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Hay una extrema heterogeneidad de los géneros discursivos, tales como el diálogo
cotidiano, un relato, la orden militar, los géneros literarios, las manifestaciones científicas.
La diversidad funcional convierte los rasgos comunes de los géneros discursivos en algo
abstracto y vacío de significado. Los géneros se dividen en:
× La estilística: el estilo está vinculado con el género discursivo. El vínculo indisoluble entre
estos se revela en el problema de los estilos lingüísticos o funcionales. El enunciado, al ser
individual, puede poseer un estilo individual, pero no todos los géneros se prestan a esta
particularidad; como los que requieren formas estandarizadas. Es decir, a los géneros les
corresponden distintos estilos. No existe una clasificación reconocida de estilos, pero los
cambios históricos en ellos están vinculados con los cambios en los géneros discursivos.
Tiene poder valorativo (+) ó (-) y poder analítico: la lengua sistematiza al mundo, el cambio
valorativo modifica al poder analítico-> le da herramientas a la clase (categorías)
Estructura al discurso del hablante y del receptor, los enunciados no son concretos,
permite operar con el lenguaje mediante restricciones para lograr coherencia,
determinando también el rol de cada sujeto.
v Estilo: elementos léxicos y gramaticales. Socialmente restringido. Hace a los géneros y
constituye una lengua nacional.
c) Los enunciados tienen fronteras y otros rasgos. Donde hay fronteras hay diálogo.
.Consideraciones:
a. Capacidad de agotar el sentido del objeto enunciado: Puede ser casi completo en
esferas oficiales, pero de un grado relativo en las de creación.
d) Polifonía
Todo enunciado debe ser analizado como respuesta a los enunciados anteriores de una
esfera dada. Ocupa una determinada posición como eslabón en la cadena de
comunicación discursiva y no puede ser separado de los eslabones anteriores que lo
determinan generando en él respuestas y ecos dialógicos, como también se relaciona con
los eslabones posteriores naturalmente. El enunciado es un fenómeno muy complejo que
manifiesta una multiplicidad de planos.
El discurso ajeno, posee una expresividad doble: la propia, que es precisamente la ajena,
y la expresividad del enunciado que oculta el discurso ajeno.
El lenguaje fue considerado una herramienta por que aparece así empleado para
comunicarse. Hablar de instrumento es oponer hombre y naturaleza. El lenguaje está en la
naturaleza del hombre, puesto que no lo ha fabricado: no hubo tal elaboración
convencional porque no existe el hombre separado del lenguaje. Es éste el que enseña la
definición misma de hombre.
v Los pronombres son formas vacías que dependen de la situación comunicativa que le
adjudica valor.
En cuanto aparece un locutor, implanta al otro delante de él: una alocución postula un
alocutario. Es decir, la presencia del locutor hace que cada instancia de discurso
constituya un centro de referencia interna.
-Los indicios de persona (yo/tú) son individuos lingüísticos que nacen de una enunciación.
-Las formas temporales se determinan por la relación con el ego. El presente es el eje de
la temporalidad, es la fuente del tiempo y continuidad.
El cuadro figurativo de la enunciación plantea dos figuras para estructurar el diálogo. Los
monólogos poseen un lenguaje interior en el que existe el yo que habla y el yo que
escucha.
× Enunciado:
3. Expresividad. Poder valorativo del sujeto respecto al objeto (la palabra es neutra);
elecciones estilísticas.
4. Filinich: Enunciación.
Austin establece que hablar es hacer alguna acción determinada en verbos performativos
en 1º persona (jurar, prometer). Estos verbos realizan actos de habla y un acto
ilocucionario por el cual afirma, interroga, ordena, etc. Y otro un efecto sobre el interlocutor
(hacer creer). Searle establecerá que hablar consiste en realizar actos conforme a reglas.
El segundo argumento para fundamentar la subjetividad son los pronombres que son
formas vacías cuya significación se realiza en el acto del discurso. Los elementos deícticos
organizan el espacio y tiempo alrededor del ego, hit et nunc (yo, acá y ahora).
Conocer los discursos y los formatos textuales nos hará más eficientes a la hora de escuchar y hablar, leer
Las CIENCIAS DEL LENGUAJE han ido elaborando distintos marcos teóricos que nos ayudan a entender
Según el lingüista francés Émile Benveniste, el HABLA es la puesta en marcha del código.
Benveniste es de la escuela de Ferdinand de Saussure, siguiendo sus pasos toma los conceptos básicos que
Saussure plantea pero va más allá. Benveniste plantea que el Aparato formal de la enunciación está
compuesto por un Enunciado, un Locutor y un Alocutario. Con estas tres palabras podemos relacionar
diversos conceptos.
La teoría de la Enunciación
1. Subjetividad en el lenguaje
2. Modalidades de la Enunciación
4. Historia y Discurso
5. La Enunciación y el Tiempo
Si volvemos sobre lo que hemos planteado como la teoría de Saussure en clases anteriores, podemos
imaginar un triángulo en cada uno de cuyos vértices el lingüista practica una exclusión: el Habla, el Sujeto y el
Referente. Es necesario remontarnos a Saussure para construir un concepto de Discurso sobre un
cuestionamiento del Habla. El ejercicio de ésta no constituye una actividad puramente individual, caótica e
incognoscible como la presentaba Saussure, sino que en la Lengua hay, además de elementos simbólicos,
elementos indiciales (pragmáticas, subjetivos) cuyo rol es hacer posible el pasaje de la Lengua al Discurso. De
a poco lo explicaremos mejor. Ya los Formalistas rusos, en el campo de la literatura, aplicaban el concepto de
sistema a enunciados más largos, pero no lograron superar la inmanencia. En los años 50 Harris aplica el análisis
lingüístico a enunciados más extensos y llega más allá del límite de la oración. En la misma época Roman
Jakobson introduce las nociones de Habla/Mensaje y las de Emisor y Receptor (Sujeto) y Emile Benveniste
realiza sus estudios sobre la Enunciación. Lingüista francés nacido en Alepo en 1902 y muerto en París en 1976.
En sus obras se ocupa de gramática comparada indoeuropea y de temas de lingüística general. La obra que aquí
Entonces definimos:
Discurso: como la lengua puesta en acción entre partes, la lengua asumida por el hombre que habla y en
condiciones de intersubjetividad.
Enunciación:
Es un acontecimiento histórico: algo que no existía antes de que se hablara / escribiera y ahora adquiere
existencia.
El Enunciado es:
Una totalidad cuyo valor semántico reside en el sentido. "nunca conocemos más que enunciaciones enunciadas"
afirma Todorov.
Es el resultado de la Enunciación.
Deixis: El proceso de Enunciación puede ser estudiado desde diferentes puntos de vista:
a) desde el acto material mismo: cadena fónica o gráfica que concierne a la producción del significante; la
c) instrumentos de realización: el Locutor se apropia del aparato formal de la lengua, la toma como instrumento
y enuncia su posición mediante indicios específicos y procedimientos accesorios. Estos indicios específicos son
el juego de formas específicas cuya función es poner al Locutor en relación constante y necesaria con su
enunciación: es la deixis (sistema de referencias internas al discurso cuya clave es el yo). Los deícticos son signos
El carácter sistemático de la Lengua hace que la apropiación que señalamos realizan estos indicadores,
se propague en la instancia del discurso a todos los elementos susceptibles de "acordarse" formalmente con
ellos.
1) entidades que tienen en la Lengua un estatuto pleno y permanente (lengua como sistema de signos) y;
2) entidades emanadas de la Enunciación y que sólo existen en la red de "individuos" que la Enunciación crea y en relación al
aquí y al ahora del Locutor (lenguaje asumido como ejercicio por el individuo).
Los Pronombres personales y posesivos, las desinencias verbales, los adverbios de tiempo y de lugar,
los pronombres demostrativos son una clase de individuos lingüísticos que remiten siempre a individuos, son
producidos por el acontecimiento singular de la Enunciación y son engendrados cada vez que ésta es producida
La presencia del Locutor en su enunciación hace que cada instancia del discurso constituya un centro de
referencias internas. Los Interlocutores son designados con índices de persona: pronombres personales y
El YO denota al individuo que pronuncia la enunciación; el TÚ denota al individuo que está presente
como Alocutatio. Tanto el Yo como el Tú son signos vacíos, no referenciales por relación a la realidad y que
se vuelven llenos cuando un Locutor los asume en cada instancia de discurso. El YO es una realidad de discurso:
no remite a un concepto ni a un individuo, no puede ser definido más que en términos de locución; no puede
ser identificado más que por la instancia del discurso que lo contenga y sólo por ella y no tiene otra referencia
que la actual y momentánea. Es una instancia única por definición, válida sólo en su unicidad. No hay un
concepto YO que englobe todos lo YO que se enuncian en todo instante en boca de todos los locutores. Cada
vez que alguien dice YO, éste se llena de un significado diferente. Existe una definición simétrica para TU: es
el individuo al que se dirige la alocución en la presente instancia del discurso que contiene la instancia lingüística
TU.
imaginado, individual / colectivo): se trata del cuadro figurativo de la Enunciación que asume la estructura del
diálogo. No hay un Yo si no existe un Tú, ambos se constituyen mutuamente. Por ejemplo en el caso de
monólogo, podemos decir que no existe; no es más que un diálogo interiorizado, un lenguaje interior entre un
Yo que habla y un YO que escucha. La referencia constante y necesaria a la instancia del discurso constituye el
rasgo que une el YO / / TÚ a una serie de indicadores participantes: adverbios, locuciones adverbiales. Son lo
que Benveniste denomina índices de ostensión que delimitan la instancia temporal y espacial coextensiva y
contemporánea de la presente instancia del discurso que contiene YO. Son términos que implican un gesto que
designa el objeto al mismo tiempo que es pronunciado. Son también signos vacíos desprovistos de referencia
material. Los adverbios de tiempo hoy, ayer, mañana, ahora, o dentro de tres días.
presente. El tiempo presente es el tiempo en que se está, pero sólo se indica por el tiempo en que se habla. El
presente es la fuente del tiempo, es eje axial de la Enunciación. El hombre no dispone de ningún otro medio
de vivir el "ahora" más que realizarlo por inserción del discurso en el mundo. El tiempo lingüístico es sui
referencial.
El presente es inherente a la Enunciación. Los adverbios de lugar: aquí, allí, acá, allá; los pronombre
demostrativos éste, ése y aquel y el sistema de coordenadas espaciales: detrás / delante, visible / invisible,
izquierda / derecha, arriba / abajo: ordenan el espacio a partir de de un eje central y permiten ubicar el lugar
Incluimos a continuación un fragmento de un texto de Les Luthiers en el que se da un juego muy ingenioso
Les Luthiers es un conjunto músico-actoral cuyos integrantes manejan un humor inteligente y creativo que a veces surge de hechos
lingüísticos, de explotar las posibilidades de la lengua para crear situaciones risueñas y, al mismo tiempo, crítica. Para uno de sus
sketches crearon “Fragmento de un drama” con indicación de actos y cuadros. Un noble recurre a un juglar para que le cante a su
J: Oh María, él la ama.
R: Mi brillante, mi rubí
J: Su brillante surubí,
R: Mi amor,
J: Su amor,
R: Mi tesoro
J: Su tesoro,
R: Mímame
J: Tanto Usted...
J: Tanto Usted...
J: Tanto Usted....
R: y envidiáis vosotros y ellos...
J: .... ¡Ámelo!
R: ¡No! ¡No!
J: ¡No! ¡No!
R: Tunante,
J: Sunante,
R: Miserable,
J: Suserable,
R: ¡Guardias, a mí!
J: ¡Guardias, a él!
1. Subjetividad en el lenguaje
Es en y por el lenguaje como el hombre se constituye como sujeto, porque el lenguaje funda el
concepto de ego La subjetividad consiste en la capacidad del Locutor de plantearse como sujeto. Es "ego" quien
dice ego.
Para Benveniste no somos sujetos (en el sentido de conciencia, yo o espíritu) que hablamos sino que
somos sujetos porque hablamos. El sujeto se define no por el sentimiento que cada uno experimenta de ser él
mismo, sino como la unidad psíquica que trasciende la totalidad de las experiencias vividas que reúne, y que
reciprocidad que me torne Tú en la alocución frente a Yo. Polaridad de las personas que es la condición
fundamental del lenguaje, y que no significa igualdad ni simetría: ego siempre tiene una posición de
trascendencia frente a Tú, pero ninguno de los dos términos es concebible sin el otro. Son complementarios y
reversibles. Realidad dialéctica que engloba los dos términos y los define por relación mutua: allí se descubre el
Lengua faltan los pronombres personales. No se concibe una Lengua sin expresión de la persona. Puede ser
que se omitan deliberadamente, como ocurre en las sociedades del Extremo Oriente donde una convención de
cortesía impone perífrasis para reemplazar referencias personales directas. Pero estos usos sólo subrayan el
del sujeto que el que así da él mismo de sí mismo. Los pronombres personales son el primer punto de apoyo
El él: es la tercera persona , forma que no remite a "persona", por estar referida a un objeto situado
fuera de la alocución Yo / Tú.. Existe sólo por la oposición a la persona Yo del Locutor, quien, enunciándola,
la sitúa como la "no persona". Tal es su estatuto. Es el miembro no marcado de la correlación de persona.; no
es jamás reflexiva a la instancia del discurso y no es compatible con el paradigma de los términos referenciales:
aquí y ahora. Necesita recibir un contenido referencial preciso; necesita determinaciones cotextuales de las
individuos, pero su referente cambia en cada una de las instancias enunciativas. En eso se diferencia del nombre
También podemos encontrar en el lugar de la Enunciación a la primera persona plural: nosotros, que
él. También puede existir un Yo+ Tú + él. La referencia está determinada por el contexto. Podemos encontrar
2. Modalidades de la Enunciación:
Las Modalidades constituyen la marca dada por el sujeto a su enunciado.
1) de la Enunciación: son las que especifican el tipo de comunicación entre hablante y oyente. Señalan la relación
Estas modalidades contribuyen a construir una teoría de las relaciones inter-humanas, porque muchas se basan
en un tipo particular de relación social. Podemos preguntarnos quién en la escala jerárquica tiene derecho a
b) Interrogativas
c) Exclamativas
2) del Enunciado: caracterizan la manera en que el hablante sitúa al Enunciado; su actitud con respecto a lo que
enuncia. Todo aquello que en un texto indique el tipo de comunicación con respecto a la relación entre
necesidad. Ejemplos. Es cierto que, es seguro que, quizás, es posible, es probable, es necesario que, es preciso
b) modalidades apreciativas: expresan una valoración, una reacción emocional: lo feliz, lo útil, lo triste, etc.
También los adverbios terminados en "mente": felizmente, seguramente. Ejemplo: me di un buen baño; ese
buen baño es absolutamente subjetivo, para unos puede ser caliente, para otros frío, largo, corto, de inmersión
o de ducha. El calificativo "buen" tiene vigencia para el sujeto de la enunciación y es una modalidad apreciativa.
1) Verbos de actitud: relacionado con las modalidades lógicas: Ej: creo que, deduzco que.
2) Verbos de modalidad apreciativa: expresan valoración hecha por el emisor, por ej. dejáte de rebuznar, entró
ladrando.
3) Verbos performativos: Son verbos de palabra que denotan por su sentido un acto individual de alcance social.
La Enunciación se identifica con el acto mismo. Esto no es dado por el sentido del verbo sino por la subjetividad
que la hace posible. Si yo digo: él jura: se trata de una descripción de una acción, un acto constatativo, en cambio
si digo: yo juro: al decir "yo" me fundo, me planto como sujeto y al decir "juro" asumo el acto de jurar; se trata
de acto que me compromete socialmente. Al mismo tiempo que lo digo asumo el compromiso, son actos
simultáneos. La consecuencia social, personal y jurídica de mi acto arranca de la instancia del discurso que
contiene la acción. Se dan siempre en 1era persona y en el presente generalmente. Podemos mencionar otros
verbos performativos aparte de jurar: comprometerse a (conseguir), obligarse, advertir, prometer, agradecer,
4) Verbos de movimiento: poseen una localización espacial asimilable a los deícticos; señalan el lugar de la
enunciación y los movimientos de aproximación o alejamiento de la esfera del hablante. Ejemplos. Verbo
"venir": Juan viene a mi casa (señala el lugar de enunciación, andar o moverse hacia el lugar donde está el que
habla) Verbo: "ir" : Yo voy a tu casa , Juan va a Buenos Aires o viene de Buenos Aires; verbos traer o llevar,
funcionan de la misma manera, indican el transporte hacia o desde el sitio en el cual está el que habla.
5) Verbos de decir: a) verbos en los el Emisor no prejuzga: Ej. decir, afirmar; verbos en los que el Emisor toma
posición: Ej. pretender, confesar, reconocer. Juan pretendió que Pedro tiene razón; d) verbos de juzgar: criticar,
acusar, Ej: Juan critica a Pedro por lo que hizo (admite que Pedro es responsable por haberlo hecho) .
4. Historia y Discurso
Podemos mencionarles dos sistemas de Enunciación:
Historia: en este sistema se presentan una serie de acontecimientos reales o ficticios por medio del lenguaje, sobre todo escrito. Se da
un empleo exclusivo de la 3era persona y los tiempos verbales empleados son el imperfecto, el indefinido y el pluscuamperfecto. Se
caracteriza por la objetividad, parecería que nadie habla, que los acontecimientos se narran a sí mismos, no hay deícticos. Nadie
habla. No tenemos que preguntarnos quién habla, qué, cuándo, para percibir su significación
Discurso: en este sistema la lengua es asumida por el hombre que habla, es el lugar de construcción de un sujeto. Se enuncia en
1era persona y por lo tanto, del otro lado se construye el tú. Se emplean deícticos: indicadores pronominales, demostrativos y
adverbios. Los tiempos verbales empleados son el presente, el pretérito perfecto y el futuro. Se caracteriza por la subjetividad, el uso
de Yo y el tiempo presente. Por contraposición al sistema anterior siempre existe alguien que habla y su situación en el acto mismo
No se encuentran en estado puro en ningún texto y podemos encontrar continuas conversiones de un sistema
a otro. Por ejemplo en un relato tipo historia puede haber intervenciones discursivas dentro de él; en una
narración en 1era persona puede momentáneamente incluir un relato tipo historia (descripción, narración) en
5. La Enunciación y el Tiempo
Ahora sí podemos distinguir 3 clases diferentes de tiempo:
1- Físico: es un continuo uniforme, infinito, lineal, segmentable a voluntad. Tiene una duración variable que el
2- Crónico: es el tiempo de los acontecimientos que engloba nuestra vida como sucesión de aconteceres. Es la
continuidad donde se disponen en serie los acontecimientos; éstos están en el tiempo. Es bidireccional: se puede
recorrerlo en dos direcciones: desde pasado hacia el presente y viceversa. Es el tiempo del calendario, tiempo
socializado: día / noche, trayecto visible del sol, fases de la luna, movimiento de las mareas, estaciones, etc. En
c) mensurativa: mide los intervalos de tiempo, son unidades de medida: día, mes, año, hora, minuto. Estos
puntos de referencia dan la posición de los acontecimientos y definen nuestra situación con respecto a dichos
acontecimientos. Nos dicen dónde estamos, cuál es nuestro lugar. Las categorías de tiempo están vacías de
temporalidad, se asimilan a los números. El calendario es exterior al tiempo, nada dice del tiempo sino por
3- Lingüístico: es por la lengua como se manifiesta la experiencia humana del tiempo., es decir que está ligado
al ejercicio de la palabra.. Es irreductible al tiempo crónico y al físico. El presente es el eje axial , el eje de
referencia, de la instancia de la palabra, se reinventa cada vez que el sujeto habla porque es un momento nuevo,
no vivido aún. A partir del presente podemos movernos hacia el pasado o hacia el futuro. El presente es factor
Con este apunte terminamos una aproximación teórica al tema de Enunciación tal como la enfoca E.
Con las Actividades propuestas tendrán la oportunidad de llevarla a la práctica y concretar un análisis en el que
(Universidad de Barcelona)
Resumen
Abstract
Fundación de la disciplina
Sócrates.- Pero dime a continuación todavía una cosa: ¿cuál es, para nosotros,
la función que tienen los nombres y cuál decimos que es su hermoso
resultado?
Crátilo.- Creo que enseñar, Sócrates. Y esto es muy simple: el que conoce los
nombres, conoce también las cosas.
Estas palabras delimitan el último episodio del debate y su razón última. La razón es
discernir la capacidad de los nombres para conocer la realidad. Este enunciado es
diferente del que se plantea al principio del diálogo, en los conocidos términos de
naturalidad o convencionalidad de los nombres (383-384c):
Hermógenes.- Sócrates, aquí Crátilo afirma que cada uno de los seres tiene
el nombre exacto por naturaleza. No que sea éste el nombre que imponen
algunos llegando a un acuerdo para nombrar y asignándole una fracción de su
propia lengua, sino que todos los hombres, tanto griegos como bárbaros,
tienen la misma exactitud en sus nombres. […] Pues bien, Sócrates, yo, pese
a haber dialogado a menudo con éste y con muchos otros, no soy capaz de
creerme que la exactitud de un nombre sea otra cosa que pacto y consenso.
Con éste ágil intercambio de palabras comienza el diálogo de los tres personajes,
Crátilo, Hermógenes y Sócrates. Es el primer apunte de un dilatado debate sobre la
naturaleza del lenguaje. Crátilo inaugura un capítulo mítico y apasionante en la
historia de la lingüística. Y desarrolla con múltiples detalles los argumentos del
mimetismo fonético y de la etimología. Sin embargo, el debate no lleva a ninguna
conclusión clara sobre la pregunta de la justeza de los nombres. Y los participantes
se despiden con el acuerdo de continuar la indagación por otras vías.
Para iniciar nuestro estudio, hemos consultado las opiniones de dos obras
fundamentales de la historia de la lingüística. Son las de V. Thomsen y H. Arens.
Vilhelm Thomsen es el fundador en 1902 de la disciplina, con Historia de la
Lingüística; una exposición concisa (Laborda 2009a). En ella aporta con una
redacción sucinta la matriz de etapas, obras y asuntos. E incorpora el
diálogo Crátilo al programa de la disciplina. El primer tópico que recoge Thomsen de
la filosofía es el debate sobre la naturaleza del signo lingüístico en el Crátilo.
Reproducimos aquí la breve exposición de Thomsen sobre la obra.
La elección de este debate sobre la teoría del signo ha sido un éxito. Se trata de un
mérito más de Thomsen. Es un tópico que figura en todos los manuales de historia
de la lingüística. Sin embargo es inusual que las obras posteriores a la de Thomsen
concluyan de un modo tan crítico sobre el sentido del diálogo platónico como lo hace
el maestro en sus conclusiones.
Arens se muestra tan crítico como Thomsen. Pero también distingue dos méritos de
consolación en el diálogo. Son la “constatación de la complejidad” de las palabras y,
al mismo tiempo, el hecho de que los personajes reconozcan implícitamente la
incapacidad para distinguir sus elementos.
En definitiva, Robins aduce como balance los siguientes aspectos. Considera que, por
una parte, es censurable que el debate no conduzca “a ninguna conclusión definitiva”
(p. 28). Pero también valora como muy productivo el efecto de la discusión, en el
sentido de que animara en su momento a estudiar la lengua. Al leer las palabras de
Robins captamos el sentido de su juicio, tal como se expresa en este pasaje:
De este modo Robins elogia el papel del diálogo en su influyente obra de 1967. Si
expresamos su dictamen con la libertad de la analogía, cabría decir que el Crátilo es
una luz incierta y engañosa en algunos de sus efectos. Pero tiene una función cenital
y central sobre lo que considera una investigación lingüística relevante. El interés de
esta interpretación es mayor si se contrasta con aquella tan lacónica que el mismo
historiador daba en su obra anterior, la de 1951, Ancient and mediaeval gramatical
theory in Europe. La comparación de estas dos interpretaciones es una ocasión
singular para la historiografía. Pone de relieve el cambio de paradigma en muy poco
tiempo –tres lustros– de un mismo autor, aquel que ha llegado a ser la referencia en
historia de la lingüística. Muestra el paso del paradigma de la neogramática al del
estructuralismo y ejemplifica un campo de estudio muy útil para el conocimiento de
la doxografía histórica.
a) Tradición sofística del debate.- “La gran cuestión debatida entre los sofistas y
los filósofos antiguos –que seguirá siendo de actualidad hasta la escolástica
medieval– consiste en saber si el lenguaje ha sido creado por naturaleza o es
resultado de una convención”.
Estos cinco rasgos componen un guión que se asume en las obras posteriores al
precursor Leroy. Aparece también en el manual de Robins, como se ha visto, si bien
sus argumentos están diseminados en diversos pasajes del libro, lo cual dificulta la
distinción de su unidad como discurso. En Leroy se lee todo ello de un modo
inequívoco en un solo párrafo.
El empeño de los historiadores se centra en los tres últimos rasgos, que son el
virtuosismo expositivo, la interpretación y el valor de la obra. El resultado es desigual,
porque donde más se aplican los lingüistas es en la capacidad expositiva de Platón.
Se ocupan con entrega del detalle de la argumentación sobre la mímesis sonora o
simbolismo fonético y sobre la etimología, pues en este campo los comentaristas se
sienten en su exclusivo dominio. Además de R. H. Robins, al que ya hemos hecho
mención, nos referimos a Milka Ivic (1965:17), Marc Baratain y Françoise Desbordes
(1981:13-18), Even Hovdhaugen (1982:21-31), Jesús Tuson (1982:16-19), Max
Figueroa (1987:24-32), Daniele Gambara (1989:79ss), Roy Harris y Talbot J. Taylor
(1989:1-19), Bertil Malmberg (1991:57-65) y Vivien Law (2003:20).[4]
En esta revisión hemos señalado las interpretaciones de los autores que han ejercido
liderazgo en la historiografía lingüística, V. Thomsen, H. Arens, M. Leroy y R. H.
Robins. Y hemos señalado su correspondencia con las etapas fundacional y
axiomática. Pero el Crátilo no sólo ha sido objeto de estudio por parte de lingüistas,
porque también y especialmente ha captado la atención de los filósofos.
La perspectiva filosófica
Mucho más cerca de nuestro tiempo, la obra de Steinthal (1863) es una referencia
fundamental en el siglo XIX. Como es sabido, el interés de los filósofos por
el Cratilo ha continuado hasta la actualidad con un vigor inusitado. Es elocuente a
este respecto el inventario de H. Cherniss (1959:75-9) de las monografías sobre el
diálogo platónico aparecidas a mediados del siglo XX. Pues bien, Cherniss reseña
treinta y cuatro estudios de primer orden, que se publicaron en revistas y colecciones
de filosofía entre los años 1950 y 1957. [6]
Esta abundante producción es congruente con diversidad de puntos de vista entre
los investigadores. Y proclama que el debate sobre el sentido del diálogo es
apasionante porque sigue abierto. No obstante, si tomamos en consideración obras
a partir del último cuarto de siglo (Weingartner 1973, Li 1979, Soulez 1991, Barney
2001, Dixsaut 2003), cabe apreciar unos puntos en común muy significativos.
Crátilo no es el único diálogo que trata del lenguaje. Pero sí es el único que lo
considera como problema para el conocimiento.
Estos son los tres puntos de acuerdo entre los historiadores de la filosofía. Sin
embargo ello no evita otras cuestiones controvertidas. De la cuarentena de diálogos
de Platón, ¿cuáles son los que forman con Crátilo una unidad doctrinal? Por la época
de redacción, Crátilo se incluye entre los escritos de transición de la juventud a la
madurez. Si en la primera se ha ocupado de temas de ética, en esta otra trata del
conocimiento como recuerdo o reminiscencia y de la filosofía del lenguaje. Se suele
atribuir a esa época Gorgias, Eutidemo o Crátilo, entre otros títulos.
Pero los historiógrafos difieren no sólo en la adscripción de las obras a cada una de
las cuatro épocas, sino también en la vinculación de otros diálogos al Crátilo[7].
Hagamos mención aquí a las contribuciones al debate que han formulado M. Dixsaut,
R. Weingartner y A. Soulez. Para Monique Dixsaut (2003:52-62) la continuidad de
éste se halla en el Eutidemo, un diálogo de la misma época y de un sentido también
ambiguo que trata de las aporías del lenguaje. Eutidemo es una crítica de la erística
o arte sofístico del debate como arma de imposición de una postura.
El programa de Platón
Los lingüistas suelen estar advertidos de las interpretaciones que se forman los
filósofos sobre el diálogo de Platón. Sin duda reconocen en el análisis de los filósofos
la grandeza de su perspectiva, que resulta extensa y específica y que está
proporcionada a la figura y la producción de Platón. No obstante, este magisterio
historiográfico resulta tan amplio y copioso que supera los propósitos de la lingüística
y llega a parecer poco significativo. A esta dificultad se ha de añadir una paradoja y
un dilema.
Ahora bien, si se acepta esta postura en la lingüística, se debe escoger entre dos
opciones. Cabe prescindir del diálogo y suprimir así este capítulo tradicional en su
historiografía. Se reconocería así que el Crátilo es un mito. También se puede
introducir un giro en el análisis lingüístico al asumir el procedimiento contextual de
la filosofía. El análisis contextual comporta en este caso reconocer la unidad de los
diálogos platónicos y examinar con cuidado el trasfondo histórico de la sofística. Y en
ello consiste el dilema, que plantea un escenario difícil pues cualquiera de las
opciones comporta un cambio grande de orientación.
Law corrobora que la rectitud de los nombres tiene aquí un papel secundario en la
búsqueda del conocimiento. Y acaba el párrafo con una sentencia taxativa:
“Language no longer interests him”, refiriéndose a Platón. Si está en lo cierto como
parece, ¿por qué le dedicó el filósofo tanto espacio? Para responder este interrogante
recogemos la escueta y certera explicación del Weingartner (1973:8), con la que
presenta precisamente la tesis de su monografía.
Para agotar el debate y desestimar la cuestión del lenguaje, el diálogo plantea una
conclusión inesperada. Como sostiene Dixsaut (2003:51), “la conclusion
du Cratyle est qu’il faut partir des choses et non pas des noms”. El modelo platónico
concibe la realidad como una correspondencia entre las cosas y las esencias
inteligibles. Y extrae dos consecuencias. Es posible el conocimiento de las cosas sin
los nombres pero no sin logos. Y el conocimiento de la realidad permite conocer luego
la realidad de los nombres. “C’est pourquoi –añade Dixsaut– il faut non seulement
partir des choses (et non des images ou des mots) mais comprendre que seul le
savoir de la chose –savoir élaboré par le discours rationnel– permet d’apprécier la
rectitude de l’image, donc la justesse des noms.”
El Crátilo de Platón elimina, por lo demás, la tesis del νόμω (como también la
tesis del φύσει); el auténtico resultado de este diálogo es que el problema del
lenguaje no puede ser planteado desde el punto de vista causal.
La crítica de Platón a sus coetáneos fue frontal. Juzgó el sentido de la sofística como
un repliegue, una clausura en torno al discurso. Vituperó una filosofía empequeñecida
por intereses en el léxico y la sintaxis, en los argumentos verosímiles y
espectaculares, en las apelaciones a relatos y las pulsiones emotivas. Y en ese punto
intervino la escritura platónica con el diálogo Crátilo para remover la filosofía del
lenguaje.
Se tiene este mítico diálogo de Crátilo como uno de los de más difícil interpretación
de la producción de Platón. Las tesis naturalista y convencionalista están perfiladas
con claridad. Y la extensa exposición de ejemplos sugiere el aprecio de Platón por la
etimología. Pero el tono ambiguo y moderadamente humorístico de Sócrates sugiere
al lector moderno que Platón está desacreditando la vía del lenguaje para el
conocimiento de la realidad.
Plato would hardly have labeled himself a linguist and should probably not be
regarded as a linguist. Yet he deserves the ample space I have given him in a
history of linguistic. Through his writings we get the first glimpse of the very
foundations of our discipline and also the first formulations of problems that
have been in the focus of linguists ever since. (1982:31)
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