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PERSONAS MORALES DECLARADAS EN QUIEBRA

 Deben presentar copia certificada de la sentencia dictada en concurso


mercantil, así como del auto que la declare ejecutoriada.

 Pueden realizar el trámite a través de la persona física que tenga


carácter de Síndico. Esta persona debe acreditar sus facultades
presentando copia certificada del nombramiento y de la aceptación del
cargo del síndico, acordados por el juez de la causa.
CAPÍTULO 6. SUSPENSIÓN DE PAGOS Y QUIEBRA
CONCEPTO DE SUSPENSIÓN DE PAGOS

La suspensión de pagos es una situación jurídica a que toda persona física o moral tiene derecho,
antes de que se le declare en quiebra. La persona de que se trate podrá solicitar que se le
constituya un estado de suspensión de pagos y que se convoque a sus acreedores para celebrar
un convenio general preventivo para tratar de evitar la quiebra.

El comerciante, sociedad mercantil, que solicite se le declare en suspensión de pagos, deberá


presentar su demanda ante el Juez de Distrito o Juez de Primera Instancia competentes, con
cuantos documentos, datos y requisitos se exigen también para la declaración de la quiebra.

ASPECTOS LEGALES

Las disposiciones legales para la suspensión de pagos y la quiebra, están contenidas en la Ley de
Quiebras y Suspensión de Pagos, publicada el 20 de abril de 1943, y sus modificaciones.

Causa de la Suspensión de Pagos

Cuando un negocio presenta escases de recursos para hacer frente a una obligación puede llegar
a la suspensión de pagos, que es el sobreseimiento provisional en el pago de los créditos que ha
reconocido; o la quiebra, que constituye el sobreseimiento general. Posiblemente el negocio cuente
con bienes suficientes para cubrir todas sus obligaciones; pero la falta de liquidez en un momento
dado lo obliga a seguir este camino, para reorganizarse financieramente y poder salir avante en el
cumplimiento de sus obligaciones; en caso de no lograrlo; tendría que llegar a la quiebra.

Declaración de la Suspensión de Pagos

La suspensión de pagos debe promoverse mediante solicitud escrita al juez, quien el mismo día, o
a más al siguiente de la presentación de la demanda, dictará sentencia declarando la suspensión
de pagos, después de comprobar que la demanda y la preposición del convenio con los acreedores
reúne las condiciones legales.

En la solicitud de suspensión de pagos que se presente, deben exponerse los motivos que obligan
a la referida suspensión, y a ella se acompañan: El estado de situación financiera, relación con el
nombre, domicilio y monto de los deudores y acreedores del negocio; los estados de resultados de
la empresa por los cinco últimos periodos; descripción valorada de todos los bienes inmuebles,
muebles títulos-valores, inventarios y cualesquiera otros derechos, así como una valorización
conjunta y razonada de la empresa.

También deben acompañarse a la demanda, la preposición de convenio preventivo que la empresa


haga a sus acreedores.

Al ser declarada la suspensión de pagos, debe nombrarse al síndico que realizará las operaciones
propias de su encargo y convocará a junta a los acreedores para el reconocimiento de sus créditos.

ELEMENTOS
Los elementos de la suspensión de pagos son los siguientes:

a) Persona física o moral (sociedad mercantil).

b) El síndico.

c) El convenio.

d) Los acreedores.

e) El juez competente.

El síndico

Es la persona encargada de vigilar la suspensión de pagos y la sentencia del juez. Este es


nombrado por la Cámara de Comercio o Industria a la cual pertenece la persona física o sociedad
mercantil, pudiendo ser nombrado, también, por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Facultades del Síndico

El síndico tendrá los siguientes derechos y obligaciones

a) Practicar el inventario, comprobarlo o rectificarlo en su caso, en un plazo que no exceda de


quince días, respecto a la exactitud de los activos y pasivos presentados por el solicitante; así
como la verificación de la relación de los deudores y acreedores, especialmente en cuanto a la
naturaleza y monto de sus deudas y obligaciones pendientes.

b) Controlar el efectivo, vigilar la contabilidad y todas las operaciones que efectúe el suspenso,
pudiendo oponerse a la realización de cualquier acto que perjudique a los acreedores. En caso de
inconformidad del suspenso, el juez debe resolver.

c) Comunicar al juez cualquier irregularidad que advierta en los asuntos del deudor.

d) Rendir un informe sobre el estado de la negociación, que comprenda todos los datos y que
pueda ilustrar a los acreedores respecto al convenio propuesto, y sobre la conducta del deudor.
Este informe debe presentarse al juez, por lo menos tres días antes de la celebración de la junta,
para que los acreedores puedan enterarse de él.

e) En general, tiene los derechos y obligaciones del síndico en la quiebra.

El convenio

Generalmente el convenio de pago, consiste en una quita, o bien en una espera, o también, en una
quita y una espera, observando:

1°. El pago de contado no podrá implicar una quita mayor del 65%.

2°. La espera no mayor de dos años y en el pago de una quita no mayor del 55%.

3°. Para lograr el convenio de pago, se requiere de ciertos por cientos de aceptación de los
acreedores.
4°. El convenio de pago, deberá ser fundado, razonado y desde luego, tener una vialidad
financiera, para que los acreedores y el juez lo acepten.

Los acreedores

La junta de acreedores, órgano y elemento que acepta el convenio de pago, a través de una
votación, se encarga de vigilar el estado de la suspensión de pagos, a través de los informes que
rinde periódicamente el síndico, informes que incluyen todos los datos que puedan ilustrar a los
acreedores, sobre el convenio y sobre todo de la conducta de deudor, persona física o moral
(sociedad mercantil).

El juez

Presentada la demanda de suspensión de pagos, el juez competente, dictará sentencia el mismo


día, o bien, o más tardar el día siguiente, declarando la suspensión de pagos, cuando haya
comprobado que la demanda y la preposición de convenio reúnan los requisitos que establecen la
ley de Quiebras y Suspensión de Pagos.

El juez nombrará al síndico de la suspensión de pagos a quien le manda una orden de realización
de operaciones propias del cargo, así como la orden de emplazamiento de los acreedores, la
convocatoria de la junta correspondiente, la inscripción de la sentencia, etcétera.

BENEFICIOS

a) Evita la declaración de quiebra.

b) No se pierde la administración de la sociedad mercantil.

c) La suspensión de pagos concluye, cuando la sociedad pueda pagar.

d) Se otorga una moratoria forzosa de pagos, que obliga a todos los acreedores, mientras dure el
procedimiento.

e) Ningún crédito constituido con anterioridad podrá ser exigido al deudor, ni éste podrá pagarlo,
quedando por lo tanto, en suspenso.

La suspensión de pagos otorga a la persona física o moral (sociedad mercantil) una oportunidad
para que, durante el tiempo de la suspensión ésta liquide sus obligaciones compromisos y pasivos,
concediendo una moratoria forzosa que deben entregarle sus acreedores desde el momento de la
sentencia de declaración de convenio de pago.

Durante el procedimiento, el deudor puede conservar la administración de los bienes y activos de la


sociedad, y continuar las operaciones ordinarias de su empresa, bajo la vigilancia del síndico.

Terminación de la Suspensión de Pagos

En cualquier tiempo, ante la celebración de la junta para el reconocimiento de créditos, el juez


podrá declarar concluido el procedimiento de suspensión, si el deudor manifiesta su capacidad de
reanudar el cumplimiento de sus obligaciones. En este caso, el deudor podrá volver a pedir el
beneficio de la suspensión en el plazo de un año, después de la fecha en que se hubiere acogido
previamente a tal beneficio.
Cumplido el convenio con los acreedores, el síndico le informará al juez y se establecerá el
procedimiento para levantar la suspensión de pagos. Si el convenio con los acreedores no se
cumple, se solicitará y declarará la quiebra del suspenso.

CONCEPTO DE QUIEBRA

La quiebra es una institución mercantil, mediante la cual un comerciante persona física o moral,
cesa el pago de sus obligaciones y compromisos, motivado por un estado de insolvencia
permanente.

La quiebra tiene el principal propósito del apoderamiento del activo del deudor insolvente, a fin de
convertirlo en dinero y aplicarlo al pago de los créditos garantizados, de los que se tengan prioridad
y en la medida en que un tribunal lo determine, al resto de los créditos ordinarios y comunes.

Desde el punto de vista jurídico, es un método legal de suspensión de pagos para la acumulación y
liquidación de los bienes de un deudor insolvente, cuyos productos se distribuyen de acuerdo con
la graduación que al efecto se hagan entre los acreedores. La quiebra de una empresa sugiere
desde la imposibilidad de realizar ganancias hasta el despilfarro de los recursos, lo que origina
problemas financieros que terminan en la “bancarrota” y disolución de la sociedad.

Para satisfacer los intereses del conflicto, el Tribunal Federal designa un síndico, quien asume la
dirección de la empresa y procura, si es posible, arreglo con los acreedores que permitan la
reorganización de la empresa. De no ser esto viable se llegará a la quiebra.

La intervención del síndico puede ser voluntaria u obligatoria, según se le designe a petición de la
empresa o de sus acreedores o socios

Causas de la Quiebra

De acuerdo con la Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos se presumirá, salvo prueba en


contrario, que el comerciante (persona física o moral) cesó sus pagos, en los siguientes casos y en
cualesquiera otros de naturaleza análoga:

a) Incumplimiento general en el pago de su obligaciones liquidas y vencidas.

b) Existencia o insuficiencia de bienes en que trabar ejecución al practicarse un embargo por


incumplimiento de una obligación, o al ejecutarse una sentencia basada en autoridad de una cosa
juzgada.

c) Ocultación o ausencia del comerciante, sin dejar al frente de su empresa alguien que legalmente
pueda cumplir con sus obligaciones.

d) En iguales circunstancias que le punto anterior, el cierre de los locales de su empresa.

e) La cesión de sus bienes en favor de sus acreedores.

f) Acudir a expedientes ruinosos, fraudulentos o ficticios para atender o dejar de cumplir sus
obligaciones.

g) Pedir su declaración de quiebra.

h) Solicitar la suspensión de pagos y no proceder ésta, o si concedida ésta no se concluyó un


convenio con los acreedores.
i) Incumplimiento de las obligaciones contraídas en convenio hecho por la suspensión de pagos.

La quiebra de una sociedad determina que, cuando lo socios son ilimitadamente responsables,
sociedad colectiva o comanditados, para todos los efectos sean considerados como quebrados.
Sin embargo, la quiebra de uno o más socios no produce por sí sola la de la sociedad.

Declaración de la Quiebra

La declaración de quiebra procede de oficio en los casos citados, o a solicitud escrita del
comerciante, de uno o varios de sus acreedores, o del ministerio público.

La demanda de la quiebra debe acompañarse de:

a) Los libros de contabilidad obligatorios y, en su caso, los optativos.

b) Balances y estado de resultados por los últimos cinco años.

c) Relación que muestre nombres y domicilios de acreedores y deudores, la naturaleza y monto de


sus deudas y obligaciones pendientes.

d) Relación detallada de todos los bienes y derechos.

e) Estado pro forma de realización y liquidación que la ley llama “valorización conjunta y razonada
de su empresa”.

f) Copia de la escritura social.

Al ser declarada la quiebra se nombrará al síndico y al Intervención que representa a los


acreedores. Se cita a éstos convocándolos a junta para reconocimiento, rectificación y graduación
de sus créditos; se ordena anotarla en el Registro Público donde se hubiere inscrito la sociedad o
en el de la residencia del juez competente y en los de comercio y de la propiedad de las
localidades donde se hubieren inscrito o existiesen bienes o establecimientos del quebrado.

El juez que haya declarado la quiebra está facultado para:

a) Dirigir y vigilar las gestiones de la quiebra además de sus operaciones. Realizar todos los actos
necesarios para autorizar la ocupación de los bienes, libros y documentos del quebrado, su
examen y aseguramiento.

b) Designar y renovar, en su caso, al personal y profesionales en interés de la quiebra.

c) Facultar al síndico para el ejercicio, transacción o desistimiento de acciones o de hechos, que no


excedan a los de la conservación y administración; y a removerle de oficio o a petición de parte, si
hubiere razón fundada.

CLASES DE QUIEBRA

La ley distingue tres clases de quiebra, que son: fortuita, culpable y fraudulenta.

La quiebra fortuita es originada por una insolvencia que proviene de infortunios casuales e
inevitables en la orden regular y prudente de una buena administración, que reducen al capital a
una cantidad tal que tenga que cesar sus pagos.
La quiebra culpable proviene de la insolvencia que surge por imprudencia o negligencia del
administrador, pero sin que se haya tenido el ánimo de defraudar a los acreedores. La ley señala
como circunstancias que califican de culpable la quiebra, las siguientes:

a) Si los gastos domésticos o personales del comerciante hubieren sido excesivos y


desproporcionados en relación con sus posibilidades personales;

b) Si hubiere perdido sumas con desproporción a sus posibilidades.

c) Si hubiere experimentado pérdidas como consecuencia de compras, de ventas o de otras


operaciones realizadas para dilatar la quiebra;

d) Si dentro del periodo de retroacción de la quiebra hubiere enajenado con pérdida o por lo menos
del precio corriente, efectos comprados a crédito y que todavía estuvieren debiendo;

e) Si los gastos de su empresa son mayores de lo debido, atendiendo su capital, movimiento y


demás circunstancias análogas.

También se considerará quiebra culpable, salvo prueba en contrario, la del comerciante que:

a) No hubiere llevado su contabilidad con los requisitos exigidos por el código o que llevándolos
haya incurrido en ella una falta que hubiese causado perjuicio a terceros;

b) No hubiere hecho su manifestación de quiebra en los tres días siguientes al señalado como el
de su cesación de pagos;

c) Omitiere la presentación de los documentos que la Ley de Quiebras o Suspensión de Pagos


dispone en la forma, casos y plazos señalados.

La quiebra fraudulenta es producida por la insolvencia originada por actos u operaciones dolosas,
señalando la ley que se le reputará como tal al comerciante que:

a) Se alce con todo o parte de sus bienes, o fraudulentamente realice, antes de la declaración, con
posterioridad a la fecha de retroacción o durante la quiebra, actos u operaciones que aumenten su
pasivo o disminuyan su activo;

b) No llevaren todos los libros de contabilidad, o los alterare, falsificare o destruyere en términos de
hacer imposible deducir la verdadera situación;

c) Con posterioridad a la fecha de retroacción favoreciere a algún acreedor haciéndole pagos o


concediéndole garantías o preferencias que éste no tuviera derecho a obtener.

SANCIONES

A los comerciantes declarados en quiebra calificada como culpable se les impondrá la pena de uno
a cuatro años de prisión.

A los comerciantes declarados en quiebra fraudulenta se les impondrá la pena de cinco a diez años
de prisión y multa, que podrá ser hasta del 10% del pasivo.

Los comerciantes y demás personas reconocidas culpables de quiebra culpable o fraudulenta,


podrán ser condenados a no ejercer el comercio hasta por el tiempo que dure la condena principal
y a no ejercer los cargos de administración o representación de ninguna clase de sociedades
mercantiles durante el mismo tiempo.

Cuando la quiebra de una sociedad fuera calificada culpable o fraudulenta, la responsabilidad


recae sobre los directores, administradores o liquidadores de la misma que resulten responsables
de los actos que califican la quiebra.

MASA DE LA QUIEBRA

La masa de la quiebra se integra por todos los bienes del quebrado y por todos los demás que
adquiera desde la fecha de la declaración judicial de la quiebra hasta su terminación, con
excepción de los siguientes:

a) Los derechos estrictamente relacionados con la persona, como son los relativos al estado civil o
político, aunque indirectamente tengan un contenido primordial;

b) Los bienes que legalmente constituyan el patrimonio familiar;

c) Los derechos sobre los bienes ajenos que no sean transmisibles por su naturaleza o para su
transmisión sea necesario el consentimiento del dueño;

d) Las ganancias que el quebrado obtenga después de la declaración de la quiebra por el ejercicio
de actividades personales; el juez podrá limitar al exclusión, tomando en cuenta las necesidades
del quebrado y de su familia;

e) Las pensiones alimenticias, dentro de los limites que el juez señale;

Los que sean legalmente inembargables, con las excepciones exigidas por el carácter universal del
procedimiento de quiebra y con las limitaciones que el juez estime necesarias

Administración de la Quiebra

La administración y vigilancia corresponde al juez, quien la ejerce por medio del síndico, el que a
su vez debe tomar las medidas necesarias para la conservación de los bienes y los derechos y
acciones que corresponden a la masa de los bienes, así como para su realización y liquidación.

El síndico debe hacer todos los gastos normales para la conservación y reparación de los bienes
del quebrado, y efectuará todos los actos indispensables a efecto de conservar los bienes y
derechos con objeto de evitar perjuicios a la masa; depositará el dinero recogido de la ocupación
de la empresa, el de la venta de los bienes y los provenientes de cualquier otra operación
concerniente a la empresa. Conservará las cantidades de efectivo indispensables para los gastos
ordinarios o extraordinarios que autorice el juez.

Mediante la autorización del juez, el síndico procederá a la venta inmediata de aquellos bienes que
no pueden conservarse sin que se deterioren, echen a perder o estén expuestos a grave
disminución de su precio.

A preposición del propio síndico, el juez resolverá sobre la convivencia de continuar


provisionalmente la empresa del quebrado. Esta continuación se decidirá siempre que una
interrupción pueda ocasionar grave daño a elementos que la integren y, en general siempre que del
informe del síndico y de los peritos se deduzca la viabilidad de la empresa y la utilidad social de su
conservación.
En caso de que el síndico no hubiere tomado posesión, el juez designará un depositario judicial
que realizará las operaciones mencionadas hasta que el síndico ocupe el cargo.

OPERACIONES DE LA QUIEBRA

La primera etapa de las operaciones de la quiebra es el mandamiento de asegurar y dar posesión


al síndico de todos los bienes y derechos.

En virtud de la sentencia de declaración de quiebra y de acuerdo con lo dispuesto anteriormente,


se procederá a la ocupación de los bienes, documentos y papeles del quebrado.

La segunda etapa de las operaciones de la quiebra es la formación del inventario y del balance, y
para esto, el síndico deberá iniciar el inventario de los bienes ocupados a más tardar dentro de los
tres días siguientes al de su toma de posesión.

El inventario se hará mediante la relación y descripción de todos los bienes muebles o inmuebles,
títulos-valores, de todas clases, géneros de comercio y derechos. Se procurará separar en la
relación los bienes y efectos dedicados al servicio de la empresa y los demás.

La tercera etapa de las operaciones de la quiebra es el avaluó de los bienes ocupados que se
hará, en la medida de lo posible, simultáneamente con la formación del inventario y, en todo caso,
incluido el inventario, dentro de un plazo que fijará el juez y que no podrá ser superior a dos meses.
La evaluación se hará de acuerdo con los usos mercantiles.

La cuarta etapa de las operaciones de la quiebra es la administración de la quiebra.

Corresponderá al síndico:

I. Hacer todos los gastos normales para la conservación y reparación de los bienes de la masa;

II. Efectuar los cobros por créditos del quebrado;

III. Hacer las inscripciones hipotecarias pendientes a favor del quebrado, así como todos aquellos
actos indispensables para la conservación de bienes o derechos para evitar perjuicios a la masa;

IV. Depositar el dinero recogido en la ocupación o en los cobros posteriores por ventas hechas en
ocasión de las enajenaciones realizadas u otras operaciones convenientes de la empresa.

El síndico podrá proceder sin autorización del juez, a la venta inmediata de aquellas cosas que no
pueden conservarse sin que se deterioren o corrompan, o que estén expuestas a una grave
disminución de su precio, o que sean de conservación costosa en comparación a la utilidad que
puedan reportar.

En caso de realizar estas enajenaciones, el síndico deberá hacerlo del conocimiento del juez,
dentro del término de tres días siguientes a la fecha de enajenación, exponiendo las razones que
hubiere tenido para ello.

Firme la sentencia de declaración de quiebra y concluido el reconocimiento de los créditos, el


síndico procederá sin dilación a la enajenación de los bienes comprometidos en la masa. Para ello
propondrá al juez la forma de modos de enajenación. El juez, oyendo a la intervención, resolverá lo
que estime conveniente, de lo que no podrá hacerse alteración sin causa fundada a su juicio.
Orden de preferencia. El juez está obligado a observar la siguiente orden de preferencia en cuanto
a la enajenación del activo, del que podrá apartarse por resolución motivada.

a) Enajenación de la empresa como unidad económica y de destino jurídico de los bienes que la
integra;

b) Si la empresa tuviere varios establecimientos o sucursales, o por la complejidad de su actividad


pudieren hacerse enajenaciones parciales, de conjunto de bienes susceptibles de una explotación
unitaria, se procederá a ello;

c) Enajenación total o parcial de los inventarios continuando al operación de la empresa;

d) Si no fuese posible o conveniente proceder de alguno de los modos anteriores, se enajenarán


aisladamente los diversos bienes que integraban la empresa.

La quinta etapa de las operaciones de la quiebra es el reconocimiento de los créditos. Para el


reconocimiento de los créditos, los acreedores del quebrado que quieren hacer efectivos sus
derechos contra la masa, deberán solicitar el reconocimiento de esos derechos que se hará por el
juez, previo a la junta de acreedores especialmente convocada al efecto.

Para la graduación y preferencia de los créditos, el juez emitirá la sentencia de reconocimiento de


créditos, en la que establecerá el grado y la prelación que se le reconoce a cada crédito.

Los acreedores del quebrado se clasifican en los grados según la naturaleza de sus créditos:

I. Acreedores singularmente privilegiados, que son aquellos cuya pre relación se determinará por el
siguiente orden:

a) Los acreedores por gastos de entierro, si la declaración de quiebra ha tenido lugar después del
fallecimiento.

b) Los gastos de la enfermedad que hayan causado la muerte del deudor común en caso de
quiebra declarada después del fallecimiento.

c) Los salarios del personal de la empresa y de los obreros y empleados cuyos servicios hubiere
utilizado directamente durante el último año de la quiebra.

II. Los acreedores hipotecarios, quienes percibirán sus créditos del producto de los bienes
hipotecados con exclusión absoluta de los demás acreedores y son sujeción a la orden que se
determine con arreglo a las fechas de inscripción de sus títulos.

III. Acreedores con privilegio especial, que son todos los que, según el Código de Comercio o leyes
especiales, tengan un privilegio especial o un derecho de retención. Cobrarán como los
hipotecarios o de acuerdo con la fecha de su crédito si no estuviere sujeto a inscripción, a no ser
que varios de ellos concurriesen sobre una cosa determinada, en cuyo caso se hará la distribución
a prorrata sin distinción de fechas, salvo que las leyes dispusieran lo contrario.

IV. Acreedores comunes por operaciones mercantiles, quienes cobrarán a prorrata, sin distinción
de fecha.

V. Acreedores por obligaciones de derecho común, que cobrarán en la misma forma que los
anteriores.
Los créditos fiscales tendrán el grado y la pre relación que fijen las leyes de la materia. El Código
Fiscal de la Federación señala en el primer párrafo del artículo 149, que los créditos del gobierno
federal provenientes de impuestos, derechos o productos de aprovechamientos son preferentes a
cualesquiera otros, con excepción de los créditos hipotecarios o prendarios, de alimentos, de
salarios o sueldos devengados en el último o de indemnizaciones a los obreros.

La sexta etapa de las operaciones de la quiebra es la distribución del activo, que implica la
determinación de quienes tienen derecho de los activos netos de la quiebra y la fijación de la orden
de pago.

EXTINCIÓN DE LA QUIEBRA

La extinción de la quiebra puede ocurrir de cinco formas, a saber: Por pago, por falta de activo, por
falta de concurrencia de los acreedores, por acuerdo unánime de los acreedores concurrentes y
por convenio.

La extinción de la quiebra por pago concluye, de hecho, si se hubiere efectuado el pago concursal
o íntegro de las obligaciones pendientes y de derecho cuando el juez de la quiebra dictara la
resolución declarada concluida de la quiebra;

Se entiende por pago concursal el realizado en moneda de quiebra, de acuerdo con los
porcentajes que se establezcan.

La extinción de la quiebra por falta de activo procede si en cualquier momento de la quiebra se


probare que el activo es insuficiente, aun para cubrir los gastos ocasionados por ella misma. El
juez, oídos del síndico, la intervención y el quebrado, dictará sentencia declarando concluida la
quiebra, lo que no impide la responsabilidad penal que corresponda.

Los acreedores podrán solicitar la reapertura de la quiebra, si no hubieren transcurrido dos años
desde su cierre, cuando probaren la existencia de bienes. La quiebra se continuara en el punto en
el que se hubiere interrumpido, continuando en sus funciones el síndico y la intervención antes
designados.

Los acreedores del quebrado, posteriormente a la sentencia de conclusión, podrán solicitar el


reconocimiento de sus créditos a no ser que hubieren ocultado los bienes cuya existencia se
pruebe, para sustraerlos de la responsabilidad de la quiebra.

La conclusión de la quiebra por falta de activo produce los efectos civiles y penales de la falta de
pago aun concursal.

La extinción de la quiebra por falta de concurrencia de los acreedores se origina si, concluido el
plazo señalado para la presentación de los acreedores, sólo hubiere concurrido uno de éstos. El
juez, oyendo al síndico y al quebrado, dictará la resolución declarando concluida la quiebra, esta
resolución produce los efectos de la revocación.

La extinción de la quiebra por acuerdo unánime de los acreedores concurrentes se da si el


quebrado probare que en ellos consienten unánimemente los acreedores cuyos créditos hayan
sido reconocidos.

Antes de disponer la conclusión de la quiebra el juez deberá oír a los acreedores concurrentes no
reconocidos, con reclamación pendiente, y resolverá lo que estime conveniente.
Aun antes de que transcurra el plazo para la presentación de los créditos, se podrá concluir la
quiebra sino se conocieren más acreedores que aquellos que consienten en la conclusión.

La extinción de la quiebra por convenio, desde el punto de vista práctico y de conservación de


valores de la empresa, es la forma más importante para concluir la quiebra, en la cual, en cualquier
estado de juicio, terminado el reconocimiento de créditos y antes de la distribución final, el
quebrado y sus acreedores podrán celebrar los convenios que estimen oportunos.

Los convenios entre los acreedores y el quebrado han de ser hechos en junta de acreedores
debidamente constituida. Los pactos particulares entre el quebrado y cualquiera de sus acreedores
serán nulos; el acreedor que los hiciere perderá sus derechos en la quiebra, y el quebrado, por
este solo hecho, será clasificado de culpable, cuando no mereciese ser considerado como
quebrado fraudulento.

Podrán presentar proposiciones para el convenio, el quebrado, la intervención y el síndico.

Firme la sentencia de aprobación del convenio, concluirá la quiebra y cesarán en sus funciones los
órganos de esta. El deudo será puesto en posesión de todos los bienes que integran la masa,
recobrando la plena capacidad de dominio y administración.

Si el deudor después del convenio faltare al cumplimento de lo estipulado, a petición de cualquiera


de sus acreedores el juez ordenará la comparecencia del quebrado, y oídas las partes, dictará la
sentencia rescindiendo o no el convenio. La sentencia ser apelable en el efecto devolutivo.

La rescisión del convenio determinará la reapertura de la quiebra. Además el juez dictará las
medidas oportunas en la misma sentencia de rescisión.

La reapertura de la quiebra por rescisión de convenio produce todos los efectos de la declaración
de quiebra.

EJEMPLO:

La compañía “Los Faroles, S.A.”, se declaró en estado de quiebra el día 30 de julio de 2010, en
ese momento su contabilidad reflejaba los siguientes saldos:

SOLUCIÓN

1er. Paso

Determinar los valores netos en libros:

____________ 1____________

Dep. Acum. De Mobiliario y eq. De ofna. $ 148,000

Dep. Acum. De eq. De fábrica 312,000

Mobiliario y eq. De ofna. $ 148,000

Equipo de fábrica 312,000

Asiento para determinar el valor neto en libros.


Una vez registrado el asiento anterior se elabora el balance general que deberá ser presentado al
Juez de la Quiebra.

2º. Paso

En los libros de la compañía Los Faroles, S.A., se deberá registrar la entrega que se hace de los
bienes al Síndico, de acuerdo con la orden del Juez de la Quiebra:

____________ 2 ____________

Sr. Síndico $ 400,000

Caja y Bancos $ 25,000

Inventarios 260,000

Mobiliario y equipo de oficina 37,000

Equipo de fábrica 78,000

Por la entrega de los activos al síndico de la quiebra.

____________ 3 ____________

Proveedores $ 400,000

Acreedores Diversos 140,000

Sr. Síndico $ 540,000

Por el traspaso de los pasivos al síndico de la quiebra.

3er. Paso

El Síndico deberá registrar en sus libros la recepción de los activos y el traspaso de los pasivos de
la compañía “Los Faroles, S.A.”

____________ 1 ____________

Caja y Bancos $ 25,000

Inventarios 260,000

Mobiliario y Equipo de Oficina 37,000

Equipo de fábrica 78,000

Los Faroles, S.A. $ 400,000

Por la recepción de los activos de la empresa en quiebra.


____________ 2 ____________

Los Faroles, S.A. $ 540,000

Proveedores $ 400,000

Acreedores Diversos 140,000

Por la recepción de los pasivos de la empresa en quiebra.

Una vez que el Síndico registra en sus libros los asientos anteriores, su contabilidad reflejará los
siguientes saldos:

4º. Paso

Venta de Activo.- A continuación se procede a vender el activo y se registran los asientos


correspondientes, para ello suponemos los siguientes precios de realización:

____________ 3 ____________

Caja y Bancos $ 280,000

Inventarios $ 260,000

Resultados por Quiebra 20,000

Registro de la venta de mercancías.

____________ 4 ____________

Caja y Bancos $ 25,000

Resultados por Quiebra 12,000

Mobiliario y Equipo de oficina $ 37,000

Registro de la venta del mobiliario de oficina.

____________ 5 ____________

Caja y Bancos $ 50,000

Resultados por Quiebra 28,000

Equipo de Fábrica $ 78,000

Registro de la venta del equipo de fábrica.

5º. Paso
Gastos de la Quiebra.- Los gastos en que se incurra durante el periodo de la administración de la
Quiebra deberán ser cubiertos por el Síndico y registrados en su contabilidad como sigue:

Suponiendo que se incurrió en gastos por concepto de Sueldos, Arrendamientos, Impuestos, etc.
con un importe de $ 30,000; estos se registran:

____________ 6 ____________

Gastos por Quiebra $ 30,000

Sueldos

Arrendamiento

Impuestos

Etc.

Caja y Bancos $ 30,000

6º. Paso

Estado Final por Quiebra.- Una vez realizado el activo, el síndico procederá a cancelar diversas
cuentas como sigue:

____________ 7 ____________

Resultados por Quiebra $ 30,000

Gastos por Quiebra $ 30,000

Para saldar la cuenta de gastos.

____________ 8 ____________

Los Faroles, S.A. $ 50,000

Resultados por Quiebra $ 50,000

Para saldar la cuenta de Resultados por Quiebra.

____________ 9 ____________

Proveedores $ 400,000

Acreedores Diversos $ 400,000

Pasa saldar la cuenta de Proveedores.

Una vez registrados estos asientos, la contabilidad del Síndico mostrará los siguientes saldos:
7º. Paso

Pago a los Acreedores.- Con el saldo líquido en Caja y Bancos, el Síndico procederá a pagar a los
Acreedores, de acuerdo con el Juez de la Quiebra:

____________ 10 ____________

Acreedores Diversos $ 350,000

Caja y Bancos $ 350,000

Nota: Para liquidar a cada socio, se calculará la parte proporcional que le corresponda del saldo
líquido en Caja y Bancos. Por ejemplo si al acreedor X se le deben $ 50,000; se le liquidarán:

X 50,000 = $ 32,407.40

8º. Paso

Cierre de Libros.- Una vez que se ha realizado la liquidación a los acreedores, el Síndico deberá
proceder a cerrar sus libros de la contabilidad de la empresa en quiebra:

____________ 11 ____________

Acreedores Diversos $ 190,000

Los Faroles, S.A. $ 190,000

Para cerrar los libros del Síndico.

Igualmente. La empresa en quiebra también deberá cerrar sus libros contables:

____________ 4 ____________

Capital Social $ 800,000

Sr. Síndico 140,000

Pérdidas por aplicar $ 940,000

Con estos registros contables tanto los libros del Síndico como los de la empresa Los. Faroles,
S.A., quedarán saldados.

PREGUNTAS DE REPASO

1.- ¿En qué consiste la suspensión de pagos?

2.- Explique brevemente las causas por las que se puede declarar una suspensión de pagos:

3.- Mencione los elementos intervinientes en una suspensión de pagos:

4.- ¿Cuáles son las funciones del Síndico en una suspensión de pagos?
5.- Mencione los beneficios que obtiene una empresa a la cual se le concede la suspensión de
pagos:

6.- ¿En qué cosiste la quiebra de una sociedad mercantil?

7.- Explique brevemente los tipos de quiebra que existen:

8.- ¿Qué es la masa de la quiebra?

9.- Explique cada una de las siete etapas en la operación de una quiebra:

10.- ¿Cuáles son los cinco motivos por los cuáles una quiebra puede extinguirse?

EJERCICIO 1

“La Occidental, S.A.”, se declaró en estado de quiebra el día 25 de Octubre de 2010, en ese
momento su contabilidad reflejaba los siguientes saldos:

El saldo de la cuenta de Proveedores está compuesto de la siguiente forma:

Proveedor X $ 190,000

Proveedor Y 175,000

Proveedor Z 135,000

El saldo de la cuenta de Acreedores Diversos está compuesto de la siguiente forma:

Acreedor A $ 70,000

Acreedor B 38,000

Acreedor C 28,000

Los activos se vendieron en las siguientes cantidades:

SE PIDE:

- Desarrollar los siete pasos en la operación de una Quiebra.

EL NUEVO CONCURSO MERCANTIL EN MÉXICO


*
Rosa María ROJAS VÉRTIZ

SUMARIO: I. Objetivos de la nueva Ley de Concursos Mercantiles. II. Etapas del


concurso mercantil. III. Algunas deficiencias de la Ley de Concursos Mercantiles. IV.
Bibliografía.

El presente estudio tiene como objetivo abordar algunos claroscuros de la nueva Ley
de Concursos Mercantiles (LCM) publicada en el Diario Oficial de la Federación el 12 de
mayo de 2000 y que entró en vigor al día siguiente de su publicación. No es la
intención de este artículo repetir lo que se ha escrito sobre el tema ni numerar los
puntos principales de la LCM. Me concretaré a tratar algunos puntos de importancia a
los que no se les ha prestado suficiente atención hasta el momento.

I. OBJETIVOS DE LA NUEVA LEY DE CONCURSOS MERCANTILES

El origen de la LCM tiene dos finalidades, por un lado, reducir los abusos procesales a
los que se prestaba el procedimiento de la Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos, y,
por otro lado, la introducción de una nueva corriente en el tratamiento a los problemas
de insolvencia en materia mercantil.

El primer punto se logra principalmente con la introducción de varias medidas de


carácter procesal, como son, el acotamiento de los plazos aplicables al procedimiento,
la no acumulación de otros procedimientos y la reducción de las causas de suspensión
del procedimiento, entre otros. Otra medida importante para lograr dicho objetivo fue
la creación del Instituto Federal de Especialistas de Concursos Mercantiles (Ifecom), el
cual está encargado de la supervisión y hasta cierto punto del control del
procedimiento de concurso, a través de sus especialistas, evitando que el control del
procedimiento quede enteramente en manos del comerciante como sucedía con la
suspensión de pagos conforme a la ley abrogada.

El segundo punto, es decir, la nueva corriente en el tratamiento de la insolvencia


mercantil, se ha desarrollado en mayor medida en los países de derecho anglosajón, y
es inherente al sistema económico imperante en la mayoría de dichos países. Esta
corriente parte de que el sistema de mercado libre incentiva la asunción de riesgos, es
decir, la participación en negocios y productos nuevos, la creatividad, o como se diría
en países de lengua inglesa, a los entrepreneurs, lo que tiene como consecuencia
natural la posibilidad de que el negocio nuevo no funcione como se esperaba y, por lo
tanto, fracase. Sin embargo, de lo que se trata es de distinguir los casos en los que el
concurso se derive de malos manejos por parte del comerciante, en cuyo caso, un
castigo es adecuado, y los casos en que el fracaso del negocio no se deban a
negligencia o dolo por parte del comerciante. No se debe tratar de la misma manera a
ambos supuestos, sobre todo si se desea incentivar la creatividad y la productividad.
En nuestro país, un concurso mercantil puede ser una mancha que acompañe al
comerciante toda su vida, aun cuando la situación haya estado fuera de su alcance.
Esta corriente anglosajona busca tratar el concurso mercantil ocasionado por causas
ajenas al comerciante, como una posibilidad en el mundo de los negocios, que recibe
un tratamiento especial y que omite todo tipo de represalias y castigos al comerciante.
Dicho tratamiento consiste en buscar primero salvar a la empresa (rescue) para evitar
las pérdidas que una quiebra pudiese traer a sus acreedores y a la sociedad. Si la
quiebra no puede evitarse, se tendrá que desmembrar la empresa para pagar los
montos adeudados a los acreedores del comerciante en la mayor medida posible. Si el
fracaso de la empresa no se debió a un comportamiento doloso o a la negligencia
grave del dueño o del administrador, no tiene que haber consecuencias penales ni
castigos hacia dichas personas. Es un negocio que se termina mediante la distribución
de los bienes del comerciante, persona física o moral, según sea el caso, entre sus
acreedores. Para dichos efectos nos es muy valiosa la figura de responsabilidad
limitada que otorga la Ley General de Sociedades Mercantiles a las sociedades
anónimas y a las sociedades de responsabilidad limitada, conforme a la cual los socios
o accionistas sólo responden hasta el valor de sus aportaciones a la sociedad, motivo
por el cual sus bienes personales no se ven afectados.1 Uno de los objetivos principales
de la responsabilidad limitada en las sociedades fue precisamente incentivar la
participación en los negocios mercantiles. La LCM sólo proporciona un método eficiente
y justo para todas las partes involucradas de terminar con un negocio que ha
fracasado.

II. ETAPAS DEL CONCURSO MERCANTIL

El procedimiento regulado por la LCM se divide en tres partes: la etapa anterior al


concurso, la conciliación y la quiebra. La primera etapa es imprescindible, la segunda y
la tercera pueden ser alternativas.

El procedimiento es dirigido por un juez de distrito con jurisdicción en el domicilio del


comerciante, y cada una de las etapas tiene a su cargo a un especialista del Ifecom, la
primera requiere de la intervención de un visitador, la segunda de un conciliador y la
tercera de un síndico.

El objetivo de la primera etapa es determinar si se cumplen los supuestos para la


declaración del concurso mercantil. Se inicia con una demanda o solicitud de concurso
que pueden presentar ante el juez el comerciante, los acreedores o el Ministerio
Público. El juez ordena al Ifecom la designación de un visitador que en un periodo de
15 a 30 días debe rendir un dictamen sobre la situación de la empresa del
comerciante. Se da un periodo al comerciante para contestar la demanda, y un periodo
para alegatos. En caso de que se considere procedente la declaración del concurso, el
juez dicta la sentencia de declaración de concurso mercantil, con la que se inicia la
etapa de conciliación. La primera etapa no debería de tomar más de un mes y medio.

El objetivo de la segunda etapa es que se logre un acuerdo entre el comerciante y sus


acreedores para evitar llevar al comerciante a la quiebra, acuerdo que se documenta
mediante la firma de un convenio. La duración de esta etapa es de 185 a 365 días, e
inicia con la sentencia de declaración de concurso mercantil.

En el caso de una sociedad, la quiebra, esto es, la tercera etapa, debería de tener
lugar solamente cuando la sociedad no tiene viabilidad económica. El objetivo de una
quiebra debe ser la disolución y liquidación de la sociedad. Dicho proceso conlleva la
distribución de los bienes de la sociedad entre sus acreedores, hasta donde alcance
para pagar las deudas de la sociedad, y después su liquidación. La quiebra, en el caso
de personas físicas, tiene otro tratamiento que merece abordarse por separado. En
este artículo, siempre que me refiera a una empresa o a un comerciante, me estaré
refiriendo al negocio de una sociedad mercantil, excluyendo el caso de las personas
físicas.

Parece que la LCM confunde el deseo de salvar (rescue) a la empresa con la finalidad
de la quiebra. Primero explicaré la teoría detrás del deseo de salvar a la empresa y
después haré la distinción entre dicha teoría y la finalidad de la quiebra.
Cuando una empresa insolvente es viable y, por lo tanto, tiene posibilidades de salir
adelante con un cambio en su estructura, en su administración o mediante
modificaciones a su operación, el objetivo debe ser conservar la empresa,
independientemente del deseo del comerciante.2 La LCM permite que el comerciante de
manera unilateral decida irse a la quiebra, saltándose la etapa de conciliación. Si se va
a pagar un visitador que va a tener aproximadamente un mes para revisar la
contabilidad del comerciante, lo menos que puede hacer el visitador es determinar si la
empresa es viable y si se puede evitar la quiebra. Si el resultado del dictamen es
positivo, el juez debería de seguir con la etapa de conciliación y el conciliador debería
de avocarse a lograr el mejor acuerdo con los acreedores, independientemente del
deseo del comerciante, por los motivos que se señalan a continuación.

Hay que recordar que la insolvencia de una empresa involucra además de los socios o
accionistas de la sociedad, a todos sus acreedores. En un proceso de insolvencia, los
acreedores no son solamente los "acreedores sofisticados", esto es, los bancos o
entidades financieras, sino todas las personas que de una u otra manera han dado
crédito a la sociedad, como son sus empleados, sus proveedores, los mismos
consumidores o clientes, e incluso acreedores involuntarios que nunca contrataron
voluntariamente con la empresa, como puede ser el caso de una persona a quien la
empresa deba pagar daños y perjuicios derivados de responsabilidad civil.

Una sociedad se encuentra en una situación de insolvencia cuando sus pasivos son
superiores a sus activos.3 En otras palabras, en una situación de insolvencia, los bienes
de la sociedad no alcanzan para pagar sus deudas. De ahí que, a grosso modo, todos
los bienes de la sociedad se destinen al pago a los acreedores. Queda claro que no
todas las deudas de los acreedores van a quedar satisfechas, partiendo de que los
bienes de la sociedad no son suficientes para pagarlas, se hace un pago a pro rata a
los acreedores (salvo en el caso de acreedores garantizados que trataré más
adelante). Por lo tanto, se puede afirmar que a partir del momento en que una
empresa entra en un estado de insolvencia, los principales intereses a proteger son los
de los acreedores, si los bienes no alcanzan para pagar las deudas de los acreedores,
menos va a quedar para que los socios o accionistas de la sociedad, que siempre están
al final de la lista, se reembolsen sus aportaciones. De ahí que el manejo que se haga
de los bienes propiedad de una sociedad insolvente, beneficiará o perjudicará
exclusivamente a los acreedores, entonces ¿por qué se va a dejar al arbitrio del
comerciante el determinar si la empresa se debe ir o no a la quiebra?, sobre todo
cuando la empresa sea económicamente viable.

Una vez que ha quedado aclarado el objetivo de salvar a la empresa, hay que
distinguir el momento en que es oportuno hacerlo. La LCM señala constantemente que
uno de los objetivos de la "quiebra" es vender la empresa. Me gustaría saber quien va
a adquirir una empresa que tiene más deudas que bienes, y que, por lo tanto, tiene
números negativos, que además pasó por un año en la etapa de conciliación a cargo
de especialistas que no la han podido sacar adelante, que no fue posible llegar a un
acuerdo con los acreedores de la misma, sus deudas subsisten y sus problemas
también. Salvo por el gobierno federal, que esperemos no siga llevando a cabo ese
tipo de negocios, no parece que pueda haber un comprador.

Cuando una empresa llega a la etapa de quiebra es porque ya no tuvo solución. La


finalidad de la quiebra es liquidar la empresa, se equipara a la liquidación de una
sociedad, el síndico paga las deudas en la medida de lo posible mediante la venta de
los bienes de la sociedad y posteriormente la liquida. Si alguien hubiera estado
interesado en comprar la empresa como una unidad, implica que ese alguien está
interesado en seguir operándola, por lo que la quiebra no tiene lugar. El momento para
tratar de vender la empresa como un todo en operación con el objetivo de lograr las
menores pérdidas posibles es antes de la etapa de conciliación. Recordemos que la
etapa de conciliación inicia con una sentencia que declara el concurso mercantil del
comerciante y que es publicada a nivel nacional. A partir del momento de publicación
de dicha sentencia, la operación de la empresa se puede ver seriamente afectada,
todos los acreedores se pondrán nerviosos para tratar de obtener sus pagos, ni los
consumidores ni los proveedores van a querer seguirle dando créditos, y muy
probablemente van a querer terminar sus contratos con la empresa, la operación de la
empresa se complicará y cada vez será más difícil que la empresa encuentre
inversionistas que quieran asumir un riesgo tan grande, lo que acabará por terminar
con la posibilidad de salvar a la empresa, y lo anterior no se puede evitar: ante la
insolvencia de su deudor, normalmente los acreedores tienen un riesgo muy alto de
perder si no la mayor parte, si una parte importante de sus créditos. Los acreedores
tendrán que ajustarse al procedimiento para tratar de cobrar sus créditos existentes,
pero como se dice coloquialmente ¿quien le va a querer meter más dinero bueno al
malo? De ahí que el momento oportuno para tratar de vender la empresa como un
todo es durante el proceso de visitación, una vez que el visitador determine si la
empresa es viable y si tiene solución, podrá buscar un comprador antes de hacer el
asunto público, y probablemente no se tenga que iniciar la etapa de conciliación, no se
tengan que enterar todos los acreedores, y la noticia llegue al público, no como un
caso de insolvencia, sino como una fusión o una compraventa.

Pasemos ahora a analizar de manera particular algunos de los artículos de la LCM que
merecen comentarios. Por falta de espacio, me limitaré a comentar sólo los casos que
considero más importantes.

III. ALGUNAS DEFICIENCIAS DE LA LEY DE CONCURSOS MERCANTILES

1. Supuestos de insolvencia

Los supuestos establecidos por la LCM para la declaración de un comerciante en


concurso mercantil limitan la posibilidad de declarar a un comerciante en concurso y
tergiversan el significado de concurso mercantil o quiebra. Un comerciante es
insolvente cuando se ve imposibilitado para cumplir con sus obligaciones, y esto se
puede dar por dos motivos: a) porque el monto total de los pasivos de una persona es
mayor al monto total de sus activos, o b) por falta de liquidez. Por lo tanto, es
irrelevante si dicha persona tiene un sólo acreedor o más, si tiene títulos valor o no, si
sus cuentas por cobrar vencen antes o después de 90 días, porque en un caso
determinado un comerciante puede verse en alguno de los supuestos a) o b)
anteriores, aún cuando no cumpla con los requisitos exigidos por la LCM, y vamos a
tener a un comerciante en estado de insolvencia que no puede ser declarado
legalmente en concurso mercantil por falta de cumplimiento a re-quisitos demasiado
específicos e innecesarios para declarar a una persona en concurso mercantil. La
imposibilidad de declarar en concurso mercantil a una persona que de hecho está
quebrada sólo va a traer consecuencias graves a sus acreedores, sobre todo a aquellos
que no cuentan con una garantía real para el pago de sus obligaciones.

La prueba para determinar que una persona es insolvente es muy sencilla, y no tiene
por qué estar sujeta a discrecionalidad, es una prueba matemática: más pasivos que
activos. Eso lo puede determinar el visitador al hacer la revisión de los estados
financieros de la sociedad de que se trate.

2. Pago de fianzas

La LCM contempla en varios supuestos el otorgamiento de fianzas o garantías, ya sea


para iniciar el procedimiento de concurso mercantil,4 para evitar la ejecución derivada
de procedimientos laborales sobre bienes de la masa, o para evitar la imposición de
medidas precautorias, entre otros casos.

Parece una solución loable: para no perjudicar ni al comerciante ni a sus acreedores


que se garantice la orden del juez. Sin embargo, parece que se olvida que el propósito
de la LCM es regular situaciones de insolvencia. El problema al que un comerciante
insolvente se enfrenta es precisamente que no tiene bienes suficientes para afrontar
sus obligaciones con sus acreedores. Una afianzadora sólo va a expedir una fianza si
recibe una garantía suficiente para el reembolso del monto que se obliga a pagar por
virtud de la fianza. En una situación de insolvencia ¿quién va a dar esa garantía?
Pasemos ahora a analizar la situación de cada una de las partes involucradas.

A. Acreedores garantizados

Hay básicamente dos tipos de acreedores en un concurso: los acreedores garantizados


con garantía real a quien en lo sucesivo me referiré simplemente como acreedores
garantizados y los acreedores quirografarios. Los acreedores garantizados
normalmente son los que salen ganando, porque tienen a su favor un gravamen sobre
un bien del comerciante que seguramente será de valor suficiente para cubrir todos
sus créditos; sin embargo, precisamente por este motivo, los acreedores garantizados
normalmente no contribuyen a todos los gastos de la masa, sólo contribuyen a los
gastos de los bienes que los garantizan, y en muchos países ni siquiera tienen que
entrar al concurso, porque los gravámenes sobre bienes garantizados se pueden
ejecutar fuera de concurso. Así que mientras la mayoría de los acreedores se pelean
por los pocos bienes que hay en la masa, los acreedores garantizados pueden cobrar
sus créditos con todo e intereses, si el valor del bien garantizado lo permite. De aquí
que si los resultados del concurso no afectan sus intereses, los acreedores
garantizados normalmente no tienen por qué preocuparse de otorgar fianzas. Cabe
señalar, sin embargo, que en derecho mexicano los acreedores garantizados tienen
una peculiaridad que trataré más adelante: los adeudos e indemnizaciones de los
trabajadores del comerciante, devengados durante el año anterior a la fecha de
declaración del concurso mercantil, tienen preferencia,5 lo cual modifica un poco el
procedimiento utilizado para la ejecución de garantías reales a nivel internacional.

B. Acreedores quirografarios

El caso de los acreedores no garantizados dista mucho de ser tan favorable. Como ya
había comentado, los tipos de acreedores no garantizados puede ser muy variable,
desde los empleados del comerciante, sus clientes, proveedores, consumidores, hasta
alguna persona afectada por un caso de responsabilidad civil. Salvo en el caso de los
empleados del comerciante, los demás acreedores no garantizados asumen el riesgo
de recibir en pago un porcentaje bajísimo de sus créditos, si bien les va, como
veremos a continuación.
Como ya se ha señalado, los bienes del comerciante no van a ser suficientes para
pagar todos sus créditos y es probable que los bienes más valiosos del comerciante
estén sujetos a garantías rea-les, y, por lo tanto, no se vayan a poder utilizar para
pagar los créditos quirografarios. Adicionalmente, con los bienes de la masa deben
pagarse todos los créditos señalados a continuación en el orden indicado: los salarios e
indemnizaciones a favor de los trabajadores devengados durante el año anterior a la
declaración del concurso, los honorarios de visitadores, conciliadores y síndicos, en su
caso, todos los gastos de conservación y administración de los bienes, los demás
costos del procedimiento, gastos de diligencias judiciales y extrajudiciales en beneficio
de la masa, los créditos singularmente privilegiados,6 los créditos garantizados con
garantías reales,7 los créditos laborales diversos a los señalados anteriormente, los
créditos fiscales, los créditos a favor de los acreedores con privilegio especial,8 y hasta
el final, después de haber pagado todo lo anterior, se divide el remanente de los
bienes de la masa, en su caso, entre los acreedores no garantizados en proporción al
monto de sus créditos.

Es dudoso que los acreedores quirografarios, con el riesgo tan alto que tienen de
perder una parte importante de sus créditos, vayan a querer aportar más dinero o
bienes de su propiedad para garantizar a la afianzadora montos que probablemente no
alcancen a recibir.

C. El comerciante

Por otro lado, tampoco parece fácil la garantía de las fianzas por parte del
comerciante, si tomamos en cuenta que todos sus bienes están afectos al pago a sus
acreedores. El deudor no puede disponer libremente de sus bienes y parece difícil que
los acreedores vayan a estar de acuerdo en que la única posible fuente de pago a sus
deudas se dé en garantía a la afianzadora. En mi opinión, el otorgamiento de fianzas
sólo es factible si la empresa es comercialmente viable y si existen grandes
probabilidades de que la empresa siga en operaciones y se recupere con una buena
administración.

3. Gastos del procedimiento

Respecto a los gastos del procedimiento de concurso, ¿a quién le corresponde pagar


los gastos ordinarios del procedimiento, los honorarios de los especialistas (visitadores,
conciliadores y síndicos) que intervengan en el procedimiento, y los gastos de
conservación y administración de los bienes (por mencionar algunos rubros
importantes)?

Por un lado, la LCM señala en su artículo 28 que "el comerciante o los acreedores
demandantes sufragarán los gastos del proceso, entre otros los honorarios del
visitador y, en su caso, del conciliador". Asimismo, de acuerdo con el artículo 24 de la
LCM, para que el auto admisorio de solicitud o demanda de concurso mercantil
continúe surtiendo efectos, es indispensable que el actor garantice los honorarios del
visitador. Por otro lado, el artículo 224, fracción V, nos señala que los honorarios y
gastos del visitador, conciliador y síndico son "créditos contra la masa", o sea, a cargo
del comerciante. Hay una contradicción entre dichos artículos.

Hemos analizado ya los inconvenientes que tienen cada una de las partes involucradas
en un concurso mercantil para aportar más dinero fresco al concurso, ya sea para
otorgar fianzas o garantizar de otra manera los gastos derivados del mismo. Lo más
usual y razonable es que los costos del procedimiento sí sean créditos a cargo de la
masa. Es cierto que el destinar una parte de la masa a dichos pagos, disminuirá aún
más las posibilidades que tienen los acreedores quirografarios de ver pagados sus
créditos; sin embargo, sin el procedimiento de concurso, muy probablemente el pago
de sus créditos tomaría más tiempo, si es que llegasen a obtenerlo. De aquí que los
acreedores deban asumir como parte del riesgo, el costo del procedimiento de
concurso, salvo que deseen ellos asumir directamente dicho costo.

Si dichos gastos no salieran de la masa, sólo podrían salir de los acreedores o de


nuestros impuestos. Hemos visto los inconvenientes de los acreedores para asumir
dichos costos. Respecto de nuestros impuestos, esperemos sinceramente que no se
utilicen para pagar deudas de sociedades mercantiles que no tienen un interés público
y que no son viables o que quebraron gracias a los malos manejos de sus dueños.

Ahora bien, ¿qué va a suceder cuando los bienes de la masa no alcancen siquiera para
cubrir los honorarios del visitador? Se podría dar el caso de sociedades muy
endeudadas o muy pequeñas que no puedan cubrir los 1500 días de salario mínimo
vigente en el Distrito Federal para solicitar su concurso, ¿qué procede? El artículo 262,
fracción IV, de la LCM señala que el juez dará por concluido el concurso cuando se
demuestre que no hay bienes suficientes para el pago del procedimiento de concurso,
sin embargo, para darse por terminado debió haber iniciado en algún momento, el
artículo 24 de la LCM señala claramente que el procedimiento sólo podrá iniciarse si se
garantizan los honorarios del visitador.

4. Pequeños comerciantes

Probablemente, para nuestros legisladores, la respuesta a la pregunta formulada en el


párrafo anterior esté en el artículo 5o. de la LCM, que señala que "los pequeños
comerciantes sólo podrán ser declarados en concurso mercantil cuando acepten
someterse voluntariamente y por escrito" a la LCM.9 Sería conveniente saber qué va a
pasar cuando dichos comerciantes quiebren de hecho, si conforme a la LCM "no
pueden ser declarados en concurso mercantil". Es ilógico pensar que los pequeños
comerciantes no tengan a su disposición un procedimiento de insolvencia. La intención
pudo haber sido que se les aplicara la Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos
abrogada (sin excepciones) por la LCM, sin embargo, si ese era el objetivo, debió
haberse señalado expresamente. Dicha laguna en la LCM puede ocasionar grandes
conflictos a los acreedores de los pequeños comerciantes y a la sociedad, porque tal
pareciera que pueden seguir comerciando de manera ordinaria, aunque no tengan
bienes suficientes para cumplir con sus obligaciones y, por lo tanto, puedan poner en
riesgo el pago a sus acreedores.

Si el propósito de la LCM fue crear un nuevo procedimiento para el tratamiento de


comerciantes insolventes que sea más justo y dé mejores resultados, debe darse
acceso a dicho procedimiento a los pequeños comerciantes y a sus acreedores. No
tiene por qué considerárseles como ciudadanos, comerciantes o acreedores de
segunda. Por otro lado, si se ha demostrado que el sistema de suspensión de pagos
perjudicaba en algunos casos a los acreedores por el abuso que hacían de él los
comerciantes, la no aplicación de la LCM deja en estado de indefensión a los
acreedores de los pequeños comerciantes que no deseen someterse a la misma. En
cuanto a los honorarios del visitador, debería de asignarse un monto pequeño al
Ifecom del presupuesto del Consejo de la Judicatura para los gastos relacionados con
dichos casos, y asignar a cada visitador dichos casos en un porcentaje no superior a un
25 o 30% de su carga total de trabajo, para compensar dicho trabajo con los
honorarios que reciben, por los casos que sí pueden solventar sus honorarios.

5. Acreedores privilegiados

Dentro de los acreedores privilegiados sólo voy a hacer refe-rencia al fisco, a los
acreedores garantizados y a los arrendadores.

A. El fisco

Algunos de los efectos de la sentencia que declara el concurso mercantil son suspender
el pago de los adeudos contraídos por el comerciante con anterioridad al concurso,
salvo aquellos que sean necesarios para la operación ordinaria de la empresa, y
suspender los procedimientos de ejecución en contra de los bienes del comerciante,
durante la etapa de conciliación. El artículo 65 de la LCM proporciona una regla de
excepción en relación con la ejecución de créditos laborales para el cobro de los
créditos contemplados por el artículo 123, fracción XXIII, de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos. En cuanto a créditos fiscales, se hace una remisión al
artículo 69 de la LCM. Dicho artículo se refiere a dos supuestos: el pago de las
contribuciones fiscales durante el concurso mercantil, y los procedimientos de
ejecución en contra de bienes del comerciante para el pago de contribuciones fiscales.

El artículo 69 es muy claro en cuanto a que suspende los procedimientos


administrativos de ejecución de créditos fiscales durante la etapa de conciliación; sin
embargo, mantiene la obligación de pago de las contribuciones fiscales durante dicha
etapa, y expresamente señala que la falta de pago de dichas contribuciones seguirá
causando "actualizaciones, multas y accesorios", salvo en el caso de que el
comerciante llegue a un convenio con sus acreedores. Es interesante la redacción de
dicho artículo en virtud de que señala: "la sentencia de concurso mercantil no será
causa para interrumpir el pago de las contribuciones fiscales o de seguridad social
ordinarias, por ser indispensables para la operación ordinaria de la empresa". De ahí
que, en oposición al criterio mantenido en todo el texto de la LCM, conforme al cual
sólo se obliga al comerciante insolvente a realizar aquellos pagos necesarios para la
operación de la empresa, la LCM impone al comerciante la obligación de seguir
realizando "todos" los pagos de impuestos que le corresponde realizar de manera
ordinaria, y de manera enfática señala a dichos pagos como indispensables para la
operación de la empresa, aún cuando de hecho no lo sean. Es también interesante el
que la LCM condone al comerciante el pago de las actualizaciones, multas y accesorios
fiscales si llega a un acuerdo con sus acreedores. La motivación de dicha disposición es
positiva, es una manera de coaccionar a las partes para que lleguen a un acuerdo
durante la etapa de conciliación; sin embargo, no tiene aplicación en el caso de una
empresa no viable, que no tiene arreglo y que debe irse a la quiebra, ni en el caso de
comerciantes poco escrupulosos que no tienen interés en sacar a la empresa adelante.

Ante la falta de cooperación por parte del comerciante para llegar a un convenio,
quienes salen más perjudicados por el cobro de las actualizaciones, multas y
accesorios, son los acreedores. Es arbitrario que los adeudos derivados de créditos
fiscales sigan causando recargos después de la sentencia de declaración del concurso
mercantil cuando todos los demás adeudos (excepto en el caso de créditos con
garantía real, hasta por el monto del bien objeto de la garantía) no pueden seguir
devengando intereses o recargos. Eso sólo ocasiona que los créditos fiscales crezcan
cada vez más, y el monto de los demás adeudos disminuya en proporción, lo que es
inequitativo dadas las circunstancias del comerciante.

Dado que la LCM no proporciona una fecha para la terminación de la quiebra, el fisco
va a conservar la facultad de cobrarse todos sus créditos a medida que el comerciante
vaya adquiriendo bienes, ¿cuál es entonces la necesidad de exprimirlo, queriendo
cobrar todos y cada uno de los recargos que llegasen a generarse durante todo el
periodo en que dure el concurso mercantil?

B. Arrendadores

El artículo 106 de la LCM señala que el concurso mercantil del arrendador o del
arrendatario no resuelve el arrendamiento de inmuebles, sin embargo, en el caso del
concurso del arrendatario, el conciliador podrá optar por la resolución mediante el pago
al arrendador de la indemnización pactada en el contrato o, en su defecto, mediante el
pago de tres meses de renta.

Dicho artículo le da una preferencia excesiva al arrendador, incluso mayor a la del


acreedor con garantía real, en virtud de que de la redacción del artículo se desprende
que el comerciante o conciliador sólo podrá dar por terminado el arrendamiento contra
el pago de la pena correspondiente a favor del arrendador, y se estipula expresamente
una pena de tres meses de renta aún cuando el arrendador no la estipule. Pueden
haber otros acreedores muchos más afectados por el concurso que ni siquiera vayan a
recibir el pago total de su crédito, porque entonces, imponer por ley la obligación del
concursado de no sólo pagar al arrendador la renta que le corresponde por cada mes
que continúa con el uso del inmueble, lo cual es razonable, sino adicionalmente una
pena convencional que muchas veces no se logra negociar con el arrendatario ni
cuando las partes del arrendamiento están plenamente solventes. El arrendador tiene
la facultad de pactar garantías o fianzas para cubrir el cumplimiento de las obligaciones
del arrendatario, cosa que no pueden hacer otros acreedores, como los empleados,
consumidores, proveedores, etcétera ¿por qué premiar al arrendador negligente que
no impuso una pena en su contrato? Adicionalmente, para el cobro de las penas
aplicables, debería de registrarse al arrendador como acreedor común por dicha pena
junto con el resto de los acreedores del comerciante, y no exigir al comerciante que la
pague al terminar el arrendamiento.

C. Acreedores garantizados

La LCM da a los acreedores garantizados un trato diferente al que normalmente


reciben en las legislaciones de quiebras o concursos de otros países.

La LCM trata a los bienes que son objeto de una garantía real como bienes
"integrantes de la masa" del comerciante. Normalmente, las leyes sobre concursos
mercantiles permiten la separación de los bienes sujetos a una garantía real de la
masa del comerciante al inicio del procedimiento del concurso, y la razón es de sentido
común, el objeto de una garantía real es garantizar el pago de las obligaciones del
comerciante cuando esté en dificultades para cumplir con las mismas. Mientras el
comerciante tiene bienes suficientes para cumplir con sus obligaciones y cumple con
las mismas, no es necesario para el acreedor ejecutar la garantía real. Sin embargo,
una vez que está en incumplimiento, y que además, ha sido declarado en concurso
mercantil, lo que implica que sus bienes no son suficientes para cubrir todas sus
obligaciones, se actualiza el supuesto de ejecución de la garantía real. Si en el
momento en que la garantía es útil al acreedor no se puede ejecutar, no tendría
sentido para los acreedores obtener garantías reales. Una vez incumplida la obligación
garantizada, la garantía real debe ejecutarse para pagar la obligación garantizada con
el producto de su venta. La posibilidad para el acreedor de separar de la masa el bien
sujeto a la garantía real es inherente a la facultad de ejecutarla.

La LCM no prevé la posibilidad de que los bienes sujetos a una garantía real se separen
de la masa. Se podrían hacer algunas interpretaciones forzadas de los artículos 70 y 71
de la LCM; sin embargo, la exposición de motivos es enfática en que los bienes sujetos
a una garantía real no se pueden separar de la masa. Es posible que lo anterior se
deba a que el pago a los trabajadores por salarios e indemnizaciones hasta por un año
tiene preferencia,10 y por lo tanto hay que esperar para ver si los bienes de la masa
alcanzarán a cubrir dicho pago preferencial a los trabajadores, porque en caso
contrario, dicho pago deberá obtenerse de los bienes garantizados.

Iniciada la etapa de quiebra, los acreedores reconocidos con garantía real pueden
iniciar o continuar procedimientos de ejecución sobre los bienes garantizados con
notificación al síndico, quien podrá participar en el procedimiento defendiendo los
intereses de la masa.

Conforme al artículo 214 de la LCM, durante los primeros 30 días naturales de la etapa
de quiebra, el síndico podrá evitar la ejecución separada de una garantía "cuando
considere que es en beneficio de la masa enajenarla como parte de un conjunto de
bienes": es un criterio muy amplio "en beneficio de la masa"; debería aclararse que el
síndico sólo podrá suspender la ejecución de garantías reales, si el precio que se pueda
obtener de su venta junto con otros bienes de la masa es notoriamente superior o
porque la masa no alcance a cubrir los derechos preferentes de los trabajadores.

Conforme al artículo 68 de la LCM, las autoridades laborales podrán ordenar la


ejecución sobre un bien sujeto a una "garantía real integrante de la masa", en cuyo
caso, el conciliador podrá sustituir dicho bien por una "fianza que garantice el
cumplimiento de la obligación de carácter laboral en 90 días". Si el conciliador no pudo
sustituir el bien sujeto a la garantía real, deberá permitir la ejecución del bien y
registrar como "crédito contra la masa" a favor del acreedor garantizado el monto del
crédito reconocido.

La LCM maneja un juego de palabras en el segundo párrafo de dicho artículo que crea
confusión. Primero señala que cuando la sustitución del bien no haya sido posible, el
conciliador registrará como "crédito contra la masa" el monto que resulte menor entre
el monto del crédito reconocido al acreedor con garantía real y el valor de enajenación
del bien sujeto a la garantía real. Después señala que si el valor de "realización de la
garantía" (que equivale al valor de enajenación del bien) es menor al monto del crédito
reconocido, la diferencia se registrará como un "crédito común". La LCM no hace
distinción alguna entre lo que es un "crédito contra la masa" y un "crédito común". Son
exactamente lo mismo: los créditos que no son privilegiados y que se pagan hasta el
final de la quiebra, entonces ¿por qué hacer esa distinción? Pareciera que la intención
de la LCM fuera no sólo castigar al acreedor garantizado, privándolo de su garantía,
sino adicionalmente, hacerlo acreedor común sólo por el monto que sea menor de
entre el valor de su crédito y el de su garantía. Lo anterior es inaudito, salvo en el caso
de la prenda sin transmisión de posesión y el fideicomiso de garantía, en cuyos casos,
el pago del monto adeudado se limita al valor de la garantía por ley, o en caso de que
el acreedor lo hubiese pactado expresamente, a ningún acreedor en el procedimiento
se le niega el reconocimiento del monto total de su crédito, aún y cuando dicho monto
no vaya a poder ser pagado en su totalidad. Si el valor de enajenación de la garantía
es menor al valor del crédito reconocido, se registra sólo el primero, ¿por qué?
Enseguida, la LCM rectifica señalando que la diferencia entre el valor de la garantía y
crédito reconocido, si el primero fue menor, se registra también como crédito común".
No era más fácil simplemente señalar desde un principio, sin crear confusiones, que la
diferencia entre el valor de enajenación del bien y el monto del crédito reconocido se
registra como "crédito común". No es claro el objetivo de dicha redacción.

Adicionalmente, es muy grave lo que dispone dicho artículo, en virtud de que está
dejando en calidad de acreedor común a un acreedor que se tomó la molestia, y
posiblemente pagó los costos que requieren la constitución de una garantía real. Lo
previsto en dicho artículo sólo debe de llevarse a cabo cuando los bienes de la masa no
son suficientes para el pago de los adeudos por salarios e indemnizaciones de los
trabajadores devengados durante el año anterior a la fecha de la sentencia de
concurso mercantil,11 debido a que dichos adeudos son los únicos que tienen
preferencia al pago a los acreedores garantizados conforme a lo dispuesto por la
misma LCM, de otra manera se está haciendo totalmente nugatorio de derecho a las
garantías reales adquirido por los acreedores garantizados, y una vez más, se castiga
a los acreedores garantizados que tuvieron el cuidado de proteger el pago de sus
créditos y se premia a aquellos "acreedores sofisticados" que no se tomaron dicha
molestia, al darles el mismo tratamiento. Es injusto que al acreedor garantizado, en
dichas circunstancias, se le prive de su lugar privilegiado y se le mande hasta la cola.
Debido a que la pérdida de su garantía real fue por circunstancias ajenas a él, debería
de conservar su lugar privilegiado y ser pagado con los bienes de la masa (incluyendo
el remanente del valor de su garantía real) con anterioridad a los otros acreedores,
incluyendo al fisco, los acreedores con privilegio especial y demás acreedores cuyo
pago tiene preferencia a los créditos comunes.

Los créditos con garantía real (independientemente del lugar convenido para su pago)
se mantendrán en la unidad monetaria en que estén denominados, y seguirán
generando intereses hasta por el valor de los bienes que los garantizan. Para
determinar la participación de acreedores garantizados en las decisiones del concurso,
se convertirá el monto de sus créditos a la fecha de declaración del concurso a UDIS.

El artículo 89 de la LCM señala que si un acreedor considera que el valor de su garantía


es inferior al monto de su crédito, puede solicitar al juez se le considere como acreedor
garantizado "por el valor que le atribuye a su garantía", y como acreedor común por el
resto, pero deberá renunciar a cualquier excedente que se obtenga de la garantía.

Desde mi punto de vista, no tiene sentido que un acreedor garantizado atribuya un


valor a su garantía y renuncie a cualquier excedente que se pueda obtener de su
venta. La misma LCM, en su artículo 214, señala que en caso de que el acreedor no
haya ejercido el derecho que le confiere el artículo 89 de la LCM, si el valor de
valuación del bien sujeto a la garantía es menor al valor del crédito reconocido, se
pagará al acreedor el valor de valuación del bien, y la diferencia entre dicho valor y el
monto del crédito reconocido será registrado como "crédito común". De ahí que,
independientemente de que el acreedor siga o no el procedimiento establecido en el
artículo 89, el excedente de su crédito sobre el valor de su garantía le será reconocido
como crédito común, con la gran diferencia de que si el acreedor no sigue el
procedimiento del artículo 89, no tendrá que renunciar al excedente del valor de su
garantía. Por lo tanto, no tiene caso que el acreedor siga el procedimiento del artículo
89. Cabe señalar que la redacción del artículo 214 hace una comparación entre "el
monto del crédito de que se trate" y el valor de valuación del bien sujeto a la garantía.
Sería mucho más conveniente una redacción que haga referencia al "monto del crédito
reconocido" para evitar una interpretación sobre el significado del "crédito de que se
trate" (se podría argumentar que se refiere al valor nominal del crédito, tal como haya
estado documentado antes del concurso). La interpretación de dicho artículo debe
atribuir el mismo significado a ambas frases.

6. Terminación del concurso

Llama la atención que la nueva filosofía que sigue la LCM no haya traído aparejada una
terminación definitiva del concurso mercantil. Si el objetivo de la LCM era crear
procedimientos más rápidos y eficientes para todas las partes involucradas, y eliminar
el concepto o prejuicio negativo (estigma) o "castigador" atribuido a un quebrado o
concursado, es algo desalentador que la LCM no ponga un punto final a la quiebra.

La mayoría de los países desarrollados ponen a la empresa quebrada en disolución y


liquidación una vez terminado el procedimiento de venta de los bienes de la masa y el
pago de la cuota concursal. En el caso mexicano, el artículo 235 de la LCM señala que
los acreedores que no hayan recibido un pago íntegro conservarán sus derechos y
acciones en contra del comerciante. Asimismo, el artículo 264 de la LCM señala que si
se dio por terminado el concurso sin que todos los acreedores hayan recibido el pago
íntegro de sus créditos, cualquier acreedor reconocido que dentro de los dos años
siguientes a la terminación del concurso o quiebra pruebe la existencia de bienes
suficientes para el pago del procedimiento, incluyendo honorarios del conciliador o
síndico, gastos de administración y conservación de los bienes, etcétera, podrá obtener
la reapertura del concurso, el cual continuará en el punto en el que se haya
interrumpido.

La LCM sólo contiene un artículo, el 262, para regular la terminación del concurso, que
señala como causas de terminación, entre otras, la aprobación de un convenio de
conciliación y, por otro lado, el pago de cuotas concursales a los acreedores
reconocidos por el monto total o parcial de sus créditos, según sea el caso. Parece ser
que dichas causales de terminación aplican tanto al concurso que termina en la etapa
de conciliación como al que termina en la etapa de quiebra. Sería interesante saber
qué pasaría si la etapa de conciliación termina el día 360, el comerciante incumple el
convenio, y un acreedor desea reabrir el concurso, ¿se reiniciará en la etapa de
quiebra? La LCM señala que la etapa de conciliación no puede durar más de 365 días;
sin embargo, si se resolvió que la empresa era viable y que con su operación ordinaria
podría cumplir con sus obligaciones ¿por qué se va a abrir la etapa de quiebra? En
dicho caso, lo más conveniente es que el concurso se abra nuevamente en la etapa
conciliatoria y se imponga un nuevo plazo para resolver el problema y llegar a otro
acuerdo, en el entendido de que si el incumplimiento del convenio fue consecuencia de
una conducta dolosa por parte del comerciante, el comerciante debe ser
inmediatamente sustituido en la administración de la empresa y debe aplicársele las
penas previstas por la LCM y cualquier otra disposición aplicable.

A. Convenio de conciliación

La aprobación de un convenio para terminar el concurso tiene consecuencias


favorables para las partes involucradas. En el convenio se puede pactar una forma de
pago que convenga tanto al comerciante como a sus acreedores, tomando en cuenta el
tiempo que necesita la empresa para recuperarse, las medidas que se tomarán para
que salga adelante y las facilidades que puedan dar los acreedores. En los convenios
se pueden pactar plazos de gracia y se puede dar preferencia a algunos acreedores,
dependiendo de la situación particular. Precisamente por lo anterior, es sumamente
importante que todos los acreedores acudan con el comerciante a renegociar el pago
de sus créditos durante la etapa de conciliación. No se debe tratar de la misma manera
a un acreedor que no mostró interés ni participó en el proceso de conciliación, que a
un acreedor que escuchó al comerciante y dedicó tiempo a buscar soluciones para el
pago de sus créditos. La LCM da esa igualdad de tratamiento al disponer en sus
artículos 158 y 159 que para aquellos acreedores que no suscriban el convenio sólo se
pueden estipular quitas y esperas iguales a las "menores" que se hayan dado a los
acreedores que hayan suscrito el convenio, así como el pago de la totalidad de sus
adeudos, no sólo a la fecha de declaración del concurso, sino incluyendo los accesorios
que llegaren a generarse hasta la fecha de aprobación del convenio. Dichas
disposiciones sólo alientan a los acreedores a no participar en el convenio.

Lo anterior es lamentable, porque la posibilidad de que el comerciante salga de su


estado de insolvencia no debe dejarse ni en manos del comerciante ni en manos de
algunos de sus acreedores. A todas las partes beneficia que el comerciante supere su
estado de insolvencia, no sólo para recuperar sus créditos, sino para seguir
comerciando con él. Repito, la insolvencia de una empresa tiene consecuencias de
interés público, afecta a los empleados, consumidores, clientes, proveedores y demás
acreedores del comerciante. La solución no debe dejarse en manos de unos cuantos, y
las disposiciones señaladas de la LCM premian a los acreedores que no desean
involucrarse o ceder ante la situación del comerciante.

También me parece desafortunado que la LCM sea tan detallada en cuanto a lo que se
puede estipular en el convenio. En resumen, el artículo 158 señala que los pagos a
aquellos acreedores que no suscribieron el convenio, pero respecto de los cuales el
mismo se consideró suscrito para efectos del quórum necesario para su aprobación, se
deben realizar dentro de los 30 días hábiles siguientes a la aprobación del convenio.
Esas disposiciones además de favorecer la no participación de los acreedores en el
convenio, hacen más difícil su aprobación y cumplimiento. Las partes deben libremente
negociar el convenio según su conveniencia ante la amenaza de la quiebra, que no
beneficiará a nadie.

Por otro lado, no está claro cuál es el objeto de que los acreedores con garantía real
suscriban el convenio. La exposición de motivos de la LCM señala que "la experiencia
ha demostrado que la participación de los acreedores garantizados puede resultar
sumamente valiosa para la consecución de un arreglo con el comerciante". Puede ser
lógico que con el régimen anterior de la Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos la
participación de acreedores con garantía real fuera conveniente, por su experiencia, en
la reestructuración y negociación de adeudos.12 Sin embargo, la nueva LCM pone los
procedimientos de concurso a cargo de un instituto de especialistas en todos los ramos
relacionados con la materia de concurso, que incluye financieros dedicados y pagados
exclusivamente para su intervención en dichos procedimientos. De ahí que no veo por
qué acarrear una práctica que no es necesaria en la aplicación de la LCM. Los
acreedores garantizados se van a pagar sus créditos con el producto de la venta de los
bienes que garantizan sus créditos. Si el producto de dicha venta no alcanzara a cubrir
sus créditos, entonces serán acreedores comunes por el remanente y como tales
participarán en el convenio, ¿pero por qué tienen que intervenir los acreedores
garantizados por el monto de sus créditos garantizados? El pago de dichos créditos no
es materia del convenio, salvo que el acreedor decidiera renunciar a su garantía y ser
un acreedor común. ¿Y por qué van a intervenir en la aprobación de los convenios que
se realicen entre el comerciante y los acreedores comunes, cuando dichos convenios
no tienen por qué afectar el pago de sus créditos? Aún cuando se argumentara que
pueden asesorar a los acreedores comunes, ya no es necesario porque hay
especialistas que lo están haciendo. La participación de los acreedores garantizados en
la negociación de un convenio que no les afecta puede acarrear un conflicto de
intereses. Además dar ese tipo de asesorías no es una función primordial de los
"acreedores sofisticados". No les impongamos obligaciones adicionales a los
"acreedores sofisticados" para que puedan cumplir mejor con sus obligaciones.

La única razón por la que es justificable que los acreedores garantizados participen en
la aprobación del convenio, es por defender sus derechos en relación al pago de los
adeudos que tienen preferencia a sus créditos, es decir, los pagos de salarios e
indemnizaciones a los trabajadores devengados durante el último año, en la medida en
que los bienes de la masa no sean suficientes para cubrir dichos adeudos, y los pagos
del procedimiento de concurso.

La LCM aclara que a los acreedores garantizados sólo les corresponde pagar por los
gastos de administración, conservación, enajenación y gastos de litigio relacionados
con los bienes sujetos a la garantía, pero no aclara si la parte proporcional que
corresponde a sus créditos de los honorarios del visitador, conciliador y síndico, en su
caso, también debería deducirse del producto de venta de los bienes sujetos a
garantía, en virtud de que dichas personas también dedican parte de su tiempo a lidiar
con dichos bienes. Asimismo, si la masa no es suficiente para cubrir los pagos
adeudados a los trabajadores de la empresa conforme a lo dispuesto por la LCM, los
montos que hagan falta para cubrir dichos adeudos también deberán deducirse del
producto de venta de los bienes sujetos a la garantía.

B. Algunos efectos de la quiebra

Volviendo al argumento inicial, la aprobación de un convenio tiene consecuencias


favorables para todas las partes; sin embargo, la quiebra no. La quiebra trae para el
comerciante el fracaso de su negocio, la pérdida de su inversión y, en el caso de
personas físicas, varias restricciones en sus actividades futuras. La mayoría de
nuestras leyes señalan entre los requisitos necesarios para desempeñar algún puesto:
"que no se trate de una persona quebrada o concursada que no haya sido
rehabilitada". ¿Cuándo se puede decir que el concursado ha sido rehabilitado? si los
acreedores conservan una acción en contra del comerciante hasta que sus créditos
hayan sido pagados en su totalidad.

Sería interesante hacer un análisis de dichas disposiciones, y la posibilidad de incluir a


los administradores de las personas morales que caen en la quiebra en dichas
disposiciones. De entrada, pareciera que dichas disposiciones se limitan a las personas
físicas quebradas o concursadas, sin embargo, ¿por qué los administradores de una
persona moral quebrada se salvan? El supuesto es el mismo, y si se trata de evitar que
dichas personas asuman puestos administrativos o de gestión, de alta responsabilidad
o de confianza, ¿por qué no imponer la misma regla a las personas que también
administraban una empresa, que han caído en el mismo supuesto de quiebra, pero que
desde un punto de vista jurídico, está constituida como una persona moral?

En muchos otros países se hace, lo cual es razonable. Naturalmente, la idea, tal como
se expuso al inicio de este trabajo, no es castigar a ciegas al comerciante por el simple
hecho de estar en concurso, la quiebra o el concurso se pueden dar por diversas
causas. Lo que se sugiere es castigar a quien realiza una conducta dolosa y comete un
delito e inhabilitar a quien ha quedado plenamente demostrado que no tiene la
capacitación o habilidades suficientes para administrar y dirigir una empresa.

En una quiebra ninguna de las partes gana. Los párrafos anteriores describen las
consecuencias para el comerciante ante una quiebra. Para los acreedores,
normalmente la consecuencia de una quiebra es que no pueden cobrar la totalidad de
sus adeudos.

Una vez que el comerciante quiebra, deben pagarse todos sus adeudos con los bienes
existentes en la fecha de la quiebra o que se obtengan durante el procedimiento. Sin
embargo, en los países desarrollados la quiebra tiene un fin, no se vale que la quiebra
sea eterna. Ni la LCM actual ni la ley anterior han buscado un justo medio en este
punto. Conforme a ambas leyes, siempre que el comerciante adquiera algún bien se
puede reabrir el procedimiento para el pago a los acreedores, y esa facultad de los
acreedores no tiene fin. La LCM no prevé la disolución y liquidación de los
comerciantes, personas morales, después de terminada la quiebra, y como los
acreedores siguen manteniendo acciones en contra del comerciante parecería que no
se puede llevar a cabo su disolución y liquidación. De manera que el comerciante
siempre va a estar en quiebra, y además va a estar imposibilitado para iniciar otro
negocio por las restricciones que se le imponen, e imposibilitado para pagar sus
créditos considerando que sus créditos fiscales seguirán devengando recargos si no se
pudo llegar a un convenio o simplemente porque la empresa no era viable.

De aquí que aún cuando el objetivo de dichas disposiciones sea que los acreedores
logren cobrar la totalidad de sus créditos, en la práctica va a ser difícil que se logre
tomando en cuenta la falta de incentivo del comerciante para continuar con la
operación de la empresa con todas las restricciones que le son impuestas por la
quiebra, y sabiendo que el cien por ciento de los ingresos que obtenga serán para sus
acreedores, o aún peor, en el caso de las empresas no viables.

La mayoría de las legislaciones de los países desarrollados, si no es que todas, prevén


un plazo para la terminación de la quiebra, y lo que es todavía más interesante e
inconcebible para nosotros, es que lo hacen no sólo en el caso de las personas morales
mediante su disolución y liquidación, sino que dicho principio aplica también a la
quiebra de las personas físicas. Países como Estados Unidos de América, Canadá, el
Reino Unido, Alemania, Holanda y Australia, por mencionar algunos, prevén un periodo
de entre seis meses a siete años para liberar al comerciante persona física de la
quiebra. De ahí que si el comerciante cumplió con lo dispuesto por el síndico y el juez
que lleve la quiebra, una vez transcurrido dicho plazo, se termina su quiebra aún
cuando no haya terminado de pagar todas sus deudas. En Estados Unidos de América,
incluso es posible que el comerciante quebrado conserve casi todos sus bienes,
siempre y cuando se obligue a destinar una parte importante de sus ingresos a sus
acreedores durante los años subsecuentes.

De aquí que debe buscarse un justo medio que equilibre los intereses del comerciante
y de los acreedores, que también obligue a los acreedores a llegar al mejor convenio, y
ese justo medio es la imposición de un límite de tiempo a la quiebra. El comerciante,
persona física, socio, accionista o administrador, debe poder reponerse de la quiebra y
salir adelante. La nueva filosofía que encauza la LCM no se ve reflejada en la
posibilidad de que el comerciante se recupere, ¿cómo puede eliminarse la concepción
negativa y fatalista de la quiebra si se mantiene en la LCM como un túnel sin salida?

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Legislación

Dictamen de la cámara revisora (Cámara de Diputados) de fecha 17 de abril de 2000.

Exposición de Motivos de la cámara de origen (Cámara de Senadores) de fecha 23 de


noviembre de 1999.

Ley de Concursos Mercantiles publicada el 12 de mayo de 2000 en el Diario Oficial de


la Federación.

Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos publicada el 20 de abril de 1943 en el Diario


Oficial de la Federación y abrogada el 12 de mayo de 2000.

Reglas de carácter general ordenadas por la Ley de Concursos Mercantiles emitidas el


9 de agosto de 2000.

*Abogada y maestra en derecho por la London School of Economics en Inglaterra.

Notas:
1 Me llamó la atención que en un foro al que asistí sobre la LCM, varios de los asistentes se mostraban preocupados
por el artículo 12 de la LCM que señala: "la sucesión del comerciante puede ser declarada en concurso mercantil" en
ciertos casos, en virtud de que atribuían a dicho artículo una negación de la responsabilidad limitada. Digo que me
llamó la atención porque no debe haber duda de que tanto una persona física como una persona moral pueden ser
"comerciantes" y denominarse como tales, y que la LCM se aplica a ambos tipos de comerciantes. La palabra
empresa también se refiere al negocio que maneja, ya sea el comerciante persona física o personal moral.
Naturalmente, algunas disposiciones sólo pueden aplicarse a personas morales y otras sólo a personas físicas. Me
parece claro que cuando la LCM se refiere al "Comerciante", se está refiriendo al concursado exclusivamente y no a
sus socios o accionistas. Si se hubiese querido que la LCM permitiera a los acreedores irse en contra de los bienes
de los socios o accionistas del comerciante persona moral, lo hubiese dicho claramente; pero no podemos estar
haciendo interpretaciones forzadas con una consecuencia tan fuerte: eliminar la responsabilidad limitada de nuestro
derecho. Ello implicaría una contradicción clara a la Ley General de Sociedades Mercantiles y a sus disposiciones que
señalan que, en ciertos tipos de sociedades, los socios o accionistas "responden hasta por el monto de sus
aportaciones", porque mientras los bienes de la sociedad son suficientes para cumplir con las obligaciones de la
sociedad, la responsabilidad limitada de los socios no sale a relucir, el único momento en que la responsabilidad
limitada se puede hacer valer es precisamente cuando los bienes de la sociedad no son suficientes para cubrir sus
deudas, es decir en un caso de insolvencia. Sólo la LCM regula la insolvencia de los comerciantes. De aquí que si el
objetivo de la LCM hubiese sido acabar con el principio de responsabilidad limitada otorgado por la Ley General de
Sociedades Mercantiles, se hubiese señalado en la exposición de motivos. Acabar con un principio tan importante y
reconocido a nivel internacional, habría requerido de mucho estudio y análisis, que no se realizaron porque no fue
ese el objetivo de la LCM, ni se deriva de sus disposiciones. No veo por donde se puede interpretar el artículo 12
como una negación del principio de responsabilidad limitada.
2 En el caso de una sociedad solvente, el comerciante puede decidir libremente cuándo cerrar su negocio, partiendo
de que sus adeudos serán totalmente pagados sin perjudicar a sus acreedores.
3 La falta de liquidez puede también ser una causa de incumplimiento de las obligaciones del comerciante, que
puede dar lugar al inicio del procedimiento de concurso mercantil. Sin embargo, este problema se puede resolver
con la venta de algunos de los bienes del comerciante y no necesariamente ocasiona pérdidas a los acreedores o se
puede catalogar dentro de los supuestos de un concurso o una quiebra, que se caracteriza por la falta de bienes
suficientes para cumplir con las obligaciones del comerciante.
4 El auto admisorio de la solicitud o demanda de concurso mercantil dejará de surtir sus efectos, si el actor no
garantiza los honorarios del visitador por un monto equivalente a 1,500 salarios mínimos en el Distrito Federal,
equivalentes a aproximadamente $60,000 pesos.
5 La LCM considera como preferentes a los salarios e indemnizaciones a favor de los trabajadores del comerciante,
devengados durante los dos años anteriores a la declaración de concurso mercantil. Sin embargo, se puede
argumentar que dicha disposición es inconstitucional en virtud de que el artículo 123, apartado A, fracción XXIII de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos sólo otorga preferencia a los salarios e indemnizaciones
devengados durante el año anterior al concurso. En un caso de concurso, el incrementar el monto garantizado a los
trabajadores trae perjuicios a los otros acreedores del comerciante.
6 Los créditos singularmente privilegiados son los gastos de entierro del comerciante, si la sentencia de concurso
mercantil es posterior al fallecimiento, y los gastos de enfermedad que haya causado la muerte del comerciante, si
la sentencia de concurso mercantil es posterior al fallecimiento, los cuales sólo pueden tener aplicación en el caso
de comerciantes personas físicas.
7 Desde mi punto de vista, la LCM de manera muy clara limita las garantías reales a la hipoteca y la prenda. Llama
la atención que la LCM excluya al fideicomiso de garantía, que fue incorporado a la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito como nueva garantía real en una reforma que entró en vigor el 24 de mayo de 2000, 11
días después de la LCM.
8 Son acreedores con privilegio especial los que según el Código de Comercio o las leyes de la materia tengan "un
privilegio especial" o "un derecho de retención". El orden de prelación será (conforme a la fecha de registro) en los
mismos términos que los créditos con garantía real o de acuerdo con la fecha del crédito.
9 Para los efectos de la LCM, se consideran pequeños comerciantes a aquellos cuyo pasivo no exceda de 400,000
UDIS (aproximadamente $1'200,000 pesos).
10 Véase supra nota 5.
11 Idem.
12 Normalmente los acreedores que obtienen garantías reales son bancos o instituciones financieras, también
conocidos como "acreedores sofisticados", en virtud de que tienen la infraestructura necesaria para analizar,
monitorear y dar seguimiento a la situación económica y financiera del deudor.

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