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Contenido
CONCEPTO: ...............................................................................................................................................................3
EVOLUCIÓN:..............................................................................................................................................................3
CAMBIOS GENERADOS CON LA REFORMA DEL CODIGO CIVIL: ...............................................................................4
CRITERIOS DE APLICACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL EN CODIGO CIVIL Y COMERCIAL: ................................5
FUNCIONES DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL EL EN CODIGO CIVIL Y COMERCIAL ....................................................5
FUNCION PREVENTIVA: ........................................................................................................................................5
FUNCIÓN RESARCITORIA ......................................................................................................................................7
Presupuestos de la responsabilidad civil ..........................................................................................................7
RESPONSABILIDAD DIRECTA. ................................................................................................................................. 14
RESPONSABILIDAD POR EL HECHO DE TERCEROS. ................................................................................................ 16
RESPONSABILIDAD DERIVADA DE LA INTERVENCIÓN DE COSAS Y DE CIERTAS ACTIVIDADES ............................. 18
RESPONSABILIDAD COLECTIVA Y ANÓNIMA ......................................................................................................... 19
CASOS ESPECIALES DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL: ............................................................................................. 19
EJERCICIO DE LAS ACCIONES DE RESPONSABILIDAD ............................................................................................. 23
ACCIONES CIVIL Y PENAL ....................................................................................................................................... 23
FALLOS ................................................................................................................................................................... 24
FUENTES: ............................................................................................................................................................... 26
RESPONSABILIDAD CIVIL
CONCEPTO: La doctrina suele coincidir en que cuando se habla de responsabilidad civil, se trata del deber de
subsanar frente a otro sujeto, es así que podemos decir que esta se conecta directamente con la idea de
reparación, que deriva del perjuicio producido por alguien que es su autor.
Por consiguiente, de una manera más simple podemos definir, que la responsabilidad civil siempre importa dar
cuenta a otro por el daño que uno le ha causado (Bustamante Alsina).
La responsabilidad enfrenta a una pareja de intereses contrapuestos, victima y victimario, dañado y dañador;
el menoscabo puede producirse tanto por una acción o por una omisión de las diligencias pertinentes.
EVOLUCIÓN: El deber de resarcir lo dañado no ha sido contemplado de igual manera en todas las épocas, la
evolución fue la siguiente:
1. “Venganza privada”: Se producía cuando una persona sufría un daño y lo único que le interesaba
era vengarse, no el castigo en si. Ejemplo: La ley del Talión
2. “Composición”: Generalmente las partes arribaban voluntariamente a la composición y se
instrumentaba a través de un pago.
3. “Intervención estatal”: Quien se encarga de regular tanto la represión (frente a un delito) y la
sanción (reparación civil), es la ley.
El nuevo Código tiene como fin la protección de la “persona”, a diferencia del Código Civil de Vélez Sarsfield
basado en una fuerte focalización en los bienes, de ahí, entre otros puntos salientes, que se haya incluido un
capítulo destinado especialmente a los derechos personalísimos, destacándose que la persona es inviolable,
protegiéndose su dignidad, el cuerpo, el nombre, entre otros. Por ello, la responsabilidad civil centra su mirada
en el damnificado.
20. Reduce el plazo genérico de la prescripción liberatoria a cinco años. Las acciones por
responsabilidad civil prescriben a los tres años.
21. Establece la ponderación de satisfacciones sustitutivas y compensatorias como parámetros
posibles para enjugar el perjuicio moral.
Tal vez una de las novedades más importantes sea que se reconoce y regula en forma expresa la doble función
de la responsabilidad: a) preventiva, y b) resarcitoria.
Durante mucho tiempo se ha discutido si la responsabilidad civil debía tener o no un componente preventivo o
punitivo. En general, las opiniones eran coincidentes en la importancia de otorgarle una función preventiva,
pero las discusiones subían de tono a la hora de analizar la posibilidad de darle también una función punitiva.
Finalmente, el tema punitivo quedó excluido del Código.
Siguiendo lo que ha sido criterio de todos los Anteproyectos anteriores y de acuerdo al sentir mayoritario de la
doctrina, se unifica la responsabilidad contractual y la extracontractual. Unificación que no significa
homogeneidad, pues hay diferencias que subsisten.
Repudia el abuso del derecho y busca que las conductas denoten solidaridad humana.
Su fin primordial es evitar, disminuir y no agravar el daño.
Se basa en el principio de buena fe y razonabilidad al obrar.
Expone una visión integradora de todo el ordenamiento jurídico y no sólo de mandatos legales
particulares.
Establece el alcance de dependencia del sujeto, que puede tener un aspecto normativo (que este
tenga a disposición los derechos) y fáctica (ante una situación de hecho, el sujeto pueda influir de una
manera u otra).
ARTICULO 1708 CCCN.- Funciones de la responsabilidad. Las disposiciones de este Título son aplicables a la
prevención del daño y a su reparación.
FUNCION PREVENTIVA: Existía de forma implícita en el Código de Vélez (arts. 2499, 2618, 1071 y 1071 bis),
pero no formaba parte de la “responsabilidad civil”.
En el Código Civil y Comercial, la tutela sustancial inhibitoria tiene como objeto directo la prevención del daño
mediante una orden para impedir o bien para que cese su producción; es decir que dispone de manera
genérica que toda persona tiene el deber de prevenir un daño, aunque limitándolo a que de dicha persona
dependa.
Esa tarea preventiva se descompone en tres aspectos conforme el art. 1710, que como se puede apreciar son
un tanto reiterativas: a) evitar causar un daño no justificado, b) adoptar medidas para evitar un daño o
disminuir su magnitud, y c) no agravar el daño ya producido.
No obstante ello, es preciso remarcar la importancia que tiene el hecho de que se contemple que sea un
tercero (no el autor del eventual daño) quien lleve adelante la tarea de prevención, siendo que en tal caso este
tercero podrá reclamar los gastos en los que haya incurrido conforme las reglas del enriquecimiento sin causa.
Ello, a criterio de algunos doctrinarios, no es taxativo, pues ese tercero, de acuerdo a cada caso en concreto,
podrá iniciar acciones de diversa naturaleza, ya sea contra el responsable o el beneficiado por su acto.
Tiene aplicación patrimonial y extramatrimonial, tramita bajo forma de proceso urgente y se deben probar los
extremos fácticos para que se pueda corroborar si se obro con prudencia o sin ella.
La acción de prevención o tutela inhibitoria, según contempla R. Lorenzetti, puede consistir en una medida
cautelar o definitiva y tramitar en un proceso autónomo o accesorio a otra pretensión.
Conforme el art. 1711, esta función preventiva procede siempre que exista la posibilidad de que se ocasione un
daño por medio de una acción u omisión antijurídica, no siendo necesaria la presencia de ningún factor de
atribución que califique esa conducta activa u omisiva. Este texto es de singular importancia porque la
prevención funciona tanto contra actos positivos como contra omisiones, en la medida en que estos sean
antijurídicos, es decir, contrarios a derecho. Claro que en este caso la antijuridicidad se predica de la conducta
y no del resultado (el que muchas veces no llegará a concretarse).
Decimos ello por cuanto, en principio, todo daño es antijurídico, salvo que concurra alguna causa de
justificación. Pero que para que pueda hacerse valer la función preventiva, la antijuridicidad, al ser calificativa
de la conducta, deberá ser una antijuridicidad formal y no meramente material.
Por ejemplo: Todo automotor en circulación puede generar daños; es un dato de la realidad incontestable. En
consecuencia, cualquier persona estaría legitimada para impedir la circulación de vehículos por cuanto existe la
posibilidad de que se ocasione un daño antijurídico. Pero ello es absurdo, pues se paralizarían muchas
actividades plenamente lícitas.
De ahí que la conducta debe ser ilícita. Por ejemplo, demostrar previamente que estamos frente a una acción u
omisión que vulnera una norma específica del ordenamiento (antijuridicidad formal). Siguiendo con la
ejemplificación, debería iniciarse acción de prevención contra determinados vehículos que no reúnen las
condiciones mínimas para la circulación conforme las leyes regulatorias (por ejemplo, la Ley de Tránsito).
De lo contrario, podríamos llegar a propiciar una avalancha de acciones preventivas injustificadas. En cuanto a
la legitimación para iniciar acciones preventivas basta acreditar un “interés razonable” que conlleva la buena
fe, el no abuso de derecho, etc. en la prevención. Y el mismo se presume aquel que sufre o puede sufrir un
daño individual o colectivo.
Sobre este tema podemos decir, entonces, que se requieren para la procedencia la concurrencia de una
conducta antijurídica y de un interés razonable del peticionarte.
Una pauta importante se fija en el art. 1713 referida al contenido de la sentencia a dictarse en este tipo de
acciones. Se trata del criterio o principio de “menor restricción posible”. Creemos que dicha pauta
interpretativa debe funcionar como norte en la interpretación de la Sección 2ª que regula la función preventiva
de la responsabilidad civil.
En el artículo mencionado anteriormente, podemos encontrar más allá del principio de la menor restricción
posible, los aspectos ordenatorios y facultades del sentenciante y se resumen de la siguiente manera:
En cuando a la PUNICIÓN EXCESIVA prevista en el artículo 1714, no estamos refiriendo a una noción que se
aplica a condenaciones pecuniarias administrativamente, penales y civiles por un hecho; y se establece que el
juez debe fijar prudencialmente el monto razonable dejando total o parcialmente sin efecto la medida que ha
rectificado (Articulo 1715). En el proyecto del código unificado, la punición irrazonable y excesiva era
contemplada como una función más de la responsabilidad civil, posteriormente se dejó de lado esta premisa y
se la incluyó dentro de la sección 2° junto con la función preventiva.
FUNCIÓN RESARCITORIA
Si bien las dos funciones tienen la misma jerarquía normativa, la función resarcitoria, por su naturaleza, es la
más aplicación o prevalente si el bien protegido es el patrimonio. En cambio, cuando se tutela a la persona
humana resulta más eficaz la prevención.
Art. 1716 Deber de reparar. La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación,
da lugar a la reparación del daño causado, conforme con las disposiciones de este Código.
I. Antijuridicidad
- Recepta la teoría del daño injusto: la acción es antijurídica si causa un daño no justificado. Sin
embargo, no se hace referencia a la especificidad del ámbito obligacional (además, la mora fue ubicada en el
capítulo del pago).
Se toma a la antijuridicidad desde una noción: material, formal, atípica y objetiva (mas alla de un reproche al
agente)
Causales de justificación
Este artículo regula algunas de las causas de justificación, es decir, las circunstancias en las cuales, pese a haber
un hecho u omisión dañosos, ellos no son antijurídicos, porque el ordenamiento jurídico permite dañar en el
caso concreto. El código se limitó a regular las más importantes, pero ello no obsta a que en un caso concreto
los jueces puedan valorar la existencia de alguna otra no mencionada en los artículos. Cabe recalcar que estos
causales de justificación no estaban contemplados en el Código de Vélez, si no que eran extraídos del Código
Penal, articulo 34.
Art. 1718 Legítima defensa, estado de necesidad y ejercicio regular de un derecho.
1) ejercicio regular de un derecho (estaba previsto en el antiguo art. 1071). Esta justificación tiene como límite
el ejercicio abusivo del derecho. El artículo 10 del código, sostiene que el derecho debe ser ejercido de
conformidad con los fines del ordenamiento jurídico y los límites impuestos por la buena fe, la moral y las
buenas costumbres. Cuando estos límites se trasgreden se configura el abuso.
3) estado de necesidad (idem). El agente debe encontrarse frente a una situación de peligro que él no ha
contribuido a causar, y que genera la amenaza para el o un tercero, de sufrir un mal (un daño) actual o
inminente. La única posibilidad de evitar ese daño debe ser la producción de otro de menor entidad; en tal
caso, si opta por este último perjuicio habrá obrado en legítima defensa y su acción no será antijurídica.
(Ejemplo: quien para salvar la vida de otra persona que esta en un edificio incendiado, destroza la puerta ay
una ventada del inmueble, único modo seguro de ingresar).
4) consentimiento del damnificado: no cláusula abusiva y sola sobre bienes disponibles (art. 1720). También es
una norma nueva. Art. 1720 Consentimiento del damnificado. Sin perjuicio de disposiciones especiales, el
consentimiento libre e informado del damnificado, en la medida en que no constituya una cláusula abusiva,
libera de la responsabilidad por los daños derivados de la lesión de bienes disponibles.
- La asunción de riesgos no constituye una causal de justificación salvo que configure el “hecho de la
víctima” (art. 1719).
- Se contempla la figura del llamado “acto de abnegación”: da derecho ser indemnizado por quien creó
la “situación de peligro” o porque quien resultó beneficiado” (art. 1719, 2do. párr.).
II. Factor de atribución. Art. 1721 Factores de atribución. La atribución de un daño al responsable puede
basarse en factores objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de atribución es la culpa.
La atribución de responsabilidad se sustenta en factor de atribución, imputación o adjudicación que son
subjetivos u objetivos.
a) Clases: objetivo y subjetivo. La culpa opera como factor residual de atribución, se lo prevé en los casos de
laguna del derecho y laguna interpretativa.
b) Objetivos: La responsabilidad es objetiva cuando la culpa no es necesaria para atribuir responsabilidad; más
aun la culpa del agente es indiferente y se prescinde de ella, por lo que la obligación de reparar se efectúa con
abstracción de la imputación subjetiva.
i. extracontractual: la culpa del agente es irrelevante. Solo se exime de responsabilidad por la ruptura
causal (art. 1722)
ii. contractual: para las obligaciones de resultado. La responsabilidad se configura por el solo
incumplimiento (art. 1723 y 774 inc. c)
Cuando se promete un resultado determinado, la responsabilidad es objetiva, porque en estos casos, si no se
produce el resultado esperado, no es necesario probar la falta de culpa. En cambio, en el caso de las
obligaciones de medios, el factor de atribución será subjetivo.
c) Subjetivos: Art. 1724 Factores subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo. La culpa
consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las circunstancias de las
personas, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o profesión.
El dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por
los intereses ajenos.
Los dos factores de atribución de responsabilidad subjetivos previstos expresamente son la culpa y el dolo,
aunque también se regulan supuestos especiales de culpa agravada. En la culpa no media intención de dañar;
en cambio en el dolo el daño se produce, en el ámbito contractual o en el extracontractual, de manera
intencional o con manifiesta indiferencia por los derechos ajenos. Las tres modalidades de la culpa son: la
d) Prueba:
i. Principio general: el factor de atribución de responsabilidad debe probarlo quien lo alega (art. 1734).
Art. 1734 Prueba de los factores de atribución y de las eximentes. Excepto disposición legal, la carga de la
prueba de los factores de atribución y de las circunstancias eximentes corresponde a quien los alega.
ii. Carga dinámica (art. 1735). Facultades del juez. Art. 1735 Facultades judiciales. No obstante, el juez
puede distribuir la carga de la prueba de la culpa o de haber actuado con la diligencia debida, ponderando cuál
de las partes se halla en mejor situación para aportarla. Si el juez lo considera pertinente, durante el proceso
debe comunicar ajas partes que aplicará este criterio, de modo de permitir a los litigantes ofrecer y producir los
elementos de convicción que hagan a su defensa.
Art. 1726 Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado de
causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en contrario, se indemnizan las
consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles.
i] hecho del damnificado (art. 1729) No requiere la culpa del sujeto, se exime con un caso
fortuito.
ii] hecho de un tercero (art. 1731) Para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el
hecho de un tercero por quien no se debe responder debe reunir los caracteres del caso fortuito.
iii] caso fortuito y fuerza mayor (art. 1730) Los requisitos para que se exima de responsabilidad
son: hecho imprevisible, inevitable y ajeno (que no sea imputable al título de culpa a ese agente)
iv] imposibilidad de cumplimiento (art. 1732) Los requisitos para que procesa son: hecho
sobrevenido, objetivo, absoluto, definitivo, no imputable al obligado.
e) Excepciones a las eximentes caso fortuito e imposibilidad de cumplimiento (enumeración art. 1733). Art.
1733 Responsabilidad por caso fortuito o por imposibilidad de cumplimiento. Aunque ocurra el caso fortuito o
la imposibilidad de cumplimiento, el deudor es responsable en los siguientes casos: a) si ha asumido el
cumplimiento aunque ocurra un caso fortuito o una imposibilidad; b) si de una disposición legal resulta que no
se libera por caso fortuito o por imposibilidad de cumplimiento; c) si está en mora, a no ser que ésta sea
indiferente para la producción del caso fortuito o de la imposibilidad de cumplimiento; d) si el caso fortuito o la
imposibilidad de cumplimiento sobrevienen por su culpa; e) si el caso fortuito y, en su caso, la imposibilidad de
cumplimiento que de él resulta, constituyen una contingencia propia del riesgo de la cosa o la actividad; f) si
está obligado a restituir como consecuencia de un hecho ilícito.
f) Carga de la prueba: corresponde a quien la alega (art. 1736). Art. 1736 Prueba de la relación de causalidad.
La carga de la prueba de la relación de causalidad corresponde a quien la alega, excepto que la ley la impute o
la presuma. La carga de la prueba de la causa ajena, o de la imposibilidad de cumplimiento, recae sobre quien
la invoca.
Se dispone que la prueba de la relación de causalidad, o de las circunstancias que la excluyen, está —en
principio— a cargo de quien invoque su existencia. La excepción a esta regla está dada por los casos en que la
causalidad es presumida por la ley, o por los jueces sobre la base de presunciones hominis
10 Nallar Lemir, María José
RESPONSABILIDAD CIVIL
El daño es no patrimonial, como lo define el artículo 1741, cuando la afectación recae sobre bienes
extrapatrimoniales o sobre el denominado patrimonio moral o afectivo de la víctima. La denominación daño no
patrimonial es equivalente a la de daño moral o extrapatrimonial. Y la lesión de la persona humana en su
integridad y plenitud puede generar indemnización patrimonial (daño emergente y lucro cesante) y moral.
i. daño emergente;
ii. lucro cesante (habla de “probabilidad objetiva”);
iii. pérdida de la chance; lo que se frustra es la probabilidad o expectativa de ganancias futuras, en las que lo
que se indemniza no es todo el beneficio esperado (caso del lucro cesante) sino de la oportunidad perdida
iv. daño a la persona (violación de derechos personalísimos; integridad personal; salud psicofísica; relaciones
espirituales legítimas y proyecto de vida).
v. daño no patrimonial (cambio de terminología, no se llama más “daño moral”. Art. 1741
El artículo regula la legitimación activa para reclamar el daño no patrimonial. Se mantiene la legitimación del
damnificado directo y se prevé la del indirecto sólo en dos supuestos: si la víctima sufre gran discapacidad o en
caso de muerte, en cuyos casos se confiere la habilitación legal a los ascendientes, descendientes, cónyuge y
quienes convivían con la víctima recibiendo trato familiar ostensible. Además se fija como parámetro para
cuantificar el daño moral el denominado "precio del consuelo", o sea las satisfacciones sustitutivas y
compensatorias de índole espiritual, recreativa o de esparcimiento que el damnificado puede obtener
mediante el dinero. La acción es transmisible sólo si la promovió el legitimado en vida.
- Criterio: adopta como criterio diferenciador (con el daño patrimonial) la tesis que se atiene a las
“consecuencias” (teoría de la repercusión) y no a la naturaleza del derecho lesionado.
- Función: Además, se aclara que la función es satisfactiva y compensatoria. No es ni punitiva, ni menos
aún que el daño sufrido tiene un valor en sí (v.gr., la vida).
- Legitimación: Regla: damnificado directo (art. 1741, 1er. párr.). La excepción: en caso de muerte o
“gran discapacidad” puede ejercerla el damnificado indirecto (ascendientes, descendientes, cónyuge y
convivientes con trato familiar ostensible). Los sucesores universales la pueden ejercer si la demanda por daño
moral fue ejercida en vida (art. 1741, 2do. párr.).
Principio de la reparación plena (art. 1740). Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena.
Consiste en la restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago
en dinero o en especie. La víctima puede optar por el reintegro específico, excepto que sea parcial o
totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero. En el caso de
daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la identidad personal, el juez puede, a pedido de parte,
ordenar la publicación de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del responsable.
La norma reafirma el principio receptado por el código derogado a partir de la reforma de 1968: la reparación
del daño debe ser plena o íntegra, en dinero o en especie, recayendo en la víctima la opción por una u otra
modalidad, salvo que la restitución en especie resulte abusiva para el deudor en cuyo caso sólo procederá en
dinero. Además, y cuando se trata de la violación de los derechos personalísimos, dada la primacía de la tutela
de la persona humana, la condena comprende también la publicación de la sentencia condenatoria, en sentido
acorde con la postura de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La reparación es plena (no integral). Consiste en colocar al damnificado en el estado anterior al hecho
dañoso. Para ello, la víctima puede optar por el pago en dinero o en especie, esta última no se puede solicitar si
resulta imposible o es excesivamente onerosa o abusiva.
La extensión del resarcimiento sigue estando dada por la relación de causalidad “adecuada” y las
consecuencias comprendidas (arts. 1726/8).
e) Disminución de la indemnización por equidad (art. 1742). Semejante al art. 1069, 2do. párr., de Vélez. Art.
1742 Atenuación de la responsabilidad. El juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si es equitativo en
función del patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho. Esta
facultad no es aplicable en caso de dolo del responsable.
El artículo prevé la indemnización de equidad, antes regulada en los artículos 907 y 1069. Las tres directivas
que contiene son: 1) la facultad judicial de atenuar la indemnización, lo que significa que no procede
automáticamente y que su aplicación es potestativa y no imperativa; 2) no es procedente si media dolo del
deudor; 3) las pautas para valorar su admisibilidad son el patrimonio del deudor, la situación de la víctima y
todas las circunstancias del hecho. La regla señalada también rige la medida del resarcimiento en caso de actos
involuntarios. Por otro lado, la norma se corresponde con las facultades judiciales para reducir los intereses
abusivos (art. 771) y la cláusula penal abusiva (art. 794).
f) Prueba del daño: corresponde a quien lo alega, salvo presunción legal o notoriedad del hecho (art. 1744). del
daño. El daño debe ser acreditado por quien lo invoca, excepto que la ley lo impute o presuma, o que surja
notorio de los propios hechos.
i. Muerte: lo “necesario para alimentos” del cónyuge o conviviente e hijos menores o incapaces,
teniendo en cuenta el tiempo probable de vida, condiciones personales de la víctima y de los reclamantes.
Además, gastos funerarios y de asistencia de la víctima
(art. 1745). Indemnización por fallecimiento. En caso de muerte, la indemnización debe consistir en: a) los
gastos necesarios para asistencia y posterior funeral de la víctima. El derecho a repetirlos incumbe a quien los
paga, aunque sea en razón de una obligación legal;
b) lo necesario para alimentos del cónyuge, del conviviente, de los hijos menores de veintiún años de edad con
derecho alimentario, de los hijos incapaces o con capacidad restringida, aunque no hayan sido declarados tales
judicialmente; esta indemnización procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al damnificado
indirecto; el juez, para fijar la reparación, debe tener en cuenta el tiempo probable de vida de la víctima, sus
condiciones personales y las de los reclamantes;
c) la pérdida de chance de ayuda futura como consecuencia de la muerte de los hijos: este derecho también
compete a quien tenga la guarda del menor fallecido.
ii. Incapacidad sobreviniente: capital que genere una renta tal que cubran la disminución de la aptitud
del damnificado para realizar actividades productivas y que se agote al término del plazo en que
razonablemente pudo continuar realizándolas. Se presumen los gastos médicos, farmacéuticos y de transporte
(art. 1746). Indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica. En caso de lesiones o incapacidad
permanente, física o psíquica, total o parcial, la indemnización debe ser evaluada mediante la determinación
de un capital, de tal modo que sus rentas cubran la disminución de la aptitud del damnificado para realizar
actividades productivas o económicamente valorables, y que se agote al término del plazo en que
razonablemente pudo continuar realizando tales actividades. Se presumen los gastos médicos, farmacéuticos y
por transporte que resultan razonables en función de la índole de las lesiones o la incapacidad. En el supuesto
de incapacidad permanente se debe indemnizar el daño aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea
remunerada. Esta indemnización procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al damnificado.
casos, y sin perjuicio de la facultad judicial de morigerar cuando esa acumulación se traduce en un ejercicio
abusivo de derechos
RESPONSABILIDAD DIRECTA.
En este tema se comienza con una norma que precisa los conceptos en un sistema de responsabilidad civil que
comprende tanto el ámbito contractual como extracontractual. Por ello es responsable directo tanto quien
incumple una obligación como quien causa un daño injustificado.
ARTÍCULO 1749.- Sujetos responsables. Es responsable directo quien incumple una obligación u ocasiona un
daño injustificado por acción u omisión.
En la responsabilidad directa, el deber de reparar es impuesto a quien causó un daño por su hecho propio
culposo o doloso, o bien al deudor de una obligación incumplida, ya sea que ese incumplimiento haya sido
materializado por él mismo o por terceros.
ARTICULO 1750.- Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño causado por un acto
involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el artículo 1742.
El acto realizado por quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para su autor, sin perjuicio de
la que corresponde a título personal a quien ejerce esa fuerza.
La norma trata dos hipótesis distintas. En primer lugar, se dispone que quien causa un daño por un acto
involuntario (el realizado sin discernimiento, intención o libertad) puede ser condenado a responder —si el juez
lo considera procedente en el caso— con fundamento en la equidad como factor de atribución, lo que puede
conducir, según las circunstancias, a un resarcimiento menguado (no pleno). En segundo término, se
contempla la situación de quien causa un daño a un tercero bajo los efectos de una fuerza física irresistible. En
este supuesto, falta la autoría: no hay acción de parte de quien es instrumento de esa fuerza irresistible, sino
de quien la ejerce, y por tal razón únicamente este último es responsable del daño resultante.
ARTICULO 1751.- Pluralidad de responsables. Si varias personas participan en la producción del daño que
tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de causas
distintas, se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.
El artículo en comentario establece el alcance de la obligación que pesa sobre quienes ocasionaron el dalo a la
víctima, en los supuestos en que existe pluralidad de responsables. La diferencia existe en cuanto a la causa de
la obligación de resarcir, pues en caso de que ésta sea única, los partícipes, cómplices y consejeros
responderán solidariamente, mientras que en los supuestos en que existan diversas causas la responsabilidad
será concurrente.
En puridad, la regla que emana de esta norma es una consecuencia del concepto de obligación solidaria y
concurrente, pues, mientras la primera se caracteriza por tener un mismo título o fuente (es decir se trata de
una relación jurídica única), en las obligaciones concurrentes encontramos una pluralidad de obligaciones que
coinciden en su objeto
Supuestos de responsabilidad solidaria El Código contempla los supuestos en que la obligación de resarcir tiene
una causa única, aplicando las reglas referidas a las obligaciones solidarias. Es necesario tener en cuenta, que
cuando el artículo se refiere a quienes "participan" está incluyendo tanto a todos los autores (es decir, quienes
llevan adelante el hecho ilícito, o toman parte en su realización) como a los consejeros (aquellos que, sin ser
partícipes, estimulan la comisión del hecho) y cómplices (los que prestan al autor o a los autores colaboración o
auxilio antes o después de la comisión del hecho)". Igualmente, dicha enumeración no excluye que otros
intervinientes también puedan ser considerados responsables solidarios.
Ahora bien, es dable recordar que las obligaciones de solidaridad pasiva son aquellas en las cuales existe una
pluralidad de deudores y un solo acreedor por la misma causa, de forma tal que el accipiens podrá reclamar a
cualquiera de los deudores el pago íntegro de la deuda (art. 833 del Código)
Por otra parte, el Código prevé expresamente la acción de contribución entre los deudores, de forma tal que
aquel que paga puede repetir de los demás codeudores, según la participación que cada uno de ellos haya
tenido en el hecho (art. 840)
Finalmente, los efectos de la suspensión e interrupción de la prescripción se extienden a favor de los restantes
codeudores (arts. 839, 2540 y 2549).
Supuestos de responsabilidad concurrente. Existen determinados casos en que, si bien existen distintos sujetos
por la producción del daño, cada uno de ellos responde por una causa distinta. Y, la responsabilidad de cada
uno de ellos será concurrente.
En las concurrentes los deudores, si bien deben el mismo objeto, lo hacen en razón de causas diferentes. Ello
así pues en las obligaciones solidarias existe una sola obligación, con pluralidad de vínculos coligados, mientras
que en las concurrentes hay varias obligaciones, sin conexión entre los deudores.
Las diferencias entre uno y otro supuesto no son menores. En primer lugar, el cumplimiento del término de
prescripción, o su interrupción o suspensión respecto de uno de los deudores, no tiene efectos expansivos
respecto de los restantes responsables (art. 851, inc. e). A su vez, la sentencia pasada en autoridad de cosa
juzgada contra uno de los codeudores no es oponible a los demás (art. 851, inc. d). Finalmente, la mora de uno
de los deudores no produce efectos expansivos con respecto a los otros codeudores (art. 851, inc. f), mientras
que en las obligaciones solidarias la mora de uno de los responsables perjudica a los demás (art. 838).
El hecho del tercero como eximente El artículo en comentario deja bien en claro que cuando varias personas
intervienen en la producción del daño su responsabilidad es, según los casos, solidaria o concurrente. Esto
requiere ciertas precisiones en relación con el artículo 1731, que regula el hecho del tercero como eximente, y
—si bien dispone que aquél debe reunir los caracteres del caso fortuito— se refiere también a la posibilidad de
que medie una exoneración parcial. En realidad, esa exoneración parcial no puede jugar nunca frente a la
víctima, porque el artículo 1751, que estamos comentando, establece que siempre que el daño es causado por
más de una persona, todas ellas responden por el total de la deuda, ya sea como deudores solidarios o
concurrentes. Eso es así, claro está, incluso si alguno o algunos de los participantes únicamente han aportado
una porción de la eficacia causal; aun en esos casos, por expresa disposición del artículo en comentario, cada
uno de ellos debe responder frente a la víctima por el 100% de la indemnización, sin perjuicio de la acción de
regreso hacia los otros coobligados.
Contrariamente, el hecho del tercero que no reúne los caracteres del caso fortuito no exonera —ni siquiera
parcialmente— al sindicado como responsable frente a la víctima, pues en tal caso, según queda dicho, se
aplica el artículo 1751 y todos los involucrados responden solidaria o concurrentemente, según los casos.
el hecho del autor. El encubridor no responderá solidariamente con los autores del hecho ilícito, pues debe
responder por los daños ocasionados por su propio hecho, que es independiente de la obligación del autor
principal. Se aplicarán, en consecuencia, las reglas correspondientes a las obligaciones concurrentes, el deber
de responder del encubridor tiene una causa distinta de la que obliga a los autores principales del evento.
La responsabilidad por el hecho del dependiente es objetiva y comprende: a) al dependiente; b) a las personas
que, no siendo dependientes, son utilizadas por el principal para cumplir con sus obligaciones. Es la estructura
del vínculo obligacional como fundamento de la responsabilidad, lo cual es concordante con el texto que se
propone en materia de obligaciones.
Se recepta el límite causal tradicionalmente reconocido: se responde cuando el hecho dañoso acaece en
ejercicio o con ocasión de las funciones encomendadas.
ARTICULO 1753.- Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente. El principal responde
objetivamente por los daños que causen los que están bajo su dependencia, o las personas de las cuales se
sirve para el cumplimiento de sus obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de
las funciones encomendadas.
La falta de discernimiento del dependiente no excusa al principal. La responsabilidad del principal es
concurrente con la del dependiente.
El Código establece en el artículo en análisis una cláusula genérica de responsabilidad por el hecho de otro, por
los daños que éste ocasione a terceros, pero siempre que se encuentren reunidos todos y cada uno de los
presupuestos allí establecidos. El fundamento de la norma se 558 encuentra en que el comitente garantiza a
los terceros ajenos a la relación que lo vincula con su dependiente por los daños que les pueda causar este
último en cumplimiento de la función encomendada.
ARTICULO 1754.- Hecho de los hijos. Los padres son solidariamente responsables por los daños causados por
los hijos que se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de la
responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos.
El artículo establece la responsabilidad solidaria de ambos progenitores por los perjuicios que ocasionen sus
hijos a terceros, siempre que se encuentren bajo su cuidado y convivan con ellos.
En primer lugar, cabe tener en cuenta que la responsabilidad de los padres, en este supuesto, se desarrolla
mientras el hijo sea menor de edad, es decir, hasta que cumpla los 18 años Alcanza, por ende, a los supuestos
de perjuicios ocasionados a terceros por menores que carecen de discernimiento para los actos ilícitos (hasta
los 10 años), como para los actos lícitos (hasta los 13 años), y aún hasta la mayoría de edad antes mencionada.
En los supuestos de emancipación en razón del matrimonio cesará la responsabilidad de los padres a partir de
la celebración.
El fundamento de esta responsabilidad se encuentra en los deberes que incumben a los padres por el ejercicio
de la patria potestad en sí, la cual obliga a los progenitores, tanto frente al menor como frente a terceros, a
impedir que el niño cause perjuicios. Se trata de una garantía que los padres otorgan a los terceros en cuanto a
los daños que ocasionen sus hijos
A su vez, el divorcio o nulidad del matrimonio, o la separación de hecho de los ascendientes, no obstarán, en
principio, a su deber de responder, pues se presume que pesa sobre ambos progenitores la responsabilidad
respecto del menor, salvo que una decisión judicial, en interés del niño, la atribuya a uno solo de ellos
Finalmente, en los supuestos de fallecimiento de uno de los progenitores, o en los cuales el hijo
extramatrimonial cuente con un solo vínculo filial, o cuando se haya establecido judicialmente que uno solo de
los ascendientes tiene la responsabilidad parental, únicamente dicho progenitor deberá hacer frente a las
indemnizaciones que correspondan frente al tercero
Al consagrar que los padres responden en forma concurrente con sus hijos, el Código les confiere en forma
expresa la acción de contribución prevista en el inciso h, del artículo 851, a cuyo comentario corresponde
remitir.
ARTICULO 1755.- Cesación de la responsabilidad paterna. La responsabilidad de los padres es objetiva, y cesa
si el hijo menor de edad es puesto bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente. No
cesa en el supuesto previsto en el artículo 643.
Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia deriva de
una causa que les es atribuible.
Los padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes al ejercicio de su profesión
o de funciones subordinadas encomendadas por terceros. Tampoco responden por el incumplimiento de
obligaciones contractuales válidamente contraídas por sus hijos.
La responsabilidad por el hecho de los padres es objetiva, de forma tal que, para eximirse de responder,
deberán acreditar la ruptura del nexo causal. Sin embargo, existen otros eximentes, entre los cuales se
encuentra el hecho de que el menor sea puesto al cuidado de otra persona, transitoria o permanentemente, o
cuando aquél se encuentre 566 realizando tareas inherentes al ejercicio de su profesión u otra actividad
monitoreada por terceros. Finalmente, tampoco responderán los progenitores en los supuestos en que el
menor haya contraído una obligación contractual válida.
ARTÍCULO 1756.- Otras personas encargadas. Los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental, los
tutores y los curadores son responsables como los padres por el daño causado por quienes están a su cargo.
Sin embargo, se liberan si acreditan que les ha sido imposible evitar el daño; tal imposibilidad no resulta de
la mera circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de su presencia.
El establecimiento que tiene a su cargo personas internadas responde por la negligencia en el cuidado de
quienes, transitoria o permanentemente, han sido puestas bajo su vigilancia y control.
El artículo en comentario establece la responsabilidad de los tutores y curadores, como así también de quienes
ejercen la responsabilidad parental, por los daños que ocasionen las personas que se encuentren a su cuidado.
A diferencia de los padres, los tutores, curadores y delegados responderán subjetivamente por dichos
perjuicios. Por otra parte, se regula la responsabilidad de los establecimientos de salud 570 mental, en lo que
se refiere a los daños que las personas que se encuentren allí internadas ocasionen a terceros.
Responsabilidad de los tutores, curadores y delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental. Alcance de
la responsabilidad.
El Código incluye, entre los responsables por el hecho de otro, a los tutores, curadores y delegados de la
responsabilidad parental, quienes deberán resarcir los daños ocasionados a terceros por las personas que se
encuentren bajo su cuidado.
Comenzando con la tutela, cabe recordar que esta institución se configura cuando, 'para la protección de la
persona y bienes de un niño, niña o adolescente, se designa a una persona, distinta' de sus padres, para que
ejerza su representación legal, y se haga cargo del menor. A su vez, la tutela puede surgir de una designación
realizada por los padres —con homologación judicial— o directamente por el juez.
En lo que se refiere a la responsabilidad de los curadores, su accionar queda limitado en función del régimen de
restricciones a la capacidad. Por el artículo 31, inciso a, la capacidad general de ejercicio de la persona humana
se presume, aun cuando se encuentre intemada en un establecimiento asistencial. Y en el artículo 32, último
párrafo, se prevé que por excepción, cuando la persona se encuentre absolutamente imposibilitada de
interaccionar con su entorno y expresar su voluntad por cualquier modo, medio o formato adecuado y el
sistema de apoyos resulte ineficaz, el juez puede declarar la incapacidad y designar un curador. Será aquí
cuando el curador responda por los hechos de la persona sujeta a curatela.
Finalmente, el Código consagra la posibilidad, en el artículo 641, de que los padres deleguen el ejercicio de la
responsabilidad parental en un pariente o tercero idóneo, por el término de un año, previa homologación
judicial. En estos supuestos, el deber de responder del delegado por los hechos del menor se extenderá
durante el término que dure su ejercicio, y se encontrará regido por el sistema previsto en el artículo en
comentario. Es dable tener en cuenta, a su vez, que la eventual responsabilidad de quien ejerce la delegación
no excluye —por esa sola circunstancia— la responsabilidad de los padres, de conformidad con lo dispuesto
por el artículo 1755.
Una sección específica con tres artículos está destinada a regular estos supuestos. (Artículos 1760, 1761 y
1762).
El primero de ellos resuelve con claridad el clásico supuesto de la cosas caídas o arrojadas de un edifico.
Responsabiliza solidariamente a los dueños y ocupantes de la parte de donde cayó o fue arrojada la cosa.
Quien demuestre que no participo en su producción se puede liberar.
El segundo de los artículos de esta sección regula el supuesto en el que daño es cometido por un autor
anónimo que pertenece a un grupo identificado. En este caso responden solidariamente todos los integrantes,
excepto el que demuestre que no ha contribuido a la producción del daño.
Finalmente, se incorpora un supuesto muy trabajado en la doctrina, y es el del grupo que realiza una actividad
peligrosa. Claro ejemplo es el de la barra brava de futbol. En este caso, la responsabilidad también es solidaria
de todos los integrantes y solo se libera quien demuestra que no integraba el grupo.
ARTÍCULO 1763.- Responsabilidad de la persona jurídica. La persona jurídica responde por los
daños que causen quienes las dirigen o administran en ejercicio o con ocasión de sus funciones.
Este artículo referido a la responsabilidad civil de las personas jurídicas, recopila lo que ha sido tarea de la
doctrina y la jurisprudencia a lo largo de muchos años, dispone que la persona jurídica responde por los daños
que causen quienes las dirigen o administran, en ejercicio o con ocasión de sus funciones.
Obviamente que esta regla general no es exclusiva, puesto que la persona jurídica también puede llegar a
responder en otras situaciones. Así, por ejemplo, en su calidad de dueña de cosas riesgosas o viciosas, o en los
términos del art. 40 de la Ley de Defensa del Consumidor, o como propietaria de establecimientos educativos,
o por los hechos de los terceros que introduce en el cumplimiento de sus obligaciones, o por los hechos de
quienes están bajo su dependencia.
En cuanto a la norma que analizamos, se refiere a un supuesto puntual en el cual el daño es generado por el
accionar de sus dirigentes o administradores que se hace extensiva a la persona jurídica, tal como ocurre en el
caso de los dependientes.
Hay que tener presente que el factor de atribución que se aplica en este caso es el objetivo, propiamente el de
garantía pues la persona jurídica carece de toda subjetividad, lo que torna inútil valorar, a su respecto, su culpa
o dolo.
ARTÍCULO 1764.- Inaplicabilidad de normas. Las disposiciones del Capítulo 1 de este Título no son
aplicables a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria.
ARTÍCULO 1765.- Responsabilidad del Estado. La responsabilidad del Estado se rige por las normas y
principios del derecho administrativo nacional o local según corresponda.
ARTÍCULO 1766.- Responsabilidad del funcionario y del empleado público. Los hechos y las
omisiones de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones por no cumplir sino de una manera
irregular las obligaciones legales que les están impuestas se rigen por las normas y principios del derecho
administrativo nacional o local, según corresponda.
Cabe destacar, que si bien la aplicación directa o subsidiaria del Código está prohibida en esta materia, pero no
se encuentra vedada la aplicación analógica del derecho común, cuando ello sea necesario.
Corre el mismo principio para el caso del daño producido por funcionarios y empleados públicos.
En cuanto al concepto de funcionario público, se trata de todo aquel que ejerce una función pública, de facto o
de iure, si presta los servicios en forma onerosa o gratuita, los realiza de forma permanente, temporaria o
accidental, y es esencial que su actividad encuadre dentro de la función pública. Sentado ello, y como surge del
texto de la disposición en estudio, el Código establece que la cuestión referida a la responsabilidad de los
agentes de la administración pública por el ejercicio irregular de sus funciones se encuentra regida por las
normas y principios del derecho administrativo local y nacional.
Las consecuencias de la nueva normativa aplicable, al menos en la órbita nacional, son más que relevantes. Ello
así pues la conducta irregular del agente no permitirá presumir in re ipsa la culpa del agente, como sí ocurría
con el régimen anterior a la reformas". En consecuencia, la víctima del hecho ilícito tendrá la carga de la prueba
de la culpa del funcionario
Los establecimientos educativos responderán objetivamente por los daños ocasionados por los alumnos que se
encuentren bajo el control de la autoridad escolar, y por los perjuicios padecidos por los educandos en las
mismas circunstancias.
Respecto de la legitimación pasiva, el régimen de responsabilidad instaurado en el artículo 1767 despeja toda
duda en cuanto a que resulta aplicable al "titular" del establecimiento educativo, entendiéndose a éste como
aquel que organiza el sistema de educación, es decir, quien emprende el servicio educativo. No basta con que
se trate del propietario del inmueble donde se desarrolla la actividad.
Respecto de la legitimación pasiva, el régimen de responsabilidad instaurado en el artículo 1767 despeja toda
duda en cuanto a que resulta aplicable al "titular" del establecimiento educativo, entendiéndose a éste como
aquel que organiza el sistema de educación, es decir, quien emprende el servicio educativo. No basta con que
se trate del propietario del inmueble donde se desarrolla la actividad.
Para evitar confusiones hay que tener en cuenta que en los términos de los artículos 1764 a 1766 del Código, y
la ley 26.944, los establecimientos públicos quedan ahora excluidos del ámbito de la norma, y la
responsabilidad del Estado en tales casos se regirá por las reglas específicas que establecen aquellas
disposiciones.
La norma en análisis excluye la responsabilidad personal del director del colegio, quien deberá resarcir los
perjuicios ocasionados por su hecho propio, supuesto en el cual el factor de atribución es la culpa.
En segundo término, resulta aplicable el artículo 1767 a los daños causados por los alumnos a terceros, ya sean
éstos o no extraños a la actividad educativa.
En cuanto al ámbito espacial de la norma, el titular del establecimiento deberá responder, por un lado, si el
daño se ha producido dentro de él, pues en estos supuestos debe presumirse que sucedió mientras el alumno
se encontraba bajo el control de la autoridad educativa. A la misma conclusión habrá de arribarse si el
perjuicio, si bien ocurrió fuera de la institución, tuvo su causa dentro de ella (aquí entra en juego la vigilancia
de la autoridad de enseñanza).
Finalmente, el artículo 1767 del Código establece expresamente, como única exclusión, la de los
establecimientos de educación superior o universitaria.
ARTÍCULO 1768.- Profesionales liberales. La actividad del profesional liberal está sujeta a las reglas de
las obligaciones de hacer. La responsabilidad es subjetiva, excepto que se haya comprometido un resultado
concreto. Cuando la obligación de hacer se preste con cosas, la responsabilidad no está comprendida en la
Sección 7ª, de este Capítulo, excepto que causen un daño derivado de su vicio. La actividad del profesional
liberal no está comprendida en la responsabilidad por actividades riesgosas previstas en el artículo 1757.
La disposición referida al régimen de responsabilidad aplicable a los profesionales liberales, delimita el alcance
del deber de responder de éstos, excluyendo la aplicación, en principio, de los regímenes previstos para los
daños causados por el hecho de las cosas o por actividades riesgosas.
Sobre estas cuestiones, la norma sienta los siguientes principios:
a. Somete la actividad de los profesionales liberales a las reglas de las obligaciones de hacer.
b. Como regla general, la responsabilidad es subjetiva.
c. La responsabilidad podrá ser objetiva cuando el profesional haya comprometido un resultado.
d. No se aplica la responsabilidad por el riesgo de la cosa ni por actividades riesgosas. Sí por el vicio de las cosas
que se utilicen.
Si el objeto de la obligación consiste en un servicio, la misma ley distingue tres clases de prestaciones:
a) en realizar cierta actividad, con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito. Las
cláusulas que comprometen a los buenos oficios, o a aplicar los mejores esfuerzos están comprendidas en este
inciso;
b) en procurar al acreedor cierto resultado concreto, con independencia de su eficacia;
c) en procurar al acreedor el resultado eficaz prometido. La cláusula llave en mano o producto en mano
está comprendida en este inciso.
Por otra parte, la segunda oración del art. 1768 establece una regla general: que el factor de atribución de
responsabilidad para los profesionales liberales es “subjetivo”.
- Tal regla implica que deberán aplicarse los supuestos normativos previstos en los arts. 1721, 1724 y
1725 del nuevo Código.
- En principio, los profesionales sólo responderán por dolo o culpa (art. 1724), a cuyo efecto la
conducta del imputado deberá ser valorada de acuerdo con la índole del “deber de obrar” infringido y la
previsibilidad de las consecuencias (art. 1725), todo a fin de evaluar la responsabilidad y su extensión.
Excepción: que el deudor profesional hubiera prometido un “resultado concreto”, en cuyo caso la
responsabilidad será de carácter objetiva (cfr. art. 1723).
En este caso, la culpa del profesional será irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad (art.
1722) y el experto responderá ante el mero incumplimiento de la obligación asumida.
La tercera oración del art. 1768 aclara que no se aplica la responsabilidad derivada de la intervención de las
cosas y ciertas actividades (Sección 7ª) cuando la obligación de hacer contraída por el profesional “se preste
con cosas”.
Sin embargo, sí se aplica si se produce un daño por el “vicio” de la cosa.
Regla general: la responsabilidad de los profesionales liberales no se encuentra regida por la sección 7ª
cuando el daño es producido “con” la cosa.
En este supuesto, la responsabilidad se encuentra reglamentada por las normas antes aludidas sobre la
obligación de hacer (arts. 773 a 778 y concordantes de la Sección 3ª del Capítulo de “Responsabilidad Civil”).
Excepción: en el caso de que el daño producido por la actividad profesional sea “por” el “vicio” de la
cosa empleada en la ejecución de la obligación contraída.
Si ello es así, deberá tenerse en cuenta la distinción doctrina entre vicio y riesgo:
- el primero alude a un defecto, imperfección o anomalía, que a su vez puede ser de fabricación,
funcionamiento o conservación, que presenta la cosa y que la torna no apta o impropia para su destino o
utilización de acuerdo con su naturaleza;
-el segundo, en cambio, hace referencia a la contingencia o proximidad de un daño, ya que correr un
riesgo significa estar expuesto a sufrir un daño. La ley sólo admite el primero, el vicio y no el riego.
Este artículo prevé una regulación específica para el supuesto de daños por accidentes de tránsito disponiendo
expresamente la aplicación del régimen de la responsabilidad objetiva por riesgo creado o por actividades
riesgosas o peligrosas. Se aplica el régimen del vicio o riesgo de la cosa del art. 1757. El factor es objetivo,
siendo concurrente la responsabilidad del dueño y del guardián.
En el tema de los accidentes de tránsito no hay demasiadas innovaciones ya que la norma consagra la
responsabilidad objetiva, receptando la doctrina y la jurisprudencia vigentes.
La denominación "circulación de vehículos" es más amplia que la usual de "accidentes de tránsito" porque
incluye a los daños producidos por automóviles, no sólo durante la circulación vial sino también en todos los
casos en los que media su intervención activa, estén o no en movimiento. En realidad más que accidentes de
automotores, de tránsito o de la circulación, se trata de siniestros viales.
La legitimación activa involucra a quienes pueden reclamar los daños (los anteriores arts. 1095 y 1110 del
código derogado; actuales arts. 1772 y 1773 del nuevo Código). En general se sostiene que pueden accionar el
dueño o propietario registral, el propietario no registral (titular de un boleto de compraventa privado o de otro
título que le confiera un derecho personal), el tenedor, el poseedor de buena fe, el usuario del automóvil.
La acción indemnizatoria por desvalorización del valor venal corresponde al propietario, que es el único que
puede venderlo.
Son legitimados pasivos, el dueño o propietario registral, el guardián, el autor del hecho y otros responsables
indirectos como el principal por el hecho del dependiente o el padre o tutor por los hechos de sus hijos o
pupilos.
ARTÍCULO 1770.- Protección de la vida privada. El que arbitrariamente se entromete en la vida ajena
y publica retratos, difunde correspondencia, mortifica a otros en sus costumbres o sentimientos, o perturba de
cualquier modo su intimidad, debe ser obligado a cesar en tales actividades, si antes no cesaron, y a pagar una
indemnización que debe fijar el juez, de acuerdo con las circunstancias. Además, a pedido del agraviado, puede
ordenarse la publicación de la sentencia en un diario o periódico del lugar, si esta medida es procedente para
una adecuada reparación.
El artículo reitera, con adecuaciones, el artículo 1071 bis del código derogado, según la reforma de 1968, y
protege el derecho subjetivo a la privacidad, o también llamado a la intimidad, a la vida privada, a la esfera
privada o esfera íntima. Las dos conductas que se proscriben son amplias (intromisión arbitraria y perturbación
de la intimidad) y se describen enunciativamente varias formas o modalidades de ataque: publicación de fotos,
imágenes o retratos, difusión de correspondencia, mortificación en las costumbres o sentimientos. Y en tales
casos las acciones son dos: el cese e indemnización del daño en curso, y la indemnización y publicación de la
sentencia si el daño se consumó. Se recepta la función preventiva de la responsabilidad civil y la publicidad de
la sentencia condenatoria integra el alcance de la reparación plena o completa del daño en caso de violación
del derecho a la intimidad.
Se trata de la función preventiva de la responsabilidad (art. 1710)592 y nada impide el ejercicio por separado
de una medida urgente y, en otro proceso e incluso ponderando el resultado de la tutela preventiva (por
ejemplo, la inmediata suspensión de la intromisión), la promoción de la pretensión resarcitoria.
2. La indemnización del daño consumado y la publicación de la sentencia como modalidad complementaria de
la reparación plena.
En ambos casos el resarcimiento será completo o pleno, recogiendo el artículo 1770 la doctrina del régimen
anterior ya que el antiguo artículo 1071 bis se refería a la indemnización equitativa, la que fue interpretada
como equivalente a reparación íntegra.
ARTÍCULO 1771.- Acusación calumniosa. En los daños causados por una acusación calumniosa sólo se
responde por dolo o culpa grave. El denunciante o querellante responde por los daños derivados de la falsedad
de la denuncia o de la querella si se prueba que no tenía razones justificables para creer que el damnificado
estaba implicado.
El artículo prevé el supuesto de acusación calumniosa, en cuyo caso el responsable responderá si concurre un
factor de atribución más acentuado: dolo o culpa grave, no siendo suficiente la culpa genérica del artículo 1724
del Código. Además, y para que se configure el hecho ilícito resarcible, el denunciado debe probar que el autor
de la falsa denuncia o querella actuó sin razones justificantes para creer que el denunciado estaba implicado. El
resarcimiento comprende todos los daños, patrimoniales y no patrimoniales, y el bien protegido es el honor.
La acusación calumniosa consiste en la falsa imputación de un delito denunciado por querella o denuncia. La
acusación calumniosa se configura cuando se formula ante la autoridad competente mientras que la simple
calumnia no requiere de querella o denuncia y basta con la falsa imputación de un delito doloso. El factor de
atribución es la culpa agravada o el dolo.
Para que exista acusación calumniosa deben concurrir los siguientes presupuestos: a) la denuncia o querella
por un delito ante la autoridad; b) la falsedad de la misma, y c) la previsión de la conducta delictiva imputada
entre las figuras del Código Penal.
El CCyC determina quienes tienen legitimación para reclamar daños a bienes o cosas. Ellos son el titular de un
derecho real, el tenedor y el poseedor de buena fe.
La víctima puede reclamar contra el responsable directo y/o indirecto.
Si bien, en líneas generales, se mantienen los principios del Código Civil, resulta novedoso e inteligente que
pueda dictarse sentencia civil, aún pendiente la penal, en los siguientes casos: a) si median causas de extinción
de la acción penal, lo que es obvio, pues en tal caso la acción penal debería extinguirse; b) si la dilación del
procedimiento penal provoca una frustración al derecho a ser indemnizado; y c) si la acción civil está fundada
en un factor objetivo de responsabilidad.
En cuanto a los efectos de la sentencia penal condenatoria, hace cosa juzgada sobre el hecho principal y la
culpa del condenado.
Tampoco puede revisarse en sede civil la decisión penal según la cual el hecho no existió o el sindicado no
participó.
FALLOS
Villarreal, Raúl Alcides y otros s/ recurso de casación
La imprudencia en su accionar estuvo caracterizada por su conocimiento y aceptación del así llamado
"síndrome de riesgo"; esto es el conjunto de las circunstancias que hacían de la suya, una acción riesgosa en el
sentido capturado por el tipo penal del art. 189, 2do. Párrafo, a saber: el hecho de que el lugar seleccionado
para convocar a su público era un recinto cerrado; y que allí se detonarían elementos pirotécnicos sin control
alguno. La acción debida aparece con claridad y no es otra que la señalada en la sentencia impugnada: ésta
consistía en la suspensión total y definitiva del espectáculo en las condiciones riesgosas en las que estaba
encaminado a desarrollarse como plasmación de la decisión primigenia que los integrantes de "Callejeros"
habían adoptado. No queda espacio para dudar razonablemente de que haya sido Raúl Villarreal quien dio la
orden de que el público ingresara: como correctamente se señala en la sentencia impugnada, era la única
persona que, en esas condiciones, podía hacerlo.
Faltas del servicio, responsabilidad del Estado por actos ilícitos (3 septiembre de 2015)
FALLO: M.M.Z c/ Gcba s/ Daños Y Perjuicios (Excepto Resp. Medica)
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires debe responder por el irregular servicio que brindó un hospital
psiquiátrico en la atención de un paciente, quien luego de que se retirara su custodia policial se fugó del
nosocomio y se suicidó arrojándose de un edificio, pues el hecho de que el establecimiento psiquiátrico haya
solicitado el mantenimiento de la custodia policial o, en su defecto, el traslado del paciente a otro
establecimiento, no logra desvirtuar su responsabilidad, ya que conociendo que el paciente necesitaba
continuar internado, el demandado no se encontraba relevado de brindarle un correcto tratamiento hasta
tanto quedara resuelta su situación.
En el inicio de la investigación las pruebas recabadas legitimaban el proceder atacado, tal como se desprendía
de diversos datos e indicios que apuntaban al teléfono intervenido, siendo del caso, recordar que para la
procedencia de la medida objetada, no es necesario que se cuente con semiplena prueba de su culpabilidad.
Las secuencias de la pesquisa fueron las que crearon la necesidad de intervenir la línea del abogado, medida
tendiente, a individualizar a los autores del episodio. Los embates de los letrados quedaron agotados con las
minuciosas respuestas dadas en el pronunciamiento recurrido en tanto alejan toda posibilidad de afectación
del secreto profesional porque el letrado no ejercía la defensa de ninguno de los imputados, porque los que
objetaron la medida no supieron determinar el perjuicio ocasionado y porque la medida había sido fundada en
el momento de ordenarse. Los principios de conducencia, oportunidad y razonabilidad la regían.
“Ballesteros, Silvia Beatrz y otros c/ Estado Nacional- Ministerio del Interior y Gendarmeria Nacional s/
daños y perjuicios” – CSJN- 19/05/2015
RESPONSABILIDAD DEL ESTADO NACIONAL. PERSONAL DE LAS FUERZAS DE SEGURIDAD. Acción de daños y
perjuicios. Suboficial de Gendarmería Nacional asesinado por delincuentes. Se remite a la doctrina del
precedente “Leston” de la CSJN. Misiones específicas de las fuerzas de seguridad. No resultan aplicables las
normas de derecho común. Se exime de responsabilidad civil al Estado Nacional. Se confirma sentencia.
DISIDENCIA: Se remite a disidencia del precedente Aragón de la CSJN. Se deja sin efecto sentencia
Responsabilidad del Estado – Fuerzas de Seguridad – Daños y perjuicios - Actos de servicio – indemnización –
ley aplicable. A diferencia de los casos en que la lesión reconoce un origen típicamente accidental, las normas
del derecho común no resultan aplicables cuando la lesión es el resultado de una acción bélica, esto es, una
mera consecuencia del cumplimiento de misiones específicas de las fuerzas armadas o de seguridad,
características del servicio público de defensa. - Del precedente "Leston, Juan Carlos c/ Estado Nacional"
(18/12/2007) al que la mayoría remite-.
Responsabilidad del Estado – Daños y perjuicios - Actos de servicio – Policía Federal – Ley aplicable –
Jurisprudencia CSJN. Cabe descartar la posibilidad de reclamar una indemnización de daños sufridos en actos
de servicio por la vía del derecho civil- en el caso, la acción iniciada por un sargento de la Policía Federal-, pues
resulta aplicable el precedente "Valenzuela" (Fallos:315:1731), en el cual se sostuvo que quien se unía a las
Fuerzas Armadas quedaba sometido específicamente a las reglamentaciones y ordenanzas que rigen la
actividad militar, las cuales desenvolvían sus principios propios en la órbita del derecho público, constitucional
y administrativo. - Voto del juez Fayt-. -Del precedente "Tittaferrante, Mirta Noemí c/ Estado Nacional"
(30/12/2014), a cuyo voto se remite.-
Fuerzas Armadas – Daños y perjuicios – Actos de servicio – Ley aplicable. Las relaciones de los hombres que
integran las filas militares entre sí, y con la Nación, se gobiernan por los respectivos reglamentos que al efecto
dicte el Congreso y en la medida y extensión que allí se establezca (doctrina precedente "Valenzuela", Fallos:
315:1731). - Voto del juez Fayt-. - Del precedente "Tittaferrante, Mirta Noemí c/ Estado Nacional"
(30/12/2014), a cuyo voto se remite.-
Responsabilidad del Estado – Daños y perjuicios – Actos de servicio – Ley aplicable. Cabe dejar sin efecto la
sentencia que rechazó la demanda -fundada en disposiciones del Código Civil-, interpuesta contra el Estado
Nacional por el resarcimiento de los daños y perjuicios sufridos en actos de servicios, pues la doctrina sentada
en el precedente "Azzetti" (Fallos:321:3363)- según la cual a diferencia de los casos en que la lesión reconoce
un origen típicamente accidental, las normas del derecho común no resultan aplicables cuando la lesión es el
resultado de una acción bélica-, fue circunscripta al ámbito particular de las "acciones bélicas". -Disidencia de la
juez Highton de Nolasco-. -Del precedente "Aragón" (Fallos: 330:5205), a cuya disidencia se remite-.
“BIORDO, MIGUEL ÁNGEL C/ RUTAS AL SUR CONCESIONARIO VIAL S/ DAÑOS Y PERJ. INCUMP. CONT.”
Tribunal: CCiv. y Com., sala II, Azul
Fecha: 11/11/2015
La función preventiva de la responsabilidad civil ahora está consagrada de modo expreso en el Código Civil y
Comercial y se confieren al juez facultades para actuar de oficio o a pedido de parte para impedir o evitar la
producción o el agravamiento o extensión del daño en curso (arts. 1708, 1710 a 1713).
Las normas citadas, recogiendo el derecho jurisprudencial anterior, admiten que la sentencia de prevención
puede ser dictada de modo provisorio (medidas cautelares típicas) o definitivo (sentencia definitiva), principal
(es decir autónoma, como las medidas autosatisfactivas) o accesorio (como la tutela preventiva), a pedido de
parte o de oficio, en un proceso ya iniciado (juicio ordinario o sumario) o promovido sólo a esos efectos (como
las medidas autosatisfactivas), otorgándose al juez amplias facultades para dictar mandatos de dar, hacer o no
hacer.
Las disposiciones del nuevo Código Civil y Comercial importan la modificación implícita de la doctrina legal de la
Suprema Corte de Buenos Aires. Ello, en concreto, significa que ahora este Tribunal está habilitado para
decretar mandatos de hacer, sin que ello suponga infringir el principio de congruencia ni imponer al
destinatario de la medida obligaciones sin causa legal. Al consagrase normativamente la función preventiva de
la responsabilidad civil, siguiendo antecedentes del derecho comparado no hay obstáculo formal para su
admisión procesal.
FUENTES:
Codigo Civil y Comercial de la Nación.
Codigo Civil y Comercial comentado por Ricardo Luis Lorenzetti.
“Los cambios en responsabilidad civil en el Codigo Civil y Comercial de la Nación” Fernando Alfredo
Sagarna.
“Breves apuntes sobre las funciones de responsabilidad civil en el Codigo Civil y Comercial” Pablo
Carlos Barbieri.
“Responsabilidad Civil: Aspectos importantes en el nuevo Codigo Civil y Comercial de la Nacion”
Antonio Vazquez Ferreyra.
“Seminarios de actualización del nuevo Código Civil y Comercial”, U.N.LaR. (2015)