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Las competencias matemáticas no se alcanzan por generación espontánea, sino que requieren
de ambientes de aprendizaje enriquecidos por situaciones problema significativas y
comprensivas, que posibiliten avanzar a niveles de competencia más y más complejos.
• Las matemáticas son una actividad humana inserta en y condicionada por la cultura y por su
historia, en la cual se utilizan distintos recursos lingüísticos y expresivos para plantear y solucionar
problemas tanto internos como externos a las matemáticas mismas. En la búsqueda de soluciones
y respuestas a estos problemas surgen progresivamente técnicas, reglas y sus respectivas
justificaciones, las cuales son socialmente decantadas y compartidas.
Con base en estos supuestos se pueden distinguir dos facetas básicas del conocimiento
matemático:
• La formal, constituida por los sistemas matemáticos y sus justificaciones, la cual se expresa a
través del lenguaje propio de las matemáticas en sus diversos registros de representación.
Esta noción ampliada de competencia está relacionada con el saber qué, el saber qué hacer y el
saber cómo, cuándo y por qué hacerlo. Por tanto, la precisión del sentido de estas expresiones
implica una noción de competencia estrechamente ligada tanto al hacer como al comprender. Si
bien es cierto que la sociedad reclama y valora el saber en acción o saber procedimental, también
es cierto que la posibilidad de la acción reflexiva con carácter flexible, adaptable y generalizable
exige estar acompañada de comprender qué se hace y por qué se hace y de las disposiciones y
actitudes necesarias para querer hacerlo, sentirse bien haciéndolo y percibir las ocasiones de
hacerlo. Estas argumentaciones permiten precisar algunos procesos generales presentes en toda
la actividad matemática que explicitan lo que significa ser matemáticamente competente:
• Formular, plantear, transformar y resolver problemas a partir de situaciones de la vida cotidiana,
de las otras ciencias y de las matemáticas mismas. Ello requiere analizar la situación; identificar lo
relevante en ella; establecer relaciones entre sus componentes y con situaciones semejantes;
formarse modelos mentales de ella y representarlos externamente en distintos registros; formular
distintos problemas, posibles preguntas y posibles respuestas que surjan a partir de ella. Este
proceso general requiere del uso flexible de conceptos, procedimientos y diversos lenguajes para
expresar las ideas matemáticas pertinentes y para formular, reformular, tratar y resolver los
problemas asociados a dicha situación. Estas actividades también integran el razonamiento, en
tanto exigen formular argumentos que justifiquen los análisis y procedimientos realizados y la
validez de las soluciones propuestas.
• Dominar procedimientos y algoritmos matemáticos y conocer cómo, cuándo y por qué usarlos
de manera flexible y eficaz. Así se vincula la habilidad procedimental con la comprensión
conceptual que fundamenta esos procedimientos.