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A MODO DE INTRODUCCIÓN
Hoy las noticias que reporta la prensa internacional sobre Venezuela no son
nada alentadoras a causa de las situaciones que describen sobre diversos ámbitos
de la vida nacional. Los matices varían, pero en su mayoría coinciden en presentar
a la sociedad Venezuela en violencia permanente, casi una guerra civil, con un
gobierno “dictatorial” que reprime a sus ciudadanos, con una oposición
transformada en “héroes” que luchan por la libertad, con mujeres que dan a luz en
la puerta de los hospitales, niños en estado de desnutrición, escases de alimentos
y medicamentos.
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Por otro lado, países como Brasil, Colombia, Argentina, Perú, Ecuador y
Chile, han sido receptores de una migración inédita de venezolanos que ronda los
2 millones de personas1, lo que, a su vez, ha generado en ciertos sectores de estos
países, rechazo no sólo por parte de individualidades, sino de gobiernos. Hoy la
presencia de venezolanos en el extranjero es calificada, por ciertos grupos, como
una amenaza a la tranquilidad, bienestar y seguridad de dichos países. Algunos
ciudadanos endosan a esta oleada migratoria el aumento de la delincuencia,
pérdida de empleos, indigencia, violencia, prostitución, en sus respectivos países; y
hasta los culpan, en algunos casos, del incremento de las rupturas afectivas, entre
otras anomalías.
Por si esto no fuera suficiente, las noticias de los diarios también dan cuenta
de las sanciones que el gobierno de los EE. UU ha impuesto sobre una cantidad
considerable de funcionarios y ex funcionarios del gobierno y militares, a quienes
se les acusa de corrupción, delitos contra los derechos humanos, narcotráfico, entre
otros. Las tensiones con el país del Norte han llegado a tal punto que hasta se ha
dilucidado la posibilidad de una intervención militar a Venezuela, la cual ha sido
aplaudida por opositores radicales al gobierno dentro y fuera. Y mientras escribo
estas líneas el presidente Trump ha admitido públicamente que no está descartada
el uso de la fuerza, por parte de su gobierno, para deponer al presidente actual de
Venezuela2.
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https://robuenosaires.iom.int/. Organización Internacional para las Migraciones, institución asociado a la
ONU.
2
https://elpais.com/internacional/2018/09/26/estados_unidos/1537986168_632660.html
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religiosos en esta coyuntura socio política? ¿Qué han dicho las iglesias y qué han
callado? ¿Qué nuevos desafíos han surgido de esta coyuntura sociopolítica para la
misión de las iglesias? ¿Cómo hacer una interpretación de lo acontecido que vaya
mucho más allá de las redes sociales y el sesgo de los medios de comunicación?
¿Por qué el “caso Venezuela” tiene tanta repercusión internacionalmente, incluso
mayor que otros países que atraviesan por conflictos similares y hasta más
complejos que el nuestro en algunos casos? ¿Representa la oposición venezolana
la salvación a la “catástrofe” que vive el país con este “régimen”?
Sin embargo, estos deseos fueron traicionados por los gobernantes de turno:
las desigualdades sociales se agudizaron, la violencia se institucionalizó con rostro
democrático y el progreso nunca llegó en los términos esperados. El modelo
democrático en la primera década, logró un importante crecimiento económico que
mejoró relativamente las condiciones de vida de los sectores populares, lo cual le
dio un importante nivel de aceptación y legitimidad. Pero en la década de los 70 la
sociedad venezolana entra en una acentuada crisis a nivel económico, político y
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En 1989 llega al gobierno Carlos Andrés Pérez, por segunda vez, y anuncia un paquete de medidas, exigidas
por el FMI, que le permitiera al gobierno obtener dinero fresco para poder cancelar los compromisos
presupuestarios y sociales, cancelar los pagos de la deuda externa y solventar la grave crisis socio económica.
La reacción popular no se hizo esperar y el 27 de febrero ocurre un estallido social conocido como el Caracazo,
donde los sectores populares se lanzaron a la calle protagonizando saqueos y protestas por varios días en las
principales ciudades del país, el gobierno reacciona con una brutal represión dejando centenares de muertos y
desaparecidos. El impacto social de estas políticas de ajustes fue devastador para los trabajadores y las clases
populares: rebaja en los salarios, incremento de los niveles de pobreza, las desigualdades sociales se
profundizaron, deterioro de la calidad de vida en un alto porcentaje de la población, y se incrementó el
desempleo.
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Estamos conscientes que el término fundamentalista tiene tantas interpretaciones como intérpretes. En este
ensayo se identifica con todos aquellos grupos producto del trabajo misionero de principios de siglo XX, que
hacen un acercamiento literalista al texto bíblico, que reducen la misión de la iglesia a la salvación
“supraterrenal”; que asumen un sistema teológico dispensacionalista, que expresan apatía hacia la participación
socio-política; que sostienen una cosmovisión dualista del ser humano, y manifiestan un rechazo y
cuestionamiento a todo lo ecuménico; y además no siempre están conscientes de estos posicionamientos. Este
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tipo de fundamentalismo considera a la Biblia como un libro con respuestas preestablecidas por Dios desde la
eternidad sin ningún tipo de vinculación socio histórica, promueve el capitalismo como el mejor sistema
político, privilegia una interpretación funcionalista de la sociedad e interpreta el Reino de Dios como realidad
exclusivamente escatológica y pregona una concepción apocalíptica y catastrófica de la historia.
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La decadencia política de entonces era tal que gran parte de la población le dio legitimidad al “fallido intento
de golpe”, dándole el visto bueno a lo acontecido y no pocos lamentaron que no se haya concretado. A partir
de ese momento el liderazgo de Chávez, quien estuvo encarcelado por dos años, aumentaba de manera
exponencial. Las largas colas que se hacía los fines de semana para visitarlo era una expresión de que la política
tradicional y sus representantes había colapsado y que un nuevo sujeto político se estaba gestando y que un
militar, de alguna, manera comenzaba a encarnar las aspiraciones y esperanzas de cambio de una sociedad
dónde status quo ya no daba más.
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https://www.aporrea.org/actualidad/n193922.html
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luterano, etc), sino el lugar donde esas comunidades eclesiales estaban ubicada y
la configuración socio económica de sus miembros. Es decir, las que estaban
conformadas por personas de clase media y alta, la tendencia era a asumir posturas
de oposición; mientras que las clases bajas y más vulnerables, la tendencia era de
apoyo.
Fue así como la polarización que acontecía a nivel político, también atravesó
lo religioso, haciendo que tanto el gobierno como los sectores opositores, cada uno
a su manera, tuvieran su propia representación y vocería de carácter cristiano. No
era extraño la participación, en actos públicos de cualquier bando, de
representantes del mundo eclesial, incluso tomando la palabra o siendo visibilizados
por los respectivos líderes políticos. De tal forma que no era extraño encontrarse
con eventos, protagonizados por grupos de cristianos, que avalaban las políticas
sociales del gobierno y otras cuestionando la “dictadura”; vigilias organizadas a
favor de un cambio político y vigilias para que el “Señor” fortaleciera al presidente;
documentos plegados a la línea gubernamental y documentos plegados a la línea
de la oposición. Mientras unos mostraban su regocijo por la actitud de cercanía del
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La iglesia católica experimentó un fenómeno parecido, las parroquias que se encontraban en zonas populares,
tendía a apoyar al gobierno, mientras las que se encontraban en zonas más privilegiadas asumían acciones de
rechazo y cuestionamiento. La Conferencia Episcopal Venezolana expreso en diversos momentos y documentos
su rechazo al gobierno por considerarlo autoritario y amenazar la estabilidad del país. Ha sido público y notorio
el posicionamiento de oposición de los jerarcas católicos, a tal punto que, en el golpe fallido de 2002 contra
Chávez, un representante de la CEV firmo en el Palacio Presidencial el Decreto que “legitimaba” al nuevo
gobierno. Es evidente que en la medida que el gobierno cuestionaba a los jerarcas de la iglesia de manera
pública, y la CEV arremetía contra algunas políticas del gobierno, los grupos evangélicos se fortalecía más, y
no pocos cristianos evangélicos ocuparon cargos de alto nivel y en diversos espacios de la administración
pública y del alto gobierno.
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gobierno hacia las iglesias y por el discurso “cristiano” del presidente, otros
expresaban su descontento por la cercanía del gobierno a otras religiones no
cristianas, acusándolo incluso de haber hecho pactos con “santeros” y otros grupos
para mantenerse en el poder.
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https://www.aporrea.org/tiburon/n266663.html . Carta – Declaración de Emergencia Nacional con Respecto
a Venezuela
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Control cambiario: Desde el 2003 se han implementado 7 modalidades de control cambiario, maduro ha
implementado 5- CADIVI, SIMADI, SIMADI 2 SICAD, SICAD 1, DICOM.
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bipartidismo como modelo de sociedad, y otros aún más radicales abogan por un
regreso a la época de la dictadura.
La situación ha hecho que algunos líderes cristianos retomen con más fuerza
un mensaje de carácter apocalíptico y catastrófico, interpretando la crisis como parte
del designio divino y evidencia de los últimos tiempos; mientras que grupos de corte
más neo pentecostal se atrevieron apostar por sacar provecho de la situación
ofreciendo asistencia social con fines proselitistas, que finalmente se tradujo en la
candidatura de un pastor a la presidencia de la república en las últimas elecciones.
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La mayor presencia se ha visto en que algunas han organizado acciones de asistencia social recolectando
medicamentos, alimentos, haciendo jornadas de salud, entre otras para atender necesidades puntuales en la
población.
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Pareciera que los únicos temas que logran movilizar a las iglesias a
posicionarse en el ámbito público, y tomar acciones de incidencia política son los
vinculados a la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario y la equidad de
género, asuntos hacia los cuales expresa un rechazo capaz de llevarles a crear
alianzas hasta con sectores del mundo católico con quienes históricamente han
mantenido distancia o a claudicar a su afinidad al gobierno o a la oposición,
dependiendo de cómo estos se ubiquen en estos debates.
A modo de conclusión
La sociedad venezolana cambió acelerada y drásticamente. El espacio
político y social está marcado por nuevas realidades que se pasean por todo el
escenario Cuando el mundo está en crisis y además en rápidos y profundos
cambios, entonces toda la vida lo está de una u otra forma, de tal manera que las
iglesias no pueden considerarse un ente extra mundano que no es afectada por las
convulsiones socioculturales que se experimentan en la actualidad. Las iglesias
están en crisis sencillamente porque la misión de las mismas ya no da cuenta de
las nuevas realidades y subjetividades, porque las preguntas cambiaron y las
respuestas desde la fe no resultan tan sencillas de dar (Mr. 2.21, 22; Mt. 5.1-48).
Para las iglesias cristianas es muy fácil admitir el colapso de los modelos
políticos, pero está negada a asumir y a reconocer su propio colapso. No se cuenta
con un andamiaje teológica y epistémico que permita abordar la realidad desde la
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