz Nuño, Rubén, “Introducción” en Homero, Ilíada, 2ª ed., México, UNAM, 2005, p X, (Bibliotheca
Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana, Obras de Homero).

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lingüísticos que dan cuenta de su existencia tangencial en la épica homérica, y se

colige que en la vida misma, ignorando su importante papel de soporte de todo el

edificio social que descansa en la explotación y el dominio.

La primera evidencia del carácter subalterno de estos personajes es su

alusión casi colectiva y con visos casi ausentes de iniciativa en las acciones,

contrastantes con la enunciación de los ilustres cuyos títulos siempre se repiten 8

sin omisión y se acompañan de epítetos que los distinguen. 2 Casi nunca tienen

libertad de acción y sólo son instrumentos de la clase dominante que sólo es una

masa sin prestigio y, desde luego, sin prestancia heroica, como las medrosas

servidoras de Nausicaa que Odiseo mendigo hace huir con su sola presencia en la

Rapsodia Sexta.3 Esto se confirma cuando luego de haber huido, Nausicaa les

ordena lavar y ungir a Odiseo, que habla de la distinción social de ambos, pero la

banalidad de la servidumbre.4 Todos estos seres viven, trabaja, comen y

descansan juntos en un anonimato proverbial. Antes de que intervengan en una

función meramente utilitaria, prácticamente son parte del paisaje, así aparecen

como de la nada cuando Alcinoo pide a su esposa Arete que las esclavas

dispongan el hogar para Odiseo en la Rapsodia Octava. Es evidente que están

disponibles y perpetuamente a la expectativa, como convidados de piedra de

todas las escenas de los poderosos. Cuando Penélope se entristece por la partida

de Telémaco, todas las esclavas lloran en la Rapsodia Cuarta, los indicios apuntan

a que sus acciones responden a los deseos de sus amos, que casi adivinan. Dos

esclavas escoltan a Penélope cuando se presenta ante los pretendientes, dando


2
Croiset, Maurice, “Nota preliminar” en Homero, La odisea, México, UNAM-SEP, 1988, p. 10.
3
Homero, La Odisea, notas Maurice Croiset, México, UNAM-SEP, 1988.
4
Gangutia Elícegui, Elvira, “La fuerza y lo efímero. Jóvenes en los poemas homéricos”, en Mélanges de la
Casa de Velazquez, núm 34-1, 2004, p. 29, en http://mcv.revues.org/1164, consultado el 01/10/11.

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evidencia de su estrategia social y son simples aditamentos para mostrar su

decoro en la Rapsodia Décima Octava y otras, pero siempre se encuentran al

fondo, detrás, a lo lejos, como indicadores proxémicos de inferioridad. 5 Pueden

estar a distancias públicas, sociales, personales e incluso íntimas, pero

despojados de su subjetividad, convirtiéndose en objetos. Así Euriclea puede tocar

la cicatriz del mendigo y reconocer a Odiseo, lo que puede ser un caso de 8

excepción por haber sido nodriza del héroe.

Al contrario de las esclavas, confinadas al ámbito doméstico, los sirvientes

masculinos deambulan por aquél y por el ámbito rural. El espacio exterior es de

connotación masculina, el interior de adscripción femenina. Ese espacio interior es

el del thálamos, palabra que designa el rincón más apartado, profundo y secreto

de la casa, reservado a las mujeres. Está prohibido al extraño e incluso se cierra

con llave para que los esclavos machos no puedan entrar. Es el fondo de la casa

con connotaciones ctónicas, porque otros sentidos de la palabra son “escondite”,

“subterráneo”, “tumba”, etc. Allí la mujer guarda sus riquezas domesticas,

oponiendo así la función femenina de “tesaurización” a la masculina de conquista.

Hestia Tamia tiene la doble función de concentrar la riqueza y delimitar el

patrimonio familiar, como refleja la Odisea cuando narra como Penélope tiene en

el fondo del thálamos un tesoro keimélia, es decir, inmovilizado En oposición a

estos bienes se opone la riqueza que campa y corre” por los campos, los ganados,

que fácilmente aumentan y disminuyen (de ahí, quizás, “ganado”). 6


5
Atienza, Alicia María, “Proxémica servil: comportamientos no verbales de la servidumbre en la Odisea” en
Circe de Clásicos y Modernos, núm. 9, ene-dic. 2004, p. 5. http://eprints.ucm.es/10278/1/T31441.pdf,
consultado el 01/10/11.
6
Martínez Villarroya, Javier, Las estructuras antropológicas del imaginario órfico. El cetro, la crátera y el niño,
Barcelona, El autor, 2003, (Tesis para optar por el grado de Doctor en Filosofía por la Universidad de
Barcelona), p. 182.

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Esta condición es sucedánea de la que ocurre entre los héroes y los dioses.

Son muchos los pasajes, tanto en La Ilíada como en La Odisea, donde los

hombres, frente a los reproches y acusaciones que sufren, se defienden

acudiendo a un dios o a un destino inevitable. En general, los personajes de estas

obras se sienten como instrumentos involuntarios o víctimas de un poder

sobrehumano, a cuya fuerza no es posible resistirse,7 un papel un tanto similar al 8

de la gente menuda por su condición social.

La resistencia a esta condición subhumana no es algo desarrollado en la

Odisea, aunque se apunta la indiscreción y traición de la esclava que delata el

ardid de Penélope con los pretendientes, como en la Rapsodia Segunda, pero no

se le viste de connotaciones políticas, sólo se le presenta como indicativo de la

ruin condición humana de los siervos. En el ámbito cultural griego, parece como si

los pobres no hubieran existido, como si no hubieran dejado huellas, como si no

hubieran interesado a casi nadie. Por el contrario, la riqueza consistía en la

tenencia de la tierra, y así lo ejemplificaba reiteradamente Odisea, lo contrario era

una desgracia inefable, pero insuperable. 8

Los sirvientes, si acaso, son mencionados en relación a sus actividades

específicas, difícilmente por sus nombres, hasta constituir un catálogo de

utensilios inseparables de su función, como ocurre en la Rapsodia Vigésima,

http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/2043/03.JMV_EL_IMAGINARIO_ORFICO.pdf?sequence=3,
consultado el 01/10/11.
7
Herreras Maldonado, Enrique, La aportación de la tragedia griega a la educación democrática, Valencia, el
autor, 2008, (Tesis para optar por el grado de Doctor en Filosofía por la Universidad de Valencia), p. 212.
http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/9864/herreras.pdf?sequence=1, consultado el 01/10/11.
8
Nieto Alba, Elisa Amalia, La figura del pobre y el debate sobre la pobreza en Grecia, Madrid, El autor, 2010,
(Tesis para optar por el grado de Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense), p. 19. Consultado en
http://eprints.ucm.es/10278/1/T31441.pdf, el 01/10/11.

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cuando los pretendientes regresan del megarón. 9 Allí se describen claramente

como propiedad de su amo.

Otro rasgo propio del rango servil es el silencio que generalmente

acompaña a estos personajes, como se ilustra en la escena de la Rapsodia

Décimo Novena en que Penélope se presenta ante los pretendientes y sólo a su

indicación expresa se hace presente y surge en el relato Euriclea. 8

Frecuentemente la palestra de la interacción social es en situaciones en las

que la comida tiene un papel principal. Aquí también se contrasta el discurso de la

abundancia de los héroes con el de la precariedad del pueblo. Los hombres y

mujeres casi invisibles de que venimos hablando nuevamente aparecen en un

papel meramente utilitario, como escanciadores, los que matan y preparan los

animales para la ofrenda y el banquete. El tipo de alimentos consumidos también

es contrastante, los señores consumen carne, vino y pan, los siervos incluso

pescados o huevos, por eso se puede describir en la Rapsodia Duodécima cómo

Odiseo puede casi morir de hambre en la Isla de Helios porque un hombre de su

investidura no puede pescar y comer el producto de su pesca. 10 También se

descubre en la Odisea frecuentes alusiones a la agricultura que, junto con lo

pecuario, era la base de su producción alimentaria.

Los héroes se describen con sus palabras y sus acciones; de Odiseo se

describen la lucha en la guerra, el exilio, el intenso deseo de regresar a su Patria y

hogar, su persistencia y audacia para superar todos los obstáculos, su astucia y

9
Atienza, “Proxémica…”, op. cit., p. 7.
10
Atienza, Alicia María, “Comedores de pan y bebedores de vino: la cuestión alimentaria en la Odisea”, en
Circe, núm. 11, 2007, p. 45, en http://www.scirus.com/srsapp/search?
q=comedores+de+pan+y+bebedores+de+vino%3A+la+cuesti
%C3%B3n+alimentaria+en+la+Odisea&t=all&sort=0&g=s, consultado el 01/10/11.

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sagacidad para vencer a los pretendientes que no sólo son la materia de mitos

inmortales, sino que incluso es mitogénico y asocia mitos de gran simbolismo y

humanidad con otros metafísicos11, como cuando se reencuentra con su madre,

Anticlea, pero de la servidumbre lo que se destaca y espera es su silencio, sus

ausencias siempre presentes y su imposibilidad de cambiar su status.

Conclusiones 8

Las claves para descifrar el carácter servil de ciertos personajes de la

Odisea son un lenguaje corporal, no verbal, que se expresa a través de gestos,

posturas, proxémica, cronémica, su asimilación a su tarea y/o los utensilios con

que la cumplen, asumiendo el papel de aditamento, y todo un lenguaje para

lingüístico que es locuaz si se busca y sabe leer para descifrar su condición.

La trama se desarrolla en una clave proxémica y cronémica que ilustran los

valores de esa sociedad con relación a sus siervos, a su experiencia física y

cultural que se puede identificar como una característica grupal.

La especialidad, o ubicuidad, que se les atribuye a estas personas son

rasgos de servidumbre, de inferioridad humana cuya función social se cosifica.

Se hace mínima mención de los conflictos entre esclavos y amos en esta

épica, si acaso se atisba la posibilidad en una ocasión, pero sin connotación

política, aunque sí con clara mostración del castigo que reciben.

La condición del esclavo se sugiere e ilustra cuando el protagonista asume

en su aventura el carácter de un mendigo, pero no se explora, ni detalla, de hecho

11
Castillo Didier, Miguel, “El mito de Odiseo” en Atenea, núm. 487, enero de 2003, p. 20, consultado el
01/10/11 en http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-
04622003048700002&lng=es&nrm=iso.

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se desvía porque no es de interés para la gesta y seguramente no lo era tampoco

para esa sociedad.

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