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Elche
Índice
1. Origen
2. Argumento
3. Consuetas
4. Características musicales
5. Historia del misterio de Elche
6. Transcendencia actual
7. Bibliografía
1. Origen
En el interior de la Basílica de Santa María de Elche se celebra anualmente un
drama sacro-lírico conocido por el nombre de Festa d’Elx y, más recientemente,
también por el Misterio de Elche, conmemorativo del Tránsito y Asunción de la
Virgen María a los cielos, que se representa en dos jornadas denominadas
Víspera (14 de agosto) y Día (15 de agosto).
2. Argumento
La primera jornada del Misterio de Elche (la Vespra), tiene lugar el día 14 de
agosto, terminado el solemne oficio de las Vísperas de la Solemnidad.
Comienza con la Virgen, María Salomé, María Jacobe y
seis ángeles presentándose en la puerta de la Basílica. Suena el órgano de la
iglesia. El Arcipreste y los Caballeros Electos recorren la rampa (andador) que
conduce al escenario (cadafal) y la Virgen entona un canto de ayuda,
dirigiéndose al cortejo que la acompaña. Éstos, a su vez, le declaran su lealtad.
Ella, entonces, se arrodilla y muestra su intención de reunirse con su hijo.
Luego asciende, acompañada de su séquito, hacia el cadafal, al tiempo que va
evocando, en una suerte de Vía Crucis, la Pasión de Cristo.
Una vez arriba, se arrodilla en su lecho mientras las dos MaCBV BNNMMMrías
y los ángeles la acompañan de pie a su lado. La Virgen vuelve a expresar el
deseo de reunirse con su Hijo. Más tarde, las puertas del cielo se abren y,
dentro de una esfera granate y dorada (llamada núvol -nube- o magrana -
granada-), un ángel desciende para entonar un canto en el que saluda a la
Virgen, anunciándole que su hijo le concede su deseo.
El ángel se aproxima a María entregándole una palma. Ella la toma y le hace
saber su deseo de verse acompañada por los apóstoles en el momento de su
Nacimiento al Cielo. El ángel asciende de nuevo al cielo garantizando el anhelo
de la Virgen. San Juan, vestido de blanco, aparece al pie del andador que
conduce al cadafal, llevando en su mano el Evangelio. Una vez arriba, María le
hace saber lo inminente de su Tránsito al Paraíso, al tiempo que le entrega a
San Juan la palma que le concedió el ángel. Él la recibe y entona, más tarde,
un canto de tristeza. Subiendo hacia el cadafal, el apóstol San Pedro, portando
consigo las llaves del cielo, se muestra sorprendido por los acontecimientos.
Llegado al lecho de María, le saluda entonando un canto mientras seis
apóstoles más suben por la rampa.
En ese momento, tres apóstoles (entrando a la iglesia por tres puertas
diferentes) se saludan entre sí y cantan sorprendidos por dicha coincidencia
(escena conocida como "El Ternari"). Musicalmente, es uno de los números con
más retoques musicales en sus primeros compases, aunque muchos de ellos
son retoques fundamentados en la Consueta de 1709. Los primeros compases
son totalmente nuevos y relativamente recientes, probablemente del S. XIX, ya
que se identifica un lucimiento mayor de los cantores.
Más tarde, suben al cadafal y, ya juntos, todos los apóstoles (a excepción
de Santo Tomás) entonarán una Salve a la Virgen. Finalizada, San Pedro se
dirige a María y le pregunta sobre el misterio que encierra toda esta
congregación. El séquito de la Virgen se reúne en torno a María y, ésta,
entristecida, pide a sus hijos que la entierren en el Valle de Josafat.
Con las últimas notas, la Virgen cae muerta en el lecho. Los apóstoles, con
velas encendidas, entonan un canto en el que esperan su resurrección. Las
puertas del cielo se abren y cinco ángeles (araceli) descienden cantando a la
Madre de Dios. Una vez abajo, toman posesión del alma de María, al tiempo
que ascienden de nuevo entonando los mismos cánticos del inicio.
El arcipreste de Santa María y los Caballeros electos suben al cadafal y besan
los pies del cuerpo difunto de la Virgen. Les siguen las dos Marías, los ángeles
y los apóstoles. Luego, San Juan, coloca sobre María la palma dorada.
Concluye así la primera jornada.
La segunda jornada (la Festa) tiene lugar al día siguiente, 15 de agosto. Una
vez han terminado las Solemnes Vísperas de la Solemnidad, el Rvdo. Sr.
Arcipreste y los Caballeros suben por la rampa y besan los pies de la Stma.
Virgen. Tras ellos, los apóstoles, se van situando a su alrededor. María Salomé,
María Jacobe y el séquito de ángeles esperan al inicio del corredor.
Tres apóstoles cantan invitando al cortejo a unirse al sepelio. Cuatro de ellos
descienden por la rampa y, contestándose mutuamente, el séquito y los
apóstoles ascienden juntos hasta el cadafal.
San Pedro recoge la palma que descansa sobre el cuerpo de la Virgen y,
dirigiéndose a San Juan, le hace entrega de la misma, pidiéndole que la lleve.
Éste acepta y, algo después, todos los discípulos, arrodillados frente al cuerpo
de la Virgen, inician el canto "Flor de virginal bellesa...." preparando así su
entierro. Finalizado, vuelven a levantarse entonando esta vez el salmo In exitu
Israel d'Egipto, propio de la liturgia de exequias. De repente, intrigados por los
cantos, un grupo de judíos aparece en escena al inicio del corredor. Dos de
ellos suben hacia el cadafal descubriendo a los apóstoles alrededor de la
Virgen. Vuelven abajo y hacen saber a los otros el motivo de la intriga. Éstos,
alterados, deciden atacar al grupo de discípulos con el fin de llevarse el cuerpo
sin vida de María y destruirlo más tarde.
El Gran Rabino, que forma parte del grupo, interrumpe amenazante el salmo
que los apóstoles seguían entonando. Los judíos, entonces, comienzan a subir
hacia el cadafal. San Juan y San Pedro intentan impedir el sacrilegio
enfrentándose al malintencionado grupo. Pero éstos, más numerosos,
consiguen llegar arriba y acercarse al cuerpo de María. Uno de ellos, tratando
de cogerlo, ve cómo sus propias manos se paralizan, en una suerte de milagro.
Los demás, testigos del mismo, caen de rodillas abrumados y contritos.
Cantan, entonces, suplicando a Dios su ayuda.
Los discípulos, apiadándose de ellos, les piden que tengan fe en la virginidad
de María. El grupo de judíos, arrodillados aún, suplican ser bautizados,
cantando así a los apóstoles, que reconocen a María como la Madre del Hijo de
Dios. San Pedro los bautiza. Los judíos se muestran jubilosos y comienzan a
cantar dando gracias a la Virgen Cantem, senyors. Què cantarem?....
Uno de ellos, con una cruz alzada, da comienzo a la procesión que culminará
con el entierro de María.
El órgano de la iglesia suena en ese momento y las puertas del cielo se abren.
El araceli vuelve a bajar, portando consigo el alma de la Virgen y el canto de los
ángeles inunda la basílica prometiendo la resurrección de María.
Los Caballeros regresan a la iglesia acompañando a Santo Tomás (que, según
la tradición, regresaba de la India, donde había sido enviado a predicar). Éste,
desconsolado por no haber podido asistir al sepelio, comienza a entonar un
canto implorando a la Virgen su perdón. El cielo, entonces, se vuelve a abrir y
Dios Padre, acompañado de la Santísima Trinidad, comienza a bajar. Éste,
portando en sus manos una corona dorada, la deja caer posándose
suavemente sobre la cabeza de María. Una lluvia venida del cielo cubre de oro
la escena, las campanas del templo repican y una salva de cohetes se lanza
mientras espectadores y actores culminan la representación clamando Visca la
Mare de Déu!
La Santísima Trinidad y el araceli han subido al cielo. Y los apóstoles, junto a
los judíos, entonan finalmente el Gloria Patri.
3. Consuetas
El Misterio se conserva en libretas, cartones y consuetas o libros que contienen
los versos, la música y las acotaciones escénicas con las normas y rituales
que, según la costumbre, sirven para representar la obra. Una de las partes
que más contribuye a hacer excepcional el drama sacro-lírico ilicitano es, sin
duda, su música, perpetuada hasta nuestros días en las libretas y cartones de
los siglos XVIII y XIX y, además, en dos consuetas elaborados en 1709 y 1722,
aunque se tiene noticia, al menos, de cuatro con notación musical hoy
desaparecidos: el transcrito por Francisco Sacarías Juan, fechado también en
1709, para que fuera guardado en el archivo de la Villa por estar roto el que
había y que es el que actualmente debería custodiarse en el AHME; el
Consueta de 1732 debido a la pluma de Joseph Mazón; el copiado por un
“devoto” en 1639, reproducido en su parte literaria y, defectuosamente, en tres
fragmentos musicales durante el siglo XIX; y el mítico del Arca de Tres Llaves
cuya antigüedad podría remontarse a las primeras representaciones.
4. Características musicales
La faceta artística más notable del Misterio de Elche, es la musical. El drama
ilicitano es totalmente cantado y contiene melodías que, según la opinión de los
expertos, proceden de diversas épocas: hay cantos de clara ascendencia
medieval, existe un interesante apartado renacentista e incluso se detectan
adornos y añadidos de la época barroca y aún posterior. Sin embargo, su
unidad musical es extraordinaria como se ha puesto de manifiesto en los
diferentes estudios e investigaciones realizadas al respecto. Investigaciones
que desde los primeros años del siglo XX hasta nuestros días han sido
desarrolladas por destacados musicólogos y estudiosos, como Felipe Pedrell,
Oscar Esplá, Samuel Rubio, Ismael Fernández de la Cuesta, José M. Vives o
M. Carmen Gómez Muntané.
Los cantos del Misterio pueden clasificarse, grosso modo, en monódicos y
polifónicos. Concretamente, de las veintiséis piezas musicales que recogen los
consuetas históricos de 1709 y 1722 -sin contar el salmo In exitu Israel
d'Egipto, que se repite en tres ocasiones durante el segundo acto-, diez son
monódicas y dieciséis polifónicas, aunque en ambos casos existen repeticiones
de melodías con diferentes textos literarios.
Algunos de los cantos monódicos -más abundantes en el primer acto de la
obra- presentan claras influencias del gregoriano medieval. De hecho, el propio
consueta señala que uno de los cantos de la Virgen María ha de realizarse al
tono del Vexilla Regis, himno compuesto en el siglo VI en honor de un
fragmento de la Vera cruz de Jesucristo. Igualmente se han detectado puntos
de contacto entre algunos cantos de San Juan y de San Pedro y el himno
gregoriano Victimae paschali laudes. Esta técnica de adaptar textos literarios
nuevos a músicas preexistentes, tanto religiosas como profanas -conocida
como contrafactum-, era muy común en las antiguas representaciones teatrales
ya que de este modo los espectadores, familiarizados con las melodías
originales, se identificaban rápidamente con la escenificación. En otros casos,
la abundantísima ornamentación melismática del canto, acumulada con el paso
de los siglos, impide la clara identificación de su versión original. El ejemplo
más notable se encuentra en la melodía del ángel de la nube o "granada".
También se han hallado en algunos de los cantos polifónicos del Misterio
puntos de concordancia con villancicos y otras canciones recopiladas en el
Cancionero Musical de Palacio, lo cual indica que en la reforma musical
renacentista del drama ilicitano del siglo XVI, además de piezas originales
compuestas al efecto, también se incorporaron contrafacta de melodías ya
conocidas.
Actualmente, los cantos del Misterio -con la salvedad del Araceli, que se
acompaña de guitarra y arpa- son interpretados a cappella. Conocemos
también la antigua intervención de un instrumento de viento -generalmente un
fagot- que acompañó algunos motetes de la obra, supliendo la voz del bajo,
hasta el primer tercio de nuestro siglo. Y, por otro lado, hay constancia
documental de la existencia de una importante capilla de instrumentistas y
cantores en la iglesia de Santa María de Elche que alcanzó su máximo
esplendor en el siglo XVIII. Entre tales músicos, cuya presencia en el Misterio
resumen los consuetas con el genérico término de los "ministriles", sin aportar
más datos ni partituras, se hallaban tañedores de chirimía, corneta, flauta,
oboe, sacabuche, trompa, violín, arpa, etc., así como cantores profesionales
que, en ocasiones, eran contratados en otras ciudades. Esta capilla musical
profesional desapareció en 1835 y con el fin de asegurar la continuidad de la
representación del Misterio, cantores aficionados de la población -donde ha
existido y existe una significativa preocupación por el canto coral- la tomaron a
su cargo.
6. Transcendencia actual
El 18 de mayo de 2001, la Unesco declaró al Misterio de Elche Obra Maestra
del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, inscribiéndolo en 2008 en
la Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la
Humanidad. Algunos de los reconocimientos al Misterio incluyen, además, los
de Monumento Nacional por el Gobierno de la II República española,
en 1931; Fiesta de Interés Turístico Internacional por el Ministerio de
Información y Turismo, en 1980; el Premio Cruz de San Jorge de la
Generalidad de Cataluña así como la Corbata de la Orden de Alfonso X el
Sabio del Ministerio de Educación y Ciencia, en 1988; y la Corbata de la Orden
de Isabel la Católica del Ministerio de Asuntos Exteriores, en 1990; entre otros.
La Orquesta Barroca Valenciana llevó en 2007 la música del Misteri al teatro St.
John Smith en Londres y al Festival Castell de Peralada en Cataluña.
En 2008 y por primera vez, la representación cuenta con las voces de dos
hermanos nacidos en Ecuador y residentes en Elche, tras once meses de
preparación.
7. Bibliografía
· http://www.misteridelx.com/es/misteri-musica/#formbsc
· https://es.wikipedia.org/wiki/Misterio_de_Elche
· Audiciones escuchadas:
http://www.misteridelx.com/es/representacion/#formbsc
https://www.youtube.com/watch?v=9IZk0aec03s
https://www.youtube.com/watch?v=efuD3bmU3og