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Nacimiento[editar]
Los padres de Miguel Grau
Miguel Grau Seminario nació en la ciudad de Piura, en una casona de la calle Mercaderes,
hoy Tacna N.º 662. Fue bautizado el 3 de septiembre de 1834, en la parroquia de San
Miguel, por el presbítero Santiago Angeldonis, siendo sus padrinos Manuel Ansoátegui y
Rafaela Angeldonis. Su partida fue asentada con el número 953, en el libro respectivo.
Consta en dicho documento que al momento de su bautizo era de «un mes y siete días de
nacido», por lo que se ha determinado que su nacimiento fue el 27 de julio de 1834.23n 1
Sin embargo, en la ciudad portuaria de Paita está muy arraigada la creencia de que el
nacimiento de Miguel Grau se produjo en dicho puerto, aunque solo se ha dado como
sustento una serie de indicios dispersos y especulativos, más nunca un documento
probatorio. También se ha postulado a Sullana como otro presunto lugar de su
nacimiento.4 Los defensores de Paita como la cuna del héroe, dicen, por ejemplo, que la
partida de bautismo solo corrobora el lugar donde fue bautizado, más no el de su
nacimiento; que Grau fue electo diputado por la provincia de Paita, y no por la de Piura; y
que, cuando Grau, en su foja de servicios o en su partida de matrimonio, anota haber
nacido en Piura, suponen que solo está aludiendo al departamento, más no a la ciudad;
entre otras especulaciones de ese talante.5 En respuesta, el historiador Miguel Seminario
Ojeda señala que, de haber nacido en Paita o en Sullana, en su partida de bautismo debió
figurar la claúsula ex licencia parroquia (es decir bautizado con licencia de su parroquia,
sea la de Paita o la de Sullana, según el caso).6 Además, este mismo historiador,
investigando en los archivos, ubicó el censo realizado en Piura en 1840, donde aparece
registrada la familia Grau (el padre y sus cuatro hijos), donde Miguel figura con el número
228, y como nacido en la ciudad de Piura.7 En cuanto a la diputación por la provincia de
Paita (que Grau ganó en 1876), se debe señalar que, de acuerdo a la Constitución vigente
entonces (la de 1860, artículo 47), no era requisito obligatorio que el candidato hubiera
nacido en la provincia a la que postulaba, sino que bastaba con ser del departamento en
general (en este caso, el de Piura, erigido en 1861).8 Se entiende, ciertamente, el afecto
que Grau tenía por Paita, ya que fue en ese puerto donde forjó su vocación de marino, lo
que marcaría toda su existencia.9
Fueron sus padres el teniente coronel grancolombiano (más tarde nacionalizado
peruano) Juan Manuel Grau Berrío, natural de Cartagena de Indias, que llegó al Perú
formando parte del ejército del Libertador Bolívar; y María Luisa Seminario y del
Castillo, piurana de nacimiento, hija del alcalde provincial ordinario de Piura. Fue el tercero
de cuatro hermanos; los mayores se llamaban Enrique Federico y María Dolores Ruperta;
y la menor, Ana Joaquina Jerónima del Rosario.10 La unión de sus padres era extramarital,
pues María Luisa estaba casada con el capitán colombiano Pío Díaz (que por entonces se
hallaba en su país de origen), con el que tuvo tres hijos legítimos: Roberto, Emilio y
Balbina.3 Hay que señalar que, en la partida de bautismo del héroe no figura el nombre de
María Luisa Seminario como el de su madre, sino el de Josefa Castillo, lo que ha motivado
algunas especulaciones sobre su verdadera filiación; al respecto, se ha sugerido que Luisa
Seminario debió usar el nombre de Josefa Castillo para ocultar el suyo, pues deseaba
mantener encubierta su relación con Juan Manuel Grau. Siguiendo la costumbre de la
época, Miguel Grau nunca usó ni mencionó su segundo apellido (Seminario), y solo
aparece en su partida de matrimonio, cuando menciona a Luisa Seminario como su madre
(1867).11n 2
Por entonces, el Perú vivía una época de inestabilidad e intrigas políticas que ocasionaban
sublevaciones e intentos de golpe de estado. El país acababa de salir de la primera guerra
civil de su historia republicana (enero-abril de 1834). En 1836 se desató la guerra por el
establecimiento de la Confederación Perú-Boliviana, que encumbró al mariscal Andrés de
Santa Cruz como protector de dicha entidad geopolítica; y tras un breve periodo de calma,
surgió las guerra entre restauradores y confederados, que culminó con el triunfo de los
primeros en la batalla de Yungay (1839). Se produjo entonces la Restauración en el Perú,
asumiendo el poder el mariscal Agustín Gamarra.
Infancia[editar]
Al producirse la guerra entre Perú y Bolivia de 1841, el teniente coronel Juan Manuel Grau
Berrío (padre de Miguel Grau), entonces retirado del servicio y dedicado al comercio, juzgó
que debía retornar al ejército peruano para defender a su segunda patria. Escribió a Lima
a su viejo jefe y amigo, el general Antonio Gutiérrez de la Fuente, ex vicepresidente del
Perú. La respuesta fue favorable y en julio de 1842, el padre de Grau se incorporó a la
secretaría de dicho general, quien lo destinó a Ayacucho.12
En junio de 1842 se celebró la paz con Bolivia, pero una vez más, en el Perú se desató la
guerra civil y la anarquía. En noviembre de 1842, el nuevo presidente del Perú,
general Francisco de Vidal, nombró a Juan Manuel Grau, vista de aduana en Paita, puerto
estrechamente ligado con la ciudad de Piura.13 Fue pues, en 1842, cuando Miguel Grau
empezó a vivir en Paita, junto con su padre y sus tres hermanos, pero sin su madre, que
permaneció en Piura:14
No es sencilla la vida de Juan Manuel Grau con sus hijos en el puerto de Paita, sobre todo por la
ausencia de la madre y la falta de un hogar con un ambiente propicio para la formación de los niños.
No tenemos mayor información sobre cómo transcurre la vida cotidiana de esta familia incompleta
en el puerto de Paita; en todo caso, puede pensarse que el vínculo entre el padre y los hijos se
fortalece, y específicamente la relación afectiva entre el padre y Miguel... Desde otro ángulo, este
tiempo sirve para estimular en el niño Miguel las aptitudes para la vida marinera. Paita es un anuncio
de los asuntos del mar. La entrega de Grau a la marina, que abarca toda su existencia, tiene en
Paita su ambiente central y propicio.
La casa de los Grau estaba ubicada en la parte baja de la ciudad, que en ese entonces
contaba con poco más de 5000 habitantes, pero que ya había visto nacer a grandes
héroes peruanos como los hermanos Manuel y Raymundo Cárcamo, que pelearon en
el combate del Dos de Mayo.15 También es de mencionar la familia de La Haza, de la que
salieron muchos marinos destacados (entre ellos, los hermanos José, Diego, Ciríaco,
Manuel, Pedro y Antonio de la Haza Rodríguez).16
En Paita la actividad marítima civil era grande. Todos los navíos que hacían el tráfico
entre Panamá y el Callao tocaban en su rada. Funcionaba en el puerto la escuela náutica
fundada por el presidente Agustín Gamarra en 1833, destinada a formar a pilotos civiles. Al
pequeño Miguel, que sólo tenía ocho años, le fascinó la inmensidad del océano. Su
vocación naval comenzó a despertar a partir de ese momento.17
Miguel Grau siguió en Paita los primeros cursos de su formación escolar. El muchacho,
listo y resuelto, había sido educado con dureza por el padre para conseguir con ello
templar su carácter y acerar su voluntad.18
Atraído por la vida marítima, Miguel, que solo tenía nueve años, obtuvo en marzo de 1843
el permiso paterno para embarcarse en el Tescua, un bergantín de la marina civil dedicado
al cabotaje entre Paita y otros puertos del litoral peruano y de los países del norte
hasta Panamá. El capitán del buque era Manuel Francisco Herrera, compatriota y gran
amigo de Juan Manuel Grau. Fue el punto de partida de la carrera náutica de Miguel, pero
se truncó inesperadamente. El buque naufragó frente a la isla Gorgona y el aspirante a
grumete se salvó milagrosamente, debiendo retornar a la vida hogareña y escolar en
Paita.1819
En 1844, Grau consiguió nuevamente la autorización de su padre para embarcarse. Esta
vez quedó definitivamente enrumbada su carrera marina, navegando en diferentes buques,
a veces con transitorios retornos a la patria.20 En esos viajes recorrió todos los mares y los
puertos más importantes del mundo, viajando por el Extremo Oriente, Europa y
Norteamérica, así como las costas de Sudamérica en varias oportunidades.21 El mismo
Grau ha dejado una relación concisa de estos viajes, que se sucedieron entre marzo de
1843 y agosto de 1853.2223
Guardiamarina[editar]
Durante los viajes que realizó en la marina mercante, Grau se adiestró en la ciencia y el
arte de la navegación24 y se inició en el conocimiento del idioma inglés.25 Embarcado en
Paita como aspirante a grumete en 1843, regresó al Perú en 1853, convertido en piloto de
primera. Tenía 19 años; había recorrido durante diez años, en doce distintos buques, por
varios y distantes rumbos, aunque con breves intervalos de estadía en tierra.26
Se instaló en Lima, con miras a ingresar a la Marina de Guerra del Perú. Su
hermano Enrique Grau Seminario, que también había servido en la marina mercante, tenía
la misma vocación. El padre pidió la incorporación de sus dos hijos a la Marina, mediante
solicitud firmada en Lima, el 18 de agosto de 1853, dado que aquellos eran todavía
menores de edad.27 Mientras tanto, Miguel se inscribió como estudiante libre en el colegio
del poeta Fernando Velarde, donde estuvo hasta que se verificó su ingreso a la Marina,28
el mismo que se produjo el 14 de marzo de 1854, en calidad de guardiamarina. Gobernaba
entonces en el Perú el general José Rufino Echenique.29
Por entonces, la Marina de Guerra del Perú se había incrementado y profesionalizado,
bajo el incentivo del presidente Ramón Castilla (primer gobierno, 1845-1851), gobernante
muy preocupado porque su país tuviera la hegemonía marina en Sudamérica. La armada
peruana contaba con su primer buque a vapor, el Rímac, construido en Nueva York, de
1300 toneladas y armado con cuatro cañones; la fragata Mercedes, los
bergantines Guise y Gamarra y las goletas Peruana y Héctor. Castilla adquirió también la
fragata Amazonas, de 1300 toneladas y 33 cañones, que llegó en el gobierno de su
sucesor, José Rufino Echenique (1851-1856). Este continuó la política de fortalecimiento
del poderío naval con la adquisición en Inglaterra de la fragata mixta Apurímac y las
goletas Loa y Tumbes.30
Alférez de fragata[editar]
El 4 de marzo de 1856 Grau recibió su primer ascenso, como alférez de fragata, y se
integró de modo formal al cuerpo de oficiales de la Marina de Guerra. Fue destinado
al Apurímac, el mejor buque de la escuadra, que estaba bajo el comando del capitán de
navío José María Salcedo (natural de Chile), y cuyo segundo comandante era el
teniente Emilio Díaz Seminario (hermano materno de Grau).35
Se hallaba Grau en el sur, a bordo del Apurímac, cuando estalló en Arequipa, el 10 de
noviembre de 1856, la revolución a favor del general Manuel Ignacio de Vivanco,
exmandatario y enconado rival del presidente Castilla. La insurrección era de tendencia
conservadora, opuesta a la Constitución liberal (promulgada el mes anterior) y a toda
reforma liberal, en especial a las de carácter anticlerical.36
El movimiento de Vivanco se extendió por Moquegua. Pronto, la Marina de Guerra se
sumó a los rebeldes. El levantamiento a bordo del Apurímac ocurrió en la rada
de Arica el 16 de noviembre de 1856, siendo atizada por el teniente segundo Lizardo
Montero Flores, marino muy inclinado a la política. Es probable que Grau se sumara a la
rebelión bajo influjo de Montero, que era su amigo y paisano. Al Apurímac se unieron poco
después el Tumbes, el Loa, el Guise y el Izcuchaca.37
En oficio fechado en Arica, el 20 de noviembre de 1856, el comandante del Apurímac,
José María Salcedo, dio parte a la Comandancia General de Marina , relatando los
pormenores de la rebelión y mencionando al alférez de fragata Miguel Grau como uno de
los que la secundaron.38 Las primeras acciones de los rebeldes fueron liberar a los presos
políticos que se hallaban en los pontones Caupolicán y Highlander, y proclamar al general
Vivanco supremo regenerador de la República.39
La revolución adquirió los caracteres de una guerra civil, una de las más largas y cruentas
de la historia republicana peruana. La escuadra vivanquista llegó frente al Callao en enero
de 1857. La Apurímac se quedó allí, en una especie de bloqueo al puerto, mientras que el
resto de la escuadra siguió hacia el norte, para alentar a la ciudadanía a levantarse. Los
vivanquistas tomaron Trujillo y luego Chiclayo, pero, perseguidos por Castilla, continuaron
más al norte, para embarcarse en Paita y caer en el Callao el 22 de abril, donde libraron
enconada lucha en las calles del puerto. Derrotado Vivanco, se retiró al sur y se atrincheró
en Arequipa, ciudad que resistió un largo asedio, para finalmente ser tomada
sangrientamente, entre el 5 y 6 de marzo de 1858. Así finalizó la guerra civil, con el triunfo
de las fuerzas gobiernistas.3940
Uno tras otro, los buques rebeldes se fueron rindiendo. La última en rendirse fue la
fragata Apurímac, que fondeó en el Callao el 25 de marzo de 1858 y se puso a disposición
del Gobierno.39 Los marinos amotinados fueron separados del servicio activo y borrados
del escalafón oficial.41
En comisión a Europa[editar]
Grau permaneció a bordo del Lerzundi cuatro meses y dos días, tiempo en el que estrechó
una amistad perdurable con el comandante del buque, el capitán de corbeta Aurelio García
y García. Ambos jefes debieron suspender repentinamente sus servicios a bordo y viajar a
Europa, comisionados por el gobierno para negociar la adquisición de modernas unidades
navales. Ello, debido a que urgía reforzar la escuadra nacional, ante la alarma desatada
por la presencia de la escuadra española del Pacífico, que camuflada bajo el nombre de
Expedición Científica, surcaba amenazante las costas peruanas desde julio del año
anterior. El incidente de Talambo, ocurrido en agosto, en el que murió un trabajador
español, fue la excusa para que los españoles, amparados por los cañones de su
escuadra, insistieran en entablar negociaciones con el gobierno peruano para recibir
satisfacciones por supuestos agravios.52
Grau y García partieron del Callao el 12 de enero de 1864.53 Días antes, el 8 de enero, se
concedió a Grau la efectividad del grado de teniente primero.54 En febrero, ambos marinos
se hallaban ya en Londres, punto central de las negociaciones que debían llevar a cabo.
De inmediato, tomaron contacto con autoridades y empresas constructoras navales. Las
negociaciones tuvieron resultados positivos.53 El 30 de marzo de 1864, se firmó
en Londres, con la casa J. A. Samuda & Brothers, la construcción de la
fragata Independencia, cuyo costo se estipuló en 108 000 libras esterlinas. Los firmantes
por Perú fueron el cónsul, Enrique Kendall, y el capitán de fragata Aurelio García y
García.55
El 12 de agosto de 1864, admitió el Perú la propuesta de la casa Laird de Birkenhead,
frente a Liverpool, para construir un buque sólido con aparejo de bergantín. Ese otro
blindado era el monitor Huáscar, cuya construcción fue vigilada por el capitán de
navío José María Salcedo y el capitán de corbeta Aurelio García y García.5657
Mientras tanto, en el Perú se agrava el conflicto con España. El gobierno peruano se negó
a recibir a Eusebio Salazar y Mazarredo como comisario extraordinario enviado por la
corte española, pues el Perú ya no era colonia de España. En respuesta, el 14 de abril de
1864, la Escuadra Española del Pacífico ocupó las islas Chincha (productoras
del guano peruano), desatando un grave incidente internacional. El presidente Pezet apeló
a la diplomacia para solucionar el conflicto, lo que no era sino una forma de ganar tiempo
para armar adecuadamente al Perú. Por lo que se hacía necesario agilizar las
adquisiciones bélicas en Europa.58
En efecto, el gobierno peruano nombró ministro especial y extraordinario a Federico L.
Barreda (ante París y Londres), quien actuando con gran celeridad y eficiencia, logró
cerrar el contrato de compra sobre dos corbetas francesas que habían sido construidas por
encargo del gobierno de los Estados Unidos durante la guerra de Secesión,59 pero, al no
ser canceladas, fueron embargadas y puestas en remate. Se trataba de las
corbetas Shangay(surta en Saint Nazaire) y San Francisco (surta en Nantes). Una vez
formalizada la compra se les rebautizó, llamándolas Unión y América, respectivamente.
Las corbetas pasaron a poder del Perú entre noviembre y diciembre de 1864 e
inmediatamente se aprestaron para partir hacia su nuevo destino. Al respecto, en la
correspondencia de Barreda se menciona a Miguel Grau y a Aurelio García y García como
los oficiales encargados de inspeccionar las naves, y cuyos informes decidieron la compra
de las mismas.60
Grau, nombrado comandante de la Unión, se dirigió inmediatamente a Saint-Nazaire y se
hizo cargo del buque el 15 de diciembre de 1864. Por su parte, el capitán de corbeta Juan
Pardo de Zela Urizar se hizo cargo del mando de la América.61
Arresto en Inglaterra[editar]
La corbeta Unión, bajo el mando de Grau, salió de Saint-Nazaire enarbolando pabellón
peruano el 18 de diciembre de 1864, y fondeó en el Támesis el 22 de ese mes.
Continuando su viaje, tocó Greenhithe y el 17 de enero de 1865 estaba ya en Plymouth.
Es aquí donde Grau sufrió arresto por orden de las autoridades británicas, bajo sospecha
de haber violado la ley que regulaba el enrolamiento de personal para el servicio de las
naves. El que expidió la orden de arresto fue el juzgado de Dartford, en el condado
de Kent, hacia donde fue trasladado el detenido. El segundo comandante de la Unión,
teniente Felipe Pardo, dirigió una nota al ministro Barreda dando cuenta del incidente,
ocurrido cuando Grau se retiraba de la casa del almirante jefe del apostadero de Plymouth,
a quien acababa de saludar.626364
Informado del suceso, Barreda, que se encontraba en París, se trasladó a Londres
encargando la defensa de Grau al abogado británico Tilfourd Slater, a quien pidió que se
presentara ante el juzgado de Dartford para exigir que Grau fuera puesto en libertad sin
condiciones. Por su parte, Barreda dirigió al canciller británico John Russell, una nota de
protesta por la arbitraria prisión de Grau, reclamando su inmediata libertad.6566
El 20 de enero, el abogado Slater llegó a Dartford, donde encontró a Grau preso,
enterándose que todo se había originado cuando dos operarios, contratados para trabajar
como carboneros a bordo de la Unión, se habían quejado de malos tratos. Durante la
audiencia, se puso al descubierto que Grau había despedido a esos dos operarios por
insubordinación. Ventilado el juicio y sentada la protesta del Gobierno del Perú por el
atropello cometido, el juez expresó que «encontraba el testimonio insuficiente para la
formación de causa» y declaró «que no había lugar para la detención», por lo que ordenó
la inmediata libertad de Grau. La prisión del comandante peruano solo había durado 48
horas.67
Ahora se sabe que tras este incidente estuvo el manejo oculto de la diplomacia española,
que trataba a toda costa impedir la llegada a su destino de los buques de guerra
adquiridos por el Perú, en momentos en que se agravaba el conflicto peruano-español en
aguas peruanas. Lo atestigua una comunicación de la legación de España en Londres
dirigida al primer secretario de Estado español, fechada el 19 de enero de 1865 con
carácter de reservado. Allí dice claramente el diplomático español a su superior, que el
arresto del comandante peruano en Plymouth fue el «resultado de las gestiones indirectas
y reservadas que tenía entabladas con autorización de V. E.»68
Grau, en carta fechada el 23 de enero de 1865 y dirigida a Barreda, explicó todas las
incidencias acaecidas en torno a su detención.69 Solucionado el incidente, Grau continuó el
viaje al Perú.70
La revolución restauradora[editar]
Artículo principal: Guerra civil peruana de 1865
Mientras que en Europa los representantes del gobierno peruano gestionaban y agilizaban
las compras de buques y armamentos, en Lima se negociaba diplomáticamente
el impassesurgido por la ocupación española de las islas de Chincha. Al fin, el 27 de enero
de 1865, el general Manuel Ignacio de Vivanco, como representante del presidente Pezet,
concluyó con el almirante español José Manuel Pareja el llamado Tratado Vivanco-Pareja,
por el cual, el Perú, si bien recuperaba las islas Chincha, se comprometía a pagar tres
millones de pesos como indemnización por los gastos de la escuadra española. El acuerdo
fue rechazado por un mayoritario sector de la ciudadanía peruana que lo consideraba
humillante y contrario a los intereses del país. Tampoco fue aprobado por el Congreso. El
28 de febrero de 1865 estalló revolución restauradora encabezada por el coronel Mariano
Ignacio Prado, en Arequipa. Otro de los jefes revolucionarios era el general Pedro Díez-
Canseco, en su calidad de segundo vicepresidente del Perú. Pronto fueron apoyados
desde el norte por el coronel José Balta. Parte de la armada, al mando del capitán de
fragata Lizardo Montero se unió también a la revolución.71
Mientras tanto, Grau, al mando de la Unión dejaba el Reino Unido, el 5 de febrero de 1865.
Le acompañaba la América, comandada por el capitán de corbeta Juan Pardo de Zela
Urizar.72 De los 147 hombres que conformaban la tripulación de la Unión, solo cuatro eran
peruanos: el comandante Grau; el teniente Felipe Pardo y Lavalle (hermano de Manuel
Pardo y Lavalle), que era el segundo comandante; y los guardiamarinas Ricardo Vera y
José Correa. El resto eran británicos.73
El 15 de febrero, las corbetas peruanas tocaron Funchal73 (isla de Madeira) y el 20 de
febrero Cabo Verde. El 6 de marzo arribaron a Río de Janeiro, donde Grau se dedicó a
reparar la máquina de la Unión que había sufrido desperfectos en la travesía. El 26 de
marzo partieron en convoy la Unión y la América pero, al siguiente día, tras navegar más
de 100 millas, fueron sorprendidos por un furioso temporal. La Unión sufrió graves daños
en su arboladura, por lo que tuvo que ser remolcada por la América, de regreso a Río de
Janeiro. Allí, debido a las dificultades ocasionadas por las lluvias, las reparaciones de
la Unión se prolongaron por dos meses, por lo que la América optó por continuar sola el
viaje.72
Por fin, el 6 de junio, Grau y la Unión se hicieron a la mar; un mes después, el 6 de julio,
fondeaba en Valparaíso. Dos meses atrás, el 31 de marzo, el presidente Pezet había
ascendido a Grau al grado de capitán de corbeta. Enterado de la guerra civil que se había
desatado en el Perú, Grau anunció su propósito de sumarse a las fuerzas revolucionarias
de Prado.74 Su anciano padre, Juan Manuel Grau, viajó a Chile con el exclusivo propósito
de entregarle un mensaje personal del presidente Pezet, en el que le pedía que se
mantuviera leal al régimen constitucional. Pero Grau, fiel a sus convicciones políticas,
rehusó amablemente el pedido, y al mando de la Unión se unió a la escuadra rebelde, que
estaba comandada por su amigo y paisano Lizardo Montero.7573 Juan Manuel Grau, que se
encontraba enfermo, falleció pocos meses después, estando todavía en Valparaíso, el 30
de noviembre de 1865.75
Grau, como comandante de la Unión, apoyó desde el mar a las fuerzas revolucionarias
que combatían en tierra. Patrulló las costas, trasladó tropas, vigiló puertos, transmitió
informes, entre otras diversas comisiones. En plena revolución, el 22 de julio de 1865, fue
ascendido a la clase de capitán de fragata por el segundo vicepresidente de la República,
el general Pedro Díez-Canseco, que se encontraba en ese entonces en la sierra central,
junto con el coronel Mariano Ignacio Prado, después de dominar todo el sur.7476 En el parte
escrito por el mismo Miguel Grau y elevado a la Comandancia General de Marina el 5 de
octubre de 1865, estando al ancla en el puerto chinchano de Tambo de Mora, se consigna
una declaración de dicho ascenso.77
El gobierno de Lima, por su parte, dio de baja a Grau, junto con otros jefes y oficiales que
se habían sumado a la revolución (16 de agosto).78
El desarrollo de la guerra civil se inclinó a favor de los revolucionarios. El coronel Balta
ganó el norte del país, de donde partieron gran cantidad de tropas para unirse con los
revolucionarios del sur en Chincha y emprender en conjunto el avance sobre la capital. Los
ejércitos revolucionarios entraron en Lima el 6 de noviembre y obligaron a capitular a las
fuerzas de Pezet. Tras un corto gobierno en Lima del general Pedro Díez-Canseco, se
instaló la dictadura presidida por coronel Mariano Ignacio Prado, el jefe de la revolución
triunfante (26 de noviembre). El país se encaminó firme y seguro hacia la guerra con
España. El 5 de diciembre el Perú firmó con Chile (que se hallaba en guerra con España
desde el 6 de octubre), un tratado de alianza ofensiva y defensiva, al que después se
adhirieron Bolivia y Ecuador. El 14 de enero de 1866 el Perú declaró la guerra a España.79
Guerra hispano-sudamericana[editar]
Artículo principal: Guerra Hispano-Sudamericana
A fines de diciembre de 1865 la flota peruana salió hacia el sur para unirse a la escuadra
chilena, compuesta por la Esmeralda y la Covadonga, esta última capturada recientemente
a los españoles. La misión de la escuadra peruana era dirigirse al Estrecho de Magallanes,
donde debía montar guardia en espera de la llegada de los recién construidos blindados
peruanos Independencia y Huáscar,80 que venían de Europa, al mando de los
comandantes Aurelio García y García y José María Salcedo, respectivamente.81
El 15 de enero de 1866, en el apostadero de Chayahué, al abrigo de la isla de Abtao
en Chiloé, se unieron las flotas peruana y chilena. La división naval del Perú sufrió una
sensible pérdida cuando la fragata Amazonas varó en un bajío arenoso de Abtao.80
El 7 de febrero, los dos barcos más poderosos de la escuadra española, la Villa de
Madrid y Blanca, avanzaron resueltamente hacia Abtao, formando línea de combate,
seguros de derrotar a la flota aliada, de menor poderío. La fragata Apurímac, comandada
por Manuel Villar, abrió fuego, retando así a la temible potencia de los cañones españoles.
Los barcos peruanos, gracias a su menor calado pudieron maniobrar con mayor soltura
entre los peligrosos canales de Abtao y mantuvieron a raya a los buques españoles, tan es
así que estos se vieron obligados a retirarse con algunas averías, tras dos horas de
combate. Claudio Alvargonzález, comandante de la Villa de Madrid, en el parte del
combate reconoció la capacidad de los marinos peruanos, diciendo textualmente: «Los
tiros más certeros, de más alcance y de más efecto fueron los de las dos corbetas
peruanas América y Unión».82 Por su parte, Juan Williams Rebolledo, el jefe de la
escuadra chilena (y a la vez de toda la flota aliada), felicitó a Manuel Villar por el triunfo de
Abtao.83
Después del combate de Abtao, la flota aliada pasó a Huito, que tenía mejores defensas.
Las corbetas Unión y América salieron con rumbo al Estrecho de Magallanes, en
búsqueda de los blindados peruanos que venían de Europa. Pero al no encontrarlos,
enrumbaron a Valparaíso, que días antes había sido bombardeada por la flota española.
La Unión regresó a Huito, donde permaneció dos meses, hasta que el 15 de mayo partió
nuevamente a Valparaíso. Luego se reunió con el resto de la flota aliada en Ancud, a la
espera de la llegada de la Independencia y el Huáscar.81
Mientras tanto, la guerra continuaba. La flota española se dirigió a las costas del Perú,
dispuesta a escarmentar al Callao, como lo hiciera con Valparaíso. Pero el puerto peruano
se hallaba preparado para responder el ataque. El 2 de mayo de 1866 se libró el combate
del Callao, que en el Perú se conoce como combate del Dos de Mayo. Después de más de
cuatro horas de intenso bombardeo, la escuadra española se retiró definitivamente, sin
haber cumplido sus objetivos. En dicho combate murió el ministro de Guerra y Marina del
Perú, José Gálvez.84
Finalmente, la Independencia y el Huáscar arribaron el 7 de junio de 1866 a Ancud.
Reunida pues, toda la flota peruana, el 11 de junio salieron todos con rumbo a Valparaíso,
puerto en el que permanecieron anclados cerca de dos meses, a órdenes del capitán de
navío Lizardo Montero.85
Luego, ordenó a los marinos renunciantes que se embarcaran en el transporte Callao, que
les debía trasladar al puerto chalaco. Todos ellos obedecieron y entregaron los buques a
los marinos venidos a bordo del mismo transporte. Grau dejó la Unión al capitán de
corbeta Camilo N. Carrillo.90
Los marinos renunciantes arribaron al Callao el 15 de agosto, siendo trasladados a la isla
San Lorenzo, frente al Callao, en condición de arrestados. Eran más de treinta. Fueron
sometidos a juicio, acusados de insubordinación, deserción y traición.91 Cabe señalar que
la reclusión en San Lorenzo no fue severa y que a varios de los marinos se les podía ver
en las calles del Callao, comprometidos bajo palabra a no salir de los límites del puerto.92
El juicio duró seis meses. El 24 de enero de 1867 los jefes y oficiales detenidos fueron
llevados de la isla San Lorenzo al puerto del Callao. Al día siguiente, entró en funciones el
Consejo de Guerra, presidido por el mariscal Antonio Gutiérrez de la Fuente e integrado
por los generales de división, Manuel Martínez de Aparicio, y José Rufino Echenique y por
los generales de brigada, Pedro Cisneros, Baltasar Caravedo, Luis La Puerta y Nicolás
Freire.86
Grau tuvo como defensor a Luciano Benjamín Cisneros (hermano del poeta Luis Benjamín
Cisneros), conspicuo representante del foro limeño. La defensa de Cisneros fue muy
brillante y se basó en que no hubo insubordinación, por cuanto Grau había acatado las
órdenes del gobierno al embarcarse en el transporte Callao; que no hubo rebelión, por
cuanto no había desobedecido órdenes sino sólo había planteado su renuncia; y
finalmente, que no podía ser desertor, por cuanto el Gobierno era quien lo había separado
de su cargo. Además, el hecho de indisciplina quedaba descartado, al haber presentado
su petición de renuncia antes de que Tucker se hiciera cargo del mando de la escuadra.86
La defensa de Cisneros, toda una joya de la oratoria forense, contenía las siguientes
conmovedoras palabras:93
Los marinos no han cometido ni la más ligera falta. Si alguna hay, será efecto de un noble
patriotismo, pero ¡las exageraciones del patriotismo se disimulan, no se penan... ¡No hay delito
señores, no hay delincuentes; solo hay mártires de la convicción y del deber que vienen a reclamar
con perfecto derecho, el derecho de ser solemnemente absueltos!