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Principio de individuación

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El principio de individuación (en latín, principium individuationis, de individuare, que a su
vez proviene de individuus: indivisible) designa aquello que condiciona y posibilita
la individualidad y concreción de cada ente y que explica la pluralidad y diferenciación de los
individuos, que se abstrae especialmente frente a la concepción del mundo, la realidad o el
universo como un todo indiviso.

Índice

 1Definición de la individuación
 2La cuestión de la pluralidad en relación con el principio de individuación
 3Explicación de la relación de lo universal con lo singular en Aristóteles
o 3.1Sobre la composición de forma y materia
 4Evolución de las posiciones sobre el principio de individuación
o 4.1Concepción en Tomás de Aquino
o 4.2Concepción en Buenaventura
o 4.3Concepción de la forma determinante como fundamento de la individuación
o 4.4La concepción de los nominalistas
 5Evolución de la cuestión del principio de individuación en el Renacimiento
 6Concepción en Leibniz
 7Concepción en Schopenhauer
 8Literatura
 9Notas
 10Véase también

Definición de la individuación[editar]
La individuación designa:

 la particularización de lo universal, unitario, en el ser singular (por ejemplo, la


particularización de la sustancia del universo en las cosas singulares; la de
la humanidad en los pueblos y seres humanos singulares)

 el proceso de autorrealización del hombre (devenir "yo" en sí mismo), en el curso del cual
se forma la conciencia de individualidad propia y su carácter distintivo ante la alienación.

La cuestión de la pluralidad en relación con el principio de


individuación[editar]
La cuestión del principio de individuación se vuelve un problema en todas las filosofías que no
reconocen que la realidad objetiva existe fundamentalmente gracias a las formas concretas e
individuales, en la medida en que sobrevaloran lo universal como lo original y lo consideran
como el auténtico núcleo del ser de lo ente. Para estas doctrinas surge forzosamente la
cuestión de cómo sucede que las especies o géneros no existen como tales, sino que más
bien lo hacen en la forma de una más o menos grande pluralidad de individuos. El principio de
individuación da respuesta a eso. Contesta, pues, a la cuestión: ¿Qué se tiene que añadir en
lo ente a lo universal que se capta en el concepto para que llegue a ser algo singular y
concreto?

Explicación de la relación de lo universal con lo singular en


Aristóteles[editar]
La cuestión del principio de individuación jugó un importante papel en
la metafísica de Aristóteles y en los sistemas de la Escolástica medieval que se construyeron
sobre aquélla.
Aristóteles había disminuido la separación de lo universal y lo singular de la filosofía
de Platón y había devuelto lo universal a las cosas. Como, sin embargo, no pudo lograr una
concepción correcta acerca del modo como se haya de pensar la relación entre lo universal y
lo singular en las cosas, desarrolló su esquema de materia y forma (hilemorfismo), que, en
último término, no superaba el fallo fundamental de la doctrina platónica. Así, concibió la
individuación como synolon, como una composición de forma y materia. Avicenaespecificó
esta conexión en su Metafísica: Cum enim materia sola principium sit individuationis et nihil sit
singulare nisi materia vel per materiam ... omnes formas potentia est in materia et per motum
educi de ipsa («Dado que el principio de individuación reside sólo en la materia y nada se
singulariza si no es en la materia o a través de ella, ...la potencia reside en la materia de
muchas formas y se genera a partir de ella mediante el movimiento»). De este modo, la
«Idea» platónica se convertía en el concepto de la «forma» y permanecía la particularización
de lo universal así como su universal posición superior y su sobrevaloración. En estas
circunstancias, tenía que presentarse el siguiente problema:
Sobre la composición de forma y materia [editar]
Si el género universal se deriva de la forma, ¿a dónde hay que remontar, entonces, la
pluralidad de los objetos que caen bajo ese género? A esta cuestión respondió Aristóteles: es
la materia la que condiciona la individuación. Cada ente es un compuesto de forma y materia,
donde la primera vale como lo universal y la segunda por lo individual.1 Esta concepción ya en
su época suscitaba considerables dudas, ya que no se comprendía cómo la materia, en
cuanto pura potencia y por ende completamente indeterminada, podía llevar a cabo la
individuación. Sumando a esto el que dicha concepción acarreaba considerables
consecuencias relativas al valor de la persona humana, surgió en la época siguiente, sobre
todo en el Medievo, una larga e intensa polémica sobre el principio de individuación.

Evolución de las posiciones sobre el principio de


individuación[editar]
En esta controversia, que naturalmente se relacionaba estrechamente con la polémica de los
universales, se defendieron esencialmente las siguientes concepciones:
Concepción en Tomás de Aquino[editar]

 1º, la posición de santo Tomás de Aquino y sus seguidores, que en principio seguían las
doctrinas de Aristóteles y veían el principio de individuación en la materia signata vel
individualis («concreta o individual»), la materia dotada de relaciones de extensión y
magnitud determinadas. La materia sensibus signata («la materia concreta de los
sentidos») es individuationis et singularitatis principium («principio de la individuación y la
singularidad»). Y formae, quae sunt receptibiles, in materia individuantur per materiam,
quae non potest esse in alio. Materia non quomodolibet accepta est principium
individuationis, sed solum materia signata («las formas, que son capaces de ser recibidas,
se individúan en la materia por la materia, que no puede serlo [recibida] en otro. El
principio de individuación no es percibido en cualquier materia, sino sólo en la materia
concreta.»)2

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